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PLANIFICACIÓN
En esta fase, se establecen las metas y se planifica como alcanzarlas, es decir, no solo se debe planificar qué
quiero hacer, sino también cómo debo hacerlo.
1. Tener metas claras de resultados y de las acciones que voy a realizar y que sean realistas
2. Se debe realizar una adecuada gestión y distribución del tiempo.
3. El establecimiento de una agenda de trabajo factible de cumplirse
3. Temporales
Es importante que las metas u objetivos que nos propongamos tengan una fecha de inicio y una fecha de
finalización. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de ir posponiendo el objetivo y dejarlo sin cumplir. Es muy útil
usar una agenda o un sistema de alarma
4. Medibles
La medición permite ver si estoy progresando o no en la meta. Sin una medición de metas, corro el riesgo de
pensar que estoy avanzando, cuando en realidad no lo estoy haciendo. Es importante desarrollar algún método
para poder medir el cumplimiento del objetivo: cantidad de tiempo de estudio, cantidad de páginas que vas a
estudiar cada día, cantidad de unidades, etc. También podemos desarrollar alguna metodología para determinar
si hemos cumplido con el objetivo. Por ejemplo, “poder explicar a otra persona los contenidos que estudié”,
“poder desarrollar un cuadro sinóptico con las cosas que aprendí hoy”, entre otras.
EJECUCIÓN
Las dificultades más frecuentes:
1. incumplir con la agenda que armaron o sea la planificación
2. usar estrategias superficiales de estudio, centradas en la repetición y el repaso
3. procrastinación
Procrastinación ansiosa
Para vencer la procrastinación ansiosa es importante gestionar los “pensamientos amenazantes”, es decir,
pensamientos que te convencen de que no eres capaz utilizando un “pensamiento antídoto”.
Gestionar la energía
Realizar muchas actividades al mismo tiempo puede ser semejante a no realizar ninguna.
Es importante disminuir la dispersión y darle foco a tu comportamiento evitando toda actividad que te disperse.
Si tu energía se dispersa, es probable que no llegues a alcanzar tus objetivos.
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Pautas para superar el uso de estrategias simples de estudio
1. Resumir información, anotar las ideas más importantes, manteniendo el orden en el que aparecen en el
texto original.
2. Representaciones gráficas: los esquemas, cuadros y diagramas son muy útiles para lograr un mejor
aprendizaje de los contenidos.
Esquemas y Diagramas
Ejemplo de esquema
Las ideas deben estar organizadas según su nivel de generalidad, de esta forma comenzamos introduciendo el
tema general y luego avanzamos desde las ideas o conceptos más generales hacia los más específicos,
representándolos ya sea de arriba hacia abajo, o de derecha a izquierda, como se muestra en la figura.
Los diagramas también permiten representar ideas y sus relaciones, aunque en estos casos generalmente se trata
de relaciones de causa-efecto o condicionales (“Si ocurre A, entonces B. Si no, C”) entre los conceptos o ideas.
El cuadro comparativo
Los cuadros comparativos constituyen representaciones que permiten identificar mediante un “golpe de vista” las
semejanzas, diferencias y/o diferencias entre dos o más datos, hechos, o situaciones. Por este motivo, son muy
útiles para resumir y visualizar ideas contrapuestas.
Lectura compresiva
Implica ir un poco “más allá” de las ideas que aparecen en los textos, para poder responder citando ejemplos,
argumentando, comparando semejanzas y diferencias, o aplicando los conceptos a situaciones prácticas.
Intentando vincular los conceptos e ideas que allí se plantean con los conocimientos que ya posees, con
experiencias previas o hechos que ya conozcas.
Otra estrategia válida es hacernos preguntas en relación al texto, como ejemplo: ¿Quién? ¿Dónde? ¿Qué?
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Esto también puede facilitarnos la tarea de comprender y elaborar un significado.
MONITOREO
La capacidad para monitorear el aprendizaje
1. genera mejoras a largo plazo
2. es indispensable para saber cuándo debo pedir ayuda.
3. es de gran importancia para que pueda ir efectuando paulatinamente cambios continuos que me lleven a
mejorar la manera en la cual aprendo
El monitoreo del propio aprendizaje permite que mejoremos nuestro proceso de estudio y que sepamos cuándo
debemos pedir ayuda
2. Desarrolla hábitos. Cada vez que repites un comportamiento, en tu cerebro se establecen asociaciones entre
tu memoria y el contexto. Esto significa que dicha conducta deja de ser un “proceso controlado” y pasa a ser
un “proceso automático”. Si repites un comportamiento entre los 21 y 60 días, podemos lograr que una
conducta se vuelva automática, es decir, se transforme en un hábito.
3. Fortalece tus creencias de autoeficacia. Las personas guían sus vidas en función de sus creencias de
autoeficacia. De hecho, para un rendimiento adecuado, la persona requiere tanto habilidades objetivas como
creencias fuertes acerca de su eficacia personal para llevar a cabo la tarea. Las creencias de autoeficacia
también influyen sobre los niveles de estrés. Las creencias de autoeficacia se nutren de diferentes fuentes.
3.1. La primera fuente son las experiencias previas de éxito las que aumentan las creencias de eficacia,
mientras que fracasos repetidos tienden a disminuirlas.
3.2. Es importante que mejores tus habilidades. Que el plan que te propongas consista en una acción que
puedas hacer todas las semanas. Identificar déficits y mejorar tus habilidades mediante actividades, que
cuanto más hagas, más aumentarán tus habilidades.
4. Experimenta emociones positivas. Las personas que experimentan con mayor frecuencia emociones positivas
tienen menor estrés, mejor rendimiento y mayor compromiso con las tareas que realizan. Seleccionar
actividades que te generan emociones positivas, y luego estipular qué días y en qué momento realizarás esa
actividad.
5. Comprométete con tus objetivos. La motivación a largo plazo requiere de visión a largo plazo. Recordar los
motivos que nos hicieron decidir que queríamos hacer una carrera y acceder a un título es muy útil.
La autorregulación del aprendizaje refiere al proceso por el cual un estudiante puede volverse dueño de su propio
aprendizaje, y para lograr esto no es suficiente con leer los textos o asistir a clase. Por el contrario, la
autorregulación involucra una serie de factores tales como establecer metas de estudio, estimar el tiempo y el
esfuerzo que demandará el logro de esas metas, utilizar estrategias de aprendizaje efectivas, ser capaz de
mantener el esfuerzo y solucionar dificultades y dudas, entre otros aspectos.
Se trata de una capacidad que puedes aprender a desarrollar y cultivar. Aprender a aprender no solo te ayudará
para cumplir tus metas académicas, también te permitirá seguir formándote luego de haber concluido tus
estudios.