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LA MOTIVACIÓN DE LA DECISIÓN JUDICIAL COMO GARANTÍA

PROCESAL CONSTITUCIONAL

Carolina Isabel Cárdenas Arrieta1

Resumen

La administración de justicia es una función pública en cabeza del Estado, por


medio de la cual se busca hacer efectivos los derechos, obligaciones, garantías y libertades
reconocidas en la Constitución, y con ello propender por una convivencia pacífica y la
consecución de la Paz. Esta actividad es realizada principalmente por los jueces,
magistrados de los tribunales, las altas cortes y, de forma excepcional, lo hacen los
particulares en su calidad de árbitros o conciliadores.

En el marco de la justicia formal, los jueces son los garantes de los derechos de los
litigantes, quienes, en virtud de las disposiciones legales, acuden ante los estrados judiciales
para dirimir una controversia, esperando recibir una respuesta pronta, oportuna y, sobre
todo, ajustada a derecho. Así, la labor jurisdiccional no puede ser meramente discrecional,
sino que se le impone al operador jurídico la necesidad de entrar a explicar las razones que
lo llevaron a tomar una determinada decisión, pues, con base en esa explicación las partes
pueden ejercer su derecho a controvertirla, garantizando el derecho constitucional al debido
proceso. En este sentido, tenemos que la motivación tiene como base el principio de
legalidad y parte del proceso de subsunción y ponderación de normas jurídicas.

Teniendo en cuenta esto, dentro del presente trabajo se pretende, como Objetivo
General, Explicar la necesidad de la existencia de la motivación de la decisión judicial
como garantía procesal constitucional, en el marco de la administración de justicia. Como
Objetivos Específicos: Identificar las características de la decisión judicial, como garantía
constitucional en el proceso judicial; y Examinar la postura de la Corte Constitucional, en
cuanto a la motivación de las decisiones judiciales.

Palabras claves: Motivación, Decisión judicial, Garantía, Legalidad.

Abstract

Keywords: Motivation, Judicial decision, Guarantee, Legality

1
Abogada. Magister en Paz, Desarrollo y Ciudadanía, Especialista en Derecho Procesal Civil, Especialista en
Derecho Procesal. Docente Tiempo Completo Corporación Universitaria Antonio José de Sucre. Correo
electrónico: docente_investigador15@uajs.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9286-6466
Introducción

La necesidad de mantener el orden dentro de la sociedad, implica el establecimiento


de un sistema normativo que regule las conductas de los asociados y con base a ese sistema
se establece una serie de reglas que reconocen derechos e imponen obligaciónes. Esto
implica además, la necesidad de que el Estado cuente con las instituciones adecuadas que
propendan por garantizar el recto cumplimiento de las normas jurídicas y el acceso a la
justicia cuando existen controversias entre los asociodos; es ahí donde se habla de la
administración de justicia, contemplado como un derecho esencial en el estado
colombiano.

En virtud de ello, se atribuyen a los jueces, magistrados de los tribunales y a las


Altas cortes, la ardua labor de resolver los conflictos suscitados entre los asociados,
actividad que deben desarrollar son sujeción a las reglas sustanciales y procedimientales
que contempla el ordenamiento jurídico, el cual define el procedimiento que debe surtirse
en la resolución de controversias y que por otro lado le brinda garantías a los litigantes en
cuanto a la protección de sus derechos. Así las cosas, dentro de esas garantías podemos
hablar de la motivación de las decisiones judiciales, lo que le impone al operador jurídico
que las expide, la obligación de exponer las razones jurídicas y lógicas que lo llevaron a
tomar determinada decisión , lo que busca garantizar que las mismas sean ajustadas a
derecho y se minimicen los yerros que se pueden cometer al dictar una sentencia, pues
conociendo los motivos dieron lugar a ella, es posible ejercer los recursos que contempla la
ley para corregir probables errores.

La labor jurisdiccional implica que el operador jurídico realice un proceso de


subsunción y ponderación de normas jurídicas, valorando logicamente las pruebas allegas y
finalmenten resolviendo el litigio, esto basado en el principio de legalidad que permea el
proceso jurisdiccional. En ese sentido, la exposición de las razones teniendas por el
administrador de justicia para dirimir un conflicto, se convierte en un elemento esencial y
garante de los derechos procesales y constitucionales propios de un Estado social de
derecho.

Metodología

La metodología empleada dentro del presente trabajo tiene un diseño de


investigación basado en el paradigma hermenéutico, ya que se se fundamenta en el estudio
y revisión de documentos bibliográficos mediante los cuales se pretende obtener una
comprensión del tema planteado que además gira en torno a la ejecución de una actividad
propia del hombre y que tiene repercusiones en las realidades sociales. De acuerdo a esto:
La hermenéutica es una metodología fundamental para cualquier estudio acerca del
hombre; fundamental en el sentido de que es una característica del propio
fundamento del hombre y, por tanto insuprimible y fundamental en el sentido de
que la consideración hermenéutica debe estar en la base y en el fundamento de toda
teoría acerca del ser humano. (Behar, 2010, p. 49)

En cuanto al enfoque de invetigación es de tipo cualitativo ya que se realiza la


revisión de textos y datos descriptivos, que apuntan a la creación de un nuevo conocimiento
bajo la interpretación de información o datos de todo tipo, exceptuando los numéricos, así
de acuerdo a Blaxer y otros (2000), citado por Niño V. (2011, P.30), tenemos que en cuanto
al enfoque cualitativo este se caracteriza por:

Recolectar y analizar la información en todas las formas posibles, exceptuando la


numérica. Tiende a centrarse en la exploración de un limitado pero detallado
número de casos o ejemplos que se consideran interesantes o esclarecedores, y su
meta es lograr `profundidad ́ y no `amplitud ́.

Como técnica se aplica la revisión documental y bibliográfica, pues la


información es obtenida de textos relacionados con la problemática objeto de estudio, por
medio de la cual se pretende hacer una expliación de la importancia de la motivación de las
decisiones judiciales como ganratía procesal y constitucional de los derecho que le asisten a
los litigantes en el marco de un proceso judicial. Así la técnica de revisión documental,
como menciona Bernal, (2010) “consiste en un análisis de la información escrita sobre un
determinado tema, con el propósito de establecer relaciones, diferencias, etapas, posturas o
estado actual del conocimiento respecto al tema objeto de estudio” (p.122).

Características de la motivación de la decisión judicial como garantía


constitucional para los litigantes.

Cuando se habla de garantía se hace referencia al conjunto de medidas que buscan la


tutela de los derechos y libertades constitucionales, los cuales se convierten en esenciales
para el adecuado desenvolvimiento de las relaciones sociales y el mantenimiento de la
convivencia de los individuos que componen una sociedad. En ese sentido plantea Del
Castillo Alonso (1910) citado por Aliste Santos (2018, p. 136) que la idea de garantía
constitucional implica, desde la dimensión subjetiva del concepto, la limitación que el
Estado se impone a sí mismo de su poder soberano en pro de las libertades públicas que ha
reconocido en su norma fundamental.

El esenario ligioso impone una lucha de las partes con la intención de conseguir que
quien está llamado a administrar justicia, resuelva el asunto definiendo cual de ellas es
quien tiene la titularidad del derecho o derechos que le asisten y por los cuales se ven
enfrentados en los estrados judiciales. Esto es lo que se conoce como administración de
justicia, es decir, aquella capacidad en cabeza del Estado para definir la forma como se han
de resolver los conflictos, aplicando la ley general al caso concreto. Es entonces el
organismo judicial y concretamente los jueces, quienes entran a administrar justicia,
ejecutando esta labor teniendo en cuenta la ley sustancial y procesal, las manifestaciones de
las partes, las pruebas que permiten inferir que esas manifestaciones fácticas corresponden
a la realidad, y las demás fuentes del derecho, que logran objetivamente y previo a un
proceso de análisis lógico y jurídico, definir la forma como ha de solucionarse ese
conflicto, plasmandolo, finalmente en una sentencia.

El proceso es el camino trazado por el legislador que le indica a las partes la forma y
los tiempos en que deben actuar para lograr acceder a la administración de justicia, pero
que por otro lado también define como debe actuar el Estado en el ejercicio de la actividad
jurisdiccional. Así, el juez, siendo el encargado de determinar la forma de resolver una
controversia, se ve obligado en el trasncurso del proceso a adoptar diferentes decisiones que
sirven bien sea para impulsarlo o para terminarlo. Sin embargo, en el ejercicio de estas
facultades la ley le impone la obigación de entrar a motivar aquellas que dan por terminado
el proceso, tales como la sentencia.

Las decisiones judiciales, concretamente la sentencia, son producto no solo de una


análisis lógico que el operador jurídico hace de la controversia que se pone en su
conocimiento, sino que también implica el sometimiento de este a la ley que aplica en el
caso que examina. Así se tiene que para poder emitir una decisión, el juez debe contemplar
los siguientes crítrios: 1. Aplicación del principio de legalidad, 2. Evitar la perdida de la
imparcialidad, 3. Realizar el proceso de subsunción y ponderación de normas jurídicas, y
4. Motivar la decisión.

El referido principio de legalidad consiste en la necesidad de dar cumplimiento


estricto a la ley y que dentro de las actuaciones judiciales se aplique lo que la norma
describe. Esto genera seguridad jurídica para las partes que acueden a las instancias
judiciales para la protección de sus derechos, es así como el princpio de legalidad entra a
desarrollar, el derecho a la igualdad de las partes, entre otros. En cuanto a este principio
Huertas, (2021), expresa que: “Así, el principio de legalidad se ha convertido en una
expresión del derecho positivo, cuya función es: primero, ofrecer seguridad a los
ciudadanos, y segundo, limitar el poder estatal.(p.130)”

En cuanto a la imparcialidad se tiene que sobre el operador jurídico no debe existir


ningún tipo de influencia o interes en las resultas del proceso, pues de ser así, su jucio se
vería nublado y por ende la decisión estaría viciada porque no perseguiría la justicia sino
sus interes personales o los de terceros, eventualidad esta que desvirturía todos los
postulados constitucionales adoptados por el Estado colombiano. En ese sentido sostiene el
máximo interperte de la constitución que:

La jurisprudencia constitucional ha reconocido dos dimensiones de la noción de


imparcialidad: i) subjetiva, es decir, “la probidad del juez, de manera que éste no se
incline intencionadamente para favorecer o perjudicar a alguno de los sujetos
procesales, o hacia uno de los aspectos en debate, debiendo declararse impedido, o
ser recusado, si se encuentra dentro de cualquiera de las causales previstas al
efecto”; y ii) objetiva, “esto es, sin contacto anterior con el thema decidendi, ‘de
modo que se ofrezcan las garantías suficientes, desde un punto de vista funcional y
orgánico, para excluir cualquier duda razonable al respecto’”. (Corte Constitucional,
Sala Plena, Sentencia SU-174 de 2021).

En lo concerniente al proceso de subsunción tenemos que este equivale a la


operación lógica realizada por el operador jurídico, mediante la cual, haciendo un análisis
de los hechos particulares enunciados por los litigantes, entra a aplicar en ese caso la norma
jurídica general que define la forma como ha de resolverse esa controversia. En ese sentido,
el uso de la subsución implica una doble finalidad, por un lado opera con una lógica
deductiva, pues de la declaración de un hecho jurídicamente relevante, se hace una
adecuación sobre la norma jurídica general que ha de ser apliacada; y por otro lado opera
como una herramienta de pertinencia e identificación del elemento jurídico que pertenence
a un gran sistema y que ha de emplearse en el caso particular.

Tenemos entonces que la motivación se convierte en un requisito indispensable en la


decisión judicial, pues por medio de ella se logra la exteriorización del razonamiento
lógico-jurídico que llevó a cabo el juez para dirimir la controversia, lo que permite observar
entonces que a través de la motivación se logra garantizar la tutela judicial efectiva y el
derecho a la defensa. Por ello, en el estatuto procesal civil, se plantea la motivación como
una formalidad ineludible que deben cumplir las providencias judiciales, lo cual se expresa
de la siguiente manera:

ARTÍCULO 279. FORMALIDADES. Salvo los autos que se limiten a disponer un


trámite, las providencias serán motivadas de manera breve y precisa. (…) (Código General
del Proceso, 2012).

La motivación de las decisiones judiciales se convierte en una elemento esencial de las


sentencias, pues por medio de ella se permite comprender las razones lógicas y jurídicas
que llevaron al juzgador a la toma de determinada decisión. Así las cosas, se tiene que la
motivación debe contener:
1. Razonamientos fácticos, que implican la labor analítica e interpretativa que el
operador jurídico realiza frente a los hechos jurídicamente relevantes que son
expresados y probados por las partes en ligitio y que entran a generar límites entre
los cuales debe este pronunciarse en la sentencia.

2. Razonamientos jurídicos, lo que implica que la decisión tomada sea basada en la


norma jurídica que aplica al caso concreto pues de no existir una relación entre los
hechos probados y la norma utilizada para resolver la controversia, se tendría una
falta de motivación. El juez puede realizar citas jurisprudenciales y doctrinales que
sirvan estrictamente como fundamentación de su decisión.

Siguiendo con los planteamientos que nos trae el mencionado código, se tiene que el
legislador ha previsto como elemento esencial de la sentencia el que esta sea motivada,
imponiéndole al juez, el deber de entrar a expresar las razones que lo llevaron a la toma de
las decisiones judiciales de cara al proceso, salvo aquellas frente a las cuales la ley lo
exonera de tal responsabilidad, tal como se enucia en el numeral séptimo del artículo 42 del
estatuto procesal. De igual manera, se dispone que en cuanto al contenido de la sentencia,
esta debe estar compuesta por unos fundamentos fácticos y jurídicos que deben ser
expresados por el juez en la parte motiva, en la que explicará el examen crítico de las
pruebas y dará una explicación razondas de las conclusiones que ha realizado sobre las
mismas, así como de los fundamentos constitucionales, legales de equidad y doctrinarios
que sirvieron de base para su decisión, esto en virtud de lo preceptuado por el artículo 280
del Código General del Proceso.

Así las cosas, la motivación de la decisión judicial se convierte, por un lado en un deber
del juez del cual no puede desligarse y por otro en un elemento que permire a las partes
ejercer un control frente a las decisiones adoptadas por este, a su vez permite que se puedan
elevar los recursos de impugnación correspondientes que persiguen la eliminación o
minimización de los yerros que han podido cometerse en el marco del proceso. Ese sentido
expersa Moreno, (2000), que el deber de motivación de las resoluciones judiciales es de
carácter instrumental pues sirve exclusivamente para facilitar a las partes la labor de control
que ellas mismas pueden ejercitar sobre la actividad jurisdiccional, lo cual solo puede
conseguirse imponiendo al juez la obligación de exteriorizar las razones en las que se ha
basado el pronunciamiento jurisdiccional. (Álvarez Sanchez, 2021, p.143).

En torno a la admistración de justicia, se deben generar una serie de garantías que


realmente permitan a las partes confiar en la labor jurisdiccional y dentro de ellas podemos
encontrar el debido proceso que como herramienta procesal, impone el deber al juez, a las
partes, terceros y demás intervinientes en el proceso, cumplir con las normas sustantivas y
procesales. Adicionalmente, el debido proceso es un derecho fundamental consagrado en el
artículo 29 superior que genera una serie de lineamientos con base a los cuales debe regirse
la labor jurisdiccional. Atendiendo a esto tenemos que

La jurisprudencia constitucional ha definido el derecho al debido proceso como el


conjunto de garantías previstas en el ordenamiento jurídico, a través de las cuales se
busca la protección del individuo incurso en una actuación judicial o administrativa,
para que durante su trámite se respeten sus derechos y se logre la aplicación correcta de
la justicia. (Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia C-341, 2014).

Podemos definir entonces que las finalidades de la motivación de la decisión


juidcial son los siguientes:

1. Aplicación del principio de legalidad al vincular al juez a la ley y al sistema jurídico


y fuentes del derecho.
2. Ser garantía del derecho a la tutela judicial efectiva, mismo que también se
desarrolla al ejercitar los medios de impugnación como medio de oposición de las
decisiones judiciales que pretende la herradicación de errores a la hora de
administrar justicia.
3. Ser garantía al interes general de la comunidad en cuanto al conocimiento de las
razones fácticas y jurídicas que produjeron la decisión del juzgador.

El papel dual de la motivación, vista como deber del juez y como garantía para las
partes, permite el resguardo de derechos de incidencia constitucional y una limitación
del ejercicio indiscriminado y absoluto del Estado, de ahí que la trascendencia de ella
sea vital en el marco de un regimen social de derecho.

Postura de la Corte Constitucional frente a la motivación de las sentencias


judiciales

Siendo la Corte constitucional, el máximo interprete de la Constitución Política y la


garante de la protección de esta, se hace necesario hacer una mirada sobre su postura frente
a la motivación de las decisiones judiciales, que comom ya se ha anotado anteriormente, se
constituye en un deber del operador jurídico en el proceso de administración de justicia y
una derivación del derecho fundamental al debido proceso, otorgando a las partes
sometidas al litigio, la posibildiad de controvertir las decisiones del juez.

Al respecto ha mencionado la el Honorable tribunal constitucional que los fallos


judiciales no pueden ser arbitrario o contrarios a derecho, situación que puede entrar a
controlarse con la imposición de la obligación de motivarlos, tenemos entonces que la
Corte expresa lo siguiente:
La motivación de los fallos judiciales es un deber de los jueces y un derecho
fundamental de los ciudadanos, como posición jurídica concreta derivada del debido
proceso. Desde el punto de vista del operador judicial, la motivación consiste en un
ejercicio argumentativo por medio del cual el juez establece la interpretación de las
disposiciones normativas, de una parte, y determina cómo, a partir de los elementos
de convicción aportados al proceso y la hipótesis de hecho que se construye con
base en esos elementos, es posible subsumir el caso concreto en el supuesto de
hecho de una regla jurídica aplicable al caso. (Corte Constitucional, Sala Novena de
Revisión, Sentencia T-214, 2012)

Ese ejercicio argumentativo que realiza el juez, debe ser expuesto a las partes para
que estas puedan, al conocer las razones del fallo, ejercitar su derecho a la defensa,
atacando por medio de los recursos de impuganación, aquella decisión que consideren fue
tomada, bien sea de forma arbitraria, con una apliación erroena de la ley, una valoración
inadecuada de las pruebas o cualquier otra situación de haya podido llevar al juez a emitir
un fallo alejado del derecho y la justicia. Es así, como en ese sentido continúa la corte en la
sentencia antes mencionada, arguyendo que:

La motivación es un derecho constitucional derivado, a su vez, del derecho genérico


al debido proceso. Esto se explica porque sólo mediante la motivación pueden
excluirse decisiones arbitrarias por parte de los poderes públicos, y porque sólo
cuando la persona conoce las razones de una decisión puede controvertirla y ejercer
así su derecho de defensa. En el caso de los jueces de última instancia, la
motivación es, también, su fuente de legitimación democrática, y el control
ciudadano se convierte en un valioso medio para corregir posturas adoptadas en el
pasado y eventualmente injustas o poco adecuadas para nuevas circunstancias
jurídicas y sociales. (Corte Constitucional, Sala Novena de Revisión, Sentencia T-
214, 2012)

Resulta importante resaltar que la motivación de la decisión judicial también


dependerá de las particularidades de cada caso, pues habrán algunos que por su simplicidad
no requieren una argumentación o consideraciones extensas o muy profundas, así como
habrán otros que requeriran de una argumentación exahustiva dada la complejidad del
asunto que se ha sometivo a revisión del operador jurídico. Sin embargo, esto no quiere
decir que haya lugar a obviar la motivación de la sentencia, todo lo contrario, esta debe
hacerse aunque el asunto sea sencillo. En ese tenor ha expresado la Corte Constitucional en
reiterada oportunidades, que:

La jurisprudencia constitucional, a partir de las sentencias T-949 de 2003 y C-590


de 2005, estableció la falta de motivación de las decisiones judiciales, entendiendo
aquella como la ausencia de sustento argumentativo o la irrelevancia de las
consideraciones aplicadas para dirimir la controversia, como un criterio específico
autónomo de procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales.
Ahora bien, la Corte ha sostenido que la comprobación de la ausencia de motivación
de las decisiones judiciales está estrechamente ligada a la complejidad del asunto,
las materias alegadas y los hechos del caso. De esa forma, mientras que en algunos
casos unas breves consideraciones bastarán para dirimir el caso; en otros es
indispensable que el juez argumente de manera exhaustiva la decisión que va a
adoptar. En todo caso, siempre habrá de emitirse pronunciamiento sobre los asuntos
entorno de los cuales gira la controversia y si es del caso, aducir la razón jurídica
por la cual el fallador se abstendrá de tratar alguno de los puntos sometidos a su
consideración. (Corte Constitucional, Sala Quinta de Revisión, Sentencia T-709,
2010)

Atendiendo a la importancia de la motivación de los fallos judiciales, tenemos


entonces que de presentarse una insuficiencia o la total ausencia de argumentación de la
decisión, se incurre en un defecto sustantivo que conlleva a la concreción de una causal
para la interposición de una acción de tutela contra al providencia judicial en miras de
subsabar o corregir este defecto que puede presentarse en las siguientes circunstancias:

1. Apliación de una norma que haya perdido vigencia


2. Se aplica un precepto jurídico en el caso que no corresponde con los supuestos
fácticos expresados en el proceso
3. El operador jurídico realiza una interpretación contraevidente (contra legem) o
que es claramente irrazonable o desproporcionada.
4. Se aparta del precedente judicial, bien sea vertical u horizontal, sin justificar
dicho distanciamiento
5. Cuando habiendo una manifetación de una de las partes sobre una una
manifiesta violación de la Constitución, este no aplica la excepción de
inconstitucionalidad.

Al presentar cualquiera de estos eventos, se produce entonces la posibilidad de


controvertir la decisión mediante la interposición de una acción de tutela en contra del
providencia judicial, en palabras de la Corte Constitucional;

La falta de motivación, como causal de procedencia de la acción de tutela en contra


de providencias judiciales, tiene como finalidad proteger los derechos de los
ciudadanos de obtener respuestas razonadas de la administración de justicia,
permitiendo de esta manera, ejercer efectivamente el derecho de contradicción. Por
lo tanto, el juez de tutela debe tener en cuenta, que la falta de motivación de una
decisión judicial, supone una clara vulneración al derecho del debido proceso ya que
existe un deber en cabeza de los funcionarios judiciales, el cual tiene que presentar
las razones fácticas y jurídicas que sustentan el fallo, acción que se genera en virtud
de un principio base de la función judicial. (Corte Constitucional, Sala Plena,
Sentencia SU-635, 2015)

La posibilidad de impetrar esta acción constitucional contra una decisión judicial, se


sujeta a unos requisitos puntales que ha definido el máximo interprete constitucional pero
en general se convierte en una salvaguarda de los derechos sustanciales y procesales que se
han reconocido a las partes en litigio. En ese sentido expresa la corte:

La estipulación de la falta de motivación como causal de procedencia de la tutela


contra sentencias propende por la salvaguarda del derecho de los ciudadanos a
obtener respuestas razonadas de la administración de justicia, cuestión que,
adicionalmente, les permite ejercer su derecho de contradicción. Así, al examinar un
cargo por ausencia de motivación de una decisión judicial, el juez de tutela deberá
tener presente que el deber de presentar las razones fácticas y jurídicas que
sustentan un fallo es un principio de la función judicial que, de transgredirse, supone
una clara vulneración del debido proceso. (Corte Constitucional, Sala Sexta de
Revisión, Sentencia T-041, 2018).

Permitir que contra la providencia judicial pueda impetrarse una acción de tutela,
genera un

Necesidad de la motivación de la decisión judicial en el Estado social de


derecho

La Constitución Política de 1991, pregona que Colombia es un estado social de


derecho lo que implica la adopción de ideologías que propenden por el reconocimiento,
protección y salvaguarda de los derechos fundamentales y las libertades a favor de
individuo, lo que impone al Estado, el deber de actuar basado en la búsqueda constante del
bienestar de sus asociados, brindando servicios de calidad que permitan la plena
satisfacción de los derechos que le han sido reconocidos. Al respecto Katz. Et at (1987), se
refiere al concepto de estado de derecho de la siguente manera:

La idea básica de este concepto de Estado de derecho consiste en que su tarea es el


aseguramiento de la libertad y propiedad del ciudadano, su objeto la promoción del
bienestar del individuo y, de esa manera, conformar su carácter como “ente común”
(res publica). (Villar Borja, 2007, p.74)

En aras de garantizar la convivencia armonía y eliminar la justicia privada, el Estado


ha guardado para sí, la ejecución de la actividad jurisdiccional, misma que es ejercida
principalmente por los jueces de acuerdo a lo preceptuado por el artículo 116 superior. De
acuerdo a esto, el Estado debe ser garante de la materialización del Derecho de acceso a la
administración de justicia, misma que debe estar fuertemente marcada por las normas
constitucionales que apuntan al reconocimiento de las libertades y derechos fundamentales
del individio. En ese mismo sentido, se tiene entonces que los jueces desempeñan una
labor que se enfoca en el cumplimiento de los postulados constitucionales, lo que implica
que al momento de interpretar las normas y principios, debe hacerlo bajo el amparo de los

Derecho fundamental del debido proceso

Principio de legalidad

Conclusiones

Referencias bibliográficas

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