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ESTILOS DE CRIANZA Y AGRESIVIDAD EN ADOLESCENTES

RESUMEN
La investigación desarrollada de diseño no experimental tuvo como objetivo determinar la
relación entre los estilos de crianza y las conductas agresivas en una muestra de 400
adolescentes entre los 12 a 18 años de edad, distintos planteles educativos de Ciudad
Victoria, Tamaulipas. Los resultados obtenidos evidencian que existe relación
estadísticamente significativa entre los estilos de crianza y las conductas agresivas,
asimismo se identificó que los estilos de Crianza, predominantes son el autoritario con el
49.3% y el autoritativo con el 30.3% de la muestra, mientras que los niveles de agresión
se ubican en el nivel medio el 54.8% de los participantes y en un nivel bajo el 36.6%,
además se obtuvo una relación directa entre el estilo de crianza Autoritativo con un nivel
medio de agresividad en el 22%, también se obtuvo una relación directa, entre el estilo de
crianza Autoritario con un nivel bajo de agresividad en un 23.3% de la muestra y en un
nivel medio para el 21%, entre tanto se observa una asociación directa, entre el estilo de
crianza Permisivo con un 3% para una agresividad baja y el 2.3% de agresividad media,
por último se reportó una asociación directa entre el estilo de crianza Negligente con la
violencia en nivel medio en un 9.5% y con una agresividad baja en el 3% de la muestra.

INTRODUCCION
La internalización de valores que acompaña a todo individuo en el transcurso de su
desarrollo facilita que vaya absorbiendo criterios y valores, así como la cultura y el orden
social, que emana de su entorno próximo-familiar y de las propias sociedades donde
crece y se desarrolla. En este proceso, las prácticas de crianza llegan a ocupar un papel
fundamental ya que contribuyen a inculcar unos valores y normas, que conducen al niño a
ser considerado un adulto socialmente integrado en un futuro próximo (Grusec &
Goodnow, 1994; Grusec, Goodenow & Kuczynski, 2000; Hoffman, 1990).
El proceso de internalización de valores y normas se produce en un contexto donde la
interacción de las vivencias sociales de la prole con los padres o con los iguales, va unida
a los procesos de construcción activa, de unos y otros, ante las mismas situaciones
vividas (Wainryb & Turiel, 1993; Youniss, 1994). El resultado provoca reacciones y
respuestas amplias y variadas que dependen de las diversas experiencias y, a su vez, los
estilos educativos se adaptan a la personalidad de los hijos y a las mismas experiencias.
En este sentido, son cruciales las relaciones tanto con la madre como con el padre, así
como la implicación de ambos padres en la crianza, la disponibilidad y el grado de apoyo
que percibe el adolescente, y en general, el predominio de una buena comunicación, para
un buen apoyo instrumental y emocional de ambos padres (Rodrigo, et al., 2004).
Así pues, los padres que transmiten apoyo y afecto a sus hijos, desarrollan la
comunicación en el ámbito familiar, establecen normas familiares y el cumplimiento de las
mismas utilizando el razonamiento inductivo como técnica de disciplina, educan con
mayor probabilidad hijos sociables, cooperativos y autónomos (Alonso & Román, 2005;
Lila & Gracia, 2005). Asentar las bases educativas sobre la disciplina inductiva, estimula a
comprender hasta donde se puede llegar y a partir de dónde se están transgrediendo las
normas. Además, se asocia a una mayor competencia y madurez moral en el niño
(Baumrind, 1989, 1991; Steinberg, Mounts, Lamborn & Dornbusch, 1991). El uso de
criterios y razonamientos se relaciona con el comportamiento prosocial y, en concreto,
con la internalización moral (Hoffman, 1982, 1990). Asimismo, se relaciona con la empatía
y con la manifestación de comportamientos prosociales (Krevans & Gibbs, 1996). Más
recientemente se ha demostrado que el conocimiento que los padres tienen del hijo
provoca que se establezcan diferentes formas de inculcar disciplina, además la eficacia
del estilo educativo dependerá, en gran medida, de la personalidad de los hijos (Grusec,
Goodnow & Kuczynski, 2000). Con todo, las dimensiones de control, afecto y grado de
implicación en la crianza de los hijos constituyen pilares fundamentales en la educación
de los hijos y son las variables que mejor predicen un buen estilo educativo y la calidad de
las relaciones paternofiliales (Carlo, Raffaelli, Laible & Meyer, 1999.
Mestre, Frías, Samper & Nácher, 2003; Mestre, Samper, Tur & Díez, 2001; Tur, 2003).
Estos factores inciden sobre la cohesión familiar y el grado de adaptabilidad y la calidad
de la comunicación entre los miembros de la misma familia, que pueden favorecer o
enturbiar tanto la cohesión como la adaptabilidad (González-Pineda, et al., 2003). En la
misma línea se ha demostrado que factores temperamentales, como la emocionalidad de
los hijos, llegan a mediar en la calidad de la expresividad positiva que los padres ofrecen
a la prole (Eisenberg, et al., 2001; Eisenberg, et al., 2003; Tur, 2003). Diferentes estudios
han constatado la relación entre la expresividad de los padres, definida como un estilo
dominante de exhibir expresiones verbales y no verbales en la familia y las respuestas
empáticas de los hijos (Valiente, et al., 2004). Dicha expresividad puede ser positiva si
demuestra admiración y/o gratitud por un favor, como valoración positiva del hijo, o
negativa si incluye expresiones de ira y hostilidad. Es la expresividad positiva la que
predice la respuesta empática en los hijos, que incluye tanto una respuesta emocional
como una capacidad para ponerse en el lugar del otro. Así, los padres que expresan altos
niveles de emoción positiva y discuten estas emociones ayudan a sus hijos a
experimentar y comprender las emociones, por tanto las relaciones positivas padres-hijos
están asociadas con niveles más altos de internalización, conciencia y empatía
(Kochanska, Forman & Coy, 1999; Mestre, Tur & del Barrio, 2004; Mestre, Samper, Tur,
Cortés & Nácher, 2006; Mestre, Samper, Nácher, Tur & Cortés, 2006).
Los comportamientos agresivos son intencionados porque pueden causar daño, ya sea
físico o psíquico, pegar a otros, ofenderlos, burlarse de ellos, tener rabietas o usar
palabras inadecuadas para llamar a los demás forman parte de la agresividad. Cuando
algunos niños persisten en su conducta agresiva y son incapaces de controlar su fuerte
genio, pueden sentirse frustrados causando sufrimiento y el rechazo de los demás. El
problema surge cuando los estudiantes convierten esta respuesta en un hábito. La
agresividad en estos casos se generaliza y es utilizada por los niños y niñas como una
herramienta de gran poder para conseguir lo que quieren. Comienza como una manera de
hacer salir una emoción negativa de ira y de frustración y se generaliza aún sin existir
estas emociones. A la larga esta respuesta se transforma en lo que la crea, es decir en
una fuente de frustraciones y conflictos. Por otro lado la escuela debe propiciar espacios
para que los estudiantes aprendan a manejar sus sentimientos negativos, que sepan auto
controlarse y manejar la ira y la frustración, la emoción forma parte de la persona y no se
puede evitar, pero lo que sí se puede controlar es la respuesta en forma de
comportamiento asertivo que se da a una emoción.
De otra parte los docentes y padres de familia deben prestar atención a que este tipo de
comportamientos no se generalice en forma agresiva ya que en ocasiones los estudiantes
emplean la agresividad para someter a los demás a sus deseos y esto a la larga les crea
más ira, frustración y conflictos llegando al matoneo. De la misma manera se ha
considerado que la educación formal de los niños corresponde solamente al maestro, lo
que establece un paradigma relacional entre el niño y el educador. Hoy día, nos
enfrentamos con la realidad de que los padres son agentes esenciales en la educación de
sus hijos. Su participación es de suma importancia para el éxito, tanto del estudiante,
como de la escuela. Así, también, lo es el vínculo con los miembros de la comunidad,
especialmente si se desean mantener relaciones recíprocas entre todos los contextos.
Bronfenbrenner en su teoría ecológica, establece que ¨las personas no se desarrollan por
sí mismas, sino que son afectadas por todos los diferentes sistemas de los que forman
parte (por ejemplo, la familia, la escuela o programa educativo, la iglesia, entre otros).
Además la forma en que dichos elementos interactúan unos con otros¨. 1 Por esta razón,
este autor ve la interacción entre hogar y escuela como un hecho de suma importancia
para el crecimiento del niño. Ante esto y la realidad existente, queda como
responsabilidad de los maestros involucrar a los padres, familiares y personas de la
comunidad para enriquecer el proceso educativo formal de los niños y niña ayudarlos a
apoderarse de su papel dentro del mismo.

OBJETIVOS
General: Analizar la relación de los estilos de crianza parental con las conductas
agresivas en adolescentes.
Específicos:
• Identificar las conductas agresivas que pueden manifestarse en los adolescentes.
• Identificar que estilos de crianza se han estado manejando en estos adolescentes.
• Describir la relación entre las conductas agresivas en los adolescentes y los estilos de
crianza implementados por los padres.

METODO
Se realizará esta investigación mediante un enfoque cualitativo, siendo este un estudio
correlacional con un diseño no experimental, Descriptivo, ya es aquel que se realiza sin
manipular deliberadamente variables y se basa fundamentalmente en la observación de
fenómenos tal y como se dan en su contexto natural para después analizarlos. Se
recolectarán los datos y se analizará la relación existente entre los estilos de crianza
implementados en los adolescentes y los comportamientos agresivos de los mismos
DISEÑO
No Experimental, Descriptivo
TIPO DE ESTUDIO
Empírico
CORTE
Transversal
RESULTADOS
La evaluación de los sujetos se ha realizado de forma colectiva. Las instrucciones para
rellenar los cuestionarios se han explicado oralmente antes de la cumplimentación. El
pase del instrumento se ha realizado en 5 a 10 minutos aproximadamente, en cada uno
de los estudios analizados.
Fueron un total de 50 participantes, hombres, mujeres y una persona homosexual:
%
Sexo: FRECUENCIA % % ACUMULATIVO
VALIDO
Hombre 17 34.000 34.000 34.000
Homosexual 1 2.000 2.000 36.000
Mujer 32 64.000 64.000 100.000
Total 50 100.000
De edades que oscilan entre los 12 y los 18 años de edad:
Edad: FRECUENCIA % % VALIDO % ACUMULATIVO
12 2 4.000 4.000 4.000
13 3 6.000 6.000 10.000
14 3 6.000 6.000 16.000
15 14 28.000 28.000 44.000
16 10 20.000 20.000 64.000
17 13 26.000 26.000 90.000
18 5 10.000 10.000 100.000
Total 50 100.000

La mayoría estando soltero/a, le sigue con pareja estable


Estado civil: FRECUENCIA % % VALIDO % ACUMULATUIVO

Con pareja estable 18 36.000 36.000 36.000

Soltero/a 32 64.000 64.000 100.000

Total 50 100.000

La gran mayoría con estudios superiores


%
Nivel de estudios : FRECUENCIA % % ACUMULATIVO
VALIDO

Estudios secundarios 19 38.000 38.000 38.000

Estudios superiores 31 62.000 62.000 100.000


%
Nivel de estudios : FRECUENCIA % % ACUMULATIVO
VALIDO

Total 50 100.000

DISCUSION

CONCLUSIONES

REFERENCIAS

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