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La Edad Contemporánea

El Romanticismo
La revolución iniciada en 1789, provocó a lo largo de todo el siglo XIX temores y
esperanzas. Hay un doble movimiento surgido al calor de la lucha revolucionaria: la
defensa del antiguo régimen se empeñan por frenar la expansión revolucionaria y los
revolucionarios que se empeñan en originar un nuevo ciclo de cambios.

La derrota definitiva de Napoleón Bonaparte y su exilio en Elba en 1815 abrirán un


nuevo camino a las cuestiones políticas. El Congreso de Viena reparte los territorios del
imperio napoleónico y restaura los principios de legitimidad de las monarquías
absolutistas dando lugar a otro ciclo revolucionario: entre 1831 y 1848 bulle Europa por
las llamadas Revoluciones liberales burguesas.

Los reclamos por la libertad, la igualdad jurídica amparada en una Constitución que
faculte la división de poderes, un estado libre del monarca, pero también de la religión.
Una transformación política que conduzca hacia la económica: imitar a Inglaterra.

Los objetivos de las revoluciones varían allí donde se instalen. En 1831, Grecia se
libera de la dominación turca (recordemos que habían ocupado el país en 1453) y se
convierte en el modelo triunfante de rebelión y de esperanza. Los pintores neoclásicos
dedicarán numerosas obras a exaltar el triunfo helénico.

En Francia: acabar con los monarcas que han creído oportuno retomar el
absolutismo. En España sostener a las Juntas y a la Constitución de 1812 ante el
embate contrarrevolucionario de Fernando VII.

En Italia: dar origen al estado italiano, unificar la península, expulsar a los


extranjeros que la dominan. El norte en poder de Austria, el sur en poder de España.
Liberar el bosque de los lobos es la consigna que las sociedades secretas carbonarias,
nacionalistas y liberales esgrimen en las luchas por unificar el país, entre 1831 y 1895.

Algo similar ocurre con Alemania entre 1831 y 1875. La unidad de Prusia y (el norte)
y los cantones del centro y del sur le proveen de fuerza para realizar la industrialización,
alcanzando los niveles de excelencia de Inglaterra y por lo tanto, convirtiéndose en su
competidora en los mercados coloniales.

Hacia fin de siglo la competencia se volverá hostilidad. La anexión de Austria a


Alemania mediante un acuerdo (Anschluss) fundará el segundo imperio (Reich) cuyas
pretensiones expansionistas desembocarán en la primera guerra mundial.

¡Europa, madre de revoluciones! Los europeos del XIX querían concebir un hombre
nuevo. Los hijos de las revoluciones europeas del XIX, investigan en el siglo XX la
génesis del hombre en su integridad1. En dos decenios de particular fecundidad
creadora, entre los años 1790 y 1810 y 1890 y 1910, se manifiestan, tanto en las
Ciencias Naturales como en el ámbito de los inventos técnicos, en la poesía y en el arte,
los modelos y experimentos que darán paso a una nueva concepción de la humanidad,
que lucha por el establecimiento del hombre en todo el espacio universal. La poesía, la
utopía, la novela, los inventos y los experimentos, ya hablaban, a principios del siglo
XIX, una idea central: llega el momento del hombre que intenta ir más allá de sí mismo.

El siglo XIX es el siglo de las revoluciones y contrarrevoluciones, de la aceleración y


la violencia. Un tiempo de contrastes: derecha e izquierda, progreso y regresión;
"Civilización" y "barbarie", La revolución y la guerra son los dos grandes temas que
alrededor de 1900 flotan en el aire.

Las guerras y revoluciones del siglo XX tienen su origen directo e inmediato en el


siglo XIX. Es el siglo del romanticismo. Un movimiento intelectual que surgió en
Inglaterra durante la última década del siglo XVIII, que ingresó a Europa continental
desde Alemania y se extendió por toda América, durante todo el siglo XIX hasta la
primera década del XX.

1
Heer, F. Europa, madre de revoluciones, Madrid, 1980. Tomo I, Introd. P. 16. 139.
El romanticismo se presenta como un fenómeno histórico amplio y complejo que no
sólo se refleja en la Literatura y el Arte, sino que inspira posiciones ideológicas e influye
en las costumbres y crea una moda en un floreciente período, entre 1870 y 1900,
llamado Bélle Epoque.

Algunos suponen que la palabra Romanticismo proviene de un sustantivo francés,


roman, que significa novela, originalmente novela de "aventura". Así, el término fue
tomado por los ingleses y se convirtió en un adjetivo: romántic.

"En Alemania, se constituyó un movimiento llamado Sturm und Drang ("Apertura de


Tormen") que reaccionó contra los principios de la Ilustración. Este movimiento
valorizaba la naturaleza sobre la cultura y la civilización. Para sus seguidores, el modelo
conducta humana, era el héroe, “el mítico ser que todo lo logra todo por la afirmación de
su voluntad ".

La razón queda limitada por las pasiones y las voliciones, por lo que está oculto en
el alma humana. El hombre se transforma en un ser "sensible" en cuya alma se
debaten conflictivamente ideas y sentimientos.

Prima la afectividad por sobre la inteligencia y cuando el hombre romántico choca


con la realidad dura, trágica e irreconciliable con sus sueños, se siente decepcionado,
incomprendido. Es decir, en el hombre del romanticismo, hay un choque permanente de
contrastes: lo monstruoso y lo bello, la realidad del sueño y la realidad vivida, la
fugacidad y la eternidad.

Intentando esquematizar las principales características del Romanticismo,


podríamos resumirlas en:

− Espíritu independiente: que se manifiesta en un deseo de originalidad, el


culto al yo y la exaltación de la libertad total de las normas. Esto también
conlleva un individualismo extremo y una postura egocéntrica.

− Tendencia subjetivista: considera la realidad desde la perspectiva de las


sensaciones y sentimientos que dependen de cada individuo.
− Incongruencia con la realidad: la evasión de la realidad a través de
ensueños y fantasías (a veces naturales y otras inducidas por drogas, como
el opio y el hachís) o bien mediante el gusto por lugares y culturas exóticas
de un pasado remoto, llegó al punto de chocar con la realidad. Así, el
hombre del romanticismo idealiza el mundo. El conflicto se produce al
enfrentar la realidad que evade. Sienten que no les está permitido alcanzar
un destino de gloria y por tanto, no ocupan el lugar que les corresponde en el
mundo real. Esta tendencia a sentirse incomprendido produce enfermedades
psíquicas (y somáticas) que fueron típicas del siglo XIX: melancolía, neurosis
y propensión al suicidio.

− Sentido fatalista de la vida: El destino existe y es cruel, lúgubre. Hay un


presagio de muerte en todas las acciones humanas. Esto hace que el
hombre se dedique a la búsqueda del placer (hedonismo) y la exaltación de
la sensualidad, intentando borrar el "fantasma de la muerte" que acosa al
hombre.

− Contradicciones religiosas: Muchas de las concepciones románticas en las


letras y artes se basaron en un "retorno" a los temas medievales, en buena
medida, al cristianismo, rescatando las leyendas medievales pero
desprovistas de su sentido sagrado.

Pese a ser un movimiento profundamente místico, algunos románticos se


volcaron hacia un obstinado ateísmo. Otros, seguían las líneas del
naturalismo, al que afincaron sobre la idea de que la naturaleza es el mejor
estado de existencia del hombre.

− Idealización de la mujer y del amor: El amor es una pasión desenfrenada y


desequilibrada. La muerte por amor, la agonía por no poder estar con el ser
amado son los temas más frecuentes junto a los que aparece la idealización
de la mujer

− Exaltación de la noción de patria y tendencias universalistas: Así como


propiciaban la acción revolucionaria, los Románticos sostenían que la
difusión universal de las ideas revolucionarias, (creadas por Revolución
Francesa, por ejemplo) no contradecía la noción de una Patria común,
basada en la Libertad. Sin embargo, en algunos países, el espíritu
nacionalista se condensó en una tendencia xenofóbica y racista, concebida
bajo la idea de que solo las élites podían gobernar.

De todas maneras, algunas ideas no cambiaron. La concepción ilustrada de que la


Humanidad progresa indefinidamente por medio del desarrollo científico y tecnológico
se hizo aún más fuerte; y dominó todo el siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Los
Románticos generaron una abundante prosa: Novelas, autobiografías, novelas
históricas, novelas "rosa", policiales, literatura de terror, la fantasía heroica, La Ciencia
Ficción, y los cuentos infantiles. También sus poemas fueron cuantiosos y abarcan las
temáticas más diversas2. Las características del romanticismo se vieron reflejadas más
tarde en el cine, especialmente durante los años 1929 a 1940.

Sin embargo, a pesar de la visión aún "optimista" del desarrollo científico, el


Romanticismo comenzó a preguntarse sobre los límites de la ciencia y la tecnología,
sobre la apreciación de los límites de la razón humana.

No es casual. El desarrollo de la primera fase de la revolución industrial y los


cambios dramáticos que producen en las sociedades impactan fuertemente en la
primera generación de románticos.

En 1818, en pleno descubrimiento de la física y la biología, Mary Shelley publicó


"Frankenstein o el Prometeo moderno". La novela trata sobre la relación entre el
hombre y Dios, el orgullo humano de imitar al creador a través de la ciencia y la
tecnología, los límites del conocimiento humano aplicado al campo tecnológico. El
vencedor Frankenstein busca el poder de "dar vida". Baste con el ejemplo: ¿Quién es el
monstruo? ¿Frankenstein o el Dr. Victor Frankenstein que ha tratado de dar vida a partir
de restos muertos, engendrando la "criatura"?3 La rebelión de la criatura contra su

2
La Literatura Romántica liberó todos los monstruos que la razón tenía encarcelados. Así surgieron obras como
Drácula, de Bram Stocker; Frankenstein, de Mary Shelley; Los extraños caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde; La Bella y
la Bestia, Tarzán y otras menos conocidas.
3
Mary Wollstoncraft Shelley, de este célebre trabajo, pero también representante femenina tardía del inglés Enlig
Htenment y esposa de Percy Bysse Shelley, el gran poeta romántico, escribió Frankestein en 1818 y luego corrigió
la versión original publicando una nueva en 1831. En ambos casos, no se da nombre a la criatura, a la que se
creador es la alegoría de las implicaciones del mal uso de la tecnología, que en el fondo
no es más que la soberbia humana.

Las vanguardias desde el romanticismo.

El término vanguardia surgió en Francia durante los años de la Primera Guerra


(1914-1919). Su origen está en la palabra francesa vanguardia, un término de origen
militar y político, que llegó a un criterio el espíritu de lucha, combate y confrontación al
que se opuso el nuevo arte del siglo contra el llamado arte académico o del siglo XIX.

Desde el principio, el arte vanguardista adquiere un sello provocativo contra el


antiguo, lo naturalista o lo relacionado con el arte burgués. No será casualidad que
todas las primeras manifestaciones de estos movimientos de vanguardia estén llenas de
actos y gestos de impacto social, como expresión de un rechazo profundo de la llamada
cultura burguesa4.

La Primera Guerra, como expresión del afán imperialista y del profundo fracaso de
esa burguesía para conseguir la paz, será el período en el cual, junto con diversas
actitudes de rechazo de la guerra, todas estas manifestaciones artísticas extraordinarias
afloren con versatilidad y agilidad desconocidas hasta entonces. Los llamados ismos se
sucederán uno tras otro.

No es casualidad que la aparición de vanguardias artísticas y literarias esté


estrechamente relacionada con el período de mayor intensidad social, ideológica y, en
última instancia, histórica del siglo XX: el período desde la Primera Guerra de 1914
hasta el comienzo de la Segunda en 1939. En esos 15 o 20 años las experiencias del
nuevo arte toman forma: algunas pasan rápidamente, otras se incorporan al arte para
siempre, pero la revolución de las formas y el contenido indudablemente tendrán lugar
a partir de esos movimientos de vanguardia de la década de 1920.

menciona con diversos calificativos. La identificación de nombres entre el monstruo y Frankenstein es propia del
cine.
4
Seguimos a Giménez Frontín, J.; Historia del arte y las vanguardias, Madrid, 1990. pp. 11 y ss. 142
Los vanguardismos despuntan inmediatamente antes o durante la Primera Guerra,
llegaron a su apogeo durante la década de los años 20, entran en crisis a partir de 1929
y desaparecen en la década de los 30.

En esos años, los artistas vanguardistas se han enfrentado al mundo de ideas


provenientes del pensamiento burgués: como derivado hacia el fascismo, como es el
caso del futurismo italiano de Marinetti; otros volcarán su rebeldía en el movimiento
proletario izquierdista. De esta forma, los dos grandes movimientos que marcarán el
siglo XX, el fascismo-nazismo y el comunismo, serán elegidos y cantados en sus
iniciales años de poder a través de una estética y unas formas vanguardistas. El caso
más ilustrativo es el del surrealismo francés y su apuesta por la revolución comunista.

Posteriormente serán ellos mismos perseguidos y prohibidos por los propios


dispositivos culturales del estado, como podrían estar en la URSS estalinista a partir de
1923 y en la Alemania nazi de 1933.

La gran confrontación ideológica y militar de la década de los cuarenta, la Segunda


Guerra, acabará con los vanguardismos. Sus restos serán enterrados o derivados en
el arte moderno cuya expresión más genuina será el arte de Estados Unidos a partir de
los años 40. El trabajo de fundamentación de un nuevo concepto de arte y literatura ya
estaba realizado.

Aunque es muy arriesgado establecer una definición de tendencias y grupos tan


variados, nos inclinamos por presentar este esquema establecido por el profesor
Giménez Frontín: 5

1. Oposición a las estéticas de corte naturalista.

2. Arte de minorías en sus orígenes, separado del gusto popular, aunque


progresivamente se ha ido integrando en el arte de masas actual. Especialmente en la
década del ´60.

5
Giménez Frontín, J.; ob.cit.
3. Arte condenado a la fugacidad, en perpetuo cuestionamiento de uno mismo, en
continua experimentación de nuevas formas.

4. Subjetividad creadora capaz de captar por anticipado el espíritu de los tiempos y


la crisis histórica.

A fines del siglo XIX, el impresionismo efectuó una ruptura en los desarrollos
artísticos que se venían dando desde la Grecia de Pericles (s. V a.C.)

Los impresionistas renuncian a la función mimética del arte y proclaman una visión
diferente6. Ellos abren la puerta a un sin fin de posibilidades expresivas. Después de
ellos, nuevas influencias permitirán cambios de rumbo más frecuentes y menos
predecibles que los que la historia había recibido previamente con su alternancia de
clasicismos y reacciones.

De ahora en adelante, los descubrimientos y el progreso en todos los obstáculos


serán recogidos por los artistas que la evolución y la preocupación social dividen. El
arte del oriente había sugerido innovaciones, el de África invita a otras y los eventos que
marcan el siglo sugieren todavía otras. Poco a poco, hasta la función estética del arte
se pierde.

Una serie de movimientos se da muy pronto, contemporáneos y consecutivos al


impresionismo, los "Ismos": el simbolismo, el cubismo, el fauvismo, el art nouveau o
modernismo, el expresionismo, el futurismo, el dadaísmo, el surrealismo.

6
Sugerimos la vista de la miniserie The Impressionist realizada en 2007 por la BBC de Londres que recrea la vida y
el contexto de los principales representantes del movimiento. También proponemos la revisión de sus obras en
www.artehistoria.com.
El siglo XVIII: la era de las revoluciones

El siglo XVIII anunció una nueva época histórica: la edad contemporánea. Ya


estudiamos el siglo XIX romántico. Ahora avanzaremos con esta modernidad inmersa
en cambios, revoluciones y nuevas mentalidades esta época se presenta como una
novedad en materia política, económica e ideológica.

Este siglo es conocido también como el “Siglo de las Luces”, debido a que una
nueva corriente de pensamiento llamada Iluminismo, o Ilustración, transforma los
ideales y valores hasta entonces establecidos.

Esta nueva época que comienza en el siglo XVIII se va a extender hasta mediados
del siglo XX, cuando en medio de dos guerras mundiales el mundo nuevamente
modifique sus paradigmas ideológicos, su tecnología y vivamos lo que actualmente
conocemos como posmodernidad o modernidad tardía.

Durante las últimas décadas del siglo XVIII, en Europa Occidental se desarrollaron
cambios profundos que sentaron las bases de la sociedad contemporánea.

Este siglo se lo conoce también como el de la doble revolución. Por el término


revolución entendemos todo cambio profundo, radical, respecto del pasado inmediato,
que modifica o transforma las estructuras políticas, sociales, económicas de un país.
Este cambio además se presenta como trascendental planteando una ruptura definida
entre el sistema establecido y el nuevo. Es importante no confundir el término revolución
con rebeliones, estallidos sociales, revueltas que son características del período
medieval o de la actualidad pero estas no modifican las instituciones ni las estructuras,
ni leyes, de un país.

Ejemplos de revoluciones europeas del siglo XVIII son la Revolución Industrial


inglesa y la Revolución francesa. La Revolución Industrial, que se inició en Inglaterra,
generó el desarrollo de nuevas formas de organización de la producción y nuevas
formas de relaciones sociales, que terminaron definitivamente con el orden feudal
existente. Fue una ruptura económica y social, donde se abandonan los talleres
domésticos para producir en fábricas, donde la innovación y la ciencia se ponen al
servicio de la revolución, creando maquinaria, nuevas fuentes de energía, desarrollando
un sistema de transportes innovador.

La Revolución Francesa que comenzó en 1789, significó una ruptura política con el
mundo moderno, el fin del absolutismo monárquico consolidado por el Antiguo Régimen.

Estas transformaciones modificaron radicalmente las estructuras modernas, es aquí


donde encontramos varios puntos de ruptura, por ejemplo con el desarrollo de nueva
maquinaria y de tecnología, con el auge del capitalismo como sistema económico y de
producción, y con el sistema Republicano como sistema de gobierno en el caso francés.

No obstante, debemos tener en cuenta que el desarrollo de la banca, el comercio y


de los talleres domésticos no es una novedad del siglo XVIII, estos elementos que darán
origen al capitalismo ya se venían desarrollando desde la Edad Media, cuando apareció
un actor social fundamental: la burguesía.

Las transformaciones del siglo XVIII

Durante los siglos XVII- XVIII, a partir del desarrollo del comercio internacional, la
fabricación de manufacturas y las nuevas actividades bancarias algunos burgueses
acumularon fortunas que serían destinadas a la producción industrial. Muchos de ellos
habían accedido a cargos en las instituciones del estado mediante la compra de cargos,
sin embargo, en general estaban excluidos del poder político.

Las luchas contra el absolutismo en Inglaterra en los siglos XVII, específicamente la


Gloriosa Revolución de 1688, removieron algunas bases de la sociedad política -
estamental y permitieron ser un antecedente de las revoluciones burguesas.

Otras transformaciones se desarrollaron también en la producción agrícola. En


Europa occidental comenzaron a ser empleadas nuevas técnicas agrícolas: el uso de
abonos, la selección de semillas, la utilización del caballo como animal de tiro y el uso
de rastrilladoras. Otra innovación importante fue un sistema de rotación de cultivos, que
incluía la utilización de plantas con efectos regenerativos del suelo, como el trébol o las
legumbres. De este modo, lentamente se fue abandonando la práctica del barbecho,
que consistía en dejar descansar la tierra en forma alternada.

En Inglaterra el Parlamento estableció el sistema de cercamiento de los campos,


una práctica que los señores feudales de los siglos XV y XVI ya habían comenzado a
utilizar. Estos cercamientos permitieron que se concentran las tierras en pocos
terratenientes, surgiendo las propiedades cerradas.

Todas estas innovaciones permitieron un uso más intensivo de los campos y el


aumento de la productividad del trabajo.

Otro factor importante de esta época fue el crecimiento demográfico y el proceso de


urbanización que acompañaron el aumento de la demanda de productos
manufacturados, sobre todo textiles.

Para abastecer el creciente mercado, algunos comerciantes comenzaron a organizar


la producción de paños en las zonas rurales y emplearon campesinos como mano de
obra. Esta nueva forma de organización del trabajo fue llamada industria rural a
domicilio o sistema doméstico. Este sistema consistió en la entrega de paños, hilos y
materiales por parte de los comerciantes a los campesinos, quienes en sus casas
ubicadas en el ámbito rural, completaron las labores agrícolas con la elaboración de
artículos, principalmente textiles, a cambio de un pago. Este sistema permitía escapar
del control de los gremios urbanos, resultando más libre y barato para los comerciantes.

A mediados del siglo XVIII, la introducción de nuevos alimentos en la dieta, el cese


de las epidemias, las mejoras en medicina y la higiene impulsaron un fuerte crecimiento
de la población europea. A finales de ese siglo vivían en Europa 190 millones de
habitantes.
La Revolución Industrial

En la segunda mitad del siglo XVIII se inició en Inglaterra un proceso de profundas


transformaciones económicas y sociales, conocido como Revolución Industrial. Este
proceso de industrialización se difundió luego a otras naciones europeas como
Alemania y más tarde Francia, modificando los sistemas de trabajo y la estructura
económica de las sociedades.

En sus inicios los cambios fueron lentos y pasaron inadvertidos para la mayoría de la
población, pero tiempo después se consideraron revolucionarios por la profundidad de
las transformaciones que impulsaron en la organización del trabajo, las relaciones
sociales y en la ideología de la sociedad inglesa.

La economía basada hasta entonces en el trabajo manual, fue reemplazada por el


uso de la maquinaria, el mundo rural por el urbano y los talleres domésticos por la
fábrica. “La fábrica, con su lógica dinámica de proceso - cada máquina especializada
atendida por un brazo especializado vinculados todos por el inhumano y constante ritmo
de la máquina y la disciplina de la mecanización iluminada por gas, rodeada de hierros,
y humeante, era una forma revolucionaria de trabajar”7.

La fábrica va a incorporar un importante factor de control: el tiempo. En las


sociedades industriales el tiempo es un regulador de los trabajos, se buscaba producir
más en menor tiempo. La fábrica va a modificar las condiciones de trabajo pero también
la vida de los trabajadores.

Con el advenimiento de la sociedad industrial surgen nuevos hábitos de trabajo,


nuevas disciplinas y nuevos incentivos.

El trabajo del campesino tenía una orientación del tiempo relacionada con el
quehacer8, era un trabajo no regulado por horas, sino de acuerdo a las necesidades.
Con el capitalismo, el tiempo se convierte en dinero y se pasa a sincronizar los trabajos
de modo de aumentar la productividad: “Los nuevos hábitos de trabajo se formaron, y la

7
Hobsbawm, Eric Industria e Imperio Una historia económica de Gran Bretaña desde 1750. Ariel, Barcelona, 1977,
pp. 66.
8
Thompson, E. Costumbres en común, Barcelona, 1955. Cap. 6: “Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo
industrial”, pp. 401.
nueva disciplina de tiempo se impuso, de todos estos modos: la división del trabajo, la
vigilancia del mismo, multas, campanas y relojes, estímulos en metálico (...)”9.

La difusión de los relojes va a ser útil en este período para justamente sincronizar
los tiempos, pero recordemos que su incorporación, por ejemplo en iglesias, remota a
los siglos XVI- XVII.

Pero, por qué la revolución industrial ocurrió en Inglaterra y no en otro país, ¿Por
qué Inglaterra? En el siglo XVIII Inglaterra tenía las condiciones previas para su
industrialización10. El país contaba con una acumulación de excedente de capitales, si
bien todavía no existía la economía de mercado, Inglaterra poseía un mercado nacional
propio acompañado de un aparato comercial desarrollado. Las comunicaciones eran
fáciles, y los problemas tecnológicos de la primera etapa de la industrialización eran
sencillos, no se requería mano de obra de alta cualificación o especializada. Las nuevas
inversiones requerían de poca inversión inicial y su expansión trae grandes beneficios.

Las condiciones para la revolución inglesa son entonces:

- Mercado Interior: Gran Bretaña contaba con un mercado interior de gran


tamaño y estabilidad que eran necesarios para brindar el apoyo económico
suficiente para proporcionar la base de la industrialización.

- Mercado Exterior: La producción para la exportación inglesa representaba el 80


% entre los años 1750 y 1770. La manufactura de algodón, primera en
industrializarse estaba vinculada al comercio ultramarino. Estas industrias de
exportación no dependían del consumo del mercado interno sino del control de
los mercados de los países y de la destrucción de competencia a través de la
política de colonizaciones. A través de los monopolios de los mercados de
exportación se crearon las condiciones para la revolución.

- Política Proteccionista: Las medidas proteccionistas aplicadas desde el


gobierno favorecieron el desarrollo de la industria textil y evitaron que la

9
Ibid, pp. 442.
10
Para profundizar la información véase: Hobsbawm, E. Industria e Imperio, Ariel, Barcelona, 1977.
competencia internacional, por ejemplo los textiles de la India, perjudicaron la
producción local.

El control del comercio marítimo internacional que mantenía Inglaterra desde


principios del siglo XVIII permitió a los industriales ingleses exportar gran parte de su
producción.

Por otro lado, los ingleses compraban en los mercados coloniales las materias
primas y mercaderías demandadas en Europa, entre ellas, el té de China, el café de
Etiopía, el cacao de América Central y el azúcar de Brasil.

Otro factor importante era el tráfico de esclavos de África a América que aumentaba
el comercio entre Inglaterra y sus colonias. Así, Inglaterra obtenía ganancias del
comercio con el mundo subdesarrollado, importando materias primas para luego
exportar manufacturas.

La industria textil algodonera

Los primeros cambios se registraron en la actividad manufacturera, sobre todo en la


producción de textiles de algodón. Los modestos instrumentos empleados para el hilado
o el tejido fueron reemplazados por telares mecánicos impulsados por energía
hidráulica. Tiempo después, estos telares comenzaron a ser movidos por la máquina de
vapor11.

Si bien la industria de los paños de lana se había desarrollado en Inglaterra desde


hacía dos siglos, la modernización no se produjo en este sector sino en la producción de
telas de algodón.

11
La máquina de vapor fue inventada por Thomas Newcomen y puesta en funcionamiento por el científico
escocés James Watt en 1712, miembro de una familia de ricos empresarios. Utilizaba la fuerza expansiva del vapor
del agua para movilizar elementos mecánicos. En la vida cotidiana un ejemplo de demostración de la fuerza del
vapor es hervir agua en un recipiente, el agua tiende a levantar la tapa de este. Cuando hierve, parte del agua se
eleva en forma de vapor, es decir que pasa al estado gaseoso. En un recipiente cerrado el vapor provoca una
importante presión.
El algodón tenía una gran variedad de usos, era utilizado en cortinas, manteles,
sábanas, vestimenta y era más práctico ya que se secaba más rápido que la lana,
también se podía agregar estampas y sobre todo, era más barato que la lana.

La única industria del algodón conocida hasta ese momento era la India, quien
vendía sus productos a las compañías de comercio de Oriente.

La industria lanera inglesa logró que en 1721 el Parlamento prohibiera su


importación, favoreciendo así el desarrollo de las manufacturas de algodón nacionales.

Acompañando el crecimiento de la demanda comenzaron una serie de invenciones


en el tejido de telas. En 1733, un relojero llamado John Kay creó la lanzadera
automática, un simple aparato que tejía a mayor velocidad.

En 1764, un carpintero llamado James Hargreaves inventó una máquina de hilar, la


spinning jenny y más tarde de la mano de Richard Arkwright nació la water frame.
La máquina de vapor perfeccionada por el científico escocés James Watt,
funcionaba continuamente porque no era necesario que esté ubicada junto a un río o
arroyo (energía hidráulica) ni dependía de las condiciones climáticas (como los molinos
de viento).

Los dueños de las nuevas máquinas eran en su mayoría, comerciantes que


abastecían los mercados europeos y coloniales y controlaban la fabricación de paños
en las áreas rurales. En las últimas décadas del siglo XVIII, estos burgueses
comenzaron a construir edificios de gran tamaño, denominados fábricas. Allí instalaron
los nuevos telares mecánicos y todo el proceso de producción de textiles. Así, iba
surgiendo un nuevo sistema de trabajo y de relaciones entre capitalistas que invertían
en las industrias y obreros que vendían su fuerza de trabajo a cambio de un salario.

Las condiciones de trabajo de los obreros eran durísimas. Las jornadas de trabajo
eran muy extensas, en general más de quince horas, los salarios eran reducidos y en
las fábricas no se aplicaba la higiene ni salubridad. Mujeres y niños fueron también
frecuentemente utilizados como mano de obra en las fábricas.

Estas particularidades fueron sentando un nuevo modo de organización de la


producción y del trabajo, denominado capitalismo. En este proceso se diferencian dos
nuevas clases sociales: los obreros industriales asalariados, que aportaban su fuerza de
trabajo, y la burguesía, integrada por los propietarios del capital, más tarde llamados
capitalistas, quienes poseían todos los medios necesarios para la producción (fábricas,
máquinas, herramientas, tierras y dinero.)
El rápido aumento de la producción industrial y el control del comercio marítimo
internacional, que Gran Bretaña poseía, permitieron a los industriales ingleses exportar
gran parte de su producción de textiles de algodón.

El motor de la revolución industrial fue, como afirma Hobsbawm, el mercado externo.


Las exportaciones de telas de algodón fueron la principal fuente de ventas dirigidas a
las colonias inglesas.

Segunda fase de la industrialización 1840-1895

Las nuevas industrias desarrolladas a partir de los años ´40 fueron las del carbón,
hierro y acero. Luego de un detenimiento de avance de la industria textil o crisis de
crecimiento del capitalismo como la llaman algunos historiadores12, comienzan a
explorarse nuevas fuentes de energía. En 1775 la máquina de vapor perfeccionada por
Watt, permitió desarrollar la utilización del hierro fundido.

El carbón aparece en esta etapa como el elemento más barato y abundante,


necesario no solo para calefaccionar las casas sino también para la industria de
producción de hierro. Con la introducción del carbón mineral en lugar del carbón

12
Por ejemplo, Eric Hobsbawm hace referencia a la existencia de una crisis como consecuencia del descontento
social debido al hambre y la pobreza producida por los salarios bajos, acompañados de un auge del movimiento
cartista y sindicalista. Pero esta crisis para el autor no es una crisis “final” sino de crecimiento debido a que se
supera las limitaciones de la industria textil y se invierte en otros sectores. Op. Cit, pp. 70.
vegetal, comienza a desarrollarse en gran escala el hierro fundido13. Es así cómo se
produce el pasaje hacia el desarrollo de la industria siderúrgica y el advenimiento de la
segunda revolución industrial.

No obstante, la necesidad de llevar grandes cantidades de carbón a las industrias


siderúrgicas planteó la urgencia de desarrollar un sistema que transportara los
cargamentos desde las minas hasta los centros de fundiciones. En 1829 George
Stephenson creó la locomotora alcanzando una velocidad de 20 km/h. Este desarrollo
científico va a permitir que se expanda un sistema de transporte no solo de carga sino
tiempo después de pasajeros.

Este proceso se explica por dos razones: la creciente industrialización del resto del
mundo, y la presión de las grandes acumulaciones de capital hacia nuevas inversiones
como va es ser el ferrocarril.

La utilización del vapor en otro medio de transporte: el


barco, va a causar otra revolución. A partir de entonces el
desarrollo de las líneas férreas y de puertos va a comunicar al
mundo, abaratando tiempo y costos de transporte de
mercancías y de personas.

Esta nueva industria del ferrocarril va a permitir desarrollar las industrias del hierro14
y del acero; aumentar el número de trabajadores cualificados, educar ingenieros
específicos en el área; aumentar las exportaciones británicas de locomotoras, vagones,
vigas, raíles; y orientar los capitales hacia un nuevo sector, la industria siderúrgica.

Además del carbón para el uso de la máquina de vapor, en esta etapa surgieron dos
nuevas fuentes de energía: la electricidad y el petróleo. El desarrollo de la electricidad
permitió que se expandieran aún más las comunicaciones a través del telégrafo y la
radio. Gracias al descubrimiento del petróleo se desarrollarán más tarde los

13
En 1709 Abraham Darby, terrateniente y empresario, ideó un método de fundición que utilizaba el carbón
mineral.
14
El hierro se va a convertir en el material indispensable para el desarrollo de la locomotora (ejes, ruedas, rieles).
automóviles, la industria de neumáticos, la aviación, y tendrá un fuerte impacto en la
industria farmacéutica y química.

Hay que tener en cuenta que esta segunda revolución industrial se va a desarrollar a
partir de los años 1830/40 pero no solo se va a producir en Inglaterra, sino también a
partir de estos años el proceso de industrialización se va a extender a Francia, Italia y
Alemania y más tarde a Estados Unidos y Japón.

Fases de la revolución Industrial

Consecuencias económicas, políticas y sociales de la revolución industrial


La revolución industrial modificó la economía de las naciones, se multiplicaron las
fábricas, naciendo la gran industria y desarrollando aún más el comercio a gran escala.
La expansión de las líneas férreas y del telégrafo facilitó la mejora en las
comunicaciones. Aumentó la producción, los artículos se abarataron. Se modificaron los
trabajos de tipo artesanal por otros basados en el desarrollo de la máquina. Creció el
empleo industrial: “el número de hombres ocupados en la industria de la minería,
metalúrgica, construcción de máquinas y vehículos, etc. que se vieron afectados por la
revolución del ferrocarril, se incrementó en casi un cuarenta por ciento entre 1841 y
1851”15.

Para los años 1870 Gran Bretaña – que había adoptado por el librecambio- se
convirtió en primera potencia mundial con poderío económico y financiero que perdurará
hasta los años 1914 con la Primera Guerra Mundial. La revolución industrial le dio a
Inglaterra una superioridad con respecto de las demás naciones del siglo XVIII, se
convirtió en “taller del mundo”.

Con la revolución surge el capitalismo industrial16, una nueva economía basada en


las actividades de la industria atenta a las fluctuaciones de las ofertas y demandas, una
economía de mercado.

Con la industrialización también se modificaron los sistemas de trabajo, los ritmos


de trabajo, desarrollando la producción en serie, de productos estandarizados. Surge el
taylorismo17 a través de la producción en serie, control del tiempo y desarrollo de la
especialización y la racionalización; y tiempo después el fordismo, basado en el trabajo
en la cadena de montaje, aumentado al máximo la productividad y desarrollando la
importancia de la mecanización.

En 1913 Henry Ford utilizó el sistema fordista en su industria automotriz, para


desarrollar el Modelo T, este sistema no solo se basaba en la producción en serie,

15
Hobsbawm, E. Industria e Imperio, op. cit. Cap. 6: La segunda fase de la industrialización, 1840-1895, pp. 127.
16
El capitalismo es un sistema económico en el que individuos privados y empresas de negocios desarrollan la
producción y el intercambio de bienes y servicios, basados en transacciones comerciales dependientes de los
precios y el mercado. El capitalismo surgió en Europa Occidental como sistema basado en la organización del
trabajo libre asalariado.
17
El método de Taylor consistía en calcular el tiempo promedio para producir un determinado producto o una
parte de él y obligar al obrero a acelerar el ritmo de trabajo asimilando a una máquina. Una de las primeras
empresas que aplicó los métodos de Taylor fue la Ford Motors Company, de Detroit. Allí se aplicó la cadena de
montaje, que consistía en transportar los materiales a través de una cinta, el obrero permanecía en un
determinado sitio y realizaba una determinada actividad. Este nuevo modo de producir fue conocido como
fordismo.
reduciendo los tiempos de producción a través de la incorporación de la mecanización,
sino también incorporó un sistema de montaje en serie, a través de una cadena de
montaje.

El Ford T fue muy popular en los campos por resistir


los toscos caminos rurales. (Modelo T del 1910)

Con relación a la población europea, esta comenzó


a incrementarse como consecuencia de la
industrialización pero también de la ausencia de
epidemias, guerras y hambrunas. Este aumento de la
natalidad y descenso de mortalidad es conocido como “revolución demográfica”, fruto
del desarrollo de la higiene, alimentos, mejoras en las viviendas y en medicina. También
se produjo una emigración del campo a la ciudad, como consecuencia del cercamiento
de campos y debido a la alta demanda de trabajos en las ciudades industriales y la
creencia de mejorar el nivel de vida en el ámbito urbano.

La revolución industrial tuvo un fuerte impacto en las estructuras sociales, dando


origen a las clases sociales.

La sociedad preindustrial estaba constituida por estamentos18, grupos cerrados que


quedaban determinados a partir del nacimiento, con la industrialización surgen nuevos
grupos sociales denominados clases sociales, formadas por grupos abiertos
determinados a partir de su fortuna.

Así, la población inglesa quedó dividida en:

Burguesía: de ella surgen los grandes capitalistas industriales, propietarios del


capital. Este grupo social propició el individualismo, la no intervención del Estado en los
negocios, fomentando la idea de laissez faire19.

18
Los estamentos u órdenes, fueron la base de la sociedad feudal europea. Existían tres estamentos: el clero, la
nobleza y los campesinos. Esta división estaba justificada con argumentos religiosos: era voluntad de Dios elegir
qué misión debía cumplir la persona y a que estamento correspondía.
19
La frase "laissez faire, laissez passer" es una expresión francesa que significa "dejad hacer, dejad pasar",
refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos,
Obreros: eran quienes aportaban su fuerza de trabajo en las fábricas, el antiguo
agricultor se transformó en obrero. Sus condiciones de trabajo eran pésimas debido a la
falta de salubridad en las fábricas, los bajos sueldos, la explotación de niños y mujeres
en las fábricas. Así los obreros industriales comenzaron a llamarse proletariados porque
la única riqueza que poseía era la prole, sus hijos.

Los trabajadores comenzaron a ser despojados de sus medios de producción, ya no


poseían las herramientas, ni conocían todo el proceso de producción, se fueron
especializando, pero a la vez perdieron saberes que poseían por ejemplo, los artesanos,
que efectuaban todo el trabajo completo para la elaboración de un producto.

Muchos son los debates sobre las consecuencias positivas y negativas de la


revolución industrial, estos oscilan entre los argumentos optimistas como los planteos
de Ashton que sostienen que la población fue beneficiada, que mejoró el nivel de vida
especialmente de los trabajadores cualificados, disminuyó la mortalidad, aumentó la
población; y los pesimistas tales como Toynbee, Webb y Hammond que consideran
catastrófico el período de la revolución industrial, disminuyendo la calidad de vida de los
trabajadores, aumentando el empobrecimiento y la degradación de los pequeños grupos
productores20.

y mínima intervención de los gobiernos. Fue usada por primera vez por Jean-Claude Marie Vicent de Gournay,
fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.
20
Para más información, véase: Rule, J. Clase obrera e industrialización. Historia social de la revolución industrial
británica, 1750-1850, Crítica, Madrid, 1990.
Karl Marx21

21
Karl Marx fue un pensador- economista del siglo XIX. A través del socialismo científico primero y luego a través
de su publicación el Manifiesto Comunista en el contexto de las revoluciones europeas del ´48, Marx tenía la utopía
de crear un mundo sin clases sociales. Criticaba el orden establecido y sostenía la revolución como una fuerza
motora capaz de derribar la sociedad burguesa capitalista. En su libro El Capital denunció la explotación a través
de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista, de donde surge la
acumulación del capital. La alienación la entendía como la explotación del hombre hacia el hombre en el cual uno
perdía la autonomía y la libertad para tomar decisiones. Como resultado de esta explotación era posible la lucha
de clases; y la revolución socialista que llevaría a abolir el Estado burgués y a la propiedad privada para más tarde
pasar a la fase “comunista” en la cual existiría igualdad de clases. Es conocida la crítica de la iglesia a esta
corriente: “El motor de su dialéctica es la lucha de clases. Su objetivo, la sociedad sin clases, lograda a través de
una dictadura proletaria que en fin de cuentas, establece la dictadura de partido”. (Farell, G. Manual de Doctrina
Social de la Iglesia, Ediciones del Encuentro, Buenos Aires, 1997, pp. 100).
Avances Científicos
Acompañando la “revolución demográfica” se produjo también una “revolución
agrícola” al incrementarse la disponibilidad de los alimentos, aumentando el consumo y
producción de harina de trigo, papa, carne fresca y se incorporó la leche en la dieta
alimentaria.

Otros cambios se plasmaron en la vestimenta de la población abandonado la ropa


de lino y lana e incorporando los vestidos de algodón, más baratos y fáciles de lavar.

La piedra fue incorporada en la construcción sustituyendo a la madera. La


construcción de viviendas, empedrados de calles, recolección de basura, construcción
de cementerios en las afueras de los poblados ayudaron a mejorar la calidad de vida e
higiene de los habitantes.

No obstante, en los barrios industriales las condiciones de hacinamiento continuaron


a lo largo del primera parte del siglo XIX, los obreros trabajaban y vivían en pésimas
condiciones, las jornadas laborales de 12 a 16 horas para hombres, mujeres y niños
acompañados de períodos de desempleo eran la característica de este período. Estas
condiciones laborales provocaron la formación de las primeras asociaciones de obreros
en busca de mejoras salariales, de los movimientos ludistas22, en oposición al
implemento de las máquinas en las fábricas y movimientos populares como la Carta de
los Derechos del Pueblo, que reclamaba mejoras políticas exigiendo el sufragio
universal.

Las transformaciones fueron también incorporadas en el ámbito científico. Edward


Jenner creó la vacuna contra la viruela lo que permitió disminuir la mortalidad con
respecto a esta enfermedad y también prevenirla de contagio.

Se desarrolló la industria química con la aparición de colorantes artificiales.

22
El ludismo fue un movimiento que se desarrolló en Inglaterra a partir de 1811 basándose en las revueltas
espontáneas y desorganizadas en las cuales atacaban los instrumentos de producción, las máquinas. Sus
seguidores se llamaban ludistas haciendo referencia al líder del movimiento Ned Ludd.
Otro adelanto importante fue el uso del telégrafo. En 1837 Samuel Morse ideó un
código, que lleva su nombre, que permitió, en muy poco tiempo, transmitir textos
completos a través de un sistema de cables eléctricos.

En 1876, Alexander Graham Bell inventó el teléfono, revolucionando el mundo de las


comunicaciones.

La electricidad, utilizada desde mediados de siglo en el telégrafo, pudo ser usada en


la producción industrial. En 1867, Werner Siemens creó el dínamo, un aparato que
permitía producir electricidad a la industria.

En 1879, Thomas Alva Edison fabricó la primera lámpara incandescente, creando


tiempo después la Edison Company, conocida como General Electric Company, primera
empresa mundial de electricidad.

La expansión del acero permitió el desarrollo en la construcción de puentes, edificios


altos que fueron modificando la fisonomía de las ciudades. El símbolo más claro de
estas nuevas construcciones fue la creación en 1889 de la Torre Eiffel en París.

La energía del petróleo permitió la creación de nuevas empresas como la Standard


Oil en Estados Unidos asegurando la creación de la industria automotriz.

Todos estos desarrollos y descubrimientos fueron pronto incorporados en otros


ámbitos donde la ciencia se ponía en manos de la industrialización, a partir 1870 se
desarrollaron la bacteriología, la bioquímica, la microbiología, se crearon vitaminas,
hormonas, vacunas, nuevos antibióticos y remedios23 y comenzó a utilizarse la
anestesia.

Este desarrollo en la medicina se acompañó en el ámbito alimentario, con el


descubrimiento de Pasteur de la pasteurización de la leche para su consumo.

Por otra parte, la expansión de los ferrocarriles, barcos y más tarde la aviación que
“achicaba” las distancias, junto a la creación de los frigoríficos para la conservación de
carnes permitió que se incremente la comercialización mundial. Por ejemplo, nuestro

23
En 1.899 se puso en venta la aspirina.
país a partir de 1877 comenzó a exportar carnes en grandes cantidades a Inglaterra,
insertándose en el mercado mundial como productora de materias primas.
La Revolución Francesa
Hacia 1.789 Francia contaba con 25 millones de habitantes agrupados en tres
estados. Los estados constituían sectores sociales cerrados determinados a partir del
nacimiento, riqueza y condiciones de vida.

Esta rígida forma de organizar la sociedad, jerarquizada, piramidal, se denomina


estamental y estaba representada por tres sectores: el Clero, la Nobleza, y el Tercer
Estado.

La nobleza constituía uno de los estamentos más cerrados y se accedía a ella sólo
por nacimiento. La nobleza y el clero formaban parte de los grupos privilegiados de la
población; en cambio el tercer estado o estado llano estaba integrado por la mayoría de
la población, no privilegiada y plebeya. Era considerado plebeyo todo aquel que no
poseyera “distinción y delicadeza”.

El tercer estado representaba el 96% de la población y en su mayoría integrado por


campesinos y burgueses.

Para fines del siglo XVIII, Francia mantenía el modo de organización económica
feudal (feudalismo) basado en las fuertes relaciones de dependencia entre señores
(relaciones de vasallaje) y entre señores y campesinos (relaciones de servidumbre). Los
campesinos debían entregar la producción a los señores feudales pero también pagar
los impuestos señoriales, impuestos por el estado (Taille, Aides, Gabelle) y el diezmo
eclesiástico (Dïme), que obligaba a los fieles a entregar la décima parte de las cosechas
a la Iglesia.
El número elevado de funcionarios, las frecuentes guerras y una corte que vivía
rodeada de lujos llevaron a que en 1787 Luis XVI decidiera establecer nuevos
impuestos para solventar la Corona. La novedad residía en que la nobleza, hasta ahora
exenta del pago de impuestos, debía incorporarse al pago de los impuestos por
propiedades territoriales. Los nobles se opusieron a las medidas declaradas,
enfrentaron la monarquía y convocaron a una reunión de los Estados Generales, que
era un cuerpo consultivo que funcionaba desde la Edad Media. Cada estado se reunía
por separado y poseía un voto, por lo cual en las decisiones siempre triunfaba el clero y
la nobleza frente al tercer estado.

El rey obligado por la situación convocó a reunirse en Versalles a los tres estados
generales, dando comienzo sin saberlo a la revolución.

Así, las causas de la revolución francesa son numerosas: desde la crisis económica,
la situación de hambrunas debido a las constantes guerras, el despilfarro de la corte, el
creciente poder de la burguesía acompañado de las nuevas ideas de la Ilustración, que
se basaban en los planteos de Jean Jacques Rousseau de la importancia de la
soberanía popular, de Montesquieu quién sostuvo el principio de división de poderes, y
Adam Smith que en La riqueza de las naciones consideró que el hombre vive para
producir e intercambiar, y que la política no debe interferir en la vida económica, dando
fundamento al liberalismo político y económico; todas estas novedades ideológicas
insertas en un contexto de crisis hicieron posible que se desencadene el proceso
revolucionario.

Cronología del proceso revolucionario en Francia 1789- 1792


Esta primera etapa de la revolución es muy discutida por los historiadores
contemporáneos, quienes adjudican o no, importancia a la participación popular. A partir
de 1792 el proceso revolucionario cambia de rumbo. ¿A qué se debió este giro en la
revolución? Muchos historiadores observan aquí la presencia de una revolución popular,
donde las masas populares urbanas y rurales entran en escena y modifican la
revolución liberal. Furet y Richet, desde el revisionismo, descalifican este giro de la
revolución y hablan de un “patinazo” de la Revolución francesa.

Cronología del proceso revolucionario en Francia 1792- 1815


Algunos historiadores consideran que con el establecimiento del gobierno de
Napoleón finaliza la revolución burguesa. No obstante, a lo largo del gobierno de
Napoleón se establecen algunas consignas planteadas por la revolución y a partir de los
años 20 Francia volverá a vivir un nuevo proceso de revoluciones que recién culminará
en 1848.

Nuevo proceso revolucionario ( 1820-1848)

La consolidación de la democracia liberal


La democracia liberal se consolidó como régimen político a partir de la segunda
mitad del siglo XIX en Estados Unidos y en casi toda Europa. Las primeras democracias
fueron de tipo restringidas. En ellas primero votaban aquellos que poseían propiedades,
luego solo votaban los varones mayores de una determinada edad, frecuentemente 21
años. Las mujeres no participaban del voto.
¿Por qué se produjo la revolución en Francia?
Es una pregunta que frecuentemente se hacen los investigadores de la revolución;
si bien contamos con el antecedente de la Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra,
está no llegó a significar el cambio político que sí se produjo en Francia una vez
finalizada la revolución. George Rudé24, nos explica que en Francia existió una
combinación de fuerzas: agravios de los campesinos, frustración de la burguesía,
reacción feudal, difusión de ideas revolucionarias, una honda crisis económica, revuelta
aristocrática y rebelión popular; todos estos factores, juntos en el siglo XVIII no se
hicieron presentes en otro período ni en otro lugar que no sea Francia y es por ello que
la revolución se produjo allí y no en otro país.

Consecuencias de la revolución. Rupturas y Continuidades


Las principales consecuencias de la revolución fueron:

● Establecimiento de un régimen republicano, basado en la Constitución nacional.


● Participación de los sectores populares en los reclamos.
● La aristocracia fue desplazada del poder y la burguesía asumió la dirección del
estado.
● A través de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano se
sentaron las bases del liberalismo como régimen político.
● Constitución civil del clero.
● Libertad de culto y de expresión.
● Se destruyeron los cimientos del Antiguo Régimen al anular los privilegios
feudales.
● Se reemplaza la teoría de origen divino de la monarquía por la teoría
democrática de soberanía popular.
● Cambio en el mundo de las ideas: Iluminismo.
● Los monopolios gremiales fueron abolidos.
● Codificación de leyes judiciales: hábeas corpus, establecimiento de jueces y
jurado, presunción de inocencia.

24
Rudé, G. La revolución francesa. Vergara, Buenos Aires, 1989, pp. 28.
● Desaparecieron los viejos Imperios, el Sacro Imperio Romano germánico, las
antiguas repúblicas de Génova y Venecia.

Herencia de la revolución

La revolución francesa nos ha dejado como legado un sin fin de novedades


políticas, sociales e ideológicas, como la declaración de la República, la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y la influencia de los valores Iluministas
basados en la libertad, igualdad y fraternidad.

Por libertad entendemos no sólo la libertad personal del individuo, sino también,
todos los tipos de libertades que comienzan una vez finalizada la revolución: la libertad
de prensa, opinión, y sus extensiones al liberalismo político y económico. “Es libre el
que puede hacer lo que quiere sin ser impedido por ninguna fuerza exterior, y por lo
tanto posee plena independencia (...) La libertad, entonces no la tenemos para hacer
cualquier cosa. La tenemos para buscar el bien, en el cual reside la felicidad”25.

El tema de la igualdad en teoría tiende a borrar la sociedad jerárquica basada en


estamentos del Antiguo régimen y establecer que todos los hombres somos iguales ante
la ley, “la dignidad personal constituye el fundamento de la igualdad de todos los
hombres entre sí”26.

Por último la fraternidad, supone una ayuda y asistencia a los desprotegidos, sin
embargo este punto es el más cuestionado ya que solo se cumplió esporádicamente.

Una de las principales herencias que nos dejó la revolución fue la creación de un
modelo a seguir por todas las naciones europeas inclusive por América, en el reclamo
de las libertades e igualdad social.

25
Farell, G. Manual de Doctrina Social de la Iglesia, Ediciones del Encuentro, Buenos Aires, 1997, pp. 21.
26
Ibid, pp. 22.
Rupturas y Continuidades

A lo largo del proceso revolucionario asistimos a una serie de cambios/


transformaciones o rupturas históricas del sistema político y social de la sociedad
francesa que modificaron las estructuras del Antiguo Régimen feudal. No obstante,
también es importante destacar los elementos de continuidad, aquellos que
permanecieron en las costumbres y en las prácticas políticas de la sociedad francesa.
Interpretaciones de la Revolución francesa

Son muchas las discusiones historiográficas27 que existen en torno a la revolución


francesa desde, si se trató o no de una sola revolución, o si, como sostienen desde el
estructuralismo los historiadores Palmer y Godechot28, puede hablarse de una
Revolución Atlántica, donde el impacto de la revolución francesa es fundamental para
que se desarrollen las revoluciones hispánicas y el proceso de lucha por la
independencia de los pueblos americanos.

Desde la primera interpretación conservadora se calificó la revolución como un


mal, como un problema político e ideológico, no atendiendo a los sectores que
organizaron la revolución ni los objetivos planteados.

En cambio, la interpretación liberal destacó el papel de la burguesía y la


importancia de la Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano, de la
primera Constitución de 1791, resaltando el rol de las nuevas ideas de la Ilustración. Sin
embargo, está corriente no tiene en cuenta la participación de los sectores populares,
los campesinos ni los sanculottes. Esta historia, desde abajo, será tenida en cuenta por
la corriente socialista a mediados del siglo XIX, sin embargo, la crítica que se le hace a
está visión es que olvida analizar otras cuestiones que no sean las luchas entre
sectores y mitifican el papel de las masas.

Otro punto de discusión es, por ejemplo, la fecha en la que finaliza la revolución:
algunos historiadores finalizan la revolución con la caída del poder jacobino de
Robespierre en 1794, sin embargo otros consideran que la revolución concluye con la
restauración burguesa en 1799 sin analizar el período napoleónico. No obstante,
analizar la revolución hasta 1848 que es cuando finalizan todas las olas revolucionarias
que comenzaron en 1789, nos permite complejizar el proceso revolucionario,
comprender sus avances y retrocesos, atender los distintos actores sociales que
intervienen en el conflicto y destacar la importancia del análisis de larga duración.

27
Schmitt, E. en Introducción a la historia de la Revolución francesa, Cátedra, Madrid, 1985. Realiza un completo
análisis sobre las distintas interpretaciones de la revolución francesa, enfatizando en cuál fue el papel de los
sectores populares en la revolución y como lo califican los distintos historiadores según su postura ideológica.
28
Ibid, pp. 50.
La escuela socialista francesa sostiene que la revolución la hicieron los sectores
de “abajo” y fue el resultado de una lucha de clases entre la burguesía y la nobleza
feudal, desde la historiografía marxista se considera la revolución francesa como una
revolución burguesa resaltando la importancia del cambio del sistema económico, del
modo de producción y de la superestructura ideológica, explican la revolución través del
pasaje hacia el capitalismo. No obstante, muchos elementos capitalistas ya estaban en
marcha antes de la revolución.

En 1954 el historiador inglés Alfred Cobban, calificó de mito las interpretaciones


marxistas y destacó que el feudalismo ya había dejado de existir para 1789 y el
capitalismo ya estaba arraigado en la sociedad. Según Cobban, la revolución no
significó más que un cambio político donde la nobleza se vio desplazada por la
burguesía liberal.

Desde la interpretación socialista- marxista también se considera la revolución


como un bloque, como una revolución burguesa capitalista. En cambio, Richet y Furet
plantearon en 1965 que en la revolución francesa se dieron tres revoluciones: tenemos
según los autores una revolución de los diputados, una de la burguesía en las ciudades
y otra de los campesinos. Para ellos se trató de una revolución burguesa de las elites
ilustradas.

Pero, ¿Cuál fue el papel desempeñado por los sectores populares? Tampoco hay
acuerdos. Albert Soboul, desde la interpretación marxista, sostiene que el papel
revolucionario es de los pequeños y medianos productores. Furet, desde Annales,
niega que existiera una oposición real entre nobleza y burguesía y no otorga ningún
papel revolucionario a los campesinos y movimientos populares. Existió, según el autor,
una revolución burguesa de las elites ilustradas y liberales contra los representantes del
antiguo orden, producto de un vacío de poder.

Como vemos, existen varias interpretaciones de la revolución según la corriente


ideológica que tomemos, es importante destacar la importancia de cada una de ellas,
respetando las diferentes opiniones.
Doctrina Social de la Iglesia
En este contexto de doble revolución del siglo XIX surge la Doctrina Social de la
Iglesia con la publicación de la encíclica “Rerum novarum” del Papa León XIII, en 1891.
En medio de los planteos de diferentes corrientes ante la problemática de la cuestión
social, la Iglesia quiso dar respuestas, a través de mensajes cristianos y declaraciones
oficiales, a situaciones complejas que han atravesado los siglos XIX - XX y la
actualidad, como son los problemas sociales como consecuencia de la industrialización,
el desempleo, la explotación de los trabajadores, ha analizado el tema de la libertad, la
igualdad, y la necesidad de llevar a la práctica la fraternidad, también ha criticado las
nuevas ideologías del siglo XIX, condenando algunas (el socialismo, el comunismo) por
su carácter violento, totalitario, rechazando toda visión individualista, y opresora. A lo
largo del análisis de los documentos oficiales de la Iglesia29 se puede advertir la
importancia de los mensajes, a través de la búsqueda de una solución pacífica frente a
los problemas vividos a partir del mundo moderno-contemporáneo, enfatizando en la
valoración de los derechos humanos, la importancia de la familia, el rol activo del
Estado, el cuidado del medioambiente, la búsqueda de la paz con la finalización de
guerras y abismos socioeconómicos que separan a países ricos de pobres30, orientando
al hombre en todos los problemas humanos, para así transformar el mundo a través del
Evangelio.

29
Para profundizar véase: Farell, G. Manual de Doctrina Social de la Iglesia, Ediciones del Encuentro, Buenos Aires,
1997.
30
Juan Pablo II manifestó en los años ´80: “Nuestro mundo está como aprisionado por una red de tensiones. La
tensión entre lo que se llama comúnmente el este y el oeste no afecta solamente a las relaciones entre las
naciones directamente implicadas, sino que marca y más bien agrava muchas otras situaciones difíciles en otras
partes del mundo. Ante una situación así es preciso tomar conciencia del peligro tan grande que constituye esta
tensión creciente y esta polarización a gran escala (...). (Mensaje del 1/1/84). “La guerra aparece cada vez más
como el medio más bárbaro y más ineficaz de resolver los conflictos entre dos países o de conquistar el poder en
el propio país. Hay que hacer todo lo posible para adoptar instrumentos de diálogo, de negociación (...)”. (Juan
pablo II, discurso en Asís, 10/1/87).
Bibliografía utilizada

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