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PRÓLOGO.
La Ilustración irrumpe en la historia con la firme convicción de que, la razón, ha de “desencantar”
nuestro mundo, vaciarlo de mitos, para erigirse como la columna vertebral de la humanidad toda.
Sin embargo, asistimos a un “reencantamiento” del mundo, los mitos vuelven porque el hombre los
necesita para fijar los fines y valores que la razón ya no puede definir. La ciencia investiga por
interés (Habermas), pero este motivo resulta “inconfesable”, pues es injustificable racionalmente.
La Razón ha quedado devastada por el desarrollo de razones sectoriales, el universalismo ya no es
posible.
El programa racional que proponen los griegos, sólo se ve en parte alcanzado en la Modernidad, o
al menos eso consideraba Hegel. Es decir, en el momento en que la Filosofía logra hablar de Dios,
del mundo y del hombre racionalmente, y es en ese momento en que se proclama el fin de la
filosofía.
Por otro lado, encontramos filósofos, particularmente los de la escuela de Francfort, que
comprenden que, mientras los filósofos de la razón celebraban el paso del mitos al logos, el mito se
apoderaba de la calle. La razón ha producido monstruos, ya sea por ausencia o por extrema
vigilancia (vigilia).
Se habla de los mitos celebrándolos, ya no se teme a su vuelta, sino que por el contrario, se los
festeja. Se distingue por ello entre mitos “buenos” y mitos “malos”. Estos últimos son los
monomitos, los cultos singulares. La libertad por su parte, implica pluralidad, “los mitos en singular
garantizan una verdadera división de poderes” p. 11.
La paradoja es que mientras unos celebran el triunfo del logos otros festejan la vuelta del mito, y lo
que ocurre en la calle está directamente vinculado con lo segundo. Hoy día todo es plural: la
ciencia, la religión , la estética, la ética, cada cual por su lado. Pero esta forma de pluralismo no
garantiza la libertad. Ello porque cada lógica particular se erige de modo totalitario ante las otras y
pretende la dominación de lás áreas restantes.
El genocidio judío marca un antes y un después en la historia de la humanidad. Tras de dicho suceso
el hombre puede: superar el futuro o repetir el pasado [¿por qué no se aborda con la misma
trascendencia el genocidio armenio?]. Aun hoy no hemos llegado a las raíces del problema. Quizás
ello esté vinculado al “miedo al futuro”, no a que todo termine, sino a que no exista un punto final.
Objetivo del libro: “rescatar del olvido a las víctimas de la Modernidad” rastreando en la memoria
de quienes se sintieron marginados por la Ilustración pero a pesar de ello, plantearon una
alternativa. Lo que Rosenzweig llamó “Nuevo Pensamiento”. Ese nuevo punto de vista es “la
cuestión judía”. Es la frontera a la que recurrieron filósofos como Hegel, Marx o Fichte para aclarar
su idea de razón moderna.
La Ilustración exige al judío que sacrifique sus carácter de tal para poder ingresar en la misma
(sacrificio intelectual, sacrificio de la tradición, sacrificio de la esencia). Hubo judíos que
accedieron al sacrificio, y otros que, conociendo a fondo la cuestión judía, y formando parte de la
misma, no aceptaron dejar de ser judíos para pertenecer a la tradición ilustrada.
El punto de partida del Nuevo Pensamientoe es la comprensión de que, la universalidad occidental,
es particular. Los filósofos de esta nueva forma, no entran porque la razón no acepta la diferencia y
pretenden construir una universalidad desde la diferencia, desde la marginalidad.
La secularización de la razón deja pasar inadvertido a cualquier moderno que el origen de la
racionalidad occidental es cristiano, pero no al judío. Lo primero que este capta es lo limitado de la
razón moderna. Para el pensador judío, ese particularismo es un defecto de origen, la ruta que ha
seguido occidente desde su comienzo en Grecia no lleva a la universalidad.
Las mismas razones que llevaron al protestantismo ascético a ser la fuente de la racionalidad
occidental, son las que excluyen al judaísmo. Este último es un pueblo marginado y auto-
marginado. La relación que tiene con su tierra es la de ausencia, pues todo judío es llamado a
abandonar su tierra e ir a la que Dios “le mostrará”. Según Levinas, ser judío es “situarse al margen
de la historia para poder juzgarla y no someterse a sus dictados” p. 17.
Rosenzweig va a proponerse mostrar una racionalidad/universalidad desde lo excluído. En
principio, el trabajo implica desmontar la construcción teórica occidental desde los jonios hasta
Hegel; en segundo lugar, realizar una nueva construcción teórica con los elementos básicos del
pensar occidental, en el cual, la diferencia, forme parte de la identidad y “el margen de la
metrópolis”.
La racionalidad occidental adolesce de idealismo:
a) Hay pérdida de la realidad. La racionalidad occidental sólo se interesa por la realidad en tanto
materia del conocimiento, como materia para el concepto.
b) La cognoscibilidad de la realidad la uniformiza hasta el punto de que todo lo que no es pensado
no existe, no hay lugar para la negatividad, para la diferencia.
c) El conocimiento es poder.
d) Es tautológica. Hegel lo resume en su sentencia “pensar es pensar-se”.
El prestigio del idealismo se debe a su capacidad de resumir en un discurso racional el saber sobre
Dios, sobre el hombre y sobre el mundo. Esas son las realidades de la filosofía, siempre han sido las
mismas. Pensarlas de esta manera implica relegar al pensamiento y darle prioridad al ser, para
escapar a la tautología, la filosofía debe de partir de las realidades originarias y pensarlas desde la
propia tradición. p. 19.
Capítulo I: ¿Muerte de la Razón, fin de la Historia y ocaso de la Filosofía? Una aproximación a los
tiempos que corren.
La Ilustración por la que Kant se pregunta correspondía a una “tarea”. Hoy día, se ha renunciado a
dicho programa y nos encontramos en tiempos “post”. Dicho prefijo pasa a significar que estamos
asistiendo a una nueva época, y esta se caracteriza por la indeterminación. Los nuevos tiempos
celebran haberse liberado del peso que suponía la modernidad: la Razón.
Cabe aclarar sin embargo, qué es lo que ha muerto de la razón, porque el hecho que podamos
enunciar un discurso sobre su muerte nos dice bastante acerca de su existencia, pues es la condición
de posibilidad para la comunicación y el entendimiento.
¿Muerte de la razón?
1.2.3. Las acciones que cumplen con las condiciones de la racionalidad instrumental y electiva son
llamadas “acciones racionales con arreglo a fines”, las restantes “acción racionales con arreglo a
valores”. Según Habermas, la conexión entre ambos tipos acciones conforma un tipo de acción que
cumple con todas las condiciones de la racionalidad práctica. Esto significa que la racionalidad
occidental no se puede identificar solamente con la razón técnica, pues se articula con una serie de
valores que rigen el actuar del hombre. Los tipos de acción que generan la racionalidad consiguen
generar un orden con sentido, a la vez que consigue llevar adelante la racionalidad específica de
cada esfera.
1.3. ¿Por qué entonces sólo en Occidente se genera la “razón científica”?
a) La racionalidad siempre remite a una representación religiosa del mundo. En tanto el
“desencantamiento” es un rasgo distintivo de la razón occidental, se supone que la misma consigue
esta condición tras su secularización. El desencantamiento remite a un encantamiento, de modo que
la racionalidad viene ligada a una concepción religiosa del mundo. En este sentido, es determinante
la actitud sobre la vida que propone cada religión. “La razón es como dice Habermas «una
sacralización o linguistización de lo sacro»”.
b) La base religiosa de la razón occidental se encuentra en el judeocristianismo. El mismo propone
una visión en que la criatura asume las responsabilidades de su ser creado. El catolicismo por su
parte, propone una indiferencia hacia el mundo y procura que el hombre sea dominado por la
institución. Lutero es quien proclama al hombre como responsable ante Dios, sin embargo, es
Calvino con su doctrina de la predestinación que pone al hombre en un modelo psicológico que
modela su accionar en el mundo a través de un esquema racional de acción. El hombre así se sume
en la mayor de las incertidumbres, pudiéndose librar de esta sólo a través de “señales”. Tal presión
psicológica va a llevar a los seguidores a buscar esos signos “tranquilizadores”. La personalidad, la
disciplina y, por consiguiente, el éxito y el desprecio del goce comenzaron a determinar el accionar
del hombre. Este va a tener ahora la obligación de poner en orden racional el mundo sin sentido.
Con ello Weber no intenta explicar el capitalismo, sino el origen de la racionalidad occidental. Lo
característico de ésta sería un modo de actuar y de organización del mundo que penetra todas las
esferas sociales, “con un sello característico: la transformación activa y racional de la vida y del
mundo en vistas de lograr un cosmos con sentido”. Sólo desempeñando una misión el hombre
puede encontrar señales divinas de su elección. En resumidas cuentas, el protentastismo ascético
funciona como ética que fomenta un tipo de conducta para transformar activamente un mundo
desordenado y lograr su ordenamiento en todos los ámbitos. De modo que se instala entoneces el:
“modo metódico-racional de la vida”.
c) El protentastismo ascético brinda un “ethos profesional”. El ethos no puede implicar solo un afán
de lucro, el mismo debería de poder la vida de todos los ciudadano, un ethos en el que “se jugara” la
salvación entera. De modo que, sabiendo que la misma dependía de la voluntad divina, se
condiciona la posibilidad de percibicir si uno era o no elegido a través del éxito en la vida material.
No es el afán de lucro el motor, sino el afán de certeza.