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Entendemos la discriminación como un trato desigual y desfavorable, hacia una persona o un

grupo, por características que le son inherentes, como pueden ser el sexo, la raza, la lengua
materna, la edad, o por características asumidas voluntariamente, como son la religión, el
estado civil, la vestimenta o la identidad étnica. Más específicamente, se puede definir la
discriminación como la negación -en una situación concreta- del ejercicio de un derecho,
tomando como justificación las características mencionadas.

A diferencia de los estereotipos o prejuicios, la discriminación se expresa en acciones


específicas que limitan a la persona en el ejercicio de derechos. Este fenómeno está
íntimamente vinculado a patrones históricos de exclusión social, sobre todo de la población
indígena, afroperuana y rural del Perú. Los estudios presentados en Perú Sin Discriminación
intentan identificar aquellos tratos y prácticas que impiden a las personas hacer respetar sus
derechos y lograr la igualdad de oportunidades que formalmente impera en este país.

Aunque los motivos para la discriminación entre peruanos son muchos, los estudios aquí
enfatizan las variables de raza o etnicidad, género y nivel socioeconómico. Diversos autores
plantean que la discriminación étnica o racial sería la causa de la mayor pobreza y exclusión
relativa de los indígenas y nativos peruanos y también de la situación de desventaja de los
afrodescendientes. Según este enfoque, el desprecio histórico hacia estas poblaciones dentro
de las instituciones del Estado, y las actitudes racistas y excluyentes de la élite política y
social, explican los bajos niveles de inversión en estos grupos y la poca voluntad de mejorar la
calidad de servicios que reciben.

Toda persona tiene derecho a la igualdad ante la ley


Además, la discriminación es considerada un delito. El artículo 323° del Código Penal señala
que:
El que, por sí o mediante terceros, discrimina a una o más personas o grupo de personas, o incita o
promueve en forma pública actos discriminatorios, por motivo racial, religioso, sexual, de factor
genético, filiación, edad, discapacidad, idioma, identidad étnica y cultural, indumentaria, opinión
política o de cualquier índole, o condición económica, con el objeto de anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos de la persona, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de dos años, ni mayor de tres o con prestación de servicios a la comunidad de
sesenta a ciento veinte jornadas.
Si el agente es funcionario o servidor público la pena será no menor de dos, ni mayor de cuatro
años e inhabilitación conforme al numeral 2 del artículo 36.
La misma pena privativa de libertad señalada en el párrafo anterior se impondrá si la
discriminación, la incitación o promoción de actos discriminatorios se ha materializado mediante
actos de violencia física o mental o a través de internet u otro medio análogo.
Existen vías para denunciar la discriminación. La Defensoría del Pueblo es una de ellas, pues
es la entidad que investiga denuncias de ciudadanos por violación de sus derechos en
entidades públicas. En el caso de discriminación en un centro de consumo, se puede presentar
una denuncia dirigida al Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Propiedad
Intelectual (INDECOPI), específicamente a la Comisión de Protección al Consumidor.
Entre los esfuerzos que está haciendo el Estado, cabe resaltar que en el 2006, los gobiernos
locales implementaron ordenanzas regionales, municipales y distritales contra la
discriminación. Además, el Ministerio de Cultura tiene la iniciativa Alerta contra el Racismo,
mediante la cual informa e interactúa con la ciudadanía para enfrentar la discriminación
étnico-racial en el Perú.

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