EL MOVIMIENTO Y EL TIEMPO

DEFINICIÓN DE RITMO

El ritmo se puede definir como una organización temporal del sonido, que nos permite predecir
como van a ir apareciendo en lo sucesivo. Los pasos de danza tienen un ritmo interno propio.
Este debe interactuar, con el ritmo de la música para poder coordinarse y conseguir una base
firme en el movimiento. Para los bailarines el ritmo es una constante que proporciona la principal
fuerza de movimiento.

Podría decirse que el ritmo es inherente a la humanidad, ya que tanto la actividad intelectual
como la física se expresan por medio de una sucesión de distintos movimientos. Se trata del
ritmo vital o ritmo interno que caracteriza nuestro modo de existir diferenciándonos de los demás
a través de una “motivación interna” que se manifiesta en nuestro andar, hablar, posturas, gestos
y ademanes particulares. Por oposición, el ritmo externo esta relacionado al ritmo que uno
puede asimilar del entorno cuando realiza cualquier manifestación corporal como reacción ante
una “motivación externa”.

DEFINICIÓN DE PULSO

Genéricamente se denomina pulso al tiempo en que el hombre desarrolla todas sus actividades
(camina, habla, gesticula) considerando a su corazón como el eje rítmico que dirige sus acciones
y reacciones.

El pulso es una percusión que se repite periódica y regularmente en una obra musical. En danza
constituye un latido que permanece siempre y que todo bailarín debe seguir internamente, para
evolucionar adecuadamente dentro de su desarrollo coreográfico.

El pulso actúa como barómetro de los sentimientos de la persona. Los grupos humanos reflejan
su vigor a través de la cadencia, y su estilo por medio de sus ritmos. Es por ello que el Perú,
dueño de un territorio enorme donde se da una gran variedad de géneros de vida, es tan rico en
expresiones artísticas, especialmente en música y danzas.

El pulso ayuda al trabajo rítmico corporal como noción de regularidad, es decir, ayuda a
desarrollarnos auditiva y corporalmente.

Para tomar conciencia del transcurrir del tiempo a través de la audición musical utilizaremos la
negra como base métrica y como una constante del tiempo, tan igual que los latidos del corazón
que nos dan un pulso constante, dependiendo sus velocidades en función al estado corporal en
que nos encontremos.