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CONTRATOS DE PAREJA

En éstos casos, los contratos tienen ventajas adicionales: el mutuo reforzamiento que la
pareja autoadministra, lo que supone una importante mejora en la relación interpersonal
Þ Se consiguen resultados estables y adherencia al tratamiento.

Un problema: Cómo presentar la técnica a los pacientes (los pacientes se niegan a


"amarse pro contrato").

Es conveniente explicarles que una relación mutuamente reforzante, parte de la premisa


de "dar para recibir", que los sentimientos surgen de una relación satisfactoria para
ambos, y que, si el contrato consigue que se den relaciones más placenteras con el otro,
resurgirá el amor.

A veces, la especificación de las conductas a modificar resulta problemática (muchas y


muy vagas). Si es imposible, puede redactarse un contrato en términos generales, en el
que el mutuo reforzamiento se dispensa a criterio de cada uno de los miembros de la
pareja.

CONTRATOS CONDUCTUALES CON NIÑOS

Homme, señala 10 REGLAS BÁSICAS:

1. La conducta exigida debe ser sencilla, fácil y expuesta de manera comprensible,


y la recompensa debe ser inmediata (cuanto más pequeño sea el niño, menor y
menos simbólico debe ser el refuerzo).
2. La conducta deseada no debe exigirse de manera inmediata, sino que debe
dividirse en pequeñas partes y debe trabajarse sobre cada una de ellas Þ
incremento progresivo de exigencias.
3. Las recompensas por cumplir el contrato deben ser muy frecuentes, aunque sean
pequeñas. Además, deben tener el valor de informar de los adecuado o no de la
realización, y de reforzarla. Puede pasarse progresivamente del refuerzo material
al social (al principio pueden aparearse).
4. El contrato debe especificar las conductas por cuyo cumplimiento se
recompensará y no establecer contratos basados en categorías o vaguedades
como "ser más obediente", o "estudiar más".
5. Debe recompensarse el comportamiento adecuado después de que éste ocurra,
nunca antes.
6. El contrato debe ser razonable, es determinante que el niño lo acepte, lo que
implica que debe haber un cierto equilibrio entre la conducta exigida y los
reforzadores. Un contrato injusto para una de las partes, genera tensión y
agresividad. Un contrato impuesto, dificulta la autorregulación de las conductas
por parte del niño y, por tanto, la retirada del programa.
7. Los términos del contrato deben estar claros: qué debe hacerse y cuántas veces.
8. El contrato debe ser honesto. No basta con que los padres lo refuercen al
principio. Debe ser cumplido de manera constante y no descontinuarlo, alegando
que el niño sólo hace lo que debe hacer.
9. El contrato debe ser positivo. Es importante que le produzca consecuencias
positivas y no una retirada del castigo: Tareas aprendidas se aparean a
situaciones agradables, favoreciéndose la motivación intrínseca.
10. Debe ser usado de manera sistemática y no sólo en ocasiones o periodos de
tiempo aislados.

Una última regla: El contrato debe recompensar a niño por su iniciativa en la emisión de
conductas meta, más que por obedecer. Esto facilita el mantenimiento de la conducta
tras la retirada del programa (Si Pablo pone la mesa sin que nadie se lo pida, podrá jugar
15 min (en vez de 10) con los soldaditos).

Periódicamente, el contrato debe revisarse para evaluar su cumplimiento e introducir


modificaciones entre las partes.

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Sección a la que pertenece el artículo:Modificacion y Terapia de Conducta

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