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Resumen
Introducción
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preuniversitaria. Y la segunda variable es como se generó la estigmatización social y
segregación hasta nuestros días.
También deberá ser analizada desde un punto de vista jurídico y penal como
eran percibidos los “anormales” o “alienados”, para esto me centraré en el libro de
Daniel Fessler Derecho penal y castigo en Uruguay (1878-1907), donde podemos tener
esbozos de esta soicedad en camino de la modernización, donde la normaliación y la
institucionalización jugaron un rol determinante en la sociedad de fines del siglo XIX e
inicios del XX.
Nos referiremos a algunos testimonios del Dr. Andrés Crovetto, quien en 1884
describe los tratamientos y las condiciones del Manicomio Nacional, a futuro el
Hospital Vilardebó, este cuenta detalladamente en su tesis lo que ocurre en el mismo. Y
esta será una de los trabajos bases para analizar con las ópticas de los ya mencionados.
Marco Teórico-Metodológico
Dentro de las investigaciones previas que encontramos sobre este tema, podemos
reconocer una categoría de análisis que es la segregación de los y las pacientes
psiquiátricos de la sociedad del Uruguay en la segunda mitad del siglo XIX. Nos
encontramos con artículos escritos por Nicolas Duffau, quien nos explica muy
detalladamente el recorrido que ha tenido la historia de la psiquiatría en el siglo XIX y
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XX, al igual que el Dr. Augusto Soiza Larrosa. Ambos autores nos centran en un
Uruguay muy marcado por el proceso de modernización, con la creación de
instituciones “normalizadoras” como lo fue la escuela y los asilos de alienados. Pero
ambos autores no se centran en quienes eran estos alienados y cuáles eran las causas de
ser enviados al asilo de dementes, lo que posteriormente sería el Manicomio nacional (a
partir de 1910 Hospital Vilardebó).
Otro texto al cual debo de referirme es a la tesis de grado del Dr. Andrés
Crovetto de 1884. En este podemos observar, a través del testimonio del mismo, como
eran tratados los dementes en Manicomio Nacional, pero también no podemos
referirnos a al precepción social de los mismos, o que ocurrían en los pacientes
psiquiátricos de las familias acaudaladas de esta sociedad. Refiriéndonos asi a Anna
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Quintanas en su artículo Higienismo y medicina social: poderes de normalización y
formas de sujeción de las clases populares, donde explica el control instaurado por el
gobierno de España en el siglo XIX para controlar a las masas populares a través del
Higienismo y medicina social, y al igual que Foucault, son escritos que analizan la
sociedad europea pero que bien puede ser aplicado a Uruguay en la modernización.
Análisis
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vínculo con su pasado europeo, el cual promovía la cultura moderna y “civilizada”. Las
instituciones como las cárceles, escuelas, colonias de alienados (y a partir de 1886 el
manicomio nacional, hoy día Hospital Vilardebó), jugaron un papel trivial para la
conformación del sentido patrio y el poder estatal.
Duffau (2015) nos demuestra que, hasta la fundación del Manicomio Nacional,
en 1880, el Asilo de Dementes tuvo un significativo aumento de ingresos, iniciando con
28 pacientes en 1870 y llegando a 524 en 1879, pero esto se debía al ingreso de arrestos
judiciales enviados a
Pacientes ser recluidos en el
600
524 Asilo por la
500 486
sobrepoblación de la
420
400
400 cárcel del cabildo.
325
300 Lo que demuestra al
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Barrán (2011) nos habla de una sociedad con una sensibilidad civilizada, en el
marco del proceso de las modernizaciones del Uruguay, esta tiende a segregar todo
aquello que no es “normal” e institucionalizarlo para normalizarlo y civilizarlo. La
sociedad del Uruguay de las últimas dos décadas del siglo XIX y la primera del siglo
XX.
Dentro de los testimonios de Corvetto (1884), podemos ver como el doctor aún
no ve ningún avance en el tratamiento de los locos, estos eran institucionalizados, pero
seguían siendo tratados de igual modo que en el periodo de Segregación que establece
Soiza (1983a), donde la las colonias de alienados y el hospital de caridad solo
segregaban a los “normales” de los “anormales”, Corvetto nos lo describe de la
siguiente manera:
era más menos el que se emplea hoy, por lo que se ve que poco o nada hemos
de potasio y el vino de quina, asi es que todo el progreso que se ha hecho hasta
hoy, es la aplicación de baños que en aquella Época los aplicaba el capataz á los
que él crea conveniente, y hoy los ordena el médico, y el uso de las inyecciones
hipodérmicas de morfina; asi es que por aplicaciones terapéuticas podes ver que
muy poco se ocupa la parte científica del estudio de nuestros locos. (1884, p. 16)
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Dentro de la jerarquía que se manejaba el Asilo de Dementes, el capataz era el
encargado del edificio como del control y represión de los hombres internados, mientras
que las monjas eran las encargadas del control y represión de las mujeres internadas,
incluso las monjas eran las que tenían el poder de designar los tratamientos y las
represiones a los internados, Corvetto (1884) relata como las monjas desposeían la
autoridad de los médicos practicantes quienes estipulaban ciertos tratamientos de
reprensión o contención de los locos, como se demuestra en el siguiente fragmento:
Al hacerse cargo del puesto él señor Sabaté, dio orden á un sirviente para que
cuenta á la hermana superiora. Esta dio órdenes á la hermana Trinidad para que
eran ellas las que lo ordenaban y que por lo tanto ya estaba enterado. (Corvetto,
1884, p 19)
También podemos ver como el poder de la iglesia era muy presente en las
institucione públicas y la vida social, sí bien la medicalización y el higienismo
comienzan a tomar presencia y poder en la sociedad en este período.
Dentro de los tratos que recibían los locos en el Asilo de Dementes podemos
citar tres hechos que demuestra que esta sensibilidad civilizada era únicamente aplicada
para describir aquellos que encajaban en la normalidad, o eran civilizados, Corvetto
(1884) menciona los siguientes casos:
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sirviente estaba castigando brutalmente ß un enfermo, llamado el sirviente por el
practicante al cual había dado cuenta el visitante, le dio orden para que trajera al
reconocía más autoridad que la del capataz. Poco después, siendo director él
señor Montaño, y como se seguía el método del palo, un sirviente dio tal
trancazo ß un pobre loco que le fracturó una pierna; y no contento con esta
señor Sabaté, intentó darle muerte, mereciendo por único castigo el ser
ellas había un sepo con seis agujeros para tres enfermos, y en otro uno de diez
en todos los países, que en las casas donde los orates estén sometidos á un
trabajo corporal, las curaciones son más numerosas que en los establecimientos
cuales no se practica ningún ejercicio de este género. (Corvetto, 1884, pp. 41-42)
Asi como lo explica Quintanas (2011), vemos como en 1884 Corvetto denuncia
la necesidad de mejores condiciones higiénicas para la recuperación de los pacientes del
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Manicomio Nacional, quienes luego de ser dados de alta no podían reintegrarse en la
sociedad y eran incapaces de ingresar al mercado laboral disponible en la época,
volviendo a reingresar al Manicomio.
Dentro de los documentos que el Dr. Ángel Canaveris, quien fue el director del
Manicomio Nacional y quien escribió un reglamento muy claro y preciso del
funcionamiento del Manicomio Nacional, escribió se encuentra la ficha de ingreso del
paciente:
Departamento de ___________________________
Nacional.
FILIACION
Nombre__________Nacionalidad___________Edad__________Estado_
______
Profesión_________ Domicilio_________________
ANTECEDENTES
2º. Noticias acerca del estado de salud del enfermo, pasiones, vicios,
hábitos, etc._____________________
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3º. Percances que le hayan sucedido. Pérdidas, disgustos, sustos,
etc._____________________________________________________________
alcohólicos._________________________________________________
Dentro del apartado del estado de salud del paciente podemos ver como las
categorías de pasiones, vicios y hábitos, para la época y por lo que explican Barrán
(2011) los vicios como el alcohol, el juego y las grandes fiestas que inducían al
libertinaje eran demonizadas por esta sociedad.
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prostitución y la “inversión”, como se denominaba la homosexualidad en la época, era
el matrimonio, ya fuera civil o religioso, esto era una garantía contra la degeneración y
el camino a las enfermedades mentales.
Duffau (2017) nos explica que el alcoholismo era considerado como una
enfermedad degenerativa y hereditaria, por lo cual en el cuarto apartado de la ficha se
consulta si el paciente a ser ingresado consta con antecedentes de alcoholismo.
Lo que nos demuestra una nueva categoría dentro de los pacientes del
Manicomio Nacional, ya no están divididos únicamente en mujeres y hombres, sino que
se le agregaría la categoría de niños. Estos podían ser remitidos d ellos orfanatos o por
sus propios padres para que fueran ingresados y tratados.
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Con esta conjunción de las profesiones también se comenzó a desarrollar una
legislación sonde se contemplaba a los alienados o dementes, el código civil de 1868
contemplaba en algunos artículos referidos a estos sujetos, el 352 define dentro de la
incapacidad mental a los menores de edad, mujeres (exceptuando a las abuelas viudas
de los menores de edad), ciegos, mudos y los dementes, mientras que el articulo 432
establecía quienes quedaban sujetos a curaduría general, donde los dementes hacían
parte incluso si tenían “intervalos de lucides”.
Quienes declaraban esta incapacidad mental era el Juez de Paz, pero las familias
acaudaladas preferían no incluir las acciones legales por el estigma social, cometiendo
así la “secuestración”, lo que sería la no declaración de un familiar enfermo.
Pero a su vez se comenzó a considerar que acciones tomar con los llamados
“antisociales” quienes eran conscientes de sus actos y no mostraban sentimiento de
culpabilidad, lo que hoy día se considera un “psicópata”.
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Conclusiones
Luego de revisar como se ha visto la locura en el Uruguay entre los años 1860
hasta el 1907 aproximadamente, y luego revisando los materiales en los cuales se
describe una sociedad con una cultura más civilizada que no promulga la violencia,
“demoniza” los excesos de placeres y todo aquello que no es “normal”, y premia el
trabajo, el ahorro y el orden.
Podemos ver como esto solo aplica para los polos urbanos, principalmente en
Montevideo, los recluidos en el Manicomio Nacional aún vivían dentro de la cultura
bárbara que propone Barrán, los castigos físicos eran aplicados por los funcionarios a
los pacientes.
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En el caso de la modernización, la fuerza de trabajo era necesaria en el Uruguay,
y si bien el número de ingresados en el manicomio no eran suficiente para cubrir las
demandas del Uruguay modernizado, se podría invertir en la recuperación de los
alienados, únicamente los pensionistas que ingresaban pagando su internación eran
recuperados, lo que nos demuestra un estado desinteresado por la recuperación de las
clases bajas.
Sabemos que los “locos alegres” muchas veces eran dejados en libertad siempre
y cuando no fueran un peligro para lo sociedad, Sansón Carrasco escribió varios
artículos en los que describe varios personajes de Montevideo de los cuales la sociedad
los etiquetaba como dementes.
Pero que ocurría con los dementes en el interior del país, ¿Dónde están las
fuentes que nos relatan algo de los dementes?, ¿El estigma social de tener a alguien
demente en la familia los haría recluirlos en sus propias casas?, ¿Y los dementes de las
clases sociales bajas del interior?, ¿Qué ocurría con los dementes en el medio rural del
interior?, son preguntas las cuales se me han ocurrido al ir revisando los materiales.
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También podemos especular como eran vistos o tratados los dementes en el
medio rural por algunos relatos de personas mayores que vivieron en estos ámbitos,
palabras como “mongos”, “idiotas”, “imbéciles”, “tarado”, o algún otro adjetivo
despectivo con respecto a los trastornos mentales que tenían estas personas.
La reclusión de los locos es algo que aún continúa ocurriendo hoy día, el estado
y el instituto parecen preocuparse por recluir y encerrar, que por rehabilitar por los
pacientes para vivir en la sociedad nuevamente. Observando la estructura del Hospital
Vilardebó, podemos ver que el Estado no se ha preocupado por mejorar las condiciones
del mismo, y este desinterés es algo que se denuncia desde la tesis del Dr. Andrés
Corvetto.
También indagar desde los testimonios de los capataces y de las monjas que eran
parte del cuerpo de funcionarios del manicomio y principalmente como comenzaron a
percibir la aparición de los médicos como directores y funcionarios que recetaban los
tratamientos.
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Bibliografía
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Foucault, M. (2002). Historia de la Locura. Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica.
Techera, A., Apud, I., & Borges, C. (2009). La sociedad del olvido: Un ensayo sobre
enfermedad mental y sus instituciones en Uruguay. Montevideo: Comisión
Sectorial de Investigación Cientíica de la Universidad de la República.
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