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Músculo cardiaco

El músculo cardíaco está formado por miocitos o fibras musculares cardíacas que,
a diferencia del músculo esquelético, se disponen de una manera más
desordenada, entrecruzándose unos miocitos con otros. Poseen uno o dos
núcleos localizados centralmente. Estas células presentan ramificaciones cortas y
delgadas que surgen en ángulo agudo y son las responsables de unas imágenes
en “Y”, muy características del músculo cardíaco, que permiten distinguirlo del
músculo esquelético. Los miocitos contactan entre sí mediante unas líneas más
teñidas que son los discos escaleriformes o intercalares. Podemos decir que entre
las fibras hay tejido conectivo que vendrá a ser el endomisio y además podemos
interpretar una abundancia de vasos sanguíneos.

Músculo liso

Los miocitos cortados longitudinalmente de la capa muscular interna, poseen un


núcleo alargado de extremos romos, con cromatina laxa y varios pequeños
nucléolos. El citoplasma es estrecho y elongado, sin estriación transversal, y se ve
como una delgada eosinófila, que discurre verticalmente. Cuando los miocitos
lisos se fijan en contracción, sus núcleos adquieren, en los cortes longitudinales,
una forma irregular, retorcida, con profundas incisuras. Además, aunque menos
llamativamente, el citoplasma adopta un aspecto ondulado, en zigzag. En conjunto
se habla de “imágenes de contracción” del miocito liso.
Cartílago hialino

En el tejido cartilaginoso hialino tanto los condrocitos como los condroplasmas en


los que se alojan, son redondeados en las partes más profundas y aplanados y de
disposición paralela a la superficie en las zonas más periféricas del tejido. No hay
vasos sanguíneos en el tejido cartilaginoso. Aunque pocos, sí que existen vasos
en el cartílago, los cuales se sitúan exclusivamente en el pericondri. El pericondrio,
rico en fibras colágenas, es eosinófilo y presenta un aspecto algo deshilachado
debido al procesamiento histológico de la muestra. Inmediatamente por dentro del
pericondrio, los condroplasmas son alargados y paralelos a la superficie del
cartílago, mientras que en las zonas profundas son redondeados u ovalados y se
asocian formando grupos isogénicos. La matriz más basófilo que engloba al grupo
isogénico es el territorio, y entre ellos hay una matriz menos basófila que
corresponde al interterritorio.

Articular cartílago

Las superficies articulares formadas por cartílago hialino delimitan la cavidad


articular y se apoyan sobre trabéculas de tejido óseo todavía inmaduro, que se
entremezclan con médula óseo. Sus condrocitos se organizan en varias zonas
que, desde la superficie hasta la profundidad, son: la zona tangencial, donde los
condrocitos son aplanados y paralelos a la superficie articular, la zona de
transición, donde forman grupos isogénicos coronarios, similares a esferas, y la
zona radial R, en la que se disponen en hileras perpendiculares a la superficie del
cartílago. Esta última zona se continúa profundamente con trabéculas de tejido
óseo inmaduro
Hueso

Los conductos de Havers están en el centro de las osteonas, y en ellos hay un


vaso sanguíneo de pequeño calibre, generalmente un capilar. Los osteocitos se
disponen en capas concéntricas alrededor del conducto de Havers, y se sitúan en
el interior de los osteoplasmas o lagunas óseas. Estas células generalmente se
retraen debido al proceso de fijación y descalcificación del hueso. Entre las
osteonas se encuentran las brechas o sistema de laminillas intersticiales, que son
restos de osteonas antiguas parcialmente destruidas. Estas células se comunican
entre sí mediante abundantes prolongaciones celulares, finas y poco ramificadas,
que surgen del soma y perforan las laminillas, situándose en el interior de los
conductos calcóforos, formando un intrincado laberinto. Los osteocitos más
próximos al centro de la osteona dirigen sus prolongaciones hacia el conducto de
Havers.

Piel gruesa

En el epitelio plano estratificado queratinizado pueden distinguirse varios estratos,


que desde la profundidad a la superficie son los siguientes: estrato basal o
germinativo, estrato espinoso, estrato granuloso y estrato córneo. Sólo en la
epidermis de la piel gruesa se describe un quinto estrato, entre el granuloso y el
córneo: el estrato lúcido, el cual tampoco posee núcleos, pero se tiñe menos que
el estrato córneo. Los islotes de tejido conjuntivo que aparecen aparentemente
aislados en el interior del estrato espinoso corresponden a secciones
transversales de papilas dérmicas El estrato basal o germinativo consta de una
sola hilera de células cuboideas altas o prismáticas bajas, con núcleos ovoideos
de eje mayor perpendicular a la membrana basal. Por encima se sitúa el estrato
espinoso, grueso, con múltiples capas de células poliédricas de núcleos
redondeados. Más arriba encontramos el estrato granuloso, delgado, con dos o
tres capas de células aplanadas llenas de gránulos de quératohialina.

Piel delgada

En la piel fina, el epitelio plano estratificado queratinizado de la epidermis posee


los mismos estratos que en la piel gruesa, excepto el estrato lúcido. Desde la
profundidad a la superficie son, por tanto: estrato basal o germinativo (flecha azul),
estrato espinoso, estrato granuloso y estrato córneo. La depresión redondeada de
la superficie cutánea ocupada por escamas córneas puede corresponder a una
sección tangencial del orificio de desembocadura de un folículo pilo-sebáceo, del
cual se observa también un corte transversal más profundamente, en plena
dermis. En la epidermis de la piel fina, el estrato basal lo forma una única hilera de
células cuboideas altas o prismáticas bajas, con núcleos ovoideos. Por encima se
sitúa el estrato espinoso, con entre tres y cinco capas de células poliédricas de
núcleos redondeados. Más hacia la superficie encontramos el estrato granuloso,
poco desarrollado, con aproximadamente dos capas de células aplanadas llenas
de gránulos de quératohialina. Superficialmente se localiza el estrato córneo, sin
núcleos celulares, delgado, que aparece en la imagen parcialmente desprendido.

Medula ósea

La médula ósea "roja" o "hematopoyética" está en la cavidad medular de ciertos


huesos y es donde, de modo continuo, se están generando todos los elementos
formes de la sangre, proceso conocido por el nombre de HEMATOPOYESIS.
Vemos aquí, a bajo aumento, una sección, algo oblicua, de un hueso joven. La
cavidad medular está totalmente llena de médula ósea, la cual destaca por su
basofilia y elevada celularidad. En el compartimento hematopoyético de la médula
ósea roja existe una enorme celularidad, ya que ahí se pueden encontrar todas las
células precursoras de los elementos formes de la sangre. Incluso a mediano
aumento son fáciles de distinguir los megacariocitos, debido a su gran tamaño. De
ellos se originan las plaquetas. Los huecos ovalados o alargados, vacíos o con
algunos hematíes, corresponden a las sinusoides. Ocasionalmente puede verse
algún adipocito, que no debe ser confundido con una sinusoide.

Sangre

La sangre es una variedad de tejido conjuntivo compuesta por "elementos formes"


y una sustancia intercelular líquida, el "plasma sanguíneo". Se prefiere hablar de
"elementos formes" porque los más numerosos hematíes y plaquetas no tienen
núcleo y por lo tanto no se pueden considerar como auténticas células. Los
leucocitos sí que poseen núcleo y son verdaderas células. Vemos aquí, a bajo
aumento, una extensión de sangre humana. Puede observarse cómo los hematíes
son el elemento predominante, siendo mucho más escasos los leucocitos. Los
hematíes, eritrocitos o glóbulos rojos son el elemento forme más abundante de la
sangre. Poseen forma de disco bicóncavo de unas 7 micras de diámetro, y en su
centro se ve una región pálida debido a que esa zona es más delgada y contiene
menos hemoglobina. Los pequeños corpúsculos dispersos por la muestra
corresponden a plaquetas. Los leucocitos o glóbulos blancos, mucho más escasos
que hematíes y plaquetas, son verdaderas células y se distinguen fácilmente
porque poseen núcleo.

Ganglio linfático

De fuera a dentro se distingue una cápsula de naturaleza conjuntiva que emite


trabéculas hacia el interior, bajo la que se localiza la corteza, formada por folículos
linfáticos y más internamente la médula, con abundantes vasos, formada por
cordones y senos medulares. Tanto los folículos, como los cordones medulares
tienen un aspecto más denso, coloreado de azul, por la presencia en ellos de
abundantes linfocitos. de la corteza superficial, mostrando un nódulo o folículo
linfático secundario bajo la cápsula del ganglio. También aparecen dos senos, uno
subcapsular y parte del medular, formados por conectivo reticular, más laxamente
dispuesto que el resto. El folículo consta de una zona periférica o corona, formada
por tejido linfoide densamente dispuesto y de otra central, más clara: el centro
germinativo. A un lado del folículo se observa un vaso de endotelio alto, típico de
los ganglios linfáticos.

Bazo

Se aprecia la cápsula formada por conjuntivo denso, de la cual parten trabéculas


hacia el interior del órgano, además del parénquima esplénico. Éste lo integran
dos zonas, denominadas pulpa blanca y pulpa roja, con un componente
mayoritario linfocítico la primera y gran cantidad de eritrocitos. Son visibles la
cápsula conjuntiva y una de las trabéculas que parten de ella, así como parte de la
pulpa blanca y roja, más internamente localizadas. Se distingue la arteria central,
rodeada del centro germinativo, con una marcada densidad de linfocitos y una
zona marginal de transición con la pulpa roja a la izquierda, de menor densidad
linfocítica. Más externamente se aprecia parte de la citada pulpa roja. El detalle de
la cápsula esplénica, recubierta externamente por endotelio y en la que se
distinguen núcleos de fibrocitos y abundante material fibrilar. Internamente a la
cápsula se localiza parte del parénquima esplénico.

Timo

Una sección de timo teñida con hematoxilina y eosina. Externamente se observa


la delgada cápsula conjuntiva, desde la cual parten tabiques de la misma
naturaleza hacia el interior, los cuales dividen al órgano en numerosos lobulillos
fácilmente identificables. Cada lobulillo muestra una zona externa, de contenido
celular más denso; la corteza y otra interna, menos densa o médula. La zona
superficial del timo, donde se aprecia la cápsula, con los tabiques que penetran
hacia el interior del órgano, así como en cada lobulillo la parte cortical y la
medular. Son visibles igualmente algunos vasos sanguíneos. La cápsula
conjuntiva del timo, que se prolonga en un tabique hacia el interior del órgano. Se
observan algunos de los elementos que integran estas estructuras, tales como
células cebadas, fibras de colágeno y núcleos de fibrocitos. La zona cortical de
uno de los lobulillos, ocupada por gran número de linfocitos, cuyos núcleos están
teñidos de azul. Se aprecia también una pequeña porción de la médula, al igual
que parte de una de las trabéculas conjuntivas y algunos vasos sanguíneos.

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