Está en la página 1de 8

Sujeto, saber y verdad

Una aproximación al escrito “La ciencia y la verdad” de J.Lacan1.

Los aforismos en la obra de Jaques Lacan, son puntos de encuentro de


múltiples líneas de pensamiento, argumentos, producción de saber,
senderos por los que anduvo recorriendo con sus preguntas, interlocuciones
con los analistas de su época, teorizaciones…de tal forma que en una frase
intenta simplificar al máximo lo que se propone transmitir. De estos
aforismos tenemos muchos en la obra de Lacan como por ejemplo “el
inconsciente está estructurado como un lenguaje”, “el inconsciente es el
discurso del Otro”, “el deseo es el deseo del Otro”. De la misma manera, se
hizo frecuente en nuestro medio universitario y en la transmisión que
llevamos adelante en nuestra cátedra la frase: “la ciencia forcluye al
sujeto”. Lo que nos proponemos es recorrer algunos argumentos en donde,
este aforismo, nos ilumine con su sentido en un intento por activar el efecto
que dicho aforismo posee ya que consideramos de importancia rescatar de
el todas las consecuencias que posee, fundamentalmente en el debate entre
el Psicoanálisis y la Ciencia.
Si nos remontamos a las concepciones antiguas en occidente desde
las mitologías y el pensamiento de los filósofos griegos clásicos,
encontramos que “la repetición” tenía un lugar en tanto producía la
suposición de una “causa”. Esto llegaba desde la más simple observación
de determinados fenómenos de la vida cotidiana, que llamaban la atención
por la secuencia repetitiva…la luz del día que retorna cotidianamente como
así también la oscuridad de la noche, si bien hoy sabemos que no es así se
preguntaban por qué el sol sale y se esconde todos los días de la misma
forma, también en una secuencia repetitiva. Así podemos citar otros
fenómenos de más o menos importancia y complejidad…hasta la secuencia
de la vida y la muerte. En general todos estos fenómenos estaban referidos
especialmente a fenómenos naturales... “repetidos”. Sobre lo repetido de
estos fenómenos se suponía una “causa” que los producía, esa causa era la
que otorgaba alguna lógica o explicación ante la pregunta que se hacían los
hombres2. Es decir que había una causa que se suponía y que era la que
“sabía” sobre el por qué de los fenómenos. Se estaba pensando en una
lógica de la repetición en relación con el saber y la causa. Un tipo de
respuesta era la que le adjudicaba a los dioses el saber sobre la causa. Eran

1
Vaya nuestro agradecimiento al maestro Rolando Karothy de cuya transmisión, la que pudimos recibir
en el seminario que nos brindó en el año 2009, este trabajo lleva sus ecos.
2
La pregunta por la causa ha sido objeto, y lo sigue siendo aún, de múltiples líneas de pensamiento
especialmente en el campo de la filosofía y el psicoanálisis. Dejamos para otra oportunidad el desarrollo
de estos planteos. Pero no queremos dejar pasar, por el lugar que le damos en este trabajo, la presencia
que tiene en tanto “enigma” enunciado en los distintos planos de la vida humana…o tan solo sostener la
pregunta acerca de ¿por qué se nos impone pensar en la causa de los fenómenos?.

1
estos dioses los responsables de los fenómenos naturales, eran ellos lo que
tenían el saber sobre esos acontecimientos, lo que se constituía en
equivalente a ser la causa de esos fenómenos. Citamos al menos, entre la
multiplicidad de ejemplos el caso de Oniro, el genio de los sueños quien
sabía y causaba los sueños de los hombres, el que Zeus envió a Agamenón
para engañarlo, y así también Hipnos y Morfeo entre otros. Entonces lo que
encontramos es la presencia de un agente que es causa, un agente que sabe
sobre la causa de los fenómenos que acontecen en el mundo…hay un
agente supuesto saber sobre la causa…lo que es igual a decir que está
instalada la idea de un sujeto supuesto saber. Esta idea de un sujeto
supuesto saber que J. Lacan introduce en el psicoanálisis, él la incorpora a
un cuerpo teórico con las transformaciones necesarias pero, como es el
caso, lo extrae, al leerlo, de otro campo del pensamiento.
Entonces allí tenemos ubicado al sujeto supuesto saber que, como lo
encontramos en el pensamiento antiguo, era encarnado y patrimonio de los
dioses. A su vez, este saber podía pasar a los hombres de alguna manera. El
robo era una de esas formas…es decir que los hombres le podían robar el
saber a los dioses…como es el caso de Prometeo 3 con el fuego. Ahí la vía
de apropiación del saber era el robo. Con el monoteísmo, especialmente
con el Cristianismo, el saber y la causa estaban en manos de Dios 4, el gran
agente de la causa del mundo, y por esto ahora, agente de todos los
fenómenos. En este punto también se equipara el término verdad, en tanto
verdad sobre la causa. Sujeto, verdad, saber y causa. El hombre del
Cristianismo podía acceder a la verdad a través de la “revelación”.5
Tengamos en cuenta, que “la repetición” de los fenómenos es
también uno de los motores que inciden en el surgimiento del psicoanálisis:
desde los primeros trabajos de Freud encontramos una pregunta por el
sentido de la repetición de los síntomas, su reiteración, su retorno, la
repetición de las formaciones del inconsciente hasta llegar a su
conceptualización más clara en “Más allá del principio del placer” con la
formalización del concepto de “compulsión a la repetición” 6. Pensemos a
su vez, en la posición de los pacientes cuando llegan al consultorio en lo
que a saber se trata. Entran en una posición de no saber, preguntando por la
3
“Entonces Prometeo…robó semillas de fuego en la rueda del sol y las llevó a la tierra ocultas en un tallo
de férula”.Grimal, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. 1979. Ed. Paidós. 1951. Pág. 455.
4
“Digamos que el religioso le deja a Dios el cargo de la causa pero con ello corta su propio acceso a la
verdad. Así se ve arrastrado a remitir a Dios la causa de su deseo, lo cual es propiamente el objeto de
sacrificio. Su demanda está sometida al deseo supuesto de un Dios al que entonces hay que seducir.”
Lacan, Jacques. (1988) La ciencia y la verdad en Escritos II (p. 851) Ed. S. XXI.(1966)
5
No solo la revelación específica en la que Dios le transmite a Moisés las tablas de la Ley sino todos los
acontecimientos y sucesos en los que se comunica, como lo leemos a lo largo del Viejo y Nuevo
testamento, con determinados hombres para revelarle la causa y verdad del Universo, como así también
el texto que ha de relatar los sucesos.
6
La noción de “repetición” la encontramos planteada en los textos de Sigmund Freud “Repetir, recordar y
elaborar” y en su máxima envergadura con consecuencias en la teoría y por lo tanto en la práctica clínica
en el texto de 1920 “Más allá del principio del placer”. Freud, S. Obras Completas. B.N.

2
causa de sus síntomas y adjudicándole saber al analista. Para el paciente, el
analista tiene un saber sobre la causa. Este asunto es el que nos lleva a
plantearnos la posición de analista con respecto a lo que el paciente le
adjudica, de qué manera el analista va a ocupar ese lugar en que lo pone el
paciente. Rápidamente podríamos decir que según las distintas posiciones
que tome con respecto a lo que le adjudica el paciente, como singular y
propia creencia del analista con respecto al saber en juego, estará en el
campo del psicoanálisis, en el de la ciencia o, sencillamente, ubicado como
ideal a ser alcanzado por el paciente.

Pero volviendo al pensamiento antiguo y al pensamiento religioso


tengamos en cuenta que establecen una relación complementaria entre el
mundo fenoménico observable y el mundo suprasensible que es el mundo
de la causa. Entre los dos hay complementariedad entre saber, verdad y
causa, entre el mundo de los fenómenos naturales y los poderes de los
dioses como agente causa de dichos fenómenos.
Cuando surge la ciencia moderna, se produce un salto, otra lógica, en
donde por una operación muy específica se separa el saber de la verdad.
Entramos, entonces, en el desarrollo y en las consecuencias de las clásicas
meditaciones de Rene Descartes.
Dijimos que tanto en la mitología como en la religión, la relación
que existía entre el mundo fenoménicamente observable y el mundo
suprasensible, era una relación de complementariedad. Cuando ingresa
la ciencia moderna, se produce un salto, otra lógica toma lugar: se produce
una separación entre saber y verdad, operación que también llamamos de
clivaje entre saber y verdad. El saber se liga al objeto y al mundo de los
objetos, y la verdad se liga al sujeto. La operación es la del sujeto
cartesiano, tal como lo denomina el psicoanálisis a partir del trabajo de J.
Lacan.
René Descartes plantea la duda como método. Emprende un
recorrido de reflexiones altamente comprometido. Este emprendimiento es
del orden de una experiencia comprometida ya que no solo desea distinguir
lo verdadero de lo falso en el sentido epistemológico o en lo que a una
teoría del conocimiento se refiere sino también que encontramos al
pensador haciendo intervenir un enigma que lo habita...él lo dice así: “Y
yo sentía siempre un vivo deseo de aprender a distinguir lo verdadero de lo
falso, para ver claro en mis acciones y caminar con seguridad en esta
vida”7.
Por el método, R. Descartes se plantea si es posible el acceso
humano al saber sobre el mundo de los objetos y de los fenómenos que
acontecen en la naturaleza. Esto es lo que en el pensamiento religioso
estaba en el saber de la causa o el saber del agente: dios o los dioses. La
7
Rene Descartes. Discurso del método. Trad. J. Rovira Armengol. Ed. Losada.

3
pregunta que se va esbozando con Descartes es ¿puede surgir una ciencia
que lea un saber que ya existe en la naturaleza? Si retornamos un poco al
planteo del pensamiento antiguo, ahora tendríamos que el saber sobre los
fenómenos naturales, los fenómenos observables repetidos estaría en la
naturaleza, es la naturaleza la que sabría sobre los fenómenos que en ella
acontecen. Galileo da un paso muy importante en sus consecuencias
cuando afirma que el mundo, el mundo físico, la naturaleza, está escrita con
caracteres matemáticos8. Es por esto que se trata de LEER el saber que está
en la naturaleza, extraerle la cobertura que oculta ese saber, es decir
“descubrirlo” Esto es lo que llamamos “el saber en lo real”9.
La operación de Descartes es la de poner entre paréntesis todo el
saber adquirido. Poner entre paréntesis es sustraerle la verdad, hasta el
momento supuesta, a los enunciados, principios y axiomas fundamentales
del pensamiento. Se trata por el método de dudar de todo el saber
adquirido, de todo lo que se conoce, pone en duda todos los contenidos de
conocimiento, Descartes pone en duda toda la información que viene de
los sentidos. Los sentidos pueden engañar, constatamos que los sentidos se
equivocan sobre aquello que perciben, lo que escuchan, lo que ven. Esto
nos conduce a errores. Los sentidos no son garantía de verdad. Las
sensaciones tampoco, el argumento del sueño nos conduce a eso, y es que
efectivamente, en el proceso onírico es en donde podemos tener una
cantidad enorme de sensaciones de todo tipo sobre situaciones que en
realidad no estuvimos viviendo ya que acontecen en un sueño. Es por esto
que las sensaciones no nos dan garantía de verdad, en ellas no nos
podemos apoyar para acceder a la verdad...tenemos el clásico comentario
de que si nos pellizcamos y sentimos el dolor vamos a poder constatar que
se trata de estar viviendo la realidad...esto es por la vía de una sensación
dolorosa.
Así también Descartes pone entre paréntesis todos los contenidos y
los enunciados de los pensadores y los filósofos más autorizados del mundo
de la cultura y la ciencia, sus pensamientos pueden ser fruto del error y del
8
“La forma geométrica es homogénea con la materia: he aquí por qué las leyes geométricas tienen un
valor real y dominan la física. He aquí por qué, como en un pasaje justamente famoso del Saggiatore nos
dice Galileo, es matemático el lenguaje que habla la naturaleza, lenguaje cuyas letras y sílabas son
triángulos, círculos y rectas. Y por eso hay que interrogarla en este lenguaje: la teoría matemática es
anterior a la experiencia”. A. Koyrè. “Estudios Galileanos”. Ed. S.XXI. 1991. Pág. 270.
9
“El pensamiento o, si se prefiere, la actitud mental de Galileo… no es puramente matemática, es físico-
matemática. Galileo no emite hipótesis sobre los modos posibles del movimiento acelerado: lo que busca
es el modo real, el modo que emplea la naturaleza… Galileo parte de la idea - preconcebida, sin duda,
pero que constituye la base de su filosofía de la naturaleza- de que las leyes de la naturaleza son leyes
matemáticas. Lo real encarna lo matemático. Por esto no hay en Galileo separación entre la experiencia y
la teoría; la teoría, la fórmula, no se aplica a los fenómenos del exterior, no “salva” esos fenómenos,
expresa su esencia. La naturaleza no responde más que a las preguntas formuladas en lenguaje
matemático, porque la naturaleza es el reino de la medida y del orden. Y si la experiencia guía “como de
la mano” al razonamiento es porque, en la experiencia bien realizada, o sea en la pregunta bien planteada,
la naturaleza revela su profunda esencia que, por lo demás sólo el intelecto es capaz de captar”. Ídem.
Pàg. 147.

4
engaño. Sus ideas, principios y postulados no van a ser pilares de las
verdades universales ya que pueden estar bajo los efectos de los caprichos
de un dios engañador que se solaza en despistar a los hombres. Así el
principio de autoridad queda abolido también....Es decir que Descartes con
el método de la duda sistemática e hiperbólica va derribando uno a uno los
saberes que tenía como verdaderos sostenedores del pensar, del vivir y del
ser. Así paso a paso fue dudando de todo hasta llegar a afirmar que, de lo
único que no puede dudar es de que duda. Este es el momento en donde
aparece el “dudo, soy”.
Llegamos al momento en donde Descartes, por efecto de aplicar la
duda metódica, se encuentra en un punto de máxima evanescencia subjetiva
ya que, incluso, la propia pregunta acerca de lo que “él es” ha quedado
sostenida únicamente por su afirmación clara, distinta y verdadera…
“pienso, soy”.
Este “pienso, soy”, no es un silogismo del tipo “pienso, por lo tanto soy”,
del cual extraigo que pensando puedo saber lo que soy…como si se tratara
de una introspección10. Este desarrollo muy sucinto que acabamos de hacer
sobre el método de Descartes, es efecto de la lectura que hace J. Lacan de
la obra de R. Descartes luego de haber leído a Heidegger. Lacan dice que
en ese momento de la meditación se encuentra la existencia del sujeto de la
ciencia que es el mismo que el sujeto del psicoanálisis, porque ese instante
en el cual ya no hay más contenidos de pensamiento, vacío de
representaciones, vacío en donde se supone que antes estaban alojados los
pensamientos, ahora lo que encontramos es un “agujero”, falta de
representación y eso “es” el sujeto. El agujero, el vacío es el sujeto. Sujeto
también como ser. El “pensar” de Descartes, en ese instante de su
meditación, no es un pensamiento11, sino, más bien, un vaciado de todo
orden simbólico12, instante de vaciado resultado de un ARTIFICIO. Es
precisamente este sujeto el que la ciencia excluye o como lo dice Lacan, es
el sujeto forcluido por la ciencia porque en este desarrollo es lo mismo

10
Colocar allí la introspección como lo hizo justamente la así llamada Psicología introspeccionista se
deriva de los desarrollos filosóficos que buscan ubicar el momento en donde la conciencia se capta a sí
misma pensando, incluso diferenciada de los objetos que piensa que son el contenido de la conciencia.
Una conciencia constituyéndose como objeto de sí misma que inaugura la tendencia a captar a los objetos
del mundo constituyéndolos a su vez en su recorrido. El texto de Descartes ha tenido este tipo de lectura
que se constituyeron en el fundamento de algunas teorías psicológicas.
11
Este es el planteo de J. Lacan en el Seminario, Libro 15, “El acto psicoanalítico”, 1967/68, pág. 66:
“Mirando de cerca el cógito observen que el sujeto allí es supuesto como ser, bien puede ser el del
pensamiento, pero ¿el de qué pensamiento en definitiva?
De ese pensamiento que viene a rechazar todo saber.
No se trata de lo que hacen después de Descartes los que meditan sobre la inmediatez del “soy” al
“pienso”, una evidencia que según su gusto ellos hacen conciente o escurridiza. Se trata del acto
cartesiano mismo en tanto que es un acto el que nos sea referido y dicho; es precisamente al decirlo que
es acto. Es de donde se consuma una puesta en suspenso de todo saber posible.
Que allí esté lo que asegura el “soy”, ¿es por ser “pensamiento” del cógito, o es el desecho del saber?”.
12
J. Lacan. Escritos II. Ed. Siglo XXI. 1987. “La ciencia y la verdad” 1966. Rechazo de todo saber, pag.
835 y división del sujeto entre verdad y saber, pág. 842.

5
decir “Verdad” que “Verdad del ser”. Aquí, verdad, ser y sujeto son
sinónimos. Lo que sucede a su vez, es que la palabra “forclusión” es un
concepto con muchas consecuencias en el psicoanálisis y por eso mismo en
la estructura del sujeto que él construye como así también las
consecuencias de esta operación en la cultura por parte de la ciencia. El
concepto forclusión lo encontraremos elaborándose en el Seminario de J.
Lacan, Libro 3 “Las psicosis” a partir del concepto freudiano Verwerfung,
cuya traducción es rechazo, refiriéndose a algo expulsado, rechazado.
Sigmund Freud, en su texto sobre el caso Schreber, un caso de psicosis dice
que algo que fue rechazado del interior reaparece en el exterior. Esto
implica que algún elemento del sistema simbólico entró en el mundo
ideacional del sujeto pero permanece desencadenado, desentramado con la
particular consecuencia de que tiene la posibilidad de retornar desde lo real,
esto es que lo que no ha sido simbolizado por el sujeto, puede retornar
desde lo real: “Previa a toda simbolización - anterioridad lógica y no
cronológica- hay una etapa, lo demuestran las psicosis, donde puede
suceder que parte de la simbolización no se lleve a cabo. Esta etapa primera
precede toda la dialéctica neurótica, fundada en que la neurosis es una
palabra que se articula, en tanto lo reprimido y el retorno de lo reprimido
son una sola y única cosa. Puede entonces suceder que algo primordial en
lo tocante al ser del sujeto no entre en la simbolización y sea no reprimido,
sino rechazado. La primera etapa no es una etapa que tengan que ubicar en
algún momento en la génesis…sino más bien que hay que colocarse a nivel
de la existencia del símbolo en cuanto tal, en tanto estamos sumergidos en
él. En la relación del sujeto con el símbolo existe la posibilidad de una
Verwerfung primitiva, a saber, que algo no simbolizado se manifestará en
lo real, lo real en tanto define un campo distinto al de lo simbólico”13 .
Descartes dice que de este vacío equiparable a la verdad del sujeto,
verdad ubicada por el psicoanálisis con Lacan, la ciencia no se va a ocupar,
sino más bien se ocupará del saber, de la necesidad de pensar el saber
diferenciado de la verdad. El saber que puede leer los fenómenos del
mundo, lo que se inscribe en la naturaleza con caracteres matemáticos.
El saber está constituido por representaciones, la imagen del mundo,
visión que me permite concebir el conjunto del universo: Cosmovisión. Ahí
tenemos al sujeto que puede representar, de ahí sale la imagen del mundo,
concebir el conjunto del universo. Por eso la ciencia se ocupa del saber y
renuncia a la verdad. La ciencia se ocupa del saber que está funcionando en
la naturaleza y que hay que saber leer. La ciencia no se ocupa de la verdad
que no es inherente a la del mundo de la naturaleza. Es por esto que Lacan
dice que ni siquiera lo hace si la ciencia dice que 2+2=5 14. La ciencia no se
13
J. Lacan. El seminario. Libro 3. Las psicosis.
14
Lacan, J. El seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Ed. Síntesis.
1986, pág. 46/47: “Para Descartes, en el cógito inicial…a lo que apunta el yo pienso en tanto que se
vuelca en el yo soy es a un real. Pero lo verdadero queda tan afuera que a continuación Descartes tiene

6
ocupa de la verdad del sujeto, de la verdad como causa, de la verdad
reprimida. De esta verdad no se va a ocupar la ciencia. Es por esto que
Lacan afirma que la ciencia forcluye la verdad del sujeto que es la verdad
del sujeto en tanto constituido en el acto de clivaje entre verdad y saber,
que escribimos S tachado, dividido, sujeto en estado de escisión, de
spaltung (escisión en alemán) como lo dice Lacan en el escrito en la página
834. Y esto a su vez no quiere decir que no haya en la ciencia una noción
de verdad, de hecho la encontraremos en la constatación de la adecuación
de la representación con el objeto.
Entonces así tenemos la operación de Descartes que produce que el
saber ya no sea patrimonio de los dioses; ya los agentes de la causa no
pertenecen al mundo suprasensible. De la misma forma y por la operación
de Descartes, el hombre no accede al saber por la astucia para engañar a los
dioses o haciendo un pacto con el diablo como es el caso de Mefistófeles 15,
ni por la revelación como lo hace Dios con Moisés o Pedro de Arimatea.
Desde Descartes el saber es saber leer lo que la naturaleza escribe en
caracteres matemáticos.
Con Freud tenemos la noción de causa desde los primeros textos bajo
la forma de la búsqueda de la etiología, por ejemplo “La etiología de la
histeria”, “La sexualidad en la etiología de las neurosis”, “La herencia y la
etiología de las neurosis”, textos estos de la primera época. Antes de llegar
Freud a la concepción del mal-estar-en la cultura, tenía también la idea
sobre “la causa del mal”, el síntoma y la enfermedad como “un mal”. Para
Freud, la noción de causa del mal es muy específica en lo que a la cura se
refiere. Freud entendía el proceso terapéutico sobre dos vías que se
implicaban, ya que investigar con el paciente la causa de los síntomas
llevaba a que se curaran. Descubrir la causa implicaba la cura de los
síntomas. Se trataba de una cura que se produce en el momento en que la
causa entra en el saber que la investigación fue produciendo, en tanto se
puso en discurso. Cuando la causa es extraída de la oscuridad por el trabajo
de investigación, desaparece el síntoma. Este tema lo toma J. Lacan más
tarde trabajando el tema de las fijaciones imaginarias y las consecuencias
curativas de la simbolización.
La ciencia busca la causa por ejemplo, de una enfermedad, pero descubrirla
no es igual a curarla. Hoy en día lo vemos con enfermedades como el Hiv o
el Dengue de las que se conoce la causa pero no la forma de curarlas, así

que asegurarse, ¿de qué?, de otro que no engañe y que por añadidura pueda con su sola existencia
garantizar las bases de la verdad, garantizarle de que en su propia razón objetiva hay los fundamentos
necesarios para que lo real mismo del que acaba de asegurarse pueda hallar la dimensión de verdad. Tan
solo puedo indicar la prodigiosa consecuencia que tuvo esa entrega de la verdad a las manos del Otro,
aquí Dios perfecto cuya ocupación es la verdad, puesto que sea lo que fuere lo que quisiese decir, siempre
sería la verdad, incluso si hubiese dicho que dos y dos dan cinco, eso hubiera sido verdad”. (subrayado
nuestro)
15
Personaje de la clásica novela de Goethe, Fausto.

7
también pasó con la sífilis y la tuberculosis, enfermedades de las que se
conocía la causa y más tarde llegó la terapéutica.
En psicoanálisis, decíamos que el paciente se ubica en el lugar de no
saber sobre la causa de sus síntomas, situación de la que derivamos el
hecho de que por eso mismo tampoco sabe lo que dice. A esta posición la
escribimos como S tachada y es por esto que así aparece en el llamado
discurso histérico16, justamente en el lugar del agente. Esta posición, a su
vez, supone que alguien sabe sobre la causa de su sufrimiento y condiciona
el lugar del interlocutor, el analista. El analista es investido de saber, es
decir que el paciente le coloca un traje que al analista no le pertenece; es
como una suerte de provocación, se le coloca un disfraz o un traje de luces
que le presta el analizante. Hay todo un desarrollo clínico y teórico sobre
este asunto, sobre el problema de cómo debe trabajar el analista esta
situación ya que tampoco se trata de decirle al paciente que el analista en
verdad no sabe y que eso es solo un invento del paciente. Y a su vez
hablamos de infatuación o impostura a la posición del analista que se cree
que sabe. Por el momento nos basta con decir rápidamente que la posición
del analista debe ser la de aceptar lo que el paciente le supone y también no
“creérselo”. Es por esto que en el discurso del analista, en el lugar del
agente se pone el objeto a, equivalente a decir “falta”, y no a la impostura
de saber o ser dueño del saber. El “a” en el lugar del agente también se
nombra como “causa del deseo”, que es equivalente a decir que el analista,
en el dispositivo analítico, hace reinar la función del agujero o lo que es lo
mismo, la función de la castración. Esto es: que el discurso prosiga y que
no se cierre el sentido, que el sentido no se coagule.

Pablo Grimoldi. 2012

16
Según lo que encontramos desarrollado en “El seminario” libro 17 El reverso del psicoanálisis”
tenemos en los discursos cuatro lugares: el agente, el otro, la producción y la verdad. Estos son lugares
fijos. Luego tenemos las letras que rotan según las agujas del reloj. Estas letras son S 1 como significante
amo, S 2 como saber, S tachada como posición de no saber y la a como vacío, agujero. El discurso
histérico se escribe: S tachada/a-S1/S2 en el seminario página 29.

También podría gustarte