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UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIA DE LA SALUD


ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

DOCENTE: JOAN CATILLO BERNIA

LA LIBIDO: Una conexión armoniosa

Cerrón Álvarez, Isabel


LA LIBIDO

Una conexión armoniosa

Isabel Cerrón.
Al día de hoy, la libido se ha convertido en sinónimo de deseo sexual, sin embargo,

no siempre fue así, y si existe un culpable para que ello suceda, es el distinguido médico

austriaco, Sigmund Freud (1856-1939).

Etimológicamente la palabra libido, proviene del latín, cuyo significado es el deseo

sexual, sin embargo, es considerado también como impulso de las varias manifestaciones

de la actividad psíquica. Por otro lado, la Real Academia de la Lengua, señala que es un

sustantivo femenino con el que habitualmente denotamos el deseo sexual. Como se

mencionó anteriormente, no siempre fue así. Significaba también, deseos e impulsos

exacerbados, no necesariamente sexuales, teniendo como autor a Carl Jung (1875-1961).

Al detallar sobre la etimología de la libido, incluso se torna algo confuso y sintético,

simple y sin detalle. La libido, en latín, no solo es deseo sexual, sino, lujuria, asimismo,

la palabra también tiene una raíz indoeuropea; “leubh”, cuyo significado es love.

No solo se complica a nivel etimológico, sino también, desde la morfología semántica,

si bien acaba en ‘o’, como generalmente sucede con los sustantivos masculinos, es una

palabra femenina, y aunque sea una palabra llana, hemos terminado por pronunciarla

como una esdrújula, erróneamente. Y si, por casualidad, en lugar de libido escribimos

lívido, no estaremos haciendo referencia al deseo, sino a algo amoratado o “fuertemente

pálido”.

A todo lo anterior, ¿qué es la libido? En la esfera médica, desde hace ya más de un

siglo, representa al deseo sexual, por ello, como circunstancia, se han establecido

parámetros, porque la concepción médica tendrá como punto de vista, el aumento o

disminución y en ello, tendrán una referencia normal o patológica. En consecuencia, se

hace visible que, en el deseo sexual, intervienen distintos factores; psicológicos,

fisiológicos e incluso culturales.


El psicoanalista y médico; Sigmund Freud, otorgó a este término una connotación

sexual y lo convirtió en un tecnicismo imprescindible. En su investigación “teoría de la

libido” (1927), el autor asegura que “la libido tiende a la satisfacción de las necesidades

narcisistas y se adhiere a los objetos que aseguran su satisfacción”.

No obstante, antes de comenzar con la explicación de la teoría freudiana acerca de la

libido, es necesaria un esbozo histórico cultural. Antes de Freud, la libido era reducido

simple y llanamente al deseo exacerbado; el amor era pasión, otro ejemplo, libidinosos

eran algunos emperadores romanos, como Calígula; el emperador loco, con tendencia al

exceso, es decir, según la historia se ha ido moldeando el significado y es así que el

psicoanalista lo tomaría como referencia para dar su concepto.

Freud (1921), definió a la libido como la “energía de las pulsiones o instintos que

dirige toda conducta”, de igual manera señala que es una expresión tomada de la teoría

de la afectividad, como energía, lo consideraba como una magnitud cuantitativa de las

pulsiones que tienen relación con todo aquello que puede designarse con la palabra amor.

Es decir, la libido como energía de la pulsión sexual. Definitivamente existiría un valor

cuantitativo, ya que, la libido presenta; aumento, disminución, tensión y desplazamiento,

que nos permite entender que se encuentro dentro de los procesos psicosexuales. Freud,

sostiene dos teorías, en la primera, la libido se opone a la pulsión de auto conservación y

en la segunda, la libido se opone a la pulsión de muerte. Creando así, una forma más lineal

y definitiva, en cuanto a concepto, de la libido y las pulsiones.

El sentido del vocablo pulsión, es el del empuje de energía, que se tiene hacia un objeto

y un fin sexual o tanático no definido por lo genético; en los animales Freud habla de

instinto, a un objeto y un fin establecido por la especie. Es decir, la libido, termina siendo

parte o un compuesto del proceso psíquico que nos aventura a un fin, cuya satisfacción

será arraigada desde los primeros años de vida.


La pulsión sexual se ubica entre lo psíquico y lo somático; es energía sexual psíquica.

Se hizo mención sobre las teorías que arraigan las pulsiones, asimismo, existen dos clases

de libido; la libido objetal, encaminada a un otro y la libido narcisista, dirigida al yo. En

todo individuo hay ambos tipos de libido, empero, una vez que se destaca la libido

narcisista hablamos de un individuo con un narcisismo exacerbado o inclusive una

neurosis narcisista, una vez que se destaque la objetal, hablamos de un individuo que ama

con entrega o pasión.

Freud, Jung y la libido

Existe una conocida disputa entre Freud y Jung sobre lo cual es la libido: Freud

sostiene hasta el desenlace que la libido es energía sexual, oponiendo las pulsiones

sexuales a las de muerte; en lo que Jung, estima la libido como energía generalmente,

inclusive no sexualizada.

Dentro de la psicología, Freud y su estudiante Carl Gustav Jung estudiaron extenso y

tendido el concepto de la libido, hasta introducirlo en la literatura psicológica y filosófica.

Por su lado, Jung acotó la libido como la energía psíquica, la manifestación de los

procesos vitales que, comúnmente, toman forma de quiero. En este punto discrepó con la

ideología de su maestro y no le otorgó un carácter tan sexual, aunque, sea como sea, ha

sido Freud quien caló más profundo.

No obstante, para Freud existe una libido desexualizada, que es la que está en el

mecanismo de protección usual que él llamó “Sublimación”, donde la libido se sublima

perdiendo su carácter sexual.

Entonces, a partir de la perspectiva cualitativa, la libido para Freud no es reductible a

una energía general como lo es para Jung. Para Freud la libido se desexualiza solamente

una vez que el individuo renuncia al fin sexual.


El quantum libidinal, debido a que como hemos dicho es energía psíquica, no es

dependiente tanto de un componente genético sino de los intercambios amorosos y de

seducción y estimulación con la mamá y el papá. A más estimulación temprana más libido

va a tener disponible el infante y, de esta manera, mas “motor” para la vida.

Lo mismo pasa con el amor de la mamá, a más amor, más libido va a tener el infante

o niña, por consiguiente, más energía para volcarse a lo social, vía sublimación, a lo

sexual y al mundo exterior. De esta manera, vemos que las primeras experiencias

infantiles tienen la posibilidad de marcar bastante temprano la proporción de energía de

la que dispondrá un individuo.

BIBLIOGRAFÍA

- Daneri, C. (2015). ¿Qué es la libido en psicoanálisis? Psicoanálisis en azul. (30 de

abril).

- Fernández, L. (2018). Sigmund Freud. Praxis filosofía. no.46 Cali.

https://doi.org/10.25100/pfilosofica.v0i46.6201

- Gómez de Montis, M. (2020). Deseo, pero no siempre sexual: cuando libido y

lujuria son sinónimos, según Freud. Yasss. Madrid. (2 de septiembre). 15:00h.

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