buenas, sean amables, sensibles y creativas.
Estamos de acuerdo con quien, HOMOSEXUALIDAD: Aclarando la identidad
conociéndola en primera persona, la califica como “un deseo que no puede ser
banalizado y signo de una carencia(…). Una herida que no define a la persona en su
integridad, y no culpabiliza a nadie”. Esta herida se hace más profunda con la
actividad homosexual que, por el hecho de ir contra la naturaleza específica de los
actos sexuales humanos, puede ser una señal de inmadurez y convertirse en vicio
que esclaviza. Algunas de estas personas ponen en el centro de su vida el deseo
sexual, que sin duda no es un criterio sólido de desarrollo.
¿Qué hacer?
Lo siguiente será válido siempre: ser tratadas como personas con toda su dignidad
y sentirse llamadas a la castidad mediante el dominio de sí mismo (como
cualquier otra persona).
A veces, uno puede descubrir un deseo homosexual. No es extraño, y es más
frecuente si uno se preocupa mucho o tiene miedo intenso por lo que siente y
experimenta en su cuerpo: la razón es la ansiedad anticipatoria, que aumenta el
miedo y la misma ansiedad, favoreciendo lo que se teme, en este caso, la
percepción más fuerte del deseo. En momentos en que la identidad se está
formando (adolescencia), el ímpetu de la sexualidad es mayor y el estímulo se
puede despertar en distintas situaciones.
En la mayoría de los casos se resuelve y aparece sin dificultad la atracción hacia
personas del sexo opuesto. Cuando el deseo permanece es muy aconsejable buscar
la ayuda de los padres, de un sacerdote o de otra persona prudente…
Lo importante para estas personas es no caer en los dos extremos: no darle
importancia o reaccionar con agresividad. Lo mejor es escucharlos y recordarles lo
dicho sobre la sexualidad humana y la vida cristiana. También es preciso no sentirse
culpables porque las causas son muchas y complejas.
Y, si la causa es debida a una carencia afectiva familiar: BUSCAR LA FORMA DE
RESOLVERLA.
La homosexualidad es la atracción sexual predominante o exclusiva hacia personas
del mismo sexo, que va más allá de un momento de inseguridad en la
adolescencia. Tiene diversos grados, profundidad y tipos, y puede desaparecer con
el tiempo o ser más permanente. La frecuencia sería de 2.5-4% en los varones y de
1.5-2% en las mujeres.
La inclinación homosexual no es en sí un mal moral, pero objetivamente es un
desorden del deseo y puede llevar a comportamientos intrínsecamente inmorales.
Para poner las bases es necesario poner en contexto la comprensión del uso de la
sexualidad. Actualmente se puede confundir pensando que el uso de la sexualidad
es exclusivo como expresión de amor. La sexualidad es fundamental en el obrar
humano anclado en el ser hombres o mujeres y, por tanto, en la sabiduría del
creador.
A lo largo de la historia de la humanidad siempre han existido los actos
homosexuales que son en sí mismos intrínsecamente desordenados, porque no
están abiertos a la vida y no son el fruto de una verdadera complementariedad
afectiva y sexual. En camio, el concepto de tendencia homosexual es más reciente.
Hasta 1973 se consideraba una enfermedad. En el manual DSM-II de 1968 se
encontraba entre las desviaciones sexuales, dentro de los trastornos de la
personalidad y otros trastornos no psicóticos. La Asociación Psiquiátrica Americana
ya no considera la homosexualidad como un trastorno, sino como algo inevitable,
derivado de factores biológicos y ambientales, o sea, como una variante normal de
la sexualidad. Esta decisión se tomo con una votación en la que de 30,000 personas
con derecho votó el 25% y el 60% se manifestó a favor de eliminar la
homosexualidad de la lista de enfermedades. En la línea de la disputa ha surgido el
término homofobia, para señalar a los que denigran a los homosexuales,
extendiéndolo luego a estigmatizar a los que piensan que la práctica homosexual no
es buena.
Es necesario ver en las personas con estas inclinaciones si se trata de algo pasajero
o arraigado. Un cierto deseo sexual ocasional por las personas del mismo sexo suele
ser normal y pasajero, en algunos periodos -adolescencia, por ejemplo- o debido a
circunstancias de la vida varias (desenfreno sexual, exclusión de mujeres, etc.). A
continuación se muestran algunas características o criterios para distinguir un deseo
homosexual más estable. La complejidad será mayor cuantos más aspectos juntos
se den:
 Atracción emotivo-sexual exclusiva, o muy predominante, por personas del
mismo sexo, que persiste tras la adolescencia;
  Práctica homosexual sin una situación externa que genere atracción sexual
por personas del mismo sexo, como aislamiento o la cárcel, o causada por
una enfermedad psiquiátrica.
 Fantasías o pensamientos homosexuales acompañados por actos, ante
estímulos causados por personas del mismo sexo, incluido el autoerotismo.
No son signo de tendencia homosexual, si se presentan de manera aislada, las
preocupaciones comunes de los adolescentes (a veces el temor a ser homosexual
puede volverse obsesivo), algún juego erótico con personas del mismo sexo en la
infancia o adolescencia, algún acto homosexual ocasional o la curiosidad por estos
temas si hay también atracción por personas del otro sexo, o los comportamientos
homosexuales ocasionales bajo efecto del alcohol o las drogas, etc. Sin embargo, si
no se interviene, también con el perdón y la gracia de la confesión sacramental,
puede tomar fuerza una tendencia diferente.
La homosexualidad no debe confundirse tampoco con tener algunos gestos, modos
de hablar o gustos más frecuentes en el sexo opuesto (hombres afeminados o
mujeres con intereses masculinos). Estas personas, sobre todo en la infancia y
adolescencia, pueden padecer insultos y bromas de sus compañeros y, a veces,
desarrollar un complejo o una tendencia homosexual.
Es muy difícil estudiar como surge el deseo homosexual, ya que muchas veces las
investigaciones hay prejuicios debido al profundo impacto moral y conflicto de
intereses. Lo que sí es manifiesto es que no se nace homosexual. Parece seguro que
la persona “aprende” a reconocer y aceptar su homosexualidad. Se han
identificado factores que a algunas personas les desarrollan la tendencia
homosexual:
 En los varones, apego a una madre sobreprotectora y relación superficial o
difícil con el padre, ausente o percibido como hostil, distante, violento o
dominante; o padres que abusan del alcohol;
 En las mujeres, estrecho vínculo con el padre y madres indiferentes que no
están disponibles para responder a los problemas emocionales de sus hijas
o no les facilitan una sana independencia; inquietud ante la maternidad;
 Actitudes de los padres que no promueven la identificación de los hijos con
su sexo biológico;
 Abuso sexual en la infancia, o iniciación homosexual de los jóvenes por
parte de los adultos;
 Pérdida precoz o alejamiento de los padres (divorcio o muerte) en los
momentos críticos;
 Enfermedades: depresión mayor, síndrome de ansiedad generalizada,
abuso de sustancias (droga, alcohol), trastornos en la adolescencia,
trastorno borderline, esquizofrenia y narcisismo.
Como se dijo, en la infancia puede existir un trastorno de identidad de género, en el
que el niño está a disgusto con su propio sexo biológico. Es importante reconocer el
problema y poner los medios.
Por otra parte, se sabe que, cuando las necesidades afectivas (cariño y valoración
positiva) y el desarrollo de los hijos son satisfechas por la familia y el grupo de
coetáneos, es poco frecuente que se manifieste una tendencia homosexual. No
tiene sentido, sin embargo, culpar a los padres, porque habitualmente lo han hecho
del mejor modo que sabían o podían. Por eso es importante ofrecer orientación a
las familias para que los padres desempeñen un buen papel, con cercanía a sus
hijos. Sin embargo, a veces puede resultar contraproducente, ya que hay
bastantes profesionales que no tienen una idea antropológicamente adecuada de
la sexualidad y pueden confundir más.
Además, hay numerosos factores sociales que favorecen un aumento de la cuestión
homosexual y el paso del deseo a la condición. Ya se han mencionado algunos:
familia desunida o inexistente, ausencia o lejanía afectiva del padre o de la madre,
defensa de la sexualidad desordenada y desenfrenada, intentos por suprimir las
diferencias entre sexos, etc.
Ratzinger denunciaba hace años la ruptura fatal “entre sexualidad y procreación”
como raíz de la actual crisis moral: despojado del vínculo que le une a la
fecundidad, el sexo ya no aparece como una característica determinada, como una
orientación radical y originaria de la persona. Parece que la sexualidad no se
considera ya como enraizada en la antropología, ahora el sexo se mira como una
simple función que puede intercambiarse a voluntad. Ideología de género…
La verdadera amistad entre personas del mismo sexo, el verdadero cariño, se
puede dar de modo pleno sin el acto sexual. De hecho, el acto sexual lo desvirtúa,
ya que solo se busca el beneficio (placer) propio (no se puede ofrecer algo a la otra
persona literalmente). Por eso también abunda mucho mas que en las parejas de
distinto sexo la infidelidad.
Por último, casi el 50% de las personas que reciben ayuda especializada, por deseo
propio, recuperan el deseo sexual hacia los individuos del sexo opuesto. Cuando
este objetivo no se logra, muchos consiguen vivir establemente la continencia. Esto
ya es mucho bien, no porque se evite el placer, sino porque los actos homosexuales
hacen daño a la salud: generan círculos de frustración y desengaño que disminuyen
la autoestima. Algunas personas homosexuales tienen un sentimiento patológico de
culpa, que les lleva a querer ser maltratadas.

Es evidente que muchas personas que tienen esta tendencia no son enfermas o
inmaduras. Es frecuente, de hecho, que tengan características de personalidad muy