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ESQUEMAS INFANTILES

Aunque los esquemas infantiles pueden ser tan variados y diferentes como somos los individuos, sin
embargo podemos agruparlos en los siguientes tipos principales según los psicólogos Young, J.E. &
Klosko, J.S. (1993, 1994):

Esquema de abandono:

El niño ha sufrido abandono por parte de los padres o figuras de protección o apoyo principales. Esto le
genera un sentimiento de vacío y soledad que puede arrastrar durante toda su vida. Buscar parejas
lejanas o poco inplicadas en la relación y que reproduzcan el abandono paterno suele ser habitual con
este esquema. (leer más)

Esquema de abuso o desconfianza:

Cuando el niño ha sufrido el maltrato, las agresiones o los abusos sexuales de las figuras de protección
en la infancia, desarrollará un sentido de desconfianza en las relaciones con los demás, especialmente
cuando establece relaciones afectivas cercanas. Este esquema se puede haber desarrollado fuera del
marco familiar cuando el niño ha sufrido acoso escolar o experiencias fuertes de rechazo social. (leer
más)

Esquema de privación emocional:

Los padres han querido al niño pero no han podido transmitirle los aspectos nucleares de las relaciones
afectivas: cariño, protección, valoración y guía. Esta falta o privación afectiva hace que la persona que
desarrolla este esquema en la infancia busque, paradójicamente, relaciones frías, distantes o
indiferentes que activan el esquema de privación.

Esquema de aislamiento social:

El niño ha sido educado en un ambiente familiar aislado, diferente, cerrado, con valores diferentes o con
miedos sociales. Los padres han generado desconfianza hacia el entorno. El niño siente que no es igual
que los demás, no se siente aceptado por la gente, piensa que no es bien visto y que los otros prefieren
no relacionarse con él. Los psicólogos conocemos bien este tipo de problema en nuestras consultas. (leer
más)

Esquema de dependencia:

El niño ha sido muy protegido y se ha acostumbrado a depender de los padres o figuras de protección.
Tiene miedo a desenvolverse solo y tiene que buscar el apoyo de los otros. A lo largo de su desarrollo
buscará a personas que le sirvan de soporte y si no lo consigue se sentirá muy inseguro y vulnerable.

Esquema de vulnerabilidad:

El niño ha experimentado situaciones de peligro real o los padres han mostrado comportamientos
temerosos frente a diferentes situaciones reales o imaginarias como la enfermedades, los viajes, la
gente, el futuro, etc. El niño ha experimentado fuertes sentimientos de indefensión que le hacen sentir
muy vulnerable a las situaciones que le suponen algún tipo de riesgo. (leer más)

Esquema de imperfección:

A lo largo de la infancia el sujeto ha recibido mensajes invalidantes por parte de padres, hermanos
mayores, otros familiares significativos, profesores o compañeros de escuela. La críticas reiteradas sobre
el comportamiento, el aspecto físico, la inteligencia o la bondad o maldad del niño le generan una
imagen de imperfección. A veces este esquema no proviene de las críticas sino de la comparación con
otros niños, como hermanos, amigos o compañeros, que tienen mejores cualidades físicas, intelectuales
o morales.

Esquema de fracaso:

El niño ha experimentado repetidas ocasiones la no consecución de sus objetivos, sea porque no sabe
alcanzarlos o porque son excesivamente elevados. Los padres pueden poner el listón muy alto y el niño
nunca lo alcanza. El niño se compara con otros iguales que tienen más méritos y que le hacen sentir
fracasado. Los padres muestran frustración ante la no consecución de objetivos por parte del hijo y le
transmiten la idea de incapacidad y fracaso.

Esquema de subyugación:

Los padres controlan a su hijo de manera excesiva y castigan severamente cualquier comportamiento
que sea mal visto por ellos. El niño experimenta miedo a salirse de las normas familiares. Es incapaz de
rebelarse y adopta un comportamiento sumiso e interiormente resentido. De adulto tenderá a
someterse a las relaciones afectivas de manera excesiva y muy culposa cuando se rebela a los deseos de
la pareja.

Esquema de normas inalcanzables:

Los padres nunca están satisfechos con los resultados de los hijos. Hagan lo que hagan siempre falta
algo. Los padres no reconocen los méritos en sus hijos. Estos siempre tienen que luchar por alcanzar
objetivos que aunque los consigan pronto los sienten como insuficientes y tienes que seguir luchando
por objetivos más elevados y así sucesivamente.

Esquema de grandiosidad:

Los padres han consentido al hijo y le han dado todo lo que éste ha deseado. El niño cree que se lo
merece todo y que tiene derecho a que se le otorgue todo lo que desea. Los padres no saben establecer
límites y el hijo tiene un sentimiento de grandiosidad y no puede aceptar las frustraciones o las
limitaciones.

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