Está en la página 1de 20

LOS “ANORMALES”

Salud Mental en Uruguay de 1860-1907

LENIN PAIS DE ÁVILA


SEMINARIO HISTORIA DEL URUGUAY 1830-1930
3°C Historia 2022
Índice
Resumen...........................................................................................................................2
Introducción.....................................................................................................................2
Marco Teórico-Metodológico.........................................................................................3
Análisis.............................................................................................................................5
Conclusiones...................................................................................................................14
Bibliografía.....................................................................................................................18

1
Resumen

El presente trabajo está centrado en el período de la modernización, no se


centrará en el típico enfoque económico y político que siempre se brinda, sino de
analizar la institucionalización de los llamados “alienados”, “anormales” o
“dementes”. También se presentará diferentes cortes temporales, con el objetivo de
poder precisar lo mejor la composición de la mentalidad del Uruguay del 900, con una
sensibilidad europea, y con la necesidad de normativizar y normalizar todo aquello que
escapa de lo “normal”. Los enfoques desde la medicalización y la institucionalización
de lo “anormal” y la exclusión de los sectores sociales bajos, también como el paso de
la “Colonia de alienados” y el “Asilo de dementes” hacia el “Hospital Vilardebó”
marca un antes y un después en el cambio de mentalidad y percepción de lo “anormal”.

Palabras clave: Institucionalizar, anormal, alienado, demente, castigar,


reclusión, modernización, normalización.

Introducción

La sociedad de finales del siglo XIX en Uruguay, comenzó a pasar por el


proceso de medicalización, este proceso segregó a la sociedad en varios sectores. Este
trabajo no pretende ahondarse en cada uno de los sectores segregados, sino dirigirse a
las personas que padecen desórdenes mentales, o lo que en la época se consideraba una
persona alienada.

El trabajo esta centralizado en observar a través de la óptica de los autores como


Michael Foucault (2000), sus concepciones sobre la sexualidad y la estigmatización de
la misma, y José Pedro Barran, con sus concepciones de la sensibilidad bárbara y
civilizada, el disciplina miento y la medicalización de Uruguay entre 1860-1920.

La decisión de trabajar en este tramo de 47 años consta de dos variables, una de


ellas es una periodización que realiza el Dr. Augusto Soiza Larrosa en su artículo de
1983 Esbozo Histórico sobra la psiquiatría y sus servicios hospitalarios en el Uruguay
1788-1907, en el cual el determina cuatro etapas la primera 1788-1860 Etapa de
reclusión piadosa, 1860-1880 Etapa de segregación social, 1880-1907 Etapa
institucional preuniversitaria, y de 1907-hasta la actualidad Etapa Universitaria, de las
cuales yo he seleccionado las etapas de segregación e institucionalización

2
preuniversitaria. Y la segunda variable es como se generó la estigmatización social y
segregación hasta nuestros días.

Para poder ver la segregación, el estigma y/o la perspectiva social me centraré en


los relatos de Sansón Carrasco, seudónimo del político y periodista Daniel Muñoz,
quien retrata las situaciones de varios “personajes” de Montevideo de finales del siglo
XIX.

También deberá ser analizada desde un punto de vista jurídico y penal como
eran percibidos los “anormales” o “alienados”, para esto me centraré en el libro de
Daniel Fessler Derecho penal y castigo en Uruguay (1878-1907), donde podemos tener
esbozos de esta soicedad en camino de la modernización, donde la normaliación y la
institucionalización jugaron un rol determinante en la sociedad de fines del siglo XIX e
inicios del XX.

No me centraré en un análisis de las terapias aplicadas a los pacientes, tanto por


falta de tiempo como por falta de conocimiento en el área. Me direccionaré a la
mentalidad de las personas que aplicaban estos tratamientos, quienes eran los que tenían
el control, que hace el estado con estas personas segregadas de la sociedad, como se fue
estigmatizando los disturbios mentales.

Nos referiremos a algunos testimonios del Dr. Andrés Crovetto, quien en 1884
describe los tratamientos y las condiciones del Manicomio Nacional, a futuro el
Hospital Vilardebó, este cuenta detalladamente en su tesis lo que ocurre en el mismo. Y
esta será una de los trabajos bases para analizar con las ópticas de los ya mencionados.

También he de referirme a leyes o decretos que estableció el estado a estas


personas llamadas en la época de locos o enfermos. También ver cuál es la base del
estigma social presente en nuestra sociedad el siglo XXI.

Marco Teórico-Metodológico

Dentro de las investigaciones previas que encontramos sobre este tema, podemos
reconocer una categoría de análisis que es la segregación de los y las pacientes
psiquiátricos de la sociedad del Uruguay en la segunda mitad del siglo XIX. Nos
encontramos con artículos escritos por Nicolas Duffau, quien nos explica muy
detalladamente el recorrido que ha tenido la historia de la psiquiatría en el siglo XIX y
3
XX, al igual que el Dr. Augusto Soiza Larrosa. Ambos autores nos centran en un
Uruguay muy marcado por el proceso de modernización, con la creación de
instituciones “normalizadoras” como lo fue la escuela y los asilos de alienados. Pero
ambos autores no se centran en quienes eran estos alienados y cuáles eran las causas de
ser enviados al asilo de dementes, lo que posteriormente sería el Manicomio nacional (a
partir de 1910 Hospital Vilardebó).

Sí bien ambos autores nos brindan algún acervo documental o referencias


documentales, no nos brindan información de cómo eran percibidos por la sociedad, ni
de donde provenían, un problema pertinente de la historiografía uruguaya (el
centralismo montevideano del relato). Para esto debo de referirme a José Pedro Barran
en Historia de la Sensibilidad en el Uruguay, para explicar cómo era esta moralidad
gestada a finales del siglo XIX, con la modernización y el crecimiento de la burguesía,
que condicionó a quienes eran enviados, y enviadas, al manicomio, como la sexualidad
jugó un papel importante en esta segregación de los “normales” y los “anormales”, y el
fuerte presencia de la iglesia en la sociedad y las instituciones, aunque existiera una
creciente clase burguesa que desplazó al clero.

Como se explicitaba en el párrafo anterior, la sexualidad es recurrente en la


acusación para segregar a los “anormales”, pero entendiendo a la sexualidad en toda su
expresión (orientación, exploración sexual, masturbación masculina y femenina,
relaciones premaritales), se comenzó a castigar y vigilar la adolescencia para este
disciplinamiento que explica Barrán. Con respecto a castigar y vigilar, y comprender
como se estigmatiza a la sexualidad no referiremos también a los trabajos de Michael
Foucault en Historia de la Sexualidad, si bien este escritor es posterior al periodo en el
cual nos centraremos, explica cómo se eran reprimidos y segregados a las personas que
gozaban de su sexualidad. También no debemos de olvidar que la medicalización que
sufrió Uruguay en el siglo XIX, en conjunto de la modernización, fueron condicionantes
europeas las cual nos llevó a conformar esta sociedad.

Otro texto al cual debo de referirme es a la tesis de grado del Dr. Andrés
Crovetto de 1884. En este podemos observar, a través del testimonio del mismo, como
eran tratados los dementes en Manicomio Nacional, pero también no podemos
referirnos a al precepción social de los mismos, o que ocurrían en los pacientes
psiquiátricos de las familias acaudaladas de esta sociedad. Refiriéndonos asi a Anna

4
Quintanas en su artículo Higienismo y medicina social: poderes de normalización y
formas de sujeción de las clases populares, donde explica el control instaurado por el
gobierno de España en el siglo XIX para controlar a las masas populares a través del
Higienismo y medicina social, y al igual que Foucault, son escritos que analizan la
sociedad europea pero que bien puede ser aplicado a Uruguay en la modernización.

Ya establecidas las perspectivas de segregación y sobre que marco teórico me


apoyaré para la realización de este trabajo, cabe también articular en que fuentes
trabajaré además de la conceptualización. El trabajo se encontrará atravesado por
análisis de fuentes documentales como las leyes aplicadas para el ingreso al Asilo de
dementes y al Manicomio Nacional, fuentes del archivo del Hospital Vilardebó, donde
se procurará el origen de los pacientes y causas de su ingreso al Manicomio Nacional,
fuentes del Archivo General de la Nación donde podamos ver archivos de la policía o de
los juzgados que enviaban a los dementes a estos centros.

Luego de recopilar algunas fuentes para su análisis, se comenzará con el trabajo


de investigación de la misma, buscando el origen el paciente, si pertenece a la burguesía
o a las masas populares, motivos del ingreso del mismo y si es posible recuperar el
tratamiento aplicado al mismo, también recopilaré un número aproximado de mujeres y
hombres ingresados a estos centros, y cuáles fueron sus razones de ingreso, dirimiendo
si las mujeres y hombres eran ingresados por diferentes razones, por las mismas o por
similares. Y analizaré a través de los autores ya mencionados los estigmas sociales que
les entornaba a estos pacientes.

Análisis

Dentro de las temporalidades que se han de utilizar para analizar la situación de


los “alienados” o “anormales”, nos centraremos en lo que Yaffe (2020) considera la
primer modernización e inicios de la segunda modernización, esta temporalidad nos da
los marcos político-sociales de Uruguay. En este periodo nos encontramos con una
sociedad la cual está fuertemente caracterizada por la modernización del estado y la
centralización del poder estatal.

Las políticas de estado que se establecen en este período tienen a centralizar el


poder a Montevideo, para asi poder castigar las actitudes “incivilizadas” o premiar las
“civilizadas” de un Uruguay de base rural, sin control y que anhelaba en restaurar un

5
vínculo con su pasado europeo, el cual promovía la cultura moderna y “civilizada”. Las
instituciones como las cárceles, escuelas, colonias de alienados (y a partir de 1886 el
manicomio nacional, hoy día Hospital Vilardebó), jugaron un papel trivial para la
conformación del sentido patrio y el poder estatal.

Dentro de lo que el Dr. Soiza (1983a) establece como el periodo de segregación


de los “alienados”, nos encontramos con la coincidencia de un Uruguay con un estado
débil, sin una política estatal definida y fuerte, nos enmarcamos en la Sensibilidad
Barbara que explica Barrán (2011), donde el Uruguay se encuentra bajo las influencia
caudillistas y donde el puritanismo social, la supresión de la sexualidad y el estigma de
la anormalidad solo se segrega pero no se institucionaliza para normalizarla y
reintegrarlo a la sociedad.

Duffau (2015) nos demuestra que, hasta la fundación del Manicomio Nacional,
en 1880, el Asilo de Dementes tuvo un significativo aumento de ingresos, iniciando con
28 pacientes en 1870 y llegando a 524 en 1879, pero esto se debía al ingreso de arrestos
judiciales enviados a
Pacientes ser recluidos en el
600
524 Asilo por la
500 486
sobrepoblación de la
420
400
400 cárcel del cabildo.
325
300 Lo que demuestra al

200 181 Estado uruguayo de


130 127 124
102 115 mediados y finales
100 68 64
28 del siglo XIX como
0
1860 1862 1864 1866 1868 1870 1872 1874 1876 1878 1880 un estado
segregacionista de
vagos, delincuentes y alienados (sin realizar una categorización entre estos) y
ciudadanos.

Esto llevó al Asilo a una sobrepoblación y a condiciones higiénicas deplorables,


lo que, según Corvetto (1884), era factor clave para la recuperación y reinserción de los
dementes a la sociedad.

6
Barrán (2011) nos habla de una sociedad con una sensibilidad civilizada, en el
marco del proceso de las modernizaciones del Uruguay, esta tiende a segregar todo
aquello que no es “normal” e institucionalizarlo para normalizarlo y civilizarlo. La
sociedad del Uruguay de las últimas dos décadas del siglo XIX y la primera del siglo
XX.

Dentro de los testimonios de Corvetto (1884), podemos ver como el doctor aún
no ve ningún avance en el tratamiento de los locos, estos eran institucionalizados, pero
seguían siendo tratados de igual modo que en el periodo de Segregación que establece
Soiza (1983a), donde la las colonias de alienados y el hospital de caridad solo
segregaban a los “normales” de los “anormales”, Corvetto nos lo describe de la
siguiente manera:

En el año de 1878, y ya veis que no os hablo de tiempos muy lejanos, el médico

del establecimiento era el Dr. Visca, el tratamiento terapéutico de los enfermos

era más menos el que se emplea hoy, por lo que se ve que poco o nada hemos

adelantado en esta parte de nuestro manicomio, solo se administraba el bromuro

de potasio y el vino de quina, asi es que todo el progreso que se ha hecho hasta

hoy, es la aplicación de baños que en aquella Época los aplicaba el capataz á los

que él crea conveniente, y hoy los ordena el médico, y el uso de las inyecciones

hipodérmicas de morfina; asi es que por aplicaciones terapéuticas podes ver que

muy poco se ocupa la parte científica del estudio de nuestros locos. (1884, p. 16)

Tomando este fragmento también vemos como la institucionalización de los


locos tenía la finalidad de normalizarlos para reintegrarlos a la sociedad, para que estos
fueran buenos hombres y buenas mujeres, siendo estos, bajo la óptica de Barran (2011),
hombres que trabajen, ahorren y vivan en el orden estipulado por la sociedad, y mujeres
que tengan buena postura, sean buenas madres, que cuiden de su hogar, asistan a la
iglesia y se muevan con gracia.

7
Dentro de la jerarquía que se manejaba el Asilo de Dementes, el capataz era el
encargado del edificio como del control y represión de los hombres internados, mientras
que las monjas eran las encargadas del control y represión de las mujeres internadas,
incluso las monjas eran las que tenían el poder de designar los tratamientos y las
represiones a los internados, Corvetto (1884) relata como las monjas desposeían la
autoridad de los médicos practicantes quienes estipulaban ciertos tratamientos de
reprensión o contención de los locos, como se demuestra en el siguiente fragmento:

Al hacerse cargo del puesto él señor Sabaté, dio orden á un sirviente para que

sacara el chaleco de fuerza á un enfermo, el que lejos de obedecer fue á dar

cuenta á la hermana superiora. Esta dio órdenes á la hermana Trinidad para que

cuando viniera el practicante lo hiciera llamar y le dijera que él no era nada en el

establecimiento, y que la aplicación de chalecos de fuerza, como del servicio,

eran ellas las que lo ordenaban y que por lo tanto ya estaba enterado. (Corvetto,

1884, p 19)

También podemos ver como el poder de la iglesia era muy presente en las
institucione públicas y la vida social, sí bien la medicalización y el higienismo
comienzan a tomar presencia y poder en la sociedad en este período.

Sí bien en este período, en el cual el doctor Corvetto escribe su tesis y relata lo


vivido en el manicomio durante su investigación, el cual estaría ya enmarcado en la
sensibilidad civilizada que postula Barrán (2011), donde la violencia ya no es
promulgada o utilizada, solo recae en la sociedad urbana la cual no está confinada al
encierro por ser loco o anormal.

Dentro de los tratos que recibían los locos en el Asilo de Dementes podemos
citar tres hechos que demuestra que esta sensibilidad civilizada era únicamente aplicada
para describir aquellos que encajaban en la normalidad, o eran civilizados, Corvetto
(1884) menciona los siguientes casos:

En el tiempo que presidia la Comisión él señor Farini, fue ß visitar el

establecimiento un señor Delpino, el que vio á lo mejor de su paseo, que un

8
sirviente estaba castigando brutalmente ß un enfermo, llamado el sirviente por el

practicante al cual había dado cuenta el visitante, le dio orden para que trajera al

enfermo apaleado, pero el sirviente contesta que no le dá la gana, y que allí no

reconocía más autoridad que la del capataz. Poco después, siendo director él

señor Montaño, y como se seguía el método del palo, un sirviente dio tal

trancazo ß un pobre loco que le fracturó una pierna; y no contento con esta

hazaña y resentido por haberle reprendido el practicante que entonces era él

señor Sabaté, intentó darle muerte, mereciendo por único castigo el ser

destituido. (p. 17)

El jardinero en sus ratos de ocio y acompañado de otros colegas,

llevaban al pobre enfermo á la quinta, lo ataban de los testículos suspendiéndolo

en un estanque y cometiendo con él toda clase de herejías. (…) existían en el

establecimiento dos piezas en las peores condiciones higiénicas, y cuyo

pavimento eran duras piedras de granito, y destinadas ß los furiosos. En una de

ellas había un sepo con seis agujeros para tres enfermos, y en otro uno de diez

agujeros para cinco enfermos. (p. 19-20)

Dentro de los relatos que Corvetto (1884) realiza en su práctica en el Asilo de


Dementes, resalta las condiciones higiénicas en las que se encontraban los pacientes del
internados, mejorando la condición de la sala de observación con el nuevo
establecimiento, incluso relata que los pacientes acaudalados quienes pagaban para ser
internados y tratados, debieron ser colocados en habitaciones con las mejores
condiciones higiénicas y comodidades, lo que podía ayudar a una mejor recuperación y
bienestar a futuro.

El estigma sufrido por el paciente pasaba por estar registrado en el registro de


enajenados, para Corvetto los pacientes que solo pasaran por periodos de observación
tan solo debían de estar registrados en el libro de ingreso hasta poder ser evaluados y
luego decidir si estar registrados en el registro de enajenados.
9
Relata así dos casos, en los cuales vuelva a insistir que la higiene de los recintos
y los tratos que recibieron podrían influenciar en la vida de los mismos, incluso relata
que uno de los reclusos que había ingresado para observación, luego de un año falleció.

Siguiendo los lineamientos del Uruguay disciplinado o civilizado que postula


Barrán (2011), vemos como el trabajo y la higiene son utilizados como terapia de
"normalización", estos eran utilizados para "amansar" a los locos, tanto el trabajo como
la higiene eran la cura para los pacientes del Asilo, podemos ver como el higienismo y
el trabajo como explica en los siguientes fragmentos:

Nada por cierto hay que decir en contra de un departamento completo de

baños en un manicomio, puesto que aparte de los excelentes resultados

higiénicos y terapéuticos es un excelente medio de disciplina, (…) Se ha notado

en todos los países, que en las casas donde los orates estén sometidos á un

trabajo corporal, las curaciones son más numerosas que en los establecimientos

donde se admiten clientes de un rango superior ó de una clase opulenta, y en los

cuales no se practica ningún ejercicio de este género. (Corvetto, 1884, pp. 41-42)

Además de poder ver como la higiene y el trabajo son necesarios, según


Corvetto, para que los pacientes puedan ser reinsertados en la sociedad como
“normales” y funcionales.

También podemos presumir que los pacientes que se encontraban en el asilo


eran de clase baja o media, exceptuando aquellos que pagaban su internación, y que
luego de tener alta de su tratamiento, y por el estigma social que sufrían al haber sido
internados, estaban destinados a deambular por las calles o ser reingresados al Asilo.

Quintanas (2011) explica como el higienismo y la medicina social son factores


necesarios para la preservación del proletariado, sí esta clase social no está "sana" no
puede producir y no puede trabajar, lo que sería necesario para un país el cual está
centralizando su poder, como es el caso de Uruguay durante este período.

Asi como lo explica Quintanas (2011), vemos como en 1884 Corvetto denuncia
la necesidad de mejores condiciones higiénicas para la recuperación de los pacientes del

10
Manicomio Nacional, quienes luego de ser dados de alta no podían reintegrarse en la
sociedad y eran incapaces de ingresar al mercado laboral disponible en la época,
volviendo a reingresar al Manicomio.

Dentro de los documentos que el Dr. Ángel Canaveris, quien fue el director del
Manicomio Nacional y quien escribió un reglamento muy claro y preciso del
funcionamiento del Manicomio Nacional, escribió se encuentra la ficha de ingreso del
paciente:

Departamento de ___________________________

Sr. Gefe Político _______________________

Registros indispensables para la admisión de enfermos en el Manicomio

Nacional.

FILIACION

Nombre__________Nacionalidad___________Edad__________Estado_

______

Profesión_________ Domicilio_________________

ANTECEDENTES

1º. Parage ó sitio donde ha sido encontrado el enfermo y porque motivo.

Espresar si es á instancia de la familia que justifiquen la petición y en el segundo

requiérase por la Policía los que se puedan obtener________________

2º. Noticias acerca del estado de salud del enfermo, pasiones, vicios,

hábitos, etc._____________________

11
3º. Percances que le hayan sucedido. Pérdidas, disgustos, sustos,

etc._____________________________________________________________

4º. Datos sobre sus ascendientes. Si alguno ha padecido enfermedad

semejante ó bien qué enfermedades ha padecido: si es hijo de matrimonio entre

consanguíneos, y en ese caso qué grado de parentesco tenían: si ha habido

alcohólicos._________________________________________________

Firma de la autoridad que los remite. (Soiza Larrosa, 1983a)

Al depararnos con este documento podemos ver cómo se pedía lo más


detalladamente posible de los sucesos del paciente a ser ingresado, en el caso de
provenir de otro departamento incluso necesitaba la firma del jefe político, lo cual nos
permitiría especular una descentralización de los psiquiatras de la capital del país para
poder identificar si era necesario ser internado o remitido a observación.

Dentro del apartado del estado de salud del paciente podemos ver como las
categorías de pasiones, vicios y hábitos, para la época y por lo que explican Barrán
(2011) los vicios como el alcohol, el juego y las grandes fiestas que inducían al
libertinaje eran demonizadas por esta sociedad.

Foucault (1991; 2000), explica como las prácticas como la masturbación, la


homosexualidad, la prostitución, y en el caso de las mujeres la “histeria”, eran
consideradas enfermedades que debían y podían ser “curadas”.

La homosexualidad en Uruguay a fines durante el siglo XIX e inicios del XX,


incluso a lo largo del siglo XX, era considerada una desviación, principalmente en los
casos de relaciones sexuales entre hombres, no fue tanta la repercusión entre las que
ocurrían entre mujeres. Sí bien hubo casos, no fueron tan bien documentados por el
pudor de los médicos y de la sociedad.

En el caso de las mujeres la prostitución era la “afección” que debía de ser


curada, cualquier caso que demostrara el exceso de sexualidad o las practicas inmorales
de la sexualidad debían de ser corregidas y curadas, por lo cual la cura para la

12
prostitución y la “inversión”, como se denominaba la homosexualidad en la época, era
el matrimonio, ya fuera civil o religioso, esto era una garantía contra la degeneración y
el camino a las enfermedades mentales.

Otra enfermedad ligada a la relación locura-sexualidad es la sífilis, debido a que


esta enfermedad al no ser tratada a tiempo puede provocar delirios y trastornos
psíquicos, además de ser transmisible congénitamente y/o a través de relaciones
sexuales, lo que también indicaría otro de los factores de la condena de la prostitución
como una desviación.

Duffau (2017) nos explica que el alcoholismo era considerado como una
enfermedad degenerativa y hereditaria, por lo cual en el cuarto apartado de la ficha se
consulta si el paciente a ser ingresado consta con antecedentes de alcoholismo.

Dentro de la prevención del alcoholismo se comenzar a publicar en los


periódicos y en las escuelas folletos en los cuales explicaba la necesidad de erradicar a
los “males” de las sociedad, siendo la tuberculosis y el alcoholismo, en estos se
explicaba cómo se esparcía por el torrente sanguíneo y propulsaba a las personas a
realizar actos inmorales.

En el cuarto apartado incluso se realizan las preguntas de consanguineidad de los


padres o si en la familia existe algún antecedente de alguna enfermedad, debido a que la
“idiocia” o “debilidad mental”, como se categorizaba en este período, era congénita.
Duffau (2017) nos demuestra que los niños que eran diagnosticados con estas
afecciones eran internados en el manicomio para ser tratados.

Lo que nos demuestra una nueva categoría dentro de los pacientes del
Manicomio Nacional, ya no están divididos únicamente en mujeres y hombres, sino que
se le agregaría la categoría de niños. Estos podían ser remitidos d ellos orfanatos o por
sus propios padres para que fueran ingresados y tratados.

A medida que los médicos comenzaron a tener poder en la sociedad, al dirigir


quienes eran enfermos y quienes eran sanos, se unieron con los abogados quienes
decretaban quienes eran criminales y o no, además de quienes eran capaces de vivir en
libertad y quienes no, así comienza una relación entre ambas profesiones para recluir o
liberar a los enfermos psiquiátricos.

13
Con esta conjunción de las profesiones también se comenzó a desarrollar una
legislación sonde se contemplaba a los alienados o dementes, el código civil de 1868
contemplaba en algunos artículos referidos a estos sujetos, el 352 define dentro de la
incapacidad mental a los menores de edad, mujeres (exceptuando a las abuelas viudas
de los menores de edad), ciegos, mudos y los dementes, mientras que el articulo 432
establecía quienes quedaban sujetos a curaduría general, donde los dementes hacían
parte incluso si tenían “intervalos de lucides”.

Quienes declaraban esta incapacidad mental era el Juez de Paz, pero las familias
acaudaladas preferían no incluir las acciones legales por el estigma social, cometiendo
así la “secuestración”, lo que sería la no declaración de un familiar enfermo.

A su vez el código civil estableció, en el artículo 439, que los dementes no


podían legar ninguno de sus bienes, por lo cual este artículo se utilizó en muchas
demandas de herencia o testamento, alegando así que la persona padecía de alguna
psicopatía.

A finales del siglo XIX e inicios de XX los médicos comenzaron a desconfiar


del código civil y el poder de los jueces de paz para declarar incapaces a los dementes,
incluso se respetaba, y daba más atención, al testimonio de las hermanas de caridad que
al diagnóstico médico.

Así comienza a aparecer en la Cátedra de Derecho Penal un programa que estaba


dedicado a las enfermedades mentales, donde se analizaban las enfermedades mentales
que eximían de responsabilidades al acusado. En 1890 se establece una unidad para
distinguir el delincuente y su caracterización desde diferente puntos, eximiendo asi a los
enfermos psiquiátricos de la culpabilidad.

Pero a su vez se comenzó a considerar que acciones tomar con los llamados
“antisociales” quienes eran conscientes de sus actos y no mostraban sentimiento de
culpabilidad, lo que hoy día se considera un “psicópata”.

La postulados que siguieron los médicos y los abogados de la escuela positivista,


no demostraba una línea muy clara entre el criminal y el demente. Asi comienzan varios
años de discusiones para poder establecer la culpabilidad y responsabilidad de los actos
cometidos por el alienado y su distinción con los criminales.

14
Conclusiones

Luego de revisar como se ha visto la locura en el Uruguay entre los años 1860
hasta el 1907 aproximadamente, y luego revisando los materiales en los cuales se
describe una sociedad con una cultura más civilizada que no promulga la violencia,
“demoniza” los excesos de placeres y todo aquello que no es “normal”, y premia el
trabajo, el ahorro y el orden.

Podemos ver como esto solo aplica para los polos urbanos, principalmente en
Montevideo, los recluidos en el Manicomio Nacional aún vivían dentro de la cultura
bárbara que propone Barrán, los castigos físicos eran aplicados por los funcionarios a
los pacientes.

Sí abordásemos los el estudio del Manicomio Nacional desde la óptica de Barrán


(2011) podemos ver como no se aplica en su totalidad, los médicos no tenían tanto
“poder” como lo explica, aquí vemos como la religiosidad aún estaba muy presente, lo
que nos haría cuestionar “¿Únicamente estaba muy presente lo religioso en Manicomio
o en otras instituciones también?”.

Podemos asegurar que dentro de las decisiones al momento de decretar a alguien


como incapaz o con disturbios mentales, siendo el juez de paz quien lo sentenciaba, se
tomaba más en cuenta el testimonio de una de las monjas pertenecientes al manicomio
que el de un médico.

La medicalización con respecto a la locura fue un proceso tardío, acelerándose


en la etapa Universitaria, principalmente se comienza a brindar un poder mayor al
médico, dentro de la sociedad, cuando la medicina y la abogacía comienzan a
relacionarse.

El higienismo, proveniente de Europa, comienza a tener un peso en el


tratamiento de los locos en el manicomio, pero por más denuncias que se realizan sobre
las condiciones higiénicas del manicomio, no se realizan mejoras para que se recuperen
los locos y vuelvan a ser reintegrados a la sociedad, lo cual nos demuestra un estado
interesado en reprimir y castigar, que interesado en normalizar y rehabilitar para la
sociedad.

15
En el caso de la modernización, la fuerza de trabajo era necesaria en el Uruguay,
y si bien el número de ingresados en el manicomio no eran suficiente para cubrir las
demandas del Uruguay modernizado, se podría invertir en la recuperación de los
alienados, únicamente los pensionistas que ingresaban pagando su internación eran
recuperados, lo que nos demuestra un estado desinteresado por la recuperación de las
clases bajas.

Sabemos que los “locos alegres” muchas veces eran dejados en libertad siempre
y cuando no fueran un peligro para lo sociedad, Sansón Carrasco escribió varios
artículos en los que describe varios personajes de Montevideo de los cuales la sociedad
los etiquetaba como dementes.

Pero que ocurría con los dementes en el interior del país, ¿Dónde están las
fuentes que nos relatan algo de los dementes?, ¿El estigma social de tener a alguien
demente en la familia los haría recluirlos en sus propias casas?, ¿Y los dementes de las
clases sociales bajas del interior?, ¿Qué ocurría con los dementes en el medio rural del
interior?, son preguntas las cuales se me han ocurrido al ir revisando los materiales.

Para este periodo donde Uruguay estaba centralizando su poder en la capital,


aplicando las leyes rígidamente y estableciéndose cada vez más dicho poder, podemos
especular que dentro del medio rural talvez no fue tan reconocido dicho poder, al no
tener datos de dementes o alienados, ni testimonios que relaten la existencia de estos en
dicho medio.

También vemos como esta sociedad patriarcal, heteronormativa y puritana, en la


cual se castigaba la homosexualidad, principalmente a los hombres, pero se teniendo
pudor incluso al momento de escribir sobre el paciente, la prostitución y la
masturbación, como actos que inmorales, y el alcoholismo como un acto que depravaba
la moral principalmente las mujeres “que bebían como hombres”.

Estas “enfermedades”, consideradas así en la época, fueron arrastrando un


estigma durante todo el siglo XX e incluso hoy día, podemos ver como en este Uruguay
que se comenzó a gestar la sociedad disciplinada o civilizada que explica Barrán (2011),
también se comenzó a gestar los estigmas y los prejuicios que se arrastraron durante
toda la historia del Uruguay.

16
También podemos especular como eran vistos o tratados los dementes en el
medio rural por algunos relatos de personas mayores que vivieron en estos ámbitos,
palabras como “mongos”, “idiotas”, “imbéciles”, “tarado”, o algún otro adjetivo
despectivo con respecto a los trastornos mentales que tenían estas personas.

Sí bien son relatos de personas que no nacieron en este periodo, sí tuvieron


contacto con personas que vivieron, tuvieron contacto y/o fueron criados por personas
que nacieron y vivieron durante este periodo, estas fueron perspectivas que pudieron ser
legadas a las siguientes generaciones.

La reclusión de los locos es algo que aún continúa ocurriendo hoy día, el estado
y el instituto parecen preocuparse por recluir y encerrar, que por rehabilitar por los
pacientes para vivir en la sociedad nuevamente. Observando la estructura del Hospital
Vilardebó, podemos ver que el Estado no se ha preocupado por mejorar las condiciones
del mismo, y este desinterés es algo que se denuncia desde la tesis del Dr. Andrés
Corvetto.

Desde el abordaje que se ha dado este trabajo, se intentado demostrar desde un


punto de vista desde afuera de las enfermedades, sería interesante indagar en los
registros de los pacientes, en los cuales aparezcan testimonios de los pacientes, como
veían estos las condiciones de vida y tratos en el Manicomio Nacional.

También indagar desde los testimonios de los capataces y de las monjas que eran
parte del cuerpo de funcionarios del manicomio y principalmente como comenzaron a
percibir la aparición de los médicos como directores y funcionarios que recetaban los
tratamientos.

17
Bibliografía

Barrán, J. P. (1998). Medicina y sociedad en el Uruguay del novecientos. Montevideo:


Ediciones de la banda oriental.

Barrán, J. P. (2011). Historia de la Sensibilidad en el Uruguay. Montevideo: Ediciones


de la banda oriental S.R.L.

Carrasco, S. (2000). Personajes Montevideanos. Montevideo: Ediciones de la Banda


Oriental.

Crovetto, A. (1884). Algo sobre Manicomios. Montevideo: Imprenta a vapor La Nación.

Duffau, N. (2015). Saberes y prácticas de la Psiquiatría en Uruguay (1860-1910): de la


Colonia de Alienados al Hospital Vilardebó. Etapas de una evolución
conflictiva. Revista Culturas Psi, 40-69.

Duffau, N. (2016). Urano, Onán y Venus: La sexualidad psicopatologizada en el


Uruguay del Siglo XIX. Passagens. Revista Internacional de História Política e
Cultura Jurídica, 21-39.

Duffau, N. (2017). Historia de la locura en Uruguay (1860-1911) Alienados, médicos y


representaciones sobre la enfermedad mental. Montevideo: UdelaR.

Fessler, D. (2012). Derecho penal y castigo en Uruguay (1878-1907). Montevideo:


Unidad de Comunicación de la Universidad de la República.

Foucault, M. (1991). Historia de la Sexualidad (éd. decimonovena). (U. Guiñazú, Trad.)


Paris: Siglo XXI.

Foucault, M. (2000). Los Anormales. Bs.As.: Fondo de Cultura Económica.

18
Foucault, M. (2002). Historia de la Locura. Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica.

Quintanas, A. (2011). Higienismo y medicina social: poderes de normalización y formas


de sujeción de las clases populares. Revista de Filosofía Moral y Política, 273-
284.

Soiza Larrosa, A. (1983a). Esbozo historico sobre la psiquiatría y sus servicios


hospitalarios en el Uruguay 1788 – 1907. Revista de Psiquiatría del Uruguay, 1-
18.

Soiza Larrosa, A. (1983b). Historia de la Cátedra de Medicina Legal de la Facultad de


Medicina de Montevideo. 1877-1974. Revista Psiquiátrica Uruguay, 1-18.

Techera, A., Apud, I., & Borges, C. (2009). La sociedad del olvido: Un ensayo sobre
enfermedad mental y sus instituciones en Uruguay. Montevideo: Comisión
Sectorial de Investigación Cientíica de la Universidad de la República.

Yaffe, J. (2020). Política y economía en la modernización: Uruguay 1876-1933.


Uruguay: Universidad de la República.

19

También podría gustarte