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Como otro factor que delimita e intenta hacer una respuesta aun mas acertada,
cabe mencionar que este es un tema delicado que, al analizarlo mas a detalle
podrían esgrimirse tantas causas que a su vez generarían nuevas interrogantes
que lograrían desviar la atención del tema concerniente. Es por ello que, este tema
es difícilmente abordado por los autores, y que aun la Sociología del Derecho no
logra conceptualizar un modelo de abogado. Una herramienta útil para ³evaluar´ y
establecer determinados patrones de conducta podría ser la estadística, mas sin
embargo esta no ofrece la precisión requerida debido al carácter meramente
cambiante de las sociedades. Podría ser del todo cierto que esta interrogante tiene
dos vertientes claramente definidas, que envuelven a todo el mundo del Derecho y
que ha servido de barrera a todo este universo jurídico: se trata de la división entre
el deber ser y la realidad, es decir, el ser.
Abordando la primera vertiente, a la cual pertenecen las leyes en su sentido mas
amplio, esto es el deber ser. La ética, entre muchas otras disciplinas es
considerada una ³ciencia del deber ser´. Immanuel Kant como tantos otros autores
explica la existencia de un mundo donde domina la racionalidad del hombre. Este
autor sostiene que las cosas no suceden en forma necesaria, sino que se suscitan
por la plenitud de la voluntad del hombre. Es asi como Kant describe la idea del
deber ser. Construcción que nos interesa es la que realiza Kant afirmando que el
bien moral puede existir si las criaturas racionales se dan cuenta de lo que deben
hacer y actuando por un sentido de deber lo hacen. Trasladando esta afirmación
kantiana a nuestra interrogante: ¿Cuál debe ser la posición desde el deber ser del
abogado? Es indudable afirmar que si el abogado representa las leyes y un
estricto sentido de la justicia, es esta característica la que debe ser fundamental
en su formación, es esta la que debe predominar en todos los abogados. Kant por
otro lado, afirma que los seres humanos son distintos de las demás criaturas por el
raciocinio que les distingue de los demás seres vivos, esto conformando el valor
intrínseco del ser humano. Afirma que el humano es un fin en si mismo y que
nunca debe ser usado para la consecución de un fin. En este mismo orden de
ideas, el abogado como aquel representante de la justicia y la igualdad ante la ley
y ante los de sus mismos compañeros de profesión, debe procurar no obtener una
ventaja mayor a lo que realmente valen sus servicios, es decir, lo necesario para
su subsistencia es la ventaja que el abogado debe obtener por el ejercicio de su
profesión, no ver al cliente como un mero objeto de aprovechamiento pecuniario y
de ventaja monetaria.
Pero, ¿es esta la realidad del abogado?, si bien el abogado esta rodeado de estas
concepciones que meramente lo remiten a su conciencia, no es este el sentido al
cual esta guiada la profesión actualmente. Es lamentable admitir que muchos
profesionales, ejercen la profesión como un medio de enriquecimiento sin tomar
en cuenta la situación del defendido. Opiniones de muchos profesionales quienes
tienen cierta experiencia en el litigio, coinciden en que la ³corrupción´ de la
profesión no proviene meramente de los abogados que acuden a juicio. Entre
muchos quienes comparten la misma experiencia han vivido ciertamente que el
sistema de justicia no ha sido del todo transparente y que siempre ha dejado un
margen bastante considerable de desigualdad ante el menos favorecido,
aunándose a ese problema la ventaja del abogado sobre el cliente. El enunciado
de estos problemas solo describe un efecto dominó en el cual solo se perjudica en
ultima instancia la profesión que desde principios de la historia fue considerada
como noble, y que actualmente es vista como un mero medio de lucrarse
personalmente sin llegar a perseguir la justicia y la igualdad de un individuo ante
los demás. Como ultima consideración, es claro hacer un énfasis detallado y
persistente sobre estos valores, que están conectados íntimamente a esta
profesión. De lo contrario, su razón de ser se vera dejada al olvido.
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