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Una manera de asegurar que su hijo reciba una buena atención médica es
colaborando con los profesionales. Una relación fluida con el pediatra
beneficiará a su hijo.
Antes de acudir a la consulta del pediatra, los padres deben recordar siempre
cuál es su función. Son los padres (no el pediatra), los responsables de la
crianza de sus hijos. El pediatra asesora, los padres crían, cuidan y educan.
No busque un hijo perfecto. Intente tener perspectivas razonables en el
pediatra. Use el sentido común.
Antes de la consulta
Pedir cita, no acudir de urgencias o “sin cita”, sobre todo por procesos
banales. Usar el sentido común y hacer un buen uso de las urgencias.
Intentar citar a todos sus hijos. No consultar problemas de los hermanos
en la misma visita.
Hacer un resumen con los motivos de consulta. Preparar los informes
de urgencia y del especialista. Anotar cambios de medicación.
Preparar al niño con cierta anticipación sobre la visita. El hecho de
hablarle sobre el pediatra en términos positivos puede favorecer una
buena relación entre ambos. No recurrir a amenazas del tipo el médico o
la enfermera te van a pinchar.
También es útil representar roles y enseñar a su hijo cómo será la
visita. El pediatra te mirará dentro de la boca, las orejas, te auscultará el
pecho, te tocará la tripa, etc. Dígale a su hijo si algún procedimiento
puede ser molesto o doloroso, sin detalles alarmantes. Los niños pueden
tolerar el malestar o el dolor más fácilmente si se les avisa con
anticipación, y aprenden a confiar en sus padres si éstos son sinceros
con ellos.
Asegurar al niño que le acompañará. Que el procedimiento es
necesario para solucionar su problema o para averiguar qué ocurre y
resolverlo. Es posible que los adolescentes prefieran que los padres no
estén presentes. O solamente quieran la presencia del progenitor del
mismo sexo. En tales casos, respete sus preferencias.
Traer al niño con ropa fácil de quitar y poner.
Durante la consulta
Sin embargo, con cierta frecuencia, las familias no sólo tienen sus propios
temores, sino que además no saben bien cuál es la mejor forma de preparar a
su hijo/a para esta nueva situación que puede suponer una importante fuente
de estrés para todos: para el propio niño, sus padres y madres, hermanos, otros
familiares, etc. Entonces, este tiempo de preparación fácilmente puede
tornarse en un periodo de incubación de miedos y de incremento de la
ansiedad.
¿Por qué es necesario preparar a los niños para una cirugía o un ingreso
hospitalario?
A pesar de todos los esfuerzos que los hospitales han hecho en los últimos
años para mejorar la calidad de la experiencia hospitalaria y reducir las fuentes
de estrés, el hecho en sí suele suscitar miedos en los niños y en sus familias.
Para los adultos, los temores tienen que ver con los riesgos asociados a la
enfermedad y con su pronóstico, pero también con la pregunta de si van a
saber ayudar a su hijo a estar lo mejor posible. Para los niños, muchos temores
se centran en el miedo a ser separados de sus padres, el miedo al dolor y a los
pinchazos y otras fuentes de ansiedad que se detallan más adelante.
Hay tres razones fundamentales para conceder importancia y esfuerzos a la
preparación de los niños para el ingreso en un hospital:
Para afrontar mejor el estrés y poder regular sus emociones, los niños de todas
las edades necesitan tener unas nociones básicas, adaptadas a su edad, sobre
los siguientes aspectos:
Los pasos que proponemos en esta guía están destinados a anticipar estas
preguntas y responderlas de forma eficaz y tranquilizadora.
Unos ejemplos:
A un niño de 3 años, le podemos explicar que ahora salimos de casa
hacia el hospital y que cuando lleguemos allí nos enseñaran la
habitación dónde vamos a vivir los próximos días (es importante el
plural: vamos a vivir nosotros junto a él). Una vez en la habitación, le
podemos recordar que hemos venido al hospital a solucionar el
problema, que ésta es nuestra habitación para los próximos días y
que ahora vendrán a conocerle las enfermeras de la planta que,
previamente, le hemos enseñado camino a la habitación. Y así
sucesivamente.
A un niño de más de 6 años, le habremos explicado que venimos a
estar 4 días en el hospital para solventar su problema, que primero
nos enseñarán la habitación en la que vamos a estar esos 4 días,
luego le vendrán a conocer y preparar las enfermeras, después
tendrá lugar la intervención y finalmente volverá a la habitación
dónde estaremos juntos hasta que el médico nos deje volver a casa.
Y en cada nueva fase le situaremos dentro de esa secuencia
temporal: ¿te acuerdas que hemos venido al hospital para que te
ayuden con el problema de tal? ¿Y que nos dieron la habitación en
la que vamos a vivir estos días? ¿Te acuerdas de que viene ahora?
¡Sí! Ahora vendrán las enfermeras…
Ayúdalo a gestionar sus miedos y su ansiedad
Algunos niños tienen básicamente dos temores en relación a su estancia en el
hospital: a sufrir dolor y estar solos durante su hospitalización (ver apartado
específico al final de la guía). Anticípate a estos miedos.
En primer lugar ayuda a tu hijo a entender que esos miedos son perfectamente
normales y que también los adultos a menudo tenemos miedo en esas
situaciones, principalmente porque nos son desconocidas.