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Usualmente usamos de manera indistinta el término danza o baile para referirnos a la misma
acción. Justamente, el Diccionario Usual de la Real Academia Española indica a la hora de
buscar el significado de “danzar” como la acción de bailar. Por lo tanto, al momento de buscar
“bailar” lo define como la acción de “ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y
pies”.
Pero desde un punto de vista académico, la palabra danza esta presente en todos los pueblos
de la tierra y a lo largo de nuestra historia. Por ello, algunos la definen como “el espejo del
hombre”, un reflejo de su ser y quehacer como individuo y como integrante de una colectividad.
Por lo tanto, todo acercamiento teórico a la danza no puede prescindir de su generador y
ejecutante: el ser humano y las tres grandes vertientes de su devenir: el ritual, la magia y la
religión. Formas que utilizó y utiliza para comunicarse con fuerzas sobrenaturales o dioses que
creyó regidores de su vida. Paralelamente, la danza cumplió y cumple una función recreativa,
liberadora de energías, alegrías y tristezas en su vida cotidiana.
Al abordar teóricamente este largo y complejo proceso, es necesario tener en cuenta que han
existido y existen en la danza tres elementos constantes: el instrumento de la danza, es decir, el
cuerpo humano; un orden determinado por el tiempo; y, un lugar donde se produce la relación
entre ambos: el espacio.
Las primeras muestras danzarias fueron de los nómades, cazadores y recolectores. Luego, las
sociedades sedentarias practicaron danzas ya definidas en diversos géneros como las agrícolas,
las pastoriles, las de iniciación, las fúnebres y las orgiásticas. También pueden ser clasificadas
de acuerdo al género y número de participantes como colectivas o corales, de hombres, de
mujeres, individuales o por parejas.
ELEMENTOS DE LA DANZA
Los elementos constitutivos de la danza suelen clasificarse por una necesidad de estudio y de
descripción porque en la realidad ninguno de estos elementos se manifiesta por separado. Para
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OREGÓN MORALES, José. (2001) Danzas Nativas del Perú. Cusco: Ed. Ital p.10
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la interpretación adecuada de una danza es indispensable que el cuerpo, el espacio y el tiempo,
elementos de toda danza, se fusionen armónicamente.
El Cuerpo
En efecto, las diferentes partes que componen el cuerpo pueden llegar a expresar un sentido
vivencial, personal o comunitario, a través de movimientos coordinados a los que se llega por
medio del adiestramiento y a partir de sus características naturales.
Si las actividades de la danza pertenecen por entero al ser humano y es ella el campo idóneo
para una de las formas de su desarrollo material y espiritual, el cuerpo resulta ser el principal
protagonista de la danza, teniendo como límite real su propia capacidad. Por ello es importante
fortalecer su constitución física y capacidad expresiva por medio del entrenamiento.
El Espacio
Se denomina espacio al medio que contiene todos los objetos sensibles que coexisten. Desde el
punto de vista de la actividad humana, el espacio es el ámbito que el hombre utiliza para
expresar “hacia fuera” sus sentimientos y deseos. El hombre “ocupa” el espacio al ejecutar sus
movimientos simples, como el andar, el correr, el gesticular o transmitir una orden y también
“transforma” cuando esos movimientos obedecen a un orden preestablecido en el baile y en la
danza.
Todo bailarín posee una noción del espacio distinta a la del hombre común. Al caminar o correr,
el hombre sitúa el espacio, lo utiliza y lo prolonga; en otras palabras, lo transforma, ya que es en
el espacio donde se conjugan todos los elementos para producir la danza.
El Tiempo
Se entiende por tiempo a la duración de las cosas sujetas a mudanzas. El tiempo (y el ritmo)
permite medir la progresión dancística, esto es, el desarrollo o desenvolvimiento de la danza.
Les proporciona a los fenómenos elementales del movimiento el modo para ser un medio de
expresión artística.
El tiempo es una fuerza que ordena todo y que proporciona un molde dentro del cual las cosas
son susceptibles de cálculo, medición y coordinación.