Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de 1842)
2. Los sucesos por los que vino la revuelta, se inició por la insurrección de
Barcelona el 15 de noviembre. La ciudad se reveló contra la política de
Espartero que amenazaba al proteccionismo exigido por los industriales
catalanes para mantener el monopolio de sus productos textiles en España, la
pérdida del comercio a causa de la nueva política librecambista que permitía la
entrada de tejidos británicos más baratos y de mayor calidad, a lo que se le
sumo el creciente contrabando de tejidos. El anuncio de un tratado comercial
con Inglaterra agudizo aun más el enfrentamiento ya que Barcelona al ser en
aquellos tiempos uno de los puertos más transitados y más populares con
respecto a actividades comerciales, lo último que se podían permitir es la
entrada de productos que lejos de tener una gran calidad eran mucho más
baratos y por tanto más asequibles, esto obstaculizo el crecimiento industrial en
el puerto y todos los trabajadores que ahora recibían menos dinero y los que
estaban en las calles, cansados de la carencia de empleo, se unieron a una
recluta de soldados en los que más de 15.000 milicianos se manifestaron contra
el regente.
El propio Espartero se ocupo de la represión del motín con la ayuda del capitán
general de Cataluña Antonio van Halen. Las órdenes que dio al capitán general
Van Halen fueron contundentes: bombardear a Barcelona desde el castillo de
Montjuic. A las 11.30 de la mañana (como se representa en la imagen, desde
donde se estaban lanzando los obuses) Van Halen, antes de contactar con el
regente, ya había ordenado a sus hombres a retirarse a aquella posición, ya que
las revueltas eran demasiado fuertes y no disponía de fuerzas suficientes para
mantener a raya a los insurrectos. A las 18 horas se formaron dos comisiones,
una de la ciudad y otra de la Barceloneta, compuestas por ocho miembros cada
una, encargadas de negociar con el capitán general las condiciones para un alto
el fuego. Recibió Van Halen solamente a tres de los comisionados, cuyos
nombres quedan para la historia: Pablo Mas, José Torné y Juan Antonio
Ciantar. Se repitió la escena anterior, porque el capitán general, cumpliendo
órdenes de Espartero, se negó a aceptar ninguna condición: exigían la rendición
total.
La Junta se vio obligada a aceptar, puesto que carecía de medios para
enfrentarse a la artillería española.Habían caído sobre la ciudad 1.014
proyectiles, entre bombas, granadas y balas. Quedaron totalmente destruidos
462 edificios e incontables muertos y heridos.