Esta virtud nos ayuda a vincularnos con otras personas.
No tenemos que cambiar algo en nosotros, sino que entender que todo esto ya nos ha sido otorgado como riquezas espirituales en Cristo Jesús, el poder de experimentar estas virtudes ya esta en nosotros. Es necesario creerlo, aceptarlas como regalo y además levantar un clamor , realmente vivir lo que estamos hablando y lo que el evangelio nos anuncia. Cuando hablamos de las virtudes de Cristo, es aquello que el evangelio nos anuncia, nos ha sido otorgada esta gracia de experimentar en nosotros la luz de Dios y de ser luz al mundo. Esta es la manera de experimentar la luz del mundo y de ser luz y sal en el mundo, expresando no cambios de una persona que se vuelve mas buena y menos mala, sino el de una persona que ha encontrado la naturaleza del hijo en sí mismo y se reviste de esta naturaleza para expresarla a los hombres y para darla a conocer. Levantamos este clamor y este anhelo de vivir y de expresar la vida la vida de Cristo porque hemos sido llamados a ser parte del cuerpo de Cristo, CRISTO se esta dando a conocer en el mundo a través de los miembros del cuerpo que es la Iglesia, por lo tanto cuando nos vestimos de estas virtudes, El crecimiento en la iglesia lo da el señor, pero el cuerpo se nutre por las coyunturas y los ligamentos. Cuando añadimos estas virtudes a nuestras vidas, vendrán fuerzas, recursos la nutrición de Dios, porque Dios ha diseñado su iglesia y ha determinado que nuestras vidas sean nutridas a través de esas coyunturas y ligamentos. La vida que experimentamos en el espíritu, es de donde viene nuestra fuerza y nuestro alimento, somos parte de un diseño, perfecto y eterno, pero la propuesta del evangelio es que manifestemos esa realidad espiritual, que es eterna pero que si la damos a conocer con nuestras almas también habrá recompensa a nuestro favor. Son recompensas eterna que hace que nuestra madurez sea atractiva, el proceso de la madurez espiritual no es un proceso de renuncia a las cosas placenteras, sino es encontrar el placer, el gozo, el entusiasmo de alcanzar una madurez espiritual en nuestras vidas. 1 Corintios 13: 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Es decir que hay una formade compasión mucho mayor que la forma de compasión de los hombres, muchas veces expresa la compasión , pero el ser humano no sabe tratar con el poder. Si vamos a revestir nuestras almas es Cristo en nosotros, es la naturaleza del hijo en nuestras vidas que debe de ir transformando y absorbiendo todo rincón de nuestros corazones, pensamientos y decisiones diarias. Absorber la manera que nos vinculamos con otras personas, todos nosotros tenemos forma de poder, no hay ninguna persona en la tierra que no tenga una medida de poder. Tiempo, recursos materiales, capacidades intelectuales en la palabra en el silencio, cargamos con formas de poder y por lo tanto la compasión es una virtud sumamente necesaria . Como la compasión en el corazón de los hombres es de mala calidad, siempre termina corrompiéndose. El alma es un recipiente endeble, por eso que cuando nosotros revestimos el alma con cosas de calidad, eterna eso produce un cambio en nuestros corazones, que es la capacidad de tratar con el poder. 1 Corintios 3: 10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Esta diciendo como le ponemos materiales a nuestras vidas, 12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. El poder se encarga de probar de que material esta construida nuestra alma, Pero también por la vida espiritual tenemos la posibilidad de tomar aquellos materiales. Trato de Dios en nuestras vidas, el evangelio, es la palabra de Dios, la naturaleza del amor de Dios en nuestro espíritu, para traerlo como una realidad en nuestros corazones. Revestirla.