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EJERCICIOS PARA UN TALLER DE DANZA

El Blog Ceupe PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN

Ejercicios para un taller de danza

“La danza es movimiento y el cuerpo es el instrumento del bailarín o del participante del taller de
danza. Tomar conciencia del cuerpo, de sus partes y de sus posibilidades en relación a los otros en
el espacio y el tiempo es uno de los objetivos de los ejercicios que proponemos.”

Recomendación previa, leer:

Breve historia de la danza

Pina Bausch y el teatro-danza

EJERCICIOS Y TALLER: DANZA

Proponemos unas pautas pedagógicas para realizar un taller de danza con participantes hasta los
12 años de edad. En esta propuesta confluyen los ejercicios clásicos de danza educativa, enfocados
a concienciar a los niños de su cuerpo, el espacio y los otros, con el método del teatro-danza y el
butoh para construir la parte narrativo-expresiva del taller.

EJERCICIOS Y EJES TEMÁTICOS

Hay varias maneras de sistematizar los componentes básicos y los ejercicios relacionados con la
danza. Proponemos una sistematización clásica, que distingue entre elementos que, de hecho,
están todos relacionados y se trabajan transversalmente, tocando varios ejes temáticos.

EL CUERPO

La danza es movimiento y el cuerpo es el instrumento del bailarín o del participante del taller de
danza. Tomar conciencia del cuerpo, de sus partes y de sus posibilidades en relación a los otros en
el espacio y el tiempo (anticipando los otros elementos de la danza que, como dijimos, están todos
interrelacionados), es uno de los objetivos de los ejercicios que proponemos.

También hay varias sistematizaciones posibles de los movimientos que puede realizar el cuerpo en
la danza: recoger (movimiento que va desde la periferia hacia el centro del cuerpo) y esparcir
(movimiento desde el centro hacia la periferia) son las dos formas del movimiento según Laban
(2006). Algunos teóricos anglófonos de la danza y el movimiento prefieren distinguir entre
movimientos de ejes corporales (flexiones, rotaciones, extensiones…) y movimientos locomotores
(marchar, saltar, deslizarse, subir y bajar...).
Ya vemos que las combinaciones de estas categorías cubren todo el abanico de movimientos
corporales que podemos realizar. A partir de ellas proponemos a nuestro grupo explorar algunas
acciones o situaciones corporales. Un ejercicio básico que puede tener una duración de cinco
minutos por acción y después una puesta en común para compartir las experiencias vividas.

El ejercicio se realiza manteniendo el máximo de concentración posible, enfocado en la respiración


si es necesario y en las prácticas de meditación o mindfulness.

Gestos: explorar las torsiones, extensiones, y tomar conciencia de las partes del cuerpo. Ponemos
atención en los movimientos que se suelen hacer automáticamente: abrir y cerrar las manos, el
movimiento de los dedos...

Pasos: exploración de nuestro cuerpo en relación a la gravedad. Tomamos conciencia de la


trasferencia de peso entre un apoyo y el otro. Prestamos atención a la manera de apoyar el pie en
suelo y de despegarlo. Esta sencilla operación, que repetimos continuamente sin prestar atención,
es un acto básico de nuestra existencia.

Locomociones: exploración de las diferentes maneras de desplazar el cuerpo en el espacio.

Saltos: acción fundamental en la danza, en la que el cuerpo pierde el apoyo y lucha con la
gravedad.

Giros: cambio de orientación en todas las direcciones del eje corporal.

Paradas: el cuerpo no se mueve, sencillamente está parado. Como el silencio en la música es su


condición de posibilidad; explorar la inmovilidad es primordial para comprender nuestro cuerpo y
su movimiento.

EL ESPACIO

La relación con el espacio es un elemento fundamental del trabajo pedagógico con la danza. Tanto
en la danza como en la vida diaria, la manera de moverse en el espacio marca las posibilidades
expresivas de la persona.

Distinguimos entre espacio personal, que abarca los movimientos del bailarín individualmente, y
espacio general, la totalidad en la cual puede desplazarse y donde se relaciona con los otros.

En estos ejercicios estimulamos la inteligencia interpersonal e intrapersonal de los participantes,


además de la kinestésica-corporal y, por supuesto, la espacial.
Proponemos al grupo clase explorar el espacio disponible mediante los ensayos, enfocándonos
(manteniendo siempre la concentración en el cuerpo y nuestras sensaciones) en las direcciones;
en las orientaciones del cuerpo respecto a un punto del escenario o el espacio; en las trayectorias
de cómo se desplaza el cuerpo entre dos puntos (directa, indirecta o rapsódica) y en las formas
que asume el cuerpo en el espacio. Una exploración de las posibilidades del cuerpo que lo acerca
al concepto de escultura y que el butoh ha explorado magníficamente en sus coreografías.

EL TIEMPO

Al igual que en el espacio, la relación entre movimiento y tiempo es la que va a determinar la


expresividad y la fuerza simbólica de la danza. El gesto y el movimiento varían de significado
gracias a su variación y duración en el tiempo. La danza, desde sus orígenes, ha estado relacionada
con la música, y ambas con el ritmo, sonoro o gestual. Con esta clase de ejercicios estimulamos la
inteligencia musical y lógico-matemática de los participantes.

El ritmo es la organización misma de los fenómenos temporales en relación con la periodicidad y la


percepción. Proponemos al grupo clase experimentar de distintas maneras el ritmo y el
movimiento relacionados en un tiempo dado: el ritmo regular es la base del baile clásico, los
movimientos se repiten con una periodicidad regular y en relación a la música.

Es interesante también proponer distintas músicas para percibir el ritmo, tanto singularmente
como colectivamente.

El ritmo irregular o libre es el que está relacionado con el baile más experimental y de vanguardia,
como el jazz.

En la danza de P. Bausch y el butoh es el mismo gesto el que ordena el tempo, y no al revés como
en el baile clásico.

EL FLUJO

El momento de liberación y creación que más nos interesa alcanzar con el grupo clase es el estado
de flujo. Podemos afirmar que todos los ejercicios previos han creado las condiciones idóneas para
este momento de la creación. El niño experimenta con conciencia la relación entre su cuerpo y el
movimiento en el espacio y el tiempo, y las formas expresivas y simbólicas que crea la relación de
estos elementos.
El concepto de flujo y los estudios de Csikszentmihalyi (1990) son unos de los pilares teóricos de
nuestra propuesta pedagógica en relación a todas las herramientas artísticas. Pero en la danza, el
flujo tiene un estatus especial ya que fue analizado por los teóricos de la danza con anterioridad a
los mismos estudios de Csikszentmihalyi (1990). La relación entre el esfuerzo muscular que se da
en la danza para la creación de mapas mentales espacio-temporales y la capacidad de percibir a
los otros integra toda esta información. Estamos hablando de un sistema de estimulación de
nuestras capacidades e inteligencias muy completo.

Hay muchas más técnicas que pueden integrarse y sirven perfectamente para trabajar el cuerpo,
el movimiento en el espacio y el tiempo, e implementar una experiencia de flujo. Entre ellas
citamos el yoga, el feldenkrais o el pilates.

Como educadores, depende de nuestra creatividad escoger las técnicas con las cuales nos
encontramos cómodos y consideremos necesarias para trabajar con el grupo clase y estimular sus
inteligencias así.

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