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Fomentar la prevención de prácticas discriminatorias en los procesos

electorales para garantizar los derechos político-electorales de todas las


personas y contribuir en la construcción de una sociedad democrática.

Unidad 1. Igualdad política, no discriminación y Estado


democrático
Objetivos específicos:

Reconocer las consecuencias que afectan la igualdad política a partir de las


manifestaciones de la discriminación que se gestan en las prácticas cotidianas.

Identificar las características mínimas generales de un Estado democrático a


través del principio de igualdad política para reconocer que promueven el
derecho a la no discriminación.

Introducción
Garantizar la igualdad a todas y todos los ciudadanos en el campo
electoral es fundamental para hacer realidad el ejercicio de derechos,
particularmente de los derechos político-electorales que hacen posible la
intervención efectiva de la ciudadanía en los asuntos y decisiones de la
vida pública.

La aplicación del principio de igualdad y el derecho a la no discriminación


exigen la universalidad del sufragio, así como la adopción de medidas
que aseguren el acceso y el ejercicio pleno de derechos sin ningún tipo
de discriminación en los procesos electorales.

En este curso se ofrecen elementos introductorios para comprender la


relación existente entre el campo electoral y el derecho a la no
discriminación, en el marco de la democracia, organizados en tres
apartados. En el primero se aborda la discriminación que se manifiesta
en México así como la organización y composición de un Estado
democrático. En la segunda unidad se mencionan los principales
elementos que conforman los procesos electorales, desde el punto de
vista de la acción ciudadana y de la igualdad. Por último, en la tercera
unidad, se revisan dos estrategias de prevención de la discriminación en
el campo electoral para promover la construcción de una cultura
electoral incluyente.

Última modificación: Wednesday, 27 de August de 2014, 11:51


Iguales y diferentes: la ciudadanía en los procesos electorales
1.1 Panorama general de la discriminación en México
En la sociedad mexicana la desigualdad está presente en el día a día y
no sólo desde el factor económico como se puede llegar a pensar en un
primer momento; en sentido más amplio, ésta desigualdad se identifica
en el acceso heterogéneo a los derechos que toda persona posee. En la
realidad, lamentablemente no todas las personas pueden gozar libre y
plenamente de todos sus derechos ya que las diferencias culturales,
jurídicas y sociales colocan a muchos grupos, personas y sectores de la
población en situaciones de discriminación. Este fenómeno en cualquiera
de sus formas constituye una violación flagrante a los derechos humanos
porque involucra el perjuicio legal, opresión política y trato desigual u
hostil a unos grupos o individuos por parte de otros (Cisneros, 2007); por
ejemplo:

 De acuerdo con el Reporte sobre Discriminación en México 2012,


hay un 10.7 por ciento de la población de entre 5 y 17 años de
edad que trabaja, es decir que 3 015 067 de niños, niñas y
adolescentes, en el mejor de los casos, combinan sus actividades
escolares con un trabajo (Módulo de Trabajo Infantil de la ENOE,
2009);
 Las personas indígenas padecen diversos obstáculos en relación
con el acceso a la salud, sobre todo, por la limitada cobertura de
centros de salud en las zonas donde habitan; mientras que en el
caso de la representación política de las mujeres; en el año 2006,
35 por ciento de las candidaturas a diputados federales en México
fueron para mujeres.
 De acuerdo a la ENADIS 2022, el 31.9%de la población de 12 años
y más con discapacidad declaró como la principal problemática a la
que se enfrentan es que las calles, instalaciones y transportes son
inadecuados a sus condiciones.

La discriminación es una forma en la que se imponen barreras sociales


que impiden o limitan el acceso a los derechos humanos, así como al
trato igualitario entre las personas menoscabando la dignidad y la
igualdad de oportunidades. En México es una realidad que muchas
personas, grupos y poblaciones son colocadas en situaciones de
desventaja frente a otras, las cuales acceden en menor medida a los
bienes y servicios que las instituciones del Estado ofrecen (salud, de
educación, trabajo, vivienda, etcétera); frenando su desarrollo y su
bienestar humano. Son muchos los motivos por los cuales las personas
son injustamente consideradas inferiores (tono de piel, orientación o
preferencia sexual, edad, condición social, de salud, económica, entre
otros); con todo ello, la discriminación es propiamente una violación a los
derechos humanos ya que abona significativamente a la dominación
autoritaria basada en una relación asimétrica e inequitativa de poder en
la que se tiende a estigmatizar y reforzar esta situación.

Jesús Rodríguez Zepeda (2004) en el texto ¿Qué es la discriminación y


cómo combatirla? define a la discriminación como “una conducta,
culturalmente fundada, y sistemática y socialmente extendida, de
desprecio contra una persona o grupo de personas sobre la base de un
prejuicio negativo o un estigma relacionado con una desventaja
inmerecida, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos
y libertades fundamentales.” En este sentido, en la cultura mexicana
existen prácticas culturales y sociales de carácter discriminatorio; por
ejemplo:

 Los hombres socialmente han sido más valorados desde distintas


perspectivas que las mujeres.
 Las personas adultas son más valoradas y respetadas que las
niñas y los niños o las y los jóvenes.
 Las personas heterosexuales son más aceptadas que las personas
homosexuales.
 Las personas con discapacidad son menos aceptadas e incluidas
en el ámbito laboral que las personas que no tienen una
discapacidad.

Es relevante entender que la discriminación está arraigada en la cultura


en donde existen comportamientos y actos que han sido normalizados e
invisibilizados socialmente; por ejemplo, en alguna época los siguientes
actos fueron considerados “normales”:

 Ejercer castigos físicos en contra de los niños y niñas durante su


proceso escolar por parte de los docentes a cargo.
 El papel social fundamental de la población femenina radica en el
cuidado del hogar y crianza de los hijos e hijas, más no en acceder
a un proceso educativo escolarizado, trabajar o desempeñarse en
algún ámbito laboral, ni mucho menos participar en procesos
políticos o electorales.
 La homosexualidad debe ser considerada como una enfermedad o
un problema psiquiátrico (aceptado por instituciones y organismos
de relevancia internacional).
 El hombre tiene la tarea de ser el proveedor del hogar, sus tareas
no radican en labores de limpieza, cocina y cuidado de los hijos e
hijas.

Sin embargo, los ejemplos anteriores resultan prácticas que niegan la


igualdad y libre acceso a los derechos humanos y libertades
fundamentales; ante ello es necesaria una transformación social en
donde todas las personas sean respetadas en sus diferencias y se
aprecien como elementos que enriquecen a la sociedad diversa.

Para detener y eliminar los actos discriminatorios actuales y futuros es


muy importante que dentro de la legislación nacional se dé cumplimiento
a los tratados internacionales en materia de igualdad y no discriminación
y se busque garantizar que todas y cada una de las personas sean
titulares de derechos. Con base en ello, la Ley Federal para Prevenir y
Eliminar la Discriminación (LFPED) la cual entró en vigor en el año 2003
y en el mes de marzo de 2014 sufrió una reforma integral; actualmente
constituye un eje fundamental para el cumplimiento y armonización de
las leyes en México y los Tratados Internacionales en esta materia.

En este sentido, la LFPED define en su artículo primero, párrafo tercero a


la discriminación como:

toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción


u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni
proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir,
impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de
los derechos humanos y libertades, cuando se base en uno o más
de los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el color de
piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, la
condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la
apariencia física, las características genéticas, la situación
migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones, las preferencias
sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación
familiar, las responsabilidades familiares, el idioma, los
antecedentes penales o cualquier otro motivo, así como, también se
entenderá como discriminación la homofobia, misoginia, cualquier
manifestación de xenofobia, segregación racial, antisemitismo, así
como la discriminación racial y otras formas conexas de
intolerancia.
En esta cláusula se establecen tres condiciones indispensables para la
constatación de un acto discriminatorio:

1. Distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u


omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional

Que tenga por efecto, intencional o no:

2. Obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el


reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades

Y que esté basada en:

3. Algún motivo inherente a las personas, como su edad, por


discapacidad, religión, entre otros.

La LFPED se sustenta en la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, la cual a partir del año 2001 incluyó una cláusula
antidiscriminatoria en su artículo primero que establece lo siguiente:

Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o


nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social,
las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias
sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la
dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los
derechos y libertades de las personas.

A partir de estas reformas se puede concebir un avance importante en la


armonización legislativa nacional que favorece el real acceso de todos
los derechos a todas las personas, grupos o poblaciones sin distinción.

La lucha contra la discriminación es parte esencial del proceso de


construcción por la consolidación democrática del país. En los hechos,
las prácticas discriminatorias conducen tarde o temprano al
establecimiento de limitaciones de las libertades fundamentales así como
a un tratamiento político y legal desigual hacia personas, grupos y
poblaciones discriminadas. Así, el fenómeno de la discriminación es un
problema de carácter estructural que involucra factores culturales,
económicos, jurídicos y políticos y éste se reproduce a lo largo y ancho
de la vida colectiva de la nación.
Más adelante revisarás la importancia de la igualdad de trato entre las
personas que se articula sobre la base de un Estado democrático, social
y de derecho en donde se prevengan, combatan y erradiquen las
asimetrías que existen en la sociedad mexicana por medio de un trabajo
conjunto entre las instituciones del Estado mexicano, la ciudadanía y las
organizaciones de la sociedad civil. Por ello es importante abordar el
tema de la democracia como vía para hacer frente de manera directa y
contundente a las realidades que amenazan sus propias bases; de lo
contrario la vida nacional se perpetuará sobre una democracia frágil e
incompleta que favorece a las personas, grupos y poblaciones de
manera desigual.

Última modificación: Monday, 26 de June de 2023, 14:01

1.2 Igualdad política y no discriminación


“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en
derechos” de acuerdo con el artículo primero de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos establecida en el año de 1948 donde la
Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó dicha Declaración la
cual representa actualmente un modelo común a ser alcanzado por todos
los pueblos y naciones, asimismo busca que los derechos que en ella se
estipulan sean reconocidos en y por todas las personas, reconociendo y
respetando la dignidad humana así como su valor. Esta declaración
representa una respuesta a aquellos actos de barbarie inhumanos que
acontecieron durante la Segunda Guerra Mundial.

Tú puedes identificar que todos los seres humanos son diferentes, si bien
algunos comparten gustos o creencias afines siempre hay algo que
distingue a una persona de otras, por ejemplo: la ideología, el carácter, el
contexto social y familiar, el aspecto físico, las profesión, etcétera. Aun
cuando todos y todas tienen un sinfín de diferencias, desde el enfoque
jurídico todas y todos son igualmente libres, igualmente dignos e
igualmente titulares de derechos básicos y no se opone a las diferencias
individuales ni a la diversidad social; el que todas las personas tengan los
mismos derechos implica que todos y todas son libres y por tanto,
poseen el derecho a ser diferentes y a que se reconozcan y respeten
dichas diferencias.

Para la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las


Naciones Unidas los derechos son inherentes a todas las personas sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, color,
religión, lengua, o cualquier otra condición o característica; tales
derechos abarcan libertades, facultades, prerrogativas o reivindicaciones
que garantizan una vida digna para todas las personas, grupos y
sociedades. Así, los derechos humanos han sido el medio para
contraponerse a cualquier sistema que suponga que las personas
merecen más o menos oportunidades y libertades dependiendo de
alguna condición o característica. Con lo anterior, México se concibe
como un Estado democrático y respetuoso de los derechos humanos y
requiere de la implementación de todas aquellas medidas necesarias
para lograr la plena realización de éstos (Conapred, 2014).

Pedro Nikken del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH)


considera que “una de las características resaltantes del mundo
contemporáneo es el reconocimiento de que todo ser humano, por el
hecho de serlo, es titular de derechos fundamentales que la sociedad no
puede arrebatarle lícitamente. Estos derechos no dependen de su
reconocimiento por el Estado ni son concesiones suyas; tampoco
dependen de la nacionalidad de la persona ni de la cultura a la cual
pertenezca. Son derechos universales que corresponden a todo
habitante de la Tierra”.

En este entendido, es importante abordar el concepto de igualdad. Ésta


se refiere al principio de que todos los seres humanos son iguales como
fundamento ético y político de una sociedad democrática. Las personas
no son idénticas entre sí en cuanto a intereses, aptitudes, estilo de vida y
otras dimensiones individuales o sociales; no obstante la igualdad como
principio requiere que las personas tengan los mismos derechos y las
mismas oportunidades de acción y desarrollo, requiere también el
respeto a la diferencia de todo grupo social y cultural para el desarrollo
de una justicia social distributiva para los colectivos desfavorecidos
(Conapred, 2014). En este sentido, todas las personas deben tener
garantizada la igualdad de oportunidades para alcanzar el máximo de
sus posibilidades en el aprendizaje, el trabajo, la cultura o el deporte en
función de sus propios esfuerzos. Este principio se basa en el
reconocimiento de una dignidad humana igual y en los derechos
universales de las personas; además se expresa en tres tipos de
igualdad:

1. La igualdad jurídica: reconoce que todos los ciudadanos y ciudadanas


tienen capacidad para los mismos derechos.

2. La igualdad política: expresa que ninguna de las diferencias


personales (como el tono de piel, la preferencia u orientación sexual, las
creencias religiosas, etcétera, o desigualdades sociales existentes)
puede legitimar el dominio de unas personas sobre otras por ejemplo, la
religión mayoritaria sobre las religiones minoritarias; la heterosexualidad
sobre la homosexualidad.

3. La igualdad de oportunidades: busca hacer menores las


desigualdades entre quienes tienen mejores condiciones económicas y
sociales y quienes no las tienen, por lo que el Estado mexicano tiene la
obligación de intervenir para garantizar el derecho de todas las personas
y grupos sociales a gozar de un nivel mínimo de bienestar económico y
seguridad social para que puedan ejercer todos sus derechos.

La igualdad hace a todos idénticos e idénticas en derechos y


obligaciones frente a la ley con independencia de las diferencias
individuales de cada persona; es decir, es una igualdad dentro de la
libertad y para la libertad la cual toma en cuenta la diversidad y el
pluralismo existente en las sociedades. Así, mientras el principio de
igualdad genera ciudadanos y ciudadanas iguales ante la ley, el principio
de libertad promueve el ejercicio libre de la ciudadanía en el que todas
las personas puedan acceder a sus derechos como pertenecientes a un
Estado-nación. En pocas palabras la igualdad es un punto de partida
como meta de llegada.

Igualmente los derechos humanos se asientan sobre el principio de


igualdad y no discriminación en donde ésta enfatiza la forma en la que
las personas deben acceder al goce y ejercicio de derechos y la no
discriminación, y acentúa la necesidad de proteger a las personas de
distinciones arbitrarias (Conapred-SEP, 2012).

Por su parte, la no discriminación como derecho humano si se viola o no


se respeta, inhibe el ejercicio de otros derechos; por ello se considera
que el derecho a la no discriminación es un derecho llave, esto no quiere
decir que sea más importante sino que es necesario su cumplimiento
para poder ejercer todos los demás derechos. Este derecho también es
considerado como un derecho humano debido a que sienta las
condiciones para la realización de los planes de vida individuales en
condiciones de igualdad y dignidad humana.

El primer artículo de la Constitución mexicana figura en este tema ya que


establece con claridad la igualdad en derechos de todos los mexicanos y
mexicanas (conocida también como cláusula igualitarista) y a la vez
prohíbe todo tipo de discriminación (cláusula antidiscriminatoria) lo que
permite que la “igualdad y la no discriminación” se conjuguen y se
refuercen en una norma nacional muy importante:

Artículo 1°. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas


gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en
los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así
como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones
que esta Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de


conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de
la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
amplia. […]

Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o


nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las
condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias
sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad
humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y
libertades de las personas.

Lo anterior posibilita la construcción de un Estado capaz de prevenir la


violencia, promover y garantizar la libertad y la igualdad; donde se
garanticen los derechos humanos y libertades fundamentales de toda
persona mediante un marco jurídico apegado a normas legales y
políticas públicas que combatan y prevengan la discriminación.

La igualdad política de la democracia

El valor de la igualdad política no sólo se realiza en los comicios: implica


por el contrario que todo ciudadano y ciudadana goza de los mismos
derechos y de las mismas obligaciones y en consecuencia que no deben
existir grupos, clases o capas sociales privilegiadas con derechos
políticos especiales lo que explica que las normas jurídicas tengan que
ser universales al disponer los derechos y las obligaciones de todas las y
los ciudadanos, y que nadie –persona, grupo o población puede
pretender colocarse por encima del imperio de la legalidad. Siendo esas
normas universales, su aplicación debe ser igualitaria sin excepción de
personas o intereses específicos.
La igualdad jurídica por ende no se opone a las diferencias sociales y
culturales, tampoco impide las distinciones por mérito o por capacidades
de determinado tipo. No es una igualdad igualitarista o uniformadora que
pretenda abolir el pluralismo y la diversidad constitutivos de las
sociedades modernas; lo único que excluye claramente es la pretensión
de convertir las diferencias en privilegios y las desigualdades en coartada
para someter a otros seres humanos, pues se basa en el supuesto
esencial de que ninguna diferencia o desigualdad puede justificar una
presunta superioridad política o un pretendido derecho exclusivo de
autoridad sobre los demás y por lo tanto, ningún ser humano vale
políticamente más que otro. Igualdad en la libertad, en la capacidad para
participar en la formación de gobierno y en la autorización de políticas, la
igualdad democrática implica una ética de la equidad en el trato social es
decir, un reconocimiento y respeto estricto de los derechos civiles y
políticos de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas
independientemente de su edad, sexo, religión, ocupaciones o rango
socioeconómico.

En este sentido es relevante entender en un inicio, que la democracia


promueve un trato igualitario y equitativo hacia todos los seres humanos
y rechaza toda ideología racista, sexista o clasista que sostenga la
superioridad natural de una ideología, de un género o de una clase
social. Por lo mismo, es evidente que las desigualdades extremas en la
sociedad pueden limitar o incluso anular los derechos o la posibilidad de
ejercerlos de muchos ciudadanos. Situaciones como la pobreza extrema,
la desigualdad económica o incluso de asimetría cultural grave favorecen
el surgimiento de relaciones desiguales de poder económicas o
ideológicas, que cancelan en la práctica la vigencia de esa igualdad
política pervirtiendo gravemente los propios procedimientos relacionados
íntimamente con la garantía de los derechos humanos.

 Por ejemplo, los derechos políticos de las personas con


discapacidad en muchas ocasiones se ven coartados por la falta
de accesibilidad en las boletas de voto o en las casillas y del nulo o
poco grado de autonomía e independencia que se les permite
como sujetos de derechos al ejercer su voto.
 Otro claro ejemplo es el reconocimiento tardío del derecho al votar
y ser votadas de las mujeres para puestos de elección popular
publicado en el Diario Oficial de la Federación hasta el 17 de
octubre de 1953.
Estas desigualdades culturales extremas han favorecido en algún
momento de la historia liderazgos carismáticos e irracionales, basados
en la superstición o en pasiones primarias en donde tampoco es
complicado esperar una deformación similar. Por todo ello, las
democracias políticas estables parecen suponer un compromiso social
para promover una equidad económica y cultural creciente, capaz de
servir como base para el ejercicio efectivo de la igualdad ciudadana.

Es aquí, cuando se hace relevante hablar de igualdad, libertad y


tolerancia para el acompañamiento del respeto a los derechos humanos,
donde el gobierno de las leyes sea del gobierno de las personas y por
supuesto el respeto al derecho a la no discriminación.

Última modificación: Wednesday, 5 de February de 2020, 10:56


1.3 Implicaciones generales del Estado democrático
a democracia como forma de gobierno nació aproximadamente 2, 500 años en la
antigua Grecia y más precisamente en la célebre polis (ciudad-Estado) de Atenas;
en el debate teórico que acompañó su surgimiento se le caracterizó como el
gobierno de los muchos, de la mayoría o de los pobres, en oposición al gobierno
de los pocos, de los mejores o de los ricos, así como al gobierno de uno que a su
vez podía ser considerado como rey, tirano o déspota (Salazar, 2005).
Actualmente la democracia constituye un sistema ético y político es decir, un
sistema que además de representar un conjunto de instituciones, procedimientos
y técnicas de gobierno para la toma de decisiones políticamente significativas;
también encarna un conjunto de valores, principios y normas de convivencia sin
las cuales sería la expresión de una lucha vacía por el poder (Bobbio, 1984).

Entre los valores que buscan ser alcanzados dentro de un sistema democrático se
encuentran la igualdad, la libertad y tolerancia, la ausencia de cualquier tipo de
violencia, el respeto a los derechos humanos y el principio de la no
discriminación; entonces la democracia puede ser entendida como una forma de
gobierno y como un sistema de valores. Desde una perspectiva actual, un
régimen democrático se caracteriza por lo que Luigi Ferrajoli (2010) llama
“democracia constitucional”; esto es, que en este modelo de Estado existe un
texto jurídico que es de máxima jerarquía normativa y que se conoce como
Constitución, en ella se encuentran los derechos de las personas y la división de
los poderes los cuales son considerados como el “contenido mínimo” de éste
documento.

Según este autor, existen dos dimensiones de la democracia constitucional que


permiten comprender este régimen democrático de máxima jerarquía:
1. Formal o procedimental: se establecen las cuestiones que determinan si un
país tienen un régimen parlamentario o uno presidencial, si las y los legisladores
son electos por tres o seis años, si la o el presidente puede o no reelegirse, el
tiempo de duración de las campañas electorales, los requisitos para formar
nuevos partidos políticos, etcétera. (Carbonell, 2013)

Por ejemplo, en México la elección del presidente de la república y de los


senadores y las senadoras es cada seis años y la elección de los diputados y las
diputadas es cada tres años.

2. Sustancial: indica las obligaciones y acciones de las y los gobernantes es


decir, existen mandatos que obligan a las autoridades de un Estado a “abstenerse”
y “hacer” ciertas conductas o decisiones. Por ejemplo:

La Constitución mexicana expresa claramente los derechos a la educación, al


trabajo o a la salud y es el Estado mexicano quien brinda las condiciones
necesarias para que todas las personas puedan acceder a dichos derechos y no
puede dejar de prever presupuestos para los servicios de salud, el sistema
educativo o programas para el fomento del empleo; en caso de que el Estado
mexicano no cumpla con ello estará violando la Constitución.

La dimensión sustancial de la democracia en consecuencia con lo señalado no se


refiere a procedimientos y elecciones, sino al contenido del régimen democrático:
lo que la democracia puede concretamente hacer para mejorar la vida de los seres
humanos. Por eso es que los derechos humanos son la mejor forma de expresión
de todos los valores que caracterizan a un sistema político democrático (Ibídem,
pp. 12).

Junto con la libertad, la igualdad proporciona sentido y orientación a los sistemas


democráticos; aunque con frecuencia los derechos propios de un sistema
democrático se entienden fundamentalmente como libertades o atribuciones del o
la ciudadana: libertad de elegir, libertad de asociarse para fines políticos, libertad
de expresar sus ideas y preferencias políticas, titularidad no vetada de competir
por un cargo político (Rodríguez, 2011); su distribución debe ser igualitaria, sin
tratos diferenciados, sin excepciones arbitrarias y sin discriminación.

De esta forma, la democracia debe asegurar la igualdad entre todas las personas
en donde cada individuo pueda ser titular de sus derechos y desarrollarse con
sentido y significado basado en elecciones propias, plenas y consientes.

Componentes del Estado democrático


Para poder hablar de un Estado democrático se deben alcanzar las metas de
libertad, progreso, desarrollo y bienestar así como permitir un despliegue de las
capacidades humanas es decir, si en un Estado existen desigualdades, jerarquías
de personas y discriminación; se considera que éste no cumple con las
características básicas de la democracia. En la construcción y permanencia de un
Estado democrático es necesario dejar de considerar como ‘naturales’ las
relaciones de desigualdad; para ello es necesario que las instituciones, normas y
prácticas sociales vayan orientadas hacia el ideal de igualdad. No debe perderse
de vista que la desigualdad es siempre una relación social negativa, una forma de
dominio, opresión y control que establece relaciones asimétricas entre las
personas y que esa condición deriva su carácter pernicioso y éticamente
indeseable atrayendo como consecuencias la discriminación, la violencia, la
injusticia y la intolerancia hacia la diversidad.

Por lo anterior, el Estado democrático debe ser sustentado bajo la eliminación de


barreras de acceso a los derechos políticos, principalmente de las mujeres, la
personas con discapacidad, migrantes y aquellas personas, grupos o poblaciones
discriminadas; es decir, debe tener la capacidad de armonizar la voluntad de la
mayoría con el respeto a los derechos e integridad de la minoría. El Estado
democrático debería ser entendido entonces como un valor social sustantivo,
como una meta colectiva o como un Estado de mejoría social permanente o hasta
de superación de todo conflicto significativo (Rodríguez, 2011).

De acuerdo con el filósofo italiano Michelangelo Bovero, existen cuatro fases del
“juego” democrático que contribuyen a la comprensión de los procesos
democráticos:

1. Elegir: implica las condiciones de la elección popular (voto universal,


igual, libre y autónomo). Para ejercer el voto es necesaria la no coacción
que es la imposición de condiciones para obligar a una persona bajo otros
intereses que los propios, el igual peso en la representación y deben existir
además las condiciones materiales para dar cabida a decidir bajo
condiciones reales de manera independiente.
2. Representar: se deben cumplir dos aspectos en la representación, actuar
por nombre y cuenta de otros (representación formal) y reflejar la
composición política de la sociedad.
3. Discutir: son las características del “juego” parlamentario. No hay
decisión democrática sin discusión previa, es el momento en el cual puede
desplegarse la esencia del procedimiento democrático, la posibilidad del
consenso.
4. Decidir: es la “regla de oro de la democracia”; es cuando las y los
ciudadanos eligen por el principio de mayoría a sus representantes,
legisladores, legisladoras y gobernantes.

Este régimen político puede ser entendido en el que los derechos están mejor
protegidos y es la forma de gobierno que presupone la existencia, reconocimiento
y garantía de ciertos derechos, sin ellos no funciona.

Seguir perpetuando los tratos diferenciados y el acceso desigual a los derechos


humanos entre las personas, contribuye también a la violación de los derechos
políticos de algunos grupos o sectores de la población, por ello es importante que
como ciudadano o ciudadana tengas presentes las consecuencias eminentemente
negativas de los actos discriminatorios que se gestan en las prácticas cotidianas y
en donde éstos inciden en el libre acceso del ejercicio de los derechos y libertades
fundamentales, así como al principio de igualdad política y al Estado
democrático.

Última modificación: Wednesday, 5 de February de 2020, 10:58

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