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Reseña Historica

El inicio de los estudios de Derecho en el país se remonta al 16 de agosto de


1716, cuando bajo los auspicios del Obispo Fray Francisco del Rincón, el
licenciado Antonio Álvarez de Abreu inauguró una Cátedra de Instituta o Leyes en
el Seminario de Santa Rosa de Lima, con el fin de instruir a los jóvenes del país en
el conocimiento jurídico. Estos estudios no facultaban para el ejercicio profesional,
debiéndose dirigir los interesados a otros países para culminar su preparación.
Posteriormente, al ser elevado al Seminario de Santa Rosa a la categoría del Real
y Pontificia Universidad de Caracas, la de Leyes fue una de las nueve Cátedras
con las cuales la Universidad creada en 1721 - comenzó a funcionar el 9 de
agosto de 1725.

El programa de enseñanza comprendía en aquel entonces el estudio del Derecho


Romano, la enseñanza del Derecho Español e Indiano, a la vez que ordenó que la
cátedra de Instituta debía instruir a los estudiantes en la práctica forense y el
orden de enjuiciar. Una vez consumada la independencia, el gobierno republicano
incrementó los programas con el estudio de Derecho Público y de Gentes, así
como también en la constitución Nacional. Posteriormente, los Estatutos
Republicanos del Libertador de 1827 unificaron los estudios de Cánones y Civil en
la Facultad de jurisprudencia, a la vez que incluían un nuevo plan de estudios para
la misma.

Al paso de los años el Pensum de Estudios sufrió modificaciones; algunas


materias desparecieron y otras se fueron incorporando en la medida que el propio
desarrollo del país así lo requería. En el año 1898 se dictó el primer reglamento de
la Facultad, el cual a su vez modificó el plan de estudios e incorporó al mismo las
materias de Sociología y Medicina Legal. En el presente siglo se añadieron
materias como Finanzas y Leyes de Hacienda, Práctica Forense, Derecho
Mercantil, Economía, Política, Derecho del Trabajo, Criminología, y otras más,
hasta conformar el plan de estudios actualmente en vigencia.
La antigua Facultad de Jurisprudencia, que luego se denominó Facultad de
Ciencias Políticas, Facultad de Derecho y, a partir del año 1976, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas, está constituida por dos Escuelas: La Escuela de
Derecho y la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos; por cuatro Institutos
de Investigación: Instituto e Estudios Políticos, Instituto de Ciencias Penales y
Criminología, Instituto de Derecho Privado e Instituto de Derecho Público, además
de un Centro de Estudios para Graduados.

Aparte de ser la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas una de las más


antiguas del país, ha tenido gran significación en su vida política y cultural por los
hombres que han regentado cátedras en ella. Basta recordar los nombres de
Miguel José Sanz, Juan German Roscio, José de los Reyes Pinal, Francisco
Javier Yánez, Andrés Narvarte, Francisco Aranda, Julían Viso, Luis Sanojo, Aníbal
Domínici, Carlos F. Grisanti, Felix Montes, José Gil Fortoul, Arminio Borjas,
Celestino Farrera, y tantos otros, fallecidos o en plena actividad, que han honrado
las aulas de nuestra Facultad y que son recordados por su saber y por su
testimonio de vida acorde con sus enseñanzas.

Etimología de derecho
La palabra derecho proviene del latín directus, que significa lo recto, lo rígido, lo
correcto. A su vez, esta se deriva del verbo dirigere, que significa conducir,
enderezar, regir, llevar rectamente hacia un lugar. Esta voz, asimismo, procede de
regere, que hace referencia a conducir o dirigir a un fin.

En este sentido, derecho, desde su origen, es una palabra asociada al concepto o


idea de la rectitud, de lo correcto, de la dirección a un fin. De allí que el derecho,
hoy en día, haga referencia a lo que está conforme a las normas, reglas o leyes,
es decir, al conjunto de normas que regulan la convivencia social y permiten
resolver los conflictos en el marco de un ordenamiento jurídico.
En latín, sin embargo, el derecho era conocido como ius, término del que
derivaron otras voces como jurista, jurisconsulto, jurídico, jurisprudencia,
jurisdicción. No es sino a partir del siglo IV en que empieza a usarse la voz
directum, que luego se extendió por Europa y evolucionó hasta su forma actual
castellana: derecho.

Norma Jurídica

Regla de conducta dictada o promulgada por un poder legítimo para regular la


conducta humana por medio de una prescripción, autorización o prohibición.
Presupone que su incumplimiento genera una sanción coercitiva. La característica
de este tipo de normas, a diferencia de las morales, es que pertenecen a un
sistema jurídico y, por ende, tienen validez jurídica. Pueden ser generales y
particulares. Las primeras establecen exigencias para todos los miembros de una
clase de individuos; las segundas establecen normas para un individuo
determinado.

La norma jurídica (NJ) se compone de dos elementos: 1) el supuesto de hecho,


que es una anticipación hipotética a una posible realidad futura que requiere ser
regulada; y, 2) la consecuencia jurídica, que es el acto resultante de aquellas
situaciones jurídicas reconocidas por las normas cuando se llevan a cabo los
supuestos contemplados en el supuesto de hecho.

Kelsen menciona que la NJ no sólo tiene aplicación en cuanto es ejecutada por un


órgano u obedecida por los particulares, sino cuando sirve de base para
establecer un juicio sobre la legalidad del actuar de ambos.

La NJ ostenta diversos sentidos: i) como documento normativo o disposición


dotada de autoridad; ii) como costumbre jurídica o prácticas sociales que
incorporan una actitud normativa; iii) como unidad abstracta del discurso jurídico
utilizado por los juristas; iv) como premisa de un razonamiento jurídico acabado,
que sirve para la resolución de un caso; y, v) como norma implícita.

Para el derecho parlamentario la norma es un elemento jurídico fundamental, ya


que una de las tareas del parlamento es crear, derogar o modificar las normas que
componen una ley.

¿CUÁL ES LA RELACIÓN DEL DERECHO CON LA SOCIEDAD?

Partiendo de la premisa, de que el hombre por definición es un ser social y por lo


tanto se desenvuelve a través de un fenómeno social básico y fundamental: la
convivencia social, proceso social que se presenta como necesario, inmediato y
universal al hombre; luego si se entiende que el Derecho ha sido una formación
elaborada y desarrollada a partir de la practica cultural del hombre y si se acepta
que la cultura es una herencia social que se integra por conocimiento, creencias,
costumbres, las influencias de la sociedad y desde el mismo origen de la vida, el
hombre tiene la necesidad natural de establecer relaciones con sus semejantes.

Así mismo si la vida social y la relación de entre seres con las organizaciones
sociales que representan al Estado, son escenarios donde se generan conflictos,
bien sea por la complejidad del hombre, debido a su espiritualidad, su sensibilidad,
emotividad, racionalidad, conciencia, instintos, sociabilidad, hacen que surjan
situaciones de desencuentros, por la interacción de manifestaciones y voluntades
contrarias.

En ese contexto anteriormente citado, el Derecho se hace presente con la


finalidad de regular las relaciones sociales de diferente índole; entendiendo que el
Derecho es la expresión de un orden social determinado, el cual se legitima a
través de un orden jurídico.
En consecuencia, desde el mismo momento en que existe la sociedad también se
establece la ley, el orden jurídico, que le permite sostenerse a lo largo del tiempo,
estableciéndose lo que el Doctor Damiani en su conferencia afirma “no existe
derecho sin poder legal es decir sin poder del Estado”.

Si se sabe que el Estado surge precisamente para ser el ente regulador entre las
contradicciones de clases, es de suponer que el Estado, regula ese poder a través
del derecho que tiene una determinada expresión ideológica, regula el pacto
social, pero en función de una clase dominante.

En ese mismo sentido, dentro de la sociedad a la cual se regula, en la misma se


ejerce la hegemonía desde el lugar del Derecho, es decir éste es el instrumento
para ejercer el dominio de una case social, es lo que en términos marxistas se
denomina dictadura como forma de Estado; se puede afirmar que la relación entre
derecho y sociedad es una relación de poder.

El Derecho como la expresión de un poder, legitima una hegemonía a través de


diversos instrumentos de reproducción social como la educación, los medios de
comunicación, la religión y la familia entre otros.

En ese orden, se puede afirmar, que la universidad como representante de un


sector privilegiado de la sociedad, construye una concepción del mundo, es un
espacio de legitimación del saber, de establecer relaciones de poder.

El patrón de universidad que se tiene hoy día se fundamenta en un modelo


tecnocrático y mercantilista de la educación, y ésta es según Damiani una “zona
de conflicto social” y si la educación tiene una política claramente establecida,
entonces dicha política educativa nos debe conducir a la discusión del modelo
social que actualmente impera en Venezuela.
En consecuencia, ese modelo debe ser sometido a evaluaciones desde la relación
entre Derecho y sociedad; tomando en cuenta que el Derecho como conjunto de
normas no es abstracto aunque el positivismo jurídico se encarga de presentarlo
como tal, el orden jurídico que se tiene hasta ahora ha sido un factor
determinante- como obstáculo- para avanzar en el desarrollo de las diferentes
políticas sociales diseñadas por el proceso revolucionario.

En este sentido, según Damiani, la educación universitaria y entre ellos los


estudios de la ciencias jurídicas y el Derecho son determinantes para avanzar,
pues sin cambiar el orden jurídico arcaico y anacrónico que se tiene, es un
obstáculo social para los cambios necesarios.

De allí que se hace necesario operar la transformación partiendo desde lo


epistemológico, desde el marco epistémico que vaya mas allá de lo administrativo;
el cambio debe darse desde el pensamiento y que según Gramsci citado por
Damiani, “la hegemonía es la efectiva dirección de la sociedad; no es lo
cuantitativo, es lo cualitativo lo fundamental”; no es asunto sólo de carácter
científico, es político y a su vez filosófico.

Así mismo, se afirma que las estructuras del conocimiento no se pueden desligar
de las relaciones de poder, de allí que se deben asumir estructuras de un
conocimiento integral, no fragmentado, que permita visualizar las contradicciones
en el campo de las ideas y del conocimiento en general.

Se debe superar la memorización, avanzar a la integración teórica y practica hacia


la interdisciplinariedad la cual crea una instancia que posibilita la interpretación
conceptual conjunta, comprensiva y descriptiva de esa realidad estudiada.

Por otro lado es importante señalar que se tiene pendiente una deuda con el
proceso revolucionario, ya Bolívar, en el Congreso de Angostura hecho las bases
para lograr un orden jurídico original, propio, que sea la concreción de nuestras
realidades; por ello esta pendiente elaborar y diseñar un nuevo constitucionalismo
latinoamericano, pues a la par de esto, existe la necesidad de un nueva formación
del Derecho, una nueva pedagogía y nueva forma de enseñanza del Derecho.

Es necesario realizar una praxis jurídica que promueva una nueva cultura del
trabajo jurídico, que incentive a la formación de un abogado, que no sea tal cual es
hoy un reproductor de las relaciones del sistema tradicional contrario a la
Revolución Bolivariana; debemos formar un abogado que vaya mucho mas allá de
la simple aplicación de la normatividad positivista, un abogado y jurista que estudie
la teoría jurídica que permita producir nuevos conocimientos.

Es imprescindible trascender la educación memorística del Derecho hacia un


educación contextualizada del mismo; trascender el positivismo jurídico, pues mas
allá de las normas jurídicas está una sociedad que aspira y espera una regulación
adaptada a los nuevos tiempos; el jurista no puede limitarse al estudio formal que
de las normas, despreocupándose de su instrumentalidad social concreta sino que
una apreciación lúcida de su función propia lo lleve a abrirse hacia lo social para
ajustarlo y preñarlo de la realidad social así como a un sistema mas humanizado
de valores. No se debe olvidar que el Derecho es una de las tantas formas en que
se manifiesta la praxis social, y como tal praxis debe ser capaz de iniciar su
transformación de todos los miembros de la sociedad, pues el Derecho es un
ejercicio que lo ejerce la ciudadanía en pleno al demandar sus derechos que como
ciudadano le corresponde.

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