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PROCESAL CONSTITUCIONAL
Resumen
En el marco de la justicia formal, los jueces son los garantes de los derechos de los
litigantes, quienes, en virtud de las disposiciones legales, acuden ante los estrados judiciales
para dirimir una controversia, esperando recibir una respuesta pronta, oportuna y, sobre
todo, ajustada a derecho. Así, la labor jurisdiccional no puede ser meramente discrecional,
sino que se le impone al operador jurídico la necesidad de entrar a explicar las razones que
lo llevaron a tomar una determinada decisión, pues, con base en esa explicación las partes
pueden ejercer su derecho a controvertirla, garantizando el derecho constitucional al debido
proceso. En este sentido, tenemos que la motivación tiene como base el principio de
legalidad y parte del proceso de subsunción y ponderación de normas jurídicas.
Teniendo en cuenta esto, dentro del presente trabajo se pretende, como Objetivo
General, Explicar la necesidad de la existencia de la motivación de la decisión judicial
como garantía procesal constitucional, en el marco de la administración de justicia. Como
Objetivos Específicos: Identificar las características de la decisión judicial, como garantía
constitucional en el proceso judicial; y Examinar la postura de la Corte Constitucional, en
cuanto a la motivación de las decisiones judiciales.
Abstract
1
Abogada. Magister en Paz, Desarrollo y Ciudadanía, Especialista en Derecho Procesal Civil, Especialista en
Derecho Procesal. Docente Tiempo Completo Corporación Universitaria Antonio José de Sucre. Correo
electrónico: docente_investigador15@uajs.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9286-6466
Introducción
Metodología
El esenario ligioso impone una lucha de las partes con la intención de conseguir que
quien está llamado a administrar justicia, resuelva el asunto definiendo cual de ellas es
quien tiene la titularidad del derecho o derechos que le asisten y por los cuales se ven
enfrentados en los estrados judiciales. Esto es lo que se conoce como administración de
justicia, es decir, aquella capacidad en cabeza del Estado para definir la forma como se han
de resolver los conflictos, aplicando la ley general al caso concreto. Es entonces el
organismo judicial y concretamente los jueces, quienes entran a administrar justicia,
ejecutando esta labor teniendo en cuenta la ley sustancial y procesal, las manifestaciones de
las partes, las pruebas que permiten inferir que esas manifestaciones fácticas corresponden
a la realidad, y las demás fuentes del derecho, que logran objetivamente y previo a un
proceso de análisis lógico y jurídico, definir la forma como ha de solucionarse ese
conflicto, plasmandolo, finalmente en una sentencia.
El proceso es el camino trazado por el legislador que le indica a las partes la forma y
los tiempos en que deben actuar para lograr acceder a la administración de justicia, pero
que por otro lado también define como debe actuar el Estado en el ejercicio de la actividad
jurisdiccional. Así, el juez, siendo el encargado de determinar la forma de resolver una
controversia, se ve obligado en el trasncurso del proceso a adoptar diferentes decisiones que
sirven bien sea para impulsarlo o para terminarlo. Sin embargo, en el ejercicio de estas
facultades la ley le impone la obigación de entrar a motivar aquellas que dan por terminado
el proceso, tales como la sentencia.
Siguiendo con los planteamientos que nos trae el mencionado código, se tiene que el
legislador ha previsto como elemento esencial de la sentencia el que esta sea motivada,
imponiéndole al juez, el deber de entrar a expresar las razones que lo llevaron a la toma de
las decisiones judiciales de cara al proceso, salvo aquellas frente a las cuales la ley lo
exonera de tal responsabilidad, tal como se enucia en el numeral séptimo del artículo 42 del
estatuto procesal. De igual manera, se dispone que en cuanto al contenido de la sentencia,
esta debe estar compuesta por unos fundamentos fácticos y jurídicos que deben ser
expresados por el juez en la parte motiva, en la que explicará el examen crítico de las
pruebas y dará una explicación razondas de las conclusiones que ha realizado sobre las
mismas, así como de los fundamentos constitucionales, legales de equidad y doctrinarios
que sirvieron de base para su decisión, esto en virtud de lo preceptuado por el artículo 280
del Código General del Proceso.
Así las cosas, la motivación de la decisión judicial se convierte, por un lado en un deber
del juez del cual no puede desligarse y por otro en un elemento que permire a las partes
ejercer un control frente a las decisiones adoptadas por este, a su vez permite que se puedan
elevar los recursos de impugnación correspondientes que persiguen la eliminación o
minimización de los yerros que han podido cometerse en el marco del proceso. Ese sentido
expersa Moreno, (2000), que el deber de motivación de las resoluciones judiciales es de
carácter instrumental pues sirve exclusivamente para facilitar a las partes la labor de control
que ellas mismas pueden ejercitar sobre la actividad jurisdiccional, lo cual solo puede
conseguirse imponiendo al juez la obligación de exteriorizar las razones en las que se ha
basado el pronunciamiento jurisdiccional. (Álvarez Sanchez, 2021, p.143).
El papel dual de la motivación, vista como deber del juez y como garantía para las
partes, permite el resguardo de derechos de incidencia constitucional y una limitación
del ejercicio indiscriminado y absoluto del Estado, de ahí que la trascendencia de ella
sea vital en el marco de un regimen social de derecho.
Ese ejercicio argumentativo que realiza el juez, debe ser expuesto a las partes para
que estas puedan, al conocer las razones del fallo, ejercitar su derecho a la defensa,
atacando por medio de los recursos de impuganación, aquella decisión que consideren fue
tomada, bien sea de forma arbitraria, con una apliación erroena de la ley, una valoración
inadecuada de las pruebas o cualquier otra situación de haya podido llevar al juez a emitir
un fallo alejado del derecho y la justicia. Es así, como en ese sentido continúa la corte en la
sentencia antes mencionada, arguyendo que:
Permitir que contra la providencia judicial pueda impetrarse una acción de tutela,
genera un
Principio de legalidad
Conclusiones
Referencias bibliográficas