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Lucía Gavilán Amo

3º Educación Social E2

La infancia abandonada en el siglo XVIII

RESUMEN DE LA INFORMACIÓN

La infancia abandonada en el s. XVIII se caracteriza por el poco valor que se le da a la


vida de los/as infantes. En esta etapa encontramos a los llamados niños/as expósitos, los
cuales eran abandonados por su familia, ya que por diferentes motivos ésta no podía
hacerse cargo. Este acto estaba regulado y en todas las ciudades existía una casa de
expósitos. Se llegó a implantar un torno mediante el cual se podía abandonar al bebé sin
revelar la identidad de la persona que lo entregaba, es decir, salvaguardando el anonimato.
En la época, se consideraba a los niños expósitos como ilegítimos, por lo que acababa
suponiendo un obstáculo de por vida y un desprecio social.

Uno de los monasterios con mejores cifras de natalidad era el Monasterio de


Guadalupe, dentro de este espacio los/as niños/as recibían una mayor vigilancia, ya que
se encargaban de supervisar mensualmente durante los 5-7 primeros años de vida que las
amas de crías, las cuales eran pagadas por el monasterio, tuvieran en buenas condiciones
al niño/a. Además, se establecían otra serie de pautas como que solo se podía acoger a un
bebe por familia para limitar así comercialización a través de la acogida y garantizar que
estuvieran en bien atendidos.

Los niños/as expósitos no tenían los mismos derechos que el resto, se encontraban
en lo más bajo de la pirámide social, no existía un apego hacía estos/as, e incluso lo mejor
que les podía pasar era quedarse como criados o sirvientes en la casa donde les habían
acogido, ya que el futuro que les deparaba (a causa de las desigualdades sociales y los
estigmas) solía estar destinado a acabar en puestos laborales de baja calidad, o incluso
como maleantes y vagabundos.
Lucía Gavilán Amo
3º Educación Social E2

Cabe destacar que el abandono aumentaba a la vez que lo hacían las guerras, la
hambruna, y las pandemias, ya que las familias no podían sobrevivir, y por ello, dejaban
a sus hijos/as abandonados/as en las puertas de las iglesias, de alguna familia con poder
o en casa del cura. Su finalidad era que pudieran encontrar nuevas oportunidades de vida
con mejores condiciones. Muchas de las familias tenían esperanza de recuperarlos cuando
la situación mejorara, por ello, los entregaban junto a un obsequio (un lazo, un colgante,
etc.) y el nombre que les gustaría que tuvieran, para así, años más tarde poder localizarlos
con más facilidad.

Por otro lado, debido a las pocas horas de vida con las que solían ser
abandonados/as se estima que solía hacerlo algún/a familiar o incluso que existía gente
que a cambio de una cantidad de dinero se encargaba de entregarlos/las. Por ello,
muchos/as acababan falleciendo por el viaje e incluso se daban casos de abandono por
parte de la persona encargada de llevarlos a la casa de hospicio o monasterio ya que esta
ya había recibido su parte de dinero.

La adopción y crianza de los niños/as expósitos ha sido marcada por diferentes


perspectivas que han empobrecido la calidad de vida de estas personas. Entre ellas
encontraríamos la caridad, la pena, y la pobreza de aquellas familias que utilizaban la
adopción o la lactancia mercenaria para poder recibir ayudas económicas. Estos factores
inciden en que no fuera una crianza de calidad y que muchos/as niños/as acabaran
muriendo. Sin embargo, todo esto empezó a cambiar cuando en 1834 las diputaciones
prestaron un cambio de calidad a través del presupuesto público.

OPINIÓN CRÍTICA ACERCA DEL TEMA A TRATAR

En cuanto a mi opinión acerca del tema a tratar, debo resaltar que me parece
fundamental ser conscientes de la época en la que esto sucedía. Por ello, considero que
debe ser entendido dentro del marco social que lo acompaña y debemos valorar que
afortunadamente hoy en día estamos en otra realidad.
Lucía Gavilán Amo
3º Educación Social E2

Respecto a aquellos aspectos que me han resultado más alarmantes destacaría el


hecho de que se llegó a convertir la vida de los niños/as expósitos en una moneda de
cambio. Las familias con bajos recursos utilizaban la ayuda que se prestaba a la acogida
de éstos/as viéndolo como una oportunidad de lucro. Además, valoraban a los niños/as
como una mano de obra, no tenían en cuenta que se trataba de una vida. Por otro lado, me
parece escalofriante pensar cómo la sociedad de la época estaba endurecida, cómo se
asumía que los recién nacidos comúnmente fallecían y cómo la vida de los/las infantes
no tenía valor ya que las mujeres podían estar constantemente reemplazando, y que, por
ello, la muerte de un/a bebé no tenía importancia. Ligado a esto, me entristece ver cómo
las familias han tenido que abandonar a sus hijos/as a causa de guerras, pandemias y
hambrunas, por miedo a no poder alimentarlos y como medio de subsistencia para los/las
miembros de la unidad familiar.

Por otro lado, quiero resaltar el aspecto del machismo y cómo se ve reflejado en
el tema. El hecho de valorar más la vida de un varón a la de una mujer, es algo que a lo
largo de la historia nos ha ido persiguiendo en diferentes ámbitos y situaciones. En la
época de los niños/as expósitos era más común y frecuente abandonar a niñas, ya que,
suponían una carga social, mientras que los niños podrían traer fortuna o mano de obra a
la familia trabajando en el campo. Siglos más tarde, esta connotación acerca del valor de
la mujer se ha ido reproduciendo, dejando a ésta como inválida o insuficiente, mientras
que se resaltaba la figura del varón como pilar fundamental. Además, en países como
china esta idea de abandono hacia las niñas se ha ido reproduciendo con las multas a
familias numerosas, haciendo que las familias prefirieran quedarse con los descendientes
masculinos.

Ligado a esto, me gustaría mencionar uno de los motivos de abandono de niños/as.


Me ha resultado inquietante el hecho de que muchos/as eran abandonados por prejuicios
sociales como el sexo fuera del matrimonio, ser madre soltera, relaciones prohibidas, o
hijos del “pecado”. Aunque es necesario entenderlo en el contexto en el que sucede, me
parece aterrador imaginar cómo se debían sentir las madres. Una vez más, me hace pensar
y valorar como hemos evolucionado como sociedad gracias a mujeres que han salido a la
calle a defender nuestros derechos, para lograr que ciertos aspectos sociales hoy en día
Lucía Gavilán Amo
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hayan evolucionado considerablemente. Aunque todavía quede mucho por luchar y
conseguir.

Además, me gustaría dar cabida al hecho de que los/as niños/as expósitos no han
tenido las mismas oportunidades que el resto. Éstos/as no tienen culpa de haber sido
abandonados y por tanto merecían una oportunidad por parte de la sociedad. Me parece
cruel que hayan tenido que cargar con el hecho de no ser queridos/as por sus progenitores
y que aún encima se excluyeran socialmente hasta el punto de no poder alcanzar una vida
digna y plena.

Probablemente en un futuro, espero, las nuevas generaciones sientan el mismo


impacto cuando escuchen o lean acerca de movimientos sociales actuales, llegando a
pensar que todo lo que ha sucedido es una bestialidad e inmoral, imposible de imaginar.
Como lo que yo he sentido al informarme sobre la historia de los niños/as expósitos.

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