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Título: "El legado de Gabriela Mistral"

Escenario: Una biblioteca, con estanterías llenas de libros y una mesa con una silla en el centro. En
la pared se proyectan imágenes de Gabriela Mistral y su obra.

Personajes:

Ana, una joven estudiante universitaria apasionada por la literatura.

Gabriela, un personaje imaginario que representa el espíritu de Gabriela Mistral.

Escena 1:

Ana entra en la biblioteca y se sienta en la silla de la mesa. Mira a su alrededor y ve las imágenes
de Gabriela Mistral en la pared.

Ana: (para sí misma) Me encanta venir a la biblioteca, siempre encuentro inspiración aquí. Pero
hoy necesito algo especial, algo que me llene de esperanza y me haga creer que puedo lograr lo
que me propongo.

De repente, aparece Gabriela, un personaje imaginario que representa el espíritu de Gabriela


Mistral.

Gabriela: Hola Ana, ¿cómo estás?

Ana: (sorprendida) ¿Quién eres tú?

Gabriela: Soy Gabriela Mistral, la poeta chilena.

Ana: (emocionada) ¿Gabriela Mistral? ¡No lo puedo creer! He leído tus poemas, eres una de mis
escritoras favoritas.

Gabriela: Me alegra saber que mi obra te ha llegado al corazón. ¿Qué te trae hoy a la biblioteca?
Ana: (suspira) Tengo que escribir un ensayo para la universidad, pero no sé por dónde empezar.
Quiero escribir algo que tenga un impacto, que deje huella, pero me siento un poco perdida.

Gabriela: (sonriendo) Entiendo cómo te sientes. Yo también pasé por momentos de incertidumbre
en mi vida. Pero siempre supe que la literatura era mi pasión y mi salvación.

Ana: ¿Y cómo lo hiciste, Gabriela? ¿Cómo encontraste tu voz?

Gabriela: (tomando la mano de Ana) Escucha, Ana. Mi voz nació de mi dolor y mi soledad. Pero
también nació de mi esperanza y mi fe en un mundo mejor. Si quieres dejar huella con tus
palabras, debes escribir desde el corazón, desde tus propias experiencias y emociones. Debes ser
auténtica y honesta contigo misma.

Ana: (asintiendo) Sí, entiendo lo que dices. Pero a veces me da miedo ser tan vulnerable en mis
escritos.

Gabriela: (sonriendo de nuevo) Eso es normal, Ana. Pero recuerda que la literatura no es solo para
entretener, sino también para sanar, para enseñar, para inspirar. Si tienes algo importante que
decir, no tengas miedo de hacerlo. El mundo necesita más voces valientes y auténticas como la
tuya.

Ana: (tomando aire) Tienes razón, Gabriela. Gracias por tus palabras.

Gabriela: (sonriendo con ternura) De nada, Ana. Recuerda siempre mi legado, y el de tantas otras
escritoras que lucharon por hacerse oír. Sigue escribiendo, sigue soñando, y nunca te rindas.

Ana: (emocionada) Lo haré, Gabriela. Lo prometo.

La imagen de Gabriela Mistral desaparece, dejando a Ana sola en la biblioteca. Ana se levanta de la
silla, mira las estanterías llenas de libros y sonríe, sabiendo que tiene una gran tarea por delante
pero que cuenta con la inspiración y el legado de grandes escritoras como Gabriela Mistral. La luz
de la biblioteca se apaga, dejándola en la oscuridad, pero Ana sabe que siempre tendrá una luz en
su camino: la luz de la literatura y la inspiración. La obra termina con Ana saliendo de la biblioteca,
llena de energía y determinación para escribir su ensayo

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