Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por medio de la percepción, el niño otorgará significado a la información que recibe a través de
los sentidos, tanto internos como externos. Gracias a diferentes mecanismos cerebrales, se dará un
proceso de reconocimiento, interpretación y clasificación de la información recibida que permitirá
al niño elaborar conceptos simples y complejos a nivel cognitivo.
Las diferentes teorías del desarrollo humano coinciden en que la base del desarrollo cognitivo son
los procesos perceptivos. Su sistema sensorial responde cuando detecta un estímulo, ya sea
auditivo, olfativo, visual, táctil o gustativo.
Los bebés, hasta los dos meses, responden a los sonidos dentro de la frecuencia del
habla y a los cuatro meses buscará la procedencia del sonido con la mirada para ver
qué lo produce.
- El desarrollo perceptivo olfativo tiene gran importancia está muy relacionado con la memoria,
participa en el desarrollo del vínculo del niño con su cuidador. (conoce el olor de la madre, el
padre..)
- En cuanto a la percepción táctil, muy desarrolladaen el momento del nacimiento, aunque tiende a
perfeccionarse durante los meses siguientes. Los bebés son sensibles al dolor producido por golpes,
pinchazos, etc. Asimismo, tienen capacidad para percibir cambios de temperatura y prefieren
temperaturas templadas a frías.
Los niños preescolares perfeccionan su capacidad para discriminar texturas. A los cuatro o cinco
años los niños son capaces de distinguir y apreciar distintos tipos de: superficies, consistencias,
materiales, temperaturas, formas, dimensiones, grados de humedad… A los cinco años surgen las
gnosias digitales, y los niños, con los ojos cerrados, son capaces de diferenciar e identificar los
dedos de una mano cuando se les toca con un punzón. Entre los nueve y los doce años se produce
una mejoría notable en las gnosias digitales.
A las pocas semanas, los bebés son capaces de percibir los bordes y la profundidad
de los objetos y muestran una preferencia hacia figuras compuestas por líneas curvas y rostros
humanos. La capacidad de reconocer caras seguirá perfeccionándose a lo largo de los primeros
doce meses, capacidad vinculada con la mielinización del fascículo longitudinal inferior.
Hacia los dos-tres meses, el bebé puede percibir los colores, la estructura general de una imagen y,
además, reconocer la cara de su madre o cuidador principal.
A partir de los tres meses tendrán lugar un determinado número de cambios perceptivos, sobre
todo en la capacidad de discriminación perceptiva y en la visión binocular que se debe a la
maduración de los órganos visuales, la corteza visual y las vías que conectan ambas estructuras.
Hacia el octavo mes, tanto la agudeza visual como la binocularidad muestran un desarrollo como el
de las personas adultas.
La integración de todas las informaciones sensoriales primarias se realiza en las áreas asociativas
secundarias de cada modalidad sensorial, produciendo una percepción globalizada dentro de cada
modalidad, permiten la elaboración, la síntesis y el reconocimiento de la información sensorial.
Hoy, sabemos que los bebés de cinco meses ya tienen conciencia perceptiva, es decir, son capaces
de integrar la información sensorial formando una representación mental del estímulo. La lesión en
estas áreas produce agnosias, incapacidad para comprender e interpretar el significado de los
estímulos sin que exista déficit sensorial que lo justifique. Por ejemplo, en la agnosia visual, el
sujeto vería algo, pero no podría decir lo que es.
A partir de los cinco o seis meses, los niños empiezan a utilizar claves como la pauta, la textura o el
color para diferenciar unos objetos de otros, y serán capaces de reconocer un mismo objeto,
aunque esté en diferente posición.
Entre el sexto y noveno mes, el bebé será capaz de extraer información sobre la forma cuando la
imagen completa está ausente, así como de percibir los movimientos humanos y las emociones
trasmitidas por los rostros humanos.
La fase de desarrollo máximo de la percepción visual se sitúa entre los tres años y medio y los
siete años y medio. Hacia los seis años, los niños son capaces de detectar y discriminar formas
simples, y comienzan a realizar actividades relacionadas con formas complejas e integración de
contornos.
El desarrollo perceptivo visual en la edad preescolar es muy relevante en el desarrollo del niño, ya
que contribuye a la orientación espacio-temporal, participa en el desarrollo de los precursores del
lenguaje (contacto visual) y en las interacciones sociales. (Importante para la lecto-escritura).
3
Tema 5: Desarrollo evolutivo de la percepción.
Bases de Neuropsicológicas
Las habilidades visuales superiores se desarrollan entre los seis y los once años, de
forma paulatina y progresiva. Algunas habilidades, como el reconocimiento de imágenes
degradadas o las habilidades visuoespaciales y visuomotras, continúan su desarrollo en edades
posteriores.
El desarrollo del procesamiento perceptivo implica desde el procesamiento del detalle hasta el de
la configuración global. Así, a los nueve años, los niños pasan de procesar los detalles de forma
aislada a integrar las partes en un todo. Hacia los 11 años, los niños ya son capaces de dominar
esta forma de procesamiento gestáltico (Bova et al., 2007).
La teoría de la Gestalt, «el todo es más que la suma de sus partes», junto con las ilusiones ópticas,
pone en evidencia que la percepción no está determinada objetivamente, también está
determinada por factores subjetivos. Esta teoría sostiene que primero captamos las totalidades y
después reconocemos los elementos particulares que constituyen esa totalidad, y lo hacemos con
base en nuestra experiencia y nuestras necesidades.
Los niños mayores de once años están capacitados para reconocer imágenes degradadas y
dominan las tareas relacionadas con la percepción de formas complejas e integración de contornos.
Entre los once y los trece años se produce un desarrollo en las áreas parietales involucradas en la
orientación espacial y, hasta la adolescencia tardía, de las regiones prefrontales involucradas en la
integración de la información sensorial. Por tanto, la adolescencia es una etapa de
perfeccionamiento de los procesos perceptivos.
Los trastornos y las alteraciones en la capacidad perceptiva pueden estar causados por una lesión
cerebral, una disfunción del sistema nervioso, por alteraciones en la capacidad perceptiva o incluso
por la falta de estimulación temprana.
Las agnosias que son alteraciones que se manifiestan en una imposibilidad de reconocer objetos a
través de una modalidad sensorial, por lo que existen agnosias visuales, auditivas, táctiles, olfativas
y gustativas. Por ejemplo, una persona con agnosia visual puede ver con normalidad, ya que el
funcionamiento de su sistema visual es correcto, pero es incapaz de interpretar o reconocer lo que
está viendo.
- Dorsal: se dirige al lóbulo parietal (occipito-parietal). Permite ubicar el objeto en el espacio (ruta
del dónde).Una lesión en la ruta dorsal impedirá que el niño interactúe adecuadamente con el
estímulo puesto que, a pesar de reconocer el objeto, tendrá problemas para situarlo en el espacio.
La vía central permite identificar los estímulos. La vía dorsal, por su parte, permite ubicarlos en el
espacio para interactuar con ellos.
La madurez perceptiva, especialmente de las áreas visuales y auditivas, estará muy vinculada con el
proceso de la lectura y la escritura. En los niños que presentan dificultades en el aprendizaje
comúnmente se encuentran disfunciones perceptuales. La lectura es una actividad cognitiva
compleja en la que intervienen también procesos perceptivos.
- Alteraciones en la discriminación perceptiva. Habilidad por la que las personas captan las
semejanzas o diferencias entre estímulos relacionados. Las dificultades de aprendizaje se
pueden asociar con problemas de discriminación visual, auditiva o táctil.