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CRISIS FINANCIERA INTERNACIONAL

El 15 de septiembre de 2008, el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos


entró en bancarrota, desatando el pánico en Wall Street y en todas las bolsas del mundo ante
el temor a que otros bancos también cayeran. Frente al posible colapso del sistema
financiero, los índices bursátiles se desplomaron ante lo que ya parecía ser la peor crisis
desde la Gran Depresión del 29. La respiración de la economía global momentáneamente se
detuvo. 

El ‘crack’ financiero no se produjo de la noche a la mañana. Se gestó durante varios años.


No fue que un día los bancos levantaron las alfombras y se dieron cuenta de que estaban sin
dinero. En un intento de maximizar sus beneficios, las instituciones financieras durante la
década de los 2000 realizaron una serie de inversiones de alto riesgo, sobre todo otorgar
créditos a clientes que tenían unos ingresos muy ajustados para cubrir sus pagos mensuales. 

Fue entonces, en 2008, cuando estalló una crisis de liquidez que estranguló a miles de


grandes compañías y a millones de pequeñas y medianas empresas. Los bancos atravesaban
una mala racha y súbitamente dejaron de otorgar préstamos. Sin acceso a crédito, muchos
negocios no pueden funcionar, por lo que algunas empresas cerraron. Otras, en cambio,
recortaron gastos para tratar de capear el temporal.

¿Algunas consecuencias? Caída del PIB global del 5,1% en 2009 comparado con 2008,
según el Banco Mundial. Esto se tradujo en quiebras de empresas y rescates a bancos por los
Gobiernos con dinero público en los años posteriores. En el Perú tuvo consecuencias como
el crecimiento del PIB se redujo del 9,8% en 2008 al 0,8% en 2009, debido principalmente a
la pronunciada caída de la demanda externa, con la consecuente disminución de la
producción industrial, un fuerte proceso de ajuste de los inventarios y una reducción
significativa de la inversión privada.

El desempleo aumentó de forma alarmante y generalizada. Además, los trabajadores que


consiguieron mantener su empleo, vieron reducidos, drásticamente, sus salarios. Con ello,
aumentó la desigualdad y afectó a la cohesión social y la estabilidad del sistema, que
maximizaron las brechas en estos ámbitos.

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