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La autonomía y la colaboración son claves en las TIC educativas. La red es un espacio ideal para la producción e intercambio de recursos entre personas de todas las edades. El aprendizaje autodidacta y la capacidad crítica de seleccionar temas y métodos están aumentando a medida que crece la diversidad de materiales accesibles. Generar autonomía de pensamiento en el aprendiz estimula su disposición a cooperar compartiendo responsabilidad social con otros agentes educativos a través de proyectos de intervención trabajados en equipo
La autonomía y la colaboración son claves en las TIC educativas. La red es un espacio ideal para la producción e intercambio de recursos entre personas de todas las edades. El aprendizaje autodidacta y la capacidad crítica de seleccionar temas y métodos están aumentando a medida que crece la diversidad de materiales accesibles. Generar autonomía de pensamiento en el aprendiz estimula su disposición a cooperar compartiendo responsabilidad social con otros agentes educativos a través de proyectos de intervención trabajados en equipo
La autonomía y la colaboración son claves en las TIC educativas. La red es un espacio ideal para la producción e intercambio de recursos entre personas de todas las edades. El aprendizaje autodidacta y la capacidad crítica de seleccionar temas y métodos están aumentando a medida que crece la diversidad de materiales accesibles. Generar autonomía de pensamiento en el aprendiz estimula su disposición a cooperar compartiendo responsabilidad social con otros agentes educativos a través de proyectos de intervención trabajados en equipo
La autonomía y la colaboración son también claves en las TIC educativas y
se vinculan a la capacidad de elección de alternativas, una cualidad
motivada por el autoconocimiento de estilos de aprender, entre otros estímulos. Si comprendemos que sólo las personas autónomas pueden colaborar de forma mutua, la red es un espacio idóneo para la producción e intercambio de los intereses y recursos de unos y otros. Internet es un sólido, aunque siempre cambiante, marco de referencia de herramientas, aplicaciones y contenidos. Con su “omnipresencia” ahora es posible que personas de todas las edades aprendan entre sí comunicando sus experiencias. Basta escribir en un buscador la duda o el problema que se tiene entre manos para que, mediante diferentes fórmulas y soportes, se reciban indicaciones sobre distintas soluciones más o menos probadas.
El crecimiento de la diversidad de materiales accesibles camina en paralelo
con el aumento del interés general y, quizá, de una deseable capacidad crítica entre quienes seleccionan temas y métodos para aprender de forma autodidacta.
Ahondando en la faceta motivacional del aprendiz, éste puede llegar a
entender por qué quiere aprender, qué es lo que le interesa y cómo puede aprenderlo mejor. Generar esta autonomía de pensamiento es empoderarle en la consciencia de su papel en la sociedad. Así se estimula su disposición a cooperar, compartiendo su “responsabilidad social” con el resto de los agentes educativos. Y puede materializarse mediante proyectos de intervención que se trabajan formando equipos como parte del proceso educativo. Consecuentemente, se aprende con un fin determinado propio y compartido, y no por la obligación de hacerlo bajo la imposición del modelo imperante.
No debe olvidarse que la educación es un acto social de primer o