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Servicios Sociales

y Política Social

Mitos sustentadores del sistema prostitucional.


La negación de la violencia machista en prostitución
Resumen
Este texto hace referencia a como el sistema prostitucional se ha ido consolidando bajo un
conjunto de mitos tradicionales y renovados independientes de los variados contextos geopolíticos
y económicos donde se han producido. Son mitos fuertemente arraigados socialmente con una
visión misógina y patriarcal de la sexualidad y claras referencias a la cosificación e hipersexualización
de las mujeres. Buscan la normalización del deseo de acceso libre a los cuerpos de las mujeres
como un derecho fundamental de los hombres y cuentan necesariamente con una complicidad social
e institucional. Esta idea de libre acceso se ha asegurado históricamente a través del matrimonio
y la prostitución, instituciones supuestamente basadas en relaciones libres y consentidas, cuando
en realidad son sistemas históricos de dominación y adoctrinamiento sexual nutridos de profundas
desigualdades de clase y género (Goldman, 2008).

Palabras clave
Mitos. Sistema prostitucional. Desigualdad. Violencia.

Myths that are sustaining the prostitution system.


The denial of sexist violence in prostitution
Abstract
This text makes reference to how the prostitution system has been developed and consolidated under
a set of traditional and renewed myths independent of the varied geopolitical and economic contexts
where they have taken place. These are myths myths socially strongly rooted under a misogynistic
and patriarchal vision of sexuality and with clear references to the reification and hypersexualization of
women, necessarily counting on a social and institutional complicity for the normalization of the desire
for free access to the bodies of women. Women as the fundamental right of men.This idea of free
access has historically been ensured through marriage and prostitution, institutions based on free and
consensual relationships, when in reality they when in reality they are systems of domination and
sexual indoctrination that historically have nourished by profound inequalities of class and gender
(Goldman, 2008).
Keywords
Myths. Gender. Prostitution system. Inequality. Violence.

Author/Autor
Esther Torrado Martín-Palomino
Diplomada en Trabajo Social y Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología
Doctora en Ciencias Políticas y Sociología. Profesora Investigadora del
Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de la Laguna,
Tenerife. Componente IUEM (Instituto Universitario de
Estudios de las Mujeres).
estorra@ull.edu.es

RECIBIDO: 29.04.18 | REVISADO: 30.04.18 | ACEPTADO: 30.04.18 | PUBLICADO: 30.04.18

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Mitos sustentadores del sistema prostitucional. La negación de la violencia
machista en prostitución

1. Aspectos macrosociales y lógicas prostitución y la trata y una importante precariza-


emergentes en los mercados ción y feminización de la pobreza.
internacionales del sexo
Así, la persistencia de factores de vulnerabilidad
En la actualidad y a pesar del fuerte incremento en mujeres y niñas son algunos de los resortes
del comercio del sexo, se sigue invisibilizando las para el fortalecimiento del sistema prostitucional.
razones por las que millones de mujeres y niñas Aun teniendo en cuenta estos factores de pobreza
en el mundo son relegadas a contextos prostitu- y vulnerabilidad que recaen con mayor frecuencia
cionales. Es evidente que existen dificultades para en mujeres, cabe preguntarse las razones por las
cuantificar una actividad criminal que interactúa que en sociedades tan distintas económica y cul-
con otras y que se sitúa en la segunda actividad turalmente, existe actualmente la prostitución y la
más lucrativa del mundo (Nuño, 2017). Importan- trata, más allá de meras razones mercantilistas,
tes estudios nacionales e internacionales sobre el de las interrelaciones de redes criminales interna-
sistema prostitucional confirman que en los pre- cionales o de un desarrollo global de la economía.
sentes contextos globalizados, conviven la trata y
la prostitución bajo relaciones de interdependen- Se debe considerar, que los procesos de globa-
cia, siendo la trata el surtidor de la prostitución y lización mundial y el capitalismo avanzado, han
una respuesta adaptativa a la creciente demanda, incorporado procesos de movilización de mercan-
con el consecuente aumento del número de muje- cías y capitales y una cultura internacionalizada
res y niñas victimizadas. basada en el culto hacia la libertad de elección,
el individualismo y el consumo, lo que ha contri-
El Informe Eurostat sobre los progresos realiza- buido no sólo a normalizar la prostitución como
dos en la lucha contra la trata de seres humanos un privilegio de los hombres sino a popularizar
(Comisión Europea, 2015) indica que el número de su demanda como paradigma de libertad sexual.
víctimas de trata en Europa durante el año 2012 En ese sentido, los mitos del pasado en perfecta
fue de 15.846. En ese victimario queda recogido simbiosis con los actuales, han fomentado cierta
que la trata con fines de explotación sexual era connivencia social con el sistema prostitucional,
el 67% del total, y de éstas el 76% eran mujeres más allá de las razones de lucro y oportunidad
y niñas (Eurostat, 2015). También la compilación de negocio (Torrado y González 2014). Por ello,
estadística adicional del informe Trafficking in estos mitos se convierten en construcciones jus-
human beings (2015) registró que el 15% de las tificativas al servicio del capitalismo patriarcal,
víctimas de trata con fines de explotación sexual neutralizando y negando las verdaderas causas
eran menores. Para el informe Ganancias y Pobre- de la prostitución, estrechamente vinculadas a la
za: Aspectos económicos del Trabajo Forzoso (OIT, violencia estructural y las desiguales relaciones de
2012) el 22% de las personas víctimas de trata poder entre mujeres y hombres en las sociedades
eran con destino a la explotación sexual, afectan- contemporáneas.
do a un 98% de mujeres y niñas. La Organización
Internacional del Trabajo (OIT), en ese mismo in- Una de las cuestiones principales que centran el
forme, resalta que en los países donde la actividad análisis de la explotación sexual de las mujeres
es frecuente, existe una estrecha relación entre la es la situación de vulnerabilidad y su origen. Es-

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tas mujeres proceden generalmente de socieda- Estos discursos y paradigmas ideológicos de la


des patriarcales que no ofrecen garantías legales mercantilización globalizada, han fomentado el
(Guerra, 2017) y donde se produce una fuerte vio- incremento de una demanda bajo una red de re-
lencia estructural, con una persistencia de opre- des nutriente del mercado prostitucional. Además,
siones y una posición de subordinación incluso estos discursos están aderezados de cierta justi-
en las sociedades democráticas (Davis, 2005). ficación de corte tradicional que promulga la idea
En ese sentido, se puede decir que esas condi- de la prostitución como el oficio más antiguo del
ciones de vulnerabilidad que sufren las mujeres mundo, negando por tanto, la violencia y explota-
por el hecho de serlo, influyen directamente en el ción generizada que se da en ella. Son discursos
mantenimiento del comercio sexual y contribuyen centrados en esa tradición y funcionalidad y que
a justificar la invisibilización de las violencias de llevan a considerar la actividad de la prostitución
las que son objeto. como un servicio esencial para cubrir las nece-
sidades “supuestamente inherentes de los hom-
Además, este capitalismo patriarcal globalizado, bres” y obtener rentabilidad económica por parte
potencia la interconexión de los mercados y una de los agentes que interactúan en ella (Estados,
rápida movilización de mercancías, incluyendo en intermediarios y organizaciones). Se trata de una
esa concepción de mercancías a las mujeres y las triada argumental justificativa que omite la natu-
niñas, a pesar de que ello constituye una eviden- raleza reproductora de violencia contra las muje-
te vulneración de los derechos humanos (Torra- res, la mayoría víctimas de un negocio donde no
do y González, 2014). Aun así, la sociedad en su ejercen el dominio.
conjunto minimiza e incluso niega las violencias,
banalizando y normalizando la actividad prostitu- En todo este proceso, las mujeres y las niñas
cional, quedando sus responsables eximidos de son las víctimas silenciosas de un negocio fun-
cualquier responsabilidad ética. cional para la lógica neoliberal y patriarcal. La
feminización de la actividad y la vulnerabilidad
La articulación de esos mecanismos de norma- ponen de manifiesto la explotación y el estado
lización de la actividad y la higienización de sus de excepción en el que se encuentran mujeres y
responsables, deriva entre otros, de ese discurso niñas mediante la política del miedo, la violencia
de negación de la interdependencia entre la pros- y la desigualdad, dado que el género junto a la
titución y la trata con fines de explotación sexual, pobreza constituyen los principales factores de
cuando se conoce fehacientemente que ambas riesgos asociados a los reclutamientos en pros-
están relacionadas. Por ello, Estados, instituciones titución. A pesar de ello, existe una ocultación
y grupos sociales, condenan públicamente la trata generalizada de este estado de excepción en el
como un hecho deleznable que emana de activi- que sobreviven las mujeres en prostitución, pues
dades ilícitas basadas en la coacción o la fuerza, el sistema dispone de un consolidado entrama-
normalmente relacionada con un fenómeno allen- do económico, jurídico y conceptual, valedor de
de de sus fronteras. Por el contrario, estos mismos prácticas a través de valores y mitos que dan
defienden la prostitución como una actividad de credibilidad social y constituyen todo un corpus
funcionalidad social, necesaria y de naturaleza li- ideológico de justificación de una escuela de
bre y voluntaria. desigualdad (De Miguel, 2012) con fuerte com-

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ponente de clasismo, misoginia y racismo (Torra- 2. Simbiosis de mitos tradicionales


do et. al.2017). en prostitución: una profecía
autocumplida en construcción
Desde una perspectiva economicista basada
exclusivamente en el intercambio comercial y la Históricamente han existido mitos y leyendas en
obtención de beneficios, se observa que no se prostitución, que han contribuido a justificar la vio-
repara en aspectos éticos, ni en un análisis glo- lencia contra las mujeres y niñas. Así, el mito de
bal de las estructuras sociales que contribuyen a la libre elección y el de la sexualidad diferencial
fomentar la desigualdad en el mundo y que afec- entre hombres y mujeres han aportado narrati-
tan especialmente a las mujeres. Por el contrario, vas interesadas y desvirtuadas del propio sistema
desde esta perspectiva, se promueve la idea de prostitucional y de los agenten que interactúan en
mujer-mercancía y su normalización conceptual, él. Se trata de mitos patriarcales tradicionales que
bajo la ley de la oferta y la demanda y de la li- persisten en la actualidad, bajo la apropiación de
bertad individual. Este modelo neoliberal desa- discursos y estéticas contemporáneas.
rrollado bajo la idea tradicional del Homo Econo-
micus, entiende que la prostitución es más una La utilidad de estos mitos no sólo beneficia a
oportunidad de negocio para los mercados in- los hombres que demandan acceder libremen-
ternacionales que una forma de violencia contra te y sin responsabilidades a los cuerpos de las
las mujeres en situación de vulnerabilidad. Pero mujeres, sino al propio sistema que “hace caja”
además de entenderse para los mercados globa- cuando normaliza la actividad y minimiza la vio-
les como un negocio, se precisa de una ideología lencia intrínseca que se produce en ella. En ese
que sustente su aceptación social. Esta ideología sentido, estos mitos son imprescindibles pues a
que subyace y orienta el comercio sexual tiene través de ellos se construyen falsas ideas sobre
un fuerte sustrato patriarcal y se configura bajo la sexualidad y se diseñan imaginarios y fantasías
la lógica capitalista de captación y movilidad de cosificadoras de las mujeres, desde la idea de do-
mercancías en espacios globales. minio y poder masculino (Millet, 2010). Son mitos
que han contribuido históricamente a justificar las
En ese sentido, considerar la actividad como desigualdades y las violencias sexuales contra las
mera transacción económica derivada de la pres- mujeres, bajo la imbricación de la idea-fuerza de
tación de servicios que ofrecen las personas bajo la libertad individual para elegir e incluso consen-
marcos de igualdad y libertad, dificulta e incluso tir y bajo tesis biológicistas que proyectan la falsa
anula el reconocimiento del dolo y por tanto de idea de la naturaleza superior de los hombres y
medidas reparadoras a sus supervivientes. Tam- una sexualidad compulsiva e irrefrenable que les
bién, la ausencia de reconocimiento social de la obliga a proveerse de los cuerpos de mujeres. Sin
prostitución como una actividad intrínsecamente embargo y a pesar de tratarse de creencias del
violenta, produce deshumanización y revictimiza- pasado estas ideas estan insertadas en el sistema
ción sobre todo en aquellas mujeres que no son de valores actual y se transmiten falsamente de
reconocidas como víctimas de trata, añadiendo un generación en generación. Es en esa transmisión
factor adicional de justificación de esa violencia cultural de creencias y tradiciones, donde cobra
estructural de la que son objeto (Kury, 2004). verdadero sentido la funcionalidad y justificación

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de un sistema prostitucional donde la mayoría de crita exclusivamente a los deseos y aspiraciones


las personas prostituidas son mujeres y la mayo- de los hombres, pues son sólo ellos quienes gozan
ría de los prostituidores son hombres. También, en de ese estatus de elección cuando consumen sexo
ese consentimiento social que autojustifica y nor- de pago, estando esas elecciones auspiciadas bajo
maliza la actividad, se gesta la exención de res- unas estructuras sociales violentas que les exime
ponsabilidades de los hombres, pues éstas serán de responsabilidades. Bajo esas estructuras socia-
imputadas exclusivamente a las propias víctimas, les, se entiende socialmente que su sexualidad “su-
cosificadas y violentadas por la demanda mascu- puestamente diferencial, compulsiva e irrefrenable”
lina (Torrado y González, 2014). precisa del libre acceso a los cuerpos de las muje-
res, convirtiendo sus deseos en una necesidad de
Por ello, el sistema prostitucional se precisa para reconocimiento como derechos fundamentales. Por
la consolidación y normalización social de esos mi- ello, esta lógica de acceso libre a los cuerpos de las
tos basados en la libertad individual de elección y la mujeres tiene una relación directa, con la respuesta
sexualidad irrefrenable de los hombres, convirtién- social laxa ante las violencias sexuales de las que
dose en verdades irrefutables que contribuyen a un son objeto las mujeres y niñas y con la normaliza-
nuevo modelo de sexismo reforzado en estereoti- ción de una cultura de la violación y de la pedofilia
pos tradicionales y en falsos patrones de moder- sin la cual el comercio sexual sería insostenible en
nidad sobre la libertad sexual (Walter, 2010). Y es la actualidad. Se trata de un tipo de consentimiento
que bajo esa idea de libertad sexual y de elección, el colectivo sexista donde necesariamente las muje-
discurso actual adquiere una forma cíclica de auto- res y las niñas deben ser previamente cosificadas e
justificación y profecía autocumplida (Merton, 1968) hipersexualizadas para que el sistema prostitucio-
a pesar de conocerse la imposibilidad de elección nal se justifique como un “mal menor” al servicio
de las mujeres, debido a la ausencia de opciones de las necesidades masculinas e incluso para el
y la desigualdad estructural, lo que convierte a la mantenimiento del orden social.
prostitución en la única opción posible y en una pri-
sión sexual para las mujeres (Mackinnon, 1993). Es en esos contextos de consentimiento colecti-
vo, donde las sociedades pierden su capacidad de
En ese sentido, la ideología neoliberal aspira a reaccionar y de percibir las situaciones bajo sus
convertir la propia vida en mercancía y a propagar verdaderos significados, atribuyendo significados
la idea de que las mujeres son libres incluso para dogmáticos o no objetivables (Merton, 1968). Así,
vender su cuerpo (De Miguel, 2015). Para ello se la idea de esa sexualidad irrefrenable y compulsiva
precisa que socialmente se fomente la idea del de los hombres, llega a justificar per se la propia
atractivo sexual y perfección de todas las mujeres actividad prostitucional y su funcionalidad, perci-
como principal aspiración, lo que responde a la biéndose como necesaria e incluso imprescindible
agencia y los deseos de los hombres y reformula en las sociedades actuales, eso sí, previo a una
y normaliza la industria del sexo y la necesidad de necesaria adecuación de opiniones, conductas e
consumir prostitución y pornografía (Wolf, 1991). interpretación de la realidad.

En realidad, se puede afirmar que la idea con- Para que la opinión pública asuma estos mitos al
temporánea de libertad de elección, está circuns- servicio del sistema prostitucional, se precisa de

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una maquinaria de reproducción de ideas, de todo puede afirmar que se trata de potentes construc-
un sistema de falsas creencias que se consolidan ciones históricamente ideológicas y adaptativas
en las instituciones de socialización y en la cultura, que se insertan desde la infancia para conver-
con estrategias que van más allá de la simple tir los deseos de los hombres en sus derechos
repetición de ideas. Se trata de proyectar la idea fundamentales (De Miguel, 2015). Así, es en esa
de consistencia y coherencia a hechos aparen- socialización sexualizada de las mujeres, donde
temente probados que pretenden minimizar las el neoliberalismo hace una interpretación sub-
causas de los reclutamientos de mujeres o las terfugia de la libertad, pervirtiendo el concepto y
razones por las qué los hombres demandan y legitimando la desigualdad que se produce en los
contribuyen al sostenimiento del sistema pros- contextos prostitucionales como resultado de un
titucional. La implementación histórica de esos falso e igualitario intercambio exento de libertad
mitos patriarcales al servicio de la justificación al propiciarse bajo condiciones de necesidad o
del sistema prostitucional, ha construido repre- coacción y donde las mujeres son cosificadas y
sentaciones antagónicas que van desde una con- violentadas (Dworking, 1989). Por tanto, ya sea
sideración de la actividad como peligrosa para la mediante mecanismos patriarcales de coacción
moral colectiva, pero no por ello se renuncia al o consentimiento o incluso de ambos a la vez, las
sacrificio de mujeres pobres al servicio de “su- mujeres son relegadas a los espacios de deseos
puestas necesidades naturales de los hombres”, masculinos. Se trata de un consentimiento falso
a la construcción de un ideal de mujer represen- y viciado, pues se propicia bajo las reglas de la
tado por hetairas y geishas supuestamente de- desigualdad y el patriarcado, donde las mujeres
seosas de cumplir con el rol de servidoras sexua- y las niñas son socializadas en la subordinación
les de aguerridos hombres (Pedernera y Torrado, y la hipervaloración del sexo, convirtiendo el sexo
2015). y el consentimiento en eficaces instrumentos de
violencia y dominio (De Miguel, 2015).
A pesar de que estos mitos perduran en la
actualidad, son muchas las autorías que lo En ese sentido, cuando el lobby prostitucional
cuestionan, pues deslegitiman las construc- defiende la regulación de la prostitución, lo hace
ciones sociales de la falsa necesidad sexual de bajo la consideración mayoritaria de minimizar
los hombres como justificadora de la actividad y negar la violencia en prostitución. En aquellos
prostitucional (Barry, 1996; Mackinnnon, 1993; casos minoritarios donde se reconoce violencia,
Volnovich, 2006) afirmando que la demanda suele relacionarse con los efectos del déficit de
responde más a aspectos sociales y educativos políticas públicas regulacionistas. Esta negación
que biológicos, es decir que se trata de conduc- no es baladí e interpela a quienes defienden la
tas aprendidas derivadas de la disponibilidad interrelación entre la prostitución y trata, lo que
de tiempo y dinero de los hombres (Barahona sería incomprensible con otros fenómenos so-
y García, 2003). ciales, sistemas de dominación o grupos socia-
les en situación de vulnerabilidad. Por ejemplo,
Con respecto, a la profundización de esta re- nadie puede negar en la actualidad la interrela-
tórica justificativa de la prostitución de mujeres ción entre el tráfico de armas y el incremento de
basada en el patriarcado del consentimiento, se conflictos bélicos en distintas zonas del mundo o

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la violencia de género y su relación con las des- 3. Contextos políticos, sociales


igualdades entre mujeres y hombres. Sin embar- y jurídicos de la prostitución. La
go la interrelación entre la prostitución y la trata necesidad de triangular modelos
suele negarse, sirviendo de mecanismo moral explicativos desde marcos globales y
diferenciador para la aceptación social de la pri- narrativas de las supervivientes
mera al considerarse como actividad lícita y de
rechazo social de la segunda al considerarse una La percepción y análisis de los problemas socia-
actividad criminal, a pesar de que una no se pue- les como algo global constituye una de las fuentes
de sostener sin la otra en la actualidad (MacKin- principales para su conceptualización y politiza-
non, 2011). En este entramado de representacio- ción. Su consideración forma parte de una realidad
nes se construye uno de los anclajes ideológicos que no siempre responde a las preocupaciones o
normalizadores de la actividad más importante, intereses generales de la sociedad. A pesar de que
pues se estipula lo que debe ser socialmente históricamente el sistema prostitucional ha estado
aceptable o inaceptable. En ese sentido, la trata en profunda simbiosis con los sistemas políticos y
aparece como una actividad que debe ser recha- económicos de índole mundial, en la actualidad no
zada por su naturaleza coercitiva y la prostitución constituye un objeto prioritario de las políticas pú-
como una actividad que debe ser aceptada por blicas de la mayoría de los países (Martín Ravelo,
su naturaleza libre. 2006). Esta simbiosis y extensión mundial, implica
la necesidad imperante de abordar desde un aná-
En ese proceso ideológico de justificación y lisis sociopolítico y económico global, un fenóme-
consolidación del sistema prostitucional, la dig- no que actualmente está fuertemente imbricado
nificación de las mujeres se convierte en un en el sistema capitalista con fuerte impacto en las
pretexto cuando se niega la violencia estructu- relaciones entre géneros y que constituye un claro
ral y se destinan los esfuerzos en proyectar la indicador de desigualdad social.
actividad como atractiva ocultando su propia
naturaleza violenta y patriarcal de la institución. En ese sentido, tan importante son los análisis
Quizá por ello, la idea de trabajo sexual queda macro de aspectos relacionados con el impacto
conformada e incluso atrapada en ese mito de de la economía global y que sitúan a la actividad
la libre elección y la voluntariedad, resultante como una de las tres actividades más lucrativas del
de una relación contractual de mutuo acuerdo y mundo (junto a la venta de armas y drogas), como
de la negación de las opresiones de las que son los micro que son representados por actores que
objeto la mayoría de las mujeres, enalteciendo interactúan en la oferta y demanda prostitucional.
públicamente narrativas minoritarias de mujeres Por ello, entender las razones por las que hombres
que afirman sentirse empoderadas. Desde esa de todo el mundo demandan prostitución, sin con-
concepción, se renuncia a la utopía probable de secuencias éticas ni jurídicas resulta tan importante
erradicar el sistema prostitucional, pues se con- como enfatizar en las causas por las que las muje-
sidera que los hombres y las mujeres no pueden res son relegadas a esos espacios.
cambiar sus comportamientos, pero si pueden
empoderarse en contextos que son desempode- En las narrativas de supervivientes americanas
rantes (Ekis Ekman, 2015). del sistema prostitucional se puede destacar el es-

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tudio de caso de Alika Kinan que inició una causa está defendiendo es el derecho y la libertad de los
penal contra el Estado y sus tratantes y el de So- hombres a acceder libremente a los cuerpos de
nia Sánchez coautora de Ninguna mujer nace para las mujeres.
puta (2007). Tanto estas supervivientes como las
europeas Amelia Tiganus de Feminicidio.net y Hus- En ese sentido, las narrativas de estas supervi-
chke Mau autora de la carta a la Ministra Schwe- vientes, han contravenido la ideología de la domi-
sig, son mujeres víctimas del sistema prostitucio- nación que con el propósito de normalizar y exten-
nal que presentan importantes coincidencias en der la actividad, han propiciado además de mitos
sus narrativas. En sus relatos de vida, aparece la justificativos, una asepsia jurídica y lingüística que
imperiosa necesidad de (de) construir e incluso de trata de convertir a proxenetas y prostituyentes en
destruir los mitos que ayudan a sostener política, dignos empresarios y clientes,
económica y socialmente el sistema prostitucional,
cuestionado la libre elección, la voluntariedad y la La prostituta no es sujeto de derechos, es un
sexualidad diferencial de los hombres, reflejando la objeto de uso y abuso; no hay cliente, hay tor-
violencia intrínseca de la actividad, turador prostituyente, que puede ser tu cura
confesor; la prostitución no es un trabajo, es
Sí, si usted así lo quiere, he entrado volunta- un campo de concentración. Argentina es un
riamente; soy una de las harto citadas pros- país abolicionista, por lo tanto tenemos que
titutas voluntarias, pero ¿qué hay de volun- luchar contra la prostitución. Si nosotros es-
tario, señora Schwesig, cuando una persona tamos luchando contra el tráfico de personas
traumatizada por un abuso infantil toma esta para la explotación sexual, debemos luchar
decisión? Para mí la prostitución era un as- fuertemente contra la prostitución, porque no
censo, en el que aprendí que yo, debido a que hay una elección libre. Estás eligiendo coac-
soy una chica más o menos indefensa y sin cionada, por lo tanto no existe elección (Galin-
derechos, seré sexualmente abusada, y por lo do y Sánchez, 2012).
tanto, así podría al menos tomar dinero por
ello y asegurarme así mi supervivencia y li- Otra cuestión, resultado del intento de normali-
mitar el número de abusadores (Mau, 2016). zación de la actividad prostitucional a través de
esta mitificación, es la negación de las violencias
En ese sentido, supervivientes y científicas femi- que se ejercen contra las mujeres y niñas. Por ello,
nistas que han estudiado el sistema prostitucional, conceptualizar la prostitución como una forma de
cuestionan que el acto de prostituirse sea bajo esa violencia no es baladí, ya que las mujeres no sólo
libre elección, pues afirman que el consentimien- sufren malos tratos y violaciones sino explotación
to aparece nulo o viciado cuando se produce en sexual, entendida como el lucro que obtienen ter-
contextos de desigualdad y en culturas sociales de ceros de las actividades sexuales de las mujeres,
dominación y poder masculino. Y es que resulta sin que éstas reciban nada a cambio (Barry, 1996).
contradictorio el interés social existente por defen- Sin embargo, se sigue negando estos factores de
der el derecho y la libertad de las mujeres a pros- desigualdad y la propia generización de la activi-
tituirse en una sociedad que habitualmente limita dad, pues se trata de un tipo de negación funcio-
sus derechos y libertades. En realidad, lo que se nal que acentúa los beneficios económicos a nivel

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macro y a su vez oculta la procedencia de una textos prostitucionales por causas estructurales
plusvalía resultante de desigualdades económi- de desigualdad, donde la actividad se convierte en
cas, jurídicas y sociales sin las cuales la actividad sí misma en un rol y status a ocultar.
no podría sostenerse,

Quisiera en primer lugar presentarme bre- 4. Conclusiones


vemente: soy una superviviente de la prosti-
tución, en la que he pasado 10 años. Así que El sistema prostitucional actual se consolida por
sé bien de lo que hablo. Las razones para mi el sostenimiento de mitos del pasado que como
entrada en ella fueron varias: una familia bio- hemos ido viendo en este texto, perduran en nues-
lógica difícil, en la que a través de violencia tros días. Así, el mito de la libre elección y el de la
masiva, también de índole sexual, contra mi biología diferencial de los hombres han contribui-
madre y contra mí, resulté traumatizada. Con- do a su pervivencia, eso sí, bajo cierta complici-
tribuyeron asimismo, en aquel momento, los dad social que niega el vínculo entre la trata y la
cuentos masivamente difundidos de prosti- prostitución, a pesar del incremento del número
tutas felices, una necesidad financiera inelu- de mujeres victimizadas en el mundo.
dible y la falta de ayuda social y psicológica
(Mau, 2016). A pesar de que el capitalismo patriarcal en la era
de la globalización ha hecho de la prostitución una
Otro aspecto, menos conocido en el estudio del oportunidad de lucro cuya plusvalía deriva de la
sistema prostitucional, son los hombres que con vulneración de los derechos humanos, existen nu-
su demanda sostienen la actividad (Ranea, 2017). merosas resistencias culturales para identificar la
Resulta sorprendente que junto a los cambios so- prostitución con una forma de violencia contra las
ciales auspiciados desde la lucha feminista, con el mujeres. Esta negación, deriva de la banalización
consecuente aumento de libertades y derechos de y normalización social de una actividad, donde sus
las mujeres, siga en la actualidad incrementándo- responsables son eximidos de cualquier respon-
se la demanda prostitucional. Quizá se deba a la sabilidad ética o social. Sin embargo la globaliza-
búsqueda de un modelo de feminidad en peligro ción de la actividad como negocio internacional,
de extinción o simplemente a un rearme del sis- ha generado el asentamiento de una red de redes
tema patriarcal que genera notables desigualda- que surten el mercado prostitucional, bajo la justi-
des entre mujeres y hombres (Cobo, 2011). Sea ficación histórica y la aceptación del negocio como
como fuere, lo cierto es que el estigma y el foco el oficio más antiguo del mundo, obviando que la
mediático de la actividad recae normalmente en propia actividad es una fuente de reproducción de
las mujeres, desvalorizándolas mediante dicoto- la violencia, donde a pesar de ser mayoritariamen-
mías patriarcales de lo público y lo privado, del te feminizada, las mujeres no ejercen ningún tipo
concepto de buena y la mala mujer o lo que es de dominio, lo que pone de manifiesto, el estado
peor, asignando a los hombres una deseabilidad de excepción en el que se encuentran.
sexual irrefrenable. En consecuencia, se propicia
socialmente legitimar el acceso libre a sus cuer- Se trata de un sistema que no sólo dispone de un
pos, obviando que éstas son relegadas a los con- marco económico, jurídico y conceptual de apoyo,

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Mitos sustentadores del sistema prostitucional. La negación de la violencia
machista en prostitución

sino que es valedor de unas prácticas, valores que ciales y laborales de las mujeres en la prisión se-
lo sostiene y donde no se repara en aspectos éti- xual llamada prostitución. De ese modo y bajo esa
cos, ni de un análisis global crítico de las estructu- conjunción de falsos mitos, las sociedades pierden
ras sociales de desigualdad mundial, que afectan su capacidad de reaccionar y de percibir situacio-
especialmente a las mujeres. Por el contrario, se nes bajo sus verdaderos significados, entendiendo
promueve la idea de mujer-mercancía de la que se falsamente la prostitución como algo necesario y
obtienen grandes beneficios derivados de la ley de anulando la validez de las narrativas de las super-
la oferta y la demanda y donde la lógica del Homo vivientes.
Economicus, convierte la violencia y abuso de mu-
jeres en oportunidad de negocio internacional. En esa retórica mítica de la prostitución, la libre
elección y el consentimiento constituyen dos po-
En ese sentido, la consideración de la actividad tentes aliados discursivos propios del neolibera-
como mera transacción económica, derivada de lismo, que bajo una interpretación subterfugia de
servicios que ofrecen personas bajo condiciones la libertad y de los mecanismos patriarcales de
de igualdad y libertad, omite el dolo y reconoci- coacción o de consentimiento, legitiman la des-
miento de la condición de víctima y por tanto la igualdad, minimizando y negando las violencias en
negación de medidas de reparación social. contextos prostitucionales. Esta negación, parte
de cuestionar el vínculo entre la trata y la prosti-
Bajo esos mitos apoyados en las ideas-fuerza de tución, y en consecuencia en identificar la prosti-
libertad individual y la necesidad sexual mascu- tución como un trabajo como otro cualquiera, que
lina, se han justificado las violencias intrínsecas se construye bajo la idea de voluntariedad y las
del sistema prostitucional, apoyadas en narrativas relaciones libres de mutuo acuerdo. Así, se marca
desvirtuadas de un modelo de sexualidad de cen- una meridiana diferencia entre la trata y la prosti-
tralidad masculina basado en el poder y control tución voluntaria, ofreciendo una imagen de muje-
sobre las mujeres. Estos mitos patriarcales trans- res empoderadas en espacios desempoderantes.
mitidos culturalmente que han contribuido históri- También, esta negación constituye una renuncia al
camente a justificar las violencias sexuales contra cambio social y a la plena igualdad, aceptando la
las mujeres se han gestado bajo los entramados actividad como mal menor y omitiendo la respon-
de la dominación masculina y las tesis biológicis- sabilidad de aquellos que a través de su demanda
tas de su naturaleza superior, cobrando sentido de la sostienen.
funcionalidad a pesar de que el sistema prostitu-
cional es altamente patriarcales y generizado.

Por tanto, bajo una constante repetición como BIBLIOGRAFÍA


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Servicios Sociales
Artículos / Articles y Política Social

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