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Curso 2021-2022
INTRODUCCIÓN
El gen ACTN3 se localiza en el brazo largo del cromosoma 11 y es uno de los principales
factores genéticos que influencian en el rendimiento y contracción muscular del hombre.
Codifica la proteína estructural del sarcómero α-actinina-31, que es una de las dos isoformas
de las proteínas de unión a actina en el músculo esquelético, donde estabilizan y entrecruzan
ligamentos delgados de actina con las líneas Z del sarcómero durante la contracción
muscular. La α-actinina-3 únicamente se activa a las fibras musculares de tipo II o de
contracción rápida. (1) (2)
Las fibras musculares glucolíticas rápidas o de tipo II están formadas por un bajo contenido
en mitocondrias, capilares y mioglobina, y tienen mayor número de miofibrillas y un mayor
diámetro por lo que generan mayor fuerza y movimientos explosivos. Su principal vía de
obtención de energía es la glucolítica, prescindiendo de la presencia de oxígeno, y esto
favorece la rápida contracción y a la elevada fatiga posterior. (3) (4)
Es interesante destacar que los individuos con el genotipo XX ACTN3 compensan esta
deficiencia de α-actinina-3 con una mayor expresión de α-actinina-2. Por lo tanto, los
efectos fisiológicos encontrados en los homocigotos XX están claramente relacionados con
una falta de α-actinina-3 en lugar de una cantidad reducida de α-actinina dentro del
músculo. (5)
1
La α-actinina es una proteína fundamental para formar la estructura de los sarcómeros y actúa como punto
de anclaje de los filamentos de actina. (2)
Alrededor del 20% de la población mundial posee el genotipo XX y a pesar de que la
deficiencia de α-actinina-3 no explica ninguna enfermedad muscular, las evidencias
actuales señalan que podría afectar a la fisiología del músculo, riesgo de lesiones y su
rendimiento deportivo. (5)
No existen suficientes investigaciones que corroboren la evidencia para respaldar que los
individuos RR son más propensos a obtener mejores beneficios de los programas de
ejercicios basados en la fuerza o la potencia que los individuos XX. Aun así, dado que el
genotipo RR suele estar sobrerrepresentado en velocistas de élite y atletas de potencia, en
comparación con poblaciones de control de individuos no entrenados, es muy posible que
poseer este genotipo favorezca las opciones de ser un atleta de élite en dicha disciplina
deportiva. Además, la menor incidencia de ciertos tipos de lesiones junto con los marcadores
reducidos de daño muscular inducido por el ejercicio observados en atletas de RR podría
ofrecer un apoyo importante para el rendimiento deportivo. Sin embargo, se debe tener en
cuenta la presencia de otros factores hereditarios y la necesidad de condiciones ambientales
óptimas para sobresalir en el deporte, incluso en individuos con el genotipo RR. Es
importante resaltar que la deficiencia de α-actinina-3 debida al genotipo XX no excluye la
posibilidad de lograr un alto rendimiento en deportes de potencia. (7)
A pesar de los varios metaanálisis y revisiones sistemáticas que se han realizado hasta el
momento, la gran mayoría obtiene resultados poco claros y contradictorios. Sin embargo, en
el estudio realizado para investigar la asociación entre el polimorfismo R577X ACTN3 en
atletas mujeres de resistencia en China, sí que se puede observar una diferencia significativa
donde el genotipo XX estaba significativamente presentado en el 21,2% y el alelo X en el
41,1% en las atletas de resistencia femenina en comparación con los controles, mientras que
no se observaron diferencias relacionadas con el genotipo de atletas de resistencia
masculinos. Además, la frecuencia del genotipo ACTN3 XX (28,6%) fue la más alta en un
grupo de atletas de alta élite en comparación con otros grupos, lo que apoyó su hipótesis de
que la ausencia de α-actinina-3 proporcionaba algún tipo de ventaja para los atletas de
resistencia. Los resultados indicaron que el polimorfismo ACTN3 R577X se asoció con el
rendimiento de resistencia en atletas femeninas, pero no en atletas masculinos en China. (8)
Existe cierta evidencia con respecto a la influencia del genotipo ACTN3 R577X en la
incidencia de lesiones musculares relacionad con el ejercicio, aunque los resultados no estén
del todo claros. Inicialmente, un estudio con atletas femeninas sugirió que las portadoras del
alelo R tienen una mayor probabilidad de sufrir lesiones musculares sin contacto mientras
practican diferentes actividades deportivas en comparación con las portadoras del alelo X
(10). Por el contrario, en otro estudio con jugadores de fútbol de primera división, mostró que
aquellos jugadores con el genotipo XX tenían una probabilidad mayor de sufrir lesiones
musculares (11). Con estas dos investigaciones se abre un cuadro de discusión bastante
relevante pues la evidencia apunta que los atletas XX son más propensos a sufrir lesiones
musculares relacionadas con el deporte en comparación a los atletas RR, confirmando, en la
mayoría de los casos, el papel negativo del genotipo ACTN3 XX en los deportistas.
Se ha encontrado que las mujeres con el genotipo XX tienen una densidad mineral ósea más
en comparación con el genotipo RR. (13). Estos mismos resultados también se han
encontrado en el modelo de ratón ACTN3 KO (9). En los hombres, se ha demostrado que el
genotipo XX podría estar asociado con niveles séricos más altos de osteocalcina, una
hormona proteica producida por los osteoblastos y potencialmente asociada con el proceso
de formación ósea, en comparación con las contrapartes RR y RX (14). En conjunto, esta
información sugiere que la ausencia de α-actinina-3 podría predisponer a las personas a una
mayor probabilidad de lesiones óseas.
El daño muscular inducido por ejercicio es el daño en la fibra muscular esquelética que
involucran contracciones excéntricas de alta intensidad, o un gran cantidad de contracciones
concéntricas. Esto ocurre particularmente en estructuras musculares no acostumbradas al
ejercicio físico. Se trata de un proceso fisiológico generalmente acompañado de un inicio
tardío de dolor muscular, inflamación, hinchazón, pérdida de proteínas intramusculares,
como la creatina quinasa (CK), la mioglobina y la lactato deshidrogenasa (LDH) en la sangre.
Aunque los altos niveles de daño muscular se han investigado desde una perspectiva clínica
el grado de daño muscular alcanzado durante el ejercicio puede considerarse un factor de
rendimiento en algunas disciplinas basadas en la resistencia. (9)
Esto se basa en varias investigaciones que indican que los portadores del alelo X o genotipo
XX, tienen valores más altos de marcadores séricos de daño muscular. Se ha observado
elevaciones de los niveles séricos de CK y mayores valores de dolor muscular en atletas de
maratón y carreras de medio triatlón (9) (12)
CONCLUSIÓN
Es evidente que aún quedan cuestiones por investigar, como puede ser la de confirmar que
los atletas XX tienen una mayor probabilidad de sufrir lesiones musculares y de ligamentos
durante el ejercicio. La evidencia actual sugiere que la deficiencia de α-actinina-3 no tiene
ningún papel beneficioso en el aumento de la capacidad de resistencia. Deberán llevarse a
cabo futuras investigaciones en contextos deportivos reales para que sean más aplicables al
rendimiento deportivo y deportistas de élite.
Cabe señalar que los polimorfismos genéticos rara vez actúan solos en términos de
rendimiento deportivo, ya que el conjunto de interacciones multifactoriales complejas entre
diferentes genes y factores ambientales son los responsables de la influencia de la genética
en el rendimiento deportivo.