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Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política

Instituto de Historia
Historia de Chile del Siglo XIX
Rafael Sagredo B

Puertas Adentro
Un análisis histórico del servicio doméstico en el Chile del Siglo XIX

Francisca Díaz A.
Junio 2020

En el presente ensayo, analizaremos el carácter del servicio doméstico a lo largo del siglo
XIX en la ciudad de Santiago de Chile, e intentaremos comprobar, a medida que
avanzamos en la investigación y con la ayuda de diversas fuentes, cómo esta práctica es el
resultado de la confluencia de elementos heredados del dominio de sociedades
estructuradas de forma patriarcal y de elementos heredados del constante contacto con la
Europa medieval, es decir, el contacto con el sistema feudal y prácticas como el vasallaje o
clientelismo.
En los últimos años se han realizado diversas investigaciones sobre este tipo de servicio,
el doméstico en particular, pues es una práctica que evidencia gran parte de la organización
social de clases y las relaciones entre ellas, por lo que devela elementos característicos de la
vida privada en Chile. Como se indica en el minisitio de servicio doméstico de la página
web memoria chilena, “El servicio doméstico fue una de las ocupaciones laborales más
importantes del primer siglo de vida de la República chilena, ya que llegó a emplear más
del 10% de la población activa del período.” 1, un servicio que dio empleo a un importante
porcentaje de la población y que en el período aún no tenía prácticamente ningún tipo de
regulación ni legislación, ciertamente un fenómeno social y político interesante de estudiar.
Cómo fuentes primarias, utilizaremos artículos de la revista familia, manipulada
especialmente por mujeres de la élite. Aunque publicada a comienzos del Siglo XX, sus
artículos revelan protocolos y formalidades tradicionales de la sociedad chilena.
Revisaremos también diferentes documentos judiciales, tales como, el documento emitido
en el año 1987, en el juicio de la criada María Requena acusada del asesinato de su patrona
Sara Bell, el cual evidencia varios aspectos y características de este tipo de servicio.
Adentrándonos más profundamente en el tema, debemos definir algunos conceptos y
caracterizar la sociedad y el círculo social específico al que vamos a referirnos. Como bien
expresa Alejandra Araya en el fragmento de sus tesis titulada Gestos, actitudes e
instrumentos de la dominación: élites y subordinados., publicado en el libro Historia de la
Vida Privada en Chile, “En una sociedad tradicional las relaciones sociales son jerárquicas
y con poca movilidad social … Los detentores del poder … eran grupos minoritarios que
ejercían cargos públicos, manejaban el comercio interregional e intercontinental… todos
ellos relacionados por intereses comunes, parentesco o relaciones clientelares.” 2 Este grupo,

1
Memoria chilena, El Servicio Doméstico en Chile (1830-1931), http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-
article-554307.html .
2
Alejandra Araya, Sirvientes contra amos: Las heridas en lo íntimo propio. Historia de la vida Privada en
Chile, Tomo 1, 2006 (Editorial Taurus), 161.
que se ubica en lo más alto de la jerarquía social, que a la vez detenta el poder económico y
político y que goza de la mayor cantidad de privilegios, es precisamente, el grupo que
encarna las figuras de patrones o patronas para este 10% de población activa que ha
decidido o muchas veces no ha tenido más opción que empleárseles. Este grupo reducido,
que como bien describe el historiador Pablo Whipple, en su libro titulado La gente decente
en Lima, durante en Siglo XIX, es un grupo lleno de contradicciones en sí mismo pues se
asegura de estar a la vanguardia en cuanto a las nuevas ideas ilustradas pero a la vez no
soporta la idea de ceder en cuanto, a ninguno de sus antiguos privilegios que le
proporcionan estatus o a lo que el autor se refiere como su preciada “decencia”.3
Es preciso definir también, el lenguaje que rodea este tipo de servicios, los conceptos de
“patrón” o “amo”, “criados/as” y diferenciarlo de los “sirvientes/as”. Ciertamente, el patrón
o amo, es el empleador y cabeza de la familia, quien en el tiempo encarnaba una figura que
tiene elementos confluyentes tanto de la estructura patriarcal, por ser precisamente el
patriarca de la casa, como elementos de carácter más feudal, porque como explica
Alejandra Araya la casa del patrón “entraña la noción de señorío, reafirmando con ello el
poder político de ella, poder que se resume en el concepto de lo doméstico, lo domesticado
y la acción de domesticar.” 4 Es decir, podemos ejemplificar con la figura del patrón esta
confluencia de aspectos de la que hablamos en un comienzo y a la vez identificar que esta
figura, forma parte del círculo social descrito anteriormente.
En cuanto a los criados y sirvientes, hay una pequeña diferencia, pues el criado, tal y
como lo indica su nombre, ha sido criado en la casa donde sirve desde pequeño,
probablemente hijo de una sirvienta, ha sido testigo de la manera en que se realiza el
servicio en la casa en la que ha crecido y vivido la mayor parte de su vida. En cambio, los
sirvientes y sirvientas se han empleado probablemente a una edad mayor que la del criado,
(aunque por falta de legislación sobre el tema, no es necesariamente una edad prudente para
trabajar) en la casa de algún patrón. Además, podemos diferenciar dentro de los sirvientes y
sirvientas, a las “sirvientas de mano” quienes se encargan de la gestión doméstica y las
“nodrizas o niñeras” que se encargan particularmente del cuidado de los niños.

3
Pablo Whipple, La gente decente en Lima y su resistencia al orden republicano, Jerarquías sociales, prensa
y sistema judicial durante el Siglo XIX, IEP. 2013.
4
Alejandra Araya, 166.
Pero, nos preguntamos ¿De dónde viene esta necesidad de la clase alta de poseer
verdaderas redes de criados que sirven en la propia casa? Encontramos en la tesis de
Verónica Undurraga, titulada La elite en entredicho: escándalos familiares, difamación y
deshonor en Santiago de Chile en el ocaso del Siglo XIX, publicada en la Revista de
Historia y Geografia Nº 40 el año 2019, quien afirma que la élite de la época, esta
trabajando constantemente en su construcción y que la posesión de un servicio doméstico
completo genera estatus. Además, escribe que tiene sus raíces en el período de la colonia,
con la práctica de la esclavitud negra que, aunque fue abolida legalmente en el año 1826,
deja importantes estructuras y mentalidades que, en la práctica, no cambian hasta mucho
tiempo después.5
Para responder mejor a la pregunta, recurrimos a un artículo publicado por la revista
familia, que nace a comienzos del Siglo XX, pero que nos sirve de todas formas para
ejemplificar la cuota de estatus que concede un criado, un sirviente, un cochero o una
nodriza a las familias de clase alta. Este artículo en particular, se titula Como deben vestirse
los sirvientes, y consta de la carta de “una señora a su amiga” quien le da consejos sobre
cómo debe ser la persentación personal de su servidumbre, publicada en junio de 1914.
Citamos diferentes párrafos del artícuo para hacernos una idea: “Como ves querida,
debemos preocuparnos del modo de vestir de los sirvientes y tener tanto interés en esto
como en cualquier otra cuestión por grave que sea … Para los hombres vestón y pantalón
de tela blanca con vivos azules y chaqueta azul; Para las mujeres trajes de hilo blanco con
delantales muy grandes de piel o de hilo, cuellos y puños vueltos y cinturones azules. Este
es un detalle muy agradable y sumamente refinado y le da a sus amigos un espectáculo muy
agradable.”6 Como vemos, la presentación personal de la servidumbre es de vital
importancia para la señora, sobre todo a los ojos de sus invitados, pues debe presetarles un
panorama visual agradable, como aconseja a su amiga.
El siguente artículo, de la misma revista familia, destinada claramente a la élite del país,
propone que “Un viejo adagio dice: “tal patrón tal criado”… una buena dueño de casa
celosa del orden y la reputación como de la corrección de su “home” no debe dejar pasar

5
Verónica Undurraga, La elite en entredicho: escándalos familiares, difamación y deshonor en Santiago de
Chile en el ocaso del Siglo XIX, Revista de Historia y Georgrafía Nº 40, 2019, pp 17-42.
6
Carta de una señora a su amiga, Como deben vestirse los criados, Revista Familia, junio 1914, 33.
ningún descuido, ni en el servicio ni en la manera de presentar su servidumbre.” 7 Llama
sobre todo la atención, el lenguaje y la forma en que se refiere a los criados, cómo
verdaderamente, son considerados un elemento más que les proporciona estatus y como el
vestirlos pasa a ser casi un juego en el que se demuestra el buen gusto y la exesiva pero
caracteristica obseción de la élite con lo que podemos llamar “el deber ser”.
Debemos mencionar también, por un lado, los rasgos patriarcales que nos proporciona
este ejemplo en particular. La fuente evidencia, que el mayordomo, de género masculino
siempre, es la cabeza de la jerarquía que también existe dentro de la servidumbre, y que
está encargado de la organización de los demás criados. Que generalmente, es mejor visto
que los criados hombres, sean la cara visible del servicio, mientras que las mujeres deben
permanecer en lo más íntimo de la casa, ya sea cuidando a los niños, amamantando o
realizando labores domésticas. Encontramos en esta jerarquía un modelo patriarcal a
pequeña escala.
El servicio doméstico en la época, estaba sumamente ligado a la criminalidad y
prostitución, la escaza sino nula regamentación judicial, en torno a este trabajo, permitía
inculpar fácilmente de los más atroces crímenes a la servidumbre, pues además de estar
totalmente desprotegidos ante la ley, en muchas ocaciones formaban sospechosos vínculos
con las distintas personalidades de la familia patronal, acusándoseles la mayoría de las
veces de asesinatos y crímenes por amor o envidia. El caso particular del asesinato de la
señora Sara Bell, es muy ilustrativo para la ocación, específicamente el documento titulado
Proceso por muerte de Sara Bell, defenza de María Requena por el abogado Don Teófilo
A. Zapata, en el año 1987. Se acusa a María Requena del asesinato de su señora, aunque no
se consta con ninguna prueba física, solamente por su condición de criada.
Aunque la críada, luego de la defenza de su abogado, queda libre (lo que probablemente
era una exepción a la mayoría de las acusaciones de criados), podemos citar al abogado:
“Debo declarar que en este proceso no vengo a defender a criminales, sino a una mujer
inocente, víctima de su propia desgracia, basada en su juventud, en su propia ignorancia, en
su pobreza y su posición que la coloca en la última esfera social, que siempre está llamada a
pagar los pecados de los de arriba”. 8

7
Para los criados, Revista Familia, junio de 1912, 35.
8
Proceso de muerte de Sara Bell, defenza de María Requena por el abogado Don Teófilo A. Zapata. 1897,
La relación del servicio doméstico con la prostitución y el abuso, también devela
elementos evidentemente patriarcales, pues el patrón de la casa o los hijos del patrón
desarrollaban en muchas ocaciones relaciones abusivas con las criadas o sirvientas,
aprovechandose también de su situación de vulnerabilidad ante la ley y ante el poder que su
propia figura representaba. Para esto, utiliazaremos la novela titulada Juana Lucero del
autor Augusto D´Halmar, quien a través de la historia de este personaje ficticio llamado
Juana Lucero, devela los vicios de la sociedad chilena de aquel entonces. Juana, luego de la
muerte de su humilde madre sufre múltiples abusos de parte de su patrón que nos sirven
como ejemplo. “Ella no se descubría la cabeza, tapada por las sábanas; probablemente el
patrón creyola durmiendo porque se acercó cauteloso a su cama, escuchando entonces un
quejido débil que no era de angusia dolorosa sino que de miedo infinito; algo como una
súplica o un extertor”9. Aunque la novela es ficticia, expone una realidad que sucedía
constantemente en las relaciones de criada-patrón, donde muchas veces el abuso era
constante y la posibilidad de las críadas de azar la voz era prácticamente nula, pues a la vez,
dependían de su trabajo y de su patrón.
En este tipo de relaciones, volvemos a encontrar la confluencia de ambas herencias ya
mencionadas, pues el patrón es a la vez quien brinda protección económica, un lugar donde
vivir y quien educa a los hijos de las sirvientas, como también una figura sumamente
patriarcal para las criadas.
No debemos dejar de mencionar, que el servicio doméstico es una práctica que aún en el
Siglo XIX tiene algo de positivo para la sociedad, pues es una fuente de trabajos
primordial. Y como explica Alejandra Araya en su investigación ya mencionada; “Era un
mundo en el que los poderosos debían proteger a los desvalidos en un sentido paternal. Se
debía devolver esa protección con servicios de todo tipo, pero también con símbolos que
hacían concreto el poder: respeto, fidelidad, obediencia, sumición y agradecimiento.”10
A modo de conclusión, luego del recorrido realizado a lo largo de las diferentes fuentes,
podemos comprender de forma más cabal los elementos que constituyen parte de este
complejo de relaciones sociales y políticas.

9
Augusto D´Halmar, Juana Lucero: Los vicios de Chile, 1902. 114
10
Alejandra Araya, 162.
Podemos afirmar que el servicio doméstico presenta una evidente herencia colonial, en
cuanto a que muchas de sus formalidades y tradiciones son heredadas del imperialismo
español, en el caso de Chile.
Vemos también, la fuerte influencia feudal y patriarcal que existe en la aristocracia
chilena y en su forma de organizar el servicio. Y la fuerte contradicción que se presenta al
contar con un servicio doméstico que es prácticamente una servidumbre, no muy diferente a
la esclavitud colonial, que a pesar de no ser llamada así de forma directa, contiene mucho
de ella.

Bibliografía:

1.Araya Alejandra. Sirvientes contra amos: Las heridas en lo íntimo propio. Historia de la
vida Privada en Chile, Tomo 1, 2006 (Editorial Taurus), pp 161.

2. Carta de una señora a su amiga, Como deben vestirse los criados, Revista Familia, junio
1914, pp 33.

3. D´Halmar Augusto. Juana Lucero: Los vicios de Chile, 1902, pp 114


4. Memoria chilena, El Servicio Doméstico en Chile (1830-1931),
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-554307.html .

5. Para los criados, Revista Familia, junio de 1912, pp 35.

6. Proceso de muerte de Sara Bell, defenza de María Requena por el abogado Don Teófilo
A. Zapata. 1897, pp 4.

7. Undurraga Verónica. La elite en entredicho: escándalos familiares, difamación y


deshonor en Santiago de Chile en el ocaso del Siglo XIX, Revista de Historia y Georgrafía
Nº 40, 2019, pp 17-42.

8. Whipple Pablo. La gente decente en Lima y su resistencia al orden republicano,


Jerarquías sociales, prensa y sistema judicial durante el Siglo XIX, IEP. 2013.

Comentarios:

Ensayo claro, estructurado y con una tesis identificable. Eso sí, ojo con la redacción,
sobretodo con la acentuación. Logras responder a la tesis planteada con un análisi
completo y coherente. Cumples con corroborar tus argumentos con distinta
bibliografía que te ayuda a complementar tus ideas. De todas maneras, a ratos fuiste
un poco reiterativa con los argumentos, y citaste de sobre manera a la autora Araya,
pero en líneas generales, estuviste bien.

Nota: 6.5

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