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Carisma

Carisma "es la especial capacidad de algunas personas para atraer o


fascinar" a otras. Desde un punto de vista religioso es un don gratuito
que Dios concedería a determinadas personas para que ayuden a los
demás de acuerdo a algunos cultos. El vocablo carisma proviene del
griego y traduce "regalo de Dios"  o "presente". En psicología,
reconocemos a una persona carismática cuando tiene la habilidad de
motivar o de entusiasmar a quienes le rodean con el objeto de
alcanzar objetivos. Son personas admiradas y queridas por sus
seguidores o por el contrario, odiadas por sus adversarios.

Una persona carismática puede caerle bien a la gente que confían en


ella y aceptan y defienden sus propuestas radicalmente. No obstante,
poseer carisma no significa por ello ser "buena persona", ya que
muchos dictadores y déspotas crueles y sanguinarios a través de la
historia han sido carismáticos.

Cuando se le pregunta a la gente qué es ser carismático desde un


punto de vista político, habitualmente se entiende como líder, "tener
personalidad" o "magnetismo".

Las personas carismáticas se encuentran en las actividades públicas o


de relaciones humanas. Son dirigentes políticos, sociales, militares y
empresariales, vendedores, artistas, estrellas del espectáculo,
periodistas, entre otros. Sin embargo, es bueno destacar que
no todos los líderes son carismáticos ni toda persona carismática es
un líder.

Muchos autores plantean que se nace con carisma. Otros tantos,


defienden la tesis de que el carisma se aprende como toda habilidad.
Nosotros pensamos que el ser humano como ente bio-psico-social
requiere de un componente genético, de la predisposición mental y
psicológica y de un aprendizaje social para desarrollar la condición
carismática así como el liderazgo.

También el carisma depende de las otras personas. Una persona


puede ser carismática para algún grupo de la sociedad y una persona
común y corriente para otro sector de la misma sociedad. Un pastor
protestante puede ser carismático para su feligresía pero no despertar
ninguna pasión para un budista o católico.

Para personas consagradas a una causa, el carisma es una fuerza


interna que todos poseemos y para desarrollarla debemos
interesarnos por los demás y probarles, con la constancia, el esfuerzo
y el ejemplo, nuestra legítima preocupación por ellas. Para estas
personas no importa si se es pequeño de estatura, poco atractivo o
agraciada, que ropas se lleven o si se expresan con el silencio
mientras hacen su obra sin grandes discursos. Así, han sido
reconocidas por la humanidad como muy carismáticos, la Madre
Teresa de Calcuta o Mahatma Ghandi.

"Es una fuerza interna que todos poseemos y para


desarrollarla debemos interesarnos y preocuparnos por los
demás"

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