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El cuento describe la historia del gallo de pelea Carmelo, un regalo que el hijo mayor trajo a su familia en Pisco. Carmelo se vuelve querido por todos y eventualmente lucha contra el famoso gallo Ajiseco en San Andrés, ganando de forma victoriosa pero resultando herido de gravedad. Carmelo agoniza durante dos días hasta que finalmente muere, habiendo demostrado su valentía hasta el final. El autor utiliza descripciones detalladas para transportar al lector a la vida en los pueblos peruanos de Pisco y San Andr
El cuento describe la historia del gallo de pelea Carmelo, un regalo que el hijo mayor trajo a su familia en Pisco. Carmelo se vuelve querido por todos y eventualmente lucha contra el famoso gallo Ajiseco en San Andrés, ganando de forma victoriosa pero resultando herido de gravedad. Carmelo agoniza durante dos días hasta que finalmente muere, habiendo demostrado su valentía hasta el final. El autor utiliza descripciones detalladas para transportar al lector a la vida en los pueblos peruanos de Pisco y San Andr
El cuento describe la historia del gallo de pelea Carmelo, un regalo que el hijo mayor trajo a su familia en Pisco. Carmelo se vuelve querido por todos y eventualmente lucha contra el famoso gallo Ajiseco en San Andrés, ganando de forma victoriosa pero resultando herido de gravedad. Carmelo agoniza durante dos días hasta que finalmente muere, habiendo demostrado su valentía hasta el final. El autor utiliza descripciones detalladas para transportar al lector a la vida en los pueblos peruanos de Pisco y San Andr
La historia del caballero Carmelo empieza cuando el hijo mayor, Roberto,
regresa a su natal Pisco con muchos regalos para todos los miembros de su familia, pero un agasajo muy peculiar para el padre de Santiago logró llamar la atención de todos: un hermoso gallo de pelea a quien el autor describe como: esbelto, magro musculoso, austero, justiciero y prudente. Pronto todos los miembros del hogar se encariñan con el ave, sin saber que en un futuro cercano se batirá a duelo con otro famoso gallo de pelea, el Ajiseco, lo cual traerá un desenlace victorioso pero triste, ya que la gravedad de las heridas del Carmelo lo dejan padeciendo dos días al borde de la muerte. Hasta que finalmente una tarde el valeroso paladín agitó las alas y entonó su canto por última vez. Se destaca la minuciosa descripción que realiza Abraham Valdelomar. Para empezar, narra la calurosa bienvenida de Roberto por parte su familia: “Le reconocimos. Era el hermano mayor, que años corridos, volvía. Salimos atropelladamente gritando: ¡Roberto, Roberto! Entró el viajero al empedrado patio donde el ñorbo y la campanilla se enredaban en las columnas como venas en un brazo y descendió en los de todos nosotros. ¡Cómo se regocijaba mi madre! Lo tocaba, acariciaba su tostada piel, lo encontraba viejo, triste, delgado”. Así como la descripción del escenario donde acontecen los hechos: “amanecía, en Pisco, alegremente. A la agonía de las sombras nocturnas, en el frescor del alba, en el radiante despertar del día… Sesentía el ruido del mar, el frescor de la mañana, la alegría sana de la vida”. Además de las festividades religiosas: “Quien sale de Pisco, de la plazuela sin nombre, salitrosa y tranquila, vecina a la Estación y torna por la calle de Castillo que hacia el sur se alarga, encuentra al terminar, una plazuela pequeña, donde quemaban a judas el Domingo de Pascua de Resurrección, desolado lugar en cuya arena verdeguean a trechos las malvas silvestres”. Del pueblo de San Andrés, lugar donde el Carmelo y Ajiseco luchan hasta la victoria, descripción que destaca el sentimiento de patriotismo: “Llegamos a San Andrés. El pueblo estaba de fiesta. Banderas peruanas agitaban sobre las casas por el día de la Patria, que allí sabían celebrar con una gran jugada de gallos a la que solían ir todos los hacendados y ricos hombres del valle. En ventorrillos, a cuya entrada había arcos de sauces envueltos en colgaduras, y de los cuales prendían alegres quitasueños de cristal, vendían chicha de bonito, butifarras, pescado fresco asado en brasas y anegado en cebollones y vinagre. El pueblo los invadía, parlanchín y endomingado con sus mejores trajes. Los hombres de mar lucían camisetas nuevas de horizontales franjas rojas y blancas, sombrero de junco, alpargatas y pañuelos añudados al cuello” Así, en todo el cuento el autor continúa narrando y describiendo con una destacada sensibilidad, con un lenguaje sencillo acerca de la vida modesta en provincia. El ahondar en maravillosas descripciones hace que el lector al perderse entre líneas de este fabuloso cuento evoque todos los escenarios como si fuera partícipe directo, como si estuviera visitando el puerto marino de Pisco o San Andrés por fiestas patrias. El autor nos transmite una mezcla de ternura, sencillez y nostalgia que entrelaza perfectamente en el escenario del pueblo de Pisco. La historia del valiente Carmelo ha llegado a nosotros y a los lectores escolares porque es un cuento que trasciende, que está presente en nuestro canon de la Literatura Peruana, un relato acogedor, del que podemos destacar el honor y valentía, además de llevarnos a reflexionar y preguntarnos: ¿cuántas increíbles historias que acontecen en otros pequeños lugares o pueblos del Perú que no conocemos, nos estamos perdiendo? Gracias a escritores como Valdelomar hoy conocemos la historia de un gallo de pelea muy querido y valorado como un miembro de una familia, que en sus últimos días de vida, a pesar de su vejez, luchó arduamente para conseguir una última victoria.