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Familia y la Iglesia:

La iglesia mira a las familias que permanecen fieles a las enseñanzas del Evangelio,
agradeciéndoles el testimonio que dan y alentándose. Gracias a ellas, en efecto, se
hace creíble la belleza del matrimonio indisoluble y fiel para siempre. En la familia,
“que se podría llamar iglesia doméstica”
El amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia. En su
unión de amor los esposos experimentan la belleza de la paternidad y la maternidad;
comparten proyectos y fatigas, deseos y aficiones; aprenden a cuidarse el uno al otro y
a perdonarse mutuamente.
Palabras del Papa Francisco:

 El Papa Francisco indicó que “la familia de Jesús, la de Nazaret es la familia-


modelo, en la que todas las familias del mundo pueden hallar su solido punto
de referencia y una firme inspiración”.
 Dios entro al mundo en una familia, la obediencia de amor de María y José se
da una familia en donde viene Dios. Dios le gusta golpear las puertas de las
familias, pero lo que mas le gusta es encontrar a la familia unida, encontrar a la
familia que se quieren, encontrar las familias que hacen crecer a sus hijos y los
educan y que los llevan adelante. En la familia también hay problemas,
discusiones, distanciamientos, en las familias siempre hay cruz, porque el hijo
de Dios nos abrió ese camino, pero en las familias después de la cruz hay
resurrección. Por eso en la familia es una fábrica de esperanza de vida y
resurrección pues Dios abrió ese camino. Las dificultades se superan solamente
con el AMOR, el odio no supera nada. En la familia hay que tener mucho
cuidado de los niños y los abuelos, los niños y los jóvenes son la fuerza, la
esperanza. Los abuelos son las memorias de la familia, son los que nos dieron y
transmitieron la fé, cuidar a los niños y los abuelos es la muestra de amor más
provisoria de la familia, porque promete el futuro, un pueblo que no sabe
cuidar a los niños y los abuelos, es un pueblo sin futuro.
 “El primer y más importante lugar para transmitir la fe es el hogar, a través del
sereno y cotidiano ejemplo de los padres que aman al Señor y confían en su
palabra”.
 “Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre
la que se construye una sólida vida familiar cristiana. Los niños aprenden a
perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente. Si
entendemos esto, podemos apreciar la grandeza de la enseñanza de Jesús
sobre la fidelidad en el matrimonio”.
 “Ustedes, familias, son la esperanza de la Iglesia y del mundo. Con su
testimonio del Evangelio pueden ayudar a Dios a realizar su sueño, pueden
contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y
aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran
familia”.
PETICIONES:
Padre, te pedimos por el PAPA, LOS OBISPOS Y SACERDOTES. Para que sean
pastores fieles al mensaje de tu Hijo y así muestren a los hombres el camino
de Salvación que es Cristo y su Iglesia. Roguemos al Señor

Por todas las familias: Para que mirando a la Sagrada Familia, hagamos de
nuestros hogares una imagen viva del hogar de Nazaret y nuestras familias
se transformen en focos de fe, esperanza y amor para el mundo. Roguemos
al Señor.

Para que el Señor conceda a los Padres de Familia un auténtico espíritu, de


ser papás intachables, gozosos de compartir la fe, los valores, y puedan guiar
a sus hijos por la senda del bien y de la paz. Roguemos al Señor.

Para que el Señor conceda paz a las familias que sufren la enfermedad en
uno de los suyos; por aquellas que en estos tiempos han sufrido la pérdida
de un ser querido, que en Ti Señor encuentren el consuelo y la gracia para
mantenerse unidos a ti fuente del Amor. Roguemos al Señor.

Para que el Señor nos impulse como familia que somos a unirnos en la
apremiante oración por la paz, en nuestro país y en el mundo entero.
Roguemos al Señor.
Oración de San Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe

¡Oh Virgen Inmaculada


Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponernos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia:
no nos sueltes de tu mano amorosa.
Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas,
te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.
Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda
hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes
vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe
y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza.
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias,
para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con compasión,
enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a Él, mediante la confesión de nuestras culpas
y pecados en el sacramento de la penitencia,
que trae sosiego al alma.
Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos
que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
con nuestros corazones libres de mal y de odios,
podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Buenas noches hermanos y hermanas en el SEÑOR.


El Hijo de Dios hecho hombre, a quien adorábamos en el humilde pesebre, forma parte
de una familia; familia que Él mismo nos pone como ejemplo, como ideal de toda familia
humana; ejemplo de obediencia a la ley, ejemplo de amor y de unidad. y Él nos muestra
cómo entiende la voluntad divina, esta voluntad de Dios que no es objeto únicamente de
enseñanza, sino que es toda una actitud de vida que consiste en ser para las cosas del
Padre.
Oración I

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde
este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu
amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo
Jesús, único redentor nuestro.
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales
al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y
todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras
alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y


somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a
Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos,
para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de
humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de
santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y
religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Oración II

Dios de poder y de misericordia, bendeciste las Américas en el Tepeyac con la


presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres
y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas.
Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo pedimos
por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.

Oración III

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano
Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste
aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero
Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce
esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la
perseverancia final. Amén.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre.

Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas


nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en
las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos
compasivos y no te separes jamás de nosotros.

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