Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Autores:
Eduardo Barisonzi
Candela López
Director:
(IUNIR)
ROSARIO
2015
1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 3
LA IDEA DE CIENCIA
La ciencia antigua .................................................................................................... 4
La ciencia moderna.................................................................................................. 6
El Positivismo.......................................................................................................... 7
LA IDA DE HISTORIA
2
PERSPECTIVAS HISTORIOGRÁFICAS
INTRODUCCIÓN
En tiempos en que la autoridad del saber científico, estaba más allá de todo
cuestionamiento, la historia de la ciencia tenía poco que hacer, excepto dedicarse al
anticuarismo o a la celebración. Pero el surgimiento de cierto clima escéptico generó la
posibilidad de la pregunta por la dimensión histórica-social de la ciencia y con este
reconocimiento, la apertura de un nuevo espacio en el cuál, la historia podía contribuir
mediante su abordaje, a una ciencia ya no considerada como máxima fuente de
certidumbre, sino como un objeto de estudio como cualquier otro.
Realizar un recorrido sin fisuras por los diversos relatos históricos basados en el
estudio de determinado campo de saber constituiría una tarea inabordable, sobre todo si
consideramos que cada construcción discursiva es un producto histórico–social, pero
esencialmente resultado de un sujeto —histórico— En este sentido, como podría pensarse
en la clínica psicoanalítica, habría tantos discursos posibles como sujetos de la
enunciación.
3
retrospectivamente, desde un pasado legitimo a un presente celebratorio. Mientras que los
enfoques históricos críticos irrumpen la linealidad tradicional y consideran que el devenir
de determinado campo de saber no puede omitir el análisis de su emergencia como un
proceso complejo de condiciones económicas, políticas, sociales y epistemológicas que
hicieron posible su acontecer en una cultura y en una época dada.
En el presente trabajo, nos proponemos hacer un recorrido por estos “dos amplios
campos”: abordar las relaciones y tensiones entre la ciencia y la historia en general, y entre
la historia de la ciencia y la historiografía de la psicología en particular.
LA IDEA DE CIENCIA
La ciencia antigua
4
proceso posibilitará el descubrimiento de la razón, el cual constituye el tercer factor
correlacionado al surgimiento del pensamiento científico.
Podemos señalar que el hombre adquiere la convicción de que hay “una naturaleza” y
puede posicionarse ante ella con una actitud teórica, admitiendo cierta capacidad o facultad
—la razón (logos)— que le permitirá conocer la estructura objetiva de las cosas. El
surgimiento de este nuevo tipo de pensamiento, se conoce como el paso del mito al logos
y surge como resultado de una nueva actitud ante el universo.
5
La ciencia moderna
Con el advenimiento de los siglos XV y XVI nos situamos en el primer período de los
tiempos modernos, el Renacimiento. Este período de renovación y nueva forma de
existencia se manifiesta esencialmente en el plano artístico, literario y de la vida inmediata;
pero la ciencia y la filosofía del siglo XVII representa la madurez de la Edad Moderna:
René Descartes (1596-1650), Francis Bacon (1561-1626), Galileo Galilei (1564-1642),
Johannes Kepler (1571-1630), Isaac Newton (1642-1727). La época critica y rechaza los
modos y el saber medieval, se los reemplaza en la vida activa y en las imágenes que el arte
elabora, pero no consigue llevar al plano del concepto la nueva intuición del mundo que se
agita. Época de transición, especie de preparación de la revolución científica del siglo
XVII que da origen a la ciencia moderna.
En esta crisis profunda de ruptura con la tradición cristiana existe una revalorización
del hombre concreto y una nueva actitud frente a la naturaleza. Hasta entonces la
cosmología vigente se había apoyado en el sistema aristotélico-ptolomeico, llamado
Almagesto en la Edad Media. El paso de un sistema geocéntrico y geoestático, a un
sistema heliocéntrico, ha sido considerado el punto de partida de la denominada revolución
científica, llevada a cabo, más de medio siglo después, por Galileo, Descartes, Kepler y
Newton, entre otros. Durante este período tiene lugar la aparición y constitución de la
denominada “ciencia moderna”, que se caracteriza sustancialmente por el interés centrado
en el conocimiento de la naturaleza, el recurso a las matemáticas como medio de
conocimiento y el uso de un método científico.
Con Galileo encontramos una profunda disyunción entre el mundo cualitativo, que se
ofrece a nuestros sentidos y el de la ciencia, ahora pensada como la matematización del
mismo: se concibe el mundo natural como un libro escrito en caracteres matemáticos. En
virtud del ideal matemático de la ciencia, lo real será para ella, por principio, aquello que
6
se deja reducir a esquemas matemáticos, a esquemas cuantitativos, o sea, a fórmulas que
no contengan otra cosa que cantidades o magnitudes. La nueva física que surge entonces,
caracterizada a menudo como físico-matemática, hará declinar la física aristotélica y se
impondrá como modelo de ciencia.
Siguiendo este modelo, las ciencias empíricas serán saberes conceptuales que se
ocupan del conocimiento de las leyes que rigen los cambios y las relaciones entre los
hechos de la experiencia. Precisamente por eso, su punto de partida se centrará en la
observación y el registro de los hechos concretos, teniendo como fin la formulación de una
hipótesis de carácter general que puedan verificarse o falsearse.
Esta nueva ciencia, con la física señalando el camino, consolidará su modelo con el
Positivismo, donde la experiencia es la única fuente de conocimiento. El método como
juez garantiza la cientificidad trazando una línea de demarcación entre ciencia y
metafísica. Propone un modo uniforme de razonar aplicable a todos los temas, cuyo
objetivo es la unidad metodológica de las ciencias (monismo metodológico): observar
hechos, establecer sus relaciones necesarias, realizar predicciones (Barisonzi, 2009).
El positivismo
7
certeza, oponiéndose a todo aquello que se presente de modo “relativo”; considerándose
como “Ciencias positivas” aquellas que se presenten de modo sumiso a un método único.
En el siglo XIX, la ciencia ha llegado a este estado positivo dejando atrás sus antiguas
pretensiones teológicas o metafísicas, la imaginación se subordina a la observación (única
base posible de los conocimientos verdaderamente accesibles) y el espíritu humano
renuncia a las indagaciones absolutas. La regla fundamental dice que toda proposición que
no es reducible a un hecho, no puede tener ningún sentido, por lo tanto, sustituir “en todo”,
la inaccesible determinación de las causas por la simple averiguación de las leyes, o sea las
relaciones constantes que existen entre los fenómenos observados. Pero la verdadera
ciencia, lejos de ser contemplativa y estar formada por simples observaciones, tiende a la
previsión racional: “De suerte que el verdadero espíritu positivo consiste, sobre todo, en
ver para prever, en estudiar lo que es para deducir lo que será, según el dogma general de
la invariabilidad de las leyes naturales”. (Comte, 1982, pp.115-116, destacado en el
original).
Así como el estado positivo es la meta del desarrollo de la historia y de las ciencias, de
igual modo la comprensión de las cosas mediante leyes (sustitutiva de las causas) es la
meta final de la mente humana. Para llegar a este estado positivo de la mente humana es
necesaria una reorganización del conjunto de las ciencias, o una clasificación del saber
humano, con miras a una síntesis final positiva. La síntesis la otorga la Sociología, o Física
Social, que no sólo es la última de las ciencias y, por lo mismo su culminación, sino
8
también la auténtica interpretación y la madurez de las ciencias, su filosofía positiva, la
ciencia de las ciencias (Martínez Riu y Cortés Morató, s/f). La Filosofía de las ciencias se
transforma en una religión de la humanidad.
LA IDEA DE HISTORIA
La Historia tradicional
Marc Bloch (1949), sostiene que a fin del siglo XIX y principio del siglo XX, se vivió
con una imagen demasiado restringida, una imagen verdaderamente comteana de las
ciencias del mundo físico: “Extendiendo a las adquisiciones del espíritu este sistema,
consideraban que no puede haber conocimiento auténtico que no pueda desembocar en
certidumbres formuladas bajo el aspecto de leyes universales por medio de
demostraciones irrefutables” (p. 16-17). Esto aplicado a los estudios históricos dio lugar a
dos tendencias opuestas: Unos creyeron posible una ciencia de la evolución humana
conforme con ese ideal pan-científico, dejando fuera de ese conocimiento muchas
realidades humanas rebeldes al saber racional. Este residuo era lo que llamaban
desdeñosamente el acontecimiento. Otros investigadores, no logrando insertar la historia en
los marcos del legalismo físico, extrajeron de la experiencia, ante todo, una lección de
humildad desengañada. La historia más que un conocimiento científico, es una especie de
9
juego estético. A estos historiadores se los ha llamado “historiadores historizantes”1,
pues parecen considerar la esencia de la historia en la propia negación de sus posibilidades.
Para Edward Carr (1961), el Siglo XIX fue una gran época para los hechos. Los
positivistas, ansiosos por su defensa de la historia como ciencia, contribuyeron a este culto
de los hechos que ya en el cuarto decenio del siglo, Ranke (citado en Carr, 1961) había
asignado como tarea del historiador: “(…) sólo mostrar lo que realmente aconteció” (p.
11). Este fetichismo de los hechos se complementa con un fetichismo de los documentos.
Esta nueva historia sociocultural va a ser marginada por Leopold von Ranke y sus
discípulos, este nuevo paradigma socavó la “nueva historia” del siglo XVIII. La
importancia que otorgaba Ranke a las fuentes contenidas en los archivos hizo que los
historiadores que trabajaban en historia social y cultural parecieran poco profesionales. La
historia no política quedó excluida de la nueva disciplina académica (Op. Cit.).
1
Un histotrizador historizante es un hombre que, trabajando sobre hechos particulares establecidos por él
mismo, se propone ligar estos hechos entre sí, coordinarlos, y después analizar los cambios políticos, sociales
y morales que los textos nos revelan en un momento determinado (Febvre, 1999).
10
En las dos últimas décadas del siglo XIX, de Alemania, surge el primer desafío a la
doctrina de la primacía y la autonomía de los hechos en la historia, Dilthey2 es uno de los
filósofos que dio pelea. Ya en el siglo XX, Croce (citado en Carr, 1961), declaro que toda
la historia es “historia contemporánea”, queriendo significar que “(…) la historia consiste
esencialmente en ver el pasado por los ojos del presente y a la luz de los problemas de
ahora, y que la tarea primordial del historiador no es recoger datos sino valorar” (p. 28).
Porque si el historiador no valora, ¿cómo puede saber lo que merece ser recogido? No
todos los datos del pasado son hechos históricos, la selección del historiador puede hacer
que un hecho del pasado sea un hecho histórico. Para L. Febvre (1999), esa es la función
social de la historia: “(…) organizar el pasado en función del presente”.
La nueva historia
2
El proyecto de “fundación de las Ciencias Espirituales” formulado por Dilthey (1945) estaba basado en que
los estados de conciencia (tema de conocimiento psicológico), continúan tomando formas expresivas que a su
vez son representadas por instituciones sociales y culturales, “y enfatizaba que es la tarea de la Historia
investigar las “conexiones” entre la conciencia y sus manifestaciones en un plano social y cultural”
(Massimi, 1996, p. 2).
11
Le Goff (s/f), comenta que cuando Lucien Febvre y Marc Bloch lanzaron en 1929 la
revista “Annales de historia económico y social”, las motivaciones eran de varios órdenes.
Por un lado, una lucha contra la historia política, que era una historia-relato y una historia
de acontecimientos, “(…) teatro de apariencias que escondía el verdadero juego de la
historia, que se desarrolla entre bastidores y entre las estructuras ocultas adonde hay que
ir para descubrirlo, analizarlo y explicarlo” (p. 2). Por otro lado, una crítica de la noción
de hecho histórico “No hay realidad histórica ya hecha que se entregue espontáneamente
al historiador” (p. 2). Como todo hombre de ciencia, éste debe hacer su opción, lo que no
significa “(…) ni arbitraria ni simple recopilación, sino construcción científica del
documento cuyo análisis debe permitir la reconstrucción y explicación del pasado”
(Bloch, citado en Le Goff, s/f, p. 2).
Ampliando lo expresado por Febvre (1999) en el apartado anterior (Cf. p. 9), respecto
al realismo ingenuo, el autor escribe: “Hay que desterrar de una vez para siempre el
ingenuo realismo de Rank imaginándose que podría conocer los hechos mismos “como
han ocurrido”. Tanto la “realidad histórica” como la realidad física se perciben a través
de las formas de nuestro espíritu” (p. 89). Para el autor, todo hecho científico es
“inventado” y no simplemente dado al “sabio”. La observación es una construcción y por
lo tanto la objeción que se hace al historiador de que no tiene derecho a elegir los hechos,
también corresponde para el científico en cualquier disciplina, elige siempre. Una teoría, es
una construcción del espíritu destinada a proporcionar una explicación de los hechos: “En
este sentido, la teoría es la expresión misma de la ciencia (…), cuyo objeto último no es el
descubrimiento de leyes, sino la comprensión de los fenómenos” (p. 90). Frente a la
inmensa y confusa realidad, el historiador se ve obligado a señalar el punto particular de
aplicación de sus útiles; en consecuencia a hacer en ella una elección (Bloch, 1949).
“Cuando no se sabe lo que se busca tampoco se sabe lo que se encuentra” (Febvre, 1999,
p. 90).
Para Le Goff (s/f), la nueva historia no se restringe solamente a los textos, sino que ha
ensanchado el campo del documento histórico: escritos de todas clases, documentos orales,
documentos con figuras, productos de excavaciones arqueológicas, etc. La nueva historia
rechaza “el ídolo de los orígenes”3, la explicación de lo más próximo por lo más lejano. La
3
Al respecto de esta obsesión de los orígenes, Bloch (1949) se pregunta si por orígenes debemos entender
simplemente “los principios”, o por el contrario “las causas”. Prosigue que, lamentablemente se toma a los
orígenes como un comienzo que basta para explicar; esto que en un análisis religioso podría llegar a tener su
12
larga duración, es una de sus ideas más fecundas, porque “La historia avanza más o menos
rápida, pero las fuerzas profundas de la historia sólo actúan y se dejan prender en el
tiempo largo. Un sistema económico y social sólo cambia lentamente” (p. 4). La larga
duración, a partir del concepto de modo de producción, había sido propuesta por Marx,
pero el autor sugiere otra medida de la historia: las costumbres o las mentalidades
(distinguir períodos según las técnicas, las formas energéticas, actitudes frente al trabajo,
etc.). La historia a corto plazo, es incapaz de captar y explicar las permanencias y los
cambios, lo que cambia lentamente y que la nueva historia llama estructuras.
razón de ser (en el Cristianismo, sus dogmas primordiales descansan sobre acontecimientos), se extendió a
distintos campos de investigación donde se confunde una filiación con una explicación.
4
“En nuestros días, la historia es lo que transforma los documentos en monumentos (…) Hubo un tiempo en
que la arqueología, como disciplina de los monumentos mudos (…) tendía a la historia (…), en nuestros
días, la historia tiende a la arqueología, a la descripción intrínseca del monumento” (Foucault, 2010, p. 17,
destacado en original).
13
LA DIMENSIÓN HISTÓRICA-SOCIAL DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
14
Considerando que las ideas de los autores anteriormente citados son gestoras de esta
epistemología moderna, estimamos que un desarrollo más profundo de sus aportes,
permitirá ahondar en esta nueva mirada sobre la ciencia y poner así de relieve la dimensión
histórica-social del conocimiento científico.
15
la razón multiplica sus objeciones, disocia y reconfigura las nociones
fundamentales y ensaya las abstracciones más audaces. (p. 9, destacado
en el original).
16
El otro pensamiento corresponde a G. Canguilhem, a quien el autor sucediera en el
Collège de France y según sus palabras pronunciadas en la lección inaugural el 2 de
diciembre de 1970, a él le debe
5 “En nuestros días, la historia es lo que transforma los documentos en monumentos (…) Hubo un tiempo
en que la arqueología, como disciplina de los monumentos mudos (…) tendía a la historia (…), en nuestros
días, la historia tiende a la arqueología, a la descripción intrínseca del monumento” (Foucault, 2010, p. 17,
destacado en original).
6 “La de discontinuidad es una noción paradójica, ya que es a la vez instrumento y objeto de investigación”
(Op. Cit., p. 19)
17
Las formaciones discursivas son grupos de enunciados, los cuales se dejan ver en su
dispersión de acontecimiento cuando se rompe la unidad promovida por “(…) esas síntesis
fabricadas, esos agrupamientos que admiten de ordinario antes de todo examen (…)”
(Foucault, 2010, p. 34), siguiendo los rastros que pudieran dejar una serie de
acontecimientos continuos. Hay que liberarse de nociones que diversifican el tema de la
continuidad: tradición, influencias, desarrollo y evolución, mentalidad y espíritu;
inquietarse también ante esos cortes o agrupamientos a los cuales nos hemos
acostumbrado: “Con mayor razón cuando se trata de analizar conjuntos de enunciados
que, en la época de su formulación, estaban distribuidos, repartidos y caracterizados de
una manera totalmente distinta” (p. 35); pero, sobre todo, las unidades que hay que
mantener en suspenso son las que se imponen de la manera más inmediata: las del libro y
la obra. Lo que aquí se muestra lejos de toda unidad, es la dispersión, y por lo tanto es
tarea de la arqueología no reconstruir cadenas de inferencia o establecer tablas de
diferencia, sino, describir sistemas de dispersión; volver sobre los cuatro elementos
(objeto, carácter constante de la enunciación, conceptos, e identidades temáticas) para
descubrir las reglas de su formación. En el caso que se pudiera describir en tal sistema de
dispersión una regularidad, “(…) se dirá, por convención, que se trata de una formación
discursiva (Op. Cit., p. 55; destacado en original) y, “Se llamarán reglas de formación las
condiciones a que están sometidos los elementos de esa repartición (objetos, modalidad de
enunciación, conceptos, elecciones temáticas)” (Op. Cit., p. 55; el destacado es nuestro).
18
Rotos así los alambrados de la ciencia, liberada la historia del pensamiento de su
sujeción trascendental, se abre el dominio inmenso de todos los enunciados efectivos en su
dispersión de acontecimientos y en su neutralidad, operando un descentramiento que no
privilegia ningún centro; en síntesis, se trataría de poner de manifiesto el discurso
(conjunto de enunciados que dependen de un mismo sistema de formación) en su sistema
de institucionalización, describir sus reglas de formación.
Sacar a luz este sistema de diferencias y dispersiones que rige una formación
discursiva, mostrar con qué reglas puede formar grupos de objetos, conjuntos de
enunciados, juegos de conceptos, series de elecciones teóricas, es lo que Foucault llama
positividad. A estos elementos así formados, que no constituyen una ciencia pero que le
son indispensables a su constitución, los llamará saber. Existen saberes que son
independientes de las ciencias, pero no existe saber sin una práctica discursiva definida; y
toda práctica discursiva puede definirse por el saber que forma. La episteme, es el
conjunto de relaciones que pueden unir, en una época determinada, las prácticas
discursivas que dan lugar a unas ciencias, a unas figuras epistemológicas, unas
positividades; y permite aprehender el juego de las compulsiones y de las limitaciones que,
en un momento dado, se imponen al discurso. La episteme es lo que, en una positividad
de las prácticas discursivas, hace posible la existencia de las figuras epistemológicas y
de las ciencias, pero “Lo que la arqueología trata de describir no es la ciencia en su
estructura específica, sino el dominio, muy diferente, del saber.” (Op. Cit., p. 254).
Como síntesis de alguna de las nociones más salientes del pensamiento foucaultiano,
voy a utilizar un párrafo que la Dra. Esther Díaz de Kóbila (2008) escribe en “Doce
lecciones de epistemología”:
19
historia arqueológica no sostiene la independencia soberana y solitaria
del discurso, no tiene como finalidad sacar a luz grandes continuidades
culturales, o aislar mecanismos de causalidad. Ella pone de manifiesto
las relaciones entre las formaciones discursivas y unos dominios no
discursivos: institucionales, acontecimientos políticos, prácticas y
procesos económicos, que forman parte de sus condiciones de
emergencia, de inserción y funcionamiento. (p. 74).
20
incompatibilidad subsiguiente entre paradigmas (incomensurabilidad). Así como la ciencia
normal supone el mantenimiento y el amparo de un paradigma, la ciencia revolucionaria
supone la existencia de una revolución científica que lleva a una nueva forma de visión del
mundo. La ciencia progresa a través de revoluciones.
Estructuras epistemológicas
21
fenomenista (leyes sobre lo observable) es la esencia de la ciencia moderna y la oponen a
la ciencia realista de la Edad Media y Antigüedad. La renuncia de las causas en beneficio
de las leyes sacó a la ciencia de esa esterilidad producto de la influencia negativa de la
filosofía, la ciencia se rebeló contra la tiranía de la pretendida Reina de las Ciencias
(Regina Scientiarum) y su progreso coincidió justamente con su liberación progresiva y su
establecimiento sobre la base firme de la experiencia.
Para Koyré (1994), la historia muestra que el pensamiento científico nunca ha estado
enteramente separado del pensamiento filosófico, las grandes revoluciones científicas
siempre han sido determinadas por conmociones o cambios de concepciones filosóficas. El
pensamiento científico —las ciencias físicas— no se desarrolla in vacuo, sino que la
presencia de un ambiente y un marco filosófico es una condición indispensable de la
existencia misma de la ciencia. El nacimiento de la ciencia moderna es concomitante de
una transformación de la actitud filosófica, una inversión del valor atribuido al
conocimiento intelectual comparado con la experiencia sensible.
Durante los siglos XVI y XVII el pensamiento humano (europeo) sufrió una profunda
revolución espiritual que transformó no sólo el contenido sino los patrones mismos de
nuestro pensamiento (“estructuras epistemológicas”). Los cambios estructurales entre la
vieja y la nueva visión del mundo se podrían reducir a dos acciones fundamentales: la
destrucción del cosmos y la geometrización del espacio (Koyré, 1979). Hay que ubicar los
acontecimientos en el medio intelectual y espiritual (Zeitgeist) en que fueron producidos, e
interpretarlos en función de las costumbres mentales de los autores y costumbres de la
época.
Para Koyré, el pensamiento científico es una parte inseparable del sistema global de
representaciones de una época y, la Revolución científica —discontinuidad entre la ciencia
medioeval y moderna— no fue provocada por descubrimientos empíricos sino por una
mutación metafísica, de raíz platónica, que predicaba que el mundo era de esencia
geométrica y podía describirse en esos términos.
Epistemología de la complejidad
Edgar Morin, si bien no pertenece al grupo que Díaz (2010) cita como principales
representantes de la nueva epistemología a principios del siglo XX (Cf. p. 13), sus ideas,
22
más cercanas en el tiempo, aportan a esta “nueva mirada sobre la ciencia”; coincidiendo
con ella y privilegiando algunos conceptos —de autores que previamente hemos visto—
los hace “jugar” en lo que propone como “epistemología de la complejidad”. Morin
(2006), tomará la noción de paradigma de Kuhn de la segunda edición (donde adquiere un
sentido socializado y se convierte en “el conjunto de creencias, valores reconocidos y
técnicos que son comunes a los miembros de un grupo dado”), y lo pondrá en relación con
la noción de episteme de Foucault: “Lo que define las condiciones de posibilidades de un
saber”. Por lo cual, Como Foucault hiciera con episteme, dice “utilizaré el término de
paradigma no sólo para el saber científico, sino también para cualquier conocimiento,
cualquier pensamiento, cualquier sistema noológico” (p. 218).
Ciencia e Historia
Helio Carpintero (1996), sostendrá que los hechos a los que la ciencia se referirá son
considerados por la misma como hechos “actuales”; podrán repetirse y ser examinados una
y otra vez, motivo por el cual el conocimiento científico será en apariencia ajeno a todo
carácter histórico.
“Se suele considerar como histórico algo que está referido esencialmente a
un tiempo determinado, que ocurrió una vez y no puede volver a darse. En
consecuencia se opondrían la ciencia y la historia, al ser la primera un
saber de lo repetible, mientras que la segunda sería una descripción de lo
irrepetible” (Carpintero, 1996, p. 22).
En este sentido, K. Hübnert (citado en Danziger, 1993) sostiene que la mayoría de los
objetos con los que ha tratado la ciencia en el curso de su historia —objetos que
ostensiblemente parecen ser los mismos— en verdad comparten solo cierto aire familiar y
cuando investigamos un objeto científico, tanto en el presente como en su existencia
pasada, no estamos hablando necesariamente de la misma cosa.
23
explicaciones por otras, transformándose incluso de raíz la imagen que se posee de un
campo; y 3) en ella el pasado, condensado en formas de usos mentales, interpretaciones e
intereses entre otros aspectos que existen socialmente en la actualidad, determinan las
posibilidades rigurosamente científicas.
En este sentido Angenot (2010) destaca que “todo discurso es ideológico”, por lo
cual, historizar los discursos, comprender dentro de qué límites se piensa y escribe en una
sociedad determinada, no solo es posible, también resulta un paso insoslayable (Cf. p. 15-
19, Análisis arqueológico y episteme).
Kurt Danziger (1993) también afirmará que los conceptos y métodos “objetivos”
empleados por el saber científico no pueden prescindir de carácter histórico, en tanto son
“productos” que cambian en el curso de la historia misma y que existen dentro de un
determinado marco y contexto más amplio. Asimismo, es importante destacar que si estos
24
objetos son productos históricos–sociales, lo son esencialmente como resultado de un
sujeto que los enuncia.
La autora analiza diversos modos de entender la relación del hombre con el mundo y
el lenguaje, uno de los cuales postula una posible relación directa y trasparente entre
lenguaje–mundo. Aquella concepción podría corresponderse con la concepción del
discurso científico según la cual, existe un mundo y el sujeto accede a él por medio de la
palabra en tanto ésta no representa al mundo sino que dice lo que es, fundada en una
supuesta “objetividad” donde regirá la lógica de lo verdadero–falso. Y agrega:
Kurt Danziger (1993) analiza el rol del historiador de la ciencia, señalando que al
abordar dicha tarea, uno se encuentra con una confrontación insoslayable del historiador
respecto al científico en actividad. Quizás, tanto los científicos como los historiadores
luchen por la verdad, pero en terrenos diferente.
25
La historia no es el terreno en el que los especialistas de las ciencias
naturales buscan la verdad; más bien, por el contrario, creen que no
puede encontrarse allí, sino en el laboratorio. Desde su punto de vista, la
historia, en el mejor de los casos, arribará a verdades obsoletas que ya
han sido superadas. (p. 3).
El autor sostiene que para quienes adoptan esta posición, la historia puede tener cuanto
mucho un rol decorativo, sin impacto alguno en las prácticas científicas vigentes y su lugar
en la vida de la disciplina no está en el área de la investigación o de la producción de
conocimiento, sino en el área de las relaciones públicas.
Muy por el contrario, es el papel que juega la historia en las ciencias sociales, la cual
es estudiada por gente vinculada con la disciplina y no con la historia. La historiografía,
como en el modelo de la economía, tiende a mostrar las discontinuidades históricas y a
destacar las alternativas conceptuales y lejos de tener un rol decorativo, como en las
ciencias naturales, los estudios históricos tiene relevancia contemporánea y promueven a
un diálogo constante con la disciplina. “Escribir la historia de una disciplina significa
dejar sentado lo que la disciplina es, y esto, en las Ciencias Sociales, es a menudo
altamente debatible” (John Burrow, citado en Smith, 1997, p. 11).
Danziger (1993), destaca que aquel historiador profesional de la ciencia, con una base
institucional por fuera de la disciplina abordada, no estará limitado por las restricciones
disciplinares y contará con sus propio criterios sobre lo que es históricamente significativo,
siendo estos posiblemente muy discordantes respecto con los que cuenta el científico en
actividad. Y cita a Paul Forman quién ha formulado de manera muy aguda la división que
separa al científico del historiador de la ciencia, planteando dos tipos de juicios, por
oposición al “historiador celebrante”, el “historiador crítico” comprende que el
conocimiento se construye socialmente, mientras que el otro toma la ciencia como
referente primario, acepta la autoridad moral de la comunidad científica e historiza
celebrando dicha autoridad. Los historiadores críticos se rehúsan a hacer eso y es por
ello que moralmente se ubican a sí mismos fuera de los límites de la comunidad
disciplinar.
26
lugar a partir de la Segunda Guerra Mundial, con un clima mucho más escéptico
respecto al período de positivismo rampante, en el cuál los historiadores de la ciencia y
los científicos en actividad compartían la misma fe en el progreso acumulativo y la
objetividad no problemática de la ciencia, considerado por el autor como una actitud algo
ingenua.
Al respecto, son muy ilustrativas las palabras de Bloch (1949), quien sostiene que hay
una nueva atmósfera mental. La mecánica einsteniana, la teoría de los quanta, han alterado
profundamente la idea que se tenía de ciencia. En muchos puntos, lo cierto fue sustituido
por lo infinitamente probable y lo rigurosamente mensurable por la noción de eterna
relatividad de la medida. Así un conocimiento puede pretender el nombre de científico
aunque no sea capaz de realizar demostraciones; y la certidumbre y el universalismo han
pasado a ser una cuestión de grados. No sentimos ya la obligación de tratar de imponer a
todos los objetos del saber un modelo intelectual uniforme, tomado de las ciencias de
naturaleza físicas, pues en las propias ciencias físicas ese modelo ya no se aplica por
completo.
Esta nueva atmósfera mental dibuja un nuevo contexto en el campo de las ciencias y
abre nuevos horizontes para las ciencias sociales en general y para la historia de la ciencia
en particular: “Aún no sabemos muy bien qué serán un día las ciencias del hombre.
Sabemos que para ser —obedeciendo siempre, por supuesto, a las leyes fundamentales de
la razón— no tendrán necesidad de renunciar a su originalidad ni de avergonzarse de
ello” (Bloch, 1949, p. 19).
PSICOLOGIA E HISTORIA
Un poco de historia.
27
Massimi (1996), comenta que cuando Dilthey hiszo la distinción entre las Ciencias
Naturales y del dominio de las Ciencias Espirituales, la especificidad de esltas últimas las
definió como la “estructura histórica del mundo humano”, “estableciendo así las premisas
para el diálogo y colaboración entre Historia y Psicología que han afectado
profundamente los enfoques ligados al movimiento de la Nueva Historia” (p. 2).
Kurt Danziger, en la entrevista realizada por Dagfal, Klappenbach & Keegan (1997)
en Montreal durante el mes de agosto de 1996, comenta que la gente en general se interesa
por la historia cuando atraviesa períodos históricos de cambio social, porque la historia está
ahí mismo. En los países más desarrollados, que son relativamente estables y de una
tremenda inercia cultural, no se aprecia la importancia de la historia. En el terreno del
saber “Cuando un campo está en un estado caótico, cuando un campo está cerca de un
“cambio de paradigma kuhniano (…) entonces aparece un interés en la historia. Mientras
parece estar desarrollándose un período de ciencia normal (…) la historia se deja de
lado” (p. 219). En lo que compete a la Psicología, Danziger va decir que hubo un período
en la historia de la psicología norteamericana en que aparecieron varios libros sobre
historia de la disciplina, uno de ello y tal vez el más conocido es La historia de la
psicología de Boring que apareció en 1929, momento en que el campo estaba en un estado
de cambio constante y en la búsqueda de alternativas, que llegó un año después con el
conductismo. Otro de los períodos, tuvo lugar alrededor de 1950, con la segunda edición
del libro de Boring; y en los años setenta el cambio hacia el cognitivismo y la intención de
presentar a Wundt como el primer cognitivista suscitó una renovada ola de interés que
también encontramos alrededor de 1980, pero: “En comparación con aquel momento,
mucho de este interés se ha evaporado, porque actualmente tenemos un período de ciencia
normal cognitivista, lo cual permite barrer muchos problemas debajo de la alfombra” (p.
221).
28
Klappenbach (2002), comenta que hace treinta años que la historiografía de la
piscología ha consolidado la perspectiva crítica y dicha actitud crítica se ha acompañado de
una paulatina profesionalización de la disciplina, “(…) colocando a la historia de la
psicología en el dominio epistémico de la historia (Klappenbach, 2000)” (p. 5). En
relación a la temática que en párrafos anteriores Danziger considerara, el autor nos dice
que no podemos atribuir las causas de una mayor productividad, desarrollo e interés por la
historia de la psicología únicamente a la crisis disciplinaria “Al contrario, no podrían
desconocerse la incidencia de las políticas activas de las principales casas editoriales de
libros de texto destinados al uso de los Departamentos de Psicología en universidades de
los Estados Unidos, cuestión que ha señalado Danziger para el auge historiográfico de los
años treinta” (p. 5).
Historiografía de la psicología
En este sentido, no se puede omitir la relevancia que adquieren los diversos abordajes
Historiográficos de la Psicología, en un campo de saber cuya dimensión histórica es
innegable.
29
“La materia de la psicología es tan vieja como la reflexión” dirá Robinson (1982),
quién afirma que el hombre, en cualquier período que se considere, no ha sido indiferente a
la validez de su conocimiento o a las causas de su comportamiento. Nuestros más lejanos
antecesores luchaban con los problemas de la organización social, la crianza de los niños,
la competencia, la autoridad, las diferencias individuales, la seguridad personal y resolver
estos problemas requerían una penetración (no importa lo inculta que fuera) en las
dimensiones psicológicas de la vida.
En este sentido, Danziger (1993), sostiene que si bien las ideas psicológicas habían
tenido existencia mucho antes del siglo presente; lo que ha cambiado es el contexto social
inmediato en el cual las mismas son desarrolladas. Antes del siglo actual, las ideas
psicológicas fueron producidas ampliamente entre filósofos, hombres de la medicina,
economistas, políticos, historiadores, artistas y otros. Lo que en la historia más reciente
resulta absolutamente novedoso es la aparición de grupos de especialistas realizando
reclamos, crecientemente exitosos, del monopolio de la verdad psicológica.
30
casi como un instrumento accesorio y apologético de la joven y prometedora Ciencia del
fenómeno mental. (p. 3).
Sin embargo, Vezzetti (s/f) plantea que frente a una historia concebida como una
crónica de lo mismo, emerge una posición distinta del historiador que busca su autonomía
en la distancia que construye respecto de la función celebratoria y la confirmación de las
verdades establecidas. Asimismo el autor afirma que “no hay una historia de la psicología:
hay diversas psicologías y pluralidad de historias”.
Danziger (1993), desde una perspectiva crítica, considera que esta modalidad
historiográfica entiende que el conocimiento debe ser entendido como el resultado de un
proceso complejo de condiciones económicas, políticas, sociales y epistemológicas que
hicieron posible su devenir en una cultura y en una época dada.
31
En el texto Hacia un marco conceptual para una historización crítica de la psicología,
Kurt Danziger (1984), plantea que ante la multiplicidad de significados que podría
atribuirse a la expresión historiografía crítica, podemos por lo menos distinguir entre dos
sentidos amplios, sentido débil y sentido fuerte. El primero, constituye un acuerdo
mínimo, en donde la actitud crítica se extienda no sólo a las autoridades y las fuentes
históricas tradicionales, sino también a los puntos de vista del historiador y a la disciplina
misma (esto significa que no se presupone que el desarrollo de la disciplina deba haber
sido necesariamente progresivo). En palabras de Harres (1980), “(…) el objetivo de una
historia crítica entraña un intento consciente de evitar dar por sentados los prejuicios
actuales y usarlos como parámetro ahistórico según el cual se debe juzgar el pasado”
(citado en Danziger, 1984, p. 3). El sentido fuerte implica compromisos teóricos que van
mucho más allá de ese nivel mínimo. En principio, la historia crítica diverge
fundamentalmente con el naturalismo ingenuo, para el cual la psicología simplemente
encuentra sus objetos en el mundo natural; por el contrario, un enfoque crítico considera
que el surgimiento histórico de los objetos psicológicos mismos, tanto los objetos
psicológicos (“sensaciones”, “comportamiento”, etc.), como los sujetos psicológicos
(“sujetos experimentales”, “clientes”), son el producto de una construcción humana. Desde
esta perspectiva, su historia es en último análisis la historia de su construcción. “En
consecuencia, los objetos de psicología históricamente constituidos deben analizarse en
relación con la actividad constructiva de la que son producto (…) actividades puramente
teórica que crean objetos conceptuales, actividades prácticas (…) y actividades
institucionales que definen objetos sociales como los terapeutas y los clientes” (p. 4).
Poner de manifiesto esta actividad constructiva abre a nuevas preguntas del material
histórico, preguntas que no hallaran respuestas si se las busca en acciones e intenciones
específicas de individuos históricos concretos; el historiador crítico profundiza más allá del
nivel de autorrepresentación de los actores individuales, en un nivel de análisis de la
estructura de las actividades que generan conocimiento. Esto quiere decir que la historia
crítica en sentido fuerte, tiene que concebir, de alguna manera, a los “sujetos colectivos”, ir
más allá del nivel de los sujetos individuales hasta hallar la formación general de la que el
individuo es un caso. Danziger (1984), así lo expresa:
32
hasta clases sociales y comunidades intelectuales. Un compromiso con la
historia crítica no permite, por sí mismo, elegir entre estas alternativas,
pero sí incluir esta elección en la agenda. Ciertamente, la historia crítica
en sentido fuerte supone reconocer que la actividad constructiva
intencional de los individuos implica una estructura de problemas que
existe en un nivel transindividual, y que debe analizarse en este nivel.
Sigue habiendo, no obstante, un grado considerable de libertad respecto
de la forma en que se efectúa este análisis. (p. 7).
7
“Historia Whig” remite al término Wigh history, que según Dagfal, en la traducción del texto de Danziger
(1993), aclara que ha sido tomado por Herber Butterfield de la historia constitucional inglesa. “Con esta
expresión se refiere al enfoque de la ciencia que impone al pasado los patrones del presente, evaluando la
ciencia de antaño en relación a la actual” (p. 17).
8
Los estudios corresponden a Zehr (2000) y a Brock (1993), tratándose este último estudio, de la manera en
que ha impactado en libros de textos de historia de la psicología, la nueva interpretación sobre Wundt. Brock
advierte que los hallazgos más interesantes son desconocidos o desacreditados, llegando a la conclusión de
33
de apreciación histórica, que se distancia de los estudios de los historiadores profesionales
de la psicología, son definidas como tradiciones historiográficas. Si bien existen
numerosas tradiciones historiográficas, el autor se referirá solamente a dos, y según los
objetivos de la presente investigación, avanzaremos con una de ellas: la tradición
historiográfica anglosajona:
que las interpretaciones clásicas sobre Wundt ya han adquirido un valor mítico y los mitos resultan esenciales
a la función socializadora de los manuales de texto. (Klappenbach, 2006).
34
Boring, no tenía formación como historiador, al contrario estaba fuertemente
comprometido con las instituciones de la psicología (primer director del Departamento de
Psicología de la Universidad de Harvard y Presidente de la APA), además de ser el autor
de reconocidos libros de textos en la enseñanza de la psicología norteamericana. Uno de
los psicólogos más influyentes del período de entreguerras y con un fuerte compromiso
hacia la psicología norteamericana que impuso la tradición historiográfica anglosajona a
partir de su famosa obra Historia de la psicología experimental. En relación con la historia
de Boring, Kelly (1981 citado en Klappenbach, 2006) señala:
35
especulativa (psicología filosófica) es desacreditada por los “nuevos psicólogos”,
consientes de la existencia de un nuevo campo distintivo para la psicología. Si bien
usualmente se asume que la emergencia de un nuevo grupo dedicado a una nueva
especialidad es efecto del crecimiento intelectual, los autores intentaran mostrar que la
identidad científica puede preceder y hacer posible el crecimiento en la producción
científica.
Primero, los autores, tratan de determinar las personas que se identificaron a sí mismos
como practicantes de una nueva ciencia que investiga fenómenos mentales por medio de
método empíricos como la experimentación, observación y medición. Además, son
necesarias otras condiciones para que exista tal nueva identidad, como ser que no debe
tener otra identidad científica claramente establecida, y debe ser parte de un grupo activo.
Conforme a estas premisas, son excluidos los filósofos especulativos y los científicos
naturalistas. A partir de una distinción operacional, establecen un linaje de tres categorías
en la nueva disciplina psicológica: precursores, fundadores y seguidores. Los precursores
(científicos diletantes) son excluidos porque no se consideraban psicólogos ni así eran
identificados, por lo tanto solamente los fundadores (no estudiaron con psicólogos pero
formaron a sus propios discípulos como psicólogos) y seguidores (discípulos), son
considerados psicólogos.
Analizando los cuadros donde se muestran los linajes entre fundadores y seguidores en
Alemania, Inglaterra, Francia y EE. UU. (Op. Cit., pp. 15-16), puede observarse como W.
Wundt aparece destacado en todos ellos en calidad de fundador e innovador. A partir de
este análisis, Ben-David & Collins (1966), concluyen que es en Alemania donde hay que
buscar las condiciones cruciales para la innovación de la psicología científica:
Las figuras 1-4 indican que sólo en Alemania se desarrolló una red
autónoma para la transmisión y recepción regular de las nuevas ideas.
Subsecuentemente, los EE.UU. y más tarde Gran Bretaña se acoplaron a
esa red, y los EE.UU. eventualmente se convirtió en su centro. Francia
solo se acopló parcialmente y no desarrolló una red propia. En ausencia
de tal red, las innovaciones permanecieron como eventos aislados; sólo
la existencia de redes puede convertirlas en un proceso acumulativo. (p.
6)
36
Siendo Alemania considerado como el único caso positivo (Francia e Inglaterra
ejemplos negativos), cabe preguntarse por qué una red efectiva para la comunicación de
nuevas ideas se desarrolló solamente allí. Para los autores, la respuesta es que las
condiciones para el establecimiento de una nueva variedad del rol profesional
comprometida con el nuevo campo, sólo existían en Alemania, y tiene que ver con lo que
llaman hibridación del rol. La mudanza de los académicos de un campo a otro puede
ocurrir cuando las oportunidades de éxito en una disciplina son pobres, frecuentemente
como resultado de la superpoblación en un campo en el cual el número de cargos es estable
(conflicto de rol). Pero, hablamos de hibridación de rol, cuando las posibilidades de
innovación (nuevo rol) ocurren en una disciplina de gran mudanza —Filosofía— desde una
disciplina de más alto status —fisiología— (hibridación del rol en la cual los métodos
fisiológicos pueden ser aplicados al material de la filosofía en su punto más adyacente, la
psicología).
En las universidades alemanas del siglo XIX, la fisiología era una ciencia altamente
productiva y en expansión, teniendo entre 1850 y 1870 su mayor período de productividad,
pero a partir de 1860 la filosofía ofrecía condiciones competitivas mucho más favorables
que la fisiología; primera condición para la aparición de la hibridación de rol. La segunda
condición se relaciona con el conflicto de prestigio que se entablo durante el siglo XIX en
Alemania, entre la filosofía y las ciencias naturales. Las pretensiones del Idealismo de
hacer de la filosofía una super-ciencia, fueron destrozadas por la rápida expansión de las
ciencias naturales a partir de 1830, lo que trajo aparejado un gran desprecio por la filosofía
especulativa, que se sostuvo hasta el final del siglo. (Op. Cit.).
Wundt comenzó su carrera como fisiólogo en 1857, al calor de la competencia por las
nuevas cátedras que estaban creándose en fisiología. Luego de no haber sido tenido en
cuenta para la cátedra de fisiología en Heidelberg, en 1871, hizo la transición a filosofía en
1874. En base a su Psicología Fisiológica (Universidad de Zurich), ganó una cátedra en
Leipzig en 1875. La mudanza de Wundt a la filosofía debió ser una aguda crisis de
identidad para él, que podía ser resuelta con la innovación de un nuevo método filosófico:
37
reemplazando la especulación lógica con la investigación empírica, sino
a advertir ampliamente el hecho de que llevaba a cabo una empresa
diferente a las de los filósofos tradicionales. (Op. Cit., p. 9).
El trabajo de Ben-David & Collins (1966), sobre el análisis de los factores sociales
que contribuyeron al surgimiento de una nueva ciencia como la psicología, es interpretado
por Danziger (s/f), como una aproximación positivista que lleva a la conclusión
tradicional de que la psicología moderna comenzó en Alemania, y posteriormente
traslado su centro a los Estados Unidos. Los mecanismos ambientales que determinan la
selección de las mutaciones llevan a una “genealogía” donde Wundt es la figura central.
Danziger (s/f), considera que esta suposición de que la psicología que floreció en
EE.UU. alrededor de 1915 era la misma que apareció en Alemania en los años 1880, es
consecuencia de categorías explicativas ahistóricas, que piensan el desarrollo de la ciencia
como un progreso acumulativo, lineal y continuo: las normas que rigen la actividad
científica han sido siempre las mismas y han existido como ideas; lo que cambia son los
roles sociales y cuando las ideas científicas son tomadas por individuos que ocupan el rol
social de científico profesional, ellas llevan a una tradición en investigación continua y
acumulativa. Por lo tanto el nacimiento de una disciplina nueva, como la psicología,
depende de la invención de un nuevo rol, lo cual es llamado “hibridación del rol” (de
fisiólogo a filósofo, pero un nuevo tipo de filósofo, el psicólogo experimental). “En esta
consideración, el rol del psicólogo moderno es, en esencia, la invención de un individuo
singular, Wihelm Wundt, respecto a quien, la mayor parte de la generación siguiente de
psicólogos está relacionada, por medio de un complejo árbol “genealógico”, basado en el
“discipulado” (p. 4).
38
trabajo experimental sistemático (parte de la definición del rol de psicólogo), era una parte
de su trabajo, y no la más importante para él. Fue la generación que sucedió a Wundt quien
concibió una identidad profesional (fines del siglo XIX y principios del siglo XX). Por su
carácter de advenedizos, tenían razones para tratar de brillar en el prestigio reflejado de
una figura establecida como Wundt. Ellos colocaron el fundamento, para aquello que, una
generación posterior, iba a transformar en un “mito de origen”. El sociólogo de la ciencia
positiva, a causa de su perspectiva básicamente ahistórica, se vuelve una víctima fácil de
las reconstrucciones históricas distorsionadas que las generaciones posteriores proyectan
hacia el pasado. Tratan la evidencia histórica como si fueran hechos objetivos, cuando
usualmente, consiste en reconstrucciones realizadas por partes altamente interesadas.
Más aun, a partir del linaje establecido, “(…) hace posible ocuparse del desarrollo
completo de la psicología moderna, a partir del supuesto acto de creación de Wundt, como
un proceso de desarrollo interno dentro de la disciplina, sin entender al rol crítico jugado
por factores extra disciplinarios” (p. 6, el destacado es nuestro).
Investigar los orígenes sociales de la psicología moderna desde una perspectiva crítica,
implica poner de relevancia estos factores externos, ya que resultan fundamentales para
cualquier consideración del contexto social de las ideas psicológicas. Sobre finales del
siglo XIX y principio del siglo XX se produce un cambio en el contexto social inmediato
donde las ideas psicológicas son desarrolladas e intercambiadas. La existencia de un nuevo
grupo profesional-académico de “psicólogos” que reclama el monopolio del conocimiento
psicológico validado (la verdad psicológica), influye decididamente sobre dichas ideas, de
ahí en mas, mediatizadas por la comunidad de especialistas. Son estos factores, más que el
uso del método experimental, lo que define la transición desde el largo pasado a su corta
historia9. La significación de las técnicas de experimentación (exentas en sí mismas de
mayor significación), deriva de la manera en que son usadas, por quien y para qué. Las
técnicas empíricas fueron aplicadas a problemas psicológicos (por filósofos, médicos,
naturalistas) muy extensamente en el siglo XIX; pero “(…) los cambios cruciales se dieron
cuando estas técnicas, fueron usadas para legitimar el reclamo del monopolio del
conocimiento psicológico verdadero, por parte de una comunidad de especialistas (…)”
(Op. Cit., p. 2).
9
Comenta Nikolas Rose (1996), que hay numerosos volúmenes que narran la historia de la Psicología,
diciendo que tiene un pasado extenso de una tradición ininterrumpida de especulación acerca del alma; pero,
una corta historia, que comienza con el abandono de la metafísica y la especulación, hecho que se produjo
con el despliegue del “método experimental” en el siglo XIX.
39
La psicología que surge en Alemania no es la misma psicología que se desarrolla en
los EEUU. Considerando el rol de los factores externos, el ámbito académico en que la
psicología se desarrolla tiene profunda diferencias entre ambos países; mientras que en
Alemania, la psicología tenía que tomar en consideración intereses muy bien atrincherados;
en EE.UU., la psicología centraba sus derechos en territorio virgen (ver figura 1). La
diferencia en el contexto social, determinó la naturaleza diferente de la nueva disciplina de
manera fundamental. Las distintas estructuras universitarias que se muestran en la figura 1,
determinan también distintos modos de legitimación. En Alemania, la nueva disciplina fue
reclamada por el establishment, pero opusieron fuerte resistencia a la separación de la
psicología de la filosofía (hermano mayor); y fue ante los “mandarines”, que la psicología
tuvo que legitimarse. En EE.UU. los psicólogos tuvieron que justificarse a sí mismos frente
a un tribunal muy diferente: hombres de negocios y políticos (ver figura 2).
40
Estos intereses implican la definición de los objetivos científicos que a la
vez expresan ciertos intereses sociales. Los productos cognitivos están
determinados, entre otras cosas, por los objetivos que se proponen sus
productores. Pero estos objetivos, o intereses intelectuales, son también
una expresión de los intereses involucrados por la situación social que
enfrentan los practicantes. Son objetivos que tienden a legitimar ciertas
clases de actividad en relación con los que controlan los recursos que
dichas actividades requieren”. (p.10).
El interés intelectual sirve tanto para legitimar las actividades de sus practicantes ante
los grupos significativos a los que se dirige; como hacia lo interior, establecer las normas
por las cuales resulta juzgado el trabajo de los practicantes. En Alemania, las técnicas de
experimentación son utilizadas para el análisis de los procesos mentales, siendo la
experiencia inmediata de conciencia su objeto de estudio; en EEUU, el objeto es la
conducta y la experimentación es usada para la predicción y control de la misma. J. B.
Watson en su obra de 1933, La psicología desde el punto de vista conductista, pone de
manifiesto el aspecto exteriormente dirigido del interés intelectual, ya que estableció a
la psicología “(…) como una ciencia administrativa, como una tecnología a ser manejada
por los gestores de la sociedad, con la finalidad de dirigir las acciones de aquellos a su
cargo, hacia los canales deseados.” Watson (1933 citado en Danziger, s/f, p. 12). Este
aspecto exteriormente dirigido del interés intelectual, que el autor destaca en Watson,
donde la psicología es entendida como una tecnología a ser manejada por los gestores de la
sociedad y la experiencia externa su foco de interés, podemos ponerlo en relación/tensión
con lo acontecido en Alemania, donde la psicología no es pensada como auxiliar de la
filosofía, y su interés se centra en la dimensión subjetiva, la experiencia interna (ver figura
4).
41
embargo, en los Estados Unidos, donde no había la clase de filósofos “mandarines” 11 a ser
apaciguada, la veneración por el método experimental no conoció límites. La psicología
reclamo una posición superior entre las ciencias humanas, debido a la utilización del
método experimental. La psicología americana:
Los experimentos que involucran sujetos humanos, continúa Danziger (s/f), son
situaciones sociales, por lo tanto los conocimientos obtenidos están mediatizados por los
intereses intelectuales del psicólogo. Es a través de su efecto en la estructuración del
contexto de investigación, que los intereses intelectuales determinan la clase de
conocimiento que será válido para los practicantes de la disciplina. Existen diferencias
profundas en el contexto social de la investigación, establecidas por la psicología moderna
entendida como una disciplina filosófica y la psicología como una tecnología de
manipulación de la conducta. En Alemania, la experimentación se llevaba a cabo entre
científicos colaboradores que intercambiaban roles entre experimentador y sujeto, siendo el
“entrenamiento”12 del sujeto más importante que el del experimentador. En EE.UU., en
11
El historiador Fritz Ringer (1969 citado en Leahey, 2005) estableció un paralelismo entre los líderes
culturales de Alemania, los Bildungsbürger, y los Mandarines de la China de Confucio. Los Mandarines
eran una elite intelectual basada en una profunda formación en la cultura china. “Los mandarines valoraban
la formación académica en sí misma y se enorgullecían de trabajar sólo con la mente… menospreciando el
“trabajo manual” que también los Bildungsbürger despreciaban. Este énfasis de los Mandarines en la
formación académica frenó en China el desarrollo de la ciencia y la tecnología, igual que en Alemania frenó
el desarrollo de la psicología aplicada” (p. 214).
12
Danziger (1980), considera que el término “entrenamiento” es inapropiado y se ajustaría más la expresión
“observador experimentado”. Comenta que fue en el círculo de Titchener donde el énfasis en el “observador
entrenado” se convirtió en una cuestión de principio (para un saber completo sobre las sensaciones
elementales —de las que está compuesta toda experiencia compleja—, la percepción clara de los elementos
sensoriales podía ser alcanzada por aprendizaje —mente entrenada—). Por ello la exigencia fue expresada
en términos de entrenamiento, más que en la de simple experiencia del observador.
42
cambio, hay una diferenciación profunda de roles, donde el experimentador debía tener el
monopolio en entrenamiento e ilustración, y la fuente de datos, debía ser inexperta e
ingenua (ver figura 6).
43
Al respecto, Pierre Thuiller (1990), plantea que la ciencia, en contraste con el arte, la
religión y la filosofía, es considerada una actividad seria que gracias a procedimientos
eficaces nos conduce a certezas o verdades. Pero el problema, es cuando se glorifica con
exceso la certeza, la objetividad y neutralidad del método experimental. A pesar de los
trabajos hechos por muchos notables historiadores de la ciencia, siempre están en boga
numerosos “mitos”. “Mitos que presentan el “Método Experimental” como el único que
garantiza casi automáticamente el valor de los resultados obtenidos o, peor aún, que
hacen creer en la inmaculada concepción de las teorías…” (p. 3). Para P. Feyerabend
(citado en Thuiller, 1990), el Método ideal no tiene la transparencia ni la evidencia que se
concede. El Método no existe, todo puede valer. La “Racionalidad científica” no es la
única forma de racionalidad, hay a lo sumo una diferencia de grado entre conocimientos
científicos y conocimientos míticos. Para dominar y manipular la naturaleza en el estilo
activista tan caro a occidente, resulta bastante claro que la “ciencia experimental” sea en
principio un instrumento idóneo. Otros métodos pueden convenir a sociedades que se
hacen otra imagen del mundo. En Tratado contra el método, Feyerabend (1992), expresa
“(…) la idea de un método fijo, o la idea de una teoría fija de la racionalidad, descansa
sobre una concepción excesivamente ingenua del hombre y de su contorno social” (p. 12).
44
Tales mitos, exageran el elemento de continuidad en el desarrollo de la
disciplina, y tergiversan aquellos aspectos del pasado, que ponen en
duda los intereses intelectuales predominantes en la disciplina. En el
caso de la psicología moderna, ellos adoptan la forma de datar su origen
en la fundación del laboratorio de Wundt, debido a que la
experimentación tiene el es status de un fetiche. Lo que la sociología
positivista trata como “datos” históricos, son en realidad,
reconstrucciones históricas de las generaciones posteriores. El rol que
se le asigna a Wundt, por ejemplo, fue creado en la historiografía
interna de la disciplina, altamente interesada, y tergiversa su significado
real. (Danziger, s/f, p. 16).
45
Figura 1
Fuente: Danziger (s/f).
ÁMBITO ACADÉMICO
ALEMANIA EEUU
Nivel de profesionalización elevado de los Ausencia general de profesionalización en la
académicos alemanes. educación superior.
La psicología fue muy lenta en desarrollarse. Estaban proliferando los Departamentos de
psicología y existía un pequeño ejército de
La mayoría que investigaba en psicología tenían psicólogos profesionales, sin lazos con filosofía.
nombramiento en filosofía.
La psicología como disciplina autónoma es una
invención Norteamericana.
Los filósofos gozaban de gran prestigio, tenían Los filósofos profesionales eran escasos.
gran tradición y ocupaban posiciones académicas
de poder. La psicología era la disciplina mayor.
Escuelas médicas de gran prestigio en el mundo. Escuelas médicas lamentables, sin consolidación
profesional de la medicina.
La psicología tenía que tomar en consideración La psicología centraba sus derechos en
intereses muy bien atrincherados. territorio virgen.
EXPANCIÓN UNIVERSITARIA POSTERIOR A 1870
La expansión tuvo lugar sobre una estructura bien La creación de estructuras apropiadas fue
establecida. coincidente con la expansión de la misma.
La psicología recién llegada al sistema, debió La psicología ingresó desde el inicio en el sistema
tomar el lugar asignado por el mismo sistema. universitario moderno.
46
Figura 2
Fuente: Danziger (s/f).
LEGITIMACIÓN Y ESTABLISHMENT PROFESIONAL Y ACADÉMICO
ALEMANIA EEUU
La materia potencial de una nueva disciplina fue Los psicólogos tuvieron que justificarse a sí
reclamada por establishment extensión para mismos frente a un tribunal muy diferente:
trabajar en problemas psicológicos sin llegar a hombres de negocios o políticos (tenían control
ruptura con afiliaciones disciplinarias existentes de nombramientos en Universidad, fondos para
investigación y poder sobre oportunidades
La necesidad de una identidad disciplinaria profesionales).
separada, no fue muy fuerte.
Estos hombres con poder social estaban
Fuerte resistencia de establishment a separación de interesados en técnicas de control social y
psicología (había que persuadir a establishment). desempeño tangible (distinta imagen del hombre
que la del filósofo contemplativo).
La psicología no se limitada al método
experimental. El hombre tenía que ser hecho para la adaptación
de un sistema industrial.
La psicología dominada por preocupaciones de la
filosofía (Hermano Mayor). La psicología experimental debía proporcionar las
leyes fundamentales de gobierno de toda actividad
humana, independiente de contexto.
47
Figura 3
Fuente: Danziger (1990).
EL INTERÉS INTELECUTAL DETERMINA EL PROGRAMA DE TRABAJO Y
LA DISTINCIÓN CNCEPTUAL
Alemania Francia Inglaterra
Objeto de Procesos mentales Mostrar efectos de un Conjunto de patrones
conocimiento “elementales”, estado anormal para normales de desempeño con
considerados objetos información del respecto a los cuales se podía
naturales, característico de investigador ilustrado. comparar a las personas.
la mente humana normal y
madura.
Interés de Conocimiento de los Conocimiento de los Conocimiento del
conocimiento procesos elementales de la estados patológicos. desempeño comparado de
mente humana normal. individuos.
Fuente de datos Científicos Sujeto Solicitante
colaboradores
Sujeto individual Ejemplares Casos Dato estadístico
Estatus sujeto Científicos Mujeres legas en ciencia Público que paga honorarios
colaboradores, (histéricas) por servicio.
ejemplares de ciertas
características humanas
comunes.
Estatus Científicos Hombres científicos Investigador con
experimentador colaboradores (médicos) conocimiento
Situación Intercambio de roles. No hay intercambio de Diferencia estatus
experimental roles. Gran diferencia de público/investigador
estatus.
Tradición / Institutos de investigación Investigación médica Exámenes académicos
costumbre de las Universidades científica competitivos y, la evaluación
alemanas del siglo XIX. de los frenólogos.
Contexto social Wundt no estaba Interesada en sugestión Separación tajante entre
conforme con aislar al entre individuos, desempeño individual y
individuo, por eso lo condición para aparición contexto social, porque
limitó a procesos simples de estados anormales. desempeño es expresión de
factores biológicos innatos.
Problemática No hay malentendido, Rígido diferencial de Intereses contrapuestos entre
social pero el estrecho estatus entre sujeto e investigador, más lo
(perturbaciones). entendimiento mutuo investigadores y sujetos superficial del contacto
Rasgos inevitables hacía que las (sugestión mutua entre llevaba a malentendidos.
y no deseados observaciones de un Charcot, colaboradores y
equipo de investigación, pacientes)
sean imposible de
verificar por otro
laboratorio (derivado del
contexto psicosocial en el
cual se empleaba la
introspección).
48
Figura 4
Fuente: Danziger (s/f).
INTERÉS INTELECTUAL EXTERIORMENTE DIRIGIDO
ALEMANIA EEUU
Psicología como auxiliar de la filosofía. Psicología como ciencia administrativa, como
tecnología a ser manejada por los gestores de la
sociedad, con la finalidad de dirigir a aquellos a su
cargo.
La actividad externa sólo tiene interés en la Para tal propósito se ocupará de acciones
medida que arroja luz sobre lo subjetivo. manifiestas.
Foco de interés: experiencia interna, lo externo Foco de interés: experiencia externa, lo interno
es un medio. es un medio.
49
Figura 5
Fuente: Danziger (s/f).
RELACIÓN DE LA PSICOLOGÍA CON LAS CIENCIAS SOCIALES
ALEMANIA EEUU
Psicología: disciplina humanística. Psicología: disciplina administrativa.
Psicología fisiológica (experimental) y psicología Total olvido de la psicología de los pueblos de
social con métodos no-experimentales. Wundt.
50
Figura 6
Fuente: Danziger (s/f).
CONTEXTO SOCIAL DEL EXPERIMENTO
ALEMANIA EEUU
Intercambio entre experimentador y sujeto. Diferenciación profunda de los roles de
experimentador y sujeto.
El entrenamiento psicológico del sujeto era más
importante que el del experimentador. El experimentador debía tener el monopolio en
entrenamiento e ilustración, el sujeto debía ser
inexperto e ingenuo.
51
Figura 7
ALEMANIA EEUU
El conocimiento demuestra procesos universales que El conocimiento es útil para quien está en posición
caracterizan a toda mente normal, y cuyo sentido, de controlar y manipular.
estaba al alcance de todos.
Psicología dominada por la filosofía (hermana Escasos filósofos. La psicología era la disciplina
mayor). mayor.
La psicología fue una recién llegada al sistema La psicología logró ingresar desde el inicio en el
universitario. sistema universitario moderno.
La psicología tuvo que legitimarse en su propio La psicología tuvo que legitimarse ante los hombres
terreno ante el establishment tradicional académico de poder, que estaban interesados en técnicas de
(filosófico). control social y desempeño.
La actividad externa sólo tiene interés en la medida La psicología debía proporcionar las leyes de
que arroja luz sobre la experiencia subjetiva. gobierno de toda actividad externa humana
(adaptación). Lo subjetivo secundario.
La predicción y control de la conducta nunca fue un La psicología como ciencia general de la conducta
objetivo. cuyas leyes habrán de ser tan abstractas y ahistóricas
como las de la física (Thorndike).
El negocio de la disciplina era producir datos
para ser utilizados “de manera práctica” por
educadores, hombres de negocio…
Es una disciplina administrativa más que
humanística.
Psicología como tecnología.
La psicología social es la más importante porque es Desconoce la psicología de los pueblos de Wundt.
posible extraer conclusiones sobre psicología No puede tolerar la existencia de un mundo social
individual del estudio de los productos sociales (y no con sus propias leyes que influya en la psicología
a la inversa). individual.
Los individuos son activos en relación con su Despoja la acción humana de contenidos sociales,
ambiente sociocultural. Construcción de productos solo conducta. La realidad social y cultural son sólo
culturales por interacción de los individuos. estímulos.
Wundt no estaba conforme con el método En EEUU veneración por el método experimental
experimental que aislaba al individuo del contexto, que no conoció límites. La psicología reclama una
por eso lo limitó a procesos simples. posición superior entre las ciencias humanas, debido,
a la utilización del método experimental.
52
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bachelard, G. (1995). La formación del espíritu científico. Bs. As.: Siglo XXI
Ben-David J, & Collins R. (1966). Los factores sociales en los orígenes de una ciencia
nueva: el caso de la psicología. Título original: Social Factors in the Origins of a
New Science: The Case of Psychology. American Sociological Review, Vol. 31, nº
34, pp. 451-465. Traducción: Hernán Scholten. Disponible en:
www.elseminario.com.ar
Dagfal, A., Klappenbach, H. & Keegan, E. (1997). Entrevista a Kurt Danziger. Cuadernos
Argentinos de Historia de la Psicología, 3 (1/2), pp. 215-233.
53
origins of psychological research, Cambridge University Press, 1990; capítulo 4.
Traducción: Estela Giribaldi de Otero.
Hilard, E., Leary, D. & Macguire, G. (1991). The History of Psychology: A Survey and
Critical Assenssment. Annal Review Psychology, 42 79-107.
Koyré, A. (1979). Del mundo cerrado al universo infinito. México: Siglo XXI.
54
Kuhn, T. (1971). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de cultura
económica.
Martínez Riu, A., & Cortés Morató, J. (s/f). Diccionario de filosofía Herder. Barcelona:
Empresa editorial Herder S. A. (Versión CD-ROM – ISBN 84-254-1991-3).
Ringer, F. (1969). The decline of the German mandarins: the German academic
Community 1890-1933. Cambridge, Mass, Harvard University Press.
Smith, R. (1997). La historia de las ciencias humanas. Título original: The Norton History
of the human Sciences, New York, W. W. Norton. Traducción: Ana María Talak.
Disponible en: www.elseminario.com.ar
55