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Diciembre 3, 1921

La Redención es salvación, la Divina


Voluntad es Santidad.
Me sentía aniquilada y con dudas sobre todo lo
que mi Jesús dice de su Divino Querer y
pensaba entre mí: “¿Será posible que haya
dejado pasar tantos siglos sin hacer conocer
estos prodigios del Divino Querer, y que no
haya elegido entre tantos santos uno donde dar
principio a esta Santidad toda divina?
Estuvieron los apóstoles, tantos otros grandes
santos que han asombrado a todo el mundo.”
Ahora, mientras esto pensaba, no dándome
tiempo e interrumpiendo mi pensamiento, ha
venido y me ha dicho:
“La pequeña hija de mi Querer no quiere
persuadirse, ¿por qué dudas aún?”
“Porque me veo mala, y por cuanto más dices
tanto más me siento aniquilar.”
Y Jesús: “Y esto quiero Yo, tu aniquilamiento. Y
por cuanto más te hablo de mi Querer, siendo
mi palabra creadora, crea mi Querer en el
tuyo, y el tuyo ante la Potencia del mío queda
aniquilado y perdido, he aquí el por qué de tu
aniquilamiento. Debes saber que tu querer
debe deshacerse en el mío, como viene
deshecha la nieve bajo los rayos de un sol
ardiente. Ahora, debes saber que por cuanto más
grande es la obra que quiero hacer, tantos más
preparativos se necesitan. ¿Cuántas profecías,
cuántos preparativos, cuántos siglos no
precedieron mi Redención? ¿Cuántos símbolos
y figuras no previnieron la Concepción de mi
Celestial Mamá? Ahora, después de cumplida la
Redención debía reafirmar al hombre en los
bienes de la Redención, y para esto escogí a los
apóstoles como confirmadores de los frutos de
la Redención, donde con los Sacramentos
debían buscar al hombre perdido y ponerlo a
salvo; así que la Redención es salvación, es
salvar al hombre de cualquier precipicio, por eso
en una ocasión te dije que el hacer vivir al
alma en mi Querer es cosa más grande que la
misma Redención, porque salvarse, con hacer
una vida mediana, ahora caer y ahora levantarse,
no es tan difícil y esto lo consiguió mi
Redención, porque quería salvar al hombre a
cualquier costo y esto lo confié a mis apóstoles
como depositarios de los frutos de la Redención.
Así que debiendo hacer lo menos en ese
entonces, dejé para ahora lo más,
re s e r v á n d o m e o t r a s é p o c a s p a r a e l
cumplimiento de mis altos designios.
Ahora, el vivir en mi Querer no es sólo
salvación, sino es santidad que debe elevarse
sobre todas las demás santidades, que debe
llevar el sello de la Santidad de su Creador, por
eso debían primero venir las santidades menores
como cortejo, como precursoras, como
mensajeras, como preparativos de esta
Santidad toda Divina. Y así como en la
Redención elegí a mi inigualable Madre como
eslabón de unión conmigo, del cual debían
descender todos los frutos de la Redención, así
te he elegido a ti como eslabón de unión, del
cual debía tener principio la Santidad del
vivir en mi Querer, y habiendo salido de mi
Voluntad para traerme la gloria completa del fin
por el cual fue creado el hombre, debía
retornar sobre el mismo camino de mi Querer
para volver a su Creador. ¿Cuál es entonces tu
asombro? Estas son cosas establecidas ‘ab
eterno’ y nadie me las podrá cambiar. Y como la
cosa es grande, es establecer mi reino en el
alma aún en la tierra, he hecho como un rey
cuando debe tomar posesión de un reino, él no
va primero, sino que antes se hace preparar la
morada real, después envía a sus soldados a
preparar el reino y a disponer a los pueblos a
que se sujeten, después siguen las guardias de
honor, los ministros y el último es el rey, esto es
decoroso para un rey. Así lo he hecho Yo, me he
hecho preparar mi morada real, que es la
Iglesia; los soldados han sido los santos para
hacerme conocer por los pueblos; después han
llegado los santos que han sembrado milagros
como mis ministros más íntimos y ahora como
rey vengo Yo para reinar, por lo que debía
elegir un alma donde hacer mi primera
morada y fundar este reino de mi Voluntad.
Por eso hazme reinar y dame plena libertad.”
Libro del Cielo. Diciembre 3, 1921 Volumen
13
“Hágase Tu Voluntad En la Tierra Como En El
Cielo”

“Hija mía, mi Voluntad es la Santidad de las


santidades, así que el alma que hace mi Voluntad,
por cuanto fuera pequeña, ignorante, ignorada,
deja atrás a todos los demás santos a pesar de los
portentos, de las conversiones estrepitosas, de los
milagros que hayan hecho; es más,
confrontándolos, las almas que hacen mi Voluntad
son reinas, y todas las demás están como a su
servicio.”
Marzo 15, 1912. Vol. 11

“Mi Voluntad jamás deja al hombre; si lo dejara se


resolvería en la nada; y si el hombre no se presta a
hacerse hacer santo por mi Voluntad, Ella usa los
modos al menos para salvarlo.” Enero 28, 1926.
Vol. 18

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