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24 de Marzo: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Seños y/o familias: Hemos comenzado la Semana de la Memoria. Se trata de recordar lo que pasó en nuestro país
a partir del 24 de marzo de 1976, cuando se produjo el Golpe de Estado que desplazó al gobierno elegido por el
pueblo. Si bien han pasado 45 años, debemos recordar estos hechos para que no vuelvan a repetirse.
Les recordamos que es muy importante trabajar este tema. No sólo para conocer lo que nos pasó como sociedad,
en aquel momento en que se lesionó el tejido social, se cayeron todas las demostraciones de solidaridad y primó lo
individual sobre lo social, sino porque es una fecha instituida dentro del calendario escolar que debe ser trabajada.
Por otro lado, hoy en día, las Abuelas de Playa de Mayo que todavía están vivas, buscan a los nietos que todavía
les faltan, en los Jardines, pero no como alumnos, sino como padres o abuelos de los y las niños y niñas, que
asisten, actualmente, a los Jardines de Infantes.
Consigna Salas de 4 y 5 años: Les proponemos que les lean a sus alumnos/as o a hijos/as el cuento “La paloma
Negra”. A las Seños no les vamos a decir cómo tienen que contar un cuento, pero a las familias, les vamos a dar
algunos consejitos prácticos para que disfruten de contar un cuento tanto Uds., como sus hijos/as:
Busquen un lugar tranquilo, tómense su tiempo para realizar esta tarea. Bájenle el volumen al celular, apaguen la
tele, la radio. Generen un clima en el que los niños y niñas sientan que es “su” momento. Pídanles a los niños/as
que hagan silencio y que estén atentos. Como lo hacía su mamá y su abuela cuando Uds. eran pequeñas/os.
Pueden escucharlo también sus otros/as hijos/as.
Leemos el cuento “La paloma negra”- Anónimo (*)

La paloma negra

Nadie sabía cómo había llegado hasta el palomar la paloma negra, pero cuando en la madrugada se despertaron
todas las que habitaban en Palomar Blanco, la descubrieron en seguida. Las blancas comenzaron a cuchichear,
la miraban con desconfianza y le hacían gestos amenazantes. La negra sintió ese rechazo y quiso iniciar una
conversación amable con las que estaban más cerca.
-¿Qué tal amigas? ¿Lindo día, eh?
Fue todo lo que se animó a decir. Las otras replicaron con enojo.
-Cállate, no hables. ¿No te das cuenta de que no eres como nosotras?
-¿Qué viniste a hacer aquí? ¿No te da vergüenza andar con esas plumas negras?
- No pensarás que te vamos a aceptar aquí.
-Nosotras tenemos prestigio.
-Nosotras tenemos fama.
- Nosotras tenemos reputación.
-Nosotras tenemos plumas blancas.
La negra intentó contestar todas esas tonterías pero no la dejaron. Empezaron a picotearla y a revolotear a su
alrededor, golpeándola con las alas y arañándola sin compasión. Logró salir del palomar y voló un corto trecho
hasta una rama cargada con hojas que podían protegerla. Las blancas más agresivas la siguieron hasta allí y
reanudaron sus ataques.
Una la golpeó fuerte en el pico y perdió el equilibrio. Sintió que caía. Alcanzó a reaccionar poco antes de llegar al
suelo e inició un vuelo torpe porque todavía estaba aturdida. Le dolía la cabeza, las alas parecían acalambradas,
respiraba con dificultad. Pero lo peor era la tristeza que tenía. Le dolía en el corazón la intolerancia de las
blancas. Con gran esfuerzo, pudo normalizar el vuelo y retomar altura. Cuando miró hacia atrás descubrió que
una nube blanca la seguía. Era una bandada de palomas que no querían que se escapara. No podía entender
por qué sentían tanto odio. Redobló su esfuerzo y ganó más velocidad, pero las blancas se acercaban. Vio
adelante las montañas, que se alzaban como una pared imponente. Pensó que si lograba pasar al otro lado, la
dejarían tranquila. Le faltaban las fuerzas, pero lo intentó. Logró cruzar la cumbre y comenzó a planear, un poco
más tranquila. Sin embargo, se asustó mucho al ver que las blancas también cruzaban y continuaban la
persecución. A lo lejos, en el fondo del valle, en una agradable arboleda, divisó otro palomar. Aunque ignoraba
que podía encontrar allí, decidió buscar ayuda. Apenas podía sostenerse. Estas palomas la recibieron
cordialmente. La apantallaron, la sostuvieron, le dieron ánimo. Cuando pudo distinguir a tan amables
compañeras, observó que todas eran negras, como ella. Entonces les dijo:
-Las blancas me persiguen.
Sus palabras fueron como una orden. El palomar entero se estremeció con el aleteo vibrante de las negras, que
ya habían divisado a las blancas que bajaban de las montañas.
-¡Al ataque! - gritó la que parecía la jefa general, y todas las negras se lanzaron al vuelo... y ella también, porque
no quería perder esta oportunidad, que la convertía de perseguida en perseguidora.
-Ahora van a ver - pensaba mientras se sumaba al ejército de negras y veía con alegría como las blancas giraban
para retornar a su lugar. Pero las negras no le darían tiempo. La batalla era inevitable. Seguramente, las blancas,
cansadas de volar, pensaron que no era conveniente un enfrentamiento aéreo, y bajaron rápidamente a la zona
del pantano ceniciento, un charco sucio rodeado de ceniza que se había formado después de la última erupción
del volcán.
Allí combatieron blancas y negras hasta quedar agotadas. Todas quedaron malheridas. Cuando quisieron
reagruparse para la batalla final, quedaron confundidas. Nadie sabía quién era quién. Ya no había blancas y
negras. Todas eran una mezcla de blanco y negro, resultado de revolcarse durante la pelea en la ceniza y el
barro. Y todas tenían alguna mancha roja causada por la sangre de las heridas.
Entonces todas se dieron cuenta del error que habían cometido. Aquí no hay blancas ni negras - reflexionaron.
Sólo hay palomas. Y retornaron a los palomares. Pero no todas regresaron al suyo. Resolvieron que, en prueba
de amistad, un grupo de blancas se fuera a vivir al palomar de las negras, y un grupo de negras iría al de las
blancas.
-¡Somos palomas, somos palomas! - cantaban mientras se perdían en la altura.

Podemos preguntar: ¿Qué les parece, la paloma negra, era como todas? ¿Por qué? ¿Es posible convivir entre
todos? ¿De qué manera? ¿Qué es lo común en el cuento, qué las une a todas? ¿Qué es lo diferente y qué es lo
común en la escuela? ¿Qué es lo diferente y qué es lo común en las familias? ¿Qué es lo diferente y qué es lo
común en los chicos? ¿Qué sentimientos nos genera una situación en la que se está discriminando a alguien?
¿Cómo actuamos en esa situación? ¿Qué les parece que hubiese sucedido si cada grupo de palomas (blancas y
negras) no se hubiesen mezclado?
Seños: recuerden que dado el caso, estas actividades podrían realizarse en una jornada especial con los padres. O
de manera virtual, involucrándolos.
Leemos la frase:

Cada niño es especial…


Los niños son como mariposas en el viento…
Algunos pueden volar más alto que otros,
pero cada uno vuela de la mejor forma que puede.
¿Por qué entonces compararlos unos con otros?
Cada uno es diferente…
Cada uno es especial…
¡Cada uno es hermoso y único!
¿Qué les parece, si ahora dibujamos y pintamos cada uno, una mariposa? Esa mariposa nos va a representar y
cada una va a ser diferente, como diferentes y únicos somos cada uno de nosotros. Podemos usar collage;
acuarelas, lápices de colores, témperas, fibrones, lo que tengan en casa o en el Jardín. Todo vale.
Opcionalmente, podrían hacer y pintar palomas, las recortan y ¡a jugar!

¿Se acuerdan que las palomas se revolcaron en el barro? Les propongo que juguemos con barro. Esta propuesta
nos sirve tanto para el Jardín como para jugar en casa.
Jugamos con barro: Vamos al patio y dejamos a los/as niños/as explorar libremente la tierra, dejándoles a mano
palas, carretillas, baldes, rastrillo, palanganas o cacharritos que tengan en casa. Si quieren, pueden delimitar el
lugar en donde los van a dejar jugar con ladrillos, palos, banquetas, por ejemplo.
Después, podemos darles una manguera o balde para que le agreguen agua, transformando en un charco ese
lugarcito, en el que se pueden meter (si tienen botas de goma, mejor y si no, habrá que lavar las zapatillas,
después). Al charco lo pueden decorar con hojitas, florcitas, juguetitos. O con las maripositas que hicieron. O las
palomas. También podemos dramatizar el cuento.
Ahora ya están en condiciones de empezar a hacer “comidita”, tortitas, bloquecitos de barro y arena. Dejen a los/as
niños/as experimentar, ellos saben, pueden y quieren, sólo hay que proveerles los elementos.
Si no tienen patio, pueden darles una palangana con tierra y un lugar de la casa para jugar. Recuerden que estas
experiencias sensoriales son muy importantes para los/as niños/as. También aprenden usando el tacto.
Para hacer tortitas de barro, pueden usar moldecitos, baldecitos, tapitas de gaseosa, de desodorante, tupper
chiquitos, lo que tengan en casa. Si no disponen de un sector de tierra y usan un recipiente en el que ponen tierra,
la preparan agregándole agua de a poco con una jarra o baldecito para que tenga la consistencia necesaria para
poder usarla. Pueden preguntarles a los/as niños/as “¿cuántas tortitas hiciste? ¿para quiénes son?”. Si son cinco
de familia, piden que nombre a los cinco integrantes. Es importante que ayuden a los/as niños/as a pronunciar bien,
insistir para que modulen y pronuncien, en la medida de sus posibilidades, cada uno de los fonemas de cada
palabra. Puede ser agradable y gracioso escucharlos/as pronunciar mal, pero cuando un/a niño/a se escolariza, es
importante que sus pares y sus docentes entiendan lo que dice, porque su familia no está ahí para “traducir”.
Podemos preguntar “¿qué comida hiciste? ¿cómo era la receta? ¿qué ingredientes tenía? ¿cómo la preparaste?”.
Después de jugar con tierra, barro y agua, podemos aprovechar para escribir lo que hicieron, quiénes jugaron, a
qué jugaron, cuántas tortitas hicieron, a qué integrantes de la familia invitaron a comer (escriben los nombres y
dibujan las tortitas que hicieron y cuántas se comió cada uno, escribiendo también los números), qué elementos
usaron; si construyeron casitas con agua, arena y barro, también cuentan la experiencia. O si hicieron el charco y lo
decoraron, dibujan y escriben un título y los elementos que usaron.
Es importante compartir con los/as hijos/as estos momentos, porque pueden jugar todos, grandes y chicos y
podemos revivir momentos que fueron muy placenteros en nuestra infancia. Recuerden que si nos convidan con la
comidita que hicieron, no rechazar lo que nos ofrecen, sino involucrarse en el juego, con decir “ñam, nam, ¡qué
rico!”, el/la niño/a siente que está avalado por su madre o quién juegue con él, porque aunque sabe que es un juego
y esa “comidita” es de mentira, está imitando lo que se hace en la vida real, lo que hacen los adultos. Es como un
actor que se pone en la piel de un personaje y aprende de eso.
También pueden pintar con barro. Es una experiencia sensorial muy fuerte. Con pincel o con el dedo o con la mano
toda. Pueden poner plasticola, dibujando y luego agregar tierra seca o humedecida.
Pueden dibujar, en un papel, en una hoja pequeña o grande, la que tengan, las palomas, usando témperas y barro.
Disfruten de estas experiencias con sus hijos/as y recuerden que cualquier actividad puede ser convertida en una
situación de aprendizaje.

(*) Este cuento y estas actividades, también podemos adaptarlas para trabajar el Día del Respeto a la
Diversidad Cultural.

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