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Texto de la resolución

* 050066030170CA *
EXP: 05-006603-0170-CA

RES: 000631-F-2007

SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José a las

nueve horas treinta y cinco minutos del treinta y uno de agosto de dos mil siete.

Excepción de prescripción dentro proceso ejecutivo establecido en el Juzgado

Civil de Hacienda de Asuntos Sumarios del Segundo Circuito Judicial de San

José por la CAJA COSTARRICENSE DEL SEGURO SOCIAL, representada por su

apoderada general judicial, Hellen María Corrales Marín, abogada;

contra MARTHA EUGENIA BALMA CURCO, divorciada y ENRIQUE ROJAS

ROBLES, ambos de oficio no indicado. Las personas físicas son mayores de edad,

vecinos de San José y con la salvedad hecha, solteros.

RESULTANDO

1.- La Jueza Kenny Obaldía Salazar, en resolución de las 13 horas 57 minutos del

15 de noviembre de 2005, resolvió:”De conformidad con lo expuesto, citas legales

enunciadas procede acoger la excepción de prescripción de capital alegada por la


accionada Balma Curco. Se declara SIN LUGAR este proceso sumario ejecutivo
simple  de  la  CAJA COSTARRICENSE  DE  (sic)  SEGURO
SOCIAL  contra MARTHA EUGENIA BALMA CURCO  Y  ENRIQUE ROJAS
ROBLES. Se revoca la ejecución despachada  y el embargo decretado en autos.-
Firme la presente resolución procédase al levantamiento de embargos
decretados  y archívese el expediente previo movimiento en el sistema informático
que al efecto lleva este Despacho. Por ser los intereses accesorios al principal
declarado prescrito, se omite pronunciamiento al respecto. Se resuelve este asunto
sin especial condenatoria en costas.”
2.- La parte actora apeló y la Jueza Siria Carmona Castro, en sentencia no. 503-S-
06 de las 11 horas del 22 de agosto del 2006, dispuso : "En lo que es objeto del

recurso se CONFIRMA la resolución recurrida.-"


3.- La parte actora formula recurso de casación por el fondo. Alega

violación de los numerales 796 y 802 del Código de Comercio y el ordinal 296

inciso a) del Código Procesal Civil.

4.- En los procedimientos ante esta Sala se han observado las

prescripciones de ley. Interviene en la decisión de este asunto el Magistrado

Suplente Gerardo Parajeles Vindas.

Redacta el Magistrado Solís Zelaya

CONSIDERANDO

I.- El 15 de marzo de 1996, la señora Marta Eugenia Balma Curco suscribió

el pagaré número 733226-A, mediante el cual se comprometió pagar

incondicionalmente a la orden de la Caja Costarricense de Seguro Social (en

adelante CCSS) la suma de ¢938.833, reconociendo una tasa de interés del 18%

anual. El señor Enrique Rojas Robles, en garantía de esa obligación, se constituyó

fiador solidario. De conformidad con el tenor literal de dicho título valor, el monto

indicado era pagadero a la vista. El 22 de abril del 2005, la apoderada general

judicial de la CCSS interpuso demanda ejecutiva simple en contra de dichos

señores. Reclamó un adeudo de ¢639.038,25 por concepto de principal, más los

intereses correspondientes. En el escrito de demanda liquidó los réditos generados

en el período comprendido entre el 1 de julio de 1997 y el 30 de diciembre del

2004 en ¢947.551,72. El Juzgado Civil de Hacienda de Asuntos Sumarios, en

auto de las 19 horas 7 minutos del 26 de mayo de ese año, despachó ejecución en

contra de los demandados por ¢1.586.089,97; asimismo, por ese monto, más el


50% de ley, decretó embargo en sus bienes. El señor Rojas Robles fue

debidamente notificado el 17 de junio; por su parte, la señora Balma Curco se

apersonó el 8 de julio interponiendo la defensa de prescripción del adeudo. El

indicado Despacho la acogió a favor de ambos codemandados. Por ende, declaró

sin lugar la demanda, revocó la ejecución y el embargo decretado. Falló sin

especial condenatoria en costas. El Juzgado Contencioso

Administrativo y Civil de Hacienda confirmó esa decisión. La apoderada general

judicial de la institución actora interpuso recurso de casación por razones de fondo.

II.- Como primer motivo de disconformidad, alega la casacionista

quebranto del artículo 802 inciso g) del Código de Comercio. Esta norma,

manifiesta, establece que serán aplicables al pagaré, mientras ello no sea

incompatible con su naturaleza, las disposiciones de la letra de cambio, referentes,

entre otras, a la prescripción. De manera clara se establece, apunta, cuáles

disposiciones de la cambial no son aplicables al pagaré: la presentación para que

sean aceptadas, la aceptación, la aceptación por intervención y las exigencias del

protesto. Señala la recurrente que en la sentencia de esta Sala número 278 de las

15 horas 20 minutos del 26 de abril del 2000 se cita la obra del autor italiano

Messineo (“Manuale di Diritto Civile e Comerciale”, Milano, 1970), en donde se

alude a la lista de disposiciones relativas a la letra de cambio incompatibles con el

pagaré. Transcribe, en lo de su interés, dicho precedente. Del análisis de la

sentencia recurrida, arguye, se determina que la disposición de comentario fue

infringida al momento de resolver el sub júdice. La casacionista copia parcialmente

el considerando V de ese fallo. Manifiesta que este órgano jurisdiccional se ha

referido a la naturaleza jurídica del pagaré en los votos 6 de las 15 horas del

21 de enero de 1994, 125 de las 15 horas 15 minutos del

10 de noviembre de 1995 y 278 de las 15 horas 20 minutos del 26 de abril del

2000, en los cuales, según indica, se colige que es un título valor abstracto, que
comprende obligaciones cambiarias simultáneas o sucesivas (por ejemplo: diversas

fianzas, endosos, etc.), con la misma naturaleza de la letra de cambio. Asimismo,

asevera, el pagaré es conocido como un título valor acausal, donde la relación

subyacente no juega ningún papel para dilucidar cuestiones jurídicas atinentes al

cumplimiento de las obligaciones en él contenidas. En los títulos abstractos, como

el pagaré y la letra de cambio, agrega, es irrelevante que la causa que los origina

se mencione, pues predomina la abstracción sobre la literalidad

respecto de terceros. De aquel principio, añade, se colige que las excepciones

causales sólo son oponibles en la relación inmediata entre el acreedor y el deudor

originarios. La fianza es un negocio autónomo e independiente de la obligación

subyacente, manifiesta; en consecuencia, no debe confundirse la causa del

negocio originario con la del fiduciario. Tanto la cambial, cuanto el pagaré, reitera,

son títulos valores abstractos, acausales, donde el aval y la fianza son negocios

independientes y autónomos del negocio cambiario original, de manera que, la

aplicación de las disposiciones concernientes a la

prescripción de la letra de cambio, por remisión expresa del inciso g) del artículo

802 del Código Mercantil, no atenta contra la naturaleza misma del pagaré. La

sentencia impugnada, concluye, se fundamentó en los

conceptos de solidaridad de la obligación y de accesoriedad de la fianza,

dejando de lado a la indicada norma, la cual regula la prescripción del pagaré; ello,

a pesar de que constituye parte de los fundamentos de derecho del

recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia.

III.- De acuerdo con el fundamento del presente agravio, es menester

apuntar lo siguiente. El recurso por razones de fondo, como el presente, se otorga

por violación de la ley sustantiva. El quebranto legal puede ser directo o indirecto.

El primero se da cuando no existe error de índole probatorio. En consecuencia, los

hechos están correctamente seleccionados y enunciados en el fallo recurrido, pero


el Tribunal se equivoca en su calificación jurídica o interpreta mal la ley. El

segundo, tiene lugar a través de yerros cometidos al apreciar las pruebas. Pueden

ser de hecho o de derecho. El error de hecho se da cuando el juzgador incurre en

desaciertos materiales al apreciar el acervo probatorio, verbigracia, endosar a los

declarantes afirmaciones no emitidas por ellos o atribuir a un documento un

contenido inexistente. Por su parte, el de derecho tiene lugar cuando se le otorga

a las pruebas un valor legalmente indebido, o se les niega el propio. Cuando se

alega este yerro, le resulta indispensable al casacionista referir, con precisión, las

normas infringidas concernientes al valor de los elementos probatorios

apreciados de manera equivocada. Además, y en las dos clases de errores, débese

indicar, de la misma manera, cuáles fueron las pruebas mal apreciadas y en qué

consisten los yerros cometidos. Asimismo, es necesario señalar las leyes infringidas

en cuanto al fondo (artículos 595 inciso 3 y 596 párrafo 2do. y 597 párrafo 2do del

Código Procesal Civil). Relacionado con lo anterior, este Tribunal, en las

resoluciones números 646 de las 16 horas 45 minutos del 22 de agosto del

2001 y 860 de las 10 horas 50 minutos del 7 de diciembre del 2003, ha indicado

que, al socaire de los cánones mencionados del Código de rito civil, la

violación de ley puede acontecer por errónea interpretación, aplicación indebida o

falta de aplicación. Esto no resulta necesario que la norma de manera expresa lo

indique, pues es labor del intérprete colegir tal aspecto. Salvo para el primer

supuesto –errónea interpretación- siempre existirán dos normas

conculcadas. De esta forma, si se alegare violación de ley por aplicación indebida,

existirá otra norma quebrantada por falta de aplicación y viceversa.

Tratándose de violación indirecta, se repite, al cuestionarse el cuadro fáctico

acreditado en la sentencia recurrida, cumple el recurrente con el deber de citar la

norma conculcada, al indicar cuál resulta violada por falta de aplicación. Esto, por

cuanto, eventualmente, se daría un cambio en los hechos probados y, por ende,


en el análisis a efectuar. En cambio, cuando lo alegado es violación directa de ley,

al mantenerse incólume el elenco de hechos probados, sólo se cumple con dicho

deber cuando el casacionista indica cuáles son las normas conculcadas por

indebida y falta de aplicación, o viceversa. Al respecto, pueden consultarse las

sentencias de esta Sala números 652 de las 11 horas 30 minutos del 5 de agosto

del 2004 y 419 de las 9 horas del 20 de junio del 2005. Lo alegado por la

casacionista en el agravio de mérito, es un quebranto directo del numeral 802

inciso g) del Código de Comercio, sin indicar de qué manera resultó conculcada

esa disposición. No obstante, a la luz del fundamento del reparo, se colige que lo

fue por falta de aplicación. Empero, omite señalar cuál o cuáles normas fueron

trasgredidas por errónea aplicación. Esto, al amparo de lo anteriormente señalado,

lo torna informal, imponiéndose, por ende, su rechazo. Sin perjuicio de lo

anterior, y a mayor abundamiento de razones, precisa indicar que, aún cuando se

analizará el reproche aducido por indebida interpretación del señalado ordinal del

Código Mercantil, también se impondría su rechazo. Lo alegado por la recurrente

resulta fútil a efectos de quebrar el fallo, al omitir señalar como conculcadas, con

la respectiva explicación de cómo fueron violadas, las normas que

sirvieron de sustento para la decisión del Ad quem, es decir, los artículos

978 y 980 del Código Mercantil.

IV.- En el segundo cargo contra la sentencia impugnada, la casacionista

reclama violación de los artículos 796 del Código de Comercio y 296 inciso a) del

Código Procesal Civil. El primer ordinal indicado, comenta, establece que la

interrupción de la prescripción sólo surtirá efecto contra aquel respecto del cual se

haya efectuado el acto interruptor. Esta norma, alega, está referida a

la letra de cambio y, en virtud de lo preceptuado en el numeral 802 inciso g) del

Código Mercantil, también al pagaré. La recurrente transcribe, en lo de su interés,

el voto de esta Sala número 6 de las 15 horas del 21 de enero de 1994. Asimismo,


copia parcialmente el considerando V de la sentencia recurrida. Siendo el pagaré

un título valor abstracto, argumenta, en el cual el negocio causal es

independiente y autónomo del de la fianza, la solidaridad de los obligados no

impide la aplicación de una regla específica, como la contenida en el referido

artículo 976. Esta norma, manifiesta, se aplica a la letra de cambio o al pagaré,

con independencia de que la obligación sea o no solidaria, por lo tanto, no riñe con

la naturaleza jurídica del pagaré, según se desprende del indicado fallo de este

órgano colegiado. Por el contrario, señala, los cánones 978 y 980 del

Código de Comercio se fundamentan en el concepto de la solidaridad. En la

sentencia recurrida, agrega, se afirma que, para el caso de que el pagaré no tenga

fianza, resulta aplicable el citado ordinal 976; y, en el supuesto contrario, los

preceptos 978 y 980, lo cual, alega, resulta improcedente, pues se está ante un

mismo título valor –el pagaré, el cual contiene una regulación

especial, de conformidad con lo señalado en el artículo 802 ibídem- . El numeral

978 del Código de Comercio, prosigue, es una norma general de interrupción del

plazo prescriptivo, aplicable cuando no exista regla diferente, la cual no sucede con

la letra de cambio y el pagaré (artículo 802 inciso g) ejúsdem). Tocante a estos

títulos valores, reitera, la disposición actuable es la contenida en el ordinal 796

ibídem, dado que en el 978 se hace referencia a la causa, resultando inaplicable a

títulos abstractos como los indicados, en donde se produce una desvinculación del

negocio originario. Tanto el artículo 796, cuanto el 802 inciso g), contienen

preceptos particulares y específicos en materia de prescripción de títulos valores.

En consecuencia, apunta, no resulta procedente aplicar reglas generales al sub

litem, quebrantando el principio general de que “la ley especial prevalece sobre la

ley general”. Por la forma como se resolvió, comenta, se hizo extensiva la

defensa de prescripción opuesta por la demandada Balma Curco al fiador de la

obligación, quien omitió contestar la demanda, infringiéndose lo preceptuado en el


tantas veces mencionado artículo 796 del Código de Comercio. El canon 296 inciso

a) del Código Procesal Civil dispone, como una de las consecuencias del

emplazamiento, interrumpir la prescripción. Lo preceptuado en el precepto 796 del

Código Mercantil se adapta a dicha norma procesal. Se requiere que el

emplazamiento se notifique a cada uno de los intervinientes del proceso para que

se produzca el efecto interruptor. Respecto al pagaré y la letra de cambio, insiste

una vez más, la regla de interrupción está dispuesta en el numeral indicado del

Código de Comercio. Para que se produzca la consecuencia material apuntada

respecto de los obligados (sean fiadores, avalistas o el deudor principal), anota, es

necesario que el emplazamiento se notifique a todos, no sólo a uno. De notificarse

a un fiador, el plazo para los otros garantes, así como para el deudor principal,

continuará corriendo, hasta que se produzca el hecho interruptor. En la sentencia

recurrida, afirma, se aplica de manera errónea la norma procesal indicada. La

recurrente transcribe el considerando II y, en lo de interés, el III, de ese fallo. El

Ad quem, apunta, no se rigió por la naturaleza del pagaré; por el contrario, aplicó

los artículos 978 y 980 del Código de Comercio, fundados sobre el

concepto de solidaridad, sin considerar que, al ser un título valor abstracto, se

desvincula del negocio jurídico originario, siendo los adicionales, como la fianza,

autónomos e independientes de la relación subyacente, sin importar que sea

solidaria o no. En esta lite, concluye, la deudora Balma Curco opuso en tiempo la

defensa de prescripción, mientas que el demando Rojas Robles no contestó; en

consecuencia, renunció tácitamente a su derecho de defensa, siendo procedente

acoger la demanda en contra suya.

V.- Como lo afirma la casacionista en el agravio de mérito, desde vieja data,

este órgano colegiado ha mantenido una línea jurisprudencial en torno al carácter

especial del artículo 796 del Código de Comercio, aplicable a los títulos valores

abstractos como la letra de cambio y el pagaré, tocante a la interrupción de la


prescripción respecto de los deudores solidarios, en contraste con la norma

general dispuesta en los cánones 978 y 980 ibídem. Sobre el particular, en la

sentencia 213 de las 10 horas 20 minutos del 26 de abril del 2003, en

lo de interés, indicó: “V.-  … Sin perjuicio de lo anterior, tocante a lo relacionado

por el recurrente, es menester apuntar lo siguiente. Esta Sala, en forma reiterada,


ha señalado la naturaleza especial  de  la norma contenida en el artículo 796 del
Código  de  Comercio, aplicable a los títulos valores abstractos (como lo son
la  letra de cambio  y el pagaré), contrapuesta a la general, contenida en los
numerales 978  y 980 ibídem. Al respecto  y en lo conducente, ha dicho:
“ ... V.- Conforme así lo ha resuelto esta Sala, en sentencia número 6  de  las
quince horas del veintiuno de enero de mil novecientos noventa  y cuatro, en un
caso igual al presente, el artículo 978 del Código  de  Comercio, el cual establece
que las causas que interrumpen la prescripción para uno  de  lo deudores
solidarios, la interrumpen, también, respecto a los otros y, en igual sentido, el
artículo 980 Ibídem, son normas generales, cuya aplicación rige para aquellos
casos concretos que no tengan prevista una regla diferente. El pagaré es
uno de esos casos, puesto que a dicho título valor le son aplicables las
disposiciones  de  la  letra de cambio  relativas a prescripción, por así disponerlo el
artículo 802, inciso g), ibídem. De este modo, es aplicable al pagaré el artículo
796 del citado cuerpo normativo, cuando dispone: "La interrupción de la
prescripción sólo surtirá efecto contra aquel respecto del cual se haya efectuado el
acto que interrumpa la prescripción".  Esta es la norma aplicable al caso que nos
ocupa, no así el artículo 978 Ibídem, como lo pretende el recurrente,   y  es a partir
del emplazamiento, debidamente, notificado a cada obligado, que se debe tener
por interrumpido el plazo  de  prescripción, conforme lo indica el artículo 296, inciso
a), del Código Procesal Civil. Como bien lo resolviera el ad-quem, se ha  de  tener
por interrumpido ese plazo en cuanto a la Cooperativa demandada, no así con
respecto a los fiadores solidarios, pues en favor  de  ellos transcurrió el
plazo  de  cuatro años para que la prescripción operara  y  no consta, a su respecto,
acto alguno que interrumpiera el plazo. VI.- No son  de  recibo los argumentos del
recurrente respecto a que, en materia de prescripción, no resultan aplicables, al
pagaré, las disposiciones que rigen para la letra  de  cambio, dada la diferente
naturaleza jurídica de ambos títulos valores. Sobre el particular, tanto en
la  letra de cambio  como en el pagaré, títulos valores abstractos, pueden haber
obligaciones cambiarias simultáneas o sucesivas, por ejemplo, diversos avales,
diversas fianzas, endosos, etc. En esta clase de títulos- valores, dada su máxima
abstracción (por lo que se conocen como títulos acausales), la relación subyacente
o causal no juega ningún papel para dilucidar cuestiones jurídicas atinentes al
cumplimiento de las obligaciones cambiarias, pues, precisamente, el
principio  de  abstracción obliga a desvincular el título  de  la causa o relación
subyacente. La causa consiste en la relación subyacente que motiva a las partes a
realizar el negocio. La distinción de títulos-valores causales y  abstractos estriba en
la vinculación existente entre el título mismo y  el negocio fundamental que le ha
dado origen, pues en los títulos causales el negocio subyacente tiene relevancia,
mientras que en los abstractos se produce una desvinculación del negocio
originario. Refiriéndose a los títulos causales, nos dice Ignacio Escuti que: "En ellos
no sólo existe la mención de la relación causal, sino que ésta es oponible a todos
los portadores, dado que subsiste durante toda la vida del título. Estos títulos
están subordinados a la causa que les dio origen".
(Títulos  de  Crédito, Letra de Cambio, Pagaré  y Cheque. Buenos Aires, Editorial
Astrea, 1987, p. 13). Son ejemplos  de  títulos causales las pólizas de seguros,
acciones de sociedades, certificados  de  prenda emitidos por almacenes
generales de depósito, las llamadas obligaciones, etc. En los títulos abstractos,
como la letra  de  cambio y  el pagaré, el documento en cuestión se
desvincula de la relación causal y  es irrelevante que la causa se mencione o no en
el texto del título, ya que aún si se indica, la abstracción siempre predomina sobre
la literalidad, en relación a los terceros. La abstracción favorece la circulación del
título al lograr conferirle una mayor celeridad y  seguridad. Sólo en el caso de las
relaciones inmediatas entre dos personas que han contratado entre sí algún
negocio cambiario y  discuten el incumplimiento  de  la relación cartular tiene
importancia la relación subyacente. ...  XV.- El exhaustivo análisis jurídico hecho
por Messineo lleva a concluir que él efectuó el estudio requerido para determinar
cuáles disposiciones de la letra  de  cambio resultan inaplicables al pagaré, por ser
incompatibles con la naturaleza de este título-valor,  y que respecto a la
aplicación  de  las disposiciones sobre prescripción, únicamente, encontró como
incompatibles los aspectos antes mencionados. Atendida la
similitud  de  legislación, relativa a la prescripción  de  la  letra  de  cambio  y  el
pagaré, entre Italia  y  Costa Rica, las conclusiones del citado autor son aplicables
en nuestro caso  y  nos sirven para fundar la tesis  de  que el artículo 796 del Código
Comercio resulta aplicable al pagaré en que se ha prestado fianza. Además, este
artículo no contiene, por ningún lado, ninguna alusión al concepto  de  solidaridad,
ya que, llanamente, preceptúa que "la interrupción  de  la prescripción sólo surtirá
efecto contra aquél respecto del cual se haya efectuado el acto que interrumpa la
prescripción". Esto quiere decir que la norma se aplica, ya sea en
la  letra  de  cambio  o en el pagaré, indistintamente  de  si se trata  de  obligaciones
solidarias o no. En  cambio, el artículo 980 Ibídem, sí toma en cuenta el que la
fianza sea solidaria,  puesto que dispone: "La interrupción de una prescripción
contra el deudor principal, produce los mismos efectos contra su
fiador  y viceversa si el fiador fuere solidario".  De  la misma manera, el artículo 978
ibídem, parte del criterio  de  la solidaridad, pues dispone que: "Las causas que
interrumpen la prescripción respecto de uno  de  los deudores solidarios, la
interrumpen también respecto a los otros". De  manera, entonces, que según lo
que dispone el artículo 980, la interrupción  de  la prescripción no se extiende a los
coobligados si no existe solidaridad entre ellos, pues en este caso lo que rige es el
artículo siguiente (981), que dispone: "Cuando no existe solidaridad, para que la
prescripción  de  una obligación se interrumpa respecto de todos los obligados, se
requiere la notificación o reconocimiento, en su caso, de cada
uno de ellos". Obsérvese, con detenimiento  y  meticulosidad, que los artículos
978  y  980, realmente, están fundados sobre el concepto   de  solidaridad, dado que
los preceptos que contienen sólo son aplicables si los obligados fuesen solidarios.
En  cambio, el artículo 796 no utiliza ese criterio  y  ni siquiera lo contiene. También,
nótese que con la tesis contraria a la aquí expuesta, si el fiador no fuere solidario,
se aplicaría el numeral siguiente (981) que exige para la interrupción  de  la
prescripción la notificación o reconocimiento, en su caso,  de  cada uno  de  los
obligados, porque no basta interrumpir la prescripción contra uno  de  los
coobligados para que se interrumpa respecto  de  todos los demás. XVI.-  Si los
artículos 978, 980  y  981 citados, se ubican en las disposiciones generales sobre
prescripción comercial, mientras que los artículos 796  y  802, inciso g), contienen
preceptos particulares  y  específicos en materia  de  prescripción  de  títulos- valores,
no resulta aceptable aplicar al caso aquellas disposiciones generales, pasándole
por encima a estas otras especiales, pues ello va contra el Principio General del
Derecho, según el cual: "La ley especial prevalece sobre la ley general".   De  lo
anterior se infiere, también, que el artículo 796 se aplica a todos los
actos  y  negocios, que consten en el título, relacionados con
la  letra  de  cambio  y  el pagaré, sin tomar en cuenta si la obligación es solidaria o
no, así, la norma se aplicaría a avales, endosos, aceptaciones, fianzas, etc.,
considerando, en su caso, las especificidades del título-valor   de  que se
trate. ...  XX.- En los títulos valores abstractos (y acausales), como en
la  letra de cambio  y el pagaré, no puede echarse mano del concepto
jurídico  de  la causa, como fuente de las obligaciones cartulares, para extraer la
conclusión de que "las causas que interrumpen la prescripción
respecto de uno  de  los deudores solidarios, la interrumpen también respecto a los
otros" (artículo 978 del Código de Comercio) y  que "la interrupción de una
prescripción contra el deudor principal, produce los mismos efectos contra su
fiador,  y viceversa y  si el fiador fuera solidario" (artículo 980 Ibídem), puesto
que  tratándose  de  los títulos valores  letra  de  cambio  y  pagaré, precisamente,
atendiendo a ser ellos  de  máxima abstracción  y  acausalidad, tanto la doctrina,
como la Ley Uniforme  de  Ginebra sobre títulos valores, las legislaciones más
modernas,  y  nuestra propia legislación mercantil (artículo 796), han dispuesto
que: "La interrupción  de  la prescripción solo surtirá efecto contra aquél respecto
del cual se haya efectuado el acto que interrumpa la prescripción".  ... XXIV.- No
obsta para que opere el precepto del artículo 796 del Código  de  Comercio, el que
en un título valor abstracto y  acausal, como el pagaré, se haga referencia a la
causa, porque en los títulos abstractos la causa es irrelevante y  que la causa del
negocio subyacente, por ejemplo, compraventa, préstamo, etc., en
la  letra de cambio  o en el pagaré, es distinta, independiente  y autónoma, de la
causa a que responde el negocio de la fianza, que puede ser a título oneroso o
gratuito, deberse a un interés mercantil, familiar, de amistad, etc., aún
reconociendo su carácter accesorio. ... XXVI.- En cuanto al régimen
especial  de  prescripción, que contiene el artículo 796 del Código   de  Comercio,
norma especial aplicable al caso, tal norma no hace ninguna distinción, ni
reserva  de  aplicación, en cuanto al aval  y  a la fianza se refieren, así como
tampoco, referente a otros obligados cambiarios, tales como endosantes,
aceptantes, etc. Por otro lado, el que se diga que la fianza es accesoria   y  que el
aval lo es también, desde el punto  de  vista formal,  y  que existen diferencias entre
el aval  y  la fianza, no resta validez al precepto del artículo 796, para regir las
relaciones  de  la circulación cambiaria  de  la fianza. Desde luego, el artículo no
podría aplicarse cuando la fianza de la letra  de  cambio o del pagaré hayan sido
prestadas en documento separado y, por ello, no sean pertinentes a su respecto
los principios  de  los títulos valores de legitimación e incorporación, porque para
que éstos funcionen se requiere que la garantía en cuestión se encuentre
incorporada en el título valor y  que el ejercicio consiguiente del derecho
correlativo se legitime por la posesión del título, lo que está a indicar su
correspondencia con el concepto de la autonomía activa. Algunos incurren en el
error  de  distinguir donde la ley no distingue e interpretar contra legem el tantas
veces citado artículo 796, lo que pone  de  relieve que no se ha comprendido cómo
funcionan, en materia  de  títulos valores cambiarios abstractos, los
principios  de  independencia  de  las obligaciones,  de  la autonomía,
incorporación  y  legitimación. Caen en la noria  de  repetir que el aval  y  la fianza
son distintos  y  que la fianza es  de  carácter accesorio, nada  de  lo cual se ha
negado, sino, por el contrario, reafirmado. ...”(Sentencia número 278  de  las 15:20
hrs. del 26 de abril del 2000. En igual sentido, pueden consultarse los votos
números 6  de  las 15 hrs. del 21 de enero de 1994, 125  de  las 15:15 hrs. del
10 de noviembre  de  1995 y  119  de  las 15 hrs. del 6 de noviembre  de  1996).”(Lo
subrayado no es del original). A la luz del anterior precedente, no puede

distinguirse donde la norma no lo hace; ergo, tratándose de pagarés con fianza

solidaria, la disposición aplicable es el artículo 796 del Código de Comercio. El

deudor principal y los fiadores solidarios mantienen responsabilidades

independientes entre sí, no aplicándose las reglas de la solidaridad previstas en los

artículos 978 y 980 ibídem, por así haberlo dispuesto expresamente el legislador.

Dentro de esta misma línea de pensamiento, la excepción de prescripción

formulada por la deudora principal, doña Martha Eugenia Balma Curco, no puede
beneficiar al fiador solidario, don Enrique Rojas Robles, pues, a pesar de haber

sido notificado, no se apersonó al proceso. Resulta imposible acoger una

prescripción a favor de un codemandado que no la opuso dentro del

emplazamiento. Lo contrario implica quebranto del numeral 972 ejúsdem, el cual

preceptúa que la prescripción sólo puede plantearse como acción o

excepción, de lo cual se colige que resulta ilegal el pronunciamiento oficioso del

juzgador, de conformidad con el ordinal 973 ibídem, al preceptuar que: “En ningún

caso el juez declarará  de  oficio la prescripción. Es preciso que la parte interesada
la oponga.”. Sobre este aspecto, puede consultarse la sentencia de esta Sala
244 de las 14 horas 50 minutos del 20 de abril del 2005.

VI.- En mérito de las razones expuestas, se impone acoger el recurso

formulado y casar la sentencia número 503-S-06 del Juzgado Contencioso

Administrativo y Civil de Hacienda de las 11 horas del 22 de agosto del 2006, en

cuanto confirma la del Juzgado Civil de Hacienda de Asuntos Sumarios,

respecto de la procedencia de la excepción de prescripción a favor del fiador

solidario don Enrique Rojas Robles. En su lugar, débese rechazar dicha

defensa y acoger la demanda ejecutiva instaurada en contra del señor Rojas

Robles. En consecuencia, se le condenará a pagar a favor de la CCSS la

suma de ¢639.038,25 por concepto de capital, más los intereses correspondientes

a una tasa del 18% anual. Asimismo, se confirmarán la ejecución y el embargo

decretados. Se ordenará continuar con los procedimientos hasta que don Enrique

haga efectivo pago a la parte actora de las sumas adeudadas.

Luego de efectuados los cálculos correspondientes, se fijarán los réditos liquidados

en la demanda, tocante al período comprendido del 1 de julio de 1997 al

30 de diciembre del 2004, en ¢863.489,49. Se le impondrá el pago de las costas

del proceso (artículos 221, en relación con el 610 inciso 2), ambos del Código

Procesal Civil).
POR TANTO

Se declara con lugar el recurso. Se casa la sentencia del Juzgado Contencioso

Administrativo y Civil de Hacienda, en cuanto confirma la del Juzgado

Civil de Hacienda de Asuntos Sumarios respecto del acogimiento de la

excepción de prescripción a favor del fiador solidario. En su lugar, se rechaza dicha

defensa y se acoge la demanda ejecutiva instaurada en contra del señor Enrique

Rojas Robles. Se le condena a pagar a favor de la Caja Costarricense de Seguro

Social la suma de ¢639.038,25 por concepto de capital, más los intereses

correspondientes a una tasa del 18% anual. Se confirman la ejecución y el

embargo decretados. Se ordena continuar con los procedimientos hasta que don

Enrique haga efectivo pago a la parte actora de las sumas adeudadas. Se fijan los

réditos liquidados en la demanda, tocante al período comprendido del

1º de julio de 1997 al 30 de diciembre del 2004, en ¢863.489,49. Son ambas

costas a su cargo.

Anabelle León Feoli

Luis Guillermo Rivas Loáiciga Román Solís Zelaya

Óscar Eduardo González Camacho Gerardo Parajeles Vindas

MCAMPOSS

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