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Tesis. Yliam Mencía Rivera
Tesis. Yliam Mencía Rivera
Instituto de Filosofía
Marzo, 2021
Santiago
2
Tabla de contenido
Introducción: ................................................................................................................... 4
II.2. Fedro: la fusión entre eros y philia, el ascenso erótico del intelecto a las ideas. .......38
II.2.1. Eros como fuerza irracional (Manía). ..................................................................................... 40
II.2.2. El eros a lo bello permite el ascenso a realidades inteligibles ................................................ 42
II.2.3. Philía como condicionante de la actitud filosófica ................................................................. 43
II.2.4. Armonía del eros y la razón como promoción del cultivo del alma. ...................................... 45
Conclusión ..................................................................................................................... 53
Bibliografía: ................................................................................................................... 56
4
Introducción:
1
Platón, "Gorgias", en Diálogos II: Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátilo (Madrid: Gredos,
2008).
2
Platón, Diálogos I: Apología, Critón, Eutifrón, Ion, Lisis, Cármides, Hipias Menor, Hipias Mayor,
Laques, Protágoras, trad. Emilio Lledó Iñigo y J. Calonge Ruiz, (Madrid: Gredos, 1981).
5
un orden en contraste con una actividad azarosa. El orden como operador nos proveería
de racionalidad3 y haría accesible el avance por la búsqueda de la vida buena. Se plantea
así, a la filosofía como una actividad que se sirve principalmente, más no exclusivamente,
de la razón. Es decir, la filosofía debe hacer uso de un método –orden en el despliegue de
la actividad– que permita alcanzar el alto grado de especulación que demanda el quehacer
filosófico (Gorgias 506d).4 El método, en el esquema socrático, es entendido como una
“actitud” (de búsqueda de la verdad, autocrítica, persistencia, reconocimiento del error,
honestidad, etc.) y es, por tanto, necesario distinguirlo de la noción moderna de método
entendido como una guía para la razón. El “orden” es subyacente y no es presentado de
forma explícita por parte de Sócrates.
3
Cf. Richard Robinson, Plato’s Earlier Dialectic, reimpresa (New York: Cornell University Press, 1941).
p 73.
4
Platón, Diálogos II.
7
I. 1. Función literario-dramática
Porque es que es impresionante, Fedro, lo que pasa con la escritura (γραφή), y por
lo que tanto se parece (ὅμοιον) a la pintura. En efecto, sus vástagos están ante
nosotros como si tuvieran vida; pero, si se les pregunta, algo, responde en el más
altivo de los silencios. Lo mismo pasa con las palabras (οἱ λόγοι). Podrías llegar
a creer como si lo que dicen (λέγειν) fuera pensándolo (φρονοῦντας); pero si
alguien pregunta queriendo aprender de lo que dicen, apuntan siempre y
únicamente a una y la misma cosa.”5 (Fedro, 275d)
5
Platón, "Fedro", en Diálogos III: Fedón; Banquete ; Fedro, (Madrid: Gredos, 1986).
9
filosófico que se pretende exponer en el escrito. No es sólo por motivos funcionales que
se busca darle sustento dramático al diálogo, sino, también, para hacerle frente al
problema de la escritura (γραφή) que se expone en los párrafos anteriores.
6
Cf. Marcelo Boeri, «Filosofía y drama en el Teeteto de Platón», en Eúnoia: estudios de filosofía antigua :
un homenaje a María Isabel Santa Cruz, Eúnoia: estudios de filosofía antigua : un homenaje a María Isabel
Santa Cruz, 2009, https://doi.org/978-958-719-223-0.
7
Cf. Marcelo Boeri, en "Filosofía y drama en el Teeteto" . P.229.
8
Cf. Michael Frede, «Plato’s Arguments and the Dialogue Form», en Methods of interpreting Plato and his
dialogues, (Oxford: Clarendon Press, 2011), 201-21. p, 217
10
se condice con una característica esencial del quehacer filosófico, a saber ‘no proclamar
poseer la verdad, sino que buscarla’. Si se proclamara por parte de Sócrates la irrestricta
y segura posesión del saber, sería más adecuado presentar dicha doctrina de la verdad en
un tratado escrito tradicional que no abra el espacio a ambigüedades. Pero, Sócrates y
Platón a través de él, declara “no saber” y autoimponerse la “búsqueda” de la verdad, y
se propone, así, reflexionar e invitar a sus interlocutores y lectores a ser parte de dicha
reflexión. Esta ambigüedad no es inabordable, sino que se basa en hacer reflexionar al
lector. Esto no significa que no haya en los diálogos posiciones más solidas o dogmáticas,
pero la doctrina que subyace en el diálogo señala una dirección clara a la respuesta del
cuestionamiento propuesto por Sócrates o sus interlocutores. La doctrina que subyace en
los diálogos no impide que Platón sea consciente de la apertura a la refutación o
cuestionamiento de sus planteamientos.
En pocas palabras, Sócrates quiere examinar su modo de vida para alcanzar la vida
buena y feliz, y dicha examinación requiere de una contraparte y del diálogo como medio
de expresión, que es lo que hace posible representar la dualidad que demanda un ejercicio
dialéctico. La dimensión dramático-literaria del diálogo es esencial para comprender el
quehacer filosófico al que Platón busca alentarnos. El diálogo, como medio de expresión
literaria, hace posible personificar dramáticamente a subjetividades que realizan la
examinación crítica en conjunto. Para conversar se necesitan dos, y el diálogo hace
posible la manifestación de dos (o más) intersubjetividades que le entreguen sustento a la
examinación crítica.
11
“No es deshonroso reconocer algo que no está bien, sino que de ello surge la
curación para el que recibe lo que se ha dicho no con mezquindad sino con buena
disposición” (Las Leyes I, 635a-b).9
En esta línea, Vlastos interpreta la refutación como la aceptación del error de una
premisa puesta a prueba durante el ejercicio dialéctico.10 De esta manera, es posible dar
cuenta de la estructura lógica implícita en el proceder del diálogo socrático de la siguiente
manera: primero, el interlocutor presenta una tesis ‘p’, la cual Sócrates identifica como
falsa para, posteriormente en el transcurso o final del diálogo, refutarla. Sócrates hace
posible la refutación al presentar nuevas premisas (‘q’, ‘r’, ‘s’ …) que posteriormente el
interlocutor aceptará. Dichas premisas nuevas (‘q’, ‘r’, ‘s’ …) implican, por su contenido,
la negación (‘no-p’) del argumento presentado inicialmente por el interlocutor.
Finalmente, Sócrates expone dicha consecuencia (‘no-p’) haciendo que su compañero de
9
Platón, "Las Leyes", enDiálogos VIII: Las leyes (I-VI), trad. Francisco L Lisi (Madrid: Gredos, 1999).
10
Cf. Gregory Vlastos, «The Socratic elenchus: method is all», en Socratic Studies, 1.a ed. (Cambridge
University Press, 1993), 1-38, https://doi.org/10.1017/CBO9780511518515.002. P.11
13
Todo acto de comprensión presupone un punto de vista (que se estructura con una
envoltura pre-comprensiva).16 Gadamer pone especial énfasis en las anticipaciones
11
Cf. Vlastos. P.22
12
Cf. Frede, «Plato’s Arguments and the Dialogue Form». P.216
13
Alejandro G. Vigo, «Platón, en torno a las condiciones y la función del diálogo cooperativo», en Tópicos.
Revista de Filosofía de Santa Fe, n.o 8-9 (10 de junio de 2018): 5-41, https://doi.org/10.14409/topicos.v0i8-
9.7404. P.20
14
Cf. Hans Georg Gadamer, en Verdad y método: fundamentos de una hermenéutica filosófica, trad. Ana
Agud y Rafael de Agapito Serrano (Salamanca: Sígueme, 1991). P.335
15
Cf. Vigo, «Platón, en torno a las condiciones y la función del diálogo cooperativo». p,20
16
Cf. Gadamer, Verdad y método. pp, 335-6.
14
17
Cf. Gadamer.Verdad y Método. p, 434
15
“Sóc. — (…) ¿Qué clase de hombre soy yo? Soy de aquellos que aceptan
gustosamente que se les refute (ἐλεγχθέντων), si no dicen la verdad, y de los que
refutan (ἐλεγξάντων) con gusto a su interlocutor, si yerra; pero que prefieren ser
refutados a refutar a otro, pues pienso que lo primero es un bien mayor, por cuanto
vale más librarse del peor de los males que librar a otro; porque creo que no existe
mal tan grave como una opinión errónea sobre el tema que ahora discutimos”18
(Gorgias 458a-b).
18
Platón, Gorgias
16
como una ‘purificación’ que posibilita la ‘cura’ del error. Un adecuado compañero de
conversación hará posible que se pueda comprobar, por medio del ejercicio dialéctico, el
contenido proposicional de los argumentos puestos a prueba. En este sentido, si se buscara
ganar la discusión, la refutación implicaría la derrota o el fin del intercambio de palabras.
En cambio, para la conversación filosófica, la refutación es considerada como el mayor
bien que se puede recibir, ya que permite ver el error y descartar falsas creencias. En un
contexto moral, la refutación es un bien aún más deseable, ya que permite evitar que se
tengan nociones erróneas respecto a la justicia o la virtud.
19
Cf. Vigo, «Platón, en torno a las condiciones y la función del diálogo cooperativo». p,17.
20
Cf. Vigo. «Platón, en torno a las condiciones y la función del diálogo cooperativo» p,17.
21
Cf. Vigo. «Platón, en torno a las condiciones y la función del diálogo cooperativo» p,18.
17
453a).22 El retórico quiere que su (o sus) contraparte(s) (esto es, la audiencia de un juicio
o asamblea) entre en concordancia con sus planteamientos. Como ya se señaló, esta es
una distinción capital respecto del proceder dialéctico, en cuanto que este no busca
alcanzar la concordancia con uno mismo por medio de artilugios retóricos, sino la
“concordancia con la verdad” por medio de argumentos.
22
Platón, Gorgias, en Diálogos II.
23
Cf. Robert Wardy, "The Birth of Rhetoric: Gorgias, Plato and Their Successors," en 1. publ. paperback,
Issues in Ancient Philosophy (London: Routledge, 1998), p,61.
24
Cf. C. J. Rowe y Malcolm Schofield, eds., The Cambridge history of Greek and Roman political thought
(Cambridge ; New York: Cambridge University Press, 2000). P,.172
25
(i) Todos desean la felicidad, pero no todos la eligen, (ii) la felicidad es la vida buena o virtuosa, (iii) para
elegir bien hay que poder distinguir los bienes reales de los aparentes (estos últimos parece que nos
conducen a la felicidad, pero no lo hacen), (iv) este saber coincide con la misma virtud (es decir, la meta
ya se encuentra contenida en el camino): por ejemplo, el valiente es quien “sabe” qué hay que temer y qué
no hay que temer. Temiendo correctamente, llego a ser feliz.
19
tienen una vinculación necesaria para alcanzar la vida buena. Se entiende por esquema
socrático estos cuatro puntos centrales: (i) Todos desean la felicidad, pero no todos la
eligen, (ii) la felicidad es buena o virtuosa, (iii) para elegir hay que poder distinguir los
bienes reales de los aparentes, (iv) este saber coincide con la misma virtud, es decir, la
meta ya se encuentra contenida en el camino (por ejemplo, el valiente es quien “sabe”
qué hay que temer y qué no hay que temer, temiendo correctamente, llega a ser feliz.
Siguiendo este esquema Sócrates, al hacer el ejercicio dialéctico con sus interlocutores,
no busca la refutación de su contraparte para hacerle daño o mermar su estado de
creencias, sino para purificarlo del error y guiarlo a la vida virtuosa. Por medio del
proceder dialéctico, el filósofo, busca llevar a otros y a sí mismo a la vida buena. Si el
alma (ψυχή) conoce qué es lo bueno y lo malo podrá de forma autónoma hacer el bien y,
en consecuencia, ser virtuosa. De esta manera, el filósofo, no busca la manipulación
forzosa o mañosa de la contraparte dialéctica, sino más bien hacer mejor al compañero de
diálogo y a sí mismo: ese es el fin propiamente filosófico del ejercicio dialéctico
socrático-platónico.
interlocutores, Sócrates pone a prueba sus propias convicciones para lograr nuevo
contenido –o una nueva disposición– moral.
26
Cf. Wardy, The Birth of Rhetoric. p.63
27
Cf. Gabriela Roxana Carone, «Socratic Rhetoric in the Gorgias», en Canadian Journal of Philosophy 35,
n.o 2 (junio de 2005): 221-41, https://doi.org/10.1080/00455091.2005.10716588. p,.211
28
Cf. Carone. “Socratic Rhetoric in the Gorgias” p,221
21
“otro” permite vislumbrar el valor del contenido ético de las convicciones morales puestas
a pruebas durante el ejercicio dialéctico. No basta con mostrar cuáles son las convicciones
éticas de la doctrina socrática de la virtud, sino que hay que ponerlas a prueba con una
contraparte. Esto nos permitirá reconocer el contenido universal de las premisas. El
“otro” ayuda a que la convicción personal tenga validez universal, porque esta
convicción deja de estar encerrada en su propio autoengaño, dejando someterse a
prueba por otro ser humano.
El Gorgias se desarrolla en un inicio entre Sócrates y Gorgias, quienes buscan definir qué
es formalmente la retórica. El diálogo toma un giro ético cuando se refuta a Gorgias
respecto a si es posible hacer uso de forma innoble de la retórica. Si la retórica (ῥητορικὴ)
versa sobre lo que se hace justamente (δικαίως) y lo que se hace injustamente (ἀδίκως),
un retórico que actúa de forma innoble no ejercería un correcto despliegue del quehacer
retórico. Así, señala Sócrates:
“Al oírte decir esto concebí la idea de que la retórica (ῥητορικὴ) no podía ser
nunca algo injusto (ἄδικον), puesto que sus discursos tratan siempre sobre la
justicia (δικαιοσύνη/δικαίως); cuando poco después dijiste que el orador podía
también emplear su arte injustamente (ἀδίκως), entonces, sorprendido y
considerando que no había concordancia en tus palabras, dije aquello de que, si tú
estabas de acuerdo conmigo en que es provechoso ser refutado (ἐλέγχεσθαι), era
conveniente seguir la conversación (διαλέγεσθαι); en el caso contrario,
abandonarla” (Gorgias, 460e-461a).
La retórica, del modo como es asumida desde el comienzo por Sócrates, no puede
ser algo injusto (ἄδικον) ya que sus discursos versan sobre la justicia
(δικαιοσύνη/δικαίως). Según esta tesis, si un retórico emplea su arte de forma injusta no
desarrollaría el arte retórico de forma correcta. Por tanto, si la retórica está vinculada a la
justicia (δικαίως), entonces, su arte no puede ser desplegado de forma injusta (ἄδικον).
La refutación (ἐλέγχεσθαι/ἔλεγχος) aquí es provechosa para Gorgias, ya que le muestra
la incoherencia que habría en sostener que la retórica es un arte vinculado a la justicia
(δικαιοσύνη), pero que se puede hacer de forma injusta (ἄδικον). Lo segundo a destacar
22
29
Cf. Wardy, en The Birth of Rhetoric. p, 67-8.
30
Cf. Charles H. Kahn, en Plato and the Socratic dialogue: the philosophical use of a literary form
(Cambridge; New York: Cambridge University Press, 1996). p,128.
23
31
Cf. Andrés Badenes, «Dimensiones dialéctica y retórica de la argumentación en el Gorgias de Platón», en
Circe de clásicos y modernos, Circe de clásicos y modernos, 9 (s. f.): 55-72. P.60
32
Cf. Badenes; Rowe y Schofield, The Cambridge history of Greek and Roman political thought. P.165
33
Platón, Gorgias, en Diálogos II.
24
que pueden ser distinguidos con los elementos de la retórica, pero lo esencial es
alcanzar el contenido ético que mejore a los participantes del diálogo.
Polo, además, critica las convicciones morales presentadas por Sócrates –(a) y
(b)–, aludiendo a que tales principios no los diría nunca nadie. Como ya afirmamos, la
crítica de Polo comienza acusando a Sócrates de apelar a la multitud, despertando, por
decirlo de algún modo, la “corrección política” de Gorgias, en esta réplica se apela a la
opinión de la multitud (ἔνδοξα) como criterio de corrección de las convicciones
presentadas por Sócrates (Gorgias 473e). Sócrates coincide con Polo, reconociendo que
él no quiere convencer a la multitud sino encontrar la verdad con el compañero de diálogo.
Como afirma Wardy en este respecto, la tarea de la filosofía es mucho más exigente que
la tarea de la “coincidencia” con la opinión común: la filosofía intenta más bien que los
interlocutores coincidan con el lógos, esto es, con una verdad que los trasciende. En este
sentido, Sócrates, como filósofo, sólo responde ante un único testigo, su contraparte en el
diálogo. Las opiniones externas son susceptibles de dirimir en favor de uno u otro por
(aparente) amistad34 o por simple convención, mientras que lo que busca Sócrates es usar
como criterio las razones puestas a prueba –por su contraparte en el diálogo– en el
ejercicio dialéctico para alcanzar la verdad y no un mero acuerdo ganado por la
convención social (ἔνδοξα).
Polo continúa con su réplica al responder que “es más miserable quien huye a una
condena que quien la sufre, no lo diría nadie nunca (Gorgias 473e- 474b), Sócrates
entonces lleva dicha premisa a revisar por medio del criterio de la vergüenza, de manera
que nadie aceptaría cometer injusticia o escapar a una condena puesto que dicha acción
supondría un acto reprochable y vergonzoso (esto hace que Sócrates utilice un medio
retórico para refutar a Polo). Esta respuesta funciona porque para Sócrates lo que es bueno
para el alma son las acciones justas; la justicia hace mejores a las almas. El cometer un
acto injusto haría un daño en el alma de la persona, por lo que el castigo le serviría como
purificación. Todos quieren actuar justamente, aunque no lo sepan, porque la injusticia
los dañará en un nivel espiritual. El castigo que se debe recibir por un acto inmoral o
injusto es un acto de justicia, mientras que, en cambio, huir de un castigo justo, es un acto
de injusticia. Nadie actúa mal, porque nadie quiere el mal para sí mismo, pues todo
34
La “verdadera amistad filosófica” no concede al otro un punto sin suficiente argumentación, pues los
verdaderos amigos saben que el error es el peor de los males.
25
Ahora bien, Sócrates responde a Polo declarando que el escapar de un castigo por
un acto justo es considerado como una acción vergonzosa. Kahn describe esta refutación
así: “Polus is refuted because he cannot reconcile his admiration for power and wealth,
no matter how obtained, with his recognition that unjust or criminal acts are generally
regarded as dishonorable and ‘shameful’.”36 Polo en su admiración por el/al poder y la
riqueza no se da cuenta de lo vergonzoso y deshonroso que sería actuar de manera
criminal o huir de una condena justa. De esta manera, puede pensarse que la culpa –y la
vergüenza– cumplen un rol social que hace posible la convivencia interpersonal. El
adquirir poder y riquezas de forma deshonrosa haría imposible la convivencia y dañaría
a un nivel espiritual a quien comete tales actos, de manera que no sería posible una vida
recta si el amor por el poder te induce a cometer actos criminales y vergonzosos. Sócrates
induce a Polo a la contradicción ya que Polo, aun cuando ha criticado previamente la
vergüenza de Gorgias, no puede negar lo vergonzoso que sería realizar un acto injusto o
criminal. En este caso Sócrates apela a la opinión común (ἔνδοξα) para mostrar la
inconsistencia de las réplicas de Polo. Además, el proceder del diálogo se vincula con el
punto (2) al apelar a la ἔνδοξα y con el punto (3) al hacer uso de medios emocionales para
convencer a la contraparte. De esta manera se refuta a Polo porque su convicción ética es
inmoral, al no querer aceptar la condena justa, en la medida en que se ha mostrado que,
al menos en su dimensión social, es un acto deshonroso. En este sentido, cabe decir que
Sócrates logra la refutación no sólo por medios dialécticos, sino que también por medios
retóricos, consistiendo lo esencial del diálogo en poner a prueba las convicciones de
Sócrates y Polo para ayudarnos en el cultivo de convicciones éticas respecto a los
35
Cf. Kahn, Plato and the Socratic dialogue. p,139.
36
Kahn. Plato and the Socratic dialogue. p,135 “Polo es refutado porque él no puede reconciliar su
admiración por el poder y la riqueza, sin importar como obtenerlo, con este reconocimiento de que los
actos injustos o criminales son generalmente considerados como deshonrosos y ‘vergonzosos’”.
26
La otra premisa puesta a prueba por Calicles es que la justicia se basa en el derecho
de los más fuertes a gobernar. El problema de plantear el derecho de los más fuertes para
gobernar es que este “derecho” va en contra de su integridad como retórico, ya que el
retórico busca el convencimiento de una audiencia; dicho de otra manera, el discurso
retórico tiene relación íntima con el convencimiento y adulación de las masas. En este
sentido, parece contradictorio usar la retórica, que en su finalidad práctica busca contentar
a las masas, para restringir luego el poder a los más fuertes.37 Se muestra así que la
posición de Calicles está destinada a ser refutada, pues no puede vincular la praxis de su
quehacer retórico con el argumento que busca defender. Su argumento naufraga ya que
no puede separar su convicción –moral del fuerte– con su quehacer práctico, esto es, la
retórica. Si Calicles busca el convencimiento de una audiencia, el desestimarla y
proclamar el derecho del más fuerte a gobernar, va en contra del fin de su propio quehacer.
37
Cf. Wardy, The Birth of Rhetoric. p,76.
27
justo por no recibir algún tipo de daño. En palabras más simples, el filósofo responde
que lo vergonzoso es cometer injusticia, nunca padecer una. Con esta respuesta, Sócrates
invierte la carga de la vergüenza y contesta de manera coherente con sus propios
principios éticos el ataque de Calicles.38
38
Cf. Badenes, "Dimensiones dialéctica y retórica de la argumentación en el Gorgias de Platón". p, 66.
28
vergüenza son elementos necesarios para poder progresar en un ejercicio dialéctico, pues
no basta con “franqueza para hablar” o una vergüenza paralizadora, pues ambas, en su
justa medida, nos permiten asegurar la progresión del discurrir dialógico.39
En este sentido, es posible concluir en este apartado que la vergüenza nos conduce
a una consideración más amplia de la audiencia, mientras que una mala παρρησία nos
hace alejarnos de nuestra relación con la audiencia. Badenes sugiere, en este sentido,
entender a la vergüenza como un recurso retórico y la “franqueza” como uno dialéctico.40
Calicles, por ejemplo, utiliza en los momentos ofensivos una posición más retórica,
aludiendo a la vergüenza, y una posición más “dialéctica” cuando se defiende de Sócrates
-alegando παρρησία.41 Lo esencial es que los recursos, sean retóricos o dialécticos, deben
ir acompañados de benevolencia para que haya cooperación en el diálogo.
39
Cf. Badenes."Dimensiones dialéctica y retórica de la argumentación en el Gorgias de Platón" p,64-5.
40
Cf. Badenes. "Dimensiones dialéctica y retórica de la argumentación en el Gorgias de Platón".
41
Cf. Badenes. "Dimensiones dialéctica y retórica de la argumentación en el Gorgias de Platón" p,63.
42
Cf. Carone, "Socratic Rhetoric in the Gorgias". p, 228.
43
Cf. Carone. "Socratic Rhetoric in the Gorgias". p,.229.
29
Respecto al punto (ii) que se aborda en este capítulo –cómo los recursos
dialécticos y retóricos desde sí mismos, implican una cierta moralidad y actitud frente a
la verdad– es posible concluir que: Sócrates, a pesar de estar realizando un ejercicio
crítico de la retórica, hace uso de recursos retóricos (apela a la audiencia, sentimientos
morales y uso, a veces, de largos discursos para responder) durante el transcurso del
44
Cf. Kahn, "Plato and the Socratic dialogue". p,140.
45
Cf. Kahn. "Plato and the Socratic dialogue". p,141.
30
las leyes, ciencias y bellos razonamientos, hasta, finalmente, desear la belleza en sí.
(Banquete 211c).46
En el Banquete, Diotima presenta al amante (ἐρῶν) como el que ama -desea- (ἐρᾷ) lo
bueno (ἀγαθῶν) para lograr la felicidad (εὐδαιμονία):
‘Di Sócrates, el amante (ἐρῶν) de las cosas buenas ama (ἐρᾷ); pero ¿qué ama
(ἐρᾷ)?’. “Poseerlas” “¿Y qué será de aquel que posea lo bueno
(τἀγαθά/ἀγαθός)?”. “A eso si puedo responder” -dije-, será dichoso (εὐδαίμων)”.
En efecto, los dichosos (οἱ εὐδαίμονες) son dichosos porque poseen lo bueno
(ἀγαθῶν), y ahora ya no se necesita preguntar: ‘¿para qué quiere ser dichoso el
que quiere serlo?’, sino que, con esto, la respuesta parece alcanzar el objetivo
buscado” (Banquete 204e-205a).47
Platón expone la íntima relación que hay entre el amor (ἐρως) y la felicidad
(εὐδαιμονία). El amante de ‘lo bueno’ (ἀγαθῶν) desea (ἐρᾷ) y quiere la posesión de lo
bueno (ἀγαθῶν) – y lo bello (καλόν). Si se cumple este deseo la consecuencia será la
dicha o felicidad (εὐδαίμων)- de quien posea el bien. Sócrates identifica lo bello con lo
bueno (Banquete 204e), de manera que este deseo, el cual es motor de movimiento de
nuestra alma, se encamina a la bondad para posibilitar la felicidad. El dichoso (εὐδαίμων),
en el esquema presentado por Platón, es el que posee ‘lo bueno (ἀγαθῶν)’, de manera que
la bondad -la consecución y obtención del bien- es un aspecto necesario para la felicidad.
46
Respecto al eros, se utilizará la denominación de deseo
47
Platón, Banquete, trad. Ezequiel Ludueña, 1a (Buenos Aires: Colihue (ColihueClásica), 2015).
33
¿Qué dirección han de tomar quienes persiguen ese fin (poseer lo bueno siempre),
es decir, qué han de hacer para que su afán y su esfuerzo puedan ser llamados
eros?... Dar a luz en lo bello (καλῷ), tanto con el cuerpo (σῶμα) como con el alma
(ψυχήν). (Banquete, 206b)
48
Cf. Mary P Nichols, Socrates on Friendship and Community: Reflections on Plato’s Symposium,
Phaedrus, and Lysis (Cambridge; New York: Cambridge University Press, 2009), (Consultado el 20 de
arbil del 2020)
http://proxy.cegepat.qc.ca/login?url=http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&scope=site&db
=nlebk&AN=269246 . p,64.
49
Frisbee Sheffield, "The “Symposium” and Platonic Ethics: Plato, Vlastos, and a Misguided Debate",
Brill, phronesis, 57, n.o no2 (2012): 117-41, (Consultado el 23 de mayo de 2020)
https://doi.org/156852812X628989.
50
Cf. Sheffield, The “Symposium” and Platonic Ethics: Plato, Vlastos, and a Misguided Debate, 2012
p,125.
34
engendrar bellos discursos con una bella alma. Diotima se cuestiona cómo se ha de
proceder para lograr la posesión eterna de lo bueno, a lo que ella misma responde: “dar a
luz en lo bello (καλῷ), tanto con el cuerpo (σῶμα) como con el alma (ψυχήν)”. La
generación y procreación es llevada al grado espiritual. Esta concepción da cuenta de la
mediación racional, que nos plantea Platón, para hacer efectiva la experiencia erótica. No
basta con la experiencia corporal para alcanzar la felicidad, se debe dar también una
experiencia erótica de carácter espiritual.
Después, es preciso que considere más digna de veneración la belleza de las almas
(ψυχαῖς κάλλος) que la del cuerpo (τῷ σώματι), de suerte que si alguien es bueno
del alma (τὴν ψυχήν), aunque físicamente poco agraciado, ello le baste para
desearlo (ἐρᾶν), para ocuparse de él, para dar a luz y buscar los razonamientos
(λόγους) que vuelven mejores a los muchachos…. (Banquete, 210b-c).
51
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. P.69
35
II.1.2. Erós socrático y su camino a la contemplación de la belleza del alma y las formas
Con lo anteriormente expuesto, el eros que presenta Platón será entendido como
el deseo que es mediado por la razón. Con esto surge la duda respecto de hacia dónde se
encamina el eros socrático, si hacia un alma bella o hacia lo Bello en sí. Diotima responde
que uno se encamina a un alma bella porque esta participa de la belleza en sí.
Platón presenta como fin importante del quehacer filosófico esa búsqueda por la sabiduría
(σοφία). Se realiza una comparación de la naturaleza del filósofo (φιλόσοφον), que es
intermedia -se encuentra entre el sabio (σοφοῦ) y el ignorante (ἀμαθοῦς) -, y la del Eros
(Ἔρως), que es deseo de lo bello (καλόν) –también se ahondará sobre esta naturaleza
intermedia en el Lisis (véase capítulo II.3.). De esta manera afirma Diotima:
Pues ciertamente la sabiduría (ἡ σοφία) se cuenta entre las cosas más bellas
(καλλίστων), y Eros (Ἔρως) es eros (ἔρως/deseo) de lo bello (καλόν), de suerte
que es necesario que Eros sea filósofo (φιλόσοφον), y el filósofo (φιλόσοφον) está
entre el sabio (σοφοῦ) y el ignorante (ἀμαθοῦς). (Banquete, 204b)
El Eros, es el deseo (ἔρως) por lo bello (καλόν). El filósofo desea (ἐρᾷ) la sabiduría
(σοφία). La sabiduría (σοφία) se encuentra entre las cosas más bellas (καλλίστων) . Esta
comparación permite vislumbrar la conexión que hay entre el ἔρως (como deseo) y el
52
Cf. Marcelo Boeri, «Ἔρως y Συνουσία En El Simposio», Plato in Symposium: Selected Papers from the
Tenth Symposium Platonicum 35 (2016): 362-70. P.364.
53
Cf. Boeri. Ἔρως y Συνουσία En El Simposio. p, 364.
54
Cf. Boeri. Ἔρως y Συνουσία En El Simposio. p, 365.
36
Pero entonces, ¿cómo se debe proceder para realizar esa ascensión? Diotima describe la
ascensión de la experiencia erótica de la siguiente manera:
Se empieza (ἀρχόμενον) por las cosas bellas (καλῶν) que nos rodean y se asciende,
sin cesar, utilizándolas como peldaños, en pos de lo bello (καλοῦ) (Banquete,
211c).
Las cosas bellas son apreciadas primero por las que primero nos encontramos, esto
es: los cuerpos bellos. Luego, se deberá rescatar lo bello que hay en ellos para ir
ascendiendo hasta llegar a la belleza en sí. El ascenso erótico que describe Diotima, ese
impulso erótico, busca lo carnal, pero con la correcta mediación de la razón puede recibir
una gratificación superior en la contemplación de las formas.55 Uno de los enfoques más
importantes del Banquete y que permite entender la dimensión afectiva del ejercicio
dialéctico es cómo el deseo de belleza para el filósofo debe ir encaminado a la
contemplación de lo bello como forma.56
55
Cf. Boeri. Ἔρως y Συνουσία En El Simposio P.368
56
Cf. Sheffield, "The “Symposium” and Platonic Ethics: Plato, Vlastos, and a Misguided Debate". P.118
37
II.1.3. Philía filosófica como la relación basada en una aspiración compartida por la
sabiduría
Ahora es momento de atender a cómo el “otro” forma parte de este ascenso propio
del quehacer filosófico recién descrito. Para Platón el filósofo es el que produce virtud en
otros al alcanzar la verdad.57 El punto central de la exposición del eros es que es el deseo
el responsable de traer la posesión de las cosas buenas para el agente. La adquisición del
Eros es una parte constitutiva para la felicidad del agente.58 Cuando las cosas bellas son
tomadas en consideración y se eleva la mirada a aquellas cosas buenas que carecen de un
cuerpo cambiante, el fin del acto erótico será la felicidad.
En el Banquete Platón expone cómo el eros es una fuerza que posibilita una
ascensión a la felicidad. Cuando se ama se desea y, cuando se desea, se desea lo bello.
57
Cf. Sheffield. The “Symposium” and Platonic Ethics: Plato, Vlastos, and a Misguided Debate. p, 134.
58
Cf. Sheffield. The “Symposium” and Platonic Ethics: Plato, Vlastos, and a Misguided Debate. p, 136.
59
Cf. Sheffield. The “Symposium” and Platonic Ethics: Plato, Vlastos, and a Misguided Debate. p, 132.
38
Platón nos invita a combinar el impulso del eros con el apoyo de la razón para lograr el
cultivo del alma al dar a luz bellos discursos que puedan hacer mejores a los hombres. El
eros, en el Banquete, es expuesto como un elemento esencial para la consecución del
quehacer filosófico. No basta con alcanzar el bien y la virtud, sino que se debe querer
alcanzar el bien y la virtud.
II.2. Fedro: la fusión entre eros y philia, el ascenso erótico del intelecto a las ideas.
En el diálogo del Fedro Platón expone cómo el amigo filosófico puede servir
como un puente que permita reconocer virtudes y encaminar el alma a un cierto tipo de
vida buena. El alma, en la concepción platónica, se encuentra en un estado caído, pues
antes de habitar en un cuerpo habitó de forma separada en el mundo de las ideas. En el
terreno espiritual, el alma, seguía a cierto dios, por ejemplo, Zeus -cada alma puede
perseguir un dios distinto dependiendo de su carácter. El hecho de que un alma sea
seguidora de un dios hace que su carácter sea más próximo al mismo tipo de alma que
tiene, es decir, si el alma de una persona adoraba a un cierto tipo de dios en el mundo
espiritual, entonces le será más fácil coincidir con otra alma que también haya a adorado
al mismo dios. En otras palabras, si un alma en su existencia celeste, previa a su caída en
el cuerpo, siguió al dios Ares, será un alma afín a otra que también haya sido seguidora
de este dios.
60
Cf. Graeme Nicholson, Plato’s Phaedrus: the philosophy of love, en Purdue University Press series in the
history of philosophy (West Lafayette, Ind: Purdue University Press, 1999). pp, 149-50.
39
Cada uno escoge, según esto, una forma del Amor (Ἔρωτα) hacia los bellos (τῶν
καλῶν), y como si aquel amado fuera su mismo dios (θεὸν), se fabrica una imagen
que adorna para honrarla y rendirle culto (Fedro, 252 d-e).
Platón muestra aquí la relación que hay entre el amor a la belleza y a un amigo.
Al amado se le ama por las propiedades inmateriales que este detenta. En cambio, a un
amado, en el sentido sexual y más intuitivo de la palabra, se le ama (desea) por sus
características físicas. En cambio, al amigo, se le valora por la belleza en su alma. Un
amigo bueno, que posee cierto grado de virtud en su alma, permitirá, al amigo filosófico,
generar reconocimiento y admiración por la bondad que habita en el amigo, todo esto en
función de lograr la consecución de la vida buena. La relación de estos amigos les permite
recordar y cultivar una manera de vivir acorde a la del dios que seguían en la realidad
celeste de acuerdo al mito presentado por Platón en el diálogo. Es por medio de una
relación de amistad filosófica que se hace posible una elevación divina que permita
reconocer el bien del otro y cultivar en conjunto al amado la vida filosófica.
En este sentido, Sócrates describe la amistad como un intento por imitar al otro en la
virtud que posea:
De esta forma, los amigos participan de la virtud del dios que siguen por medio
del cultivo en el alma del bien que reconocen entre ellos. En el proyecto vital que nos
presenta en estos pasajes, Platón nos invita a encontrar un amigo en el cual reconozcamos
un bien y que en conjunto cultivemos ese bien para lograr la virtud y la sabiduría. Los
amigos funcionan como un espejo donde estos pueden reconocer el bien. Para lograr esto
deben ordenar sus pasiones y no dejarse llevar por sus impulsos más bajos. Al buscar el
bien del alma del amigo, ambos, en conjunto, lograrán la elevación a la virtud que veneran
en ellos y en el dios al cual siguen.
40
La philía es una especie de reflejo del amor, es un deseo, pero con menor intensidad,
como señala Sócrates, la philía es:
Un reflejo del amor, un anti-amor, (Anteros) es lo que tiene. Esta convencido, sin
embargo, de que no es amor sino amistad (φιλεῖν), y así lo llama. Ansía, igual que
aquél, pero más débilmente, ver, tocar, besar, acostarse a su lado (Fedro, 255e).
Los amigos desean, pero en un nivel de intensidad menor de modo que no caen en
los vicios propios de una relación amorosa basado puramente en la satisfacción del deseo
sexual. No sienten envidia, ni buscan la posesión o el debilitamiento de su amante para
poder poseerlo. Sienten amor y padecen todas las emociones propias de un amante, pero
son capaces de controlarlas y amar de igual manera al amigo. Se desea al amigo y, gracias
a la intervención de la razón en la relación de amor, se le desea con la debida intensidad
y siempre con vistas a las características virtuosas del alma del otro.
Sócrates describe al eros como una locura (manía), es decir, como una fuerza irracional.
Esto no lo hace necesariamente malo, puesto que hay locuras cuyo origen las vuelve
buenas, esto porque existe la posibilidad de que sea considerado un regalo de los dioses61.
Con esto, Platón, quiere decir que es gracias al deseo (eros) que el hombre puede lograr
la elevación necesaria para contemplar el terreno celeste que su alma alguna vez habitó:
Así que, de todas las formas de <<entusiasmo>>, es ésta la mejor de las mejores,
tanto para el que la tiene, como para el que con ella se comunica: y el partícipe de
61
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. p, 106
41
esta manía (τῆς μανίας), el amante (ὁ ἐρῶν) de los bellos (τῶν καλῶν), se le llama
enamorado (ἐραστὴς). (Fedro, 249d-e)62
El enamorado (ἐραστὴς) es definido acá por Sócrates como “el amante de los
bellos (ὁ ἐρῶν τῶν καλῶν)”. El impulso que siente el amante se dirige a las cosas bellas.
En este apartado, Platón presenta al eros como una de las mejores formas de manía porque
nos guía hacia lo bello. La pulsión (manía) del amante no es mala, a pesar de ser una
fuerza irracional, porque lo hace querer lo bello. Para que la manía sea provechosa en la
vida del filósofo debe este contar con el apoyo de la razón. Con el apoyo adecuado de la
dimensión racional, el eros se encaminará a la contemplación de lo Bello en sí y no se
distraerá en la belleza de los cuerpos.
En esta línea Price describe cómo en un inicio del diálogo se plantea el amor como
una especie de deseo que prevalece por sobre la razón.63 Esta noción se puede encontrar
también en la República (manía, 573a), donde también se describe al eros como un deseo
irrefrenable.64 El eros efectivamente es una fuerza irracional interna que va a dificultar el
dominio de la razón y, por este motivo, Platón conmina al filósofo a hacerse cargo de esta
fuerza irracional y hacerla entrar en armonía con la dimensión racional del alma del
hombre. Es decir, el hombre debe resolver la tensión interna que le pueda provocar un
deseo irracional como el eros con las fuerzas racionales que habitan en su alma.
Al ser una fuerza que mueve el alma del hombre se convierte en un principio de
movimiento. El alma por sí es un principio de movimiento, como se subraya en el inicio
del diálogo. En este sentido, aquello que ama el hombre, ese objeto de deseo, también
será principio de movimiento (245c-d).65 Lo erótico en el alma, siguiendo la exposición
de Nichols, es el lugar donde la actividad y la vida del alma se genera y que le provee de
la dirección a aquello que la pueda enriquecer.66 Con esto surge la interrogante de cómo
conectar el eros, que es una fuerza irracional en el alma, con la parte racional del alma.
62
Platón. Fedro, enDiálogos III: Fedón ; Banquete ; Fedro.
63
Cf. Anthony W. Price, Love and Friendship in Plato and Aristotle, Repr. (with additions and corr.), en
Clarendon Paperbacks (Oxford: Clarendon Press, 1997). p,61
64
Cf. Price Love and Friendship in Plato and Aristotle,. p,63
65
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. p,113
66
Cf. Nichols. Socrates on Friendship and Community. p,112
42
Se concluye con lo expuesto en este apartado que el eros es una locura (manía)
positiva para el alma en cuanto la guía hacia las cosas bellas y es un principio de
movimiento para la misma. Además, si tiene apoyo de la dimensión racional del alma, el
eros podrá lograr la dirección correcta para alcanzar contenido inmaterial y alcanzar la
Belleza en si.
Uno de los objetivos fundamentales del Fedro es mostrar cómo se puede hacer
coincidir la parte reflexiva del alma con la no-reflexiva. La parte reflexiva y la correcta
disposición podrán permitir el ascenso a las formas. Primero se debe apreciar los cuerpos
bellos para luego ascender y apreciar las bellas almas67 (véase apartado II.1). Lo central
es guiar al Eros a lo bello dejando de lado lo material, de manera que se pueda acceder a
las realidades inteligibles.
Platón presenta en el Fedro a los amigos como esos que comparten el mismo tipo
de alma. En este sentido, es posible decir que el amor de los amigos es una suerte de amor
por sí mismo.68 Se ama al amigo en la medida que permita no caer en la sola
contemplación del cuerpo, sino que contemplan entre ellos la belleza de sus almas de
forma que puedan reconocer la virtud que habita en ellos y en conjunto puedan hacerla
crecer. Este auto-amor no es “egoísmo” en la medida que se trata de amar en el otro lo
que permite el ascenso de la propia alma; este amor se basa en una autentica apropiación
de lo Bello en el otro y no en una reducción del otro a mero medio para el ascenso de uno.
Sócrates describe de esta manera cómo lo bello es materia que alimenta el alma y que
posibilita la fuerza para la ascensión de la misma:
Y lo divino es bello, sabio, bueno y otras cosas por el estilo. De esto se alimenta
y con esto crece, sobre todo, el plumaje del alma (Fedro, 246e).
Platón presenta así tanto el rasgo divino de lo bello, como el modo de elevación.
Para lograr la ascensión, el alma, debe nutrirse de experiencias estéticas que la preparen
para la elevación. De esta forma, el eros encaminado a lo bello69 y con la dirección
67
Cf. Price, Love and Friendship in Plato and Aristotle. p,57.
68
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. p,94.
69
Cf. Nicholson, Plato’s Phaedrus. P.199
43
correcta -dada por la dimensión racional del hombre- permitirá la ascensión a las
realidades inteligibles. El deseo, sí tiene un fundamento racional, podrá cultivar y
promover la ascensión del alma humana.70
De esta manera, el eros se comprende como una fuerza irracional que puede ser
guiada por la razón para lograr el cultivo y mejoramiento del alma humana. Para el
quehacer filosófico es el lazo de amistad el que permitirá la ascensión por medio del
diálogo. Sheffield describe la amistad socrático-platónica como una relación de amor
donde el amado y el amante resultan beneficiados de ese lazo afectivo.71 De esta forma,
si el amante y el amado promueven la actitud filosófica se hará posible una relación de
amistad filosófica que permitirá el efectivo desenvolvimiento de un quehacer filosófico.
70
Cf. Frisbee Sheffield, «VIII-BeyondEros: Friendship in ThePhaedrus», Proceedings of the Aristotelian
Society (Hardback) 111, n.o 2pt2 (abril de 2011): 251-73, https://doi.org/10.1111/j.1467-
9264.2011.00308.x. P.270
71
Cf. Sheffield. VIII-BeyondEros: Friendship in ThePhaedrus. p,255
72
Cf. Sheffield. VIII-BeyondEros: Friendship in ThePhaedrus. p,.256
44
una relación puramente erótica. En este sentido, afirma Sheffield que, si se cultiva la
amistad, el eros no será abatido, sino que será redirigido a un objeto correcto, esto es, a
las Formas.73
73
Cf. Sheffield. VIII-BeyondEros: Friendship in The Phaedrus. p,257
74
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. pp,111-112
75
Cf. Nicholson, Plato’s Phaedrus. p,97
76
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. p,120
45
II.2.4. Armonía del eros y la razón como promoción del cultivo del alma.
Price hace notar que con la imagen que nos presenta Platón del auriga y la carroza
cómo interactúan las pulsiones irracionales y racionales. Sócrates nos presenta una
solución para hacer posible el ascenso: es por medio de la complementación de las partes
del alma (su parte racional y afectiva) que se hace posible la ascensión.78 Para Price, el
deseo -amor- (eros) posibilita la relación de amistad al entregar el mismo sentido que
deben tener ambos amigos para lograr el cometido que se proponen.79 El amigo que nos
presenta Sócrates en el Fedro consiste en una suerte de “racionalización”80 de lo que debe
ser un amante.
77
Cf. Sheffield, VIII-BeyondEros: Friendship in The Phaedrus p,259
78
Cf. Price, Love and Friendship in Plato and Aristotle. p,68
79
Cf. Price. Love and Friendship in Plato and Aristotle. p,58
80
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. p,104
81
Cf. Nicholson, Plato’s Phaedrus. p,208
46
domina el caballo negro, la dirección de nuestro deseo podría recaer en una persona, lo
cual, no sería un correcto objeto de nuestro deseo. La persona detenta cierta
individualidad y originalidad que debe ser conservada en la relación afectiva, siendo así
la philía la que permite sin caer en los vicios de una relación puramente erótica. Podría
decirse de esta manera que el eros es una forma de energía psíquica, la cual, al ser guiada
y completada con la interacción humana, se le denomina philía.82
82
Cf. Nicholson. Plato’s Phaedrus. p,211
83
Cf. Sheffield, VIII-BeyondEros: Friendship in The Phaedrus. p,261
84
Cf. Sheffield. p,264-266
47
belleza, en un inicio a la belleza de los cuerpos, pero con la correcta dirección de la razón
se convierte en amistad. La amistad como disposición afectiva permite un lazo de unión
de los amigos que les permite contemplar la belleza en el uno y el otro. Ese lazo los
impulsará a cultivar la virtud y promover la vida buena en el otro. Un buen amigo y el
deseo que este provoca son elementos esenciales para reconocer el bien. La philía
filosófica que nos presenta Platón es esencial para lograr el lazo adecuado para fructificar
en el mejoramiento de nuestras almas por medio del ejercicio dialéctico. El crecimiento
y el cultivo del alma del filósofo está conectado con la experiencia estética que este tenga.
La experiencia estética del filósofo no es puramente carnal, sino que es más elevada y se
centra en la belleza del alma del amigo. Es la belleza que se reconoce en el amigo la que
nos conectará con la belleza en sí. El amigo nos hace recordar el bien y la virtud a la cual
aspiró nuestra alma en la esfera celeste. Ahora conviene que atendamos al Lisis para
exponer como es posible que exista un vinculo afectivo entre los amigos filósofos.
Para lograr explicar como se presenta la philía y el rol que cumple en la filosofía
platónica este apartado se centrará en dos puntos: (i) como el deseo de felicidad va
85
Cf. Nichols. Socrates on Friendship and Community. pp,154-5.
48
dirigido a algo último, el proton philon (primer amigo), esto es, algo de lo cual no se
puede esperar otra cosa ulterior (algo que quiero como objeto final de mi deseo y no en
vistas de otra cosa) y (ii) como la amistad tiene que articularse con este deseo de felicidad.
Lo que cabe determinar entonces es en qué consiste esto último (la felicidad, el
conocimiento, la virtud) y cómo los amigos pueden, siendo ambos imperfectos, quererse.
Los amigos pueden, a pesar de su imperfección, pueden “quererse”, en cuanto que ambos
comparten el “anhelo” (que es carencia, pero una carencia que apunta al bien, esto es, que
anhela el verdadero fin último) por el saber y, así, se pertenecen porque “pertenecen” al
mismo interés común.
Sócrates responde a esta disyuntiva al presentar una tercera naturaleza, la neutra, aquella
que no es ni buena ni mala:
A los amigos, al ser de una naturaleza neutra, les pertenece el bien del cual carecen
y buscan. La carencia del amigo no es buena ni mala y se distingue de una carencia basada
en un mal, como una enfermedad. Por ejemplo, el enfermo no ama al doctor, sino a la
salud que le puede proveer el doctor. Esto es coherente con lo anteriormente expuesto en
el diálogo -que aquellos que son diferentes no son capaces de amistad, como el justo con
el injusto, el malo con el bueno, etc.86 El tipo de carencia -al cual se refiere Sócrates en
86
Cf. Nichols. Socrates on Friendship and Community p,175
49
el diálogo- se ordena a lo bueno. El amigo es neutro porque “desea” un bien del cual
carece. Sócrates lo describe así: “si algo es amigo de algo, que lo que no es ni bueno ni
malo sea amigo o de lo bueno o de lo que es de la misma índole que él”. (Lisis 216e)
Como se expone en otros diálogos (El Banquete) el deseo por lo bueno tiene
directa relación con un impulso interno del alma a un bien último en el cual descansa el
deseo. Nichols entiende el auténtico deseo del bien último como el deseo por volvernos
virtuosos, y que nos puede orientar a amar a otros por la bondad que encontramos en
ellos, lo cual puede ser útil para asegurar la consecución de la vida buena y la felicidad.87
De esta manera, el mal que está presente en el hombre nos hace desear el bien. Es el deseo
por lograr la virtud y superar el padecimiento de un mal aquello que impulsa al hombre a
la virtud (como fin último del quehacer filosófico). Este fenómeno es equiparable al
filósofo, el cual es ignorante, pero se distingue del ignorante porque reconoce su propia
ignorancia al igual que el amigo que ama careciendo de un bien que le impele a desearlo.
El filósofo es de naturaleza neutra, ya que no posee el bien al que aspira (la verdad), pero
reconoce esa carencia por falta de sabiduría; esta en camino a ser sabio.
El pasaje recién citado (Lisis 216d) sirve para resolver el problema que surge por
un lado de la identificación de conectar el bien con el amigo y por el otro lado de que el
bien y el mal son características demasiado opuestas para hacer posible la conexión entre
la una y la otra.88 De esta manera, al haberse definido al hombre como naturaleza
intermedia entre lo bueno y lo malo, se vuelve imposible que se ame a una persona como
objetivo último de amor, ya que los hombres son de naturalezas intermedias que no
pueden ser completamente buenas y sabias.89 En pocas palabras si se es malo, por otra
parte, no se es capaz de ningún tipo de relación entre las partes, y si es bueno, el bien le
daría suficiencia a la persona, de forma que no requeriría de la amistad de nadie.
87
Cf. Nichols. Socrates on Friendship and Community . p.176
88
Francisco J. Gonzalez, «Socrates on Loving One’s Own: A Traditional Conception of ΦΙΛΙΑ Radically
Transformed.», en Classical Philology 95 no. 4 (2000): 379-98. p,393
89
Gonzalez; David B. Robinson, «Plato’s “Lysis”: The Structural Problem», University of Illinois Press,
en Illinois Classical Studies, No. 1/2, Problems of Greek Philosophy, Vol.11 (Spring/Fall de 1986): 63-83.
50
amigo -y extendiendo esta descripción con la del filósofo- es de naturaleza neutra -esta
en un estado intermedio entre el bien y el mal- y le pertenece el bien al cual aspira el
proton philon como se expondrá más adelante.
Sócrates afirma respecto a cómo la amistad se dirige a un fin último que fundamenta la
relación de amistad:
Esto es, en efecto, lo que afirmo: que todas las otras cosas que dijimos que eran
amigas con vistas a aquella, como sus representaciones imaginarias, no nos
engañen, sino que aquella, la primera, es la que verdaderamente es <<amiga>>.
(Lisis 219d)
90
Cf. Gonzalez, Socrates on Loving One’s Own: A Traditional Conception of ΦΙΛΙΑ Radically
Transformed.» p,389.
91
Cf. Gonzalez. Socrates on Loving One’s Own: A Traditional Conception of ΦΙΛΙΑ Radically Transformed
p,394.
92
Cf. Gregory Vlastos, «The individual as Object of Love in PLato (IOLP)», en Platonic Studies, 1973.
93
Cf. José Antonio Giménez, «Friendship, Knowledge and Reciprocity in Lysis», en Apeiron 53, n.o 4 (25
de octubre de 2020): 315-37, https://doi.org/10.1515/apeiron-2019-0008.
51
El deseo para ser encausado al bien debe lograr llegar a un punto culmine que le
de estabilidad. El problema del amigo, entendido como objeto de deseo, es que se puede
representar en múltiples bienes. Sócrates lo describe así: “… si algo es amigo (lo es) con
vistas a algo.” (Lisis 219c). Como el ejemplo de la medicina que amiga en vistas de la
salud (Lisis 219c). El amigo, como ya se expuso en párrafos anteriores, es de naturaleza
neutra, pero en vistas de un bien. El nuevo problema que surge es que se pueden reconocer
múltiples bienes amigos. Sócrates para resolver el problema argumenta que debe haber
un amigo último, que sustente a los demás; el proton philón.
González plantea que el bien, dada la naturaleza intermedia del amigo, les
pertenece a todos, y esto es lo que hace posible que todos puedan pertenecerse los unos a
los otros en la amistad. El parentesco se da por el bien y su búsqueda. Este parentesco es
la base que funda el lazo de amistad.
Para González lo que da sustento al lazo en común es el tener algo que les
pertenezca a ambos amigos, sin tener la plena posesión del mismo. En el Lisis, con el
ejercicio dialéctico que presentan los personajes del diálogo se construye un nuevo tipo
de lazo, no basado en la sangre, sino en la cooperación e interés mutuo por el bien que
tienen durante el diálogo. Es la voluntad de los participantes del diálogo por lograr el bien
a través de una discusión racional la que hace nacer un nuevo tipo de lazo.94 Gadamer,
por su parte, señala que la amistad socrático-platónica consiste en el anhelo que despierta
94
Cf. Gonzalez, «Socrates on Loving One’s Own: A Traditional Conception of ΦΙΛΙΑ Radically
Transformed.» Pp. 397-9
52
el otro por la completitud de uno mismo. Se busca la calidad humana en el otro para que
se haga posible el anhelo de completitud que se tiene.95 Para hacer posible la amistad es
necesario reconocerse en el otro, en sus similitudes y diferencias, anhelando la
completitud, haciendo crecer la intimidad de uno con el otro. El amigo permite medir y
cultivar la propia alma, es una instancia posibilitante de purificación. El amigo permite
reconocer el bien y la ignorancia en el filósofo, cumple una utilidad a la vez que hay un
genuino interés por el desarrollo de la virtud propia y del amigo.
Nichols presenta la amistad como el lazo que se da entre dos amigos que no son
completamente similares, sino que conservan diferencias que no son fuente de conflicto.
El lazo de amistad permite el acuerdo respecto a ciertas cosas y la disputa respecto a otras.
Pero cuando la disputa se da entre amigos, se tratará de una disputa fructífera y
cultivadora para ambos.96 De esta forma, la diferencia y la similitud son fuente de armonía
y cooperación, elementos esenciales para conseguir el cometido de un ejercicio dialéctico
socrático-platónico. Toda esta diferencia se sustenta por la búsqueda en común de los
amigos, al dirigir sus convicciones a una misma dirección el lazo de amistad se hace
posible y les permite la cooperación entre ambos en el diálogo.
95
Cf. Hans-Georg Gadamer, Dialogue and Dialectic., trad. P. Christopher Smith (London: Yale University
Press, 1983). P.19.
96
Cf. Nichols, Socrates on Friendship and Community. P.168
53
Conclusión
Respecto a la dimensión epistémica, cabe decir que la presencia del “otro” hace
posible verificar el contenido veritativo de las convicciones éticas a través del ejercicio
dialéctico. La contraparte, a su vez, hace posible en este sentido que yo pueda también
54
examinar mis propias convicciones. Esto ocurre en primer lugar porque, por medio de la
refutación, se puede medir el contenido veritativo de un argumento. El genuino
compañero de diálogo refuta a su contraparte para encaminarse conjuntamente a la
adquisición de conocimiento estable. Solo por sí mismo, debido a la debilidad ontológica,
es imposible para el filósofo reconocer el error, mientras que el compañero de diálogo
adecuado le permitirá salir de las contradicciones y avanzar en el cultivo del saber.
Bibliografía:
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University Press, 1983.
Giménez, José Antonio. «Friendship, Knowledge and Reciprocity in Lysis». Apeiron 53,
n.o 4 (25 de octubre de 2020): 315-37. https://doi.org/10.1515/apeiron-2019-0008.
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Hipias Mayor, LAques, Protágoras. Traducido por Emilio Lledó Iñigo y J. Calonge
57
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