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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÒLICA DEL ECUADOR

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA

DEONTOLOGÌA JURÌDICA

Nombre: David Vivanco

Fecha: 14 de noviembre de 2022

Vuelva a leer "Los mandamientos del abogado", de Couture. Explique con sus propias palabras cada uno
de los mandamientos del decálogo, agregando a su explicación la relevancia que tiene cada uno EN LA
PRÁCTICA en su propia vida, y cómo le han permitido (o le hubieran permitido, si lo hubiera seguido)
solucionar un problema de desempeño profesional.

Los mandamientos del abogado, a mi forma de ver, explica y expone


de manera clara y concisa, cuales son los ejes principales que deben
envolver a cualquier persona que se dedique a ejercer cualquier tipo
de actividad jurídica en general, ya que su alcance va mucho más allá
de los profesionales que exclusivamente se dedican al litigio. El primer
mandamiento referente al estudio y actualización constante de los
abogados en el campo académico y literario me parece bastante
apropiado y asertivo, ya que es menester contar con información
fresca y fidedigna en el manejo y ejercicio de esta profesión. Muchas
de las normas, leyes, códigos, reglamentos, etc. tienen actualizaciones
y reformas constantes y es sumamente importante mantenerse al
tanto de lo que sucede jurídicamente. Como bien dicta el primer
mandamiento, mientras menos te prepares y sigas actualizando tus
conocimientos, serás cada día menos abogado. Esto también quiere
decir que los estudios no terminan con la obtención de un titulo de
grado o postgrado, sino que, en un supuesto idealista, un abogado
debería seguirse preparando por el tiempo que dure su carrera
profesional.

El segundo mandamiento respecto al ejercicio racional de interpretar


la realidad desde una manera lógico-cognitiva para así
verdaderamente entender como funciona el ejercicio profesional y
como se desenvuelve la mayoría de áreas, espacios y plazas laborales
en el transcurso y desarrollo de nuestra carrera profesional como
abogados, ya sea que nos desenvolvamos en el campo del libre
ejercicio o seamos funcionarios públicos o privados a tiempo completo
en alguna institución, lo mas importante a la hora del ejercicio, es la
razón. El derecho por naturaleza es lógico y racional y por lo tanto debe
entendérselo desde esta perspectiva, más que desde una perspectiva
teórico fundamental. En lo personal, este es uno de los mandamientos
con el cual más me identifico ya que en mi experiencia laboral he
notado que mucho más allá de los conocimientos legales se necesita
de una interpretación lógico racional de cada caso y situación en
específico para así lograr encontrar la mejor solución accesible para
los clientes que acuden a nosotros en busca de asesoría o patrocinio
jurídico.

El tercer mandamiento hace referencia a uno de los valores


fundamentales que a mi manera de ver describen y representan a un
abogado probo y diligente, el trabajo. Y no me refiero a cualquier
trabajo sino a uno eficiente y bien realizado, en la medida que las
necesidades del cliente sean satisfechas, mientras que no se
descuidan los demás casos que se ventilan en ese despacho. Un
abogado respetable se considera una persona trabajadora. Es cierto
que muchas de las veces la mayoría de “trabajo” arduo y demoroso
que existe en una firma legal lo resuelven los asistentes legales o
abogados juniors encargados de aquello, mientras que el trabajo que
demanda mayor enfoque, concentración, experticia, dominio y
experiencia en el tema, se lo delegan a los abogados mas
especializados, los cuales invierten muchísimas mas recursos en
analizar e interpretar cada caso en particular, por lo que se podría decir
que el nivel de “trabajo” es mayor, aunque esto es totalmente relativo y
discutible.

La justicia es uno de los bienes intangibles mas codiciados por las


personas que se dedican o trabajan en cuestiones relacionadas al
ámbito jurídico, judicial, legislativo, normativo, etc. Pues es cierto que
mucho de los casos cuyas causas son conocidas por los tribunales
nacionales e internacionales, son carentes de este bien tan valioso, la
justicia. En este sentido, Couture señala que incluso se debe ponderar
a la justicia por sobre el derecho cuando exista conflicto entre estos
dos, y no podría esta mas de acuerdo. Muchas de las veces en mi
ejercicio como asistente legal, me he encontrado en dilemas por los
cuales he tenido que sacrificar el derecho en razón de la justicia, ya que
como la norma mismo lo expresa, no se sacrificara la justicia por la
mera omisión de formalidades, y a mi manera de ver no se debería
sacrificar la justicia por ninguna razón.

La lealtad es el principio que rige al quinto mandamiento, pues hay


muchas personas que comparan al derecho y sus personajes como un
mundo de ratas y vampiros. Además, es bien conocido que la abogacía
no es la profesión mas digna ni socialmente reconocida por ser
honorable ni mucho menos íntegra, honesta, justa o decente, por lo que
los abogados no han sido considerados “leales” a través de la
percepción general de la sociedad, sino mas bien se los considera
desleales a la causa, ya que aparentemente su fin y sus objetivos son
la mera consecución económica. Pero en lo personal, y en lo que he
logrado apreciar dentro del estudio jurídico en el cual trabaje por
mucho tiempo, es que la abogada principal y dueña de la firma, no
apreciaba mas que la lealtad y fidelidad integras de una persona o
compañero de trabajo. Pues los casos y asuntos que llegan y se tratan
en un despacho jurídico son de índole muy variado y muchas de las
veces traen consigo implicaciones político, sociales, económicas, etc.,
y es necesario que esa información permanezca dentro de la oficina y
sobre todo dentro de ese circulo profesional, ya que al existir fuga de
información se corren varios tipos de riesgos que es mejor evitar, por lo
que la lealtad es un bien que realmente no tiene precio y no se puede
comprar.

El sexto mandamiento de los abogados, referente a la tolerancia, hace


referencia a un bien que muchos no tienen. Pues si, por la naturaleza
misma de la profesión, se requieren un montón de toleración a la
frustración, tolerancia a los imprevistos, tolerancia a los malos tratos,
tolerancia a la negligencia profesional y judicial, y así podría seguir con
una lista innumerable. Por lo que es recomendable, respirar, repensar
la estrategia y continuar la jugada de l forma más asertiva e inteligente
posible. Este principio lo practico mucho, sobre todo con jefes molestos
y frustrados y con empleados públicos negligentes que no saben hacer
su trabajo.

La paciencia constituye el octavo mandamiento, y tiene mucha


relación con el anterior ya que entre las múltiples peculiaridades que
requiere un buen abogado, está la paciencia como una de las mas
importantes. Es bien sabido que los procesos son lentos y tardados, que
los jueces no suelen despachar las causas a tiempo, que la ineficacia
del sistema judicial y de la estructura institucional del Estado en general
es deficiente, y que probablemente, como abogados, en el ejercicio de
nuestra carrera nos toque perder mucho tiempo, energía, dinero y
recursos en cualquier tipo de improvisto, por lo que cultivar la paciencia
y saberla aplicar en la vida diaria es un plus que nos ayudara
muchísimo en el día a día, lo hablo desde la experiencia, ya que desde
el puesto de un asistente jurídico por lo general, una de las mas
grandes virtudes que puedes adquirir es la paciencia.

El noveno mandamiento respecto al olvido me hace acuerdo a


muchísimas veces que en lo personal me he enganchado con algún
comentario o me he apersonado de un caso en una medida
desproporcional. Esto desde cualquier perspectiva no es sano, y lo mas
recomendable es olvidar cualquier tipo de pasiones, emociones,
sentimientos, rencores o cualquier tipo de situaciones negativas que te
permitan hacer de manera correcta tu trabajo. Lo mejor es seguir para
adelante y no enfocarse en lo que ya paso de una manera obsesiva,
sino mas bien, regresar a ver al pasado, pero desde una óptica
educativa. Esto también lo vivo y lo trato de practica diariamente en mi
trabajo.

Y el ultimo mandamiento respecto al amor y la pasión que un abogado


puede desarrollar respecto a su profesión, tal vez me parece un tanto
extremista desde lo personal, puesto que pedirle a tu hijo, o a su vez
aconsejarlo que sea abogado y que siga la misma carrera familiar me
parece un poco abusivo y desubicado, tal vez sea porque mi padre lo
hizo conmigo. No lo sé, pero lo que si estoy seguro es que no me
arrepiento de nada…

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