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DOCUMENTO INTERNO

Desde 1925, las actividades de la Bolsa habían evolucionado tan


vertiginosamente como la producción industrial del país. La cotización de las
acciones subía regularmente de año en año, y fueron numerosos los
estadounidenses que hallaron en la especulación bolística la fuente de una
rápida fortuna: la fiebre de jugar a la Bolsa tentaba a todos los estratos de la
población de modo irresistible, tanto rentistas y jubilados como aprendices, que
ignoraban todo lo relativo a la industria, a la economía y a la misma Bolsa.
Todo el mundo consideraba que la economía del país se encaminaba hacia
niveles insospechados, y todos estaban persuadidos de que las “mejores
acciones” podían conseguirse con muy poco dinero, pensando que debía
aprovecharse de aquella buena suerte antes de que pudiera terminarse.

En los Estados Unidos, el descenso de consumo hizo que los stocks


acumulados crecieran, las inversiones se paralizaran y muchas empresas
tuviesen que cerrar sus puertas. La caída de la actividad industrial supuso una
desocupación generalizada, de tal manera que se calcula que hacia 1932,
existían en los Estados Unidos cerca de 13.000.000 de desocupados. La
depresión trajo también penuria en el campo, pues muchos agricultores se
arruinaron como consecuencia de la caída de los precios y de los mercados
agrícolas. Como solución desesperada para poder pagar sus deudas, gran
cantidad de trabajadores agrícolas vendieron sus tierras a precios irrisorios y se
fueron a trabajar al oeste. La pobreza no alcanzó solo a campesinos y obreros,
sino que se extendió a empleados, profesionales y capitalistas arruinados.

Podría decirse que la economía mundial ha transitado muy rápidamente de la


sobreproducción a la escasez, de los almacenes llenos a los escaparates
vacíos. Por ello, algunos medios han bautizado a la situación que vivimos como
“crisis de los contenedores” o “crisis del bitcoin”, en referencia al
encarecimiento y desbordamiento del transporte como también de la tecnología
que actualmente se vive en los comercios. Y como es natural, muchos expertos
buscan explicaciones en problemas de algunos mercados concretos, como el
petróleo, el transporte marítimo o los microchips.
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Antecedentes de la crisis financiera de 2008

La crisis financiera del año 2008 empezó por la burbuja inmobiliaria en el 2005,
en ese año los prestamistas crearon la práctica llamada crédito subprime el
cual consistían en hacer préstamos a personas que no podían acceder a una
hipoteca para una casa; estos créditos empezaban con interés bajo en los
primeros años para después aumentarse. Entre los años 2005 y 2006 las
personas debían de pagar, pero las tasas de estos créditos aumentaron en
gran nivel por lo que los propietarios no podían pagar o refinanciar los créditos.
En el año 2008 los bancos ya otorgaban préstamos porque las personas no
tenían liquidez.

Causas de la crisis de EE.UU de 2008

Durante la administración del presidente Ronald Reagan, se bajaron los


impuestos sin reducir el gasto del gobierno, y se creó la política de
desregulación de los mercados, lo cual contribuye a una acumulación de déficit
fiscal. En la administración de William Clinton se corrigió ese déficit, con el
aumento de impuestos a través de políticas de desregulación de los mercados
financieros. En los en que estuvo George W. Continuó la desregulación
financiera pero regresó la política fiscal de recortes impositivos, por lo que se
acumuló de nuevo déficit fiscal.  

Una de las causas estructurales fueron que los grandes consorcios que se
habían dedicado en Estados Unidos desde inicios de la administración de
Ronald Reagan logró que el departamento del tesoro dejara de interferir en los
mercados financieros y las bolsas de valores en New York y Chicago. En el
2001 Estados Unidos entró en recesión debido a un estallido de la burbuja
tecnológica a través del internet  todo esto originó que a primera vista las
respuestas de las autoridades a toda esta recesión fuera un éxito debido a que
la Reserva Federal fue capaz de impulsar una pronta recuperación mediante
una reducción de las tasas de interés. Luego para el corto plazo 2007-2008 el
plan del presidente en ese entonces George W. Bush fue ineficiente porque el
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planteaba revertir la recesión y una de las causas es porque inició tarde,


comenzando a finales de ese año cuando pudo comenzar en Marzo.  

Acerca del impacto a corto plazo de la crisis de 2008, cabe resaltar que las
repercusiones de la crisis fueron más allá de los Estados Unidos. Los bancos
de inversión sufren pérdidas en todo el mundo. El Banco Federal de los
Estados Unidos y el Banco Central Europeo intentan respaldar el mercado con
dinero, inyectando fondos disponibles en los bancos. Sin embargo, a corto
plazo, la ayuda no ha resuelto la crisis de liquidez, la confianza del consumidor
está en su punto más bajo (algunos se remontan a la década de 1950) y el
desempleo ha aumentado en EE. UU. y otros países desarrollados.

 Con respecto a los efectos a largo plazo de la crisis de 2008, el enfoque más
común es destacar los reveses económicos. Destaca la pérdida de la ventaja
de posguerra de Estados Unidos, que ya no controla el 50% de la industria
mundial y ya no ejerce el dominio monetario. El análisis destaca la pérdida de
empleos industriales, la expansión del sector de servicios y un déficit comercial,
con Estados Unidos descrito como un prestatario agobiado que depende del
flujo de capital extranjero para pagar su deuda pública. Estados Unidos
también posee un territorio aislado, lo que le impide repetir el retorno a la
gestión que logró Gran Bretaña a principios del siglo XX. A diferencia de otros
países, Estados Unidos juega un papel importante en la reproducción del
capital global. Estados Unidos ocupa una posición central en la organización de
la economía global.

Los bancos norteamericanos facilitaron la gestión autónoma de la liquidez


global, lo que consolidó el papel dominante de la City de Londres. Toda la
política de bancos de ayuda estatal implementada a nivel internacional fue
desarrollada primero por los banqueros estadounidenses, luego emprendida
por el gobierno de ese país y finalmente adoptada por otras grandes potencias.
El control estadounidense de las agencias calificadoras, la regulación de los
fondos, la regulación del capital mínimo y las restricciones al apalancamiento
serán el modelo a seguir a nivel mundial. La crisis del dólar conforme pasan los
años es inevitable desde la supremacía que tuvo en los años 50. El dólar se
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convirtió en el principal refugio monetario frente al desmoronamiento de los


bancos.

La tendencia a descender del dólar conduce a la pérdida del poder adquisitivo


de la sociedad y a una eterna crisis financiera. En la emergencia o crisis de ese
momento los acaudalados del mundo optaron por proteger sus ahorros en esa
divisa mientras que la moneda de Europa debió sostenerse con un anclaje que
el Banco Central Europeo sostuvo mediante tasas de interés superiores a las
vigentes en Estados Unidos.

La tendencia preeminente apuntó a disminuir la supremacía monetaria


norteamericana pero el euro hasta el día de hoy no se perfila como
reemplazante del dólar, el yen ni siquiera ambiciona disputar ese rol y el yuan
no opera todavía libremente en los mercados internacionales.

 El interés por preservar la estabilidad del dólar obedece a un propósito


comercial el cual es continuar la colocación de productos en el principal
mercado del mundo,  mediante la importación masiva de bienes y manteniendo
el ritmo de actividad mundial. Todos los exportadores intentan sostener su
cuota de ventas en Estados Unidos y esa tarea exige mantener la gravitación
del dólar.

Los teóricos de la declinación norteamericana no logran explicar por qué razón,


los concurrentes de la primera potencia apuestan al sostenimiento y no a la
caída de su rival.

 A la hora de observar el endeudamiento externo hay que notar no solo la


posición contable adversa de Estados Unidos, sino también la función
movilizadora que tiene ese desbalance sobre el flujo internacional de capitales
y mercancías.

Para capturar las tendencias en curso es necesario reconocer que la economía


norteamericana no se equipara con las restantes. Las variables en discusión-
cotización del dólar, la magnitud del déficit comercial y la envergadura del
bache presupuestario deben ser analizadas superando la perspectiva nacional
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comparativa. Hay que estudiar esos indicadores desde una dinámica imperial,
que sitúa a Estados Unidos como el corazón del capitalismo global.

 El problema central es que EE.UU. retrasa artificialmente la recesión durante


años, por miedo a sus efectos sociales, utilizando métodos no sostenibles,
como son el endeudamiento público y la reducción de los tipos de interés. Así,
llegaron a la recesión completamente endeudados, lo que agravan
posteriormente el rescate de sus bancos y empresas con fondos públicos

 El dólar es la moneda de cambio y de reserva internacional, y los países de


todos los continentes (Europa, Asia, Latinoamérica, Australia y África) la utilizan
en sus transacciones comerciales y tienen la mayoría de sus reservas en
dólares por lo que el dólar continuará con altas y bajas, pero seguirá vigente en
el panorama económico mundial siendo la moneda favorita de los bancos
centrales.

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