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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE EDUCACIÓN, CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN Y


HUMANIDADES 
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

“Análisis teórico de caso”

Alumna:
Lesly Jhasmin Marca Quispe
Curso:
Psicología Clínica y de la Salud
Sección:
VII-A
Docente:
Psic. Yefer Torres Gonzales

Tacna – Perú
2020
ANÁLISIS TEÓRICO DE CASO
“ALZHEIMER”

1. Desde el Plano Físico

1.1. Generalidades

La demencia es un término general para un deterioro grave de la capacidad


mental que interfiere con la vida cotidiana. El Alzheimer es el tipo más común de
demencia. De entre las patologías ligadas al proceso de envejecimiento, y para las que la
edad supone un factor de riesgo a considerar, o dicho de otro modo, son más frecuentes
conforme la edad es mayor, se encuentra la Enfermedad de Alzheimer, sin embargo,
algo que suele tomarse como un hecho y hay que dejar en claro es que el Alzheimer no
es una característica normal del envejecimiento.

Ruiz-Adame (2000) al respecto de la incidencia del Alzheimer en el enfermo,


refiere que se caracteriza por ser una enfermedad degenerativa que ocasiona la muerte
progresiva de las neuronas provocando la pérdida de capacidad de las funciones
controladas por el cerebro, la cual genera incapacidad tanto a nivel físico como
psicológico, y social, lo que a medida que se desarrolla el síndrome se traduce en una
creciente dependencia del enfermo respecto de la persona que le cuida, y que termina
por causar la muerte al enfermo, sin que hasta el momento exista curación.

Las características clínicas van ligadas a la afectación neuropatológica, siendo


habitual en demencias de predominio cortical, como la enfermedad de Alzheimer, la
presencia del denominado síndrome afaso-apraxo-agnósico (León y Ruiz-Adame,
1994). Las pérdidas de memoria, así como los trastornos afectivos y alteraciones
sensoperceptivas están relacionadas con la afectación límbica (Junqué, 1995), las
pérdidas del lenguaje lo están con la afectación temporo-parietal izquierda, los déficits
en orientación espacial, las apraxias del vestido, y las de tipo constructiva son signos de
alteración temporoparietal derecha, y el fallo en tareas de memoria visual con daño a
nivel occipital.

Además de los fallos de memoria, y el síndrome conformado por la afasia,


apraxia y agnosia, la enfermedad de Alzheimer conlleva el desarrollo del síndrome
disejecutivo o la alteración de la ejecución. Este déficit se relaciona con daño de los
lóbulos frontales, lo que se traduce en deterioro en la ejecución de tareas que requieran
planificación, organización, secuenciación o abstracción.

1.2. Niveles de deterioro

La EA sigue por lo general un curso evolutivo progresivo característico,


pudiéndose hablar de cuatro niveles en su involución (González y Ramos, 1995).

a. Primer nivel.

Con una duración que puede oscilar entre dos y cuatro años y un
comienzo generalmente insidioso, presenta como principal característica una
alteración mnésica, referida sobre todo a fallos en la memoria a corto plazo.
También son frecuentes los cambios de personalidad. Los familiares suelen
comentar que estas personas se vuelven apáticas, egoístas, descorteses,
maleducadas, irritables, agresivas y rígidas. Estas alteraciones conductuales
suelen ser la reacción típica ante circunstancias estresantes. Además, el
sujeto todavía puede ser consciente de su enfermedad y observar que va
perdiendo facultades psíquicas en la rutina diaria, que su capacidad de
concentración disminuye y que aumenta su fatiga psíquica. Se observa
pérdida de la iniciativa y desinterés por actividades cotidianas, así como
trastornos afectivos, generalmente depresión (pueden presentar agitación,
alteraciones del sueño, anorexia, bulimia), que estarán muy relacionados con
la situación ambiental del enfermo.

b. Segundo nivel.

Suele durar de tres a cinco años. El progresivo deterioro intelectual


va a dar lugar a alteraciones en las funciones corticales superiores, es decir,
afasia, apraxia y agnosia. La amnesia anterógrada dará paso a la amnesia
retrógrada, situación que el enfermo intentará evitar mediante la
confabulación. Se deteriora la capacidad de juicio y el pensamiento
abstracto. En relación a los síntomas afásicos, los sujetos pueden hacer uso
de neologismos y es frecuente la perseveración en los errores, así como las
respuestas automáticas y estereotipadas.
Sin embargo, la capacidad para leer en voz alta y para repetir palabras
o frases puede estar intacta o levemente conservada. Los cambios en la
personalidad se hacen más evidentes, y además de la sintomatología
depresiva (el embotamiento afectivo y la apatía son cada vez más evidentes),
pueden manifestarse síntomas psicóticos como alucinaciones, ideas
delirantes, etc. Si se observa un aumento de confusión e hiperactividad con
alucinaciones visuales e ilusiones, habrá que realizar una valoración más
exhaustiva, ya que posiblemente, asociada a la demencia, el sujeto presente
un cuadro de delirium. La desorientación espacio-temporal es muy acusada.
El paciente es incapaz de sobrevivir sin supervisión, aunque pueda
defenderse en algunas actividades cotidianas estrechamente relacionadas con
estereotipos aprendidos previamente.

c. Tercer nivel.

La duración es variable y en parte viene determinada por la


agresividad con que se haya manifestado la enfermedad, de la prontitud con
que se haya llevado a cabo el tratamiento de los procesos que lleva
asociados, así como los cuidados higiénico-dietéticos. Se agudizan los signos
neurológicos y se observa mayor rigidez, espasticidad, paratonía y
exageración de los reflejos osteotendinosos. También puede verse prensión
forzada, estereotipias gestuales, reflejo cutáneo plantar en extensión, etc. No
se reconocen ante el espejo, hablan con su imagen especular y no distinguen
a las personas más allegadas. Las caídas y fracturas son muy frecuentes
debidas sobre todo a los trastornos de la marcha, y es característica la
“marcha a pequeños pasos”. Finalmente, el paciente no podrá mover sus
miembros inferiores (apraxia de la marcha) y precisará de ayuda para todas
las actividades de la vida cotidiana, y tal vez no sea suficiente la asistencia
de familiares y se requiera la atención de algún centro especializado.

d. Cuarto nivel.

Encantamiento, siendo característica la adopción de la postura


“fetal”, que propiciará úlceras de presión. El enfermo entra en una especie de
estadio vegetativo y la muerte puede sobrevenir por septicemia de foco
urinario y respiratorio, desnutrición-deshidratación, caquexia, traumatismos,
o por complicaciones del encantamiento, generalmente procesos de tipo
cardiovascular. 

El Alzheimer empeora con el tiempo, pues es una enfermedad progresiva, en la


que los síntomas de demencia empeoran gradualmente con el paso de los años. Con lo
mencionado al describir cada nivel de deterioro se puede entender que es en sus
primeras etapas, en que la pérdida de memoria es leve, pero en la etapa final del
Alzheimer, las personas pierden la capacidad de mantener una conversación y responder
al entorno. El Alzheimer es la sexta principal causa de muerte en los Estados Unidos.
Las personas con Alzheimer viven un promedio de ocho años después de que los
síntomas se vuelven evidentes, pero la supervivencia puede oscilar entre cuatro y 20
años, dependiendo de la edad y otras afecciones de salud.

La comunidad latina se enfrenta a un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer


y otras demencias porque (como la población general en los Estados Unidos) viven más
tiempo, pero tienen mayores índices de factores de riesgo cardiovascular.

1.3. Criterios Diagnósticos

Criterios diagnósticos de la EA según el DSM-IV.

A. La presencia de los múltiples déficits cognoscitivos se manifiesta por:


1. Deterioro de la memoria (deterioro de la capacidad para aprender nueva
información o recordar información aprendida previamente).
2. Una (o más) de las siguientes alteraciones cognoscitivas:
3. Afasia (alteración del lenguaje).
4. Apraxia (deterioro de la capacidad para llevar a cabo actividades motoras,
a pesar de que la función motora esté intacta).
5. Agnosia (fallo en el reconocimiento o identificación de objetos, a pesar
de que la función sensorial está intacta).
6. Alteración de la ejecución (p.ej: planificación, organización,
secuenciación y abstracción).

B. Los déficits cognoscitivos en cada uno de los criterios A1 y A2 provocan un


deterioro significativo de la actividad laboral o social y representan una merma
importante del nivel previo de la actividad.
C. El curso se caracteriza por un inicio gradual y un deterioro cognoscitivo
continuo.

D. Los déficits cognoscitivos de los criterios A1 y A2 no se deben a ninguno de


los siguientes factores:
1. Otras enfermedades del sistema nervioso central que provocan déficit de
memoria y cognoscitivo (enfermedad cerebrovascular, enfermedad de
Parkinson, corea de Huntington, hematoma subdural, hidrocefalia
normotensiva, tumor cerebral).
2. Enfermedades sistémicas que pueden provocar demencia (hipotiroidismo,
deficiencia de ácido fólico, vitamina B12 y niacina, hipercalcemia,
neurosífilis, infección por VIH).
3. Enfermedades inducidas por sustancias.

E. Los déficits no aparecen en el transcurso de un delirium.

F. La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno del Eje I


(trastorno depresivo mayor, esquizofrenia).

Todos estos signos y síntomas, tal y como indica la DSM-IV, provocan una
alteración respecto al nivel previo de actividad del individuo, se relacionan
necesariamente con daño orgánico cerebral, o con sospecha suficiente de éste, y es en el
rendimiento social, como laboral donde el propio paciente observa la afectación que le
origina la enfermedad, no estando motivadas por otras enfermedades del sistema
nervioso central que provocan déficit de memoria y cognoscitivos (p. ej. enfermedad
cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, corea de Huntington, hematoma subdural,
hidrocefalia normotensiva, tumor cerebral), enfermedades sistémicas que puedan
provocar demencia (p. ej., hipotiroidismo, deficiencia de ácido fólico, vitamina B12 y
niacina, hipercalcemia, neurosífilis, infección por VIH), y/o enfermedades inducidas por
sustancias (Ruiz, Reina, 2000).

1.4. Estudio para el Diagnostico y su Confirmación

El diagnóstico referente a la sospecha Alzheimer se establecerá a partir de la


confirmación del deterioro cognitivo sugerente de demencia, en ausencia de datos
semiológicos de trastornos metabólicos, neurológicos y psiquiátricos y, de la
normalidad de los parámetros de laboratorio (Hernando, s.f.).
Pinto et al. (2007, p. 281) concluye en su estudio, que en lo relacionado a la
confirmación del deterioro deben tomarse en cuenta los siguientes criterios:

 Presencia de un cuadro demencial, como el descrito más arriba.

 Comienzo insidioso y deterioro lento. El momento exacto del inicio del


cuadro es difícil de precisar, aunque los que conviven con el enfermo suelen
referir un comienzo brusco.

 Ausencia de datos clínicos o en las exploraciones complementarias que


sugieran que el trastorno mental pudiera ser debido a otra enfermedad
cerebral o sistémica.
 Ausencia de un inicio apoplético, súbito o de signos neurológicos focales,
tales como hemiparesia, déficits sensoriales, defectos del campo visual o
falta de coordinación de movimientos, signos estos que no han tenido que
estar presentes en las etapas iniciales de la enfermedad (aunque puedan
superponerse a ella en períodos más avanzados).

Confirmación del diagnóstico de Alzheimer

Una vez establecido el diagnóstico de sospecha de o de otro tipo de demencia, el


paciente será remitido al nivel especializado para la confirmación del diagnóstico y
establecimiento del diagnóstico diferencial.

Es posible establecer un diagnostico si se tienen contempladas estas pruebas


(Hernando, s.f.):

 Historia clínica con examen neurológico exhaustivo apoyado con la


confirmación de deterioro cognitivo mediante la utilización de instrumentos
como el Mini Mental State Examination (MMSE).

 La aplicación de pruebas complementarias deberá realizarse junto con una


técnica de imagen cerebral, por ejemplo, una tomografía axial computarizada.

 El diagnóstico se establecerá cuando el paciente cumpla con los criterios del


DSM-IV y/o CIE-10 y NINCDS-ADRDA, para un diagnóstico de Alzheimer
posible, probable y de certeza.
 El diagnóstico puede ser apoyado por exámenes neuropsicológicos completos o
simplificados como el CAMDEX.

2. Desde el Plano Psicológico

2.1. Generalidades

En este plano nuevamente hay que tener presente que este tipo de alteración
tiene una instauración de tipo insidiosa y una evolución habitualmente lenta y continua,
aunque se pueda pasar por periodos de relativa estabilización, y otros de avance.

Por tal motivo es muy frecuente que en momentos iniciales el enfermo muestre
trastornos del estado de ánimo y un cierto grado de perturbación de su personalidad
premórbida, siendo con relativa frecuencia confundido el diagnóstico con el de
depresión, o lo que se conoce como pseudodemencia depresiva (Ruiz-Adame, 2000).
En otros casos la depresión es una alteración añadida a la demencia. En estos, los
síntomas cognitivos suelen ir perdiendo peso a medida que evoluciona el síndrome.

Son por tanto los trastornos depresivos y las alteraciones de la memoria


asociadas a la edad, u olvido senil benigno (Kral, 1962 citado en Ruiz, Reina, 2000) las
patologías con las que se hace más frecuente la necesidad de establecer un diagnóstico
diferencial.

El enfermo de Alzheimer pese a su heterogeneidad mantiene unas constantes


como son las que conlleva un proceso que en cierta medida asemeja una involución
funcional (Reisberg, 1996) que recuerda en bastantes aspectos a la descrita por Piaget
para explicar la evolución del niño.

El conocimiento de esta prognosis es de gran utilidad a la hora de diseñar planes


de intervención mediante programas de psicoestimulación, una de las posibles
actividades de trabajo con el enfermo de Alzheimer desde la Psicología.

En cualquier caso, el campo de intervención desde la Psicología en la


Enfermedad de Alzheimer no se limita a la psicoestimulación, o la
neuropscioestimulación, aunque sea ésta una de sus posibilidades más conocidas, y con
mayor reconocimiento social entre afectados (cuidadores).

2.2. Alteraciones conductuales


El paciente con Alzheimer presenta además otro tipo de alteraciones que no
corresponden al área cognoscitiva, se trata de trastornos en el área conductual.

Alberca (2002) recoge las alteraciones conductuales que se pueden dar en los
pacientes de Alzheimer:

 Alteraciones depresivas: Depresión mayor. Distimia. Otras (apatía,


inatención, lloros, infelicidad en general).

 Alteraciones psicóticas: Delirios. Alucinaciones. Falsas percepciones e


identificaciones.

 Alteraciones relacionadas con la ansiedad.

 Alteración de la actividad, agitación: Comportamiento agresivo (arañar,


morder, escupir, golpear). Comportamiento repetitivo (vagabundear, pasear,
repetir frases, palabras o sonidos, revolver y acumular). Comportamiento
socialmente inadecuado (desinhibición sexual, desnudarse).

 Otras alteraciones: De la alimentación. Del sueño. Sexuales. Alteraciones de


esfínteres.

2.3. Enfermo y Cuidador

La Enfermedad de Alzheimer, por sus propias características de cronicidad y de


progresivo deterioro, genera paralelamente una dependencia del enfermo para cualquier
actividad de la vida diaria, ya sea básica (lavado, vestido, uso del retrete, movilización,
continencia, alimentación), o instrumental (capacidad para usar el teléfono, ir de
compras, preparar la comida, cuidar la casa, lavado de ropa, usar medios de transporte,
responsabilizarse sobre su medicación, o la utilización de dinero), por lo que esta
dependencia hace que surja necesariamente la figura del cuidador, o la del cuidador
principal (Ruiz-Adame y Portillo, 1996).

El cuidador principal va a ser la persona que asumirá el cuidado del enfermo


durante la mayor parte del tiempo, tarea no siempre elegida de forma totalmente
voluntaria por éste, sino motivada por circunstancias facilitadas por un entorno familiar
que bien por carecer de una estructura suficientemente amplia, por falta de recursos
económicos o socio asistenciales, o por simple dejación de apoyo termina por generar la
figura de un cuidador que va realizar esta tarea de atención al enfermo de manera casi
en exclusiva y durante toda la enfermedad, lo que a veces puede abarcar períodos
superiores a los 15 años, con lo que esto implica de aislamiento social para el cuidador y
de afrontamiento de frecuentes situaciones, para las que no se está formado ni
preparado, y que son continuas fuentes generadoras de estrés.

Revisando las diferentes investigaciones realizadas sobre factores de riesgo


psicosociales, especialmente aquellos que se relacionan con las características
personales de los enfermos, las hemos clasificado en tres grupos: 

a. Estudios que relacionan eventos vitales negativos y/o estresantes previos al


desarrollo de la enfermedad.

Es necesario conocer algo de la estructura psíquica del individuo para conocer su


predisposición, actitud personal y capacidades de afrontamiento ante los eventos vitales
ya que éstos no tendrán para todos los individuos la misma capacidad estresante, ya que
la vivencia de un determinado acontecimiento no depende únicamente e las
configuraciones cognitivas del sujeto, sino de aspectos más amplios de la personalidad
que enlazan los factores cognitivos y los factores emocionales.

b. Estudios que resaltan la poca actividad y la falta de relaciones sociales.

El grado de actividad y relación social, así como los intereses vitales que una
persona manifiesta, han sido también objeto de estudio, como factores de riesgo, aunque
en menor cuantía.

c. Estudios que valoran la Personalidad

- Permanencia de la personalidad.

- Cambios de personalidad.

- Personalidad premórbida.

2.4. Impacto de la demencia tipo Alzheimer en la estructura familiar

La demencia tipo Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva


que afecta aproximadamente el 8 % de la población mayor de 65 años y el 30 % de la
población mayor de 80 años, en los países con una alta expectativa de vida como el
nuestro, con un elevado costo económico, social y fundamentalmente humano. La
mayor influencia en el diagnóstico temprano, la atención médica a los pacientes y su
familia y su repercusión directa en la calidad de vida, dependerá de la preparación y
actualización del equipo de atención primaria de salud.

La piedra angular en el tratamiento de las demencias y la Demencia tipo


Alzheimer es el lograr la confianza y la participación de la familia. La familia debe
aprender a conocer y prestar un cuidado integral al paciente, evitándole riesgos,
atendiéndole en las actividades de la vida diaria, estimulándole, organizando y
adaptando a cada momento y circunstancia la forma de llevar a cabo esta atención.

Dependiendo de quién es el miembro enfermo, y de la fase de la enfermedad en


que se encuentre, el impacto de la enfermedad en la estructura familiar es de mayor o
menor intensidad. Así, si el enfermo es un padre de familia mayor, con hijos todavía
jóvenes, dependientes de él económica y emocionalmente, el impacto será mucho
mayor que si el que enferma es el abuelo de la familia, que vive con ésta y que no tiene
a su cargo a ningún familiar. De igual manera, si la fase en la que se diagnostica la
enfermedad es una fase inicial, donde los síntomas que se presentan no son muy agudos
y el enfermo puede aprender a controlar sus síntomas, el impacto para la familia será
más llevadero que si la enfermedad se diagnostica en alguna fase más avanzada, en la
que el paciente ya no puede cuidar de sí mismo y corre riesgos cuando está solo o para
cubrir sus propias necesidades (Roland, 2000).

De todas maneras, en todos los casos como ya mencionan Rodríguez y


Hernández (2002), la familia forma una parte protagonista en el tratamiento de la
enfermedad, razón por la que el impacto en la estructura de cualquier familia siempre es
alto, significando una obligatoria acomodación en la vida de los miembros,
especialmente de aquel que se convertirá en cuidador primario del enfermo, a medida
que la enfermedad vaya mostrando signos de progreso.
3. Datos Generales Paciente

 Sexo Masculino
 Edad 65 años
 Grado de instrucción Superior Completa
 Estado civil Casado
 Historial familiar Sí
 Diagnóstico de Enfermedad Alzheimer
 Grado de deterioro Leve a Moderado

4. Objetivos Terapéuticos

 General.
Aliviar síntomas en el paciente, conectar a la persona con el entorno personal,
mejorar la calidad de vida del paciente y familiares.

 Específicos.
- Estimular y mantener las capacidades mentales
- Seguridad e incrementar la autonomía personal del paciente.
- Estimular la propia identidad y autoestima: dignificar.
- Evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales.
- Minimizar el estrés y evitar reacciones psicológicas anómalas.
- Mejorar el rendimiento el rendimiento cognitivo.
- Mejorar el rendimiento funcional.
- Incrementar la autonomía personal en las activiades de la vida diaria.
- Mejorar el estado y sentimiento de salud.
- Mejorar la calidad de vida del paciente y de los familiares/cuidadores.

5. Plan Psicoterapéutico

5.1. Técnicas Psicoterapéuticas


a. Reminiscencia.
b. Estimulación y actividad cognitiva
c. Adaptación cognitiva y funcional del entorno físico.
d. Adaptación cognitiva y funcional del entorno humano: Terapia de
validación.
6. Metodología

Se realizarán 12 sesiones, 1 por semana, según la disposición de tiempo del


paciente el primer mes. La última sesión será de cierre y retroalimentación. Cada sesión
tendrá una duración aproximada de 50 minutos. El contenido de las sesiones planteadas,
se encuentran en la Hoja de Ruta ubicada en los anexos.

7. Evaluación y seguimiento

En cada sesión se evaluará lo aprendido de las mismas, a la par que en las


posteriores. La manera de evaluación, respecto a la efectividad de la técnica de cada
sesión, se reforzará empleando feedback y repasando el modo de realización de las
tareas que se dejarán entre sesión.

Así mismo, el llenado de las fichas de autorregistro como parte de las tareas para
casa se utilizará como línea base para medir los cambios progresivos obtenidos en cada
sesión. Además, durante su revisión conjunta (terapeuta y paciente) se brindará
retroalimentación oportuna.

8. Participación de otros actores

En el proceso psicoterapéutico planteado para el paciente con Alzheimer se


contempla la participación de los cuidadores directos del paciente, lo cuales a beneficio
del caso teórico estarían compuesto por la esposa del paciente (58 años), hijo (32 años)
e hija (30 años).
9. Anexos (tablas de sesión)
9.1. Hoja de Ruta
N° FECHA TEMAS A TRATAR OJETIVOS MATERIALES TIEMPO
 Reconocimiento y aceptación
Retroalimentación de la situación actual sobre los problemas
del paciente sobre su diagnóstico. relacionados a la enfermedad.
1 01/09/20 Exposición psicoeducativa de los  Reconocimiento de la utilidad Diapositivas.
50 minutos
objetivos psicoterapéuticos y técnicas que de las técnicas a emplear. Ficha de sesión.
se emplearán durante el desarrollo del  Incremento de la motivación del
mismo. paciente y de los logros
favorables que se pueden lograr.
 Reconocimiento del paciente y
Música
cuidadores sobre síntomas de
2 08/09/20 Situación afectiva: Labilidad emocional y Iluminación
ansiedad o depresión, con o sin 60 minutos
Mecanismo de negación Fichas gráficas de
motivos que pueden complicar o
los síntomas
enmascarar el diagnóstico.
Disminución de la capacidad
 Intensificar las actividades
organizativa, valorado por un informador
3 15/09/20 automáticas, mediante la
fiable. Calendario/agenda 60 minutos
fomentación de rutinas.
Disminución de la capacidad para realizar
 Establecer ayudas externas
tareas complejas.
4 22/09/20 Actividades sensoriales: atención  Estimular las capacidades Test Luria DNA 60 minutos
concentración. mentales para la concentración y
atención, mediante la selección
de entre un variado grupo de
estímulos sensoriales.
 Estimular los recuerdos
personales y sociales.
5 29/09/20 Actividades sensoriales: Memoria  Facilitar la orientación Objetos personales 60 minutos
estableciendo datos externos
como recordatorios.
 Ejecución de secuencias
motoras (manejar objetos
6 06/10/20 Actividades sensoriales: Funcionamiento Horario de
cotidianos: meter, sacar, abrir, 60 minutos
físico. actividades
cerrar) más o menos y
aprendizaje complejas.
 Facilitar que el paciente realice
7 13/10/20 Actividades significativas de la vida tareas y sea autónomo en las Agenda personal
60 minutos
diaria actividades de la vida diaria, Reloj
aumentando así su autoestima.
 Mantenimiento de aficiones
antiguas y adquisición de
8 20/10/20 Agenda personal
Actividades por voluntad propia nuevas, tanto intelectuales como 60 minutos
Reloj
físicas, que le resulten
satisfactorias.
9 27/10/20 Autonomía  Reflexionar sobre las - 60 minutos
consecuencias de la
dependencia.
 Informar sobre factores que
pueden contribuir a fomentar la
autonomía.
 Identificar las habilidades
sociales del participante.
10 03/11/20 Interacción social  Mantener los aspectos verbales - 60 minutos
y no verbales de la interacción
social.
 Reconocimiento y
mantenimiento de sus Agenda personal
11 10/11/20 Sensación de bienestar 60 minutos
costumbres saludables sobre el Reloj
arreglo personal.
 Reflexionar sobre los
comportamientos problemáticos.
Validación y manejo de comportamiento  Proporcionar pautas para reducir
12 17/11/20 la frecuencia de aparición de los - 60 minutos
difíciles
comportamientos problemáticos
 Facilitación de la expresión de
los sentimientos
9.2. Ejemplo de fichas por Sesión
FICHA DE SESIÓN
a. Datos generales
Paciente C. C.
Fecha 01/09/20
Sesión 1

b. Objetivo de la sesión
Reconocimiento y aceptación sobre los problemas relacionados a la
enfermedad. Reconocimiento de la utilidad de las técnicas a emplear.
Incremento de la motivación del paciente y de los logros favorables que se
pueden lograr. Explicar los logros realistas y favorables que se esperan
obtener.

c. Agenda
 Aa1Recibir y saludar al paciente.
 Entrevista inicial de motivación para establecer rapport.
 Explicación de las técnicas que se aplicarán:
o Reminiscencia.
o Estimulación y actividad cognitiva
o Adaptación cognitiva y funcional del entorno físico.
o Adaptación cognitiva y funcional del entorno humano: Terapia de
validación.

d. Sumario narrativo
Se recibe al paciente, se presenta el terapeuta, de forma cordial, se inicia
la entrevista manteniendo una visión realista de la condición actual del paciente.
Se explica sobre las técnicas que se emplearán bajo el enfoque cognitivo-
conductual, resaltando la funcionalidad y la utilidad para el tratamiento del
mismo de forma general. Se profundizará en aspectos de la terapia de
Reminiscencia por ser con la que comenzará a trabajar. Se finalizará con una
retroalimentación sobre lo conversado anteriormente procurando la sensación de
bienestar en el paciente.
e. Tareas para casa
No se consignarán en la primera sesión, tareas para la casa
FICHA DE SESIÓN
a. Datos generales
Paciente C. C.
Fecha 29/09/20
Sesión 5

b. Objetivo de la sesión
Realizar actividades sensoriales enfocadas en la función superior de la
memoria. Estimular los recuerdos personales y sociales. Facilitar la orientación
estableciendo datos externos como recordatorios. Explicar ejercicios para casa.
c. Agenda
 Recibir y saludar al paciente.
 Entrevista inicial de motivación para establecer rapport).
 Explicación y desarrollo de las técnicas que se aplicarán:
o Reminiscencia
o Terapia cognitiva especifica.
 Despedir al paciente hasta la próxima sesión, procurando que el mismo
sienta una sensación de alivio.

d. Sumario narrativo
Se recibe al paciente, se presenta el terapeuta. De forma cordial, se inicia
la sesión retroalimentando sobre la sesión de la semana anterior y revisando la
actividad para casa. Se explica sobre ejercicios enfocados a la expresión y
evocación de experiencias acumuladas de atrás hacia adelante. Para ello se
empleará el material pedido de objetos significativos para el paciente sobre sus
memorias. Se explicará ejercicios y actividades para el ejercitamiento de la
memoria. Se da por finalizada la sesión
e. Tareas para casa
Realizar una lista al final del día narrando las actividades que recuerda haber
realizado.
9.3. Instrumentos a Aplicar

 Estrés: Escala de Estrés Percibido-10

 Afrontamiento al estrés: cuestionario de aprontamiento del estrés (cae)


 Calidad de vida: escala de calidad de vida WHOQOL-BREF

http://www.sspa.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/contenidos/
publicaciones/Datos/426/pdf/Anexo_3-1_WHOQOL-BREF.pdf

 Ansiedad: Escala de depresión y ansiedad de Goldberg

http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion/goldberg-
depresion.pdf

 Depresión: Escala de depresión geriátrica de Yesavage


Referencias

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Madrid: Editorial Médica Panameriacana.

González, H. y Ramos, F. (1995). Las demencias seniles. En A. Belloch, B. Sandín y F.


Ramos: Manual de Psicopatología, Vol. 2, (pág. 669-790). Madrid: McGraw-
Hill. 

Junqué, C. (1995). Envejecimiento, demencias y otros procesos degenerativos. En


Junqué, C. y Barroso, J. Neuropsicología. (401-452), Madrid: Síntesis.

Hernando, R. (s.f.) Intervención psicológica en la enfermedad de alzheimer (Tesis de


maestría). Instituto Superior de Estudios Psicológicos, Valencia.

León Carrión, J. y Ruiz-Adame Reina, M. (1994). Introducción a las demencias:


apuntes neuropsicológicos. Sevilla: Padilla.

Pinto, B., Exeni, S., & Peñaloza, K. (2007). Factores biopsicosociales en la demencia
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Reisberg, B (1996). Alzheimer un reto para la sociedad. En Boada, M, Aubia, J., López-
Pousa, S., Pintó, J.J., Rius, E., Rodés, J. Tárraga, L. Delpérée, N. Khachaturian,
Z., Lovestone, S., y Reisberg, B. Alzheimer un reto para la sociedad. Barcelona:
Fundación La Caixa.

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Roland, J.S. (2000) Familas, enfermedad y discapacidad. Barcelona: Gedisa.

Ruiz-Adame Reina, M. y Portillo Escalera, C. (1996). Alzheimer: Guía para cuidadores


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