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TEMA 60

El Arte Gótico
Contenido
INTRODUCCIÓN 2
1. La sociedad medieval 2
1.1. Contexto histórico 2
1.2. La Ciudad Medieval 3
2. El Arte Gótico 4
2.1. Características generales 4
2.2. Orígenes históricos 5
2.3. La decoración 5
3. Arquitectura gótica 6
3.1. Características generales 6
3.1.1. Innovaciones técnicas 6
3.2. Desarrollo en Europa 9
3.2.1. Inglaterra 9
3.2.2. Francia 10
3.2.3. Mediterráneo 10
3.2.4. Países germánicos 10
3.3. El arte Radiante 10
3.4. Arquitectura religiosa 11
3.5. El estilo «decorado» inglés 13
3.6. Arquitectura civil y militar 14
4. Escultura Gótica 15
5. Pintura Gótica 16
5.1. Francia 16
5.2. Italia 16
6. Iconografía Gótica 17
7. La vidriera 18
8. Justificación didáctica 18
9. Conclusión. 19
10. BIBLIOGRAFÍA 19
10.1 Webgrafía 19

INTRODUCCIÓN
El arte gótico abarca desde finales del siglo XII hasta el siglo XVI con distintas vigencias. En
Italia desaparece en el siglo XV, en Inglaterra continuará prácticamente sin interrupción hasta
su resurrección estética en el siglo XIX.

El término fue acuñado por Vasari (Italia) en el siglo XV por creerlo, erróneamente de origen
germano. Nace en Francia extendiéndose a los otros países rápidamente, adoptando cada uno
su propia personalidad. A mediados del siglo XII comienza la época áurea de la Edad Media, el
clasicismo medieval que se prolonga hasta mediados del siglo XIV. La evolución en todos los
órdenes iniciada en el año 1000 ha desembocado en una majestuosa sensación de equilibrio
en el transcurso del siglo XIII, la época de las síntesis y las «Summas».

1. La sociedad medieval
1.1. Contexto histórico
La civilización medieval que culmina en el siglo XII se caracteriza por su unidad externa y
geográfica (civilización de occidente) es «Enciclopédica» y ampliamente abierta a todas las
influencias. Bebe de las fuentes más diversas: antigüedad clásica y cristiana, oriente bizantino y
armenio, mundo árabe y celta. Poderosamente dotada para el análisis logra ordenar los
conocimientos y elaborar una civilización original.

Las monarquías se afirman y las ciudades prosperan y con ellas los regímenes municipales y las
universidades con un renovado afán de autonomía al compás de los logros conseguidos. Entre
ellas y un sacerdocio celoso de su autoridad universal la conciliación no era posible. La lucha se
entabla después de algunas escaramuzas hacia el 1300, las ciencias empiezan a romper todo
vínculo con la teología, la escultura y la pintura se sacuden la tutela de la arquitectura y la
música, se divorcia de la poesía. Bajo la aparente armonía se efectúa un profundo cambio de
valores; la moneda y el tráfico adquieren cada día más importancia en un mundo hasta
entonces casi exclusivamente rural, lo que destruye los fundamentos del orden social. La
afirmación de las monarquías amenaza la existencia del Imperio, mientras la difusión del
espíritu laico pone en peligro la cohesión de la cristiandad. La revolución económica implicó la
concentración de la riqueza, el incremento de la economía monetaria sobre la natural, la
superioridad de la industria y el comercio sobre la agricultura y las primeras alargadas del
pueblo contra la rapacidad de patronos y mercaderes.

Hay que señalar también el aumento demográfico que se inicia en el siglo X y continuaría a lo
largo de los siguientes tres siglos. La economía agraria en expansión típica de los siglos XI y XII
dio paso en la centuria siguiente a una estabilización debido a que el desmonte había
alcanzado el límite de suelo útil y a la creciente difusión de la ganadería (consumo de carne
para la mayor demanda de las ciudades y lana para la creciente industria textil), se oponía
activamente a la ampliación de los cultivos.
Los esfuerzos de poblar las zonas poco densas, forzó la promulgación de cartas pueblas,
motivando una mayor movilidad de los bienes de la tierra. El incremento de la circulación del
dinero en el campo, debido a la mayor demanda motivó el alza de precios que benefició a los
productores y condenó a muchos nobles a la ruina, ya que sus ingresos permanecieron
estacionarios en una coyuntura de vida cara en la que no se correspondía el valor de renta de
las propiedades rústicas, lo que obligó a liberar a los vasallos a cambio de dinero, invirtiéndose
la tendencia iniciada en el año 1000, favorable al desarrollo de la economía rural y el progreso
demográfico, y estimulando la expansión de tipo militar una vez alcanzadas las fronteras
interiores, tanto hacia el Este en Centro Europa como hacia el Sur y el Este en el Mediterráneo
con las cruzadas.

Hasta el siglo XV las ciudades fueron los únicos centros de las actividades industriales y
mercantiles. Entre la ciudad y el campo existe una rigurosa división del trabajo: el campo sólo
practica la agricultura y la ganadería y la Ciudad se dedica a las artes manuales y a los negocios.
A partir del siglo XIII queda organizado un vasto circuito económico con dos centros, el mar del
Norte e Italia y un centro regulador, las ferias de Champaña. El desarrollo del foco nórdico se
debió a los paños flamencos. Las relaciones entre el comercio báltico y el mar del norte
estuvieron a cargo de la Hansa alemana, Italia debió su expansión al comercio mediterráneo
en conexión con las cruzadas.

A mediados del siglo XII el señorío se encuentra en franca decadencia, pero la nobleza aún
tiene un poder considerable, las ciudades están completamente desarrolladas y rematadas sus
instituciones en el régimen municipal, equiparando el poder militar con el poder ciudadano. La
Iglesia con su apogeo en las artes, cultura y organización interna es equilibrada desde el punto
de vista jurídico y político por el rey.

1.2. La Ciudad Medieval


La vida urbana, en franco declive en occidente desde la crisis del Imperio Romano, resurge a
partir del siglo XI. En la creación del nuevo espíritu urbano, desde sus modestos orígenes como
mercado, se perciben claramente dos causas importantes: el aumento demográfico y la
recuperación económica. Ya hemos señalado el papel de las ciudades en el equilibrio
institucional del siglo XIII, y el marcado carácter revolucionario de sus formaciones, que
implicó la irrupción de las nacientes clases burguesas en el mundo feudal y señorial, al margen
del régimen de encomienda y prestación personales. La burguesía ahora reclama un estatuto
jurídico particular y, una vez obtenido, quiere regir la ciudad mediante organismos
representativos competentes; el gobierno municipal.

Las ciudades nacen por actos fundacionales localizados en la Cartapuebla. Elemento esencial
de estas cartas (que pasan a ser de simples contratos agrarios colectivos en las zonas rurales a
verdaderos estatutos políticos en las zonas más urbanizadas), es la determinación de las
relaciones entre el fundador y los pobladores. En las ciudades burguesas se fijan la suspensión
de las servidumbres (de ahí el adagio «el aire de la Ciudad hace libre») en la atenuación de los
derechos señoriales y sobre todo la fijación de las competencias, dándose esencialmente tres
tipos de organización municipal; el municipio rural, donde predomina el elemento económico,
con una estructura ligada a la jura impersonal y al poder judicial. El municipio privilegiado,
surgido de la aplicación de concesiones nobiliarias y el municipio consular, desarrollado en
Italia y en el sur de Francia, con un sistema judicial separado y dependiente del rey. El
movimiento comunal llevó al poder a la burguesía triunfante, que usufructó el gobierno del
municipio, representado por una poderosa oligarquía del comercio el dinero. Al sobrevenir la
crisis económica en el primer tercio del siglo XIV se verá obligada a compartir este gobierno
con los pequeños gremios de artesanos de la industria textil. El gobierno de la ciudad
encuentra apoyo y complemento en los gremios, colegios y cofradías fruto del espíritu de
asociación del artesano europeo desarrollados especialmente durante los siglos XII y XIV.

El apogeo de la ciudad medieval corresponde a los siglos XII, XIII y parte del XIV hasta que
sobrevino la gran depresión a partir de la crisis demográfica causada por la Peste Negra.

Desde el punto de vista formal, estas ciudades estarán presididas por la catedral, foco de
atención tan fuerte que condicionará a veces el trazado de la ciudad; estamos en los tiempos
de «la Ciudad de Dios», y la catedral será su símbolo y teatro real, suficientemente grande
para dar cabida a todos los esbatimentos y a la población en todas las ceremonias públicas
que reafirmarán la identidad de la ciudad y las relaciones jerárquicas, procesiones, cultos
periódicos, consagraciones, coronaciones. Señalará el núcleo principal de la ciudad. La plaza
que la precede, solía servir como lugar de mercado y de ajusticiamiento, en torno suyo
surgirán los edificios, representativos de las instituciones de poder tanto más fastuosos
cuanto mayor independencia tengan respecto del poder real, así como las casas de la naciente
burguesía.

Los judíos forman barrios separados en las ciudades: a finales del siglo XIII se establece como
verdadera obligación para los judíos vivir en el Ghetto.

La partida más importante del presupuesto de gastos de las ciudades se destinaba a gastos de
defensa. En 1379, el 82% de los gastos de Colonia tenían esa finalidad. E, inmediatamente
después, estaban los esfuerzos por extender su territorio. A mediados del siglo XIV, Lubeck
había adquirido derechos sobre 240 aldeas vecinas y Erfur dominaba una extensión de 600 km.
cuadrados.

La ciudad medieval decae desde mediados del siglo XIV. En Italia la ciudad dominaba al campo;
estados ciudades de gran extensión limitaban unos con otros. En Francia e Inglaterra la realeza
subordinó las ciudades al Estado nacional en formación. La ciudad alemana no decayó por
incorporarse a un Estado, sino por haber sido sometida por éste.

2. El Arte Gótico
2.1. Características generales
La conformación de la sociedad burguesa y sus nuevos valores así como nuevas estructuras y
centros de poder, (las ideas de cambio y desarrollo) terminarán desembocando en un mayor
realismo en la escultura, y en el triunfo paulatino de la pintura sobre las otras formas de
representación por su capacidad narrativa; sustitución de la ideología Bizantina de lo eterno
por la «ideología de la historia». Desarrollando un gusto e interés por lo dramático humano,
una expresividad que atiende a la simpatía de unos sentimientos humanos universales. Ya no
será el Pantocrator la imagen reinante, sino la infinitamente más misericorde de la madre.
Algunos historiadores asocian estas gigantescas construcciones con el poder real francés, no
hay que olvidar que el nuevo estilo nació allí, donde existía una monarquía capaz de crear los
requisitos económicos necesarios para tan magnos proyectos. Generaciones enteras,
contemplarán a veces durante siglos el proceso de construcción de sus inmensas catedrales. La
catedral será la prueba material de la ciudad de Dios, lo suficientemente grande para alojar a
su rebaño, y cuyas características estéticas son claras manifestaciones del nuevo talante,
luminosidad intelectual y crecimiento, tanto como espiritualidad; una representación del
mundo y sus jerarquías. Es la época del ascenso de las burguesías, de las speculum y de las
summae, de la ambiciosa comedia y las catedrales que participan de esta síntesis de la
complejidad resuelta en unidad.

2.2. Orígenes históricos


Fue en Armenia donde empezó a generalizarse el uso de la ojiva y probablemente fue de
Armenia de donde llegó este elemento a Europa, a través del movimiento de los constructores
de este país junto con ciertos jerarcas de la iglesia, o quizás sus focos de influencia a través de
Sicilia o España.

Ya existían ejemplos de bóveda ojival en la arquitectura románica lombarda, provenzal y


normanda, siendo ésta la única que de verdad influyó en el arte Gótico. El hecho de que se
hallen aplicadas a bóvedas de tipo cupular nos obliga a relacionarlas con las cúpulas nervadas
de Salamanca, Toro, Zamora y Angulema, que tienen un origen común islámico occidental.

Como estructura definitoria de un estilo, la bóveda ojival se impone por primera vez entre el
1093 y el 1133, cuando se cubre la catedral anglonormanda de Durham.

No fue lo único que pasó de Normandía al estilo llamado Early inglés, y al Gótico europeo.
Imponiéndose también las dos torres gemelas, flanqueando la fachada occidental, y coronadas
por agudos chapiteles, la nave central mucho más elevada que las laterales e incluso el
arbotante en la forma tímida e invisible de un arco de círculo escondido en los desvanes de las
naves bajas, que se pueden hallar ya en Caen.

2.3. La decoración
En cuanto a la decoración y como ya hemos comentado, la ruptura con la idea de lo eterno
inamovible y la emergente ideología burguesa unida a las enseñanzas de San Francisco de Asís,
forzarán a imprimir un gran naturalismo a los tema vegetales, animales y humanos, aunque
sin renunciar completamente a los seres fantásticos y monstruosos que en muchos casos se
consideraban reales, o extintos; los primitivos círculos y triángulos se transformarán
paulatinamente en triángulos curvos y óvalos apuntados, con preferencia por las formas
trevoladas y cuadrifólicas que se yuxtaponen y entrelazan, dando lugar a la forma flamígera
del Gótico final, y que conocemos también como Gótico Flamígero.

El capitel, que fuera uno de sus asientos privilegiados queda reducido por el uso de los pilares
baquetonados, desplazándose la ornamentación, a los retablos que poco a poco van tomando
mayor importancia y tamaño, las sillerías de los coros, cuajados de motivos ornamentales,
pero concentrándose sobre todo en los grandes vanos y en las portadas.

3. Arquitectura gótica
3.1. Características generales
La catedral Gótica resume el majestuoso equilibrio del clasicismo medieval de Occidente y la
irradiación de la cultura francesa. Del Románico al Gótico asistimos al desplazamiento de la
gravedad, de la pesadez germánica en la decadencia del Sacro Imperio por el dinamismo del
espíritu francés. Si el Tomismo fue hasta cierto punto el apoyo doctrinal de la monarquía de
San Luis, la Iglesia concibió la catedral como un gran libro en el que se leía la historia del
mundo.

El arte Gótico es un arte lineal que no expresa ya el grávido reposo de la materia, tan
elocuente en el románico, sino la inquietud dinámica que se traduce en trayectorias. Todo es
trayectoria, el plegado nervioso de los ropajes, el contrabalanceo de las siluetas, el ascenso
vertiginoso de los nervios y pináculos con su aspiración hacia la altura, como una
materialización de la plegaria o de la distribución de la gracia divina.

De tal forma, son las líneas el alma del Gótico. El arquitecto modela las molduras con el fin de
que en todo elemento (jamba, columna, pilastra, nervio, dintel o alféizar) la superficie cobre
concavidades y reduzca su peso visual al de una serie de líneas luminosas flanqueadas por
veladuras de sombras, convirtiéndolo así mismo en un soporte lineal de vida vegetal; tallos,
hojas, flores, granos, frutas que se adaptan a todas las formas arquitectónicas y las hacen
vibrar con su juego de sombras y luces tomando peso; otra faceta del pensamiento burgués,
que obliga a desdeñar el acanto clásico, o las abstractas estilizaciones orientales, derivaciones
irreconocibles de la palmera y el loto para consagrarse a la humilde flora de los campos
europeos: cardo, achicoria, roble, castaño, vid, hiedra, tratadas con amor franciscano, y de
forma especial la col y la coliflor cuyo cultivo se extendió en Europa en el siglo XIII.

3.1.1. Innovaciones técnicas


Dos serán las características dominantes de esta nueva corriente arquitectónica: luminosidad y
elevación. Occidente había perdido el respeto a Oriente.

Si el sacerdocio y los príncipes románicos habían vivido bajo el efecto del deslumbramiento
producido por el esplendor de Bizancio, por primera vez, el conglomerado latino-germánico se
desentendía de tutelas y llegaba al atrevimiento de crear una forma propia de expresión,
pasándole del concepto de templo como oscura cueva de misterio a la gran sala luminosa para
congregación de los fieles.

El arquitecto Gótico llega prácticamente a prescindir de los muros (con las implicaciones
ideológicas y psicológicas de semejante ausencia, de apertura al mundo y ausencia de miedos).

- El muro

Va perdiendo su principal función de soporte, para pasar a ser un mero cerramiento, siendo
finalmente sustituido por paneles de vidrio policromado, que tamizaban la luz en el interior,
siendo concebidos los elementos constructivos en función de la consecución de un
movimiento ascendente.

El elemento básico de la evolución arquitectónica que sirvió de transición del Románico al


Gótico fue la adopción general de la ojiva.
- La ojiva

No es el arco apuntado, sino el arco que se tiende diagonalmente en un tramo de nave para
apoyar en él los elementos de la bóveda que tiene como ventaja el ejercer unos empujes
laterales menores concentrándolos en los enjarjes o puntos de confluencia de las ojivas, los
torales y los formenteros, permitiendo aligerar el muro bajo el arco formero a cambio de
reforzar aquellos puntos de esfuerzo con la colocación de contrafuertes, obligando, al ser
aplicado a tramos no cuadrados, a limitar estos tramos con arcos formeros y torales de
distinta luz, que, al tener que ser de la misma flecha se vieron obligados a adoptar
sistemáticamente la forma apuntada. Evidentemente no es una invención Gótica, siendo
utilizado con anterioridad por los Abasíes en la arquitectura Islámica del siglo XI.

- La bóveda de crucería

También llamada nervada u ojival. Se caracteriza pues por estar compuesta por dos elementos
fundamentales, el esqueleto y los plementos. El esqueleto lo conforman los arcos cruzados
diagonalmente, que son los nervios cruceros, ojivas, o nervios principales, a los que hay que
añadir los formeros y los fajones, que delimitan el espacio lateralmente; y los plementos, que
son los paños que cierran los espacios entre los nervios apoyándose en ellos; concentrándose
los empujes en cuatro puntos concretos, en sus cuatro extremos, posibilitándose la apertura
del espacio que queda entre ellos. Este tipo de bóveda nervada que hemos descrito es la más
sencilla, la llamada cuatripartita por constar de cuatro elementos (Fig. 1).

Figura 1.

Así, si a la bóveda cuatripartita se le añade otro nervio transversal que pase por la clave central
y una de las dos claves de los arcos laterales, dará lugar a la bóveda sexpartita por ser ahora de
seis el número de sus elementos. Y si a esta bóveda se le añade a su vez otro nervio
longitudinal dará lugar a la octopartita, al quedar resueltos en ocho sus elementos.

Más adelante se la irán sumando nuevos nervios que, aunque parten del mismo punto de
arranque que los diagonales, no llegan hasta la clave principal, sino que se unen antes: son los
nervios secundarios, y su punto de unión la clave secundaria.

El tramo de unión entre la clave principal y secundarias se llama nervio de ligazón, o ligadura
generando lo que se llama bóveda de terceletes, continuando este proceso de complicación
hasta desembocar en las ricas bóvedas estrelladas que caracterizan el período final de este
estilo, en el siglo XV.

- El pilar

La consecuencia principal de la multiplicación de los nervios de la cubierta será naturalmente


la evolución de sus soportes multiplicándose los elementos que constituyen el pilar para así
recoger mejor cada uno de los nervios de la bóveda (y sus empujes).

Provocando el aumento numérico de las columnas que rodean el pilar pero disminuirá su
grosor, evolucionando hasta lo que serán finas columnillas circulares llamadas baquetones, de
ahí el nombre de pilar baquetonado (Fig. 2) con que se conoce el soporte característico de la
arquitectura gótica, y que no requieren un remate individualizado sino que se coronan con un
capitel corrido, o una estrecha franja horizontal decorativa.

Figura 2.

Sin embargo, estos pilares, a pesar de ser muy gruesos, no son suficientes para recoger todo el
peso de las cubiertas y sus empujes laterales, de ellos se ocupará un nuevo elemento, el
arbotante (Fig. 3), un trozo de arco que partiendo su parte superior del arranque de la bóveda,
conduce estos empujes laterales hasta los estribos de refuerzo que recorren la estructura
exteriormente.
Figura 3.

El origen de este ingenioso sistema de transmisión de empujes se encuentra ya en el método


empleado durante el románico, donde el peso de la bóveda de cañón de la nave principal era
recogido por la bóveda de medio cañón con que se cubrían las tribunas altas sobre las naves
laterales y de allí pasaban al muro exterior reforzado con gruesos contrafuertes, con la
diferencia de que lo que entonces era masa se convierte ahora en estructura aérea y
transparente.

La bóveda de cuarto de círculo de la arquitectura románica se reduce a un simple arco, el


arbotante, que además tiene la misión de llevar hasta el exterior las aguas de las lluvias desde
las cubiertas, en el caso de que la altura de la bóveda requiera dos arbotantes superpuestos, la
función de desagüe la hará el superior y será éste el que esté decorado con las variadas formas
escultóricas de las gárgolas.

Finalmente, cada estribo estará rematado por un pináculo que no es otra cosa que un pilar de
forma piramidal y que contribuye a acentuar el efecto general ascendente en el plano
decorativo, y en el constructivo a ejercer con su peso un empuje vertical sobre el contrafuerte
que contrarreste el oblicuo que sobre el mismo ejercen los arbotantes, evitándose así el
desplazamiento de éstos.

3.2. Desarrollo en Europa


3.2.1. Inglaterra
No fue país de pintores y escultores, pero si lo fue de geniales arquitectos que supieron sacar
de la arquitectura normanda el lírico Early o Gótico primitivo, aunque sus catedrales no se
sitúan en el centro de la ciudad como en el continente, sino en el medio de la campiña, con
todo el esplendor de sus complejas siluetas. Dos torres de sección cuadrada flanquearon las
fachadas. Otra torre cuadrada, de mayores proporciones, suele levantarse en el crucero, por
detrás del cual continúa el profundo presbiterio, provisto a menudo de un segundo transepto.
En el interior los apoyos se descomponen en haces de columnas a veces separadas unas de
otras. Los arcos son muy agudos y en el espesor de los muros se abre el triforio. Lincoln (1192)
y Salisbury (1220) son las grandes catedrales de este período.

3.2.2. Francia
En el continente, el primer monumento que puede llamarse gótico es la Iglesia Abacial de Sant
Denis, cerca de París (1137-1144), remodelada casi en su totalidad en la época de San Luís. Los
soportes serán robustos pilares cilíndricos en los que la decoración vegetal sustituye a la
propia del románico en los capiteles. Las bóvedas son ojivales y las aberturas conservan el
carácter Románico. Muy semejante a las catedrales de Noyon (1157) y Senlis, Sens, San
Remigio de Reims y Soíssons, correspondiendo a este período de simplicidad que empieza a
evolucionar cuando las ventanas, flanqueadas por columnillas embebidas, empiezan a
subdividirse por una columnilla central que determina un par de arcos decorativos de tracería
y una roseta, y los pináculos empiezan a decorarse con temas vegetales. A este período más
decorado pertenecen, la Catedral de León y la de Nuestra Señora de París (1163-1225) en las
que todavía se conservan rasgos arcaicos heredados del Románico, como la existencia de
transepto, o las tribunas sobre los laterales, desapareciendo en la Catedral de Bourges (1218)
o la de Amiens que es una magnificación de la de París.

3.2.3. Mediterráneo
En los países mediterráneos el estilo Gótico fue introducido por el Cister, quienes llevados por
su espíritu de sobriedad mantuvieron muchos rasgos Románicos, sin asimilar muchas de las
formas del Norte. El estilo Occitano, de influjo Cisterciense, cristalizó en formas propias
opuestas a las góticas. A la complicación gótica opone la simplicidad; a la verticalidad la
horizontalidad; a las grandes ventanas, las pequeñas; a las proporciones largas y estrechas, las
grandes luces; a las tres naves la nave única; el arbotante, el contrafuerte; a la cubierta aguda,
la azotea; a las molduras huecas, las plenas, carácter ejemplificado por la Catedral de Tolosa
(de 19 metros de luz) y en el claustro de Poblet (1225).

3.2.4. Países germánicos


Alemania adoptó las formas góticas a plantas derivadas de la Carolingia, como las de Nuestra
Señora de Tréveris (hacia 1242) y Santa Isabel de Marburgo (1235).

En la región del Danubio la primera se construyó con anterioridad al 1250 en Ratisbona,


trasladándose a puntos tan lejanos como las construcciones traducidas al ladrillo de los
monasterios del Cister en Bohemia y Polonia, y en tierras de cruzados los castillos de Trípoli,
Beirut y Tortosa, jalonando la Grecia Franca y Chipre, la catedral de Nicósia y la sala del
Cenáculo de Jerusalén.

3.3. El arte Radiante


El período radiante del arte gótico se extiende de modo irregular sobre el mapa continental
europeo desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo XIV o los albores del siglo XV.

En Inglaterra corresponde en cierta forma a la duración del segundo estilo gótico, llamado
decorado de características mucho más avanzadas que las del arte del continente.

El nombre de radiante, se refiere tanto a la luminosidad como a los radios que forman la rica
red de los grandes rosetones del momento.

El arte radiante se da en la culminación del optimismo de un período que se formó una idea
sumamente equilibrada del universo. Esta visión optimista del mundo tuvo como consecuencia
la sustitución del viejo transcendentalismo por un sentido poético de lo humano; lo íntimo,
que en arquitectura dio lugar al nacimiento del sentido de lo precioso, queriendo hacer del
edificio una joya, y en las artes figurativas impuso un específico sentido de la elegancia.

3.4. Arquitectura religiosa


-Francia

Seguramente la rápida aparición del estilo radiante pueda atribuirse al genio personal de un
arquitecto francés, Pierre de Montereau, quien inspirándose quizás en ciertas capillas privadas
de palacios episcopales como los de Laón y Reims, proyectó la Sainte Chapelle de París,
santuario anejo al Palacio Real que fue mandada construir por San Luis hacia el 1245 para
guardar un trozo de la Santa Cruz y otro de la Corona de Espinas. Como relicario que era, fue
concebida a la manera de estas joyas, como una grandiosa arqueta de cristal de 20 metros de
altura con delicados apoyos que sustentan, separando los grandes ventanales, la única bóveda,
que cubre la nave. La máxima aportación es la búsqueda de la grandiosidad, la sustitución total
de los altos muros por vidrieras y el enriquecimiento de todas las formas, sustituyendo los
apoyos cilíndricos por columnillas embebidas; subdividen los vanos con múltiples maineles y
juegos complicados de rosáceas y triángulos curvilíneos, componiendo tracerías de encaje;
convierten el triforio en una galería transparente que corre por delante de los ventanales;
multiplican las flechas, las torres y los pináculos, a menudo sin finalidad constructiva alguna,
calan las agujas y las balaustradas, prodigan la escultura fuera de los portales por las fachadas
enteras, y dan más verticalidad a los exteriores.

La complicación de la forma de los apoyos permitió disponer una columnilla para cada nervio,
individualizándose los elementos de soporte, a la vez que se multiplicaban y estilizaban, dando
la sensación de que todos los nervios de las bóvedas nacen del suelo, desapareciendo los
capiteles únicos, y cada uno de los finos tallos que constituyen el haz toma capitel propio a
distinto enrase, evitando así perder la pureza de las líneas que parten del pavimento para
enlazarse en las claves. El capitel tiende a perder sus líneas horizontales para convertirse en
una simple corona de hojas naturalistas, haciéndose las basas casi imperceptibles y dejando
entrar el fuste directamente en el zócalo, que es de mayor altura que en el período anterior.

La Sainte Chapelle tuvo imitaciones muy próximas al original en Saint Germer (1250-1266) y en
el castillo de Saint Germain en Laye. De la misma época y análogos caracteres, la catedral de
Beauvais, empezada en el 1225, con la misma disposición de planta que Amiens, pero con
inmensos ventanales, triforio transparente y una verticalidad sin precedentes que eleva la
nave central a 48 metros y 21 las naves laterales, siendo la más grandiosa de las obras
emprendidas por el gótico radiante francés.

- España

Pasando esta influencia, en su forma original en los Reinos de Castilla y León, donde una
verdadera invasión de personajes galos garantizó la importación de estas formas en toda su
pureza, como es el caso de la Catedral de León, comenzándose su construcción en 1255 según
la planta de Reims, por un tal maestro Henri; la Catedral de Cuenca, con ciertas reminiscencias
Normandas y la de Toledo comenzada en 1227 por cierto maestro Martín y continuada por
Petrus Petri.

Esta inmensa catedral, de cinco naves y dos deambulatorios concéntricos y la de Burgos que en
1260 ya poseía sus elementos esenciales, se adaptan mejor al carácter castellano, con
presbiterios poco profundos, menor diferencia de altura entre las naves, y, en la de Toledo, los
arcos de las ven tanas del triforio son lobulados, de clara influencia mudéjar, y en la parte
escultórica y decorativa se puede observar cierto influjo musulmán.

- Europa

En Europa central, Santa Gudula de Bruselas, empezada en 1274 pero cuyas naves no fueron
cubiertas hasta el siglo posterior, es uno de los pocos monumentos radiantes de los Países
Bajos. Los modelos franceses sirvieron a menudo de punto de arranque de las catedrales
alemanas como la de Colonia que se emprendió copiando minuciosamente la de Amiens quizás
emprendida por el mismo maestro Gerard, recibiendo más tarde del maestro Hans la
monumental estructura de sus cinco naves y el crucero, superando en grandeza a la francesa,
siendo terminada en el siglo XIX cuando se encontraron los planos originales.

Un tipo genuinamente germano es el representado por las catedrales de Friburgo y Ulm,


caracterizadas por una gran torre, coronada por una aguja, no en el crucero, como en el caso
inglés, sino formando parte del cuerpo centra de la fachada occidental, o también situándola
sobre un brazo del crucero como es el caso de las catedrales de San Esteban en Viena y San
Vito en Praga.

- Mediterráneo

Como en el primer gótico resulta difícil llamar góticas a la mayoría de las obras, adoptando
éstas de forma más o menos tímida los caracteres radiantes. Se distinguen dos áreas: la
occitana y la italiana.

- La occitana

En el norte de los Pirineos encontramos la familia de la arquitectura tolosa en ladrillo cuya


obra más monumental es la Catedral de Albi, a la que los contrafuertes cilíndricos dan aspecto
de fortaleza, con una nave única de 32 metros de altura, y cuyo edificio más original es la
iglesia de los Jacobinos de Tolosa con dos naves separadas por columnas cilíndricas y un
característico paso exterior con arcos que unen los contrafuertes en su parte alta.

Al sur de los Pirineos la iglesia de nave única fue difundida sobre todo por las órdenes
mendicantes de los países catalanes, ejemplos de lo cual son las de Santa Catalina, Jonqueras,
la Capilla Real de Santa Agueda, el Pino y Pedralves, erigidas en Barcelona durante los siglos
XIII y XIV, obra cumbre de esta arquitectura de nave única, es la nave de la catedral de
Gerona, edificada a continuación de una cabecera de tres naves y que constituyó la bóveda
más ancha del momento con sus 22,80 metros de luz. Esta sensibilidad espacial, se puede
observar también en las construcciones de tres naves, que tendieron a elevar las laterales a la
altura de la principal, para formar un solo espacio, y reducir a su mínima expresión los apoyos
intermedios, abandonándose los haces de columnillas, para regresar a los pilares cilíndricos o
prismáticos.

La catedral de Barcelona con tres naves, pero con una portada que anuncia cinco, las iglesias
de Santa María del Mar también en Barcelona y la catedral de Palma de Mallorca erigidas en el
siglo XIV son también ejemplos notables de este estilo.

- La italiana

En Italia la Basílica doble de Asís, de mediados del siglo XIII pertenece al mismo tipo de iglesia
de nave única, aunque no es el estilo característico en esta zona, sino la construida por las
órdenes mendicantes, asimilando las plantas cistercienses a la tradicional cubierta de madera
italiana.
De tipo Cisterciense fue la primera iglesia Gótica de la Toscana, la Santa Trinidad de Florencia
de mediados del siglo XIII a finales del cual los dominicos levantaron la famosa Santa María
Novella con bóvedas de arista.

Las tradiciones cistercienses se alían con el legado de pisa en la concepción de las catedrales
italianas, la primera de las cuales es la de Sienna (Fig. 4), empezada a mediados del siglo XIII,
famosa por la riqueza de los mármoles que la recubren. De todo este conjunto, lo más
destacado del edificio su fachada independiente en forma de tríptico, coronado por tres
gablones en forma de frontón, y centrado por un rosetón de gran tamaño que fue diseñado
por Giovanni Pisano, similar a la de Orbieto, de gran esplendor decorativo en sus mosaicos
polícromos sobre fondo de oro.

Figura 4.

La catedral de Florencia representa para la arquitectura italiana una conquista del espacio para
lela a la realizada en la catedral de Gerona.

Empezada en 1296. La catedral de Santa María del Fiore necesitaría la llegada de alguien capaz
de levantar la cúpula de 114 metros, teniendo que esperar hasta 1420, cuando la obra fue
realza da por Filippo Brunelleschi, el padre del Renacimiento.

3.5. El estilo «decorado» inglés


En la segunda mitad del siglo XIII, la iglesia abacial de Tintern, en Inglaterra, inauguraba una
nueva interpretación del gótico, resaltándolo aquí para poner de manifiesto lo prematuro de
su aparición, perteneciendo al espíritu del arte flamígero que dominará el siglo XV.

Lo más reseñable del estilo decorado es el enriquecimiento de toda clase de superficie con
complicados juegos de curvas y contracurvas. Estas curvas dan forma a los nervios de las
tracerías de los ventanales, lo mismo que a los que cubren los muros.

Este mismo espíritu es aplicado a las bóvedas, con la multiplicación de terceletes y


baquetones; conduce a las formas variadas de bóveda de estrella, o de espejo.

Una forma muy inglesa es la bóveda de abanico (Fig. 5), en la cual la multiplicación de los
terceletes convierte la parte cercana a los capiteles en una especie de bocina o abanico
dirigida hacia lo alto.
Figura 5.

Las obras más monumentales son las catedrales de Lichfield y York, esta última de gran
influencia francesa excepto por la cubierta de madera.

3.6. Arquitectura civil y militar


Si en el primer gótico las únicas construcciones monumentales son los castillos, monasterios y
catedrales, al mediar el siglo XIII y sobre todo a lo largo del XIV con el esplendor de las
ciudades se da un importante desarrollo de la arquitectura civil; siendo de gran importancia la
construcción de recintos fortificados, así como los palacios, y mercados.

Del siglo XIII son el mercado de Brujas con su altísima torre característica de los mercados
nórdicos y la Halle des Drapiers de Ypres; la Lonja de grano de Florencia pertenece a la primera
mitad del siglo XIV y a la segunda mitad del siglo las lonjas catalanas de Tortosa, Perpiñan y
Barcelona. A finales del siglo XIII comienzan a construirse los primeros palacios corporativos
como el de la Señoría de Florencia; la Casa Comunal de Siena y la de Minden en Alemania,
aunque la mayoría son del siglo XIV como el Barguello florentino, la Casa Comunal de Perusia,
las de Münster, Brunswig, Nüremberg, Praga, Cracovia, Barcelona, etc. Son también
destacables las construcciones hospitalarias como el hospicio de Beaune y el Hospital de la
Santa Creu en Barcelona.

4. Escultura Gótica
La transición de la escultura románica a la gótica fue más lenta que en la arquitectura. El nuevo
concepto escultórico debía significar el fin del hieratismo y la deformación en beneficio de la
naturalidad, la belleza y la gracia, valiéndose de la observación del modelo vivo y el estudio de
la escultura romana, especialmente la más conocida de los sarcófagos. El material más
extendido es la piedra en tanto es un arte dependiente de la arquitectura. Y su patria es casi
exclusivamente Francia. Monumentos de carácter gótico, como San Dionisio o la Catedral de
Chartres, fueron originalmente decoradas con esculturas románicas.
La primera portada plenamente gótica es la de Senlis, construida hacia 1185 con el tímpano
dedicado al tema de la Muerte, la Asunción y la Coronación de la Virgen, tema característico
de la época, y del que son también ejemplos las puertas de los brazos del crucero de Chartres
y la Puerta de la Virgen Nuestra Señora de París (1210-1220), que pueden considerarse como
un ensayo del espléndido conjunto de Amiens presidido por el Bello Dios del parteluz que
aúna la serenidad y la emoción a la manera de Fidias. El realismo está presente en muchos de
los detalles de la fachada, así como una gracia, desconocida en un estilo puramente cerebral
como el Románico.

El gran monumento de la escultura del gótico radiante es la catedral de Reims. Conjunto que
ya no está presidido como los otros por la imagen hierática de Dios predicando su doctrina con
la actitud retórica que hoy se interpreta como un gesto de bendición, sino por la gracia y
ternura de la virgen madre, sonriente y humana. Esta aproximación a lo humano provocó una
revalorización de lo corporal, dejando de ser el cuerpo tan sólo una forma expresiva como en
el románico o una forma viva como en el primer gótico, para dar paso a una forma bella.

Esta nueva pasión por la belleza llevó a los escultores a estudiar los ejemplos de la escultura de
los sarcófagos romanos, siendo estos los restos más abundantes de la escultura clásica
esparcida por Europa, generando obras que marcan un precoz Renacimiento como el grupo de
la Visitación de Reims, aunque exista también un evidente regusto de elegancia gótica. El
clasicismo de Reims constituye un fenómeno aislado. Otros ejemplos de este temprano
Renacimiento son la virgen y la sibila de Banberg y su Adán y Eva que son las primeras
muestras de desnudo monumental desde el ocaso de la romanidad. En Banberg esta escuela
realista nos ha legado también la figura ecuestre de Conrrado III y los retratos de Enrique II y
Cunegunda.

En Italia el impulso dado por Federico II a la resurrección del arte pagano fue posiblemente el
punto de partida de una tradición escultórica que parte de Apulia y que llega hasta Pisa con
Nicolás de Apulia también llamado Pisano, por su famoso púlpito del baptisterio de esta
ciudad. Alumnos suyos fueron Arnolfo di Cambio y su hijo Giovanni Pisano, sucediéndoles en el
siglo XIV Andrea Pisano (canpanille de Florencia); el sienés Tino da Camaino y el florentino
Orcagna y su tabernáculo de Orsanmichele.

En España, las esculturas de la catedral de León tienen influencia francesa como la virgen
parteluz de Santa María la Blanca.

5. Pintura Gótica
La pintura monumental gótica del siglo XII y de la primera mitad del siglo XIII se centró en el
vitral, debido en gran parte a la reducción de la superficie de los muros, lo que significó una
disminución de las pinturas al fresco, llegando casi a desaparecer en algunas zonas, viéndose
obligada a buscar otros soportes. Esto genera un desarrollo de la pintura sobre tabla, temple,
que emplea como aglutinante de los pigmentos colas o huevo, lo que le da la ductilidad
apropiada para el uso de pinceles finos, con las ventajas añadidas de unos colores mucho más
intensos y un secado muy rápido. También se aprecia el desarrollo, aunque de momento
incipiente, del óleo; que a diferencia del temple usa aglutinantes oleosos, de secado lento pero
que permiten el repinte, limitándose la pintura prácticamente a estos espacios, sobre la tabla y
que irán ganando importancia y espacio a lo largo de este período, terminando por formar
conjuntos monumentales en capillas y altares. Además de esto, la iluminación de textos
revestirá una gran importancia.

Las características generales serán semejantes a las de la escultura, aunque, debido a su


menor importancia en este momento respecto a la arquitectura, su evolución será en principio
más lenta. La temática es fundamentalmente religiosa, y el hieratismo, propio del románico irá
dejando lugar a un mayor naturalismo, gracia y estilización; los fondos neutros y dorados serán
sustituidos paulatinamente por referencias paisajísticas y arquitectónicas.

5.1. Francia
En el siglo XIII, el campo de esta actividad se encuentra principalmente reducido a la miniatura,
sirviéndonos como ejemplo de esta época, los Evangelios de la Santa Capilla del 1270 (Fig. 6).

Figura 6.

Habrá que esperar hasta bien entrado el siglo XIV para encontrar algunas muestras de pintura
como el Paramento de Narbona del 1375, que reúne las características de lo que se conoce
como Gótico Lineal y que se puede definir como una pintura plana, muy silueteada y cuyos
acentos vendrán dados por la línea. Un buen ejemplo de ello en España son Las Cantigas de
Alfonso X el Sabio.

5.2. Italia
En la primera mitad del siglo XIV será Italia, que revelando a Francia en la dirección, impondrá
el llamado estilo Italogótico, en donde se empiezan a encontrar trazas de volumen, a pesar de
los duros perfiles, y lo estilizado del dibujo. En Italia el holandés Jean Malouel y Henry
Bellechose, ambos al servicio de Borgoña, iniciaron el realismo con el martirio de San Dionisio
pese a su abstracto fondo decorativo.

Son estos los precedentes de la obra de los hermanos Hubert y Jan Van Eyck, siendo
seguramente el primero de ellos el autor de la Adoración del Cordero, de San Bavón de Gante,
políptico al óleo de una brillantez sin precedentes, en el cual las escenas simbólicas se
desarrollan en espléndidas praderas floridas, ante la visión de las ciudades de Flandes y un
cielo purísimo y luminoso, Jan, revela en el retrato de los Arnolfini (Fig. 6) los usos de la
pintura como testimonio de índole notarial para la burguesía de la época, representando el
cuadro «El desposamiento de la pareja», y con la leyenda y la firma del pintor como testigo,
que aparece relajado en el espejo cóncavo al fondo de la habitación.
Figura 6.

Robert Campin, señala la liberación respecto a las contenciones de la tradición miniaturista,


cuyo discípulo Rogier Van Der Weyden, es ecléptico y sentimental.

6. Iconografía Gótica
Dedicada esencialmente a lo religioso en el primer período gótico. Los artistas traducían las
ideas que les proporcionaba el clero, los cuales escogían los programas y determinaban con
extraordinario detalle los pormenores de la composiciones tanto escultóricas como pictóricas
en la época románica, adoptándose muchos elementos iconográficos sólo por su valor plástico.

Por el contrario en el Gótico dominaron las fuentes literarias al elegir los temas constituyendo
dichas fuentes los comentarios de los Testamentos más que los textos originales ya que la
época gustaba de las superestructuras mentales; el racional de los Divinos Oficios que ofrece
alambicadas interpretaciones simbólicas a cada paso de la liturgia; La Leyenda Dorada que
ornaba la vida de los Santos con fantasías poéticas y anecdóticas; y las grandes complicaciones
científicas, históricas y morales, en las que se hallaba la peculiar imagen del mundo que se
reflejaba en el conjunto escultórico de las grandes iglesias. Para expresarse literalmente el
arte recurría a signos, así la aureola indica santidad y si es crucial la figura de Cristo, los pies
descalzos caracterizan a los apóstoles; los niños desnudos y asexuados, son las almas; los
círculos concéntricos, el cielo; los trazos ondulantes paralelos, las aguas; el árbol, la tierra; la
torre, la Ciudad, pero si tiene un ángel en su cima, Jerusalén. Todo se supedita al orden y
jerarquía de las grandes summae literarias. Los bienaventurados aparecen por orden, como si
formaran un trasunto de una sociedad jerarquizada. El papa y el emperador coronan la
pirámide de los seres vivientes, como la trinidad la de los bienaventurados y los ángeles.
Patriarcas profetas, confesores mártires y vírgenes aparecen equiparados a los gremios y
cofradías; y al orden de los serafines querubines, tronos, dominaciones, virtudes y potestades,
arcángeles y ángeles como una especie de traducción del de los príncipes, duques marqueses,
condes vizcondes, barones, ricos hombres caballeros, etc.

Los animales de las peanas de los santos ya no son decorativos. El basilisco está a los pies de
Jesús; el becerro de oro bajo Moisés; el dragón a los pies de San Miguel..., el orden de los doce
apóstoles se corresponde con el de los doce Patriarcas, los cuatro grandes profetas se
contraponen a los cuatro evangelistas, a quienes a menudo llevan a cuestas. Doce elementos
simbolizan la iglesia; nueve los cielos; siete el universo; cuatro la tierra; tres el altísimo.
Hay símbolos sencillos como el León, que indica la resurrección, o complicados como la
paloma, cuyas alas son la vida activa; las patas la contemplativa, sus plumas azules el cielo, las
pardas las pasiones, los ojos, la mirada de la iglesia y el rojo de las patas la sangre por la que la
iglesia avanza.

Las estaciones representan las etapas de vida sobrenatural del hombre; las alegorías de las
ciencias y de las artes se incorporan como órganos de la Redención. En conjunto el carácter del
arte figurativo del siglo XIII es representativo de estas summae y es dirigido por teólogos.

7. La vidriera
Esta técnica se inicia en la Francia del siglo XII, es de influencia posiblemente musulmana, a
quienes se debe su enorme difusión por Europa, cuyo desarrollo está relacionado con la
industria del vidrio.

El coloreado del cristal se podía obtener de dos maneras, por un lado se disolvían sustancias
colorantes en la pasta de vidrio, o se pintaba sobre el vidrio ya realizado, dando resultados
semejantes. Montándose estas piezas posteriormente sobre un bastidor, que en los casos más
antiguos eran de piedra, pero que rápidamente pasan a construirse en hierro y plomo, en un
primer momento siguiendo esquemas muy sencillos que irán complicándose paulatinamente a
base de círculos, figuras lobuladas, etc. También se observa una evolución en el color, de
violentos tonos en un comienzo, al crecer el sentimiento de ternura estos colores pierden
intensidad y se combinan más sobriamente.

8. Justificación didáctica
Este tema se engloba dentro del bloque de contenidos o saberes básicos I del currículo de la
ESO según establece el decreto 217/2022 en 1º y 3º de ESO y el 1105/2022 en 2º y 4º de ESO.

También se engloba dentro de la competencia clave 8. La Competencia en conciencia y


expresiones culturales “implica conocer, comprender, apreciar y valorar con espíritu crítico las
diferentes manifestaciones culturales y artísticas y entender su importancia como patrimonio y
riqueza cultural de los pueblos”.

Por otro lado se relaciona con la competencia específica de educación plástica visual y
audiovisual número 1.” Comprender la importancia que algunos ejemplos seleccionados de las
distintas manifestaciones culturales y artísticas han tenido en el desarrollo del ser humano,
mostrando interés por el patrimonio como parte de la propia cultura, para entender cómo se
convierten en el testimonio de los valores y convicciones de cada persona y de la sociedad en
su conjunto, y para reconocer la necesidad de su protección y conservación, teniendo especial
consideración con el patrimonio andaluz”.

9. Conclusión.
En este tema hemos hecho un recorrido por el Arte Gótico, hemos analizado la arquitectura,
escultura y pintura gótica, analizando su evolución desde el románico. Hemos concluido
analizando uno de los elementos más significativos de este periodo. La vidriera.

10. BIBLIOGRAFÍA
PALOMERO PÁRAMO, J.: Historia del Arte, Ed. Algaida, Sevilla, 2003.

PIRENNE, H.: Historia económica y social de la edad media. Fondo de cultura económica, 1977.

PIRENNE, H.: Las ciudades de la Edad Media. Ed.: Alianza, 2005.

ULLMANN, W.: Historia del Pensamiento Político en la Edad Media. Ed.: Ariel, 2004.

10.1 Webgrafía
www.historiarte.net

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