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LOS PRINCIPIOS Y LOS DERECHOS COMO DESAROLLO DE LOS VALORES

Los principios y los Derechos como desarrollo de los valores, son creencias, normas que
orientan y regulan la vida de la organización. También apoyan la visión, misión, estrategia y
objetivos estratégicos. Es decir, estos principios se manifiestan y se hacen realidad en nuestra
cultura, en la forma en que somos, pensamos y nos comportamos. Además, como partido
social-demócrata, somos un movimiento político que lucha por la libertad, la justicia social, la
igualdad y la solidaridad en nuestro país y en el mundo. Asimismo, nuestro objetivo es también
un país en paz, en el que estos valores fundamentales se puedan realizar y en el que cada
individuo pueda llevar una vida plena para desarrollar sus valores, personalidad y sus
capacidades, en las que se protegen los Derechos humanos y civiles en el marco de una
sociedad democrática.
INTRODUCCIÓN
El estudio de las normas constitucionales plantea problemas de interpretación particularmente
significativos, en parte por los principios y Derechos que contienen como desarrollo de valores
que pueden extraerse de ellas como base para otras disposiciones legales. Es decir, el objetivo
de este trabajo es proponer, en la medida de lo posible, instrumentos técnico-legales que
faciliten la labor del intérprete para determinar la estructura y función de los valores y principios
constitucionales y superar las dificultades en la exactitud de su contenido material.
Como ya hemos visto los valores superiores, que son la esencia de la idea de justicia, es decir,
que son dimensiones de la ética pública del poder político que acepta como propio, y se
incorporan al Derecho como núcleo esencial de su moralidad. Asimismo, si ya nos encajamos
en el sistema legal, de la ética pública jurídica como identificada con casos de valor que se
convierte en principios y Derechos. Además, dentro del sistema se conforman las normas con
mayor densidad de la ética y sirven de guía para la creación del resto de normas en cuanto a
su contenido y sus límites. También, representan la superación de las escuelas de Derecho
positivistas, que querían identificar el Derecho solo a partir de sus formas, independientemente
de la realidad social y el contenido de la ética pública. Por otro lado, la posición que aceptamos
en estas páginas refuta la tesis de que la existencia de los principios conduce necesariamente
a una perspectiva de Derecho natural.
. LOS PRINCIPIOS
Los principios son criterios de actuación, marcando metas y modelando la secuencia de acuerdo
con ellas, es decir, dirigiendo a los legisladores desde el legislador ordinario hasta el último
funcionario de los canales a comportarse correctamente en la creación, aplicación e
interpretación de la ley. Asimismo, los principios organizativos indican los criterios para la
racionalización del poder legalizándolo o que el propio ordenamiento jurídico corresponda a los
valores de seguridad, libertad e igualdad. Además, el principio de legalidad examinado en la
cuarta lección como la sumisión de los gobernantes a la ley y el principio de separación de
poderes examinado en la cuarta lección son una expresión de estos principios de organización
del poder. Lo mismo se aplica a la neutralidad del Estado en materia religiosa y al principio de
pluralismo. Luego, la mayoría de estos principios del sistema legal se basan en los valores de
seguridad jurídica e igualdad formal.
Los principios de producción normativa establecen criterios generales para la actuación de las
fuentes jurídicas activadas por las instituciones y actores jurídicos competentes como el
parlamento, el gobierno, las instituciones correlativas de las comunidades autónomas o los
jueces, incluido el Tribunal Constitucional.
De acuerdo, también, hay que tener en cuenta que los principios generales del Derecho son los
enunciados normativos más generales, es decir, no incorporados formalmente en determinados
de ordenamientos jurídicos, que recogen de forma abstracta del contenido de un grupo de ellos.
Y, también, son conceptos u oraciones de carácter axiológico o técnico que influyen en la
estructura, forma de funcionamiento y el contenido mismo de las normas, grupos normativos,
conjuntos normativos y el Derecho mismo en su conjunto. Además, estos principios son
utilizados por jueces, legisladores, redactores doctrinales y profesionales del Derecho en
general para incorporar Derechos legales o interpretar normas legales.
. LOS DERECHOS
En general, es un conjunto de principios y normas inspirados en las ideas de justicia y orden
que rigen las relaciones humanas en cualquier sociedad y cuya observancia es impuesta
obligatoriamente por un poder público. Es también un Estado que forma su ordenamiento
jurídico, al igual que las ciencias sociales, que estudia, interpreta y sistematiza el ordenamiento
jurídico para su correcta aplicación. Asimismo, el Derecho está íntimamente relacionado con la
política, la economía, la sociología y la historia y está en el centro de complejos problemas
humanos como la determinación de lo justo. Por tanto, no existe una definición de Derecho
generalmente aceptada o consensuada, lo que significa que las cuestiones más generales
sobre la naturaleza y el contenido del Derecho son examinadas por la filosofía y la teoría del
Derecho. Por eso, el Derecho fue considerado una ciencia y un arte al mismo tiempo.
Como realización de valores al servicio de la dignidad humana, los Derechos juegan un papel
destacado en la cultura política y jurídica actual y reemplazan el paradigma que el Derecho
natural estuvo representado hasta el siglo XVIII. Y, son una parte crucial de la ética pública de
la modernidad y se convierten en un todo porque se identifican con los ideales de una
modernidad individualista y secularizada que se centra en el mundo y pone a las personas en
el centro del mundo. En su desarrollo histérico, los Derechos humanos comenzaron como
Derechos naturales a partir del surgimiento de la tolerancia como superación de las guerras
religiosas, es decir, sobre tolerancia religiosa y libertad de conciencia. Luego, la "Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" será un elemento crucial de la Revolución
Francesa, que trascenderá sus orígenes y se convertirá en un modelo para el emergente Estado
liberal-democrático. Además, la sensibilidad hacia los Derechos ha alcanzado el desarrollo en
los últimos años que, ante el consenso mayoritario y las obligaciones generales, se ha
construido un Derecho de objeción en forma de conciencia, que se analiza en la última lección
de la “UE”. Asimismo, si nos ubicamos, que los Derechos como desarrollo de valores podemos
clasificarlos según su contenido o según la forma en que se ejercen. Es decir, ambos criterios
influyen en la comprensión de la importancia del uso de los valores a través de los Derechos.
En conclusión, debemos señalar que un sistema de Derechos fundamentales en el desarrollo
de los valores de la ética jurídica no es coherente y real si no existen garantías de su efectividad
y si las autoridades públicas no reaccionan suficientemente para sancionar las violaciones, es
decir, si aparece y restablece la situación de vigencia de los Derechos, es fundamental cuando
es resistente para quienes quieren obstaculizarlo o prevenirlo su significado de las
salvaguardias que deben establecerse principalmente a través de los tribunales y el tribunal
constitucional.
Entonces, el estado de Derecho de los ciudadanos no solo se siente legalmente obligados a
cumplir con las reglas. Es decir, que las autoridades son las primeras en obedecer las normas
y que no tienen un cheque en blanco para hacer lo que quieran, sino que deben actuar de
acuerdo con los requisitos constitucionales y basar su función en el respeto a los Derechos
humanos, de lo contrario cualquier exigencia, y también, los ciudadanos cumplan con el sistema
regulatorio que no tiene sentido.
Sin lugar a dudas, me refiero a una realidad política y jurídica, como enfatiza Prieto Sanchis,
tuvo una amplia influencia en el modelo de estado de Derecho y las ideas jurídicas asociadas a
él, y, es una referencia de esta lección porque "es muy probable que la inclusión de contenido
material o moral tanto en los documentos normativos como en el proceso de razonamiento
jurídico haya dado lugar sobre la obligación de obedecer y la obediencia que haya creado una
conexión entre ley y moral ". Además, estas injusticias se han institucionalizado en las normas
jurídicas, lo que significa que la reflexión sobre la necesidad o incluso la obligación de
obedecerla es tan antigua como la propia ley. Es decir, la historia humana nos muestra
situaciones en las que las personas se enfrentan la obligación legal de obedecer una ley que,
ante una determinada moral, creencias religiosas o conciencia, que les parezca injusta y que
les plantee el dilema de la desobediencia.
Además, el autor Delgado Pinto señala que “si bien el tema de la obediencia a la ley es un
problema particular, hemos definido en el contexto de la filosofía moral que su tratamiento y
resolución depende del concepto de ley, que se mantiene, que es un ámbito en el que la teoría
Básicamente, hay que decir que se debe respetar la ley democrática, que se debe imponer a
todos los ciudadanos. Es decir, su razón de ser es precisamente que la ley, en el ejercicio de
las libertades políticas, se adapta a los deseos de una ciudadanía que la cumple
espontáneamente, para que no existan motivos políticos de desobediencia. Como señala Elías
Díaz, "por eso, las razones de la obediencia no pueden estar lejos de la razonabilidad moral. Si
entiendo que este Derecho es justo, me veré obligado a obedecerlo moralmente, y no encuentro
razones para la desobediencia. Sin embargo, no hay duda de que la acción del desobediente
refuerza el sistema establecido al eliminar ciertos defectos en el sistema. " Sin embargo, el
punto de vista se trata de dos conceptos fundamentales que claramente son distintos. Puede
ocurrir, que compartan el mismo objeto, que inducirá al observador a la confusión y las
coincidencias en cuanto a la finalidad no pueden ocultar la profunda diferencia intrínseca.
También, existe una amplia bibliografía sobre la distinción, especialmente, tal y como señala
Delgado Pinto, tras la irrupción y consolidación del positivismo jurídico, la razón es clara: “es a
partir de entonces cuando la distinción, a veces separación, entre Derecho y moral se convierte
en punto de referencia inexcusable para la teoría jurídica, en consecuencia, algunos teóricos
del Derecho emprenden decididamente la tarea de elaborar el concepto de un deber que deriva
de las normas jurídicas positivas y que estaría nítidamente diferenciado del deber que nos
imponen los principios y reglas de la moral”. Entonces, cuando se otorga a una persona por ley
objetiva, se establece simultáneamente para todas las demás obligaciones de respeto. Es decir,
que al mismo tiempo se otorga el Derecho a unos y a otros, que se establece la carga de no
falsear los objetivos o dificultar el cumplimiento de la obligación legal del respeto.
En general, la obligación jurídica de obediencia al Derecho no deriva únicamente del carácter
coactivo del ordenamiento, sino también de las dimensiones éticas del propio Derecho, que en
sus normas interioriza valores. Es decir, que ningún sistema político puede apoyar su Derecho
en la simple amenaza del uso de la fuerza. En cuanto el Derecho de una sociedad democrática
está apoyado en el consentimiento general sobre el sistema jurídico, entendido en su conjunto,
donde todos los ciudadanos pueden participar por igual en la formación de la voluntad del
Estado, y, asimismo, podemos considerar, por tanto, que ese consenso repercute en una
consentida obediencia al Derecho.
Además, en las sociedades democráticas podemos encontrar normas que afectan a minorías o
conciencias individuales que nos evidencian razones para una cierta desobediencia. Creo que
una primera respuesta debe ser que estos ordenamientos facultan un sistema de recursos y
garantías judiciales, es decir, que el propio sistema de esas normas si se oponen a valores
constitucionalizados o son aspiraciones asumibles por ese Derecho. Asimismo, inmediatamente
debe exponerse que, efectivamente, también cabe hablar de la desobediencia al Derecho en el
ámbito de sociedades democráticas, pero que esta cuestión debe tratarse con otra, es decir, la
objeción de conciencia.
De acuerdo, el término "desobediencia" muestra claramente que es un deseo de impugnar un
reglamento, de violarlo total o parcialmente, y el término "civil" trae consigo algunos problemas
terminológicos. Además, el autor Rodríguez Paniagua señala que la desobediencia “debe
mantenerse dentro de ciertos límites que parecen corresponder a los de la propia sociedad civil,
que a su vez podría entenderse como sinónimo de sociedad política. Luego, se relaciona
precisamente con el hecho de que no pretende respetar la violación, sino respetar a este grupo
y así distinguir la desobediencia civil de la rebelión misma o de la revolución en el sentido
político-legal”.
También, es importante señalar que la desobediencia civil significa aceptar las desagradables
consecuencias legales que la ley prevé para los infractores, es decir, las típicas sanciones y
penas. Este es precisamente uno de los elementos característicos de la desobediencia civil, la
externalización del cumplimiento de las sanciones, el intento de mover la opinión pública y otros
ciudadanos. También establece la sanción para visualizar a la víctima a favor de una buena
causa y cambiar la actitud de los poderes públicos hacia el problema denunciado en el sentido
solicitado por los denunciantes. Y también es una forma de despertar la simpatía y la
complicidad de la opinión pública. Finalmente, la doctrina del efecto desalentador siempre debe
ser considerada al castigar la desobediencia civil. Es decir, que esta doctrina aprobada por el
Tribunal Constitucional establece que siempre que un ciudadano viole el ejercicio de un Derecho
fundamental, la sanción que reciba por hacerlo siempre debe ser mesurada y limitada.
Conforme, la objeción de conciencia ha sido presentada como un tipo de desobediencia civil
aceptada por el Derecho o como un Derecho subjetivo. Es decir, que ambas caracterizaciones
son inexactas, en este sentido expone Marina Gascón que “la objeción de conciencia se
configura como el modelo más sencillo de la desobediencia civil, también, consiste simplemente
en un acto de insumisión a la norma que se juzga injusta. Y, la estrategia política, de la
motivación especial en algún catálogo de valores mayoritario, en fin, ninguna de las
peculiaridades que suelen acompañar al significado estricto o restringido de la desobediencia
civil”. Mientras que la desobediencia civil supone un rechazo del Derecho vigente, en
consecuencia, inaceptable por el mismo, asimismo, la objeción de conciencia si está permitida
por el Derecho, es decir, una diferencia que nos impide presentar como un tipo estricto de la
desobediencia civil.
Asimismo, la fundamentación de la objeción de conciencia reside en la posible injusticia o falta
de legitimidad de la prestación que impone la norma jurídica. Ósea, para ciertas conciencias
existe una quiebra de dicha legitimidad, que es una norma que aparece injusta para ciertas
personas mientras que su legitimidad es sostenida por otro amplio del sector de la población.

CONCLUSIONES:
De acuerdo, que los jóvenes debemos practicar siempre los valores humanos, ya que son una
herramienta que nos abre las puertas del camino que hemos elegido en nuestra vida. Es decir,
cada valor es expresión de nuestras acciones y actitudes, que debemos reflejar en nuestra
familia y transmitir a la sociedad para ser cada día mejores personas.
Los principios generales del Derecho fueron originalmente reglas utilizadas por los antiguos
para crear las reglas del Derecho. Por ello, a lo largo del desarrollo del trabajo, se ha sugerido
que la función principal de los principios generales del Derecho es la interpretación jurídica, ya
que se realiza a través de la exégesis, es decir, las nuevas tendencias estructurales del Derecho
y, cómo se basa en la ciencia del Derecho en la actualidad.
En consecuencia, la obediencia es tal que alguien puede mandar, alguien debe obedecer. Es
decir, las relaciones de obediencia, como otras, no liberan a ninguno de los partes. Por tanto,
es posible acercarse a la comprensión de algunos excesos de obediencia sin recurrir a la
conveniente explicación de un mal o un supuesto trastorno mental. Y, la desobediencia civil
tiene un alto contenido político en el enfrentamiento con el sistema legal, no solo en términos
legales, sino también en el conveniencia u oportunidad para la validez y aplicación de la norma.
También, debemos tener en cuenta que los principios y como reglas, de la naturaleza es una
razón suficiente para una decisión poseída por las reglas, que se debe formular la prioridad
jerárquica del nivel de las reglas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍAS:
• M. Atienza y J. Ruiz Manero, Sobre principios y reglas, en Revista Doxa, “Principios
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