Está en la página 1de 8

Es una forma de comportamiento que pivota

en torno a los conceptos de respeto,


equilibrio y cuidado mutuo ofreciendo
herramientas que evitan las derivas tóxicas
y refuerzan los vínculos afectivos sanos.
La responsabilidad afectiva ha vuelto al primer
plano, aportando prudencia y reflexión a la
forma en la que nos relacionamos de forma
íntima con otras personas.

consiste en hacernos cargo de nuestros actos y


sentimientos y su impacto en los demás, así
como de tener consideración hacia los
sentimientos del otro tratando de comprender
también la naturaleza de sus actos
¿Cómo trabajar la responsabilidad afectiva?

No es un rasgo de Ser responsable desde un punto de


la personalidad sino una vista afectivo supone acudir a
forma de comportarse y, nuestra inteligencia emocional de
como tal, puede cara a manejar tanto nuestras
aprenderse y emociones como empatizar con las
desarrollarse. del otro a través de la aplicación de
diferentes acciones y actitudes.
Comunicación sincera y honesta
- el amor no es una batalla emocional entre dos personas
- debe ser el cuidado mutuo para la búsqueda de armonía. Y esta
solo se logra a través de una comunicación honesta y siempre bidireccional.
• Evitar sufrimientos innecesarios
- Aunque duela, hay que ser claros antes de que sea tarde y el dolor
sea aún mayor.

• Trazar límites
- si las dos personas están de acuerdo, una buena manera de
establecer una relación sana y honesta es poner límites en la misma. Y, por
supuesto, luego no rebasarlos porque estaríamos rompiendo el acuerdo.
Validar al otro
- Ninguna persona es más importante que la otra en una relación. Por lo tanto, sus
emociones tampoco deben ser más relevantes. Validar las emociones del otro
supone encontrar el equilibrio que garantiza una relación íntima sana.

Asumir el conflicto
-asumir que en una relación no todo va a ser pasión y romance, fiesta y algarabía. Asumir con
serenidad el conflicto inherente a cualquier relación es el único camino para comprometerse en
la consolidación de la misma. Por el contrario, huir ante el eco del primer tambor de guerra
impide una interacción y un conocimiento profundos de otras realidades al margen de la
nuestra, conduciendo al aislamiento en nuestra torre de marfil emocional.

También podría gustarte