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ENCÉFALO

El encéfalo es el encargado de controlar y coordinar casi todas las funciones del


cuerpo. Es el órgano que elevó a la humanidad a la cima del mundo animal. Es
una
estructura delicada que está encerrada en un cráneo rígido; sin embargo, puede
dañarse con un golpe en la cabeza, comprimirse por un tumor o privarse de
oxígeno por una fuga o coágulo de sangre en una de las arterias cerebrales.

Como el encéfalo suele estudiarse detalladamente por separado en un curso de


neuroanatomía, en un curso típico de anatomía tan sólo se realiza una descripción
superficial de su estructura macroscópica, con la atención dirigida sobre todo a la
relación entre el encéfalo y su entorno, es decir, sus coberturas meníngeas, el
espacio subaracnoideo lleno de LCE y las características internas de su
revestimiento óseo (el neurocráneo).

Debido a su papel en la producción del LCE, también se exponen aquí los


ventrículos del encéfalo y los plexos coroideos que elaboran el LCE. Además, 11
de los 12 nervios craneales se originan en el encéfalo (v. cap. 10).

Partes del encéfalo

El encéfalo (contenido por el neurocráneo) está compuesto por el cerebro, el


cerebelo y el tronco del encéfalo (fig. 8-36). Al retirar la calvaria y la duramadre, a
través de la delicada capa de aracnoides-piamadre de la corteza cerebral son
visibles los giros, los surcos y las fisuras. Mientras que los giros y los surcos
presentan muchas variaciones, las otras características del encéfalo, incluido su
tamaño global, son muy constantes de un individuo a otro.

 El cerebro incluye los hemisferios cerebrales y los núcleos (ganglios)


basales. Los hemisferios cerebrales, separados por la falce del cerebro
dentro de la fisura longitudinal del cerebro, son las características
dominantes del encéfalo (fig. 8-36 A a C). A efectos descriptivos, cada
hemisferio cerebral se divide en cuatro lóbulos, cada uno de ellos
relacionado con los huesos suprayacentes homónimos, aunque sus límites
respectivos no coinciden. En una vista superior, el cerebro queda dividido
esencialmente en cuartos por la fisura media longitudinal del cerebro y el
surco central coronal (fig. 8-36 A). El surco central separa los lóbulos
frontales (anteriormente) de los lóbulos parietales (posteriormente). En
una vista lateral, estos lóbulos son superiores al surco lateral transverso,
por debajo del cual se halla el lóbulo temporal. Los lóbulos occipitales,
situados posteriormente, están separados de los lóbulos parietales y
temporales por el plano del surco parieto occipital, visible sobre la cara
medial del cerebro en una hemisección del encéfalo (fig. 8-36 C). Los
puntos más anteriores de los lóbulos frontal y temporal, que se proyectan
an teriormente, son los polos frontal y temporal. El punto más posterior
del lóbulo occipital, que se proyecta posteriormente, es el polo occipital.
Los hemisferios ocupan toda la cavidad supratentorial del cráneo (v. fig. C8-
31 A y B). Los lóbulos frontales ocupan la fosa craneal anterior; los lóbulos
temporales ocupan las partes laterales de la fosa craneal media, y los
lóbulos occipitales se extienden posteriormente sobre el tentorio del
cerebelo.
 El diencéfalo está compuesto por el epitálamo, el tálamo y el hipotálamo, y
forma la porción central del encéfalo (fig. 8-36 D).
 El mesencéfalo, la porción rostral del tronco del encéfalo, se sitúa en la
unión de las fosas craneales media y posterior. Los NC III y IV están
asociados con él.
 El puente, la parte del tronco del encéfalo entre el mesencéfalo
rostralmente y la médula oblongada caudalmente, se sitúa en la porción
anterior de la fosa craneal posterior. El NC V está asociado con él (fig. 8-36
A, C y D).
 La médula oblongada, la porción más caudal del tronco del encéfalo, se
continúa con la médula espinal y se sitúa en la fosa craneal posterior. Los
NC IX, X y XII están asociados con la médula oblongada, mientras que los
NC VIVIII se asocian con la unión entre el puente y la médula oblongada.
 El cerebelo es la gran masa encefálica que se sitúa posterior al puente y a
la médula oblongada, e inferior a la porción posterior del cerebro (fig. 8-36
A, C y D). Se encuentra bajo el tentorio del cerebelo en la fosa craneal
posterior y está constituido por dos hemisferios laterales unidos por una
estrecha porción media, el vermis.
FIGURA 8-36. Estructuras del encéfalo. A) Superficie del cerebro mostrando los
giros (circunvoluciones) y los surcos de la corteza cerebral. B) Los lóbulos
cerebrales se identifican por colores. Mientras que el lóbulo frontal y los límites
anteriores de los lóbulos parietal y temporal del cerebro están claramente
señalados por surcos, la identificación de los límites posteriores de este último y
del lóbulo occipital es menos clara externamente. C) Superficie medial del cerebro
y partes más profundas del encéfalo (diencéfalo y tronco del encéfalo) tras su
bisección. En la cara medial del cerebro se observa el surco parietooccipital, que
delimita los lóbulos parietal y occipital. D) Partes del tronco del encéfalo.

Sistema ventricular del encéfalo

El sistema ventricular del encéfalo consta de dos ventrículos laterales y los


ventrículos 3.° y 4.° en la línea media, conectados por el acueducto mesencefálico
(figs. 8-37 y 8-38). El LCE, secretado en gran parte por los plexos coroideos de los
ventrículos, llena estas cavidades encefálicas y el espacio subaracnoideo del
encéfalo y la médula espinal.
FIGURA 8-37. Ventrículos, espacios subaracnoideos y cisternas. A) Sistema
ventricular y circulación del LCE. El LCE se produce fundamentalmente en los
plexos coroideos de los ventrículos laterales, 3.º y 4.º. Los plexos de los
ventrículos laterales son los de mayor tamaño e importancia. B) Las cisternas
subaracnoideas,
regiones extendidas del espacio subaracnoideo, contienen cantidades más
notables de LCE.

VENTRÍCULOS DEL ENCÉFALO

Los ventrículos laterales (1.er y 2.º ventrículos) son las mayores cavidades del
sistema ventricular y ocupan grandes áreas de los hemisferios cerebrales. Cada
ventrículo lateral se abre en el 3.er ventrículo a través de un foramen
interventricular. El 3.er ventrículo, una cavidad en forma de hendidura entre las
mitades derecha e izquierda del diencéfalo, se continúa posteroinferiormente con
el acueducto mesencefálico (cerebral), un estrecho conducto en el mesencéfalo
que conecta los ventrículos 3.º y 4.º (figs. 8-36 C y 8-37 A y B).

El 4.º ventrículo, de forma piramidal, que se sitúa en la porción posterior del


puente y la médula oblongada, se extiende inferoposteriormente. Inferiormente se
adelgaza en forma de estrecho conducto que se continúa en el interior de la
médula espinal cervical como conducto central (fig. 8-37 A). El LCE drena desde el
4.º ventrículo en el espacio subaracnoideo a través de una única abertura media
y dos aberturas laterales. Estas aberturas son las únicas a través de las cuales el
LCE drena en el espacio subaracnoideo. Si se bloquean, se acumula el LCE y los
ventrículos se distienden y comprimen los hemisferios cerebrales.
FIGURA 8-38. RM transversal del encéfalo. Se observa de color blanco brillante
el LCE que rodea al encéfalo, extendiéndose en los surcos y fisuras, y ocupando
los ventrículos.
CISTERNAS SUBARACNOIDEAS

Aunque no es exacto afirmar que el encéfalo «flota» en el LCE, en realidad tiene


unas uniones mínimas con el neurocráneo. En ciertas áreas de la base del
encéfalo, la aracnoides y la piamadre se hallan ampliamente separadas por las
cisternas subaracnoideas (fig. 8-37 B), que contienen LCE, y por estructuras de
tejidos blandos que «anclan» el encéfalo, como las trabéculas aracnoideas, los
vasos y, en algunos casos, las raíces de los nervios craneales. Las cisternas
suelen denominarse según las estructuras relacionadas con ellas.

Las principales cisternas subaracnoideas intracraneales son:


 La cisterna cerebelomedular (cerebelobulbar), la mayor de ellas,
localizada entre el cerebelo y la médula oblongada, recibe el LCE desde las
aberturas del 4.º ventrículo. Está dividida en la cisterna cerebelomedular
(cerebelobulbar) posterior (cisterna magna) y la cisterna
cerebelomedular (cerebelobulbar) lateral.
 La cisterna pontocerebelosa (cisterna pontina), un extenso espacio
ventral al puente, que se continúa inferiormente con el espacio
subaracnoideo espinal.
 La cisterna interpeduncular (cisterna basal), ubicada en la fosa
interpeduncular entre los pedúnculos cerebrales del mesencéfalo.
 La cisterna quiasmática (cisterna del quiasma óptico), inferior y anterior al
quiasma óptico, lugar de cruce o decusación de las fibras de los nervios
ópticos.
 La cisterna cuadrigémina (cisterna de la vena cerebral magna), localizada
entre la porción posterior del cuerpo calloso y la cara superior del cerebelo;
contiene porciones de la vena cerebral magna (v. figs. 8-29 y 8-31 A y B).
 La cisterna ambiens, localizada sobre la cara lateral del mesencéfalo, se
continúa posteriormente con la cisterna cuadrigémina (no ilustrado).

SECRECIÓN DEL LÍQUIDO CEREBROESPINAL

El LCE es secretado (a un ritmo de 400-500 ml/día) por las células epiteliales


coroidales (células ependimarias modificadas) de los plexos coroideos situados
en los ventrículos laterales, 3.º y 4.º (figs. 8-36 C, 8-37 y 8-38). Los plexos
coroideos
están constituidos por franjas vasculares de piamadre (tela coroidea) recubiertas
por células epiteliales cuboideas. Se invaginan en el techo de los ventrículos 3.º y
4.º, y en el piso del cuerpo y del cuerno (asta) inferior de los ventrículos laterales.

CIRCULACIÓN DEL LÍQUIDO CEREBROESPINAL


El LCE sale de los ventrículos laterales a través de los forámenes
interventriculares y entra en el 3.er ventrículo (fig. 8-37 A). Desde allí, el LCE pasa
a través del acueducto mesencefálico y llega al 4.º ventrículo. Una cierta cantidad
de LCE abandona este ventrículo a través de sus aberturas media y laterales, y
penetra en el espacio subaracnoideo, que se continúa en torno a la médula
espinal y posterosuperiormente sobre el cerebelo. Sin embargo, la mayor parte del
LCE fluye a las cisternas interpeduncular y cuadrigémina. El LCE procedente de
las diversas cisternas subaracnoideas fluye superiormente a través de los surcos y
fisuras sobre las caras medial y superolateral de los hemisferios cerebrales. El
LCE también llega a las extensiones del espacio subaracnoideo en torno a los
nervios craneales, siendo las más importantes las que rodean los nervios ópticos
(NC II).

ABSORCIÓN DEL LÍQUIDO CEREBROESPINAL

El lugar principal de absorción del LCE en el sistema venoso es a través de las


granulaciones aracnoideas (figs. 8-35 y 8-37 A), especialmente las que
protruyen en el seno sagital superior y sus lagunas laterales (v. figs. 8-28 D y 8-37
A). El espacio subaracnoideo que contiene LCE se extiende hasta el centro de las
granulaciones aracnoideas. El LCE penetra en el sistema venoso por dos vías: 1)
la mayor parte por transporte a través de las células de las granulaciones
aracnoideas hasta los senos venosos de la duramadre, y 2) una cierta cantidad se
desplaza entre las células que componen las granulaciones aracnoideas (Corbett
et al., 2013).

FUNCIONES DEL LÍQUIDO CEREBROESPINAL

Junto con las meninges y la calvaria, el LCE protege el encéfalo y le proporciona


amortiguación frente a los golpes en la cabeza. El LCE en el espacio
subaracnoideo proporciona la flotabilidad necesaria para evitar que el peso del
encéfalo comprima las raíces de los nervios craneales y los vasos sanguíneos
contra la superficie interna del cráneo. Como el encéfalo es ligeramente más
pesado que el LCE, los giros de la cara basal del encéfalo (v. fig. 8-42) se hallan
en contacto con las fosas craneales en la cavidad craneal cuando el individuo se
halla de pie. En muchos lugares de la base del encéfalo, solamente las meninges
craneales se sitúan entre el encéfalo y los huesos del cráneo. En posición erecta,
el LCE se halla en las cisternas subaracnoideas y en los surcos sobre las
porciones superior y lateral del encéfalo; por lo tanto, normalmente el LCE y la
duramadre separan la parte superior del encéfalo de la calvaria (fig. 8-37 A).

Se producen pequeños cambios, rápidamente recurrentes, en la presión


intracraneal a causa de los latidos cardíacos; otros cambios, también recurrentes
pero lentos, obedecen a causas desconocidas. Ocurren grandes cambios
momentáneos en dicha presión durante la tos y los esfuerzos, así como en los
cambios de posición (erecta frente a supina). Cualquier cambio en el volumen del
contenido intracraneal, por ejemplo un tumor cerebral, una acumulación de líquido
ventricular por bloqueo del acueducto mesencefálico (v. fig. C8-20 B) o la
presencia de sangre por rotura de un aneurisma (abultamiento patológico de una
arteria), se refleja en un cambio en la presión intracraneal. Esta regla se denomina
doctrina de Monro-Kellie, según la cual la cavidad craneal es una caja rígida y
cerrada, y cualquier cambio en la cantidad de sangre en el interior del cráneo sólo
puede ocurrir por desplazamiento o reemplazo del LCE.

Irrigación arterial del encéfalo

Aunque sólo constituye cerca del 2,5% del peso del cuerpo, el encéfalo recibe
aproximadamente la sexta parte del gasto cardíaco y una quinta parte del oxígeno
que consume el organismo en reposo. El aporte sanguíneo al encéfalo proviene
de las arterias carótidas internas y vertebrales (fig. 8-39), cuyas ramas terminales
se sitúan en el espacio subaracnoideo. El drenaje venoso desde el encéfalo se
realiza a través de las venas cerebrales y cerebelosas que drenan en los senos
venosos de la duramadre adyacentes (v. fig. 8-29 A y B). Véase también «Drenaje
venoso del encéfalo», más adelante.
FIGURA 8-39. Arterias que irrigan el encéfalo. Las dos arterias carótidas
internas proporcionan bilateralmente un abundante aporte de sangre rica en
oxígeno.

ARTERIAS CARÓTIDAS INTERNAS

Las arterias carótidas internas se originan en el cuello a partir de las arterias


carótidas comunes (fig. 8-39). La porción cervical de cada arteria asciende
verticalmente a través del cuello, sin ramificarse hasta la base del cráneo. Penetra
en la cavidad cra-neal a través del conducto carotídeo en la porción petrosa del
hueso temporal. El curso intracraneal de la arteria carótida interna se ilustra y
describe en la figura 8-40 y se expone radio-gráficamente en la figura 8-41.
Además de la arteria carótida interna, el conducto carotídeo contiene plexos
venosos y plexos carotídeos de nervios simpáticos (fig. 8-40). La arteria carótida
interna discurre anteriormente a través del seno cavernoso, con el nervio
abducens (NC VI) y en estrecha proximidad con los nervios oculomotor (NC III) y
troclear (NC IV), que cursan en el surco carotídeo sobre el lado del cuerpo del
esfenoides (figs. 8-31 C y 8-40). Las ramas terminales de la arteria carótida interna
son las arterias cerebrales anterior y media (figs. 8-41 y 8-42).

Clínicamente, las arterias carótidas internas y sus ramas se conocen a menudo


como circulación anterior del encéfalo. Las arterias cerebrales anteriores se
conectan entre sí mediante la arteria comunicante anterior. Cerca de su
terminación, las arterias carótidas internas se unen a las arterias cerebrales
posteriores mediante las arterias comunicantes posteriores, lo que completa el
círculo arterial del cerebro alrededor de la fosa interpeduncular, la depresión
profunda situada sobre la cara inferior del mesencéfalo, entre los pedúnculos
cerebrales (figs. 8-42 y 8-43).

ARTERIAS VERTEBRALES

Las arterias vertebrales comienzan en la raíz del cuello (las porciones


prevertebrales de las arterias vertebrales) como las primeras ramas de la primera
porción de las arterias subclavias (fig. 8-39). Las dos arterias vertebrales suelen
tener tamaños desiguales: la izquierda es de mayor calibre que la derecha. Las
porciones cervicales de las arterias vertebrales ascienden a través de los
forámenes transversos de las seis primeras vérte-bras cervicales. Las porciones
atloideas de las arterias vertebrales (en relación con el atlas, vértebra C1)
perforan la duramadre y la aracnoides, y atraviesan el foramen magno. Las
porciones intracraneales de las arterias vertebrales se unen en el borde caudal
del puente para formar la arteria basilar (figs. 8-39, 8-42 y 8-43 C). El sistema
arterial vertebrobasilar y sus ramas a menudo se denominan clínicamente
circulación posterior del encéfalo.
La arteria basilar, así llamada por su estrecha relación con la base del cráneo,
asciende por el clivus, la superficie inclinada desde el dorso de la silla hasta el
foramen magno, a través de la cisterna pontocerebelosa hasta el borde superior
del puente. Finaliza al dividirse en las dos arterias cerebrales posteriores.

FIGURA 8-40. Trayecto de la arteria carótida interna. El esquema orientativo


(izquierda) indica el plano de la sección frontal que forma una intersección con el
conducto carotídeo (derecha). La porción cervical de la arteria carótida interna
asciende verticalmente por el cuello hasta la entrada del conducto carotídeo en la
porción petrosa del temporal. La porción petrosa de la arteria gira horizontal y
medialmente en el conducto carotídeo, hacia el vértice de la porción petrosa del
temporal. Surge del conducto carotídeo a través del foramen rasgado, cubierto en
vida por cartílago, y entra en la cavidad craneal. La arteria discurre sobre el
cartílago y, a continuación, la porción cavernosa de la arteria discurre a lo largo del
surco carotídeo en la cara lateral del cuerpo del esfenoides, atravesando el seno
cavernoso. Inferiormente al proceso clinoides anterior, la arteria realiza un giro de
180°, dirigiéndose su porción cerebral posteriormente para unirse al círculo arterial
del cerebro (figs. 8-42 y 8-43 C).

ARTERIAS CEREBRALES
Además de aportar ramas a las porciones más profundas del encéfalo, las ramas
corticales de las arterias cerebrales irrigan una superficie y un polo del cerebro
(figs. 8-41 y 8-43 A y B; tabla 8-7). Las ramas corticales de:
 La arteria cerebral anterior irriga la mayor parte de las superficies medial y
superior del cerebro y el polo frontal.
 La arteria cerebral media irriga la superficie lateral del cerebro y el polo
temporal.
 La arteria cerebral posterior irriga la superficie inferior del cerebro y el
polo occipital.

CÍRCULO ARTERIAL DEL CEREBRO

El círculo arterial del cerebro (de Willis) es un círculo vascular aproximadamente


pentagonal que está situado en la superficie ventral del encéfalo. Es una
importante anastomosis en la base del encéfalo entre las cuatro arterias (dos
vertebrales y dos carótidas internas) que irrigan el encéfalo (figs. 8-42 y 8-43 C;
tabla 8-7). El círculo arterial está formado secuencialmente, en dirección
anteroposterior, por:

 La arteria comunicante anterior.


 Las arterias cerebrales anteriores.
 Las arterias carótidas internas.
 Las arterias comunicantes posteriores.
 Las arterias cerebrales posteriores.

Los diversos componentes del círculo arterial del cerebro emiten numerosas
ramas al encéfalo.
FIGURA 8-41. Arteriografía carotídea. A y B) El contraste radiopaco inyectado
en el sistema arterial carotídeo muestra la distribución unilateral hacia el encéfalo
desde la arteria carótida interna. A, arteria cerebral anterior y sus ramas; I, las
cuatro porciones de la arteria carótida interna; M, arteria cerebral media y sus
ramas; O, arteria oftálmica. (Cortesía del Dr. D. Armstrong, Associate Professor of
Medical Imaging, University of Toronto, Ontario, Canada.)

FIGURA 8-42. Base del encéfalo y círculo arterial del cerebro. Las arterias
carótidas internas y basilar convergen, se dividen y se anastomosan para formar el
círculo arterial del cerebro (de Willis). Se ha retirado el polo temporal izquierdo
para mostrar la arteria cerebral media en el surco lateral del cerebro. Se han
separado los lóbulos frontales para exponer las arterias cerebrales anteriores.
FIGURA 8-43. Irrigación arterial del cerebro.
Drenaje venoso del encéfalo
Las venas que drenan el encéfalo, de paredes delgadas y desprovistas de
válvulas, perforan la aracnoides y la capa meníngea de la duramadre para finalizar
en los senos venosos de la duramadre más próximos (v. figs. 8-28 A y 8-29 A y B
a 8-32), cuya mayor parte drena a su vez en las venas yugulares internas. Las
venas cerebrales superiores, en la cara superolateral del encéfalo, drenan en el
seno sagital superior; las venas cerebrales inferior y media superficial, de las
superficies inferior, posteroinferior y profunda de los hemisferios cerebrales,
drenan en los senos recto, transverso y petroso superior. La vena cerebral
magna (de Galeno) es una vena única situada en la línea media; se forma en el
interior del encéfalo por la unión de dos venas cerebrales internas y finaliza al
unirse con el seno sagital inferior para formar el seno recto (v. fig. 8-29 A y B). El
cerebelo está drenado por las venas cerebelosas superior e inferior, que
drenan las caras respectivas del cerebelo y desembocan en los senos transverso
y sigmoideo (v. fig. 8-32).

FIGURA 10-2. Orígenes aparentes de los nervios craneales en el tronco del encéfalo
y la médula espinal (excepto el NC IV, que emerge en la cara posterior del
mesencéfalo). a La tradicional «raíz craneal del nervio accesorio» se considera aquí
como parte del nervio vago. b El nervio accesorio se refiere sólo a la «raíz espinal del
nervio accesorio».
RESUMEN

ENCÉFALO [grupo de estructuras que forman parte del SNC dentro de la cavidad
craneal]

Encargado de controlar y coordinar casi todas las funciones del cuerpo.


Es el órgano que elevó a la humanidad a la cima del mundo animal.

Estructura delicada
Encerrada en un cráneo rígido
Puede dañarse con un golpe en la cabeza
Comprimirse por un tumor
Privarse de oxígeno por una fuga o coágulo de sangre en una de las arterias
cerebrales

11 de los 12 nervios craneales se originan en el encéfalo


Partes del encéfalo

Contenido por el neurocráneo


Conformado por: cerebro, cerebelo y el tronco del encéfalo.

Visibles giros, surcos y fisuras.

Cerebro
Conformado por los hemisferios cerebrales y los núcleos (ganglios) basales.

Los hemisferios cerebrales, separados por la falce del cerebro dentro de la


fisura longitudinal del cerebro, son las características dominantes del encéfalo

Cada hemisferio cerebral se divide en 4 lóbulos


Vista superior: dividido en 4 por la fisura media longitudinal del cerebro y el surco
central coronal

El surco central separa los lóbulos frontales (anteriormente) de los lóbulos


parietales (posteriormente).

Vista lateral, lóbulos F y P son superiores al surco lateral transverso, por debajo
del cual se halla el lóbulo temporal.

Los lóbulos occipitales, situados posteriormente, están separados de los lóbulos


parietales y temporales por el plano del surco parieto occipital, visible sobre la
cara medial del cerebro en una hemisección del encéfalo
Puntos más anteriores son los polos frontal y temporal.

El punto más posterior, es el polo occipital.

Los hemisferios ocupan toda la cavidad supratentorial (superior del encéfalo) del
cráneo
Los lóbulos frontales ocupan la fosa craneal anterior

Los lóbulos temporales ocupan las partes laterales de la fosa craneal media

Los lóbulos occipitales se extienden posteriormente sobre el tentorio del cerebelo.


Diencéfalo

Conformado por: epitálamo, tálamo y hipotálamo

epi

ta

hipo

Forma la porción central del encéfalo.


Mesencéfalo
Porción rostral del tronco del encéfalo

Ubicado en la unión de las fosas craneales media y posterior.

Los NC III y IV están asociados con él.

Oculomotor

Troclear
Puente

Parte del tronco del encéfalo

Entre el mesencéfalo rostralmente y la médula oblongada caudalmente

Ubicado en la porción anterior de la fosa craneal posterior.

El NC V está asociado con él

Médula oblongada
Porción más caudal del tronco del encéfalo

Se continúa con la médula espinal

Se sitúa en la fosa craneal posterior.

Los NC IX, X y XII están asociados con la médula oblongada


NC VI y VIII: unión entre el puente y la médula oblongada

Cerebelo
Ubicado:
- Posterior al puente y a la médula oblongada
- Inferior a la porción posterior del cerebro

Bajo el tentorio del cerebelo en la fosa craneal posterior

Constituido por dos hemisferios laterales unidos por una estrecha porción media,
el vermis.

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