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CAPÍTULO III

H obbes y el nuevo arte político

De Maquiavelo no se puede deducir la legitimidad ni


la conveniencia y ni siquiera la necesidad de esta o
aquella institución. Hasta puede uno preguntarse si
hay lugar para las instituciones en el mundo tal como
lo describe Maquiavelo, fundado en la fecundidad de
la iniciativa violenta, en la fecundidad de la acción que
infunde miedo. Toda instit:µción supone un carácter
positivo, una buena consistencia del cuerpo político,
condición que parece ajena a la visión de Maquiavelo.
Sin embargo, hay un único elemento de su ciudad que
tiene algo de esa "bondad": el pueblo, que no quiere
ser oprimido. Verdad es, según vimos, que ese pueblo
no tiene en sí mismo nada sobre lo cual pueda fundar-
se un orden político nuevo; pero si se quiere construir
una institución positiva (permaneciendo fieles a los
principios de Maquiavelo ), únicamente debe buscarse
por ese lado, por el lado del pueblo. En Hobbes es de
hecho el pueblo mismo -no como parte del cuerpo
político que se diferencia de los grandes, sino como la

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totalidad de los hombres que no quieren vivir en el ión del reino, pero ljefe de qué religión? El monarca
miedo- quien toma la iniciativa política: las necesida- g ha escapado a la tutela de los sacerdotes y de lo~
que 'l · t ,] s
des de todos y de cada individuo -la seguridad, la 1 teólogos ro.manos debe hac~rse e dm1s mob eodogo, , 1
paz- serán los fundamentos de la institución política no sacerdote: Dura~~e el remad? e 1sa e1, e~¡:ues
legítima cónstruida por Hobbes. Aquellos hombres a de la reaccion catohca de Mana ,T~dor, se ÜJO eJ
quienes las hazañas de Borgia dejaban satisfatti e stu- rácter protestante de la monarqma mglesa y quedo
pidi, qz~ieren ahora estar satisfechos, y quieren saber ~=Hado el destino religioso de Inglaterra.
cómo se obtiene esa satisfacción. Para estar satisfe- El derecho que se arrogaba el monarca para de-
terminar la religión de sus súbditos lo coIo~aba en una
chos, se harán inteligentes.
Es imposible continuar exponiendo este punto 1
ituación singularmente expuesta. Al ~1egir e prote~­
sin dar una idea por lo menos sumaria del sontexto o ~antismo o una versión del protestant1sm? corno reh-
de las circunstancias de la obra de Hobbes. Esta nació ión del Estado, el rey consagra la autondad de esta
en una situación de sumo apremio: Hobbes vio cómo futerpretación del ~risti~ni~rno y así d~ armas} lo_s
se preparaba y luego estallaba la gilerra civil inglesa adeptos de su version mas ng~~~sa y radical: los _pun-
que culminó con la ejecución del rey Carlos I en 1649. tanos" que impugnarán la rehgmn del E~tado y el pro-
Esa guerra, inseparablemente política y religiosa, es la pio Estado. Al propio tiempo y cua~qmera que haya
expresión más dramática del problema teológico- sido su deseo, el monarca ya no podia retor~a:,aI ca-
político en su forma postmedieval. Esa expresión tuvo tolicismo considerado en adelante como .rehg1on ex-
una violencia extrema durante largos años para que se tranjera y enemiga. De ahí los ~sfuerzos mfru~t~os?s
encontrara una respuesta a estas dos preguntas: lcuál de los sucesores de Isabel ,para 1mp~ner ~n cnstm~1s­
es la función del rey, qué sentido tiene la institución mo de definición regia que no podm satisfacer m al
monárquica? Y: lcuál es el lugar de la religión en la conjunto de los p:otestante,s. ni, por supue~to, a lo_s
definición del cuerpo político? que continuaban siendo catohcos. En materia de reli-
Enrique VIII había separado de Roma a la mo- gión, el rey se había vuelto extrañ? a su _rueblo.
narquía inglesa. Esa ruptura se produce en el momen- Ahora bien, el monarca habm temdo, durante su
to de la reforma luterana, pero Enrique VIII no es peligroso esfuerzo para separar ~l pueblo de la :~tela
protestante: el rey persigue imparcialmente tanto a romana, que apoyarse en los r~presentant~s del
protestantes como a católicos. Se trata de una sece- pueblo· que ese apoyo haya sido concedido es-
sión puramente política: por obra de su monarca, el pontán~arnente o que haya sido a~rancado por la
cuerpo político inglés se declara independiente de Ro- fuerza, el resultado es el mismo: la Camara de los Co-
ma. Ser independiente de la religión romana no signi- munes, cuya definición original ~r? la de re~rese.~t~r ~
fica estar emancipado de la religión: el rey o la reina los ingleses ante el rey, consolido su propia l~g1t1m_1-
de Inglaterra se convierte en cabeza (Head) de la reli- dad, cristalizó su legitimidad "nacional". La discordia

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relig!~sa suminist~~ a los representantes del pueblo la y el deber de "dogmatizar". Esas dos influencias cons-
ocasmn, la tentacmn y el medio de definir el cuerpo piran para fomentar el espíritu de desobediencia.
p~lítico ~ndependientemente del rey y contra el rey. Af Así, y ésta es la primera comprobación que está
mis~o tiempo, como la definición del cuerpo político en el origen de la construcción de Hobbes, las dos
vema ~ depender de ;ina opinión :.e1igiosa de la que ya grandes doctrinas de protesta contra el poder político
se sabia que no tem~ nada de ÍIJO, la emancipación de la Iglesia -a saber, el republicanismo clásico de ·
respecto de la autondad real determinaba natural- Aristóteles y Cicerón, por una parte, y el protestantis-
mente la descomposición del cuerpo político en gru- mo, por otra- conducen a una catástrofe política y
pos que correspondía.n a las diversas opiniones religio- social. Pero observemos que estos dos grandes movi-:
s?s Y.~ que eran ciertamente enemigos. En esa mientas consisten en apelar desde un presente co-
situacmn, Hobbes comprendió claramente que la úni- rrompido a un pasado prestigioso (la antigüedad) o a
ca m~n.era de salvar la autoridad real (condición de la un pasado puro (el cristianismo primitivo). Y observe-
paz. c1vI1) era separarla por completo de la religión, es mos también que la confusión católica entre la natura-
decIT, hacerla plenamente soberana de ésta. leza y la gracia, confusión que corrompe tanto a la una
Trataremos ahora de reconstituir el procedimien- como a la otra y que encuentra su expresión intelec-
to de Hobbes.1 tual en el escolasticismo aristotélico, llevó natural-
~~~áles son, según Hobbes, las causas de la gue- mente a apelar a la naturaleza pura tal como se su-
rra c1v1l mgles~?.El pensador distingue dos, una profa- ponía que la revelaba la antigüedad, o únicamente a
na, la otra re11g10sa. La causa profana está en la in- la gracia, de la cual el protestantismo pretendía reen-
fluencia de las universidades que dan instrucción a los contrar su verdad y su eficacia. lPor qué estas dos
grandes; la causa religiosa está en la influencia de Jos apelaciones -como en la expresión "tribunal de ape-
presbiterianos o puritanos que pertenecen más al lación"- condujeron a un desorden sin precedentes?
pueblo. La influencia de las universidades es la de los Lo cierto es que cualesquiera que fueran los
estudios c!~sicos, la de los modelos griegos y romanos méritos o defectos intrínsecos respectivos de la an-
que magmf1can la "libertad::· La i~~uencia de los puri- tigüedad clásica y del cristianismo primitivo, estas dos
tanos es la de una concepcmn religmsa que atribuye a grandes cosas ya no existían en Inglaterra sino como
cada uno de los que la comparten el derecho y el de- opiniones, opiniones que estaban a disposición de ca-
ber de escuchar la "inspiración" indiyidua1, ei derecho da cual, al que le suministraban un argumento o un
pretexto ya preparado desde el momento en que su
La doctri~a política de Hobbes se encuentra contenida esencial-
1
amor propio lo inclinaba a la desobediencia. Lo que
mente ~n s~ Lev1atlzan_ (1651). Las ediciones Sirey (1971, traducción de
Fran.~ots Tr~ca.ud) pubhcaron una buena edición francesa. Algunos de los antes era experiencia se convirtió en opinión, una opi-
pasaje~ aqu1.mencmnados están tomados de mi artículo sobre Hobbes en nión que resultaba ruinosa para la vida civil. A ·partir
el Dzc110nnmre des oemres politiques (PUF, 1986).
de entonces -y aquí está el corazón polémico de la
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visión h?b_besiana- el papel y los efectos políticos de odelo de ese arte nuevo que debe elaborar Ho_bbes?
tales op1mones refutan la autoridad de la experiencia ~orno todo "modelo" es una "opinión" sobre la "na-
de la cual pretenden proceder. turaleza", y como toda opinión es principio de d~sor­
Considérese el republicanismo clásico: su tesis den hay que elaborar un arte que no tenga necesidad
fundamental es que la ciudad es natural o que la natu- de ~odelo. Es necesario encontrar para ese_ ~~te
raleza acerca a los hombres y los invita, por así decir- político un fundamento más fuerte que toda op1mo~.
lo, a gobernarse en la libertad. Pero el efecto del pres- Para decirlo de otra manen\ que ahora nos es fam1-
tigio de esta idea en la conducta real de los hombres Úar: el fundamento de la acción política y ~n general
consiste hoy más bien en enfrentar a los unos contra de Ja acción humana era hasta entonces la idea de u!1
los otros en el nombre de la "libertad". El efecto des- bien, natural o sobrenatural; esta manera de concebir
tructor de esta idea u opinión es más fuerte que la su- la acción en lo político fracasó trágicamente porque
puesta "naturaleza política" de los hombres. De ma- los hombres se forjan necesariamente ideas incompa-
nera que hay que hacer a un lado la "naturaleza" tibles del bien, incompatibilidad que es ~na f:iente
entendida como modelo o como punto de referencia inagotable de conflictos y de guerras. Pero s1 el bien es
de la organización política. incierto, el mal o, por lo menos, ciertos male_s no lo
Considérese ahora el protestantismo: su tesis fun- son. En particular, existe un mal que es considerado
damental es que Dios colma con su gracia a quien se por todos los hombres o a lo menos por la generalidad
le acerca con pureza y humildad de corazón, con amor de los hombres de todo tiempo y lugar como el mayor
al prójimo y que semejante hombre, seguro del soco- de los males, y no al término de un razonamie~t_?,
rro divi~o porque experimenta su calor y su lu'z, no siempre discutible, sino bajo el i~perio de una pas1on
P.uede smo querer el bien y hacer el bien. La experien- !ª
que nada puede apaciguar: el miedo.ª. muene. El
cia presen~e muestra que la pretensión de "poseer la fundamento (más fuerte que toda opm10n) del nuevo
g~acia'}?e ~er "santo" es el principio de una arrogan- arte político será esa pasión, el miedo a la muerte. .
Nos acordamos aquí de Maquiavelo y del episo-
cia pohtica msoportable, el comienzo del desprecio y
de la vejación del prójimo. dio de Cesena.2 Tanto el florentino como el inglés
La conclusión de la experiencia decisiva de la cuentan con el miedo para construir la nueva entidad
guerra civil inglesa es, pues, la siguiente: ni la natura- política. Sólo que Maqu~avelo ~~s da a entender que
leza ni la gracia pueden reunir a los hombres. lQué el temor, eficaz y saludaole poht1camente, e~ causado
puede entonces reunirlos? La única respuesta posible por el príncipe dotado de virtú: e~e temor eficaz_ es un
es evidentemente: el arte. efecto del arte. En Italia y en la epoca ,de Maq~mvel?
En la concepción tradicional se definía el arte co- la asociación humana no estaba todavia destrmda, s1-
mo la imitación de la naturaleza. Si la naturaleza va
no es ni puede ser el punto de referencia, lcuál será.el 2 Véase el capítulo II. ad finem.

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n nave por la noche?, y hasta en el interior de sus
:1º que en~ pasiva o est.aba condenada a una febrilidad ca as ¿no cierran sus cofres, con lo cual muestran que
impotente: una espec1e de compromiso ignominioso casroen' permanentemente no so,.1o a sus concm . da danos
entr~ las crndade~ y la Iglesia, entre la naturaleza y la t~ aun a sus familiares y a sus mismos parientes?-
grac1~, conserva cierta consistencia a dicha asociació s1n
Más 0
profundamente, una ob servac1on .,. atenta revea 1
ConVIene, pues, reactivarla mediante un uso sensa~· ue la vida del hombre en s~ciedad está domina~a
del temor. f:n c~m~io, en la Inglaterra de Hobbes l~ , ~or el amor propio, por la vamdad,_ por la vanaglona,
fuer~a ~e d1sociac1on de las opiniones deterioró la ar el deseo de imponerse a su v~cmo, de hace~ r.eco-
a~ociacmn humana como tal. El conflicto de las opi- ~ocer su superioridad. En los penados de paz civtl, es
mones sobre el. bie:i produjo la guerra de todos contra decir, cuando el soberano legítimo es reconocido y
todos~ Y. eso 1mp1de toda vida social, intelectual, obedecido, el amor prop~o no in~ige ni recibe ~ás
econo~1ca. Cad~ ?1:1ª1 vive presa del miedo a la muer- que heridas de amor propio. Pero s1 el so?~rano es m-
te. La _mcompat1b11Idad de las opiniones sobre el bien cierto y discutido, so~Jfeviene la guerra civil .Y el amor
produjo el mal abs.oluto. Esa es la situación a partir de propio exacerbado (hasta entonces contemdo por ~l
la cual ha~ que onentarse, a partir de la cual hay que temor de la fuerza pública) se hace destructor y asesi-
:econstrmr una nue:ra organización política que sea no en procura de los bienes y hasta de la vida de los ri-
mvulnerable al conflicto de las opiniones. Es menester vales. La rivalidad de cada uno con cada uno se con-
hacer del _fla~~lo del miedo la causa de un arte saluda- vierte entonces efectivamente en lo que ~ra
ble. El prmc~p10 ~e este nuevo orden no será el bien al implícitamente: la guerra de todos contra todos. Esa
que u~o aspira, smo qu~ s~erá el mal del que uno huye. es la condición natural de la humanidad. La idea grie-
Sm ~mbargo,. se d1ra, la guerra civil es una· cir- ga de una naturaleza buena, constituida por un. con-
cunstancia excepc1~mal: no es partiendo de ella como junto de bienes jerarquizados de los cuales la crndad
se pue?an- co;i~ebir los fines y los medios ordinarios hará participar a los hombres, queda ahora completa-
d~ la vida poht1ca. Error, replica Hobbes, la guerra ci-
mente invalidada.
VIl o la guerra de todos contra todos es la condición Pero, dirán algunos, esta crítica de la naturaleza,
natur~l de la hu~anidad (the natural condition of lqué otra cosa es si no la crítica cristiana de la huma-
ma!z~md). A sus o3os, los desgarramientos políticos y nidad presa del pecado original? Verdad es que esta
rehg10sos de su país son sólo una manifestación parti- pintura de la condición humana emparenta a Hobbes
cularmente cruel de la conducta natural de los hom- con los moralistas cristianos más sombríos. En la mis-
bre~ cuando éstos viven sin amos reconocidos e indis- ma época, Pascal escribía: "Todos los hombres se
cutibles.
· . " en tiempos de paz ciVI.l , en 1as
. Aun odian naturalmente". Y decía también: "Cada yo es el
c~rcunstancms normales", Hobbes observa la presen-
cia p~r!11ane~te del temor, de la desconfianza, de la 3 Ledatllan, capítulo xm.
agres1v1dad: l.Acaso los hombres no cierran la puerta
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enemigo y quisiera ser el tirano de todos los otros" . . las pretensiones del republicanismo, al mostrar
Ahora bien, precisamente en el momento mismo e~ gracia.
1 naturaleza no es buena, o que 1a vi'd a " segun
, la
que Hobbes parece más cercano a un aspecto esencial que ª za" es la recapitulación de todos los males; las
natura1e · 1
de la visión cristiana, Hobbes invierte dicha visión. En etensiones de la segunda, al mostrar que esos ma es
esta guerra de todos contra todos en la que la humani- ~~ tienen su fuente en el pecado, sino que esa fuente
dad está permanentemente a punto de caer y que co- t' en la necesidad y que, por lo tanto, apelan no a la
rresponde a the natural r:ondition of manldnd, las peo- es ª ., de la gracia sino a la curación del arte. De
curac1on 1 , -
res acciones no pueden considerarse como faltas o ese mal absoluto, que no es un mal mora ' nacera, g_r~
pecados: en una situación en que la vida de cada uno · a un arte nuevo un bien nuevo, una nueva defm1-
cias '
se halla perpetuamente en peligro, todos los actos ción del bien político.
quedan cubiertos por la legítima defensa y hasta el La necesidad, que obliga a los hombres en .el e~-
a.taque aparentemen~e m,enos provocado, puesto que . d de naturaleza a realizar l_o que Ja conciencia
ta
comúno llama el mal, los obliga· tamb'' ien, au~que- me -
siempre puede cons1derarselo corno preventivo. Lo
mismo que el príncipe de Maquiavelo en medio de la nos directamente, a realizar lo que esa misma con-
incertidumbre y las violencias de la existencia política, ciencia común llama el bien. El estado de naturaleza
cada hombre en el estado de naturaleza es el único es intolerable para el hombre:. en. 1~ guerra "de ~od?s
juez de la conducta necesaria-para asegurar su conser- ntra todos la vida de cada md1VIduo es sohtana,
vación. Si ése es el estado natural de la humanidad :serable, cr~el (nasty), animal y ~reve".4 S~bre todo
resulta bien evidente que los deseos y -las pasiones d~ breve. La amenaza de la muerte VIolenta ~sta P!esen-
los hombres no podrían ser,·en sí mismos ni por natu- te en todas partes, en tanto que lo que mas qmere ~l
raleza, pecados. Si pueden justificarse los asesinatos hombre es conservarse y precisamente la fuente mas
más atroces ( lacaso la crueldad no es a veces necesa- abundante de la guerra está en el deseo que cada ~no
ria para "disu.adir" al enemigo?), resulta evidente que tiene de conservarse. El miedo a la muerte empuja a
la moral, el b1en y el mal, el pecado no tienen sentido los hombre~ a esa conducta asesina que los pone ~n
en el estado de naturaleza. El bien y el mal no existen mortal peligro. Esta situación es absurda. O peor aun,·
por naturaleza. El bien y el mal tendrán sentido sólo el mal que aflige a los hombre~ en el estado ~e natura-
una vez que el estado de naturaleza haya sido supera- leza puede definirse del mejor modo posible. cm~o
·do, sólo cuando hayan sido promulgadas por la fuerza una contradicción lógica. Para resolver una contradic-
pública las leyes que definen esas nociones. ción lógica no es necesario ser bueno o ~ener~so o va-
La descripción hobbesiana del estado de natura- liente 0 piadoso; basta con un poco de mgemo, basta
leza permite aniquilar de un solo golpe las pretensio- con esa cualidad que los modernos van a ponder~r
nes del republicanismo clásico o de la naturaleza, así
como las pretensiones de la religión cristiana o de la 4 Jbíd.

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berá renunciar a ese derecho ilimita-
por encima de todas las cosas, la in.teligencia, la facul- duo, cadalcua~:~ratos no garantizados ~or la _espa:~
tad de resolver los problemas. l Y cómo no iban a ser do. Pero. os alabras.6 La única garantia pos1?le e
inteligentes los hombres cuando se ven obligados a no son smo p a del castigo que pesara sobre
serlo por la pasión más imperiosa de todas: et miedo a contrato es ~a a~~naziQuién aplicará ese castigo?
la muerte? La razón humana, al comprobar el absur- uier v10lac1on. u h legido
cu alq nos que los contratantes ayan e .
do de esa guerra, buscará los medios de asegurar la · Aquel o ~que .a a su derecho sobre todas las
paz. Más precisamente, lo que se llama razón nace de Cada individuo r~nunc1 a uel o a aquellos a quienes
esa necesidad experimentada y reconocida por lapa-
sión: es la.facultad de inventar medios o de producir
cosa~ Y lo ~:;;!~:r; q~e ~stán encargados de p~omul­
confía la so ·as ara asegurar la paz civil y ga-
efectos. El arte político nuevo representará el buen gar las leyes necesan., p mediante la fuerza, si fuera
uso de esa facultad. Lo que Hobbes puso de manifies- rantizar su observac1on
to es que los hombres, si quieren estar satisfechos ( ly necesario. h d 1 berano individual o colectivo,
cómo no querrían estarlo?) se ven obligados a ser in- El derec o e.. so.. do ~u soberanía es absoluta
teligentes. es necesariamen;~ iI:;::~~ el ~erecho que le fue trans-
Los términos mismos del problema indican la so- puesto que era 1 ~1~. . d o El soberano. hereda. el ius
lución a esta razón instruida por el miedo a la muerte, mitido por cada m IVl u . d . d" "duo en el esta-
. propio de ca a m ivi
a esta razón que nace del miedo a la muerte. in omnza que era 'l él conserva ese derecho que
Afirmar que en el estado de naturaleza puede do de naturaleza yd sodoe naturaleza y que todos los
uno hacer todo lo que juzga útil a su conservación sig- pose
fa en eld esta o Así se constituye el sob erano, el
nifica afirmar que cada unó tiene derecho a todas las demás aban onaron. "f" . l" o ese "Dios mortal"
cosas -un jus in omnia- y hasta sobre los cuerpos de .
Levia 'tán ese "hombre art1 icm
l paz civil
los demás.5 Este derecho ilimitado de cada individuo que habrá de asegurar ª 0
;Hobbes dedu-
deriva necesariamente de la guerra de todos contra Dicho en forma breve,_ e~ ~~ c~zj la necesidad de
todos y simultáneamente es la fuente misma de esa ªf
ce (si los ho~bres sea~:1;~rcesidad del absolutismo.
guerra. Únicamente renunciando a dicho derecho ca- una ~obe:rama a~so ut~?atamente una observación: no
da individuo puede, por su parte, hacer que se seque Aqu1 se imp?ne i~me i . ar demasiado por la "ma-
la fuente de la guerra. Este renunciamiento sería ab- conviene de3arse impres1?~uál es en efecto, el funda-
surdo si no se tuviera la razonable seguridad de que jestad" de ese sobera~o. ~ oluta? 'Es el derecho del in-
todos los demás semejantes y rivales harán lo mismo. mento d~ su so?erama a s te d~ ese derecho? Es la
De manera que, mediante contrato con cada indivi- dividuo. i cual es.~ ~u~~ conservarse, de evitar la
Y.
muy humllde neces1 a
5 Ésta es la extraña manera en que Hobbes formula el "derecho de · h cap. XVII'r
. ¡ t •he Sword are b11t Words (Levwt an,
matar" que corresponde a cada individuo en el estado de naturaleza. 6 Covenants wzt 1ou ,,
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muerte. Los hombres ya no deben guiarse por los bie- do de n~turaleza, entonces lo más importante e~ las
nes o el bien, sino que ·deben h~cerlo por el derecho relaciones entre los hombres se revela en esa situa-
que nace de la necesidad de hmr del mal. En el len- ción. Y no cabe abrigar dudas de que en esa situación
guaje moral y político que elabora Hobbes, lenguaje la vulnerabilidad de uno no puede ser muy diferente
que es todavía el nuestro, el derecho ocupa el lugar del de la vulnerabilidad de cualquier otro. "Tu eres más
bien. El acento positivo, la intensidad de la aproba- hermoso, más inteligente, más valiente que yo, ·de
ción moral que los antiguos, paganos o cristianos, acuerdo, pero yo puedo matarte por la fuerza o por la
ponían en el bien, los modernos, después de Hobbes, astucia y eso es lo que cuenta entre nosotros."
19 ponen en el derecho, en el derecho del individuo. Si los hombres son en lo esencial iguales, si sus
Este es el lenguaje y el "valor" del liberalismo. poderes iguales se neutralizan, entonces el poder
lQué significa transmitir el derecho natural de político -el poder que da consistencia al cuerpo
uno, ilimitado, al soberano? Significa reconocer por político-- no es natural. Afirmar que no es natural
mías todas las acciones, cualesquiera que ellas sean, equivale a decir que es artificial, que hay que fabricar-
cumplidas por ese soberano. Yo soy el autor de todos lo. Pero el artefacto es enteramente fabricado por el
los actos cumplidos por mi soberano pues éste es mi artesano: en él "producto terminado" no hay -a-
representante. Y la unidad del cuerpo político consiste demás de la materia bruta, en este caso la naturaleza
en lo siguiente: todos los miembros del cuerpo tienen humana- más que la intención y la voluntad del arte-
un mismo representante, el soberano. sano, del artificer7 (con este término, que significa "ar-
Después de los derechos del individuo, ésta es tesano", Hobbes designa al hombre en.su capacidad
otra categoría del pensamiento liberal, la repre- de creador del cuerpo político). El poder político rein-
sentación. lA qué se debe la necesidad de la repre- corpora y representa la intención y la voluntad de los
sentación para constituir el cuerpo político? artesanos, es decir, de los hombres del estado de natu-
. En el estado de naturaleza no hay poder o, mejor raleza que quieren la paz. El poder absoluto no es
dicho, los poderes de cada individuo son más o menos más que el instrumento de los sin poder. La amplifica-
iguales a los de cualquier otro: los hombres son igua- ción ostentosa del poder en la doctrina hobbesiana no
les. lCómo establece Hobbes este importante punto? debe encubrir un debilitamiento radical de su sustan-
Valiéndose de un argumento que puede parecer una cia o de su significación. Lo que es sustancial o natural
broma: en el estado de natu'raleza, el más débil siem- es la igualdad de los sin poder.
pre puede dar muerte al más fuerte. Podrá decirse lCómo no ver que estamos aquí frente a la matriz
que éste es un argumento bastante débil; por el con- de la distinción entre la sociedad civil y el Estado, pues
trario, es un argumento muy fuerte. Si la experiencia la sociedad civil es el lugar de la igualdad de los dere-
humana fundamental es la experiencia del mal, propia
del estado de naturaleza, si lo más natural es ese esta- 7 Véase lalntrod11cción. Hobbes también dice elmaker (cap. XXIX).

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fundarse en la naturaleza Y. s~, por ot~o lado, la obedien-
chos y el Estado es el instrumento de la sociedad civil
·a es necesaria a la paz civil, ella solo puede tener su,
g.racias al cual se aseguran el orden y la paz? Al mismo Cl , • •
f ente en la convención. Sólo puede ser legitima s1 es~
t:empo, la provocativa paradoja de la doctrina hobbe-
s:a~a -el Estado tiene su única fuente en esa sociedad
f~ndada en el consentimiento de quie~ o~~de~e. Mas
eneralmente, según Hobbes, toda obllgac1on tiene, ne-
c1':1l sobre la cual ejerce un poder absoluto- nos per-
gesariamente su fuente en un acto de aquel que esta su-
mite leer en grandes caracteres la dificultad fundamen-
Jeto a la obligación. De manera que si en. el estado ~e
tal .de esta distinción y de la idea de representación que
naturaleza, cada individuo hace lo que qmere~ ~s decir,
lo que considera neces:::i-io para su ~onservac10n, en el
es mser:arable de ella. Si la sociedad civil es lo que im-
Pº1:ª' s~ el Estado no es más que su instrumento, lpor estado civil hace tamb1en lo q~e quier~ a~ ~bedecer al
que esta separado de ella de manera tan terminante
soberano, puesto que consint10 por pnnc1p10 en hacer
por qu~ la sociedad civil no tornaría a apropiarse de él' lo que el soberano le mande, puesto que el es el ~~tor
por que. no pondría fin a esta "alienación"? Inversa~ de ias acciones de su representante. A:cabo de utilizar
mente, s1 el cuerpo político sólo existe como tal en vir- la expresión el súbdito "hace lo que qme~: al obe.d~cer
tud del representante, entonces éste es más que un sim- al soberano". En cierto sentido la expres1on mamfiest~
ple .repr~sentante, es él quien da existencia y bien lo que describe Hobbes: el súbdito no. pu.ede ~1
~ons1s~enc:ta. a la sociedad civil, es él la fuente de la ex-
acusar ni dar muerte al soberano pues eso s1gmfi~aria
istencia social. La ~~stinción entre la sociedad civil y el acusarse a sí mismo o suicidarse; hay una especie ~e
Estad~} su conexion por obra de la idea de repre-
identidad esencial entre el súbdito y el sob~~ano. Sm
sentac10n producen una fluctuación natural entre dos embargo por tentadora que sea, esta expres1on es en-
extremos: .el deb~i~amiento del Estado y su absorción gañosa. Hobbes excluye toda transferencia de voluntad,
por la sociedad, civil y la absorción de la sociedad civil toda representación de. un~ ~oluntad por otra volu~ta~:
por el J:?stado. Esta es una distinción que de algún mo- la voluntad es cosa del md1v1duo. Es cierto que el subd1-
do su~c~ta su negación, negación que puede hacerse en to reconoce como suyas todas las acciones del sobera-
benef1c10 de uno o del otro de los dos términos.s no, pero esto no significa de ninguna manera que rec~­
Se puede formular la relación entre los individuos nozca en la voluntad del soberano su voluntad propia
y el soberano de otra manera. Si los hombres son igua-
les, como evidentemente lo son en el estado de natura- de él, como súbdito. .,
Bien se ve la importancia que tiene esta cuest1on
leza puesto que el más débil puede siempre dar muerte respecto del problema de la democracia. La de~ocra­
al más fuerte, no hay razón para que uno mande u obe- cia, directa o representativa, supone que la acc1on del
dezca con preferencia a otro. Si la obediencia no puede cuerpo político tiene su fuente en la voluntad de cada
8 De~arroll~ ~ste ,punto en "Le totalitarisme et le probleme de la individuo o en una voluntad que representa l~ ;ol~n­
représentat1on poht1que (Commentaire, vol. 7 [1984], Nº 26).
tad de cada uno y que de alguna manera es 1dent1ca.
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Hobbes "identifica" claramente "cada uno" y el sobe- .. ~ . s evidente que el orden polí~ico, qu~ hace ~e
rano, pero excluye de esta identificación o de esta polít1ca,l ~ d de los individuos una umdad, solo puecl~
identidad a la voluntad: lo que es querido por "cada la plura ~! ~ndividuo desde el exterior. Toda. "c?r::ium-
uno" es la existencia de la soberanía absoluta o, más llegarle
d de voluntades " ' ya sea con los otros md1VIduosd 1 "
precisamente, es la paz de la cual la soberanía absolu- da d 1marco del estado de naturaleza o e a so-
ta es el instrumento necesario; en cuanto a la voluntad d~ntro,, e a entre el individuo y el s~be~c:no, en-
del soberano, ella le es propia, en otras palabras, c1e~a~ ' y . trusión en la voluntad del md1VIdµo, le-
Hobbes prepara decisivamente la idea democrática, t:anar~: ~~ai:;egridad y entonces el individuo ya no
pero se queda, no menos decisivamente, más acá de s1on~n 1 ue él solo puede ser: la fuente y el fun-
ella. podna :e~eº1i legitimidad política. Casi se siente uno
La idea democrática, a la cual estamos acostum- ?ªm~n. o ente tentado a afirmar que Hobbes es a?-
brados desde nuestra niñez, hace que la concepción 1rres1.st1blem
lut1sta a pesar d·e su individualismo o en contrad1c-
d .
de Hobbes nos parezca relativamente absurda: lqué so· ~ n con su m . d'1vi'dualismo·, pero hay que ecir, . en
significa reconocer por suyas acciones que uno no ha cio b'o
cam I , que Hobbes. es absolutista porque es ngurosa-
querido y que hasta pueden ser rigurosamente contra- nte individuahsta. . .
rias a todo lo que uno quiere? Parece que en el abso- me Si nos cuesta trabajo admitir se~e¡ante idea, e11~
lutismo de Hobbes hubiera entre los súbditos y el so- debe a que a pesar de todos los discursos ~s?bre e
berano demasiada diferencia para que haya identidad ~edividualismo sólo tenemos una idea muy pahd~ d~l
y demasiada identidad para que haya diferencia. Pero ~ndi 'duo una idea muy insegura de lo que esto. s1~n~­
nosotros tenemos la impresión de que la identidad es m ~VItomar
fica. ' seriamente al m · d'IVI'd uo, hacer deld mdtVI-
d
o debe ser la más fuerte y que la identidad triunfará d o. solamente del individuo el fundamento e to a
"naturalm~nte" en la idea democrática, según la cual u itfmidad política. El individ~o de que hablamos
1a voluntad del representante no puede tener otro fin ~~á siempre ya implícitamente ,!nsert,? en la cultura;
que el de coincidir lo más posible con la voluntad del " - . 1· ado" determinado por roles ' en suma, esta
pueblo. Sin embargo es posible mirar las cosas en sen- w~~
domesticado. ' Hoy ya no comprendemos con e1an~~
tido inverso: tal vez las dificultades de la posición de ta fi ra del hombre que es sin embargo, a .nues~ro
Hobbes nos sugieren dificultades de la concepción ded ~~icio fuente de toda legitimidad y cuyas exige~~ias
fa
mocrática que de otra manera no veríamos. J " '·vindicaciones" continúan afectando . ~ec1s1va­
La fuerza de la posición hobbesiana consiste en ~e:t~ el movimiento social, político y espmtual dde
que e11a conserva la integridad del individuo. El indivi- nuestras sociedades. Hobbes nos h~ce. ~ampren er
duo quiere Jo que quiere y ningún otro "salvo él" pue- . debe haber algo que se llame md1VIduo, es de-
de querer por él. De_ manera que si el individuo y su 'J¡~e ~~ ser cuya voluntad no pertenezca v~rda?era­
voluntad son el único fundamento de la legitimidad m~nte, de hecho y de derecho, más que a el mismo,
72 .
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. . on la voluntad del cuerpo po1ítico o
esa voluntad no puede encontrar una regla sino fuera cada individuodedel cuerpo político con la voluntad de
de sí misma, en otra voluntad, rigurosamente exterior bien la vol~nta ar la figura intermediaria de re-
y ajena, que tiene la fuerza y el derecho de imponerle cada uno sITI pasar p do toda acción de una volun-
obediencia. Es el momento de decirlo de una vez por pre~en~a~te~ys~~~~u~~:a voluntad individual. De_ ah~ l~
todas: es menester saber lo que queremos. tad md1VIdu 1" O también, puesto que el mdr~'l­
U na prueba elocuente de que el individualismo "voluntad gen~:d~cer ni a un soberano absoluto m a
de Hobbes está ciertamente en la base de su absolu- duo no debe o . una voluntad que resulte de un
tismo y que individualismo y absolutismo son insepa- un repres~ntan~ m :a deliberación entre él mismo y
rables se encuentra en el procedimiento tan contrario compromiso o e u . mbros del cuerpo político, es
, futuros m1e , ·
y sin embargo tan semejante de Rousseau. Rousseau los demas . . .duo sólo se obedezca a SI m1s-
fue quien mejor comprendió a Hobbes y quien lo cri- 111enester que el md1~ roblema político engendrado
ticó con mayor profundidad. Rousseau comprendió roo. Para r~solvere eco~struir una unidad política par-
muy bien que si se parte seriamente del individuo es por la neces~d~~~uos radicalmente independien~e~,
extremadamente difícil, y a decir verdad imposible, tiendo de m llevado a inventar una nueva defim-
evitar el absolutismo. Pero como Rousseau quería evi- Rousseau se ve d razón: el hombre es el ser ca-
tar el absolutismo, sin dejar por eso de partir también ción del hombre y e ~~y que él mismo se impuso y la
él del individuo, tuvo que lanzarse a una reinterpreta- paz de obedecer un~e mandarse a sí mismo~ la razón
ción completa no sólo de la legitimidad política sino razón es la facultad ,a o legislación de uno mismo
hasta de la naturaleza humana misma, y no tenemos es en ,el f?ndo ~tonl~~~do los términos de Hobbes,
necesidad de recordar qué prodigiosa influencia ejer- por SI mismo. . m~ con Rousseau el hombre se con-
ció esa interpretación y aún ejerce en nuestras ideas, P?dríamo\ ~.~~~º';~y artificer o maker de su propia hu-
en nuestros sentimientos y en nuestras costumbres. VIert~ en e '.:l sólo del cuerpo político. No es
Como habré de ocuparme de Rousseau en el lugar mamdad y no ya t~n ara examinar el sentido y las
que le asigna la cronología,9 aquí me limitaré a hacer éste el luga: apropiadoe ~nte conclusión. La perpleji-
sólo una observación. consecuencias de sem J (perplejidad que fue y can-
Rousseau comparte la convicción primera de da~ en. que ella nos ~u~:l movimiento de la filosofía
Hobbes: la voluntad es cosa del individuo y no puede tinua s1en~o ~~ n~:~seau) nos sugiere en todo caso
ser representada. Por otra parte, Rousseau rechaza el moderna. es sim atía más afectuosa de la
absolutismo: el orden, la unidad que ha de establecer- que consideremos cofe cmfcede la viril sobriedad del
se entre las voluntades individuales no puede venirles que ge~eralmente s~
absolutismo hobbe~ia~ · ¿puede realmente llegar a
0
del exterior. Hay que identificar pues la voluntad de
9 Véase el capítulo VI de este libro.
reali;::~oe~~eª~~~~t~~~;lir, es decir, crear una uni-
75
74
dad política partiendo de individuos radicalmente se-
parados e independientes? Es cierto que podemos ·dades cuánticas de poder, es necesa~io y sufi~ien.te
imaginarnos muy bien que los individuos obedezcan al um , nan que construyan por encima de s1 m1s-
soberano, ya sea porque están satisfechos con la paz que se r~~ant~ de poder incomparablemente superior
que aquél garantiza, ya sea porque el soberano los mosoucfer de cada uno de ellos; más precisame:ite, es
amenaza con castigos; también podemos concebir que al p . suficiente que construyan por encima de
se pueda afirmar que los individuos exteriores los nec:s:zn~Jer mayor que puedan imagi,nar .º bi~n un po-
unos a los otros se conviertan en uno porque tienen ~llo de ~/ condición que no sea posible un~~Ul';'Tdotro
un mismo representante. Pero esa unidad en virtud er
mayor. E'sta es la definición de un poder zlzmzta o o
del único representante, unidad en la cual tanto insis-
te Hobbes, lno es en gran medida abstracta? Fun- abso1:g.'!· que Hobbes deduce la institución política de
dada exclusivamente en la convención lno es esa uni-
dad precisamente simple convención y por lo tanto
los der:hos del individuo y sólo de ellos. ~-º'; ~~m~
robamos que esto no es del todo exacto.:, e m IVI u
p tiene solamente derechos, tiene tamb1en una '1'~tu­
irreal?
En realidad, esos átomos humanos que son los in- nol Leviatán puede garantizar sus derechos a ar-
dividu9~, sóJo pueqen constituir una unidad real (p<;>r ra eza. ,.
. la unidad del cuerpo pohtico porque, .
como poder
J
¡ar homogéneo con su natural< za:~ hay homogene1d a
< '·((
exteridr' que sea el instrumento de esa unidad) porque
son semejantes u homogéneos. El problema político :~tre el Estado y la sociedad en las formas d~l,po er.
de Hobbes es el de mantener reunidos átomos ex- A pesar de todo el artificio de la representacmn fue~
traños entre sí y semejantes. Lo que los hace enemi- da abarcado y s~stenido por una ide~ de la natura ~za
gos los unos de los otros es lo que tienen en común, y del hombre que es irreductible a la idea del derec ~·
lo que Jos hace capaces de vivir juntos es también lo El "artesano" del poder absoluto que es el hombre e
que tienen en común. ¿Y qué es pues lo que tienen en l sociedad civil o del estado de naturaleza es apto pa-
común? Su pasión fundamental. La pasión fundamen-
tal de todos los hombres es el deseo del poder, de po-
r~ t~~t~ldi~d?~i~:~
fabricar poder porque, eEn su ser, él
·ar dicho, deseo de poder. n este sen 1 , .
seer cada vez más poder, un deseo que sólo cesa con hobbesiano conserva algo del animal p_obllco.
la muerte; los individuos. sólo difieren por la intensi- Ese individuo ávido de poder es impotent~ _en ~1
dad mayor o menor de ese deseo. Porque están movi- estado de naturaleza; para poder ~lgo? sacnf1c~ra,
dos por ese deseo se encuentran perpetuamente en lqué cosa pues? No su poder que es mex1st~nte o~ne­
estado d~ guerra, latente o declarada. Al mismo tiem- fectivo sino su derecho a hacer lo q~e qm~re.. . ara
po, lo que hace tan difícil su unidad es lo que hace po- hacer de su impotencia cierta potencia, el md1v~du~
sible dicha unidad, y la hace posible gracias a un artifi- construye por encima de sí un poder absoluto.. era
cio maravillosamente simple. Si los individuos son necesario que nos detengamos ~~ est~ ~oncept~ ?e
76 poder absoluto. En la interpretac10n rehgiosa trad1c10-
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nal del .P?de: real, este concepto significaba ql!e el rey ¿Qué es la institución política? Es el a~tificio .humano
se rem1t1~ directamente a Dios, que sólo a El tenía que permite a los hombres hacer efectiva y eficaz esta
que rendirle cuentas, pues el rey era su lugarteniente "idea del más grande poder" que ellos en su impoten-
o su "representante", por lo que participaba "analógi- cia se vea naturalmente inclinados a concebir. No se
ca.mente" de la omnipotencia o de la soberanía de puede sugerir más sutilmente que la construcción de
Dios. Pero el caso del poder absoluto hobbesiano es Leviatán reproduce o más bien explica la génesis de la
completamente diferente. Ya no se trata de un ser to- idea de Dios: al seguir la construcción del cuerpo
dopode~o~o que da la existencia y el sentido de su político hobbesiano, asistimos a la elaboración. de la
existencia al poder absoluto que lo representa· se tra- idea de Dios. Hobbes nos muestra a la vez cómo la si-
ta en caI?bio de seres irr:potentes que lo cre~n para tuación natural de los hombres los lleva a concebir
dar precisamente remed10 a su debilidad. El poder la idea de Dios y cómo el arte humano puede apro-
absoluto ya no es "representante" de Dios sino que es piarse del sentido de esta idea y darle su efecto y reve-
"repres~ntante "de 1os hombres; su trascendencia
' tie- lar por eso mismo su vanidad. El arte político estable-
ne su ongen, no ya en la fuerza de Dios sino en la de- ce que la religión es a la vez "natural" y "falsa" y por
bilidad del hombre. ' qué la religión puede ser una cosa y la otra sin contra-
El poder de Leviatán es pues de tal condición dicción.
que los h?T??;es no pueden imaginar un poder mayor. Hobbes hace nacer el orden político de la impo-
Esta defm1c10n recuerda irresistiblemente la defini- tencia humana; Aristóteles lo hacía nacer de las facul-
~ión d~ D~os qu~ propone san Anselmo: ens quo ma- tades o de las potencias humanas. La finalidad del
1us coguan nequu (un ser tal que no se puede concebir cuerpo político hobbesiano no es, como la de la ciu-
uno mayor). De esta definición nominal, san Anselmo dad de Aristóteles, combinar y ajustar fuerzas (virtud,
llega a la conclusión de la existencia de Dios en virtud riqueza, libertad), sino aliviar debilidades. Leviatán
del argumento llam<!do "ontológico".10 Ahora bien lo cura, por lo menos en parte, los males de la natural
que sugiere la exposición de Hobbes es que ese ~er condition of mankind. Bajo la mano de Leviatán el
ciertamente "existe", que en efecto él ordena el mun- súbdito se encuentra como el fiel bajo la mano de la
do humano, pero que es fabricado por los hombres. Iglesia, cuya gracia cura los males de su naturaleza pe-
cadora. El cuerpo político que. constniyen los hombres
10
< , Este argumento puede resumirse así: cuando, creyentes o impotentes al concebir la idea del poder absoluto no
mc'.edulos, pensam~s en Dios, lo pensamos como el ser tal que no se pue- es una entidad política limitada por los límites mismos
de 1magmar uno mas grande; pero aquello de lo cual no se puede conce-
bir algo mayor no puede existir solamente en la inteli"encia pues en ese del orden natural y, por lo tanto, vulnerable a la inter-
caso tal ser no scr!a lo< más grande, puesto que más grand~ que él sería vención de la religión; su génesis repite y hace eficaz
~que~lo que ademas e>.1st1era efectivamente; ese ser del cual no se puede el acto en virtud del cual la humanidad concibe a
1magmar nada más grande no puede pues no e>.istir: es Dios.
la divinidad y se coloca bajo su protección. El sentido
78 79
del Estado· hobbesiano es ser una Providenéia artifi- ti entes· las cuales sólo son leyes porque son la
cial. u o per n ·o'n de, la voluntad del soberano. Nadie tiene
declarac1
. lib itad de desobedecer las leyes en V enecia ·
o en
Así como el estado de naturaleza neutraliza el 1
pecado al naturalizarlo, el poder absoluto de Leviatán la e en las tierras del Gran Turco. Verdad es que la
neutraliza la gracia al hacerla artificial. Luca o i'a tiene cierto número de ventajas técnicas
monarqu ,. ·
ventajas fundadas en el hecho de que en es~ r~~-
-Y un individuo natural que es el alma del md1VI-
men es ' rf
duo artificial, lo que co~stituye ~l cuerpo po 1 ~co-
El problema político es tan difícil (por naturale-
za, los hombres mantienen querellas o se combaten ero la regla de oro es esta: que cada un.o cons1d~re
en lugar de amarse o ayudarse) y su solución es tan ~oroo el mejor régimen aquel en el que ~~e o, ~eJor
simple, tan directamente deducible de los términos aún, que ni siquiera se plantee estad cuest1on ?cm~a Ya
del problema, que la discusión política sólo tiene una que obedezca con todo el candor e su conciencia
alternativa categórica: o bien el cuerpo político existe todo lo que le ordene el soberano. ,. .
(los ciudadanos viven en la paz civil) o bien no existe Sin embargo, que se trate de m?!lª:quia, de aris-
(los ciudadanos se destrozan unos a otros); o bien el tocracia o de democracia, la .legit1Il11dad _d.~ .. ~sos
soberano, cualquiera que sea -uno, varios o todos- 'menes que está de conformidad con el modo de
tiene el poder necesario para cumplir su mandato ~ !~~enera~ión, de su institución, es ese~ci~lmente de-
tmst, y entonces los hombres gozan de toda la felici- mocrática. Su fundamento es el consentnmento de ca-
dad compatible con su condición humana, o bien el da individuo. El poder no pertenece al sobera?o por
soberano no tiene ese poder y entonces los hombres naturaleza o por gracia, sin? que le .es d~?º siempre
viven los desórdenes y las desdichas de la guerra civil. por sus súbditos. Al minimizar la d1scus10n sobre el
Es decir que la comparación entre los méritos respec- mejor régimen, particularmente sobre las democra-
tivos de los diferentes regímenes políticos le parece a cias antiguas, menos tal vez por lo q:Ue ellas fueron
Hob?e~ en !Sran medida ocios~. Ve~dad es que se pue- que por la reverencia con que las c~ns1deran lo~ euro-
de d1stmgmr entre democracia, anstocracia y monar- peos y que les hace menospreciar los reg1~enes
quía, pero. lo que importa es que el soberano -uno monárquicos en los cuales viven, Hobbes co~tnbuye
. o todos- sea el soberano y que tenga el dere-'
vanos vigorosamente a consolidar el punto de vtsta de-
cho de exigir total obediencia. Que el soberano sea mocrático moderno. La democracia moderna,, ~o es
uno, varios o todos, lo cierto es que él concibe, pro- para ·sus partidarios, para todos nosot~os, u~z reg1men
mulga y hace respetar las leyes que le parecen buenas político entre otros, aunque sea el m.eJor, sm? que es
la única organización legítima de la vtda comun de los
11
En el capítulo XXX, "De la función del representante soberano'', hombres. Precisamente porque se funda en el consen-
Hobbes habla de la "Providencia General" ejercida por aquél. timiento, su legitimidad -que constituye su bondad-
81
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escapa.ª toda discusión. ~quien la objete o se opon···. .¡, obre el consentimiento de cada individuo; y funda
~ ella ~1err:pre se le podra responder: lDe qué te qug º·~ liberal porque elabora el concepto de ley como
1
3as? Tu mismo lo has querido así y aun cuando hay
;¡ . .fi~o exteri?r a los individu~s. No ~s se~uro que la
votado en contra es como si hubieras votado a favor::
puesto que te has comprometido a someterte a Ja le'
i~a
1
democrática de la soberama y la idea liberal ?e la
de la mayoría. Y ]d sean fácilmente compatibles puesto que, e? virtud
. Porque ~1 L_e'.'1atán, causa de la obediencia, es ex~
}e1una paradoja a l~ que ya aludí, es el ~bsolutismo de
·•....~ doctrina del Levzathan lo que p~rmite a estos dos
tenor a Jos md1VJduos y porque éstos son unidade:
cuánticas de poder, el poder absoluto del soberano n~
}~ eptos articularse sin contradecirse. Porque la so-
concni'a ilimitada es exterior a los individuos, ella les
está en contradicción con la libertad de los súbditos. Lo :bera · · d 1 1 S·
~ae·a un espacio libre, el de los sI1~nc10s e ~ ~Y· 1 se
que _está fuera de_ la o?ediencia a la ley e~ algo que que~·' eifuiina el '~absolutismo", ~s decir, la e~enondad de
da hbre: en los ~Ilencms de la ley, los subditos pueden ,Ja soberanía, la ley se convierte, como ~ice Rousseau,
hacer lo que me3or les parezca. Una unidad cuántica de• ,; - "el registro de nuestras voluntades . La ley no es
poder hace todo lo que puede; no puede dejar de ser en
·a la condición exterior de m1. acto l"b .
i re, s1~0 que se
ese poder de hacer que él mismo es. Donde el sobera~ ~onvierte en el principio de ese acto: _la noc10n h~eral
no interpone su ley con la amenaza de] castigo el
de la ley ha pasado. Si se quiere abo~1! el _absoluusmo
súbdito obedece, pero donde no llega la ley, el súbdito
conservando empero la interpreta~10n h~eral de la
obra libremente puesto que nada le impide hacer todo
ley, hay que renunciar entonces a la i~ea misma ~e so-
lo que quiere. La ley promulgada por el soberano es
beranía ilimitada. Y eso es lo que ~ara Montesqmeu:
sólo ese artificio que impide a los hombres-átomos cho- Lo cierto es que se puede decir de nuestras .socie-
car entre sí, pero no les impide moverse; Ja ley es seme- .
dades que son a la vez "de~o~r,áticas" y "liberales".
jante a esos setos que impiden que uno se extravíe en e]
¿Habrán superado la contrad1cc10n a que acabo ~e re-
campo del vecino pero no impiden que uno marche por
ferirme? No es seguro, pero ta?Ipoc~ es n~cesano: la
el camino. Se puede considerar a Hobbes el fundador
idea democrática de la soberama y la idea liberal de_ la
del. ~iberali~mo porque fue él quien elaboró la interpre-
ley son contradictorias en lo que cada una de ella~ ne-
tac10n liberal de la ley: puro artificio humano, rigurosa-
ne de positivo, pero son perfectamente compatibles
mente exterior a cada individuo, la ley no transforma
en lo que tienen de negativo. Ambas ~iene~ una_ "m~­
no informa los átomos individuales y sólo se limita a ga~
rantizar su coexistencia pacífica. triz negativa" común: el hombre no tiene fmes mscn-
tos en su natl}raleza, el elemento de la acción humana
De manera que el pensamiento de Hobbes es la no es el bien o los bienes. Las dos definiciones, la de-
1?1atriz común de la _democracia moderna y del libera-
mocrática y la liberal, sacarán alternativament~ venta-
lismo. Ese pensam1ento funda la idea democrática
ja de esto y acentuarán tan pront~ la soberama de Ja
porque elabora el concepto de la soberanía estableci- voluntad colectiva, tan pronto la libertad legal de los
82
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individuos .. ~~ta "comp~tibilidad contradictoria" de de juicio el principio según el cual es mejor obedecer
las ?os defimcmnes contnbuye a explicar que nuestr a Dios que a los hombres, va a limitar tanto su aplica-
reg1menes democráticos} liberales sean a la vez not~~ ción que este principio se hará inofensivo en la políti-
b}e1!1ente estables y esten sujetos a un cambio soc. l ca incapaz de poner en movimiento masas de hom-
rap1do y perpetuo. Ia br~s. Por otro lado y de manera más radical, Hobbes
. Tales son las grandes lineas de la doctrina hobbe- reinterpreta el sentido de la revelación cristiana de
siana. He puest': el acento en los temas (y en las dificul- manera que la obediencia a Dios tenderá de todos
tades) que habran de determinar el desarrollo ulteri rnodos a confundirse con la obediencia al soberano.
del pensamiento P.?lítico.. Descuidé deliberadamen~: Sobre el primer punto, el argumento de Hobbes
-lo que es paradoJ1co temendo en cuenta la idea rec- es simple pero devastador: creer que Dios habló a de-
to:a. de. este ensayo- su crítica directa por parte del terminados hom}:>res significa creer que esos hombres
cns;1::imsmo, más. precisamente de las reivindicaciones dicen la verdad, significa creer en esos hombres. La
política~ de las diferentes iglesias. He querido sugerir necesidad de un intermediario humano hace que
q~e, mas fundamental que la crítica directa de la reli- creer en un Dios revelado sea creer a los hombres. Pe-
gmn, era. la ~ógica positiva de la construcción hobbesia- ro la experiencia nos enseña que los hombres suelen
na que d1b.uJ~ l~s planos de un cuerpo político invulne- ser mentirosos o, más exactamente, que la. elevada
rable ª.l cnst1arnsmo ~uesto. que ese cuerpo reproduce idea que ellos tienen de su sabiduría los lleva a menu-
su s~~~1do y lo hace eficaz. Sm embargo, para que la ex- do a creerse inspirados por Dios. Aquellos que se
pos1c10n no sea demasiado incompleta, debo decir al- creen inspirados por Dios suelen reunir a partidarios
g~nas palabras s?bre C.:ta crítica directa que es muy ra- que son llamados discípulos: detentan así un poder
dical y que tendra gran mfluencia. mayor o menor según el número de sus partidarios.
La cuestión- es la siguiente: lEn qué queda el de- Sabemos que el deseo del poder es el deseo dominan-
b_~r de obe~ecer al soberano cuando ordena una ac- te, el deseo primordial de los hombres. No hay pues
c10n contrana a la idea que el súbdito se hace de la 1 que sorprenderse si muchos individuos, movidos por
o de la voluntad de Dios? lEn qué queda la soberan~~ el puro deseo del poder, se proclaman inspirados por
d~l soberano ante una religión que ordena obedecer a Dios. Las Escrituras -tanto el Antiguo Testamento
D10s an.tes. que a los hombres? Lo que hemos expues- como el Nuevo Testamento- lacaso no insisten pre-
to contiene ya implícitamente la respuesta: todo lo cisamente sobre este punto y en que hay falsos profe-
que es humano se ?alla bajo el poder de Leviatán y tas y que por un profeta verdaderamente inspirado
por l? tanto, t~mb1én la religión puesto que, si bie~ hay cien o cuatrocientos falsos profetas? Las lecciones
ella ~lene su ongen en Dios, se dirige a hombres y es de la experiencia profana así como las de las Escritu-
predicada por hombres. ras son bien claras: cada vez que un individuo o un
Prácticamente Hobbes, sin poner nunca en tela grupo de individuos se declaran inspirados por Dios,
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quienes los escuchan deben ser extremadamente pru-
dentes, pr~cavidos, escépticos: es muy probable que Una vez concedido esto -y Hobbes debía concederlo
se trate de 1mpo~tores. ~o más seguro es no reconocer si no quería correr la misma suerte que él reservaba a
como profetas smo a qmenes son juzgados como tales }os falsos profetas-, lo llamaba ahora una nueva y
por el soberano. Si los hombres se compenetran de los más amplia tarea. Debía mostrar que las Escrituras
argumentos de Hobbes, es poco probable que los pro- mismas, exactamente interpretadas, enseñan la doctri-
fetas, verdaderos o falsos, tengan muchos discípulos. na de Hobbes: el soberano civil es absoluto también
_Queda el caso de aquellos que, en lugar de seguir en materia de religión. No hemos de seguir aquí a
senc11la~ent~ a los J?rofetas, se creen ellos mismos Hobbes en su exégesis, pero la conclusión a que él lle-
profetas 1:isp1ra~os. Smceros o mentirosos, estos hom- ga es ésta: decir "Iglesia" y decir "cuerpo político
bres son macce_s1?l~s a la razón. Habrá entonces que compuesto de cristianos" significa decir la misma co-
entre~arlo~ al JUICIO del soberano, quien decidirá si sa, de manera que en el mundo humano no hay lugar
c?nst1tuy~n. o no un peligro para la paz civil. Si su jui- para otro representante, para otro poder que no sea
c10 e~ pos1t1~0, el soberano empleará la fuerza pública el poder civil.
par~ ii:iped1~ qu_~ produzcan daños y la operación será
de fac1l re~hzacmn pues, gracias a las advertencias de La cuestión fundamental de la doctrina hobbesia-
H?bbes.' dichos profetas no tendrán discípulos. Las na es la de la obediencia: l.a quién debo obedecer en
e~ge:icms de l~s "profetas" o de los "santos" que conciencia? La cuestión es fundamental pues si la res-
ejerc~eron. semejante papel en la guerra civil inglesa puesta es incierta o dudosa sobreviene la guerra civil
habran deJa~o de ser una amenaza política mayor y con todos sus males. Y sin embargo esta pregunta es
esas pretens10nes no plantearán más que un simple nueva o por lo menos es nueva la intensidad con que
problema de orden público, un problema de policía. la hacen Hobbes y sus rucesores. Por supuesto, en
Puede uno preguntarse si el triunfo de Hobbes cierto sentido la pregunta siempre es formulada en la
no es. a9uí demasiad~, compl~to ~ h~~ta algo inlpru- vida política real, en la práctica; pero la cuestión no
defl:te. s1 toda pretens10n a la msp1rac10n divina es tan desempeñaba un papel teórico central en la formula-
ra?1caI:iiente sosp~c?o~a, lno. se pone en peligro la ción clásica griega del problema político. Dicha pre-
raiz misma de! cnstmmsmo? &No habría q~e sospe- gunta estaba implícita en esta otra: lcuál es el mejor
char ~e los apostoles y hasta del propio Cristo? Hob- régimen político? o también en lquién tiene más títu-
bes a.i1:ma, que no hay nada de eso en su pensamiento los para mandar? lEl pueblo? lLos ricos? lLos sa-
Y qué'. el. solo recue~da la vigilancia que recomiendan bios? lUn hombre de una virtud excepcional? Éstas
las Escnturas·. Lo cierto es que hay o, por Jo menos, son las preguntas que formula Aristóteles en su Polfti-
que hubo verdaderos profetas como lo atestiauan los ca.
protestantes y la Iglesia católica unidos en est~ punto. Se dirá que las dos preguntas equivalen a lo mis-
mo: si sé quién debe mandar, sé a quién obedecer, y
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viceversa. Sin embargo no -es así. Según _Aristóteles, experiencias y a leyes exteriores y superiores a la natu-
debe mandar aquel que aporta el bien humano más raleza. La pregunta no es ya lqué elemento del mundo
importante, el más significativo políticamene, el bien humano debe mandar?, sino que es lqué mundo -el
"mejor". Los pretendientes cuyas pretensiones son re- humano o el divino- debe mandar? lCómo "compa-
chazadas -en realidad y en lo esencial, sencillamente rar" estos dos mundos incomparables? Son incompa-
corregidas y moderadas- se atribuyen también ellos rables porque cada uno, de una manera diferente, se
bienes sigriificativos o importantes, aunque menos im- basta a sí mismo. En la ciudad humana, las pretensio-
portantes. Responder por Aristóteles a la pregunta, nes de la riqueza no pueden ignorar las de la libertad,
lquién debe mandar? significa decidir sobre lo que se ni tampoco ignorar completamente las de la sabiduría,
encuentra en la cumbre de una jeraquía de bienes, en y recíprocamente. Pero el sacerdote que revela la ver-
tanto que los bienes que no fueron elegidos subsisten dad de Dios y cura del pecado mediante el sacramen-
en su significación y hasta obtienen alguna parte del to, lqué tiene de común con el ciudadano que defien-
poder una vez hecha la elección decisiva. En cambio, de los derechos de la riqueza o los de la libertad o aun
para Hobbes, el que posee el derecho de exigir la obe- los de la sabiduría?
diencia tiene todos los derechos y aquellos que no tie- De manera que no se pueden comparar s::stos dos
n~n ese derecho no poseen ninguno o, mejor dicho, mundos y sin embargo es menester decidir::entr~ sus
solo poseen el derecho que les concede el soberano. respectivas pretensiones. Para encontrar por fin la paz
En Aristóte1es había gradación, había grado compara- habría que construir un tercer mundo, en el cu~al el
tivo y grado superlativo, en cambio aquí hay exclusión, conflicto perdiera toda urgencia porque perdena su
polaridad entre una afirmación absoluta v una nega- sentido. Pero construir un nuevo mundo no parece
ción absoluta. lA qué se debe la sustitÚción por la empresa que esté al alcanc~ del hom~re. lQué ?.ªe.e:?
lógica de exclusión de una lógica de gradación y de in- Si los dos mundos estan en conflicto, ello significa
tegración que parece mucho más plausible, mucho que están en contacto. Y en este sentido tienen algo en
más adecuada a la complejidad de las cosas humanas? común. lEn qué consiste ese terreno común que es el
~Si en el mundo humano la afirmación de la pri- lugar del conflicto? La respuesta es evidente: es el
mac1a (y por lo tanto del derecho de mandar) de cier- hombre. No el hombre miembro de la ciudad humana,
to bien no acarrea naturalmente la exclusión total de puesto que la Iglesia lo reivindica, ni tampoco el hom-
los otros bienes, sino que por el contrario supone que bre fiel de la Iglesia, puesto que la ciudad humana lo
los reconoce como bienes inferiores -y aquí hubo reivindica, sino el hombre que no pertenece (que no
una comparación-, no ocurre ya lo mismo si lo que pertenece todavía) a ninguna de la~ d~s .ciudades. Sabe-
se "compara" es el mundo humano, simplemente hu- mos cómo se llama ese hombre: el zndividuo.
mano pero en su totalidad, y el mundo religioso, mun- Por supuesto, ese hombre no existe: cada "indivi-
do también humano en un sentido, pero que remite a duo" ya es siempre miembro de una ciudad humana y

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es también fiel de una Iglesia. Pero mientras no es re- jas reivindicaciones, las de los ricos, las de los pobres,
querido por ninguna de estas dos entidades, cada una las de los sabios, las de los sacerdotes, pero el filo de
de las cuales quiere arrebatárselo a la otra, el hombre tales reivindicaciones se embotará contra el carácter
no pertenece a ninguna, sino que "existe" como "indi- absoluto de la obediencia que funda la nueva ciudad.
viduo". O también: el individuo "existe" en la medida Aquellas quedarán neutralizadas, la nueva institución
en que vacila en su obediencia, en la medida en que es política comprenderá y superará el viejo conflicto que
"anterior".a la elección de su obediencia. Ahora bien, parecía insoluble. El conflicto 'sobrevivirá sin duda pe-
todos los hombres son el blanco de la doble reivindi- ro quedará domesticado y limitado al nivel subpolíti-
cación a que he aludido: todos pueden ser pues consi- co, el nivel de la ~·sociedad".
derados como individuos. Imaginemos pues que todos los hombres sean in-
Se dirá que éste es un punto de vista puramente dividuos, es decir, hombres anteriores a la obediencia,
abstracto, que deja intacta la realidad de las cosas con imaginemos pues el estado de naturaleza. En ese esta-
su conflicto. Pero si, partiendo de esta· idea del indivi- do los hombres no se someten ni al prestigio de los sa-
duo, logro concebir una institución política viable o re- bios, ni a las seducciones de los ricos, ni a las intimida-
alizable, entonces ese individuo que no existe vendrá a ciones de los fuertes, ni a las predicaciones de los
la existencia como habitante -ciudadano o súbdito- sacerdotes: anteriores a toda sociedad profana o reli-
de esa institución. Si esto es posible, habremos creado giosa, los hombres son iguales y libres. El cuerpo
ese tercer mundo que parecía más allá de nuestro al- político que habrán de formar partiendo de ese estado
cance. será necesariamente invulnerable a las pretensiones
Esta nueva institución política, para cumplir su tanto de los ricos como de los pobres, tanto de los
función, debe impedir por obra de su misma constitu- fuertes como de los sacerdotes. Ninguna de ellas
ción que el individuo se convierta o vuelva a convertir- habría podido inspirar la fundación de la institución.
se en ciudadano de la antigua ciudad o en fiel de la Ninguna de ellas entrará pues en su constitución esen-
antigua Iglesia. Es menester, pues, que la obediencia a cial.
la cual esté sujeto el individuo sea invulnerable a las He procurado mostrar cuál es la razón de ser de
críticas y reivindicaciones de los antiguos candidatos al la aparición del estado de naturaleza en Hobbes como
poder, tanto los candidatos de la ciudad humana concepto clave de la reflexión política, cosa que conti-
-virtud, riqueza, libertad- como los de la ciudad di- nuará siendo durante más de un siglo, es decir, duran-
vina: la ley o la gracia que proviene de Dios, la doctri- te el período de formación de los regímenes liberales
na revelada por Dios y los hombres que apelan a esa modernos: el estado de naturaleza es la condición de
ley, a esa gracia o a esa doctrina. Lo propio de la nue- los hombres antes de toda obediencia a la ciudad o a
va obediencia consiste en que ella será indiscutible en la I.glesia, condición a partir de l? cual se puede cons-
derecho. Por supuesto, se continuarán oyendo las vie- trmr un cuerpo político invulnerable al conflicto de la

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ciudad y la Iglesia. Verdad es que en la ?o..ct~a de ligión, aun cuando Rousseau concluye el Contrato so-
Hobbes esta noción aparece, no como la h1potes1s a la cial celebrando a Hobbes por haber reducido a la uni-
que conduce el proyecto de superar el conflicto entr~ dad del soberano civil la dualidad del poder político y
la política y la religión, sino como la realidad produci- del poder religioso, por haber "reunido las dos cabe-
da por el conflicto real: la guerra de todos contra to- zas del águila", lo cierto es que para Locke y Rous-
dos. Por lo demás, ésta es la razón de que Hobbes seau el enemigo principal, aquél contra el cual ambos
prefiera la expresión natural condition of mankjn~ a la construyen su doctrina política, ya no es más el poder
expresión estado de naturaleza. Pero en su s1gmfica- político de la religión, sino que es un fenómeno que
ción esencial, el estado de naturaleza no es estado de parece estrictamente político, es decir, el absolutismo
guerra. Así hemos de comprobarlo al estudiar a Locke y, en el caso de Rousseau, además del absolutismo,
y a Rousseau. El poder generador de la doctrina de una realidad a la vez social, política y moral: la desi-
Hobbes se debe al hecho de que en él el aspecto de gualdad. Locke y Rousseau parecen pues volverse
hipótesis y el aspecto de realidad del estado de natu- contra Hobbes. Pero hay que comprender bien el sen-
raleza son, por así decirlo, indiscernibles. Y es necesa- tido de la oposición de ambos pensadores.
rio que lo sean para que la hipótesis resulte plausible, Que critiquen a Hobbes por haber dado argu-
para que el arte político futuro tenga un apoyo en la mentos al absolutismo no significa que no compartan
naturaleza. Simultáneamente, Hobbes autoriza a sus la intención que llevó a Hobbes a construir su Le-
sucesores a distinguir· entre los dos aspectos: una vez viatán. SenciHamente comprueban que el absolutismo
establecida la fecundidad de la hipótesis, s·e presenta real, efectivo, en lugar de cumplir la intencióri de
la posibilidad que cada úno tiene de modificar s~s Hobbes le pone trabas decisivas puesto que la religión
términos para realizar mejor el fin para el cual fue pn- conserva lo que le queda de poder político por obra
mero concebida. Desde Hobbes a Locke y a Rous- del absolutismo, por la influencia que la religión ejer-
seau, la idea del cuerpo político será la siguiente: una ce en el absolutismo y por la protección que éste le
soberanía absoluta, diversamente concebida, fundada presta. De manera que ambos pensadores critican la
en un estado de naturaleza diversamente interpretado doctrina de Hobbes para cumplir mejor la intención
y deducida de dicho estado. He procurado mostrar el de éste.
origen "teológico-político" de este último concepto Al mismo tiempo, es cierto que el comienzo de
que se nos ha hecho tan extraño. Si continuó prevale- realización del programa hobbesiano -lo que se ha
ciendo hasta fines del siglo XVIII, ello se debe a que el dado en llamar la "ascensión del absolutismo"- en-
motivo que le dio nacimiento conservaba su eficacia. gendra situaciones y dificultades ajenas a la pro-
Sin embargo aquí se impone una observación: aun blemática original de Hobbes. El "tercer mundo" o la
cuando Locke y Rousseau se muestran tan preocupa- "tercera ciudad" comienza a vivir.su propia vida. Y si
dos co_mo Hobbes por abolir el poder político de la re- esa vida resulta insatisfactoria, para Locke y sobre to-
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do para Rousseau, ésa es la prueba de que el progra-
ma ~e Hobbes no sólo no fue completamente realiza-
do smo que hasta fue imperfectamente concebido. Sin
embargo, los dos permanecen fieles al instrumento
fundame~tal de Hobbes, el estado de naturaleza, por-
que con~1deran que no se ha sacado de él todo el par-
tido P?s1b.le, que no se lo ha interpretado con suficien- CAPÍTULO IV
~e rad1ca:1dad. y ambos pensadores cuentan con que
J~terpretandolo más radicalmente estarán en condi-
cmn~s de 11.evar a su término el programa de Hobbes y
al ~1smo t1~mpo de salvar los inconvenientes que re- Locke, el trabajo y la propiedad
velo el com1enzo de realización de dicho programa.

Según acabamos de ver, la razón de ser de la apari-


ción del estado de naturaleza como concepto clave de
la reflexión política se debe a la necesidad de hacer
nacer una obediencia indiscutible, una obligación in-
contestable de obedecer. Por lo demás, tal vez la defi-
nición más adecuada del poder de Leviatán sería decir
que ese poder es indiscutible: su carácter "absoluto" o
"ilimitado" significa en primer lugar que en principio
no se le puede hacer ninguna objeción y que toda ob-
jeción resulta ociosa. Y la dificultad central de la doc-
trina de Hcibbes puede formularse del modo siguien-
te: lEs posible definir y construir un poder humano
de manera tal que sea, de hecho y de derecho, invul-
nerable a toda objeción, a toda crítica? Hobbes cree
que puede vencer la dificultad fundando su razona-
miento en una realidad --el miedo a la muerte violen-
ta- más fuerte que todo razonamiento, pero enton-
ces se encuentra frente a dos problemas considera-
bles.
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