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La Ética de Aristóteles

La Ética es la rama de la Filosofía que reflexiona sobre el sentido de las acciones de los seres
humanos: ¿Para qué hago lo que hago? ¿Por qué?
Aristóteles, que fue alumno de Platón, sabe que todas las acciones que realizamos persiguen un
bien. Es decir, lo que hacemos es por algo. Cuando decimos que todo lo que hacemos persigue un
bien no significa que todo lo que hacemos está bien, o que lo hacemos porque pensamos que está
bien. Es muy probable que si le preguntamos a una persona que se robó un alfajor si lo que hizo
está bien, él responda que no, pero que lo hizo por algo, por ejemplo porque tenía hambre o
porque quería ser el más piola del curso…
Ahora bien, Aristóteles distingue entre dos tipos de bienes: los medios y los fines. Los primeros son
solo medios para alcanzar otros, por ejemplo el dinero siempre es medio para comprar algo
(aunque a veces parece que mucha gente no se da cuenta de eso y quiere dinero por el dinero
mismo) y los bienes que queremos por sí mismos, a los que queremos alcanzar a través de los
medios( por ejemplo la diversión que pagamos con el dinero).
Una situación concreta de nuestros días puede ser la siguiente: vamos a la escuela como medio
para obtener el título (fin). Pero enseguida nos damos cuenta que ese fin, el título, se transforma
en un medio para otro fin, conseguir un trabajo. Y este fin, el trabajo, no es un fin último, porque
trabajo como medio para ganar dinero. Y ya vimos que el dinero puede ser medio para otro fin. ¿Y
cuándo termina esta cadena de medios y fines? ¿O nunca termina?
Para Aristóteles debe terminar. Para él toda la naturaleza tiene una finalidad, un sentido, y las
acciones de los humanos también. Por lo tanto va a haber un bien que sea el fin último, ese que le
da sentido a todas las acciones que realizamos. Ese bien para Aristóteles es la felicidad.
De esta manera, el filósofo está diciendo que, al final, todo lo que hacemos, lo hacemos para
encontrar la felicidad.
Volviendo a la situación anterior, tal vez alguno esté pensando, “no, yo no voy a la escuela porque
me hace feliz”. Aristóteles le contestaría: “No, seguro. Pero si efectivamente vas a la escuela es
porque considerás que es necesario, para, al final, alcanzar la felicidad”. Es decir, vas a la escuela
porque pensás que es necesario para conseguir un trabajo, porque sin el trabajo no tendrías
dinero, que te permitiría comprar esas cosas que te hacen feliz. Al final, lo que hacés, esta
“iluminado” por la búsqueda de la felicidad.
Pero ¿por qué la felicidad es el fin último? Porque a la felicidad no la uso como medio para otra
cosa, sino que todo es un medio para la felicidad.
El fin último debe tener dos características: 1-debe ser final, esto es no debe ser medio para otra
cosa; y 2- autárquica, palabrita rara que podríamos traducir por autosuficiente, es decir que no se
subordina a nada, no depende de nada.
Hasta acá todo muy lindo, todos buscamos la felicidad. ¿Pero dónde la buscamos? Aristóteles se
da cuenta que muchos buscan la felicidad en el hedonismo, es decir en los placeres corporales,
como los que proporcionan la comida, la bebida, el dormir o el tener relaciones sexuales. Y va a
rechazar esta búsqueda, porque buscar la felicidad en esos placeres es típico de los animales, y él
quiere encontrar una felicidad plenamente humana. Un ser humano que base su felicidad en los
placeres estaría viviendo como un animal ( solo es cuestión de imaginarlo).
Y también rechaza el hedonismo porque no cumple con las características que se habían
propuesto para el fin último: el hedonismo no cumple con la autarquía, porque nos lleva a
depender de eso que nos dá el placer, ya sea la comida, la bebida o una persona con la que tener
relaciones.
Hay otros que buscan la felicidad en la fama o en el dinero. Este último ya vimos que no cumple
con ser final, porque siempre es medio. Y la fama no cumple con la autarquía porque siempre nos
lleva a depender de la mirada de los otros. Aristóteles murió hace 2400 años aproximadamente y
no llegó a conocer las redes sociales, pero claramente su filosofía es aplicable en estas épocas
donde todo el tiempo las personas se exponen a las miradas y “me gusta” de los demás, y una
porción al menos de su felicidad se basa en esa mirada ajena.
Pero es necesario aclarar que este filósofo no niega por completo el lugar que ocupan el dinero, el
reconocimiento y los placeres en la vida de las personas. Solo que no debe basarse nuestra
felicidad en estas cosas.
¿Dónde podemos encontrar la felicidad entonces? En la virtud. La virtud es la perfección en la
realización de lo propio de algo o alguien. Por ejemplo, un guitarrista virtuoso será aquel que
alcance la perfección tocando la guitarra. Messi, otro ejemplo, sería un futbolista virtuoso.
Pero lo que se está buscando es la virtud del ser humano en general. Para eso es necesario
encontrar lo que es propio del ser humano. Claramente lo propio del ser humano no puede ser el
tener hambre, por ejemplo, porque un perro tiene hambre y no es ser humano.
Lo propio del ser humano es el uso de la razón. Por lo que un ser humano virtuoso será aquel que
use su razón de la manera más perfecta posible.
Si retomamos un poquito se darán cuenta de que la felicidad se encontraba en la virtud, y la virtud
en la razón. Por lo tanto la felicidad se encontrará en el uso de la razón.(¡ y ustedes que pensaban
que la felicidad se encontraba en una Play 4!)

Ahora hay que diferenciar entre dos tipos de virtudes. Las éticas, que son las virtudes del carácter,
y las dianoéticas, que son las del conocimiento.
Las virtudes éticas tienen tres características: 1-tienen que ser resultado de una elección libre. Esto
significa que una persona no puede considerarse virtuosa si realiza una buena acción pero la hace
sin querer o lo obligan a ello.
2- son un hábito, es decir que no se considera virtuosa a una persona que un día actúa bien, otro
día mal, otro dia no le importa…un estudiante virtuoso será aquel que estudia siempre, no el que a
veces estudia, a veces se copia, a veces tiene suerte.
3- se hallan en un término medio, entre dos extremos que Aristóteles llama vicio, ya sea por
exceso o por defecto(falta). Por ejemplo un soldado virtuoso va a ser el soldado valiente. La
valentía está ubicada en el término medio. En el extremo por exceso se encuentra el temerario,
que es aquel que solo se pelea contra 50 y no dura ni 10 minutos. En el extremo opuesto esta el
vicio por falta de valentía, el cobarde, que se queda escondido en la batalla. Claramente ninguno
de los dos es un buen soldado. El buen soldado será el valiente, aquel que ayudado por su razón
sabe encontrar ese término medio, la prudencia de conocerse a sí mismo para saber cuándo
atacar, cuando esperar… los extremos son irracionales, el término medio es determinado por la
razón.
Otro aspecto importante del término medio es que es relativo a cada uno. Si soy Rambo, el
término medio en la batalla será uno, si soy el profesor de Filosofía el término medio será otro…
En el manejo del dinero sería igual. Si soy millonario, lo que puedo gastar (el término medio) será
uno: tal vez pueda gastar $10.000 en una noche. Si soy el profesor de Filosofía…

Por otro lado están las virtudes dianoéticas, que son varias, pero solo vamos a ver la más elevada
de todas, la más perfecta y la que me permitirá alcanzar la felicidad perfecta, plena.
Esa virtud es la sabiduría. Esta sabiduría es para Aristóteles la pura contemplación de la Verdad, la
captación de la Verdad a través del pensamiento. Esta sabiduría cumpliría con la autarquía y el ser
final, porque no depende ni necesita nada, porque es pensamiento que se nutre de sí mismo.
Pero Aristóteles sabe que ningún ser humano puede alcanzar esta sabiduría plena y
autosuficiente, porque siempre necesita de algo en el mundo en el que vive. Entonces la sabiduría
funciona como un ideal a alcanzar, aunque nunca se alcance del todo. El sentido de la vida del ser
humano sería acercarse lo máximo posible a ella. Por eso la vida es filosofía ( Filo= búsqueda,
amor; Sofía= sabiduría)

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