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Universidad
Veracruzana

Facultad de Ingeniería
Ingeniería Mecánica Eléctrica
Lectura y Escritura de textos
Académicos
Docente: Alfonso Villalobos Alafita
Alumno: Enrique Velázquez López
ACT 05. Conoce la importancia de
los tipos textuales. Foro 3
Fecha: 03 de marzo de 2022
El plagio

Por Velázquez López Enrique

Fuimos llamados a la oficina de gestión escolar, venía por parte del director
la cordial invitación, Chelo y yo sabíamos que todo había salido mal. No quedaba
otra cosa mas que asistir a nuestro entierro. Ya faltaba poco para la entrega de
calificaciones y ese mensaje nos abatía con gran fuerza nuestras esperanzas de
pasar el año escolar.

El camino a la dirección nos pareció un largo vía crucis, Chelo pensando en


que no debía haberme hecho caso y yo pensando en que le había fallado a mi amigo
y a mis mismo. Chelo se veía preocupado, su tez morena se modificó por la
preocupación y angustia, pensando como justificaría su pecado.

Yo estaba en peor estado, me preguntaba como respondería ante las


consecuencias del hecho, tan inmerso estaba en mis pensamientos que no me fije
en la puerta que estaba delante de mí, si no fuera por que Chelo me dio una palmada
en la espalda porque ya nos encontrábamos frente al edificio que rige la escuela.

Este lugar, pintado de color verde limón, que es para muchos un lugar de
castigos, mientras que para otros es el podio de sus metas, donde ven coronados
sus esfuerzos. Ahí dentro se encontraban el profesor Villa, un hombre de 49 años
al que la vida le había forjado un gran carácter y le había hecho un gran maestro, y
el director Jiménez, otra gran persona digna de admiración por los avances a los
que había empujado a la escuela en materia de investigación y proyectos realizados
en lo que llevaba de su gestión.

El profesor Villa nos pidió entrar, obedientemente lo hicimos, cualquier


disposición de nuestra parte podría servir. El director nos explicó nuestra presencia
ahí, pero será mejor regresar un poco en el tiempo para poder tener un mejor
panorama de lo que nos sucedía.

Una semana antes, cuando faltaban dos días para la entrega de proyectos,
Chelo que junto a mí hacíamos equipo, nos pusimos a trabajar en él, como buenos
estudiantes, todo a la mera hora; pero nos dimos cuenta de que no lograríamos
terminar a tiempo, por lo que, haciendo uso de nuestro talento comunicativo,
pedimos prestado a Fernanda y Arturo su proyecto, con la inocente excusa de
visualizar como les salió su trabajo.

Con la rapidez que solo lo permite el procesador de textos de la computadora,


copiamos el trabajo de nuestros compañeros. Con las buenas habilidades de lectura
y escritura que tenemos tratamos de parafrasear el texto, pero como esté era
demasiado extenso, se nos acabó la paciencia y las palabras del diccionario de
sinónimos y antónimos, por lo que ya no nos importó el poner las mismas palabras,
frases, oraciones y argumentos que Fernanda y Arturo habían logrado plasmar en
su proyecto. Solo cambiamos el tipo de letra, el tamaño, los márgenes de la hoja,
los datos de quienes realizaron el proyecto, los nombres de las personas
entrevistadas igual las cambiamos, las fechas en las que se desarrolló el proyecto
igual las modificamos, así como la organización de algunos datos.

El día de entrega de proyectos, ya impreso nuestro archivo, le dimos “nuestro


trabajo” al profesor Villa, y así como cuando Ganelón recibió del arzobispo Turpín
el cetro de paz y el manto del rey Carlomagno y se le cayeron en el épico cantar de
Roldán, así le sucedió a Chelo al entregar el trabajo al profesor Villa, todos nos
vieron con cara de mal presagio, pero la situación no pasó a más. Como dijo Máximo
Gorki: “todo pasará, pero lo hecho, hecho queda”, así quedo consumado nuestro
acto criminal.

Pero “Dios es bueno y todo lo ve”, diría uno de mis actuales profesores, y si,
así sucedió. Ahora podemos regresar ya al edificio del director de la escuela. El
director Jiménez nos explicó porque nos encontrábamos ahí, nos dijo que el
profesor Villa había encontrado ciertas similitudes entre nuestro trabajo final y el de
nuestros compañeros Fernanda y Arturo, y que nosotros veníamos a explicar ese
hecho. Fue el turno del profesor Villa para hablar, nos expuso que ya había
hablado con Fernanda y Arturo, mencionándoles lo que pasaba, ellos le
dijeron que nos habían prestado su proyecto para que viéramos como les
había salido, pero que nunca imaginaron que robaríamos su trabajo.
El profesor Villa nos preguntó si esto era cierto, que nosotros plagiamos
el trabajo de nuestros compañeros, no negamos el acto, sabíamos bien lo
que hicimos; se nos impuso una dura sanción, ese año estábamos
reprobados y también fuimos condenados a hacer la limpieza de toda la
escuela el siguiente año escolar.

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