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Legislación Laboral.

Actividad No.2

Jurisprudencia Y Doctrina Del Derecho Laboral

Presentado Por:
David De Jesús Gómez Martínez
Jorge Henit Murillo Bohórquez
Laura Ximena Medina Calvo
Oscar David Morales Aguirre

Docente:

Gregorio Antonio Álzate González, Contador y Abogado,

Universidad de San Buenaventura,

Especialización en Legislación Tributaria y Legislación Comercial de UNAULA.

Master en Dirección y Administración de Empresa Universidad Rioja.

Facultad De Ciencias Económicas, Administrativas y Contables.


Fundación Universitaria Católica Del Norte.

Marzo de 2023
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1. Introducción.

Hoy día es imprescindible que, en la mayoría de las profesiones, tanto ciencias

administrativas como ciencias médicas, sociales e ingenierías, se tengan cono- cimientos de la

legislación laboral actualizada para conocer nuestros derechos y deberes como trabajadores y

como empleadores.

Diversos eventos históricos que tuvieron lugar principalmente en Europa, como

el sistema feudal, la abolición de la esclavitud, los nuevos roles, dinámicas y la forma como la

tierra fue dividida, sentaron las bases para establecer cómo la relación laboral sería regulada en

Colombia.

Posteriormente, el desarrollo industrial en las ciudades y la constante protesta por la

desigualdad de las condiciones laborales de los trabajadores llevaron a la promulgación del

derecho laboral en Europa, que luego llegaría también al contexto colombiano. En general, las

leyes laborales en Europa y Colombia aparecen como resultado de la presión de las fuerzas

obreras en diferentes industrias a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

El derecho laboral se deriva del establecimiento de las regulaciones, leyes, normas y

disposiciones necesarias para asegurar que los trabajadores cuenten con todas las garantías para

el pleno ejercicio de sus obligaciones.

El derecho laboral en Colombia ha evolucionado en torno a las necesidades de los

empleados conforme pasa ha pasado el tiempo.


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La Constitución Política de 1991, declara desde su artículo 1 que Colombia “es un Estado

social de derecho”, por tal razón, el Estado tiene un papel de promotor del desarrollo y la justicia

sociales, para combatir las desigualdades humanas con sus mecanismos políticos y económicos.

En esta órbita de aspiraciones políticas y sociales se encuentran en un plano prevalente los

principios del derecho laboral, que resultan primordiales en razón de que posibilitan los medios

de subsistencia, y la calidad de ésta, para el mayor número de la población; en razón de que son

un factor económico del cual dependen de manera general el crecimiento y desarrollo

económico; y en razón de que de ellos se desprenden variadas y complejas relaciones sociales

concurrentes y divergentes en punto a los intereses que en ellas se traban.

Tres principios fundamentales del Derecho del Trabajo son el principio de buena fe, el

principio protector y el de irrenunciabilidad de los derechos laborales. Este principio está

presente en todas las ramas de nuestro ordenamiento jurídico (conjunto de derechos y normas

jurídicas de una sociedad).

El Derecho Laboral y de Seguridad Social es quizá uno de los que tienen más inclinación

garantista y frente al cual cobra una especial importancia la aplicabilidad de los principios

generales del Derecho, así como de aquellos que son, sin embargo, el derecho no es estático, y

menos el Laboral.

El Derecho Laboral, dado su contenido altamente garantista -de cara a las necesidades y

requerimientos de los trabajadores-, merece un especial estudio de los principios que le resultan

aplicables, así como del grado de los mismos. debido a las nuevas dinámicas del derecho laboral,

aspectos como la movilidad, la migración, la intermediación y la temporalidad de los vínculos

laborales, más dependientes de las dinámicas del mercado que de las condiciones del trabajo, han
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impuesto la necesidad de replantear la interpretación de los principios vigentes y de adecuar unos

nuevos, para responder a las necesidades de este Derecho en el marco del mercado.

Así las cosas, principios como la estabilidad laboral, la libertad de trabajo, el equilibrio

social, la igualdad, la irrenunciabilidad y el mínimo de derechos y garantías, cobran una nueva

dimensión con las dinámicas sociales, económicas y judiciales actuales.

2. Objetivos General.

Proporcionar a través de la lectura sobre legislación laboral los elementos que lo

conduzcan a conocer, comprender, interpretar y aplicar la legislación laboral vigente, a la luz de

los principios constitucionales mínimos fundamentales, como son la jurisprudencia.

2.1. Objetivos Específicos.

 Realizar una consulta acerca de la jurisprudencia laboral existente en Colombia,


expedida bien sea por la Corte Constitucional o por la Corte Suprema de Justicia e
incluso por el Consejo de Estado.
 Realizar una presentación tipo exposición de algunas de las sentencias laborales que
más le haya llamado la atención, la actividad tendrá una duración por equipos de 5
minutos y se hará por medio de la creación de un vídeo utilizando herramientas
dinámicas.
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3. Importancia de la Unidad de la Jurisprudencia Laboral, Análisis y Discusión.

Los Tribunales reciben en su seno numerosas, complejas y difíciles acciones y demandas

de todo tipo y que irán creciendo no tan sólo en la medida que en América latina crezca

industrialmente o se desarrollen más los servicios, las maquilas o zona francas industriales o

permanezca un turismo sostenido a sus tierras, la tecnología, etc., sino también cuando la

credibilidad en la administración judicial crezca, pues sería una mentira decir que en mucho de

nuestros países, todavía el Estado, no ha podido dar una respuesta rápida, justa y personal

capacitado del acceso a la justicia de muchos sectores de la sociedad, de ahí que las personas

cada vez más buscan fórmulas de resolución alternativa de conflicto, apartando el estado

investido del monopolio de la expresión jurídica1 sin contar muchas veces, la imparcialidad, la

independencia, igualdad de armas y las garantías de un proceso justo, posición que la Corte

Europea de los derechos humanos, admite que el justiciable pueda renunciar a la justicia del

Estado2. No obstante esa situación es creciente en varios países no tan sólo por ineficacia y

tardanza de nuestros tribunales, en dar respuestas a los expedientes sometidos, sino muchas

veces en dar respuestas coherentes a una “jurisprudencia estable”, buscan métodos alternativos

de soluciones de conflictos.

La jurisprudencia no es sólo una fuente de derecho, es la expresión viva del pasado, del

presente y del futuro posible del derecho es el conjunto de decisiones de la justicia rendidas

durante un cierto periodo dentro de una materia, sea dentro de una rama de derecho, de un

conjunto de derechos.

La jurisprudencia depende de las sentencias sean estas llamadas de principio o de

jurisprudencia constante, en la primera una sola decisión servirá para influencia o servir de
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precedente, la segunda, es la línea definida judicialmente para determinados casos en una materia

de derecho o procedimiento, jurisprudencia que es formada por los tribunales de primer, segundo

grado, o tribunales superiores, como los tribunales supremos, Cortes Supremas o suprema corte

de justicia, son estos últimos quienes al final establecen y mantienen la unidad de la

jurisprudencia nacional, como lo indica la legislación dominicana.

4. El Juez, la Sentencia y la Jurisprudencia.

El juez no puede so pena de insuficiencia o de ignorancia no decidir o dictar una

sentencia pues sería denegación de justicia; en esa virtud está obligado a dictar su resolución

judicial.

El juez en materia laboral, no puede dictar una sentencia en base a lo que le dicta su

conciencia, o entender que los jueces pueden como hacían los parlamentos en una época antigua

dictar sentencias de reglamento que no correspondían a la justicia contenciosa y no eran dictadas

para resolver un litigio entre dos partes.

En su efecto, eran verdaderos reglamentos, que tenían fuerza obligatoria en la

jurisdicción del parlamento que las había dictado y solamente en esta jurisdicción, de la

sentencia no tenían sino la forma, ya que el parlamento no disponía de otra forma para expresar

sus decisiones, es por eso que, determinaba para el porvenir, por medio de disposiciones

generales obligatorias para todos, como la ley misma, en fin esas “sentencias” no eran más que

resoluciones legales o administrativas, con elaboraciones de formas parecidas, a la sentencia,

pero que no lo eran ni por su contenido, ni por su procedimiento.

Los jueces en materia laboral están sometidos a grandes presiones, por un lado los

sectores sociales involucrados, en no pocas ocasiones los políticos, los amigos o conocidos, a
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veces la tendencia de proteger al más débil, y a veces el choque irremediable que se da en

innumerables situaciones en casos conocidos por conocer entre la justicia y el derecho, entre lo

radical de algunos procedimientos y los hechos presentados, sin embargo debe aprender y

mantener siempre al lado de sus principios individuales de honestidad y honradez, la formal

relación sobre cada uno de los hechos que le son sometidos apegarse a los principios jurídicos y

a un examen crítico y creativo cuando fuere necesario sin apartarse de los textos, pero sin

utilizarlos en forma exegética y utilizando la doctrina como una fuente de conocimiento y de

apoyo.

El juez para elaborar una decisión en materia laboral, debe estar dotado de una

sensibilidad especial, en su labor en una profesión hermosa, pero también plegada de

incomprensión y desafectos a la moral, las buenas costumbres y la honestidad.

El abogado laboralista no es un conservador de fórmulas mágicas guardadas en un museo

o en los viejos y empolvorados “repertorios” “digestos”, ni un aprendiz de brujo, ante los

cambios continuos o inesperados que podrían no realizar los tribunales, el abogado laboralista

tiene como en toda materia debe tener un mínimo de certeza, de previsibilidad, de idea, saber

cuál es el parecer “constante” o “de principio” de los tribunales, de ahí la importancia de la

jurisprudencia como un instrumento indispensable en la seguridad jurídica.

La jurisprudencia laboral es determinante en el de la vida democrática de un país, por su

relación directa con las estructuras económicas y sociales de una nación, de ahí que el juez en

materia de trabajo debe ser un juez especializado y con un procedimiento de elección no

contaminado por los sectores políticos o los sectores económicos, pues tendríamos magistrados

venales, parcializados, débiles, apegados a intereses y no al sagrado deber para lo cual han sido

designados, de ahí la importancia de la inamovilidad en las funciones de los magistrados.


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La jurisprudencia laboral, está sometida día a día a zonas grises, a lagunas, a puntos

negros, no previstas por el legislador, donde además de los principios clásicos utilizados

procesalmente cuando existen dudas sobre un caso especifico7, o el utilizar medidas para buscar

la materialidad de la verdad de los hechos8, el juez laboral es un creativo, pero no una creación

de normas, aplicable a los gustos, a las pasiones, o su formación ideológica, sino una creatividad

judicial fundamentada a una doctrina equilibrada, a los cambios de visiones jurídicas aplicables,

como serían los convenios y recomendaciones de la Organización Internacional de Trabajo (OIT)

ratificado por los países y en especial los que aparecen en la “Declaración relativa a los

principios y derechos fundamentales en el trabajo”9, de tanta incidencia en nuestros países,

además de los convenios internacionales relativos a los derechos humanos tanto americanos,

como universales.

No es extraño que una interpretación de nuestro más alto tribunal genera posiciones

encontradas en el poder legislativo, que busque fórmulas que le otorga la constitución para

imponer su posición, tal es el caso de una resolución administrativa o un decreto del poder

ejecutivo, declarado inconstitucional, por una decisión del tribunal supremo de justicia, que el

congreso nacional se apresta a darle aprobación en las cámaras legislativas.

El poder de una decisión de principio o de una jurisprudencia constante en materia

laboral en no pocas ocasiones da motivos de “seguidismo” o “de falta de análisis” “o reflexión”

por los tribunales inferiores que no se prestan a analizar la decisión dada sobre tal o cual

situación, sino a verificar su “semejanza” o “igualdad” y aplicar en ese mismo sentido la

sentencia de la Corte Suprema, lo cual no quiere decir que debe haber una constante

contradicción con los tribunales superiores, o denegar la aplicación del derecho, por estar en

franca y abierta lucha con otros tribunales, o entre Cortes Supremas y corte de garantías
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constitucionales11, lo cual puede crear al sistema político como tal y a la nación, un grave

problema de estabilidad y de credibilidad jurídica y social.

La unidad de la jurisprudencia significa no una “unidad monolítica” sobre los diferentes y

variados casos sometidos en los tribunales, ni la eliminación de la diversidad de opiniones que

deben ser generadas sobre las grandes decisiones que siempre se generan alrededor de puntos

específicos hasta su esclarecimiento, significa un estudio, reflexión y constante, una revisión de

los puntos, un examen de las posiciones mantenidas por los tribunales superiores, y por los

tribunales de grado, una aceptación de las corrientes doctrinales, que ejercen su influencia a

través de la crítica y la perspectiva, que se oponen al ciego seguidismo, que contribuyen a evitar

“un conocimiento mediocre del derecho, que incita a la no reflexión y la repetición”.

Los tribunales laborales, deben estar formados por jueces, que investigan, analizan,

buscan, crean, se involucran en el análisis, en forma objetiva y crítica, pues si en verdad,

conocieran situaciones planteadas por tercera persona, esas personas, son las que influyen en la

estructura social, y ese copo de humo de una decisión, se esparcirá por todo el terreno de la

sociedad, dejando parte de su aliento que en todo caso debe ser de justicia social.

Hoy se presentan en el derecho del trabajo, situaciones generadas por múltiples causas,

entre ellas la globalización, las crisis mundiales, las nuevas formas de trabajo no conocidas, ni

implementadas hasta las últimas décadas que a veces no existen ni legislación al respecto, el

resurgimiento de los derechos fundamentales y sus garantías en todas las ramas del derecho, la

lucha de la protección de las diferentes formas de discriminación, de los derechos de la mujer y

de los derechos de igualdad y diversidad, la protección sobre acoso, y violencia laboral, lo cual

ha dado cabida a que el juez en materia laboral al motivar su sentencia, que es necesario, pues

“los motivos nos permiten reconocer si los elementos de hecho necesarios para justificar la
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aplicación de la ley se encuentran en la causa, pues como decía Marty “la ausencia en la

sentencia de una descripción de las circunstancias de la causa suficientemente precisa para la

Corte de Casación pueden verificar si la decisión está legalmente justificada, o lo que es lo

mismo, si ella es el resultado de una exacta aplicación de la ley a los hechos tenidos por

constantes, es decir que para argumentar una sentencia ante todas estas situaciones, no basta hoy

la doctrina o la jurisprudencia nacional, entiendo preciso ante todos estos espejos de luces y de

sombras, tomar ayuda de normas internacionales de trabajo, acorde y aplicables a los casos

sometidos, situación que hace del juez y su unidad de criterio, un juez que debe estar abierto a las

nuevas realidades creadas por los tratados de libre comercio y derechos de integración y

comunitario.

4.1. Naturaleza y Finalidad

El nacimiento del recurso de casación conllevó per se una finalidad de protección a la

norma en una forma donde el juez era utilizado para la salvaguarda de la ley, esa finalidad

nomofiláctica ya no es concebida en esa visión no jurisdiccional, pues el recurso de casación ha

ido evolucionando.

Las dos finalidades clásicas del instituto de casación, siguen siendo con sus críticas,

contradicciones y objeciones:

a) La defensa del derecho objetivo y

b) La unificación de la jurisprudencia, con la primera a través de la correcta aplicación

del derecho que asegura los principios de seguridad jurídica e igualdad de todos ante la

ley, como también la certeza y previsibilidad jurídica y judicial mediante la unificación.


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Calamandrei1 entiende que el poder propio de la casación se presenta en dos aspectos: un

aspecto “en cuanto tiende a impedir que los órganos jurisdiccionales se valgan del poder de

mandar en concreto que el Estado ha delegado en ellos, sustrayéndose a la norma fundamental,

cuya observancia constituye la condición sine qua non de aquel poder”15 y otro aspecto “en

cuanto tiende a asegurar en el Estado la uniformidad de la jurisprudencia y por consiguiente, la

unidad y la igualdad del derecho objetivo, a través de la revisión y de la selección de las diversas

interpretaciones de una misma norma jurídica, coexistentes en la jurisprudencia a causa de la

pluralidad simultánea de los órganos judiciales de un mismo grado: desde ese punto de vista, la

Corte de Casación no se limita a destruir, sino que contribuye potentemente a disciplinar y a fijar

la fecunda obra de la integración del derecho objetivo que se lleva a cabo ininterrumpidamente

por la jurisprudencia”16, el maestro italiano entiende que las dos finalidades se combinan y que la

finalidad nomofiláctica no puede “sin más ser considerada como una supervivencia histórica que

no tenga razón alguna de existir en la concepción más moderna del instituto”17, concluye su

posición indicando “tenga presentes las dos finalidades de la misma, que aun cuando se puedan

considerar separadamente en la investigación científica, se entrelazan y compenetran, hasta

llegar a coincidir en la realidad concreta en la que casi siempre se reducen a ser nada más que

dos apariencias diversas de un mismo fenómeno. Esta dualidad de finalidades, que se integran y

se iluminan recíprocamente, no fue, por lo demás, desconocida por aquéllos que en el período de

la unificación legislativa fueron inspiradores de nuestro sistema judicial

La función nomofiláctica originada bajo los postulados positivistas de Rousseau y

Montesquieu que perseguía sancionar cualquier “contravention expresse au texte de la lai” que

pudiera realizar los tribunales en la aplicación de las leyes, se buscaba la protección de la ley en

1 indica críticamente que la distinción entre normas preceptivas y programáticas sirve para bloquear en sus
disposiciones esenciales
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sí misma, es decir, en su nacimiento la casación francesa tenía una clara y evidente función de

defensa de la ley.

La doctrina reciente española, tomando como base las influencias italianas19 entiende que

la nomofiláxis debe “entenderse, así como racionalización del derecho viviente, para depurar la

jurisprudencia, permitiendo que dentro de la uniformidad se eviten los estancamientos y todo ello

dotado al sistema, como se ha dicho, de las garantías precisas para asegurar la seguridad jurídica,

la previsibilidad del resultado al acudir a los tribunales y al principio de igualdad ante la ley”.

Entiende la nueva doctrina española que “no se trata de garantizar o tutelar en términos

abstractos, un ordenamiento preexistente, de defender el derecho por el derecho, sino de

salvaguardar el interés del ciudadano concebido como interés general en la certidumbre e

igualdad en la aplicación e interpretación del derecho (en el que se comprende de forma refleja el

interés particular), es así como la jurisprudencia de la Corte Suprema se orientan, y es esta la

forma en que de entenderse la nomofiláxis2 a proporcionar un unitario y racional derecho

viviente0.

Se discute la distinción entre dos finalidades, una pública y otra privada, la primera: la

defensa de la normativa y su interpretación por los tribunales llamado ius constitutionis y la

segunda, se refiere a la defensa del interés de las partes conocida como ius litigatoris.

En sus inicios el poder de casación era ejercitado directamente por el soberano o en su

representación por un órgano de naturaleza ejecutiva, la facultad, en proporción cada vez más

amplia, concedida a los particulares, de provocar de parte del órgano competente el ejercicio de

este poder, no en otra cosa que una facultad de denuncia, esto es, la facultad de llamar la

atención del monarca o de la representante acerca de una sentencia que en opinión del

2 Der. Protección de la norma jurídica.


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denunciante, contenía una violación tal a la voluntad del soberano que justificaba, por parte de

éste y en su interés, el ejercicio del poder de anulación reservado a él, luego durante la

revolución francesa en el recién iniciado el régime, esta facultad siguió su proceso de

transformación, asimilándose a un proceso jerárquico en materia administrativa, luego siguió su

evolución histórica a lo que es hoy día un recurso jurisdiccional.

Los teóricos no se ponen de acuerdo; por un lado los que consideran la prevalencia del

interés privado o ius litigatoris3 y los contrarios opinan diferente, sin embargo existe una tercera

teoría llamada “Teoría de la Equivalencia de los fines de la Casación”, que de acuerdo con un

estudio de Guzmán Fluja31 que la comenta indicando “la casación navega entre dos aguas bien

distintas: la satisfacción del interés del recurrente en la solución del caso específico y el interés

general en una jurisprudencia uniforme”, sostiene el citado profesor comentando la mencionada

teoría de Henke32 que no parece posible que la casación pueda servir por igual a ambos fines,

razón por la cual debe hallarse un orden jerárquico que resuelva el conflicto entre interés

particular e interés general.

4.2. Unidad de la Jurisprudencia, Casación y la Independencia de los Jueces.

La unidad de la jurisprudencia ha sido expresada en varias legislaciones en Iberoamérica

que la han consagrado, la Ley Procesal del Trabajo de Perú, No.26636, en su artículo 54 expresa

como fines esenciales de la casación:

“a) La correcta aplicación e interpretación de las normas materiales del Derecho Laboral,

provisional y de Seguridad Social y

b) La Unificación de la Jurisprudencia Laboral Nacional por la Corte Suprema de Justicia

de la República”, esa tendencia también se mantiene en Venezuela, siendo claro la disposición

3 La tutela judicial de los derechos e intereses legítimos de los litigantes.


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del artículo 177 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, publicada en fecha trece (13) de agosto

del dos mil dos (2002).

En la Gaceta Oficial de la Nación, indicándole a “los jueces de instancia deberán acoger

la doctrina de casación establecida en casos análogos, para defender la integridad de la

legislación y la uniformidad de la Jurisprudencia”.

En Panamá la legislación establece la continuidad o constancia de la decisión del tribunal

de casación, que tendrá por objeto “Procurar a exacta observancia de las leyes por parte de los

tribunales y uniformar la jurisprudencia nacional.

En consecuencia, tres decisiones uniformes del tribunal de casación, sobre el mismo

punto de derecho, constituyen doctrina probable y los jueces podrán aplicarla a los casos

análogos, lo cual no obsta para que dicho tribunal varíe de doctrina cuando juzgue errónea las

decisiones anteriores” (Art. 924 del Código de Trabajo), de ahí que la legislación

Hondureña41 aun manteniendo la unidad de la jurisprudencia ha establecido que “los jueces del

trabajo son independientes en el ejercicio de sus funciones y no están sometidos más que a la

constitución y a la ley”.

4.3. Unidad, Jurisprudencia y Autoridad.

La Jurisprudencia está integrada por las decisiones de los tribunales, que se conforman,

sea en las denominadas “constantes” cuando se hacen repetitivas sobre un asunto, caso o materia

específica; o de “principio” cuando establece por su importancia “doctrina judicial” en ese solo

caso.

La conformación de una unidad, una ideología, un parámetro judicial es necesario y

requerido en todo ámbito territorial o país, ahora esto cesa en la medida a la diversidad de las

opiniones doctorum, a una pluralidad de modos de entender a una norma única del derecho, o
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diversas formas de interpretación. Esa situación adquiere niveles dramáticos, cuando en un país

los procedimientos, los casos laborales son llevados a la jurisdicción civil, o no existe

procedimiento de casación en materia laboral, o cuando existe un código general del proceso

(Uruguay) o cuando no hay cortes de trabajo suficientes, situación muy común en América

Latina, siendo tribunales de segunda instancia en materia civil que conocen la materia social, con

poca o ninguna especialización. Calamandrei sostiene que esa “diversidad de las opiniones,

resultado inevitable en los grados inferiores de la diversidad de los órganos jugadores, se va

simplificando a medida que la jurisdicción se reduce, en los grados intermedios, a un número de

órganos cada vez menor, y se elimina en absoluto cuando el órgano supremo, al que corresponde

la última palabra acerca de todas las cuestiones jurídicas dudosas, atrae a sí las resoluciones

discordantes, las selecciona y las unifica al escoger entre todas las más fundidas, el peligro no

está en la cantidad de tribunales, ni que estos se vayan reduciendo hasta llegar al nivel más alto

de la pirámide de la estructura judicial, los problemas están en la no especialización de los

jueces, en América Latina y en las legislaciones que necesitan adaptación a la materia laboral, lo

que no hace tener en muchos casos una “jurisprudencia estable.

La unidad de la jurisprudencia es precisa para crear un cierto grado de doctrina judicial,

eso no quiere decir, ni entiendo significa una “concepción monolítica “de la interpretación, pues

los jueces en sentido general, desde los jueces de paz, jueces de primer grado o primera

instancia, jueces de apelación o jueces de segundo grado, tribunales de suplicación, tribunales

superiores de justicia y la corte suprema.

Cada uno es depositario y garantizador de la seguridad jurídica, y en ese tenor al tomar su

decisión debe aplicar la “uniformidad jurisprudencial”, aplicable, sin perder su independencia,


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sus propios precedentes y si fuere necesario su interpretación ante zonas grises que requieren de

investigación y creatividad ante las complejidades, la realidad presentada ante su tribunal.

Se sostiene que el tribunal supremo como tribunal único, con jurisdicción territorial tiene

“la última palabra”, con ello creando una unidad jurisprudencia en base a su autoridad jerárquica,

sobre todo, entienden otros que para los jueces inferiores implica que tendrán que hacer poco

esfuerzo intelectual, al tomar el precedente judicial para elaborar su decisión.

La situación del precedente judicial autoritas rerum similiter iudicatarum4 es de

influencia importante, no debe visualizarse como un fin normativo, sino ver la jurisprudencia con

un cometido interpretativo, y de integración, pues verlo de otra forma se corre el riesgo de una

paulatina sustitución de la voluntad legislativa por la voluntad jurisdiciente.

El precedente judicial es un tanto persuasivo, pero no favorece en su aplicación mecánica

y literal a una jurisprudencia más reflexiva, más lógica, más crítica, lo cual no quiere decir ni

pretender crear situaciones impropias en el aparato judicial, pero sí asegurar la independencia de

los jueces.

Los jueces inferiores no están sujetos a instrucciones, ni líneas, ni actúan en forma

dirigida, ni mecánica a las directrices, pues el juez sólo está sometido a la ley y a su conciencia,

no está obligado a acatar la decisión de la Corte Suprema.

La jurisprudencia5 puede crear su unidad en el espacio y en el tiempo, en la primera pues

es preciso evitar una fragmentación territorial de la doctrina judicial, esto aseguraría una mejor

administración de justicia, una seguridad jurídica y una mejor tutela judicial, y la segunda, pues

es preciso que la jurisprudencia sea “constante” o de “principio” tenga cierta credibilidad, para

evitar cambios a diario o constantes que hagan imposible una previsibilidad de los casos

4 Autoridad de las cosas juzgadas siempre del mismo modo.


5 Es suma y síntesis: como acepción general, la jurisprudencia es la ciencia del derecho
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sometidos a los tribunales y no se tenga ninguna certidumbre, haciendo salvedad que “el

tiempo”, no significa estacionarse impidiendo la evolución y adaptación de la jurisprudencia ante

los tiempos y las lagunas que se le presentan y las nuevas corrientes.

Por último, se ha establecido que la unidad de la jurisprudencia no puede concebirse por

la vía de autoridad, pero entiendo que esa unidad no es sólo para realizar una aplicación de la ley,

en forma literal o gramatical, sino para interpretarla, lo que contribuye a su esclarecimiento, a su

aplicación, a un contenido de docencia, a un contenido racional, un contenido ejemplarizado ante

los casos sometidos.

Dentro de las finalidades del recurso de casación, pero esa unidad de la jurisprudencia

necesaria para la continuidad misma de las legislaciones no puede a nuestro entender ser

perseguida sin buscar la justicia social, pues independientemente que en no pocas ocasiones los

tribunales fallan y rechazan pretensiones justas en el fondo, pero que no han cumplido con el

procedimiento.

Las leyes laborales sean las sustantivas o las de procedimiento persiguen la justicia social

en última rattio. Importancia de la unificación de la jurisprudencia

La importancia de la jurisprudencia no es sólo en la relación individual de un caso

específico, que encontramos como una gaveta igual a nuestro escritorio, o un papel igual al de

nuestro expediente, sino como reveladora de la situación futura, que en la medida que por

diferentes razones son conformadas, se determinan consolidadas.

La importancia de la jurisprudencia reside sobre todo además de la certidumbre futura en

la “capacidad judicial” de darle salidas a situaciones grises, como lo serían la aplicación de la

responsabilidad civil por el hecho del otro (art. 1384 pr. 1 Código Civil), en un caso donde el

responsable del daño no es ni el empleador, ni el trabajador, sino un sindicato de empleadores,


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que realizó una lista negra entre sus miembros, impidiendo el derecho al trabajo y el derecho de

trabajo, cuando la aplicación literal de la legislación55 laboral, no se refieren a un tercero que

como en el caso de la especie estaba violando un derecho fundamental56, bajo el predicamento

que una asociación de clase que tenga por misión organizar, dirigir y controlar la actividad de sus

miembros en el curso de la actividad a la cual ellos participan, es responsable en el sentido del

art. 1384 (TGI Cusset, 29 fevr, 1996, JC P 1997, II. 228 49, Note. J. Nouly) opinan en base a la

nueva visión de la responsabilidad civil por el hecho del otro (ver caso Bleck, ass, plen, 29 marz.

1991, D. 91, 324, N.C. Larromet) o de encontrar el significado y argumento jurídico del abuso de

derecho, realizado en contra de un trabajador que ocupa una función gerencial y que es

perseguido por la ciudad, por sustracción de debidas lo cual no es probada5 y en ese mismo tenor

la búsqueda de respuestas ante el acoso moral realizado a una trabajadora que ante las

humillaciones, hostigamiento y vejaciones sufre una recaída y pierde su empleo.

La labor de la unidad de la jurisprudencia es buscar soluciones ante nuevas realidades,

como lo es el pago de salario por tarjeta electrónica, cuando la ley no la ha previsto, por no

existir esa forma de pago al momento de su creación y se presentan situaciones al respecto o

defender las normas y principios laborales y constitucionales a las leyes de privatización y

capitalización realizado en nuestros países de América latina para favorecer a diversos sectores,

chocando frontalmente con las garantías laborales constitucionales.

La buena marcha de los tribunales depende de una “ideología jurídica” definida en la

práctica judicial, aplicando los principios de celeridad, concentración de los incidentes y el papel

activo y del juez en materia laboral6 la aplicación correcta del fardo de la prueba , o la limitación

de las presunciones64, o el uso de la proporcionalidad de hasta treinta al no pago de las

6 El juez laboral deberá de ser proactivo y hacer valer su facultad de tomar decisiones para impulsar el
procedimiento
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prestaciones laborales en la fecha prevista5 , y la aplicación de la buena fe para el descuento de

préstamos garantizados por el empleador al trabajador, todos estos ejemplos dan salida a

“Conflictos jurídicos” y satisfacen exigencias sociales y particulares.

5. Doctrinas del Derecho Laboral.

5.1. El Liberalismo.

Se pronunció como contrario a toda forma de organización laboral, por considerarlo un

peligro para la estabilidad social y el orden capitalista. En el liberalismo se desarrolló la modalidad

de Contratación Libre de La Prestación de Trabajo, donde eran válidas todas las condiciones y

modalidades estipuladas por la “libre” voluntad de las partes, lo cual se convirtió en la libertad para

oprimir al necesitado de trabajo.

La prestación de trabajo no estaba sujeta a límites máximos de jornada, se devengaban

salarios ínfimos que obligaban al resto de la familia, incluidos los niños a engrosar las filas de los

necesitados de trabajo.

ellos Promulga el lema: “A cada cual según su capacidad; y a cada capacidad según sus obras”.

Solo el trabajo legitima la obtención de bienes, es por ello que no se acepta pues la

institución de la herencia, para impedir la concentración de capitales y de la propiedad. rechaza,

sin embargo, la violencia como medio para la conquista del poder, el cual debe alcanzarse por

persuasión y el ejemplo.

5.2.Comunismo.

Es una doctrina social y política basada en la comunidad general de bienes, por ende,

adversa a la a propiedad privada, procura la instauración de un gobierno de trabajadores para los

trabajadores. Tiene una inclinación a métodos de acción violentos y a la revolución como


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estrategia para alcanzar el poder.

Propugnan la organización de las masas de trabajadores en un partido político de clase, dirigido a

la conquista del poder, por los medios que sea preciso, con el objeto de sustituir el capitalismo

burgués por una economía estatal que organiza la producción y la distribución socializada de los

bienes y de los productos,

Propone la dictadura del proletariado, niega la propiedad privada y afirma la socialización de los

medios de producción.

6. Sentencia C-107/02.

DERECHO AL TRABAJO-Nueva orientación constitucional

TRABAJO EN EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO-Alcance

Dentro de la nueva concepción del Estado como Social de Derecho, debe entenderse la
consagración constitucional del trabajo no sólo como factor básico de la organización social sino
como principio axiológico de la Carta; y además, que constituye la actividad libre y lícita del
hombre, que no sólo contribuye a su desarrollo y dignificación personal sino también al progreso
de la sociedad, bien que se trate de una actividad independiente o subordinada.

TRABAJO COMO DERECHO-Implicaciones

El trabajo como derecho, implica una regulación fundada en la libertad para seleccionarlo, por
lo que, salvo las restricciones legales, consiste en la realización de una actividad libremente
escogida por la persona dedicando a ella su esfuerzo intelectual o material, sin que puedan
impedírselo los particulares ni el Estado a quien, por el contrario, le compete adoptar las
políticas y medidas tendientes a su protección y garantía.

DERECHO AL TRABAJO EN CONDICIONES DIGNAS Y JUSTAS-Objeto

Este derecho comporta la exigencia de su ejercicio en condiciones dignas y justas, es

decir, su realización en un entorno sin características humillantes o degradantes o que desconozca


21

los principios mínimos fundamentales establecidos por la Constitución, y además que permita su

desarrollo en condiciones equitativas para el trabajador.

DERECHO AL TRABAJO-Presupuesto para protección por tutela

DERECHO AL TRABAJO-Alcance de la regulación por el

legislador/DERECHO AL TRABAJO-Regulación por legislador

El legislador no está habilitado para imponer límites al trabajo, entendido éste como la

facultad de todas las personas de ejercer libremente la actividad a la cual deseen dedicarse,

pero sí puede regular el derecho al trabajo para determinar su contenido y delimitar sus

alcances, siempre bajo condiciones dignas y justas y teniendo en cuenta los principios mínimos

fundamentales consagrados el artículo 53 de la Constitución.

EDAD DE RETIRO FORZOSO DEL SERVICIO PUBLICO

DERECHO AL TRABAJO-No concreción en un solo cargo

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO-Finalidad

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO-No es absoluto

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO-Carácter relativo

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO-Carácter relativo por

adquisición de status de pensionado


22

TERMINACION UNILATERAL DE CONTRATO DE TRABAJO POR

JUSTA CAUSA-Reconocimiento al afiliado de pensión de vejez

DERECHO A LA SEGURIDAD SOCIAL-Alcance

SISTEMA INTEGRAL DE SEGURIDAD SOCIAL-Objeto

SEGURIDAD SOCIAL-Principios/SEGURIDAD SOCIAL-Concepto ampliado

SEGURIDAD SOCIAL-Participación de particulares en la ampliación de la

cobertura y ejecución de prestaciones

REGIMEN DE SEGURIDAD SOCIAL EN PENSIONES-Objeto

En cuanto al régimen de la seguridad social en materia de pensiones recientemente la

Corte expresó que “ su objetivo es garantizar a la población, el amparo contra las contingencias

derivadas de la vejez, la invalidez y la muerte, mediante el reconocimiento de las pensiones y

prestaciones que se determinan en la Ley 100 de 1993, así como propender por la ampliación

progresiva de cobertura a los sectores de la población no amparados con un sistema de

pensiones”.

SEGURIDAD SOCIAL-No limitación por legislador como derecho irrenunciable

REGIMEN PENSIONAL-Establecimiento

SISTEMA GENERAL DE PENSIONES-Características

PENSIONES LEGALES-Evolución del concepto

PENSION DE JUBILACION-Evolución del concepto

PENSION DE VEJEZ-Definición

PENSION DE VEJEZ-Finalidad
23

DERECHO A LA PENSION Y DERECHO AL TRABAJO-Conexidad

DERECHO A LA PENSION DE VEJEZ-Fundamental y amplitud en

configuración legal

En razón de su naturaleza y teleología, y tomando como presupuesto el mandato expreso

del artículo 46 Superior, el derecho a la pensión de vejez ha sido erigido a la categoría de derecho

fundamental que está amparado con la acción de tutela, pero solamente para efectos de definir si

se reconoce o no una pensión, solicitar que se cancelen las mesadas debidas por afectación al

mínimo vital o que se ordene el pago de bonos pensionales, entre otras aplicaciones

sobresalientes. El derecho a la pensión de vejez, como derecho constitucional de carácter

fundamental, es de amplia configuración legal, toda vez que corresponde al legislador definir los

requisitos y condiciones para acceder a su reconocimiento. En este orden, la pensión no puede

considerarse un derecho gratuito como quiera que surge con ocasión de una acumulación de

cotizaciones y de tiempos de servicio efectuados por el trabajador.

LIBERTAD DE CONFIGURACION LEGISLATIVA EN PENSION DE VEJEZ-

Variables para la obtención

PENSION DE VEJEZ-Requisitos para la obtención/PENSION DE VEJEZ-Derecho

adquirido
24

DERECHO A LA PENSION DE VEJEZ EN REGIMEN DE PRIMA MEDIA CON

PRESTACION DEFINIDA-Requisitos

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO EN MATERIA DE PENSION DE

VEJEZ-Facultad de seguir trabajando y cotizando durante cinco años más para aumentar el

monto

Lejos de consagrar una restricción del derecho al trabajo representa un beneficio para

los trabajadores que han reunido los requisitos de su pensión de vejez, consistente en que pueden

continuar trabajando y cotizando durante ese término con el fin de aumentar el monto pensional

y así puedan retirarse en mejores condiciones económicas. Así lo entendió la Corte en la

Sentencia C-1443 de 2000 prohibiendo al empleador dar por terminada la relación laboral por

el mero hecho de habérsele reconocido la pensión a un trabajador, considerando que dicho

parágrafo otorga una garantía de estabilidad, por dicho término, solamente en función del

aumento del monto de la pensión.

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO EN MATERIA DE PENSION DE

VEJEZ-Facultad de seguir trabajando y cotizando durante cinco años más para completar

los requisitos

La expresión demandada “durante 5 años más” es constitucional, siempre que se

entienda que se trata de una garantía especial de estabilidad para el trabajador que dentro de

dicho término está en la posibilidad de adquirir el status de pensionado. Quienes no estén en esta

situación no quedan cobijados con este amparo, pues ello implicaría que so pretexto de la
25

expectativa de adquirir la pensión se le imprimiera al principio de estabilidad laboral un carácter

absoluto del cual carece.

PRINCIPIO DE ESTABILIDAD EN EL EMPLEO-Trabajadores próximos a adquirir

status de pensionados

LIBERTAD DE CONFIGURACION LEGISLATIVA EN PENSION DE VEJEZ-

Términos para gozar de beneficios

Referencia: expediente D-3643

Demanda de inconstitucionalidad contra el parágrafo 3°


(parcial) del artículo 33 de la Ley 100 de 1993 “Por la
cual se crea el Sistema de Seguridad Social Integral y se
dictan otras disposiciones”

Actor:

HORACIO PERDOMO PARADA y GERMÁN


ALFONSO ROJAS SÁNCHEZ

Magistrada Ponente:
Dra CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ
26

Bogotá, D.C., catorce (14) de febrero de dos mil dos (2002).

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones

constitucionales y de los requisitos y trámites establecidos en el Decreto 2067 de 1991, profiere la

siguiente

SENTENCIA

ANTECEDENTES

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, los ciudadanos HORACIO

PERDOMO PARADA y GERMÁN ALFONSO ROJAS SÁNCHEZ

demandan parcialmente el parágrafo 3° del artículo 33 de la Ley 100 de 1993, “Por la cual

se crea el sistema de Seguridad Social Integral y se dictan otras disposiciones”.

Mediante auto del 1° de agosto de 2001 se admitió la demanda y se ordenó fijarla en lista.

Así mismo, se dispuso el traslado al señor Jefe del Ministerio Público para lo de su competencia,

al tiempo que se ordenó comunicar la iniciación del proceso al Señor Presidente de la República

y al señor Ministro de Trabajo y Seguridad Social.


27

Cumplidos los trámites constitucionales y legales propios de los procesos de

constitucionalidad, y previo el concepto del Procurador General de la Nación, la Corte

Constitucional procede a decidir en relación con la demanda de la referencia.

LO ACUSADO

A continuación, se transcribe el texto de la disposición acusada, conforme a su

publicación en el Diario Oficial No 41.148 del 23 de diciembre de 1993, y se subraya y resalta lo

demandado.

“LEY 100 DE 1993


(diciembre 23)

Por la cual se crea el sistema de seguridad social integral y se dictan otras


disposiciones

EL CONGRESO DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA

DECRETA

ARTICULO 33.- Requisitos para obtener la Pensión de Vejez. Para tener derecho
a la Pensión de Vejez, el afiliado deberá reunir las siguientes condiciones:

1. Haber cumplido cincuenta y cinco (55) años de edad si es mujer, o sesenta (60)

años de edad si es hombre.


28

2. Haber cotizado un mínimo de mil (1000) semanas en cualquier tiempo.

(...)

PARÁGRAFO 3. No obstante el requisito establecido en el numeral dos (2)

de este artículo, cuando el trabajador lo estime conveniente, podrá seguir

trabajando y cotizando durante 5 años más, ya sea para aumentar el monto de la

pensión o para completar los requisitos si fuere el caso”.

LA DEMANDA

Los demandantes consideran que el segmento acusado vulnera los artículos 25, 46 y 48

de la Constitución Política, por lo que solicita se declare su inexequibilidad, con fundamento en

las razones que se resumen a continuación:

La norma acusada pretende fijar como edad máxima para acceder a una pensión de

jubilación los 65 años si el pensionado es hombre y 60 si es mujer, restringiéndole a estas

personas el derecho al trabajo por cinco años más en contravención de lo dispuesto en el artículo

25 Superior, que no establece ningún límite para poder trabajar.

Lo acusado desconoce el artículo 46 Fundamental, porque al fijar un límite de cinco años

para que el trabajador siga laborando y aumente el monto de su pensión, pretende que el Estado

incumpla con la obligación de proteger y asistir a las personas de la tercera edad, quienes deben

protegerse voluntariamente para poder cumplir con los requisitos de tiempo de servicio y de

cotización que les da derecho a la pensión de jubilación.


29

Al limitar el tiempo de trabajo y cotización a cinco años más, se vulneran los principios

de solidaridad, universalidad y eficiencia de la Seguridad Social y la garantía de éste derecho

fundamental que consagra el artículo 48 de la Carta, por cuanto una persona de 65 años de edad

si es hombre o de 60 años si es mujer bien puede estar en el pleno goce de sus facultades físicas

y mentales y por tanto no se le puede impedir que siga trabajando y cotizando para completar las

1000 semanas de cotización.

La situación más aberrante se presenta con aquellas personas que han cumplido con su

cotización como trabajadores dependientes o independientes, pero al llegar a la edad de 60 años

si es hombre o de 55 si es mujer, no han completado las 1000 semanas de cotización. Teniendo

en cuenta que la norma autoriza seguir trabajando por cinco años más puede suceder que el

trabajador no alcance a completar las semanas de cotización, evento en el cual quedaría sin

pensión de jubilación.

Al respecto anotan“no vemos que exista impedimento constitucional, físico, moral o

económico para tener una expectativa a la pensión de jubilación y poder llegar a ella trabajando

y cotizando hasta que esa persona complete las mil semanas así tenga ochenta años de edad”.

Así pues, concluyen que con el establecimiento del límite cuestionado la norma pretende

que las personas de la tercera edad no puedan seguir laborando dignamente, quebrantándose de

esta forma el deber constitucional de brindarles asistencia y los servicios de la seguridad social

integral a las personas de la tercera edad.


30

INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO

Por medio de apoderado, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público intervino en el

presente proceso para solicitar la declaratoria de exequibilidad del segmento acusado, con

fundamento en las siguientes consideraciones:

La expresión acusada del parágrafo tercero del artículo 33 de la Ley 100 de 1993, no

vulnera el derecho al trabajo que consagra el artículo 25 Superior, puesto que simplemente

establece un límite a la obligación bilateral de cotizar cuando se han cumplido las edades previstas

en la ley para el efecto, lo cual no obsta para que el trabajador continúe laborando y aún realizando

aportes diferentes de los obligatorios, teniendo en cuenta en todo caso las restricciones que en

cuanto a edad de retiro forzoso contienen las normas aplicables a los servidores públicos.

Tampoco desconoce los derechos de los ancianos regulados en el artículo 46 de la Carta,

pues tratándose de un límite a las obligaciones del empleador y del trabajador con el sistema de

seguridad social en pensiones, no se restringe la posibilidad que tienen esas personas de seguir

trabajando en cuyo caso conserva la opción de continuar cotizando voluntariamente o abstenerse

de hacerlo si puede acceder a una pensión mínima u otra prestación del sistema como la

indemnización sustitutiva, evento en el cual el trabajador ha manifestado la imposibilidad de

seguir cotizando por haber terminado su vinculación de manera forzosa o voluntaria.

Además, la norma acusada contiene un mecanismo de protección de las personas de la

tercera edad, en la medida en que no hace obligatoria la cotización al sistema general de pensiones
31

de los trabajadores que han alcanzado 60 o 65 años de edad. Tampoco establece esta regla una

restricción a la posibilidad de continuar laborando, por cuanto estas personas podrán mantener

vigente sus relaciones de trabajo si así lo acuerdan en cada caso particular con los empleadores,

teniendo en cuenta en todo caso las limitaciones legales aplicables a los servidores públicos.

La norma contiene un incentivo legal válido para la vinculación laboral de personas que

hayan superado las edades previstas en la ley para acceder a la pensión, puesto que permite a los

empleadores contratarlos sin incurrir en costos adicionales por concepto de cotizaciones al sistema

general de pensiones. De este modo la norma, lejos de establecer una restricción para el acceso al

trabajo a las personas mayores de 60 o 65 años, está creando las condiciones para que puedan ser

contratadas en términos más flexibles para el empleador, sin que se vean por este hecho

disminuidos los derechos del trabajador.

El segmento impugnado tampoco infringe la garantía de la seguridad social contenida en

el artículo 48 Fundamental, porque el trabajador que ha alcanzado las edades indicadas en el

régimen de prima media con prestación definida sin haber completado el número de semanas

requeridas, pueda acceder a una prestación especial que es la indemnización sustitutiva de la

pensión de jubilación. Además, el trabajador independiente puede continuar cotizando después de

llegar a las edades de 60 o 65 años.

CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN


32

El Procurador General de la Nación, mediante concepto No 2668, solicitó a la Corte

declarar la exequibilidad de la expresión demandada, con apoyo en las siguientes razones:

En primer término, el Jefe del Ministerio Público hace una referencia a la Seguridad

Social, las normas que regulan el Sistema General de Pensiones, compuesto por el régimen de

ahorro individual con solidaridad y el régimen solidario de prima media con prestación definida,

la selección de uno u otro régimen, y la cotización obligatoria o voluntaria para acceder a una

pensión de vejez.

Lo anterior, para indicar que el límite establecido en la disposición acusada pretende

brindar una especial protección a las personas en determinadas circunstancias -edad y cotización-

y liberarlas de la carga obligacional cuando hayan cumplido los requisitos señalados por el

legislador. De esta forme el objetivo de la norma es permitir que el trabajador que así lo desee

continúe su relación laboral para aumentar el monto de la pensión o completar los requisitos, si

fuere el caso, por el término de cinco (5) años, salvo que se haya llegado a la edad de retiro

forzoso si es servidor público.

Señala que la norma parcialmente impugnada lo que hace es establecer un límite a las

obligaciones del empleador y el trabajador cuando se han cumplido los requisitos previstos en la

ley, con referencia a unas edades previamente definidas por el legislador y al número de semanas

cotizadas, requisitos que también se establecen para los afiliados al régimen de ahorro individual

con solidaridad.

Considera que lo anterior no obsta para que dichas personas, terminada su relación

laboral, si es su deseo y mientras no se le haya reconocido la pensión, continúen laborando y


33

efectuando cotizaciones al Sistema General de Pensiones como trabajadores independientes, a

los cuales el legislador no les previó tope alguno de edad, aspecto éste que parece no tener en

cuenta el accionante al estructurar el cargo de su demanda.

Para la Vista Fiscal es claro que las distintas clases de regulación para adquirir el estatus

de pensionado obedecen a situaciones fácticas y jurídicas diferentes, lo cual no constituye una

discriminación prohibida por el artículo 13 Superior ya que no se requiere que ambas

regulaciones sean exactamente iguales para que respondan a la finalidad de garantizar el derecho

a la seguridad social y asegurar la especial protección a las personas de la tercera edad.

Por ello, estima que la selección del régimen por parte de los afiliados implica la

aceptación de las condiciones propias de éste. Lo relevante es que las características y

condiciones de cada una de ellos guarden la necesaria justificación objetiva y razonable y sean

medios idóneos para el logro de los fines que en materia de seguridad social se propuso el

constituyente.

Finalmente, señala que el trabajo goza de una especial protección del Estado y la Carta

Política lo consagra como uno de los valores sobre los cuales se funda el Estado Social de

Derecho -preámbulo y los artículos 1, 25 y 53 Constitucionales-. Además, el derecho al trabajo

forma parte de los llamados derechos de segunda generación que conforme lo ha reiterado esta

Corporación, se concreta en el respeto a las condiciones de igualdad para acceder a un puesto de

trabajo, siempre que se cumplan los requisitos de capacitación que exige cada tarea en particular,

que deben ser fijados con estrictos criterios de equivalencia y con carácter general o abstracto.
34

Concluye diciendo que el precepto acusado no está prohibiendo la vinculación laboral de

personas con determinada edad, salvo lo dicho para los servidores públicos. De modo que

contrariamente a lo que se plantea en la demanda, la disposición cuestionada no vulnera el

acceso al trabajo ni a la seguridad social de las personas de la tercera edad.

CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

Competencia

La Corte Constitucional es competente para conocer y decidir sobre la demanda de

inconstitucionalidad de la referencia, de conformidad con el numeral 4° del artículo 241 de la

Constitución Política.

Lo que se debate

En la presente causa constitucional debe establecer la Corte si resulta contrario a los

artículos 25, 46 y 48 de la Carta Política -que garantizan a las personas de la tercera edad el derecho

al trabajo, la protección y asistencia del Estado y el derecho a la seguridad social-, el término de

cinco años más que otorga el parágrafo 3° del artículo 33 de la Ley 100 de 1993, para que el

trabajador que lo estime conveniente pueda seguir trabajando y cotizando ya sea para aumentar el

monto de la pensión o para completar los requisitos si fuere el caso.

En criterio de los demandantes mediante dicho término se pretende fijar como edad máxima

para acceder a la pensión de jubilación los 65 años si el pensionado es hombre o 60 si es mujer,


35

restringiéndole a estas personas el derecho al trabajo por cinco años más en contravención de lo

dispuesto en el artículo 25 Superior que no establece ningún límite para poder trabajar. Además,

creen que con esta limitante el Estado incumple con su obligación de amparar y asistir a las personas

de la tercera edad, quienes deben protegerse voluntariamente para poder cumplir con los requisitos

de tiempo de servicio y de cotización que les da derecho a la pensión de jubilación.

Por su parte, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público y el Ministerio Público coinciden

en que la expresión cuestionada es exequible pues establece un límite a la obligación bilateral de

cotizar cuando se han cumplido las edades previstas en la ley para el efecto, lo cual no obsta para

que el trabajador continúe laborando y aún realizando aportes diferentes de los obligatorios,

teniendo en cuenta en todo caso las restricciones que en cuanto a edad de retiro forzoso contienen

las normas aplicables a los servidores públicos.

Para dilucidar los anteriores cuestionamientos, considera la Corte oportuno referirse a los

derechos constitucionales al trabajo y a la seguridad social que los demandantes estiman violados.

El derecho al trabajo

Desde el Preámbulo de la Constitución, se anuncia como uno de los propósitos que

animaron la expedición de la nueva Carta Política bajo la concepción del Estado como Social de

Derecho, asegurar a las personas la vida, la convivencia, el trabajo la justicia, la igualdad, el

conocimiento, la libertad y la paz. Es por ello que en su artículo 1° se consagra el trabajo como

uno de los principios fundantes de ese nuevo modelo de Estado.


36

Sobre la nueva orientación del derecho al trabajo que consagró la Constitución de 1991

la Corte Suprema de Justicia, cuando ejercía el control constitucional, señaló:

“....de ahí entonces que la reforma hubiese afirmado, de un lado, la necesidad


social del trabajo como elemento dinámico y de energía propulsora del quehacer
comunitario que los individuos estaban obligados a aportar como elemento del
desarrollo general y, de otro lado, hubiese proclamado su dignidad y alto rango
dentro de los derechos reconocidos al individuo para alcanzar sus propios fines de
gozar de una vida plena y decorosa para sí mismo y su familia, según principios que
aceptó y amplió la Constitución de 1991. El trabajo, subordinado o no, es la médula
de la vida en sociedad y el eje primordial de la existencia humana, de manera que el
principio constitucional es la consagración de una verdad inconcusa.

“La ley, pues, debe rodear de especiales circunstancias de cuidado y favor, de


estímulo y apoyo, de garantía y respeto y de realce y exaltación, el trabajo humano
dentro de los marcos sociales e individuales en los que se ubica.”[1]

En relación con la consagración del trabajo en la Constitución de 1991 también esta

Corporación tiene dicho:

“Cuando el Constituyente de 1991 decidió garantizar un orden político, económico y

social justo e hizo del trabajo requisito indispensable del Estado, quiso significar con ello que la

materia laboral, en sus diversas manifestaciones, no puede estar ausente en la construcción de la

nueva legalidad”. [2]

Lo anterior significa que dentro de la nueva concepción del Estado como Social de

Derecho, debe entenderse la consagración constitucional del trabajo no sólo como factor básico de

la organización social sino como principio axiológico de la Carta; y además, que constituye la

actividad libre y lícita del hombre, que no sólo contribuye a su desarrollo y dignificación personal

sino también al progreso de la sociedad, bien que se trate de una actividad independiente o

subordinada.
37

El artículo 25 de la Constitución Política dispone que “El trabajo es un derecho y una

obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda

persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas.”

El trabajo como derecho, implica una regulación fundada en la libertad para seleccionarlo,

por lo que, salvo las restricciones legales, consiste en la realización de una actividad libremente

escogida por la persona dedicando a ella su esfuerzo intelectual o material, sin que puedan

impedírselo los particulares ni el Estado a quien, por el contrario, le compete adoptar las políticas

y medidas tendientes a su protección y garantía.

Este derecho, además, comporta la exigencia de su ejercicio en condiciones dignas y

justas, es decir, su realización en un entorno sin características humillantes o degradantes o que

desconozca los principios mínimos fundamentales establecidos por la Constitución, y además que

permita su desarrollo en condiciones equitativas para el trabajador.

La jurisprudencia constitucional también ha considerado el derecho al trabajo como “...

un derecho fundamental que goza de especial protección del Estado y, es uno de los bienes que

para todos pretende conseguir la organización social, según el preámbulo, y uno de los valores

fundamentales de la República, conforme al artículo 1º. Ibídem..”[3]. Y si bien ha considerado que

es susceptible de tutela, la prosperidad de la acción en el campo laboral depende de que los

derechos que se pretenden tutelar consagrados en la Constitución a favor de los trabajadores hayan

sido desarrollados por la ley o los tratados internacionales, que permitan precisar su contenido y

delimitar sus alcances.

De lo anterior se puede concluir, que el legislador no está habilitado para imponer

límites al trabajo, entendido éste como la facultad de todas las personas de ejercer libremente
38

la actividad a la cual deseen dedicarse, pero sí puede regular el derecho al trabajo para

determinar su contenido y delimitar sus alcances, siempre bajo condiciones dignas y justas

y teniendo en cuenta los principios mínimos fundamentales consagrados el artículo 53 de la

Constitución.

Es por ello que algunas limitaciones del derecho al trabajo que ha establecido el legislador,

la Corte no las ha considerado como una restricción a la facultad de trabajar. Es el caso de la edad

de retiro forzoso en el sector público, que se encontró acorde con la Constitución con fundamento

en estas razones:

“Ante todo, hay que aclarar que una cosa es el derecho al trabajo in genere,

que abarca la facultad de trabajar, y otra la vocación legal hacia un cargo específico,

que puede ser, perfectamente, determinada por el legislador, en virtud de la voluntad

general que representa y del interés común que busca. En el supuesto bajo estudio, no

se viola el derecho in genere al trabajo, porque la facultad del sujeto para trabajar

queda intacta. Lo que ocurre es que para el cargo público específico, no reune los

requisitos adecuados, según el legislador, para ejercerlo. Sería totalmente absurdo

que, bajo el argumento de una vocación ilimitada hacia cualquier cargo público, se

dijera que es inconstitucional cualquier requisito que determine condiciones y

limitaciones para el desempeño de ese cargo.

“Otro argumento, en fin, es el de que la Constitución Política, de acuerdo con

su artículo 13, busca que la igualdad sea real y efectiva, y que en principio se ve

vulnerado por el artículo 31 del Decreto 2400 de 1968, puesto que los mayores de 65
39

años quedan en inferioridad de condiciones, con lo cual, de paso, se desconoce la

protección especial a los ancianos.

“Los miembros de la tercera edad con esta disposición no quedan en

condiciones de inferioridad, básicamente por tres motivos: primero, porque ella

misma prevé que habrá una compensación, es decir, la pensión de vejez, con lo cual

se le da lo debido en justicia a las personas mayores de 65 años, y no quedan en estado

de necesidad, ni de indefensión ante la vida. Segundo, porque ya ejercieron su derecho

específico, con lo cual queda claro que no se les negó tal derecho ni el del libre

desarrollo de su personalidad. Y tercero, porque al llegar a esa edad -además de la

pensión- se hacen también acreedores a diversas formas de protección por parte del

Estado y de la sociedad civil. Como si lo anterior fuera poco, es evidente que pueden

seguir trabajando en otros oficios, si así lo desean. El derecho al trabajo no se

concreta en un sólo cargo, se repite, sino que implica la facultad del agente para

perfeccionar el entorno indeterminado, pero determinable”.[4]

Teniendo en cuenta que se ha aludido a los principios mínimos fundamentales en materia

laboral, y dada la importancia del tema para la solución del asunto bajo revisión, considera

pertinente la Corte hacer algunas consideraciones en torno al principio de la estabilidad laboral

según el cual “...se busca asegurar que el empleado goce de una certeza mínima en el sentido de

que el vínculo laboral contraído no se romperá de manera abrupta y sorpresiva, de manera que

no esté expuesto en forma permanente a perder su trabajo y con él los ingresos que permiten su

propio sustento y el de su familia, por la decisión arbitraria del patrono”[5].


40

Garantía que como lo ha determinado esta Corporación no reviste un carácter absoluto,

como quedó consignado en la Sentencia C-016 de 1998, en la que se declaró la

constitucionalidad del literal c) del artículo 61 del Código Sustantivo del Trabajo, que consagra

la posibilidad de terminar el contrato individual de trabajo por expiración del plazo fijo pactado.

Dijo entonces la Corte que “...El principio de estabilidad en el empleo no se opone a la

celebración de contratos a término definido. Las relaciones laborales no son perennes o

indefinidas, pues tanto el empleador como el trabajador, en las condiciones previstas en la ley y

en el contrato tienen libertad para ponerles fin...”.

Y también reconoció el carácter relativo de la estabilidad laboral al proferir la Sentencia

C-1341 de 2000 en la que declaró la constitucionalidad del parágrafo segundo del artículo 39 de

la Ley 443 de 1998, que consagró que el término de caducidad establecido en el Código

Contencioso Administrativo para instaurar la acción de nulidad y restablecimiento del derecho se

contará a partir de la nulidad del acto administrativo que originó la supresión del empleo. Dijo

entonces “... si bien esta garantía no reviste un carácter absoluto, por cuanto no significa un

derecho del trabajador a permanecer indefinidamente en el cargo, concretándose tan sólo en el

contenido de continuidad y permanencia que deben revestir las relaciones obrero-patronales, si

involucra la necesidad de pagar una indemnización cuando dichas expectativas de permanencia

resultan ser injustificadamente defraudadas...”.

La Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia cuando actuaba como Juez de la Carta,

también tuvo la oportunidad de pronunciarse sobre este tópico al decidir sobre la constitucionalidad

del artículo 6° literal d) del numeral 4º y de su parágrafo transitorio (parcialmente) de la Ley 50 de

1990, relativo a la terminación unilateral del contrato de trabajo sin justa causa, caso en el cual el

trabajador tiene derecho al pago de una indemnización en los términos señalados en el mismo
41

artículo. Expresó entonces que“...a pesar de que el artículo 53 de la nueva Constitución haya

comprendido dentro de los principios que han de inspirar la legislación laboral el de que ésta

consagre el de la “estabilidad en el empleo”, pues no se trata de una estabilidad absoluta e ilímite

que solamente terminaría con la muerte, sino de una protección razonable y prudente que conduzca

a la preservación de la vocación de permanencia que tiene la relación laboral, dentro de unas

condiciones económicas y de mercado concretas y prácticas, así como a lograr la indemnidad del

trabajador....”.[6]

Igualmente, al decidir sobre la constitucionalidad del numeral 5º del artículo 8º del

Decreto Ley 2351 de 1965 en relación con la acción de reintegro dijo esta Corporación dijo “...

pues si bien la Constitución establece que la estabilidad laboral es un derecho del cual gozan

todos los trabajadores (CP art. 53), por lo cual la ley debe consagrar mecanismos para proteger

ese valor superior, lo cierto es que la Carta no prohíbe que el mecanismo protector sea, en

determinados casos, una indemnización tarifada, que debe pagar el patrono cuando despide sin

justa causa a un trabajador, siempre y cuando la indemnización sea suficientemente alta, no

solo para reparar el daño al asalariado sino también para disuadir al empresario de llevar a

cabo conductas contrarias a la ley.”[7]

Este carácter relativo de la garantía de estabilidad laboral se aprecia con mayor claridad

cuando un trabajador adquiere el status de pensionado, dado que el artículo 7° del Decreto 2351

de 1965, que subrogó el artículo 62 del C.S.T., al señalar las justas causas para dar por terminado

unilateralmente el contrato de trabajadores particulares por parte del empleador, consagra como

una de ellas el reconocimiento al afiliado de la pensión de vejez estando al servicio de la

empresa, causal que fue declarada constitucional en la Sentencia C-1443 de 2000 “bajo la

condición señalada en esta sentencia. Es decir, que el empleador cuando el trabajador haya
42

cumplido los requisitos para obtener su pensión, no puede dar por terminado el contrato de

trabajo, en forma unilateral, por justa causa, si previamente al reconocimiento de la pensión de

jubilación, omitió consultar al trabajador si deseaba hacer uso de la facultad prevista en el

artículo 33, parágrafo 3, de la Ley 100 de 1993. Bajo cualquier otra interpretación, se declara

inexequible”.

El derecho a la seguridad social

La Constitución de 1991 consagró el derecho irrenunciable a la seguridad social y lo

garantizó a todos los habitantes como un servicio público de carácter obligatorio, que debe

prestarse bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de

eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la ley[8].

En términos generales, sobre el derecho a la seguridad social esta Corporación

recientemente precisó:

“De conformidad con lo dispuesto en el artículo 48 de la Constitución Política,

la seguridad social es un servicio público obligatorio que se prestará bajo la

dirección, coordinación y control del Estado, con sujeción a los principios de

eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la ley.

“De esta manera, el legislador quedó habilitado constitucionalmente para

configurar el sistema de seguridad social sometido a dichos principios y a los

parámetros fundamentales establecidos en la citada disposición superior[9].


43

“A través de la Ley 100 de 1993, el legislador organizó el sistema de seguridad

social integral cuyo objeto es garantizar los derechos irrenunciables de la persona y

la comunidad para obtener la calidad de vida acorde con la dignidad humana,

mediante la protección de las contingencias que la afecten. Dicho sistema comprende

las obligaciones del Estado y la sociedad, las instituciones y los recursos destinados

a garantizar la cobertura de las prestaciones de carácter económico, de salud y

servicios complementarios u otras que se incorporen en el futuro[10].

“En su condición de servicio público esencial, el legislador igualmente dispuso que


su prestación se haga con sujeción a los principios de eficiencia, universalidad,
solidaridad, integralidad, unidad y participación[11].

“El sistema de seguridad social integral es el conjunto armónico de entidades

públicas y privadas, normas y procedimientos y está conformado por los regímenes

generales establecidos para pensiones, salud, riesgos profesionales y los servicios

sociales complementarios[12] que se definen en la misma Ley 100 de 1993”.[13]

Y en relación con los principios de la seguridad social, la Corte los ha definido de la

siguiente manera:

“La Carta adopta pues, un concepto ampliado de la seguridad social que incluye el mayor

número de servicios, auxilios, asistencias y prestaciones en general, diferenciándose de la escuela

que la limita a lo básico. Un conjunto de derechos cuya eficacia compromete al Estado, la

sociedad, la familia y la persona, gradualmente deben quedar comprendidos en la seguridad

social. También muestra la norma superior con claridad el derecho de los particulares en la

realización de la seguridad social. Sin perjuicio de que la tarea superior en la dirección,

coordinación, reglamentación y vigilancia, corresponde al Estado, los particulares tienen el


44

derecho y el deber concomitante de participar en la ampliación de la cobertura y en la ejecución

de las prestaciones que les son propias.

“El servicio público se prestará, por mandato superior, con sujeción a los

principios de eficiencia, universalidad, solidaridad, integralidad, unidad y

participación, que definirá, como en efecto lo hace, la ley. EFICIENCIA, es la mejor

utilización social y económica de los recursos administrativos, técnicos y financieros

disponibles para que los beneficios a que da derecho la seguridad social sean

prestados en forma adecuada, oportuna y suficiente. UNIVERSALIDAD, es la

garantía de la protección para todas las personas, sin ninguna discriminación, en

todas las etapas de la vida. SOLIDARIDAD, Es la práctica de la mutua ayuda entre

las personas, las generaciones, los sectores económicos, las regiones y las

comunidades bajo el principio de protección del más fuerte hacia el más débil; es

deber del Estado garantizar la solidaridad en el régimen de seguridad social

mediante su participación, control y dirección del mismo; los recursos provenientes

del erario público en el sistema de seguridad se aplicarán siempre a los grupos de

población más vulnerables. INTEGRALIDAD. Es la cobertura de todas las

contingencias que afectan la salud, la capacidad económica y en general las

condiciones de vida de toda la población. Para este efecto cada quien contribuye

según su capacidad y recibe lo necesario para atender sus contingencias; UNIDAD,

es la articulación de políticas, instituciones, regímenes, procedimientos y prestaciones

para alcanzar los fines de la seguridad social; PARTICIPACION, es la intervención

de la comunidad a través de los beneficios de la seguridad social en la organización,


45

control, gestión y fiscalización de las instituciones y del sistema en su conjunto. Estos

conceptos, sumados al de la progresividad que retoma el legislador en la ley que se

revisa, aportan una mejor comprensión de los alcances que de los mismos se fija en

las disposiciones de la Carta sobre seguridad social”.[14]

En cuanto al régimen de la seguridad social en materia de pensiones recientemente la Corte

expresó que “ su objetivo es garantizar a la población, el amparo contra las contingencias

derivadas de la vejez, la invalidez y la muerte, mediante el reconocimiento de las pensiones y

prestaciones que se determinan en la Ley 100 de 1993, así como propender por la ampliación

progresiva de cobertura a los sectores de la población no amparados con un sistema de

pensiones[15]”.

La seguridad social, como derecho irrenunciable, no puede ser limitado por el

legislador. A él sólo le compete su regulación estableciendo los regímenes pensionales y,

por ende, los requisitos que deben ser cumplidos para tener derecho a las distintas

prestaciones dentro de cada uno de los subsistemas del régimen de seguridad social en

pensiones.

Al efecto, en la Ley 100 de 1993 se establecieron dos regímenes solidarios excluyentes

pero que coexisten: el régimen solidario de prima media con prestación definida y el régimen de

ahorro individual con solidaridad. El primero, es aquel mediante el cual los afiliados o sus

beneficiarios obtienen una pensión de vejez, de invalidez o de sobrevivientes, o una

indemnización, previamente definidas[16], independientemente del monto de las

cotizaciones acumuladas, siempre que se cumpla con los requisitos legales. El segundo, está
46

basado en el ahorro proveniente de las cotizaciones y sus respectivos rendimientos financieros, la

solidaridad a través de las garantías de pensión mínima y aportes al fondo de solidaridad[17].

Además el sistema general de pensiones tiene como características, la obligatoriedad de

la afiliación y de efectuar los aportes correspondientes, la libertad del trabajador para

seleccionar el régimen pensional al cual quiere vincularse y la posibilidad de traslado por una

sola vez cada tres (3) años contados a partir de la selección inicial y el derecho al reconocimiento

y pago de las prestaciones y de las pensiones de invalidez, de vejez y de sobrevivientes

acumulando cotizaciones en la forma dispuesta por la ley.

La pensión de vejez

En un comienzo la pensión consistía en una gracia o recompensa gratuita que otorgaba el

Estado[18]. Es más, en aquellos tiempos las pensiones no se consideraban un derecho adquirido

del trabajador que mereciera tutela jurídica[19]. Posteriormente, se varió la tesis y se aceptó

que "Desde que un agente público ha llenado las condiciones preestablecidas y se ha producido

por los medios legales el reconocimiento de una pensión en su favor, tiene el status que

corresponde a una pensión adquirida. El derecho del agente público es entonces irrevocable en

el sentido de que las condiciones, las bases de la liquidación, las tarifas que resultan de los

textos legislativos en vigor en tal momento, no podrían ser modificados en detrimento suyo".[20]

En un momento ulterior, la jurisprudencia constitucional reconoce que las pensiones son

derechos personales de los beneficiarios y créditos contra la entidad que la concede[21], y que cuando

configuran una situación jurídica concreta ésta no puede ser menoscabada.


47

Esta evolución del derecho a la pensión ha sido advertida por esta Corte:

“...el reconocimiento de pensiones a favor de los ciudadanos, en especial, respecto


de las denominadas de jubilación, ha tenido en la legislación colombiana una
abundante regulación encaminada a retribuir a sus trabajadores y beneficiarios los
servicios prestados al Estado, con las distintas ramas del poder público, con una
concepción diferente a la establecida en la Ley 14 de 1.821 que determinó la
supresión de todas aquellas pensiones conferidas por el gobierno español, en los
siguientes términos: “...han cesado las pensiones asignadas a varias personas por
sus servicios en tiempo del gobierno español.”.

“Por ello dentro de la nueva organización política de la república, constituyó

una gran conquista laboral y social la transformación que en nuestro ordenamiento

jurídico, se le dio a la pensión de jubilación, pasando de ser un privilegio o premio

que recibía el trabajador, otorgado de cierto modo por mera liberalidad del Estado

en términos de gratitud o gracia a un reconocimiento del Estado como retribución a

los servicios prestados al mismo, reflejado en el derecho a percibir una prestación

económica, como compensación a la actividad desarrollada durante un considerable

tiempo que genera la disminución de la fuerza laboral”.[22]

En la actualidad la pensión de vejez se define como “un salario diferido del trabajador,

fruto de su ahorro forzoso durante toda una vida de trabajo -20 años-, es decir, que el pago de

una pensión no es una dádiva súbita de la Nación, sino el simple reintegro que del ahorro constante

durante largos años, es debido al trabajador”[23].


48

En cuanto a su finalidad, nadie pone en duda que la pensión de vejez tiene por

objeto “garantizar al trabajador que, una vez transcurrido un cierto lapso de prestación de

servicios personales y alcanzado el tope de edad que la ley define, podrá pasar al retiro sin que

ello signifique la pérdida del derecho a unos ingresos regulares que le permitan su digna

subsistencia y la de su familia, durante una etapa de la vida en que, cumplido ya el deber social

en que consiste el trabajo y disminuida su fuerza laboral, requiere una compensación por sus

esfuerzos y la razonable diferencia de trato que amerita la vejez”[24].

Resulta clara, entonces, la conexidad que tiene el derecho a la pensión con el derecho

fundamental al trabajo ya que "El reconocimiento y pago de la pensión de vejez encuentra

sustento constitucional en la protección especial que debe brindar el Estado al trabajo humano en

todas sus modalidades (art. 25), pues se impone que el fruto del trabajo continuado durante

largos años sea la base para disfrutar el descanso, en condiciones dignas, cuando la disminución

de la producción laboral es evidente. Así mismo, la pensión de vejez goza de amparo superior en

los artículos 48 y 53 de la Constitución, los cuales establecen que el pago de la pensión debe

realizarse de manera oportuna dentro de los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad,

propios de la seguridad social en Colombia.”[25]

En razón de su naturaleza y teleología, y tomando como presupuesto el mandato expreso

del artículo 46 Superior, según el cual “el Estado, la sociedad y la familia concurrirán para la

protección de las personas de la tercera edad... el Estado les garantizará los servicios de

seguridad social integral...”, el derecho a la pensión de vejez ha sido erigido a la categoría de

derecho fundamental que está amparado con la acción de tutela, pero solamente para efectos de
49

definir si se reconoce o no una pensión, solicitar que se cancelen las mesadas debidas por

afectación al mínimo vital o que se ordene el pago de bonos pensionales[26], entre otras

aplicaciones sobresalientes.

El derecho a la pensión de vejez, como derecho constitucional de carácter fundamental,

es de amplia configuración legal, toda vez que corresponde al legislador definir los requisitos y

condiciones para acceder a su reconocimiento. En este orden, la pensión no puede considerarse

un derecho gratuito como quiera que surge con ocasión de una acumulación de cotizaciones y de

tiempos de servicio efectuados por el trabajador [27].

En uso de esa facultad de configuración el legislador, para la pensión de vejez, tomó en

cuenta dos variables fundamentales: la edad y el tiempo de servicio. Es así como en el artículo 33

de la Ley 100 de 1993 dispuso que:

ARTICULO 33.- Requisitos para obtener la Pensión de Vejez. Para tener derecho
a la Pensión de Vejez, el afiliado deberá reunir las siguientes condiciones:

1. Haber cumplido cincuenta y cinco (55) años de edad si es mujer, o sesenta

(60) años de edad si es hombre.

2. Haber cotizado un mínimo de mil (1000) semanas en cualquier tiempo.

Lo anterior significa que en la medida en que un trabajador ha realizado las cotizaciones

determinadas por la ley, o ha llegado a la edad legalmente prevista, adquiere el derecho al

reconocimiento y pago oportuno de la pensión legalmente establecida. A este respecto, esta

Corporación ya había señalado que “quien ha satisfecho los requisitos de edad y tiempo de servicio
50

o número de semanas cotizadas, exigidas por la ley para acceder a una pensión de jubilación o

de vejez, tiene un derecho adquirido a gozar de la misma”.[28]

El caso concreto

Como ya se dijo, en ejercicio de su libertad de configuración el legislador señaló en el

artículo 33 de la Ley 100 de 1993 los requisitos que deben ser cumplidos para tener derecho a la

pensión de vejez en el régimen de prima media con prestación definida, que son: haber cumplido

cincuenta y cinco (55) años de edad si es mujer, o sesenta (60) años de edad si es hombre; y

haber cotizado un mínimo de mil (1000) semanas en cualquier tiempo.

Sin embargo, en el parágrafo tercero de este artículo dispuso que “No obstante el

requisito establecido en el numeral dos (2) de este artículo, cuando el trabajador lo estime

conveniente, podrá seguir trabajando y cotizando durante 5 años más, ya sea para aumentar el

monto de la pensión o para completar los requisitos si fuere el caso”. (Se resalta lo acusado)

Según los demandantes el señalamiento del término de los cinco años de que trata este

parágrafo constituye una limitación del derecho al trabajo, puesto que “permite al trabajador

cuando lo estime conveniente, seguir trabajando y cotizando únicamente durante cinco años más

después de cumplir la edad reglamentaria con el fin de aumentar el monto de la pensión o para

cumplir con los requisitos de cotización si fuere el caso”.

Con el fin de despejar el anterior cuestionamiento y, por ende, determinar la validez

constitucional de la expresión demandada, la Corte considera necesario, dada su confusa

redacción, desentrañar el alcance del parágrafo del artículo 33 de la Ley 100 de 1993.
51

La norma parte de dos supuestos a saber: el primero consiste en la posibilidad que tiene

el trabajador, cuando lo estime conveniente, de seguir trabajando y cotizando durante cinco años

más para aumentar el monto de la pensión. Y el segundo, en permitir al trabajador, cuando lo

estime conveniente, seguir trabajando y cotizando durante cinco años más para completar los

requisitos si fuere el caso.

En el primer evento, es evidente que la posibilidad de seguir trabajando y cotizando

durante cinco años más para aumentar el monto de la pensión requiere necesariamente el haber

cumplido los requisitos exigidos, pues no es lógico pensar que la ley permite aumentar el monto

de la pensión a quien no ha adquirido tal derecho.

Este supuesto, así entendido, es constitucional pues permite advertir cómo la expresión

acusada “durante 5 años más” del parágrafo 3° del artículo 33 de la Ley 100 de 1993, lejos de

consagrar una restricción del derecho al trabajo representa un beneficio para los trabajadores que

han reunido los requisitos de su pensión de vejez, consistente en que pueden continuar

trabajando y cotizando durante ese término con el fin de aumentar el monto pensional y así

puedan retirarse en mejores condiciones económicas. Así lo entendió la Corte en la Sentencia C-

1443 de 2000 prohibiendo al empleador dar por terminada la relación laboral por el mero hecho

de habérsele reconocido la pensión a un trabajador, considerando que dicho parágrafo otorga

una garantía de estabilidad, por dicho término, solamente en función del aumento del monto de

la pensión.

En el segundo supuesto, se consagra sin especificación alguna la posibilidad del

trabajador de seguir trabajando y cotizando durante cinco años más “para completar los

requisitos si fuere el caso”, considerándose de esta forma que en dicho término se puedan

cumplir los dos requisitos de la pensión de vejez o uno de ellos cuando ya se tiene el otro. En
52

estos casos, la expresión demandada “durante 5 años más” es constitucional, siempre que se

entienda que se trata de una garantía especial de estabilidad para el trabajador que dentro de

dicho término está en la posibilidad de adquirir el status de pensionado. Quienes no estén en esta

situación no quedan cobijados con este amparo, pues ello implicaría que so pretexto de la

expectativa de adquirir la pensión se le imprimiera al principio de estabilidad laboral un carácter

absoluto del cual carece.

Cualquiera otra interpretación que indique que dicho término implica una restricción de

los derechos a la seguridad social y al trabajo, entendido éste como la facultad para escoger

libremente la actividad a la cual desean dedicarse las personas, debe desecharse por

inconstitucional. Por ello, en la parte resolutiva de esta providencia se condicionará la

exequibilidad del aparte demandado en los mencionados términos.

Esta interpretación acorde con la Constitución es importante, puesto que antes de la

expedición de la Ley 100 de 1993 existía la posibilidad de que un empleador diera por

terminado, en cualquier momento, el contrato de trabajo sin una justa causa comprobada, caso

en el cual el trabajador tenía derecho sólo al pago de una indemnización en los términos

previstos por el artículo 64 del C.S.T. [29], norma aplicable aún a quienes estuvieran próximos a

adquirir el status de pensionado. De modo que ningún amparo existía para quienes no habían

cumplido los requisitos para pensionarse pero que estaban próximos a lograr dicho objetivo,

evento en cual si eran despedidos, sólo tenían derecho a una indemnización que probablemente

no les cubriría las contingencias derivadas de la vejez, como si lo haría la pensión.

El beneficio de estabilidad a favor de los trabajadores que están próximos a adquirir el

status de pensionados, consagrado en el parágrafo 3° del artículo 33 bajo revisión, implica que
53

no podrán ser despedidos sin justa causa comprobada sino que pueden seguir trabajando y

cotizando durante cinco años más para completar los dos requisitos de la pensión de vejez o uno

de ellos si ya se tienen el otro.

Los cinco años de quienes no han reunido los requisitos pueden cobijar tanto el tiempo

anterior al cumplimiento de los mismos, como el posterior a su cumplimiento de tal manera que

por ejemplo un trabajador hombre que tenga las cotizaciones y 58 años de edad, puede trabajar

hasta que cumpla 63 años de edad.

Además, tratándose de los trabajadores que están próximos a pensionarse, el término de

cinco años durante el cual tendrán el beneficio de estabilidad opera sólo en función del

cumplimiento de los requisitos establecidos en la ley para obtener el derecho a la pensión, de modo

que una vez que alcancen el status de pensionados no gozarán adicionalmente de estabilidad por

otros cinco años para aumentar el monto de la pensión. Ello es así por cuanto el referido beneficio

de estabilidad está instituido por la ley ya sea para aumentar el monto de la pensión o para

completar los requisitos si fuere el caso.

Para la Corte nada impide que en desarrollo de su libertad de configuración en materia

pensional el legislador también pueda consagrar garantías para la pensión de vejez adicionales a las

establecidas en la misma Constitución -su irrenunciabilidad[30] e imprescriptibilidad[31]-, tales como

la posibilidad de mejorar su cuantía una vez se ha adquirido el derecho a la misma o amparar la

situación de los trabajadores que están próximos a adquirir su status pensional, garantizándoles una

relativa estabilidad laboral a efectos de que puedan cumplir los requisitos exigidos por la ley para

pensionarse.

Desde la óptica constitucional los dos beneficios que consagra el parágrafo en cuestión,

son una materialización del deber del Estado de proteger el trabajo en cualquiera de sus
54

modalidades, al tiempo que efectiviza el mandato contenido en el artículo 53 de la Carta que al

relacionar los principios mínimos fundamentales en materia laboral, consagra el de

la “estabilidad en el empleo” y “la garantía a la seguridad social”, puesto que el trabajador que

durante muchos años ha realizado aportes al sistema de seguridad social en pensiones se

encuentra en una situación especial que el legislador, en desarrollo de su libertad configurativa,

ha querido reconocer garantizándole la posibilidad de seguir trabajando y cotizando durante

cinco años más, bien para mejorar la cuantía de su pensión o para cumplir los requisitos de

pensionamiento cuando se está próximo a ello.

Finalmente, para la Corte el termino de los cinco años establecido para gozar de los

beneficios mencionados ha sido señalado por el legislador en ejercicio de su libertad de

configuración, y se considera un lapso de tiempo adecuado pues consulta los principios y valores

superiores que garantizan el derecho al trabajo y a la seguridad social al reflejar un equilibrio

entre la situación de los trabajadores que están cercanos a adquirir el status pensional y la de los

empleadores para quienes sería muy gravosa la observancia de un término mayor de

estabilidad.

En conclusión la Corte declarará la exequibilidad de las expresiones acusadas “durante 5

años más” del parágrafo 3° del artículo 33 de la Ley 100 de 1993 bajo el entendido que se trata

de una garantía especial de estabilidad para el trabajador que dentro de dicho término desea

aumentar el monto de la pensión o seguir trabajando y cotizando para adquirir el status de

pensionado, y que este lapso en ningún caso impide que una persona continúe trabajando por un

período superior hasta adquirir cualquiera de los dos requisitos exigidos para la pensión de vejez.
55

VII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, oído el concepto del

señor Procurador General de Nación, y cumplidos los trámites previstos por el Decreto 2067 de

1991, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE

Declarar EXEQUIBLE la expresión “durante 5 años más” contenida en el parágrafo

tercero del artículo 33 de la Ley 100 de 1993, bajo el entendido que se trata de una garantía

especial de estabilidad para el trabajador que dentro de dicho término desea aumentar el monto

de la pensión o seguir trabajando y cotizando para adquirir el status de pensionado, y que este

lapso en ningún caso impide que una persona continúe trabajando por un período superior hasta

adquirir cualquiera de los dos requisitos exigidos para la pensión de vejez.

Cópiese, notifíquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y

archívese el expediente.

MARCO GERARDO MONROY CABRA

Presidente
56

JAIME ARAUJO RENTERIA

Magistrado

ALFREDO BELTRAN SIERRA

Magistrado

MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA

Magistrado

JAIME CORDOBA TRIVIÑO

Magistrado

RODRIGO ESCOBAR GIL

Magistrado

EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT

Magistrado

ALVARO TAFUR GALVIS

Magistrado

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ

Magistrada
57

MARTHA VICTORIA SACHICA DE MONCALEANO

Secretaria General
58

7. Conclusión.

Por concluir, podemos decir que, la estructura del poder judicial en Colombia tiene una

gran influencia en la forma en que se administra la justicia en el país. El poder judicial es uno de

los tres poderes del gobierno colombiano, junto con el poder ejecutivo y el poder legislativo, y es

responsable de interpretar y aplicar las leyes.

Podemos decir que la estructura del poder judicial colombiano está compuesta por dos

niveles:

Por efecto, el nivel nacional y el nivel territorial. Podemos decir que a nivel nacional se

encuentra la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, mientras

que a nivel territorial se encuentran los tribunales superiores, los juzgados de circuito y los

juzgados municipales.

La esta estructura del poder judicial tiene varias implicaciones en el sistema de justicia

colombiano, por un lado, la existencia de una Corte Constitucional que permite que se realice un

control constitucional sobre las leyes y los actos del poder público, lo que garantiza el respeto a

los derechos fundamentales de los ciudadanos y por otro lado, la existencia de tribunales y

juzgados a nivel territorial permite que la justicia se administre de manera más cercana a las

comunidades locales.

Sin embargo, la estructura del poder judicial también tiene algunas limitaciones y

desafíos, por ejemplo, uno de los principales desafíos es la congestión en los juzgados y

tribunales, lo que puede retrasar la administración de justicia, además, la corrupción y la falta de


59

independencia judicial también son problemas que afectan la eficacia y la legitimidad del poder

judicial en Colombia.

En resumen, la estructura del poder judicial en Colombia tiene una gran influencia en la

forma en que se administra la justicia en el país, y tiene tanto fortalezas como limitaciones y

desafíos que deben ser abordados para garantizar un sistema de justicia eficaz y justo.

Asimismo, como la influencia de la estructura del poder judicial de un país, se traduce, en

el libre acceso a los tribunales, libertad en lo relativo al funcionamiento de los mismos, no

injerencia política, ni económica, independencia administrativa y de recursos, personal

capacitado, un sistema de elección de jueces donde primen la capacidad profesional y las

funciones de un magistrado, respetando los escalafones judiciales, todas esas causas y muchas

otras se traducen en una mejor aplicación de las leyes y mejores resoluciones, autos y sentencias

de los jueces, lo cual implica necesariamente una “mayor coherencia jurídica” que se traduce en

la unidad de la jurisprudencia.

El valor de la jurisprudencia, está en ir abriendo puertas ante conflictos, que abarcan a las

minorías de los indígenas, de los extranjeros e inmigrantes66, de las mujeres, de las

discriminaciones, las dificultades de una sociedad como las latinoamericanas con grandes niveles

de desigualdad económica, de oportunidades sociales, política y de un poder judicial atacado por

sectores que pretenden poner a su servicio.

Por último, las sentencias laborales de los tribunales superiores y de corte suprema, han

sido ante las nuevas legislaciones laborales, para allanar el camino, ante errores groseros,

absurdos, evidentes, irregularidades de procedimiento, violación a los principios de

contradicción, derecho de defensa y el debido proceso, como también a las garantías

constitucionales.
60

8. Desarrollo de la Actividad.

a). Realizar una consulta acerca de la jurisprudencia laboral existente en Colombia, expedida

bien sea por la Corte Constitucional o por la Corte Suprema de Justicia e incluso por el Consejo

de Estado.

R/. (Desarrollada y consultada).

b). Realizar una presentación tipo exposición de algunas de las sentencias laborales que más le

haya llamado la atención, la actividad tendrá una duración por equipos de 5 minutos y se hará

por medio de la creación de un vídeo utilizando.

R/ Anexado el video en grupo, en archivo.


61

9. Bibliografía.

Perdomo Parada, H., & Rojas Sánchez, G. A. (2002, 14 febrero). Derecho al Trabajo. Corte

Constitucional. Recuperado 3 de marzo de 2023, de

https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2002/c-107-02.htm

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Colombia. Colección JUS Laboral. Recuperado 3 de marzo de 2023, de

https://file:///C:/Users/usuario/Downloads/derecho-laboral-en-colombia-cato.pdf

Diego Fernando Rivera Zárate/Uriel Guillermo Ángulo Guiza. (2021). Legislación Laboral.

V/Lex Información Jurídica, Tributaria y Empresarial. Recuperado 3 de marzo de 2023,

de https://vlex.com.co/vid/introduccion-862200369

Herrera Carbuccia, M. R. (1998, 18 julio). Importancia de la Unidad de la Jurisprudencia

Laboral, Análisis y Discusión. Gaceta Laboral. Recuperado 4 de marzo de 2023, de

http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-85972006000100006

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