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MÁS ALLÁ DEL DOMINGO, Origen y Propósito del Culto Cristiano

Salmo 27:4 Le he pedido al Señor, y sólo esto busco: habitar en su casa todos los
días de mi vida, para contemplar su hermosura y solazarme en su templo.
¿Te has cuestionado porque debemos asistir a la iglesia, y si el día más
importante es el domingo, o para qué vamos a la iglesia, o de donde surgió esta
práctica?
El Señor es el centro de toda la vida y de las aspiraciones del salmista; con El no
teme a un escuadrón de enemigos que se le opongan; pero, además, su
seguridad encuentra su complemento en la vida de devoción del santuario,
contemplar el encanto del Señor, es decir, habitar en su templo; su deseo
supremo es ser huésped permanente de su Dios en su santuario, que es la
morada que el Señor de los cielos tiene en la tierra para convivir con sus fieles,
preocupándose de sus problemas e inquietudes. Allí está el encanto del Señor, es
decir, la disposición benevolente de Dios hacia los que saben gustar de su
compañía espiritual. Sobre todo, allí encontrará el salmista su plena seguridad el
día de la desventura; allí se sentirá a buen recaudo, como el arca del testamento
en el tabernáculo o pabellón del desierto. Al lado del Señor se sentirá lejos de sus
enemigos, dominándolos como desde una elevada roca y manteniendo erguida su
cabeza sobre ellos. Es el triunfo material y moral sobre ellos, conseguido gracias a
la protección de Dios, que mora en el templo, inaccesible al malvado.

Es muy lamentable la condición de miles de creyentes alrededor del mundo,


miembros de un sin número de congregaciones, quienes piensan que por el hecho
de asistir al servicio de su iglesia el día domingo, ya esto es suficiente para cumplir
con sus deberes cristianos y así agradar a Dios. Si bien es cierto, congregarnos
para una buena celebración el domingo, es una bella experiencia y buena
oportunidad de comunión con los hermanos, es también de anotar que esto no es
suficiente para el desarrollo y manifestación de una vida cristiana plena.

Culto al sol 

Verás, en ese momento que el culto Mitraísmo o culto a sol eran la religión oficial
del imperio Romano. Se colocó como el mayor competidor a la nueva religión
cristiana. Tenía su propia organización, templos, sacerdocio, túnicas — todo.
También tuvo un día de culto oficial en el que el homenaje especial era para el sol.
Ese día fue llamado “El venerable día del sol”. Fue el primer día de la semana y de
él obtuvimos el nombre que hasta hoy es nuestro domingo. Cuando Constantino
forzó a sus hordas paganas en la iglesia a que observaran el día del sol como
adoración al Dios del sol. Este era su santo día festivo. Para que fuera más
conveniente para ellos hacer el cambio a la nueva religión, Constantino aceptó su
día de culto, el domingo, en lugar del sábado de los cristianos, que había sido
observado por Jesús y sus discípulos. Recuerde que el camino ya había sido
preparado para esto por los crecientes sentimientos anti-judíos contra quienes
fueron acusados de darle muerte a Jesús. Dichos sentimientos, naturalmente,
sería la causa de que muchos cristianos se retiraran de algo que celebraban los
judíos religiosamente. Por lo tanto, es más fácil de comprender cómo el cambio se
impuso sobre el cristianismo a través de una ley civil fuerte, expedida por
Constantino como el emperador de Roma. La redacción de dicha ley, por cierto, se
puede encontrar en cualquier enciclopedia confiable. Los primeros cristianos,
sintiendo que no se debían seguir más que lo necesario de los judíos, estuvieron
dispuestos a alejarse del sábado que fue guardado por los judíos.
Para mayor información, visita esta página: http://www.sabadobiblico.com/historia-
del-sabado/como-fue-cambiado-el-sabado
¿En qué consiste el culto personal?
En Romanos 12:1, Pablo exhorta a presentar nuestros cuerpos como un sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios. Es decir, un culto con raciocinio e inteligencia, lejos
de la monotonía y el  ritualismo.

Debemos entender que la vida cristiana no se reduce a una práctica semanal, sino
más bien a un modelo de vida cotidiano. Así queda demostrado en los siguientes
pasajes de la Sagrada Escritura:

Lucas 1:72-75 “Mostró su misericordia a nuestros padres, y se acordó de su santo


pacto, de su juramento a nuestro padre Abrahán: Prometió que nos concedería ser
liberados de nuestros enemigos, para poder servirle sin temor, en santidad y en
justicia todos nuestros días delante de él”.

En esta escritura de Lucas se afirma de manera categórica que al Señor hay que
servirle en santidad todos los días de nuestra vida. Esto nos da pie para que
hagamos la diferencia entre un creyente activo y un creyente nominal. La vida
cristiana no se debe limitar solo a la liturgia de un domingo, sino que se ha de
extender a todos los días de la semana, del mes y del año. Cómo tratamos a la
esposa y a los hijos en el seno del hogar en nuestro cotidiano vivir? Qué tal
la relación con nuestros compañeros de estudio o trabajo? Cuál es el
comportamiento con nuestros amigos y vecinos?
Pregunta crucial: ¿A QUÉ VENGO AL CULTO?
Debemos tener muy claro cuál ha de ser el propósito de congregarnos para una
gran celebración delante del Señor. Hay por lo menos siete razones
principales por las venimos a la presencia de Dios.
1. 1- Dar gracias a Dios
2. 2- Dar alabanza
3. 3- Dar adoración
4. 4- Oír la palabra del Señor
5. 5- Contribuir para la obra de Dios
6. 6- Vivir en comunión
7. 7- Buscar una nueva experiencia
Ante estas prerrogativas, queda claro que la celebración, lejos de ser un mero
ritual mecanizado, es una gran oportunidad de dar al Señor lo mejor de nosotros
mismos, lo cual no está limitado a las cuatro paredes de un auditorio ni a las horas
señaladas de una actividad religiosa. Ha de ser algo que marca nuestra vida y
conducta con una actitud de gratitud, alabanza, adoración, obediencia,
generosidad, comunión y experiencia viva en todos los día de nuestra vida.
Conviene entonces hacer un paralelo con las actividades de la iglesia primitiva, lo
cual nos permita analizar en detalle el formato de tales celebraciones.

¿Cómo era el culto en la Iglesia Primitiva?


Hechos 2:41-42 Fue así como los que recibieron su palabra fueron bautizados, y
ese día se añadieron como tres mil personas, las cuales se mantenían fieles a las
enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo compañerismo, en el partimiento del
pan y en las oraciones.

Hechos 2:46-47 Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las
casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón, mientras alababan a
Dios y brindaban ayuda a todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a
los que habían de ser salvos.

Según estas porciones bíblicas se confirma que todo el ceremonial de la antigua


Ley tiende a desaparecer. Ahora la prioridad es perseverar en la doctrina
apostólica, vivir en comunión, hacer celebraciones en el templo cargadas de
gratitud, alabanza y adoración. Tales actividades no se reducían a una reunión
semanal, mas bien todo el tiempo estaban en función del reino de Dios, cuyo
resultado era el crecimiento continúo del pueblo de Dios.

I Corintios 14:26 Por lo tanto, hermanos, cuando ustedes se reúnan, tal vez cada
uno tenga un salmo, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lengua
extraña, o una interpretación; pero todo deben hacerlo para la edificación.

Este texto de la palabra nos da una idea muy clara de lo que podía ocurrir en una
de estas reuniones de la iglesia. Por lo visto se podía dar prioridad a la alabanza,
aunque esto no era un ritual invariable. Recordemos que en la reunión que Jesús
celebró con sus discípulos, cantaron el himno al final de la celebración.

Mateo 26:29-30 Yo les digo que, desde ahora, no volveré a beber de este fruto de
la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi
Padre.» Luego de cantar el himno, fueron al monte de los Olivos.

Todo lo anterior nos enseña que para la celebración no siempre tiene que haber
un formato predeterminado, sino que debemos obedecer a la inspiración y
dirección del Espíritu Santo.

Efesios 5:19-20 Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cánticos espirituales;
canten y alaben al Señor con el corazón, y den siempre gracias por todo al Dios y
Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Colosenses 3:16 La palabra de Cristo habite ricamente en ustedes. Instrúyanse y
exhórtense unos a otros con toda sabiduría; canten al Señor salmos, himnos y
cánticos espirituales, con gratitud de corazón.

No cabe duda que la celebración de las reuniones de la iglesia primitiva siempre


estuvo caracterizada por un buen derroche de alabanza, un excelente y notable
entusiasmo, vibrante comunión y unción desbordante.

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